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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, hola, ¿cómo están todos, gente bonita? :)


Primero que todo, muchas gracias por leer y comentar, sus comentarios me hacen muy feliz :); espero que estén disfrutando tanto como yo esta historia. Pues bien ya estamos al fin en este ÚLTIMO CAP ACTUALIZADO en MY, ¡al fin vamos al corriente!, como ya  les habia comentado en las notas del capítulo anterior ya estoy trabajando en el siguiente capítulo, así también como ya muchos intuyen quue estamos en la recta final del fic, sip últimos capítulos :/, de mi parte, de nuevo, muchas gracias por seguir de cerca mi historia y la promesa de que intentaré alargar lo mas que pueda convenientemente el fic.


Gracias :)


Pues bien, pasando de eso, les dejo este cap, que en lo personal me emocionó bastante escribirlo, ya sabrán porqué :p, veremos de una vez por todas que quiere este "Concejo" con la buena familia Usami, habrá algunas sorpresitas, espero les guste el cap, y me lo hagan saber con un rw :)....


Besos de mango a todos...


¡Nos leemos!


 


Misagi * *

Capítulo 56: “¡Llegó la hora!”


 


En sus serenos orbes de un color avellana brillante se reflejaba el boscoso paisaje que admiraba sin ninguna especial atención a través de la ventanilla del carruaje. El sol coloreaba primero, como siempre, las altas montañas por donde salía; sin embargo sabía que ese día iba a ser todo menos precioso y perfecto, lo aceptaba con amarga gracia…al menos no amaneció lloviendo, eso hubiera sido bastante deprimente.


 


Ya había llegado el momento.


 


Emitió un respiro, tratando de mantenerse sereno, ya había muchas personas estresadas con el asunto como para agregarse él mismo al inquieto  grupo. Pasó una mano por su vientre, sintiendo el calor que emanaba su bebé. Tenía muchas razones ya para ser fuerte…justo ahora era necesario su peculiar carácter, esa impertinencia que le caracterizaba era el arma con la que todos contaban, ¡y por Kami-sama que lo iba a utilizar!...iba dispuesto a hablar muy seriamente con esos mequetrefes  aprovechados que pretendían vivir como reyes, siendo cerdos. Él sabía muy bien que el llamado Concejo no era más que la más asquerosa mafia de la gente que tenía dinero para comprar títulos estúpidos y beneficiarse de las riquezas ajenas. Tarde o temprano ese sistema fallaría, ancianos, por más “sabios” que sean, sin pertenencia a algún reino y sin ser específicamente autoridad no tenían absolutamente ningún derecho sobre las posesiones de alguien más.


 


Frunció el ceño mientras mantenía sus brazos cruzados.


 


-Hiro-chan, por el bien de ambos, debes mantener la calma


 


La dulce voz de la mujer le sacó de su trance. Sus ojos preocupados se encontraron con los de él, y asintió. Esa mañana el castillo en Kamijou había amanecido agitado. Con los preparativos que se tenían que hacer para el viaje a Usami, tenían a cocheros y demás sirvientes corriendo nerviosos de un lado a otro. Se había decidido que iba a ser la reina Mitsuki quien acompañaría a Hiroki a Usami, dado que era la que tenía la sangre real del linaje Usami al ser hermana menor de Hitomi, el rey de Usami. Neji, a regañadientes tuvo que quedarse en el reino. Irritado aún más al saber que su pequeña Mikoto, al mostrarse renuente a despegarse de su hermanito logró que la llevaran también, por lo que ahora se encontraba durmiendo, frente él, en el regazo de su madre. Pequeña pilla.


 


Mitsuki-sama y Hiroki se habían llevado buena parte de la mañana encerrados en el cuarto del menor, quien había tenido un brevísimo ataque de nervios sobre lo poco que “ocultaba” su embarazo el vestuario que había sido elegido para la importante visita al reino de sus tíos. La reina con una sonrisa alentadora le tranquilizaba tenuemente diciéndole que “es una auténtica paranoia bebé, aún faltan un par de días para que cumplas apenas dos meses”. El elegante vestuario era nada menos que un ligero corset para doncel completamente negro con bordados dorados y azules, bordados  a mano, sobre un kimono precioso en  diferentes tonos de azules. Mitsuki pensaba que su querido hijo había elegido el color inconscientemente para recordar a su amado tritón de ojos celestes. Neji había agregado que tal atuendo ajustaba a la perfección con su precioso y valiente doncel.


 


-no te preocupes mamá, sé que todo estará bien- le sonrió de vuelta el doncel. Ella asintió, al  mismo tiempo que acariciaba los rubios cabellos de su niña sobre su regazo. Regresó su avellana mirada hacia su dedo anular y el diamante cristalino de su anillo  que, por obvias razones, había pasado a colgar de su cuello oculto entre la ropa y seguido regresó a ver verde camino, a través de las cortinas rojas de la ventanilla. Hasta entonces, Hiroki se permitió divagar un poco el los ojos azules de su tritón… ¿Qué  estaría haciendo en esos momentos?... ¿cómo estaría su “otra” familia?... “él dijo que vendría a verme a Usami” se animó con una pequeña sonrisa, que a pesar de ser diminuta había iluminado todo su rostro.


