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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, ¿cómo están? :)

Bien, acá vengo, bastante temprano xD con la conty. Ok, esta vez seguiremos con la problemática de la invación al reino de Nowaki...¿qué solución proponen?¿Nowaki aceptará?...Una pareja se divertirá un rato xp, ¿cuál será?. Bien espero que les guste la conty, recuerden...estamos a dos capítulos de que se terminen los cap adelantados, nos leemos pronto :)

 

Misagi * *

Capítulo 54: “Un lindo despertar”


 


 


El habitual chapoteo que ocasiona la entrada brusca al agua inundó por unos segundos el pacífico paisaje de follaje verde alrededor de la preciosa cascada.


 


Por fin habían llegado a Ayami.


 


Sintió la muy conocida sensación del agua cubrir su cuerpo, generalmente placentera…más ahora no era así. La preocupación seguía aglomerada en su pecho. Los cinco personajes que habían ido a buscarle se encontraban nadando tras él, tratando de seguirle el paso, muy pronto saltó a su vista la hermosa estructura del palacio “cristalizado” de Ayami.


 


-alteza…-pronunciaron los cinco casi al mismo tiempo, cuando se detuvieron abruptamente frente a la entrada principal, quizás esperando ordenes… o cualquier cosa. Nowaki les dio una mirada rápida.


 


-Gracias por avisarme, trataré de arreglar esto rápidamente


 


-no nos agradezca Nowaki-sama- exclamó uno de los tritones mirándolo casi con pesar, todos permanecían con la cabeza gacha- lamentamos esta tragedia justo antes de la resolución de los problemas de Hiroki-sama- lamentó.


 


Nowaki sonrió nuevamente.


 


-no se preocupen por eso, él está perfectamente bien…necesito ver a mi familia ahora, nos veremos en otro momento- se despidió amable. Y respondió levemente la pronunciada referencia que le ofrecieron los cinco guerreros frente a él, antes de entrar finalmente al palacio.


 


Las paredes semitransparentes y los adornos de coral y perla que adornaban el enorme recibidor le dieron la bienvenida a Nowaki. Pensó en dónde podría estar su familia y se dirigió hasta allí. Vio sin extrañeza casi todos los pasillos y lugares del palacio custodiados por la guardia real de Ayami y hadas sirenas, quienes al verlo solo bajaban respetuosamente la cabeza. Así Nowaki llegó al fin a la habitación de su madre en donde, la entrada a esta estaba fuertemente custodiada…por dos personajes. Nowaki sonrió agradecido a los dos personajes allí.


 


-Ino- habló primero al hombre que lo recibió con una gran reverencia- gracias


 


-Alteza, es mi deber- pronunció el hombre-pez de cabello albinos que estaba a cargo de la guardia real de Ayami, el más poderoso después de él.  Nowaki sonrió un poco bajando la cabeza respetuosamente hacia la otra figurita que no pasaba los  20 cm, una mujercita de apariencia adolescente de cabellos turquesa y ojos de un color ámbar profundo, su piel aceitunada y su cabello recogido en un moño alto en donde una tira dorada reposaba con orgullo.


 


-Yuna-san- murmuró con una sonrisa, reverenciándole levemente. Ella la devolvió con lentitud, mirándole con una parca sonrisa.


 


-Nowaki- le saludó simplemente. El tritón no se molestó por la falta del “mote” de respeto. Yuna era, desde hace ya bastante siglos, la reina de las hadas sirenas, eran una raza antiquísima, aún más que la suya…puede que por su  inteligencia y recato ante cualquier problema ajeno y también porque eran de los seres más poderosos y longevos que había parido la madre Tierra. Desde antes del gobierno de su padre se había llegado a un convenio con las hadas sirenas, y este constaba en  ser totalmente independientes de los tritones pero con la posibilidad abierta para algún tipo de unión. Nowaki no necesitaba el “respeto” de Yuna ni de su pueblo, aunque sabía que lo tenía, sabía también que muy a pesar de la oji-ámbar lo consideraban como un hijo más y le tenía un cariño tan grande como la cantidad inmensa de orgullo que poseía ese pequeño cuerpo. Es por eso que no le sorprendía tanto que  ella en persona y un gran sequito de ellas se propusieran para cuidar el palacio…Nowaki pensaba que seguro los “atacantes” se llevaron un susto-sorpresa de miedo al verlas peleando junto a Ayami.


 


-muchas gracias por venir, Yuna-san. Han salvado a mi familia- exclamó el oji-azul con una sonrisa agradecida.


