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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola a todos. Muchos gracias por leer, espero que les vaya gustando la historia. Los dejo con esta primer parte :)

Capítulo 6: “Los acompañantes del chico de la profecía. Parte I”

 

 

 

 

 

-¡¡¡¿queeeeeeeeeé?!!!

 

 

 

Fue el grito que se escuchó  seguramente por todo el castillo de Usami y unos  20 metros a la redonda.

 

 

 

-¡no puedes estar hablando en serio!- murmuraba el pelinegro muchacho neurótico dando vueltas por  toda la habitación, mientras su hermanito le seguía de cerca con cara despreocupada. Hace poco Misaki le había dicho que necesitaba hablar de algo muy urgente con él y es por eso que ahora se encontraban ahí.

 

 

 

-nii-chan-

 

 

 

-¡no puedes hacer algo tan peligroso!

 

 

 

-nii-chan

 

 

 

-¡¿por qué no me dijiste nada?!

 

 

 

-¡Nii-chan!- gritó finalmente Misaki para que su hermano le escuchara.

 

 

 

-¿Misaki?- reaccionó el mayor con los ojos tristes mirando a su hermanito.

 

 

 

-nii-chan, yo…ya lo he decidido, tengo que ir. Asuka-sama confía en mi- explicó el oji-verde, mirando a su hermano, que tenía  ya lágrimas en los ojos

 

 

 

-pero…Misaki, es peligroso…que haría yo si…-el mayor se atragantaba con sus propias lágrimas y sujetaba a su hermano por los hombros con mucha fuerza – si…no regresas…Misaki…eres mi única familia…eres lo único que me queda. Todo lo que hago lo hago por ti…Misaki

 

 

 

El oji-verde miró con tristeza a su hermano mayor y lo abrazó muy fuerte mientras comenzaba llorar, malditas lágrimas que no pueden dejar de salir.

 

 

 

-nii-chan, no estés triste…yo volveré, te lo prometo. Sé que has tratado de ser padre, madre, hermano y amigo desde que mamá no está, y yo te lo agradezco…por eso…déjame ir , hay mucha infelicidad en este reino y en todas las personas que giran en torno a él…yo no quiero que sufran lo mismo que nosotros…Nii-chan…¡yo no quiero que Asuka-sama muera de tristeza y sin volver a ver a su hijo y Hiromi-sama no está mejor!, ¡yo no quiero que Hiroki-san se case con alguien a quien no ama!...¡y que encima sea alguien a quien separaron de Keiichi-san!...eso no puede terminar bien…Nii-chan…necesito ir…-terminó Misaki bajando la cabeza mientras bajó su rostro impregnado de furia aunque no hacia su hermano si no hacia el destino y la desgracia de esas personas .Takairo se quedó muy impresionado de todo lo que había escuchado…muchas de esas cosas no las sabía. Él sabía que la realeza sufría mucho en cuanto a poder tomar “decisiones propias”, pero no se imaginó que precisamente “esos” príncipes enfrentaran ese tipo de situaciones. Hiroki-san, con su carácter tan fuerte y su porte tan inquebrantable. Keiichi-san con su ego y actitud tan elevados.

 

 

 

-Misaki…susurró asombrado Takahiro, le sonrió con ternura y lo abrazó a sabiendas que el pequeño no dejaría de sollozar, sino todo lo contrario- no sabes cuánto admiro tu bondad…tienes una capacidad increíble para apropiarte de los sentimientos de los demás.

 

 

 

-nii-chan- se sorprendió Misaki y abrió sus ojos llorosos, lo siguiente que escuchó fue la rasposa y leve voz de Takahiro…que lo hizo sonreír.

 

 

 

-…avísame cuando vayas a partir.