 


La bella mujer frente a él lo miraba feliz…todo tendría que salir bien, ella quería conservar esa sonrisa en su precioso doncel.


 


****************************************************


 


Era muy temprano. El sol todavía no salía y el cielo estaba levemente oscurecido aun. El viento fresco  movía las copas altas de los árboles que rodeaban la pequeña aldea nómada de Aki. Estaban a punto de partir hacia Usami y Kanaye-sama había expuesto que quería que salieran lo más pronto posible. Misaki miraba toda la pequeña aldea con una sonrisa nostálgica y un tremendo agradecimiento por todo lo que habían hecho por ellos. Su mirada se fijó entonces en el peliplata quien hace poco había sido llamado por Kanaye-sama, y ahora mismo los ojos violetas le miraban atentamente, cuando este extendió su mano hacia él no dudó en ir a su encuentro y con un sonrojo en su rostro se dejó abrazar levemente por su…¡Kami!... “prometido”.


 


-te ves precioso- murmuró un cumplido el príncipe al oído de su doncel. Misaki no hizo más que sonrojarse como amapola.


 


- pero si los tres llevamos el mismo traje, baka- le respondió entre susurros  también él, observando fugazmente su atuendo  de una camisa blanca bordada en hilos verdes y plateados y unos pantaloncitos cortos de un estilo bastante similar, al igual que los Shinobu y Ritsu, cortesía de los elfos.


 


-no les digas…pero a ti te queda mejor


 


Misaki rio divertidamente aun con sus mejillas coloradas.


 


-bien, chicos, parece que ya es hora- la suave voz del monarca les despertó a todos de su quehaceres y prontamente se acercaron para quedar enfrente del rubio hombre de ojos azules. A sus lados izquierdo  y derecho respectivamente, como siempre, se encontraban Isamu-san y Juro-san; y más atrás podían ver a algunos de los habitantes de esa aldea, quienes le sonreían amablemente. Misaki pensaba que curiosamente extrañaría ese lugar, le había traído bastante paz y noticias…felices su estancia allí.


 


-ha sido un placer haberlos recibido en nuestra aldea- comenzó Kanaye-sama-sin embargo es hora de despedirnos para que ustedes puedan proseguir con el destino que deben cumplir. Espero sinceramente que tengan éxito en todas las misiones futuras de la vida y que…obviamente, cumplan con el “favor” que nosotros le solicitaremos como su paga


 


Los 6 chicos observaron una vez más la enigmática sonrisa, sorprendidos y tal vez algo nerviosos.


 


-¿lo cumplirán, no es así?- susurró con una reluciente expresión en su rostro.


 


-c-claro…haremos lo posible…les debemos demasiado…- exclamó midiendo aquello Ritsu.


 


-bien…sin embargo, esto le corresponde a dos de ustedes solamente. Juro, explícales por favor


 


-¿cómo?...- los muchachos se regresaban a ver entre nerviosos y expectantes.


 


-Misaki, Akihiko- la suave vos de la elfo les hizo saltar en su lugar. La “nueva” pareja compartió una fugaz mirada antes de caminar lentamente hacia donde estaba la amable médico, la heroína de ambos.


 


-¿sensei?- murmuró el  ansioso oji-verde. Fuera como fuera si de algo estaba seguro es de que ellos no le los lastimarían… ¿verdad?


 


Misaki apenas fue consciente de cuando ella se había acercado tanto, hasta poder susurrarle al oído aquella petición que serviría como pago por sus servicios. Los ojos verdes temblaron, primero nerviosos y después confusos. Akihiko frunció el ceño, escasos centímetros más atrás, cuando  vio los enormes ojos de su amor llenarse de lágrimas acompañado de un rostro notablemente pálido, negando levemente.


 


Rugió, ignorando olímpicamente los llamados de sus amigos, más atrás. Llegando hasta su doncel de una sola zancada.


 


¡¿Qué le estaba diciendo Juro-san a su PROMETIDO?!...


 


-¡Misaki!- el peliplatedo intervino inmediatamente encerrando al doncel en sus brazos, mientras este miraba desesperada y tristemente a la mujer- ¡Juro-san, ¿Qué significa esto?!- preguntó molesto por causar dolor a su pequeño doncel. La mujer, sin embargo le dedicó un gesto para que le restara importancia y ladeo su rostro sonriente, observando a su “príncipe”.


 


-así que son dignos, eh- exclamó vagamente Kanaye.


 


-pero usted ya lo sabía, ¿no es así?, Kanaye-sama- exclamó ella seria.