 


-no te preocupes por eso muchacho, y no hables tan a la ligera…dónde estabas antes…también estaba tu familia, y también era tu responsabilidad cuidarle- sonrió levemente  ella, acariciando maternalmente con su diminuta mano la mejilla del azabache. Nowaki asintió conmovido.


 


-necesito ver a madre y a Suki… ¿la veo luego?- preguntó Nowaki son una sonrisa para ella. Yuna asintió con una sonrisa mucho más sincera.


 


-eso espero…necesitamos discutir cierto términos para fortalecer de manera adecuada la guardia y también sobre una…tregua permanente- sonrió radiante...Nowaki imitó esa sonrisa, y asintió con rapidez antes de entrar a la habitación y cerrar tras él.


 


………


 


-¡¡Nowaki-nii!!


 


El grito del bonito doncel  oji-verde le dio la bienvenida cuando lo vio cruzar la puerta. Muy pronto se vio cagando en brazos a su hermanito quien trastabillando intentaba ponerle, sin éxito, al tanto de todo lo que había pasado. Pero el mayor solo veía los asombrados ojos de su madre quien se acercaba lentamente hasta donde estaban ellos. Bajó al suelo al pequeño para abrazar a la bellísima sirena.


 


-Nowaki, cariño, no deberías estar aquí- suspiró la mujer abrazándose al cuello de su hijo- tienes que estar con Hiro-chan ahora…- murmuró ella. Nowaki sonrió levemente apretándola entre sus brazos.


 


-no te preocupes por él…está perfectamente bien, hay que ver con ustedes…él estaba preocupado por ti- exclamó con una sonrisita de lado. Hisa sonrió graciosamente antes de enseriar de nuevo el rostro.


 


-tienes que regresar con él…estamos bien- dictaminó ella.


 


-déjame garantizar eso madre- respondió Nowaki sujetando las mejillas de la mujer y dándole un beso en la frente- tan pronto lo haga regresaré a Kamijou. Por ahora tengo una plática pendiente con Yuna- Hisa abrió los ojos sorprendidos y después asintió, se dieron un abrazo reconfortante al que el pequeño Suki no dudó al unirse.


 


…………………..


 


-fueron los tritones del pantano del Sur- se escuchó la grave voz de Ino continuar con aquella importante reunión, en donde solo eran asistentes cinco personajes. Ino, Yuna, Lei (la segunda al mando de las hadas sirenas), Siro (El antiguo consejero y amigo de su padre) y el mismo Nowaki.


 


A diferencia de otros reinos, Ayami, por ser el más grande y poderoso pueblo de habitantes “bajo el agua” carecía de un Concejo como tal, las personas que se reunían para discutir el destino y el bienestar del pueblo eran nada más y estrictamente los líderes de la corona y los personajes que tuvieran alguna razón de inclusión dentro de la problemática. Posteriormente tenían permiso de presenciar una reunión las personas que así lo permitiera “su majestad”, en este caso, Nowaki. Cuando los otros cuatro personajes le vieron entrar solo a la sala de juntas no le discutieron más, entendieron que Hisa-sama  aún podría estar un poco conmocionada.


 


-ese es un dato conocido por todos- exclamó serena Yuna continuando con la conversación- no me preocupa quienes hayan sido, lo que me mantiene intranquila es que tan lejos han llegado- exclamó seria frunciendo levemente el ceño.


 


-así es- prosiguió Lei- nunca en la Nueva Era de Ayami se había registrado que un intento de invasión hubiera avanzado tanto


 


-no lograron pasar- exclamó también frunciendo el ceño el albino capitán de la guardia Real. Yuna le miró fríamente.


 


-no entiendes…jamás, en más de 300 años nos hemos visto obligadas a intervenir…- declaró. El muchacho se quedó callado momentáneamente.


 


-considero que tiene mucho que ver con que supieran que Nowaki-san no estaba en Ayami- comentó con cierto retintín Lei.


 


Nowaki miraba de un lado a otro escuchando atento lo que su improvisado consejo discutía ardientemente, su mirada se fijó en el serio y viejo tritón sentado al lado de Lei. Sus ojos se conectaron con los de él de inmediato, comprendiendo que acaba de ordenar una idea interesante que deseaba expresar.


 


-Siro-san, ¿tiene algo que decirnos?- le habló Nowaki con profunda paciencia y respeto al hombre. Inmediatamente el resto se calló y regresaron a ver al aludido. Lei, que ya flotaba sobre la mesa haciéndose escuchar, regresó a su lugar para ponerle atención. Ino aun con su ceño fruncido estaba quieto y alerta a lo que pudiera decir. Yuna no se movió demasiado, su rostro casi impasible esperaba con cierta impaciencia lo que el hombre tendría que decir. Nowaki sonrió cuando el hombre emitió un gran suspiro antes de hablar.