 

 

 

***********************************

 

 

 

Tan pronto se tuvo la respuesta definitiva de Misaki, prácticamente el reino entero y todos a su alrededor  empezaron con los preparativos. En cuanto a los reyes específicamente, se encargaban  de reunir al comité de “guerreros” que acompañarían a Misaki   en la  peligrosa e importante misión. Asuka estaba convencida de que no solamente necesitaba en ese equipo fuerza y valentía; el amor, la inteligencia, la astucia y el coraje serían algo primordial. Y ya tenía a un equipo en mente.

 

 

 

Por esta misma razón Asuka hizo volver a sus sobrinos y a Keiichi, y para que informaran las nuevas noticias en sus respectivos reinos.

 

******************

 

 

 

El sol empezaba a ocultarse cuando un peli-castaño, montado en su inseparable corcel albino, llegó al reino Kamijou. El oji- avellana venía acompañado de un guardia del reino Usami al cual agradeció su compañía y regresó a sus tierras. Hiroki suspiró vencido. Ya había hablado hasta el cansancio con su tía sobre el asunto. Pero Asuka, inquebrantable, le dijo que aunque supiera defenderse no era bien visto que un doncel viajara solo. Y era cierto, Hiroki había sido educado como todo buen doncel, era apropiado, decente y de buen hablar; pero su carácter y el hecho de que fuera el único “hombre” descendiente de sus padres  hicieron que tuviera una postura más “varonil”, por lo que además de aprender delicadeza, artes y gestos suaves, aprendió también sobre batallas, estrategias, caballería, peleas cuerpo a cuerpo y armas. En pocas palabras el chico era un “encanto peligroso”.

 

 

 

Desde muy joven Hiroki había demostrado ser muy inteligente e ingenioso, e incluso cuando el reino Kamijou intentaba ser invadido era el castaño quien  estaba tras toda estrategia de batalla que siempre les llevaba a la victoria. El castaño era también fanático de los libros, de ahí que tuviera un conocimiento  amplio de casi todo tema existente. Aunque cuando había tiempo no se negaba el capricho de visitar y conocer en persona cualquier curiosidad que se le atravesaba.

 

 

 

Hiroki sonrió de lado al verse en casa nuevamente, fue a guardar al establo a su fiel corcel y se dirigió con rapidez a la entrada principal del palacio.

 

 

 

-joven Hiroki…¡ya ha llegado!- exclamó contenta  una empleada que  pasaba por allí, el castaño  le sonrió gentil.

 

 

 

-bienvenido joven Hiroki-sama-  saludó el mayordomo que elegante abrió la puerta principal del castillo.

 

 

 

-muchas gracias, es bueno estar de vuelta- respondió el chico con una leve reverencia, y prosiguió a continuar su  camino; o era esa su idea hasta que escuchó unos apresuradas pisadas correr en su dirección.

 

 

 

-¡nii-san!- escuchó la chillona y reconocida voz, Hiroki solo se limitó a sonreír y extender los brazos  a la pequeña que prácticamente se lanzó sobre de él.

 

 

 

-oye…ten cuidado Mikoto…casi me tiras…- regañó leve el oji-avellana aun riendo.

 

 

 

-nee…nee, es solo que te extrañé mucho hermanito…-susurró la menor abrazando  muy fuerte al castaño. Hiroki a veces pensaba cómo era que esa niña tenía tanta fuerza a sus 10 años.

 

 

 

-jajaja solo te perdono porque yo también te extrañé mucho Mikoto, vamos a buscar a papá y mamá…necesito hablar con ellos- la pequeña asintió con una sonrisa, y después de recibir un beso de su hermano en la frente se dirigieron al lugar preferido de sus padres: el jardín trasero.

 

 

 

-¡mami….papi!- entró al jardín  gritando la niña de cabellos rubios y ojos avellana como su hermano. Ambos reyes le pusieron atención de inmediato. La mujer era de piel extremadamente blanca, de un cabello castaño corto y ojos cafés oscuros. El hombre, que se veía muy joven, tenía el cabello rubio oscuro a los hombros y unos intensos ojos avellana.

 

 

 

-¿Qué sucede Mikoto?- preguntó la reina sonriéndole, mientras extendía una mano a su “bebita”. Esta se acercó dando pequeños saltitos de emoción.