 


-¡¿de qué están hablando?!- exclamaba Akihiko aun enfurruñado por todo, al igual que los demás, sin obtener respuestas. Pero fue olímpicamente ignorado.


 


-bien…que sepas que aún me parece interésate la primera idea, haz lo que te parezca mejor, Juro- el hombre sonrió a su mejor médico y miró aprobatoriamente a los 6 chicos –buena suerte, discúlpanos por lo reciente Misaki, despreocúpate, Juro te dará las verdaderas indicaciones. Misaki asintió algo perplejo aún. Usami frunció el ceño- …buen viaje a todos- y muy pronto se veía desaparecer por allí, antes de que los otros pudieran responder algo; dejando a todos terriblemente confundidos, pero dejaron pasar aquello.


 


El extraño ritual se repitió, aun no comprendía porque aquello solo le fue confiado a Misaki. Esta vez la parecer la petición “verdadera” le hizo asentir repetidamente con el rostro tremendamente sonrojado, su rostro seguía luciendo sorprendido…la pregunta del siglo era… ¡¿Qué rayos le había pedido?!....


 


-está listo- indicó así, Juro-san cuando parecía haber terminado sin problemas el tema con el doncel oji-verde- Misaki les contará de qué va todo esto, como sea, lo más seguro es que puedan considerar muy pronto saldada su deuda- rio graciosamente ella.


 


-Juro-san…- reclamó en un tierno murmullo él sonrojado aludido. Prefirieron dejarlo tal como está…Misaki lo diría después.


 


-ya es hora, se hace tarde- interrumpió seriamente el apuesto elfo con el nombre de Isamu. Todos asintieron y se apresuraron a despejar el área para que Shinobu pudiera tomar su “otra” forma. El rubio sonrió agradecidamente con el albino hombre frente a él…si él no les hubiera permitido entrar a Aki de ninguna manera habrían sanado a Akihiko ni Misaki, ni Ritsu ni él hubieran recuperado sus poderes…le debían mucho.


 


-¡muchas gracia por todo, sensei!...le estaremos siempre agradecidos- exclamó el rubio con una gran reverencia.


 


-muchas gracias por todo…trataremos con fervor que cumplir con nuestra deuda lo más pronto posible, sea lo que sea- le imitó Ritsu. Todos reverenciaron profundamente a los dos personajes frente a él.


 


Justo cuando el cuerpo de Shinobu empezó a  irradiar una refulgente luz dorada, observaron no sin mucha sorpresa como el estricto elfo les devolvía levemente una reverencia acompañada  de una sonrisa ladeada.


 


Muy pronto el poderoso Dragón Dorado, que tanto fulgor había ocasionado en aquél camino casi intransitado, apareció en todo su resplandor. Agachó la cabeza y pegó el cuerpo el suelo. Misaki aún no superaba el ligero nerviosismo que le  ocasionaba tener tan cerca al imponente animal, sin embargo los tranquilos ojos plateados que le miraban le dieron un poco de serenidad.


 


Una exasperada sacudida indicó a los 5 muchachos que había  llegado el momento. Dijeron adiós una última vez antes de subir cuidadosamente y partir hacia el… ¿último problema que les esperaba?...


 


***********************************************************


 


Dejó escapar lentamente el aire que no sabía que había contenido.


 


No era momento de ponerse nerviosos. No ahora, no cuando estás a punto de enfrentarte a un Concejo estúpido que tenía el poder de destruir un montón de vidas y esperanzas. Tragó saliva.


 


-¿nii-san?, ¿estás bien?


 


Los ojos avellana parecidos a los suyos le regresaron al presente. Su pequeña hermana parecía preocupada, más atrás su madre lo miraba igual. Sonrió por ellas, y después se convenció para hacerlo por él. Asintió.


 


El escudo de armas de Usami les dio la bienvenida. Hiroki nunca había sentido tan deprimente el tramo de la entrada del castillo a la principal, delante de los jardines. El carruaje al fin se detuvo, dando a entender que el “paseo” se había acabado. El cochero abrió la puerta, escuchó a su madre agradecer el gesto y ambas bajaron. Observó, a través de la ventanilla, un par de personas que discretas daban furtivas miradillas hacia ellos…parecían también ansiosas y algo “tristes” por lo que podrían suscitar las decisiones de las personas que intervinieran en este acontecimiento.


 


-¿cariño?...ya es hora- escuchó la suave voz de su madre, quien tras del cochero, con la mano extendida hacia él para ayudarle, le miraba aun preocupada.


 


-estoy bien, mamá. Hay que darnos prisa- respondió con una leve sonrisa. Bajó del carruaje agradeciendo también al buen hombre, quien acercó el coche a su sitio. Los tres caminaron lentamente hacia la entrada. Una sonrisa, al fin sincera, en estos últimos días afloró en su rostro al ver a los dos sujetos con una sonrisa nerviosa le saludan en la entrada del castillo, y sin poder evitarlo trotó y terminó corriendo a su encuentro, igual que el otro doncel.