 


-no se- comenzó lentamente el hombre a hablar- si ustedes fueron capaces de ver lo que yo vi- exclamó un tanto misterioso, pero a pesar de las caras de intriga de los “jóvenes” en esa mesa prosiguió- Ayami siempre ha sido capaz de hacerle frente solo a cualquier enemigo Cierto es que somos una de las razas marina más fuertes- exclamó mirando hacia Ino, quien asintió en comunión con aquello- Es verdad también que jamás un intento de invasión había llegado a tanto- miro a Yuna, esta solo le regresó una mirada significativa- pero lo que intentó invadir esa noche a Ayami, compañeros, no fue un reino…eso se los puedo garantizar


 


Todos le miraron extrañados.


 


-¿De qué hablas Siro-san?- preguntó Ino apresurado e intrigado. El hombre bajó la cabeza suspirando una vez más, como pensando como diría lo siguiente.


 


-No hemos peleado contra un solo reino, muchacho, era un  bien organizado ejercito de guerreros de al menos 6 reinos aliados


 


Todos quedaron callados por unos segundos, asimilando esa noticia.


 


-¡¿estás bromeando?!- preguntó irritada Lin. Pretendiendo acercarse agresiva al hombre. Yuna la detuvo con un seña leve de su mano a la altura de su pecho.


 


-explícate…- murmuró la oji-ámbar interesada. Ella había presentido algo parecido…pero la situación no se “veía” así, por lo que lo dejó pasar – ¿cómo te diste cuenta?- explicitó.


 


-el tatuaje en la nuca, los tritones de los pantanos del Sur  la obtienen como una marca de nacimiento. Unos guerreros la portaban orgullosos, era la original; otros traían uno falso…no fue muy difícil diferenciarlos… ¿acaso no se enteraron ustedes?- casi una sonrisa burlona se asomó por su comisuras- su forma de pelear era ridículamente variada. Tanto Ino como Yuna abrieron sus ojos en demasía.


 


-no me di cuenta…- murmuró el apesadumbrado hombre.


 


-ellos querían eso, con una gran cantidad de guerreros... ¿no les pareció sospechosos que uno de los pueblos tritones más pequeños comandara un ejército tan grande como el que nos atacó?- exclamó el hombre otra vez con unas seriedad pulcra…como si lo regañara por el tremendo descuido. Nowaki estaba absorto, no había muchos que amedrentara tan tranquilamente  a Yuna.


 


-es verdad- exclamó entre dientes Yuna-…además yo había sentido un aura diferente en todos ellos…es probable que estuvieran usando también un hechizo para ocultarse- exclamó furiosa por haberse dejado llevar por  el momento y no confiar en sus habilidades…ese no era su estilo.


 


-¡¿un hechizo que no pudimos detectar, mi señora?!- exclamó sorprendida Lin.


 


-Meire- intervino hasta entonces Nowaki sobando un poco su barbilla en pose de recordar algo realmente interesante, todos le regresaron a ver de inmediato- las sirenas del pantano hechizado, en Meire, ellas son capaces de hacer eso, el control de la mente, las ilusiones y el cambio de la imagen  es su especialidad; no olvidemos también que son de las criaturas más oscuras que usan magia negra antiquísima…si ellas estaban de su lado…


 


-podrían haberlo hecho, sí. Resulta creíble esa versión. No conocemos aun todos los secretos de esa magia, Nowaki-sama- exclamó Ino. Siro asintió.


 


-eso había pensado yo también


 


-hicieron una alianza para tratar de invadirnos- reformuló ceñudo el albino, cruzándose brazos. Todos se quedó en silencio nuevamente como pensando en la solución a todo aquello.


 


-no queda de otra…habrá que responder igual, al menos por ahora- opinó Yuna. Nowaki se permitió pensar un poco en la posibilidades…¿una alianza…las hadas sirenas, Ayami…y quien más?...


 


-las sirenas de la isla Jeju …creo que es mejor opción- resolvió Yuna, después de mirar al oji-azul tan concienzudo- son grandes guerreras- 


 


-estoy de acuerdo- habló de  inmediatamente Siro. Nowaki frunció el ceño.


 


- Imposible, no hay forma de cerrar el trato a su manera- exclamó serio y seguro.


 


Todos recordaron alguna vez aquella cláusula de alianza que especificaba Jeju…entonces entendieron.