 

 

 

-¡nii-san ya llegó!- informó por lo que los padres sonrieron, no esperaron mucho para ver a su hijo unirse a ellos.

 

 

 

-hola a todos…- sonrió un poco Hiroki.

 

 

 

-hijo-  empezó el rey- ¿tiene mucho que llegaste?, dime ¿cómo te fue?-

 

 

 

-acabo de llegar hace poco padre, y pues me fue bien, la visita fue bastante…productiva- finalizó Hiroki con una mueca que indicó a sus padres que necesitaban hablar solos, es decir, sin Mikoto.

 

 

 

-de acuerdo…- respondió la mujer primero mirando a su niña-…Mikoto, cariño, ¿puedes ir a la cocina a pedir que nos sirvan la cena ya por favor?...y de paso pide esos pastelitos de chocolate que tanto te gustan a ti y a tu hermano ¿sí?- pidió para que la niña les dejara solos.

 

 

 

-¡claro que si mami!- exclamó la niña y se fue dando saltitos de alegría.

 

 

 

-¿Qué pasó Hiroki?- preguntó primero el rey preocupado una vez que estaban solos -¿pasó algo malo en Usami?

 

 

 

-¿es así hijo?- siguió la mujer apretando sus manos en su pecho -¿Qué pasó?- preguntó la mujer. Hiroki guardó un poco de silencio antes de responder.

 

 

 

-tía Asuka encontró al chico de la profecía- informó, ambos reyes se quedaron con las bocas abiertas – está juntando un equipo que le acompañará a la misión, padres…- les miró fijamente – en dos días regresaré a Usami, yo soy parte del equipo…

 

 

 

-…-los reyes no pudieron protestar nada, era algo que ellos habían acordado hace un tiempo. Hiroki nunca se opuso a nada que ellos dijeran, siempre era “perfecto”, tan recto con el cumplimiento de las normas, tan responsable, nunca reprochaba ni contradecía, incluso llegaron a pedirle por favor “que les desobedeciera”, como en el caso del matrimonio forzado que estaba pactado con Haruhiko; es por eso que acordaron que cuando el tomara sus propias decisiones no le cuestionarían…aunque estaban empezando a dudarlo.

 

 

 

*************************************************************

 

 

 

Keiichi llegó al reino Sumi cuando el sol se ocultaba por las montañas. Después de despedir a su respectivo guardia de compañía, dio su caballo a un encargado para que le fuera a guardar al establo. Keiichi era un chico con carácter fuerte, aunque no tanto como Hiroki, era extrovertido y con un sentido de diversión innata. Muy inteligente y con tenacidad de sobra. Aunque  no gozara demasiado de darse las de burocrático y hablador, era él el que representaba en todos los parlamentos a su reino, pues su carisma, inteligencia y buen trato con las personas lo hacían el perfecto candidato a ese puesto, y ¿por qué no?  …a rey.

 

 

 

A sus 22 años se había convertido en un doncel de tan buena fama que era pretendido por muchos caballeros y gente de realeza de cualquier lugar, pero pocos sabían que su caprichoso corazón ya tenía “dueño”.  La historia del reino Sumi era un tanto complicada. La reina Kaede, madre de Keiichi, contrajo nupcias con el entonces príncipe de Sumi: Ryuto, a sus 19 años. Ese mismo año quedó embarazada de su primer hijo: Yura, un hermoso varón que era el reflejo de su padre; 3 años después nació un bello doncel: Keiichi, el cual era la adoración de Ryuto, le celaba  como a nadie y le consentía todo. Pero hubo un mal día en que un reino cercano intentó invadirlos, y como era costumbre el ejército junto a su rey salieron a  defender el reino. Ese día quedó grabado en la mente de todos los habitantes de Sumi, porque aunque ganaron la pelea… el rey ya no regreso, murió en batalla. Kaede  se vio obligada a superar todo su dolor muy prontamente pues no solo tenía un pueblo al cual socorrer sino también a sus dos pequeños, que a sus 9 y 12 años respectivamente quedaron huérfanos de padre. Las cosas fueron bien durante unos pocos años, sin embargo muy pronto el reino Sumi  se vio una  declinación económica muy grande por lo que  la reina tuvo que pensar en algo muy rápido…y definitivamente sus pequeños no estaban en su mente. Y  5 años después de la muerte  de su primer esposo la reina Kaede se volvió a  casar, esta vez con Sousuke,  un miembro de la corte de un reino vecino, el cual con sus ideas novedosas muy pronto levantó de su pobreza al reino Sumi. Un año después la reina se embarazó por última vez, pues el embarazo había sido  de alto riesgo a sus 44 años de edad, dando a luz a un pequeñito fruto del nuevo matrimonio.