 


-¡Keiichi!... ¡nos tenías preocupados…idiota!- exclamó Hiroki una vez que estuvo abrazado al chiquillo. Luchando por no echarse a llorar allí, cosa que no pudo lograr el de cabellos claritos.


 


-lo siento…- solo murmuró sin ser capaz de soltar aun al otro  y riendo pícaramente. Los ojos avellana miraron también al otro chico tras Keiichi sonriéndole solemnemente. Soltó con lentitud al doncel para abrazarle también.


 


-Haruhiko, qué bueno que te decidiste a tiempo…este baka ahora es tu responsabilidad- bromeó Hiroki dándole un leve golpecito al menor en el hombro.


 


-¡oye!- reclamó un puchero el aludido, mientras los mayores reían.


 


-te lo prometo. Todo saldrá bien…confió en ello- exclamó. La mirada gris de Haruhiko se centró intensamente en los ojos nerviosos y esperanzados de Keiichi, quien asintió sin recuperarse de todo del llanto. Y supo que su amor, en este mismo momento les estaba doliendo…mucho. Hiroki sintió en su pecho la ligera opresión…él también extrañaba muchísimo a Nowaki, y también quería que todo este problema se resolviera de la mejor manera. Fuera como fuera a terminar todo esto consideraba necesario que todos, o al menos ellos dos por ahora, supieran la nueva “situación” en la que se encontraba. Levantó su mirada hacia los enamorados frente a él, antes de  despertarlos de su aparente pensamiento compartido.


 


-chicos…creo…que tengo algo que decirles- exclamó bajito. Los otros le voltearon a ver extrañados y después serios al ver también la seriedad en el rostro.


 


-¿sucede algo?- preguntó primero Haruhiko.


 


-bien, les juro que lo que menos necesito es que armen un escándalo justo ahora, así que me gustaría comentarlo con todos cuando todo esto pase, sea cual sea el resultado, ¿sí?- comenzó seriamente. La pareja, aún más expectante asintió repetidamente. Hiroki sonrió nerviosamente, mordiéndose un poco labios, atento a las reacciones de ambos cuando él lo dijera…- estoy embarazado…- y ellos no lo decepcionaron. Casi ríe al notar sus bocas exageradamente adviertas, al igual que sus ojos.


 


-¡¡¿QUÉ ESTÁS EM…?!!


 


El grito de Keiich quedó inconcluso cuando su pareja tapó su boca. Hiroki agradeció con la mirada eso, a pesar de estar a punto de morirse de la risa.


 


-bebé…no escandalo- murmuró Haruhiko aun en shock  también.


 


-¡¿Por Kami, cómo rayos?!...bueno si se cómo- comenzó Keiichi en completo estado histérico, emocionado y en pánico, murmurando entre grititos chillones- pero… ¡¿cómo se te ocurre?!....¡oh, Hiroki!....un bebé…¡Haru-chan, seré tío!. Oye Hiroki- deletreó ya con más seriedad- ¿quién es el padre?


 


Ambos pares de ojos esperaban la respuesta. Hiroki sonrió nerviosamente.


 


-¿no quieres adivinar?


 


Keiichi entrecerró los ojos con brazos cruzados. Un nombre llegó del golpe en su mente y resolvió todas las dudas en su cabeza…


 


-¡¿N-Nowaki-san?!...- exclamó con voz chillona y casi incrédulo. Hiroki asintió con sus mejillas sonrojadas-¡oh, Hiroki, maldito!, ¡un bebé con el príncipe heredero de los magos tritones!... ¿¡cómo se lo ha tomado?!...¡¡¿Y Neji-san, no lo ha amenazado aun?!!... ¡¿porque si se hará cargo, verdad?!- exclamó lo último en un tono amenazante. Haruhiko solo sonreía divertido de ver a un Keiichi histérico y cambiante de emociones y a un Hiroki extrañamente sonrojado.


 


-¡Calma!...no puedo contestar todo eso…- le interrumpió Hiroki sostenido las manos del menor, quien asintió con un puchero- solo te diré que nuestras familia ya están enteradas de todo. Su familia en Ayami está enloquecidamente contenta por la noticia. Y el vino a hablar con la mía a Kamijou…


 


-¡Ho, por Kami!...- gritó más sorprendido que antes.


 


-y al parecer, le agrada a papá…- murmuró el oji-avellana con las mejillas encendidas. Keiichi volvió a lanzar un grito emocionado. Haruhiko rio más alto.


 


-¡¿Qué tan serio es?!


 


-me ha pedido matrimonio…- le mostró el anillo plateado con la gema azul en el centro que escondía bajo su ropa.


 


-¡¡KYAAAA!!...


 


El menor se lanzó a abrazarle de nuevo.