 


-¿Qué manera?- susurró Lei a su reina, ella aún era bastante joven con quizás medio siglo de vida, por eso no conocía mucho. Le parecía curioso que Nowaki-san hubiera respondido tan a la defensiva.


 


-un compromiso, un matrimonio con la princesa del lugar, linda- murmuró igual de preocupado Ino- Lei se permitió cubrir con sus diminutas manos su boca, silbando por lo bajo por la sorpresa.


 


….¿y Hiroki-san?


 


 


**************************************************************


 


-¿tú me qué…?


 


La  voz del príncipe salió de su boca pícara y aterciopelada. Sus ojos violetas traviesos miraban con gracia las reacciones avergonzadas de su hermoso doncel.


 


Un par de velas y una lámpara de petróleo era la única luz disponible y Akihiko podía ver, a pesar de la vergüenza ocasionada por sus palabras, ese brillo especial con el que tanto soñó alguna vez tener de su pareja “destinada”. Misaki no le mentía…


 


-y-ya te lo dije Usagi-san…no me hagas repetirlo- murmuró aun sentado a un lado de él, todo colorado. Y esos labios deformados en un puchero que se le hizo tremendamente delicioso. A Akihiko le hubiera fascinado poder lanzarse hacia al para besarlo apasionadamente, pero otra vez, no podría ser posible, su cuerpo dolía como el infierno.


 


-neee…pero no te he escuchado- cuchichió con un puchero y tono infantil. Por su puesto lo había escuchado…y había sido maravilloso. Misaki endureció  su ceño, que muy a su pesar no se  podría tomar muy en serio al estar tremendamente sonrojado.


 


-¡haberme puesto atención!- exclamó abanicándose su clorado rostro y  separándose al fin de la cama y dando vueltas en la habitación, con el fin de rehuirle a la violeta mirada. Akihiko rio largamente antes de quejarse un poco por el dolor. Misaki le regresó a ver preocupado.


 


-baka, no hagas tantos esfuerzos- le riñó Misaki suavemente regresando a su lado.


 


-al final has vuelto a mí- le guiñó el ojo el peli-plateado, riéndose un poco más.


 


-baka…- murmuró nuevamente el menor. Se quedaron viendo fijamente hasta que el mayor coló una sonrisa. Misaki habló al final, sintiéndose un poco sofocado por lo rápido que crecía “ese” sentimiento dentro de él- … ¿n-necesitas algo, Usagi-san?- preguntó finalmente.


 


Asintió.


 


-abrázame


 


El doncel pensó que era una petición muy inocente para venir del mayor, por lo que no dudó mucho en acercarse para  complacerle y en un arranque de ternura le besó la mejilla; sin embargo debió indagar que el mayor prefería un beso un poco menos “inocente”. No es tan poco que hubiera hecho mucho para detener a su ,al parecer, guapo “novio”, cuando este volteó el rostro justo para estampar sus delgados labios sobre los suyos; porque bien sabía que Akihiko no estaba reteniéndole…es decir, no podía dada las circunstancias, literalmente. Ni tampoco hizo mucho para evitar que el mayor intensificara el beso, metiéndole su traviesa lengua que gustaba de  saborear toda su boca haciendo que sus rodillas temblaran, al igual que los brazos que difícilmente le sostenían sobre el sin aplastarle.


 


Gimió en su boca, complacido y avergonzado…era difícil saber cuál dominaba dentro de sí, admitió con vergüenza.


 


-¡U-sagi-san!- chilló de manera graciosa cuando este por fin había dejado sus labios libres. Incorporándose un poco en la cama con el pecho agitado por la falta de aire. Akihiko tenía una sonrisa de cachorro con juguete nuevo.


 


-¿nani?...no te he escuchado quejarte antes- se burló un poco, las mejillas del doncel volvieron a colorearse. Mitad enojado, mitad avergonzado…quizás puede que ¾  avergonzado…razonó.


 


-¡BAAAAAAAKA…no puedo pensar claramente cuando me besas así!- le gritó sin pensar…como casi siempre- etto...no...he…yo…


 


Misaki estaba reinventando satisfactoriamente una nueva escala de rojo. Akihiko tenía una magnifica imitación de la sonrisa de Chessire.


 


-procuraré recordar eso…- sonrió gatunamente. Misaki no hizo más que dejar caer su rostro sobre el pecho del mayor rendido y avergonzado, quizás a punto de un colapso nervioso también.


 


-olvídalo…por favor- rogó con sus orejas rojísimas. Apenas entendible, pues murmura sin levantar su sonrojado rostro.