 

 

 

Sin embargo no todo era perfección, y Keiichi sabía muy bien el significado de esas palabras.

 

 

 

El chico de cabellos  cafés muy claros  entró al castillo con paso serio, saludando cortamente a las personas que le saludaban con alegría, caminó con rapidez  hasta llegar al enorme comedor que a su vez conectaba con las escaleras que dan al piso de arriba. Sin embargo no pudo seguir con su camino pues una voz le detuvo, tuvo que contenerse para no voltear los ojos en desaprobación.

 

 

 

-¡que agradable sorpresa hijo!, ya has llegado de tu viaje- Keiichi regresó a ver con su afilada mirada al hombre que le hablaba,  rápidamente escaneó a las personas que se encontraban cenando en la mesa: eran su madre, su padrastro y dos hombres que no conocían, o quízas solo de vista; sin embargo tuvo que contestar por cortesía.

 

 

 

-buenas noches a todos, madre, Sousuke-  saludó y pretendía seguirse directo a su habitación pero el hombre de cabellos negros al igual que sus ojos le volvió detener.

 

 

 

-vamos Keiichi, ¿dónde están tus modales hijo?, mira, ven acá  que quiero presentarte al conde de Kurogami  el señor Akeno  Irugami – señaló Sousuke al hombre de no menos de 40 años de edad que le miraba con coquetería asquerosa…según Keiichi - sabes el tiene muchas tierras, y es  dueño de muchos negocios en su reino… ¿sabes el vino a pedir tu mano?...hee… ¡¿que te parece?!

 

 

 

-…- Keiichi, no hizo más que darse callado, mirando con el odio más profundo a ese hombre… ¡¿cómo se atrevía Sousuke  a hacer eso?!...esa no era la primera vez que trataba de casarlo, el pelinegro era un hombre de negocios y había descubierto hace mucho tiempo que no le importaba nada con tal de hacerse más rico. Sin embargo convirtió su rostro colérico en una discreta sonrisa.

 

 

 

-mis disculpas Sousuke, Señor Irugami…- pronunció con tenue voz – pero yo no le conozco, y no pretendo casarme hoy ni nunca con usted, con permiso- exclamó para seguir con su camino.

 

 

 

-¡Keiichi!... ¡Keiichi ven acá y discúlpate!- ordenaba y gritaba Sousuke  a diestra y siniestra, pero el doncel no bajó- mil perdones señor Irugami…es solo el cansancio del viaje – se excusaba el pelinegro, mientras los dos invitados pasaban a retirarse indignados por el mal comportamiento del hermoso doncel- señor, es un chiquillo que aún no sabe lo que quiere…

 

 

 

Keiichi fue lo  último que escuchó antes de un fuerte portazo y rodar sus ojos bufando – idiota…-murmuró.

 

 

 

-¡hermano, ya llegaste!- escuchó una tierna vocecilla, su vista se fijó al final del pasillo y ahí estaba el pequeñito pelinegro de piel blanca y ojos de un color miel tan brillante como el suyo. El pequeño no pasaba de los 6 añitos y era un total encanto, definitivamente sería un doncel muy hermoso cuando fuera grande. A Keiichi le costaba creer que fuera hijo de Sousuke.