 


-¿tú no dices nada?- preguntó Hiroki con un puchero fingido al varón frente a ellos. Él hizo una mueca, despegando suavemente a su pareja de Hiroki y le abrazó muy fuerte.


 


-sabes bien que siempre me sentí orgullo de ti, Hiroki. Muchas felicidades. Supongo que ahora tenemos una razón mucho más grande para arreglar las cosas allá dentro, ¿no?- exclamó con media sonrisa, señalando con la vista dentro del castillo antes de proseguir y cambiar su gesto a uno más serio-  es solo que me has preocupado un poco, no les perdonaré si por un disgusto les hacen daño a ti o al bebé- exclamó con el ceño fruncido.


 


-ni yo tampoco…-agregó Keiichi de repente. Hiroki asintió agradecido con los ambos, permitiéndose soltar unas lágrimas aun sin separarse del chico que aun fungía como su “prometido”.


 


-gracias…


 


-no tienes que hacerlo. Haru-chan cuidará de ti allá adentro…yo no tengo permitido entrar- exclamó entristecido Keiichi- pero no me moveré de aquí, estaré al pendiente de la llegada de…los chicos- murmuró. Hiroki asintió- creo que ya han llegado todos los vejetes esos- frunció el ceño- ¡andando!....se hace tarde- los apuró y casi gimió disconforme con toda la situación. Ambos “prometidos” asintieron a aquello. Los 3 se vieron intensamente en silencio por unos segundos…


 


-¡mucha suerte!- Keiichi abrazó muy fuerte a Hiroki y enseguida  se lanzó la cuerpo de su bello príncipe y besó apasionadamente los labios de su oji-gris- éxito…-murmuró en los labios contrarios. Haruhiko le regresó un corto beso en los labios antes de asentir, tomar la mano de Hiroki y dirigirse a la sala de reuniones. No les quitó la vista hasta que se perdieron en el largo pasillo.


 


-lleguen pronto…- musitó Keiichi con una mirada ansiosa puesta en la entrada de Usami.


 


*****************************************************


 


La situación en otra parte, no era tan favorable, sin embargo.


 


Decir que iban a viajar en dragón era una cosa; más realmente estar haciéndolo en este momento era algo completamente diferente, algo que estaba a un paso de ser extremadamente difícil, un poco imposible y quizás una pisca de descabellado. El hermoso animal en que se había convertido su rubio amigo era enorme, mas eso no garantizaba un viaje “extremadamente cómodo…”o tranquilo, en todo caso. Una de las razones era la obvia rapidez con la que se movían. Con Akihiko algo inmovilizado por el dolor y Misaki aun en recuperación fue algo más complejo acomodarse…pero lo habían logrado.


 


Habían pasado 2 horas volando bajo los ardientes rayos del sol naciente y unos minutos después había comenzado lo más preocupante, el cielo se iba oscureciendo por tramos. Se estaba nublando. Las fuertes corrientes de viento le causaron muchos problemas a Shinobu, quien en su forma “dorada” revoloteaba inquieto, confundido, a pesar de haber estudiado con Isamu-san el mapa de su recorrido hasta el cansancio. Misaki vio en los ojos grises el tremendo pavor de encontrarse perdidos…y el agotamiento en sus enormes músculos que se tensaban y destensaban bajo ellos…se mordió los labios preocupado…Shinobu estaba dándolo todo.


 


-n-no sé qué podemos hacer para ayudarte, Shinobu- se lamentó en voz alta y ansiosa, mientras acariciaba un costado del nervioso animal, quien pareció entenderlo tratando de relajarse. Masamune quien tenía el mapa en sus manos, parecía igual de confundido que el rubio.


 


-parece que nos hemos desviado un buen tramo…lo siento, no sé dónde estamos- exclamó preocupado el oji-avellana. Frustrado fruncía el ceño, sin ser capaz de leer el mapa, el cual fue arrebatado gentilmente por Miyagi quien hacia su intento.  Ritsu trataba de consolar a su pareja, mientras observaba también con angustia como pequeñas gotas de agua empezaban a caer sobre ellos.


 


-¿no creen que sería mejor parar?...¿no necesitas descansar, Shinobu?- preguntó con preocupación al menor de todos Ritsu. El dragón negó, casi al mismo tiempo que Miyagi.


 


-si deshace el hechizo justo ahora, puede que no vuelve a tomar la forma rápidamente- aclaró Miyagi. Ritsu asintió a aquello no muy convencido, al ver como la preciosa criatura casi jadeaba de cansancio.


 


-¿e-entonces no podremos hacer nada?- preguntó entristecido Misaki, quien mantenía en sus brazos a Usagi, ambos cerca de Miyagi por cualquier cosa. El peliplateado no la llevaba muy bien tampoco, con tanto ajetreo, muy a pesar de que Shinobu mantenía un movimiento ligero y firme, se habían abierto algunas heridas y el dolor le había “obligado” a descansar un rato en brazos de su hermoso doncel.