 


-no lo creo, mi bello doncel…


 


Misaki levantó su vista, encontrándose con los ojos sinceros del mayor…por Kami…¿tanto le quería ese varón?, esperaba que si…porque él estaba casi completamente seguro que tampoco querría huir en un futuro ni cercano ni lejano de él…ya no era capaz


 


Suspiró. Se mordió por un tic nervioso su labio inferior, Akihiko lo siguió con la mirada atentamente. ¡ugg!...¡peligroso!...


 


Por si algo más pasaba, el destino intervino, y unos toques en la puerta los hicieron despertar del hipnótico momento. Usami resopló  inconforme y Misaki jadeó algo sorprendido y con rapidez se levantó del filo de la cama en donde estaba.


 


-iré a ver- anunció lentamente. Apresurándose  a la puerta, al abrirla no pude evitar dar un pequeño gemidito por la sorpresa de encontrar a Juro-san junto a sus cuatro amigos, que traían una consternada cara entre preocupación y reproche. ¡¿ya había llegado Juro-san?!


 


-haa…mmm…¿hola?- exclamó algo nervioso, después de un gran silencio.


 


-¡no digas “hola” tan altaneramente!... ¡¿tan difícil era habernos dicho que te quedabas acá?! Estábamos preocupados por ti- Misaki rio un poco, para frustración del otro oji-verde. Ese era “mamá- Ritsu” al ataque. Y a continuación una serie de reproches por parte de los otros tres. Hasta que Juro-san calló al ruidoso séquito. Casi había olvidado que era cerca de media noche.


 


-cariño- le habló suavemente- sabes que te hace falta reposo, no puedes  dormir en una silla- un “ya le había dicho eso” de Ritsu interrumpió la charla, pero ella prosiguió después de emitir un suspiro - ¿ha habido alguna señal de conciencia? ¿lo ha pasado mal?- preguntó en su papel de médico, empujando suavemente al doncel para que los dejara pasar. No entendía de donde se habían “pegado” los otros cuatro, pero como sea…ya era tarde ahora. Sonrió nerviosamente.


 


-etto…tuvo fiebre hace un rato- todos les  prestaban atención- y… ¿Juro-san?


 


-sí, cariño- le regresó a ver levemente, mientras preparaba algún medicamento para inyectar.


 


-etto…él…ya despertó- murmuró con una sonrisa.


 


Los ojos abiertos de todos demostraron la sorpresa de aquello. Y el intento del oji-violeta por aguantar una risa los trajo de vuelta, haciéndolos correr  hasta él. Muy a  su pesar se quitaron para darle permiso a la médico, quien le sonrió amablemente.


 


-¿cómo estas Akihiko?, has tenido a estos muchachos realmente preocupados por ti- exclamó tomando sus signos vitales y generalmente el protocolo médico. Vio al muchacho a sonreír, mientras levemente escuchaba un dramatizado “maldito insensible…creí que nos dejabas” de Ritsu. Supo que era el mejor amigo del muchacho. Rio sin poderlo evitar.


 


-He estado mejor. Me duele todo el cuerpo, no creo poder mover la mayoría…pero a pesar de todo estoy inmensamente feliz- Juro sonrió levantando una ceja, dejando al fin en paz la revisión del muchacho.


 


-¿y se puede saber por qué?


 


El dejó escapar una fresca risa, mientras miraba con una intensidad divina al oji-verde más alejado del resto, quien, cruzado de brazos, inmediatamente conectó  su mirada con él.


 


-usted no se imagina el lindo despertar que tuve…-murmuró sin despegar la vista del avergonzado oji-verde quien intentaba no hacer contacto visual con nadie, pero sin embargo podía escuchar las risitas “discretas” de los allí presentes, incluyendo la de Juro-san, para variar.


 


******************************************************


 


Los ojos mieles recorrían con avidez y  palpable enardecimiento las líneas de aquél libro de pasta blanca inmaculado. Sentado cómodamente en pose de indio en el amplio sillón rojo que estaba en el centro de la gran biblioteca del palacio, tenía la cara casi metida dentro del libro, mientras se llevaba de cuando en cuando un dulce trozo  de mandarina, que Kioshi con entusiasmo había  separado en gajitos para su lindo “nii-san” en un tazón a su lado. Haruhiko estaba acostado sobre su regazo dormitando cuando no ayudaba  la familia real con sus papeles, como ahora.