 

 

 

-Kioshi, hermanito… ¿cómo estás?- preguntó el mayor respondiendo al abrazo de su pequeño a su altura, al mismo tiempo que le regalaba una hermosa sonrisa.

 

 

 

-bien, solo que extrañé que  me llevarás a pasear por el bosque- hizo un tierno pucherito el niño, por lo que Keiichi rio un poco – aunque ayer Yura-niisan  trajo a Yuki-san al castillo y fuimos a pasear los 3 juntos al pueblo- sonrió el pequeñito. Keiichi hizo un puchero ahora, de verdad que le tenía envidia a su hermano mayor, pero él estaba feliz de que estuviera enamorado de su prometido…Yuki-san era el hijo de una familia rica de un reino lejano, ellos dos se habían conocido durante una de las expediciones que hacia su hermano junto al ejercito Real.

 

 

 

-vaya hermanito, pensé que tardarías más tiempo-  se acercó un apuesto chico a los dos oji-mieles, este era de unos ojos grises muy claros y cabellos  castaños claros. Abrazó a Keiichi sin dejarlo hablar si quiera.

 

 

 

-Yura- pronunció como saludo a su hermano mayor – pues de hecho, regresé antes porque hay un asunto importante  que atender en Usami, pero tal parece que las cosas acá no van mejor- exclamó Keiichi, mirando a su hermano mayor, sabían que se referían a Sousuke, pero no querían decir nada por Kioshi…de cualquier forma era su padre.

 

 

 

-siento tanto que hayas llegado exactamente ahora- se lamentó Yura- supongo que viste al señor que estaba allá abajo- Keiichi asintió. Seguirían hablando si no fuera por que  muy pronto se escucharon dos personas más unirse a la conversación.

 

 

 

-¡keiichi, ven acá que quiero hablarte!- entró gritando Sousuke con el rostro rojísimo de furia. Keiichi le miró igual quedando frente a él - ¡me has avergonzado enfrente de visitas importantes!

 

 

 

-no tengo que disculparme por nada, no he hecho nada malo- contraatacó él.

 

 

 

-vamos cariño – salió Kaede llevándose de la mano al pequeño Kioshi para que no escuchara la discusión. Yura se quedó a lado de su hermano, mirando también al pelinegro con su rostro serio. El estaba seguro que si  no se hubiera comprometido con Yuki antes, ese hombre también  le estuviera obligando a casarse con alguien rico.

 

 

 

- ¡entiéndeme  mocoso que cuando yo esté a la cabeza de esta familia me harás caso!- gritó el hombre sujetando la fuertemente la mano del doncel.

 

 

 

-¡estás loco si crees que te considero de mi familia, no tienes derecho de decidir por mí, ni de obligarme a nada! , ¡No eres mi padre!- le respondió Keiichi de vuelta zafándose con fuerza del  agarre  lastimándose la muñeca en su paso, pero no le importó.

 

 

 

-pues te tengo noticias “doncelito”- le retó el hombre con sus ojos negros furiosos – ¡tu padre está muerto, y ahora soy yo quien  está enfrente del reino, si quieres formar parte de aquí, más te vale que me obedezcas!- gritó, Keiichi no podía creerlo y sin poder evitarlo lágrimas de dolor y coraje resbalaron por sus mejillas.

 

 

 

-¡pues no quiero!... ¡vamos!, ¡destiérrame, maldito!...- retó el oji-miel, Sousuke rugió y levantó su mano con fuerza, Keiichi alcanzó a cerrar los ojos en lo que esperaba un certero golpe de ese hombre, más nunca llegó.

 

 

 

-Yura…-susurró Keiichi, con lágrimas en los ojos al ver a su hermano poniéndose enfrente de él y deteniendo la mano de su “padrastro”.

 

 

 

-no te atrevas jamás a ponerle la mano encima a mis hermanos, Sousuke- exclamó con voz seria y el ceño fruncido. Sousuke rápidamente se zafó de su agarre.