 


-no quisiera pensar eso…- murmuró Ritsu apretando sus labios.


 


……


 


El corazón de Shinobu palpitaba ansioso, nervioso. Tenía que hacer algo, si había una forma divina de salir de esto, esperaba que aconteciera ahora mismo…lo necesitaban. Necesitaban llegar ya. Cerró los ojos por un momento, tratando de invocar toda la paciencia y la calma que le habían faltado estos últimos años. Necesitaba paz para poder pensar en algo que los hiciera salir de allí. Diría que si era necesario pediría por “el poder del amor” una señal…pero aquello le parecía bastante cursi en muchas maneras…mas no pudo evitar pensar en su azabache capitán…seguro que si hubiera estado en su forma humana su rostro se hubiera acalorado por completo. Removió la cabeza quitando esos  pensamientos de ella. Entonces abrió los ojos.


 


Ladeó la cabeza confundido y curioso cuando un diminuto destello parpadeante en un tono rosa llamó su atención justo unos metros frente a él. Se movía rápidamente de un lado a otro…como si quisiera que le siguiera.


 


 Shinobu se preguntó si esa sería la señal que  había pedido o simplemente el resultado de sus delirios. Pero se decidió por la loca idea de seguirle. Al menos eso era algo. Sus “tripulantes” apenas fueron capaces de sostenerse cuando él siguió con rapidez al veloz destello rosa, ignorando las quejas, preguntas y demás comentarios de su histérico público.


 


-¿Shinobu-chin?- escuchó vagamente el murmullo de Miyagi; sin embargo se obligó a ignorar a todo lo demás y se limitó a seguir por un buen tiempo al punto rosado, el cual cada vez más estaba convencido de que se trataba de un animal…un insecto en todo caso. ¿era su agotado entendimiento…o realmente le estaban ayudando?...si era lo segundo, estarían tremendamente agradecido con ello.


 


Un par de horas pasaron. El sol abrazador de nuevo cubrió sus cuerpos. Shinobu ya sentía su cuerpo entumecido. Pero estaba casi seguro que faltaba solo un empujoncito…solo un poco más.


 


-n-no puedo creerlo…-pareció escuchar la voz sorprendida de Miyagi algo lejana… ¿Qué sucedía?...-acabamos de entrar al reino…


 


La mejor noticia que había escuchado en los últimos días.


 


Un gemido salió con alivio de su cuerpo, al mismo tiempo que escuchaba los gritos emocionados de todos. Su  rosado guía parpadeó repetidamente antes de desaparecer en el aire. “Gracias”…Shinobu habría querido que el escuchara.


 


-en un par de minutos llegaremos al palacio…-afirmó el mayor.


 


……………………


 


Decenas de guardias acomodados a los alrededores de la entrada de Usami fueron testigos del impactante sonido del batir de las alas del poderoso “Dragón Dorado” hacer el amago de aterrizar justo en el jardín principal del palacio. Muchos con caras de espanto, pero con el atisbo de valor y coraje que les quedaba empuñaron sus armas para enfrentar a la infernal bestia.


 


Más los que estaban más cerca y pudieron ver la escena, detuvieron con una señal aquélla desesperada acción.


 


-¡bajen las malditas armas!, ¡ahora!


 


No lo podían creer.


 


-¡¿Capitán Yoo?!


 


Los murmullos no se hicieron esperar cuando el fuerte hombre  bajó de un salto de la imponente criatura. Y cuatro personas más siguieron aquél ejemplo. Un vez que todo habían bajado del dragón, quién se había mantenido flotando muy cerca del suelo, este comenzó a brillar con una gran intensidad…todos los presentes habían contenido dolorosamente el aire, cuando el bello doncel, aturdido por el cansancio cayó laxo en los brazos del capitán, quien lo abrazó con delicadeza a su pecho.


 


-Has estado fantástico, bebé. No te preocupes por nada más- expresó. Shinobu asintió con una sonrisa y  le dirigió una agotada mirada grisácea, antes de desvanecerse en sus brazos. Todos miraban la escena impresionados  y los otros cuatro chicos agradecidos.


 


-¡POR KAMI!, ¡denme permiso!...¡hagan espacio, caballeros!- insistía un bello doncel que corría hacia ellos como si su vida dependiera de ello, empujándose entre los guardias que se habían quedado pasmados ante tal escena. Mune se alegró al verle y le abrazó con fuerza.


 


-¡Keiichi, estás bien!-exclamó el mayor, sintiendo un peso desvanecerse en su pecho. Las lágrimas de Keiichi antes de entrar al bosque del recuerdo le abrían traído constantes pesadillas.