 


Aquella había sido una rutina  que se habían empeñado en cumplir.  A Haruhiko le parecía impresionante poder pasar cada momento junto  su amado doncel, después de haber estado tanto tiempo separados ahora les parecía inconcebible separarse, y eso era algo problemático, porque les hacia un eco doloroso en el pecho pensar en todas las posibilidades posible que pasarían en 3 días en Usami. Los ojos grises se abrieron lentamente, de repente todo el sueño se le había esfumado…una mueca de preocupación invadió su rostro. No supo exactamente cuánto tiempo pasó hasta que despertó de sus pensamientos  cuando sintió una tibia humedad en los labios.


 


-¿Haru-chan?


 


Enfocó unos atormentados ojos mieles mirándole con atención, y se sintió tremendamente culpable, porque descubrió que esa mirada era una copia de la suya.


 


Su bello doncel había dejado el libro a un lado suyo y enterraba sus delgados dedos en su cabello, tratándolo de consolar de cualquier cosa.  Se incorporó en el sillón, quedando de frente a él.


 


-¿Qué sucede?...háblame- le rogó el menor, acariciando su mejilla suavemente.


 


-no te preocupes amor…yo sólo…- intentaba explicar Haruhiko sin mirar esos ojos que rogaban siempre la verdad de una manera desesperada.


 


-no lo intentes- le paró con un risita que no pudo ocultar su nerviosismos- …te conozco más de lo que quisieras- admitió con un sonrojo en sus mejillas- cuéntame- Haruhiko se sintió totalmente como un libro abierto, paradójicamente, y jodidamente apoyado como nunca se había sentido. Le sonrió- ¿es sobre Usami?, ¿verdad?


 


Asintió lentamente.


 


-yo lo siento keiichi, sé que necesito estar tranquilo…también para ti- exclamó el encerrándolo en un abrazo. Keiichi no se negó, porque principalmente, sentía que era da las cosas que ambos necesitaban en esos momentos.


 


-no seas tonto- murmuró contra su pecho- …tenemos que apoyarnos en todo… ¿Qué no de eso van las parejas?- sonrió, él le copió- cada vez tenemos más cerca la fecha y mañana partimos allá… ¿no es verdad?...-exclamó risueño aun con una sonrisa nerviosa.


 


-¿partimos…los dos?- el rostro de su guapo varón era un poema de sorpresa absoluta. Keiichi rio de nuevo asintiendo rápidamente, tanto cómo el mayor preguntaba- ... ¿vienes conmigo, cariño?... ¿estás seguro?- tomó las manos del doncel.


 


-…te dije que te acompañaría hasta el final… ¿no es así?- exclamó con una radiante sonrisa. Una sonrisa que Haruhiko no dudó en besar agradecidamente, sabía bien que en esos ojos miel rebosantes de esperanza había también miedo y un mar de tristeza. Él también lo sentía, por lo que solo se dedicó a jalar hasta él a su adorado y valiente doncel y plantarle un gran beso en sus esponjosos labios…claro…como lo extrañaba…¡cómo lo amaba!...


 


-¡H-Haruhiko!…- murmuró entre un gimoteo agudo el menor cuando se vio sentado en el regazo de su novio, mientras este sutilmente colaba sus manos debajo de la camisa beige que utilizaba su doncel, tocando la tibia piel sintiendo como esta se estremecía- … ¿Qué… estás haciendo baaaka?- susurraba sin saber si alejar o acercar más la traviesa boca del mayor que besaba su cuello tan divinamente…se decidió por la segunda opción, jaloneando un poco los cabellos oscuros y tirando la cabeza hacia atrás dándole espacio. Jadeo, rebotando sin querer sobre el regazo del mayor…quien respondió su jadeo.


 


Sus ojos se encontraron.


 


Más que pronto Keiichi estaba recostado a lo largo del brillante sillón rojo. El oji-gris, sobre él, robándole beso tras beso, cada uno más apasionado que el anterior, colocado entre las piernas abiertas de su doncel no daba tregua a esos rosados labios que hacía años que lo habían conquistado, mientras rozaba ocasionalmente las largas y tersas piernas del castañito. Keiichi, por su parte, se vio todo sonrojado pasando sus manos por todo el torso de su pareja encima de la ropa , sintiendo su duro abdomen…la sola idea de tocar la piel desnuda le hizo jadear.


 


La burbuja de lujuria se disolvía poco a poco, cuando el mayor se separó levemente mordisqueando aun los enrojecidos labios de su oji-miel, que a pesar de tener su rostro sonrojado, tenía en sus ojos impregnada la lujuria…


 


-nene…-murmuró dificultosamente, cuando intentó separarse por completo del menor, y este apresó su cintura con sus esbeltas piernas; aun así no perdió la oportunidad de acariciarlas con firmeza…Keiichi mordió sus labios.


 


-Haru-chan…-gimoteó. El varón sabía que le estaba rogando.