 

 

 

-no te metas conmigo Yura, que puedo hacer…-amenazaba el hombre, pero Yura no lo dejó terminar.

 

 

 

-me importa un bledo lo que puedas hacer, ¡escúchame bien que no  te lo volveré a repetir! ¡Si tocas un solo cabello a mis hermanos te las verás conmigo!- le gritó.  Sousuke rugió .Keiichi seguía detras de su hermano temblando  y con su ceño fruncido, cuando al fin se soltó de él   corrió  a su habitación. Yura le siguió de cerca, dejando parado a mitad del pasillo a Sousuke. El chico de ojos grises solo vio desconcertado como su hermano le dio la espalda para cambiarse su camisa por una nueva, tomar otra limpia y unas pocas cosas y echarlas a un bolso de mano que encontró por ahí. Su corazón tembló a verlo salir de la habitación con rapidez.

 

 

 

-Keiichi… ¿A dónde...?- su interrogación quedó a medias.

 

 

 

-me largo- dijo solamente el oji-miel, pasando de largo por los dos.

 

 

 

-¡KEIICCHI!...- salió gritando Yura detrás de él , con el grito salió de la habitación Kaede que al enterarse rápidamente y con lágrimas en el rostro corrió a detener a su hijo, con el escandalo armado salió también Kioshi que no entendía nada de lo que pasaba.

 

 

 

-¡hijo por favor!-  rogó  la madre al ver al castaño montado en su caballo y solo con la bolsa de mano al hombro.

 

 

 

-los siento madre…vendré a verte después- fue lo único que dijo Keiichi antes de salir a todo galope. La mujer gritó y sollozó por mucho rato, muy pronto frente a ella salió Yura  montado también en su caballo azabache y le habló a su madre.

 

 

 

-madre, no te preocupes por él, yo le cuidaré, veré hacia donde se dirige y regresaré a informarte- exclamó el oji-gris, la mujer asintió y el chico salió inmediatamente después de su hermano.

 

 

 

****************************************************

 

 

 

Mientras un drama completo se vivía en  los demás  reinos Masamune llegó al suyo y después de recibirle con los brazos abiertos les planteó claramente el asunto que estaba en auge en el reino Usami.

 

 

 

-¡entonces lo han encontrado!- murmuraba dando vueltas por todo el salón, la reina Kai.

 

 

 

-así es madre, al parecer las cosas van  muy rápido, Misaki está dispuesto a hacerlo y nombraron ya a los  que formaran el equipo que le ayudara a traer de vuelta a Akihiko- platicaba Masamune.

 

 

 

-y supongo tu eres uno de ellos- acertó el rey escuchando todo. Masamune asintió.

 

 

 

-pero hijo…no tienes por qué…- intentaba la mujer

 

 

 

-no te preocupes madre, yo quiero ir…además, sabes…estaremos  en presencia de muchos magos, tal vez, alguno de ellos pueda decirme algo sobre Onodera…-susurró lo último. Ambos padres se regresaron a ver y asintieron, sabían qué hace ya 3 años habían pasado de la “desaparición” de Onodera Ritsu, un joven que era hijo de un comerciante en su reino y del cual su hijo se había enamorado tan perdidamente que no tardó mucho tiempo en conquistarlo y en pedirle que saliera con él. El avergonzado  oji-verde tardó cerca de un año en darle el “si” definitivo a Masamune, y unos días después….desapareció.

 

 

 

- está  bien hijo, solo quiero que te cuides- aceptó el rey -¿y cuando parten?- preguntó.

 

 

 

- en 3 días regresamos a Usami, y tan pronto  nos encontremos todos, esperaremos salir al amanecer- informó el muchacho, ellos asintieron.

 

.

 

.

 

.

 

 

 

Continuará…

Notas finales:

Nos leemos pronto.

¿Quieren cápitulos dobles?

¿reviews? .-.

Bonito día a todos :D


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