 


-lo estoy, Mune, n-no saben que feliz estoy…me gustaría preguntar y responder tantas preguntas que no se imaginan…- miró a todos, a los que conocía y a los que no y sonrió nerviosamente- ¡pero es urgente que se den prisa!, Haru-chan y Hiroki llevan un buen tiempo metidos allí…¡no sé qué tanto han podido alargar esto!- comentó con preocupación. Haruhiko asintió y apresuró a todos para llegar lo más pronto.


 


-no te preocupes- intervino Akihiko, quien era sostenido por Misaki y Mune en ese momento. Keiichi no tuvo muchos problemas en adivinar quién era-…las cosas regresaran a su lugar, porque estamos listos para enfrentarlos por completo- sonrió de lado, mientras afianzaba su agarre en la mano de su lindo oji-verde. Keiichi sonrió bobamente cuando vio la mirada que compartían esos dos. Asintió eufóricamente.


 


El siguiente minuto fue el más estresante de toda la historia de las cerca de 15 personas que corrían, cual final de  maratón hasta la sala de reuniones en el primer piso al fondo. Akihiko, Misaki y Mune hasta el frente, los últimos tratando de ayudar al oji-violeta a moverse más rápido aun en el terrible estado adolorido en el que se encontraba; seguido de Ritsu y un poco más atrás Miyagi quien corría con Shinobu en brazos; Keiichi que se negó a perderse la entrada del siglo y algunos guardias que les escoltaban hasta la “terrible habitación”.


 


……………………


 


El ceño en la frente de Hiroki estaba a punto de estallar. O eso pensaba Haruhiko, quien tenía una mano en el hombro del doncel.


 


Como lo habían intuido. Esa gente tenía un nivel de estupidez impresionante.


 


-¿entonces… “majestad”, nos vas a seguir haciendo perder el tiempo o vas a intentar hacer un acuerdo para salvar este reino?- Haruhiko había entendido muy bien la saña con la que escupía la palabra “majestad” el viejo.


 


-un acuerdo dices…un acuerdo que favorece…¿a quién?, yo vuelvo  a preguntarte, ¿con qué derecho vienes a exigirme un matrimonio para quedarte con las propiedades de MI familia?, ¿Qué tan sínicos pueden ser todos ustedes…- Hiroki miró con despreció a la decena de hombres sentado alrededor -que pretenden sentirse y vivir como la realeza sin haber luchado?...¿creen que tener sangre real tan solo es gozar de la riqueza, de las propiedad, de las atenciones?...¡¿CUANDO UNO DE USTEDES A PUESTO SU VIDA EN RIESGO PARA PROTEGER LAS DE SU PUEBLO?¡….un papel no te hace digno de nada- murmuró con rabia, mirando al hombre más viejo frente a él, que fruncía su ceño cabreado.


 


Haruhiko tragó saliva. La respiración de Hiroki estaba errática.


 


Los últimos minutos. Desde que entraron. Había sido un tumulto de  comentarios mordaces yendo y viniendo de ambos bandos. Era exactamente como se lo había explicado sus padres. Era el pacto más ridículo que había escuchado en sus 25 años de vida. Era prácticamente, todavía más ridículo, e ilegal que intentaran adelantar una boda, porque según… “no tiene caso esperar”. Hiroki se había encargado ya de decirles lo idiotas que eran, lo cobardes y como lograría destituirlos uno a uno…reconocía que era impactante, y ellos nerviosos habían tragado saliva. De ahí en adelante todos sus comentarios eran sin base, estúpidos y recalcaban el hecho de que tenían que firmar el acta de matrimonio, que claro traían consigo.


 


En la sala no estaban nadie más que los 10 hombres, la madre de Hiroki, los padres de Haruhiko, los reyes de Usami y nada más.


 


-Tienen que firmar esos papeles, ya- exclamaba entre dientes el furioso hombre. Perdiendo el control y el fingido interés y respeto en que entablaban esa conversación.


 


-bien. Lo haremos- respondió Hiroki como si nada, cruzándose de brazos. Todos contuvieron el aire impactados y tanto el viejo como Haruhiko le miraron con cara de “¿de verdad?”- claro que firmaremos y llegaremos a un acuerdo de no haber cumplido con lo estipulado. Cuando sea el momento. Si eso es todo, pueden regresar dentro de dos años- exclamó Hiroki con su seca seriedad. Asuka y  la madre de Hiroki por poco y no logran contener la risa, aún más cuando el pequeño y arrugado hombre avaricioso casi se consume de la ira cuando su rostro se coloreó en rojo.


 


-¡MALDITO MOCOSO, INSOLENTE!


 


-¡¿cómo te través a dirigirte hacía mi de esa manera?!...te recuerdo que eres tu quien está perdiendo el control, no puedes negar que en la medida de lo posible, no te he faltado al respeto, señor- exclamó Hiroki mirándole con altiveza.


 


El hombre saltó de su asiento, encabronado y avergonzado de que un muchachito le estuviera dando clases de modales. El resto de los hombres se levantó también.