 


-… ¿estás seguro que quieres hacerlo, cariño?- exclamó, con su último atisbo de autocontrol el mayor. Solo vio asentir repetidamente a su sonrojado castaño.


 


-te amo


 


-yo también, cariño- susurró contra sus labios…respirando el olor dulzón en su cuello. Keiichi lo atrapó de su cuello. El oji-gris acercó sus labios  a la colorada oreja del menor mordisqueándola y después susurrando a su oído- …no hay otra cosa en este momento que quiera hacer más que hacerte el amor, precioso


 


-si, ¡si!...Haru-chan…-exclamó penosamente el menor con vio temblorosa e intentando acercar más su cuerpo al mayor- justo ahora…justo aquí- exclamó, al parecer negándose a  la idea de dejar a corto plazo el sillón en donde estaban cómodamente ahora. Haruhiko rio un poco sobre el pecho de su doncel, donde iba besando sobre la delgada tela…


 


-paciencia amor…vamos a tu habitación…quiero que tu primera vez sea única…quiero que te guste…- murmuró contra los labios ajenos, recordando que estaban en una biblioteca.


 


-neeee…Haru-chan…pero los libros también me gustan- exclamó risueño. Haruhiko se rio largamente.


 


- cielo…


 


-¡además he esperado bastante!... ¡3 años, para ser exactos!


 


-entiendo…- comenzó Haruhiko, divertido, regresando a acariciar al tembloroso doncel por todas partes – me parece brillante enseñarle a Kaede-san, a Kioshi y a Yura cuanto nos amamos…


 


Los ojos del doncel se abrieron de repente. Su rostro colorado. Haruhiko no pudo parar de reír por la repentina palidez del doncel. Si, seguro recordó…que aunque estuvieran solos en el castillo ahora, ellos no tardarían en llegar…


 


-bien…¡al cuarto será!…-tartamudeó avergonzado.


 


Tomó a su preciosa carga por las caderas  y salió rumbo…un lugar más privado


 


………………………


 


Keiichi rebotó graciosamente en el colchón, el oji-gris se subió a la cama, desabrochó su camisa y al fin se dispuso a acechar a su lindo doncel quien  no despegaba sus curiosos ojos de los suyos. Muy pronto el esperado beso se hizo presente, jadeaban, chupaban y mordían los labios contrarios.


 


-¡hug!..Haruhiko- gimió el menor reclamándole otra vez por dejarlo contra el colchón. Con vergüenza Keiichi sintió como el mayor deslizaba sus prendas fuera de su cuerpo y se sintió tímido al verse finalmente desnudo ante él…e intentó cubrirse, pero una mano se lo impidió.


 


-no te cubras nene…te ves hermosísimo- había exclamado bajito. Keiichi descubrió, para su vergüenza, que su novio le miraba completamente embelesado y sintió las ansias del varón por tocarle, por lo que con su mano temblorosa guio la del varón  hacia su pecho, para que el acariciara. Haruhiko sonrió y acarició toda esa suave y cálida piel que se encontraba enrojecida de pasión, no pudo evitarlo y acarició superficialmente uno de los rozados botoncitos que se encontraba erizados por ser acariciados por primera vez…


 


-aahh…Haru


 


El oji-miel se deshacía en gemidos que se ahogaban en sus bocas, que como imanes, les era sumamente difícil permanecer separadas. El mayor luchaba por desabrocharse los pantalones al mismo tiempo que besaba a su desesperado doncel quien le tenía bien sujeto por los cabellos jaloneándolo de vez en cuando.


 


Pudo separarse al fin de su apasionada pareja cuando pateó los pantalones fuera de su cuerpo, comenzando casi inmediatamente un recorrido con su boca desde el blanco cuello, pasando por el pecho agitado, mordisqueando suavemente los enrojecidos botoncitos duros, entreteniéndose bastante  tiempo succionando el ombligo…el menor seguía sus movimientos con una mano enredando los delgados dedos en la corta cabellera y una mano sujetándose de los barrotes de la cama como si temiera desvanecerse en cualquier momento.


 


-¡GYAAA!- el doncel se arqueó gritando escandalosamente cuando Haruhiko lo metió por completo a su boca, gimoteos y gritos contenidos inundaban la habitación. El mayor veía excitado a su pareja retorcerse de placer en la cama, sus ojos miel estaban surcados de lágrimas y el sudor empezaba a empapar su frente. Subía y bajaba, envolviendo en su lengua el duro eje de su doncel al mismo tiempo que acariciaba las hermosas piernas. Y se metía dos dedos a la boca para ensalivarlos.


 


Keiichi gimió un poco adolorido cuando sintió un dedo intentando abrirse paso por su virginal canal, gimoteó un poco intentando adaptarse, moviendo suavemente sus caderas, sintió el segundo dedo invadirlo, y siseó de dolor…solo  por un rato…lanzó otro grito cuando “los intrusos” encontraron su punto dulce y explotó en la boca de su bello varón…ni siquiera sintió entrar un tercer dedo cuando sus ojos mieles se encontraron con los grises…


 


-¿estás listo, amor?


 


Asintió.


 


Muy pronto se vio boca abajo por que “así será mejor para ti, cariño”, Haruhiko empezó a empujar  la punta de su miembro en su estrecha entradita. Un dolor lacerante se le instaló en el principio de su columna. Cerró los ojos fuertemente, intentando respirar…tenía que esperar, sabía que iba a doler porque era su primera vez, solo necesitaba acostumbrarse.


 


-Haru-chan…espera por favor


 


-lo que necesites, cariño…


 


Poco a poco los besos en su espalda y cuello lo fueron relajando, se encontraba justo sobre sus manos y rodillas por lo que su hermoso varón podía acariciar su pene libremente, y así lo hizo.  Apenas fue consciente de cuando empezó a mover su caderas, dando así la señal muda para que el mayor, lentamente, comenzara a moverse dentro de él.


 


-ahh… ahhh…¡H-Haru-hiko!...mmm…¡más!


 


La cama rechinaba y el choque de las pieles y el olor a sexo inundó la habitación rápidamente…era segurísimo que si algún sirviente pasó por allí escuchó su precioso y excitante orquesta. Ambos estaban  al límite. El mayor levantó a su amante del pecho, embistiéndole rápidamente mientras ambos se encontraban arrodillados, mordisqueó el cuello fuertemente…justo cuando sintió las paredes anales de su pareja estrecharse. Segundos después el mayor terminó en el cálido interior de su doncel.


 


-Te amo mi amor….te amo Keiichi- murmuró Haruhiko en el oído de su hermoso novio, apretándolo fuertemente a su pecho.


 


-yo también te amo….Haru-chan


 


Haruhiko besó su sien y le sostuvo justo antes de que callera dormido y agotado en sus brazos.


 


……………………………


 


Los golpes en la puerta de su habitación lo hicieron abrir los ojos sobresaltado. Regresó a ver hacia un lado…su Haru-chan no estaba. Tuvo un lapsus veloz de lo que había pasado hace un tiempo y solo pudo sonrojarse intensamente cuando la puerta se abrió dejando ver…para su buena o mala suerte a…


 


-Hola Keichii… ¿cómo estás?- murmuró el lindo doncel rubio que muy prontamente sería su cuñado. Así que ya habían llegado todos. Frunció el ceño al ver a Yuki intentando no reírse y se cubrió hasta la cabeza justo cuando el otro soltó una ruidosa carcajada.


 


-¡no me molestes Yuki!- murmuraba aun debajo de todas esas sábanas. Hasta entonces pudo ver y sentir, paulatinamente, que tenía nada más puesto un enorme camisón que hace mucho no usaba. Sonrió nervioso y agradecido, al menos Haruhiko no lo había dejado completamente desnudo.


 


-¡ya!...lo siento, es que es inevitable…te vez tan mono- exclamó aun entre risitas- ya en serio- enserió su rostro un poco, con un leve atisbo de preocupación- ¿estás bien?...no creo que puedas cumplir esa promesa que hiciste a cierto doncelito hace un par de días-  le dijo refiriéndose a que Kioshi le había pedido que lo llevara a correr al bosque. Keiichi se coloreó de carmín cuando intento incorporarse en la cama y un punzante dolor le llegó…allí.


 


-n-no creo- exclamó con un hilito de voz. Yuki negó otra vez divertido, al escuchar el gemidito que intentó ahogar su futuro cuñado.


 


-descuida, cariño, ya lo haré yo por ti, por cierto Yura mando a traer a Haruhiko por que llegó una carta que venía de Kamijou, en fin- exclamó levantándose de la cama y dirigiéndose a la salida, su sonrisa sincera cambió a una pícara y traviesa-  te recomiendo que te des un largo baño, descansa  y  mantén a ese guapo novio tuyo lejos de ti y de tu lindo trasero, jejejeje- exclamó entre risitas y salió corriendo antes de que una almohada voladora lo golpeara.


 


-¡¡YUUUUUKI!!


 


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Continuará…

Notas finales:

Que tengan un lindo día¡

 

Misagi * *


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