 


-¡es imposible tratar con ustedes!, ¡si no se llega a un acuerdo por las buenas, tendremos estas tierras de cualquier otra manera!....p-por el bien de los reinos, claro- musitó. Todos los presentes de la familia Usami fruncieron el ceño casi al mismo tiempo…los “invitados” tuvieron que admitir que la familia imponía, y mucho…


 


-permítame señor, pero ¿he entendido bien?- interrumpió el padre de Haruhiko, Toshio, seriamente- ¿le está declarando la guerra a Kamijou?- levantó con perspicacia una ceja. El hombre se agitó en unos segundos…no sabía que contestar a aquello.


 


-por que déjeme decirle, que ninguno de los muchachos  está sólo- comenzó Kyoko, la madre de Haruhiko - y si Kamijou entra en guerra, lamento decirte que Nakamura no se quedará con los brazos cruzados- decretó con una mirada terriblemente sería. Haruhiko sonrió, si, sus padres no hablaban en vano.


 


-yo…- el hombrecillo se había quedado sin palabras…


 


- y obviamente, ya debería saber que la cabeza de la familia Usami jamás dejaría pelear sola a su familia.  No tan solo el ejército de Usami sería enviado a Kamijou sino también parte de la guardia real- habló por primera vez Hitomi también.


 


-¡ustedes no saben cuántos reinos pueden participar en su contra!-  exclamó el hombre recuperando un poco de su cordura, si es que se le puede llamar así. Los monarcas y príncipes alertas se pusieron de pie también. Esa locura estaba llegando a demasiado.


 


-¡una unión de reinos!, ¡fantástico!-.exclamó Hiroki con ácido sarcasmo- ¿qué harás cuando te den la espalda y se subleven en tus narices?, lamentablemente no eres un líder, ya te lo he dicho, no seas egoísta, condenarás a mucha  gente. Hay muy pocos que puedan hacerle frente a los ejércitos de la familia Usami. No querrás imaginarnos, si quiera, a todos juntos… ¿quién se atreverá a enfrentarnos…en tu nombre?- escupió el ji-avellana.


 


-firmen el documento de una vez- musitó el viejo regresando a lo mismo. Hiroki sonrió burlón. Casi…


 


-me parece que mi respuesta sigue siendo no


 


-justo ahora, no estoy bromeando cuando te dijo que te despidas por las buenas de la propiedad. Vengo a negociar un acuerdo no una guerra- exclamó al final.


 


Hiroki frunció el ceño, tambaleándose un poco en su lugar. Haruhiko observó detenidamente a Hiroki, se veía agotado…no por favor. Se preocupó un poco… ¿hasta aquí había llegado todo, entonces?


 


-¿estás bien?- murmuró el oji-gris en el oído de Hiroki. Este tardó en asentir. Un poco preocupado por el embarazo, Haruhiko le ayudó a sentarse en la silla. El silencio invadió la sala, todos miraban extrañados al castaño, menos su madre, ella se moría por ir al lado de su hijo y ayudarle, se mordió lo labios…no era el momento…no ahora.


 


- me parece que ya vas a firmar- exclamó con una gran sonrisa el viejo. Hiroki frunció el ceño.


 


-y a mí me parece que puedes largarte ahora mismo por donde viniste- exclamó aun dando guerra Hiroki, su rostro estaba pálido. Algunos miraban curiosos como  se aferraba a algún collar escondido en el kimono azul que vestía.


 


Haruhiko fue el primero en percatarse del excesivo ruido que se escuchaba a lo lejos. Su corazón palpitó con fuerza de pura expectación.


 


-creo que ya no tienen nada más que hacer aquí- exclamó Haruhiko con media sonrisa.


 


-¿por qué lo dices?- preguntó enojado el hombre sin entender nada.


 


Muy pronto el ruido de grandes zancadas había llegado a sus oídos, todos se voltearon alarmados hacia la puerta. Guardaron completo silencio para escuchar todo.


 


“abre la puerta ahora, soldado”


 


“¡p-pero capitán!…justo en este momento….”


 


“¡ahora!”


 


“si, capitán”


 


La puerta se había abierta de un portazo.


 


Haruhiko casi gime de gusto dejándose caer en la silla, al mismo tiempo que Hiroki dedicó una mirada sonriente a los recién aparecidos. El resto contuvo el aire…


 


-¡¿Quién rayos te crees que eres para interrumpir esta importante reunión, mocoso?! ¿No ves que se trata del futuro del reino?- exclamó encolerizado el viejo por la interrupción. Tembló cuando el muchacho de ojos violetas le miró con un profundo cabreo irguiéndose en su casi dos metros para responderle.


 


-Solamente soy Usami Akihiko, el heredero POR DERECHO al trono de Usami, y de ahora en adelante el futuro de mi reino no debe preocuparte,  te lo aseguro


 


Carajo.


 


.


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Continuará…

Notas finales:

Que tengan un lindo día todos :)

 

Misagi * *


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