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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo, aquí está el último cap de hoy. Usagi-san y Misaki siguen dentro del lago, ¿que es lo que las ninfas le dijeron que lo puso tan mal?...bueno en este cap lo sabrán...

Espero les guste la conty, nos leemos pronto, gente bonita.

 

Misagi * *

Capítulo 43: Un final alternativo


 


Era una tarde tranquila a las orillas de aquél río tan conocido; la corriente arrastraba tranquila la cristalina agua, el viento fresco recorría las grandes copas de los árboles, y hasta algunas avecillas entonaban dulces melodías. En una de las ramas más gruesas de un magnifico árbol de copa frondosa se encontraba recostado nuestro tranquilo y pensativo  castaño. Mantenía una sonrisa nostálgica, mientras con los ojos cerrados recordaba ciertos “sucesos” que habían acontecido hace algunos años ya…


 


//Flash-Back//


 


-¡Mikoto, ¿dónde has  dejado mi cepillo?!


 


Un castaño enfurruñado, con el ceño fruncido, a medio vestir y con el cabello alborotado, salió  corriendo algo apurado de su habitación, dando grandes zancadas para dirigirse  a la de cierta rubia traviesa de exactos 6 años; mas desistió de su tarea tan pronto razonó que no podría hacer nada contra su pequeña hermana, por lo que cambió de dirección y entró empujando a puerta de la habitación que compartían su padres; y con total madurez de un perfecto y educado doncel de 20 años se plantó en la entrada…


 


-¡mama, Mikoto me ha escondido de nuevo mi cepillo, dile algo!- exclamó casi zapateando y con un lindo puchero en el rostro. La mujer, que se encontraba sentada frente a su tocador, recogiendo su cabello castaño en una moña alta,  regresó a ver con una sonrisa tranquila a su desaliñado doncel y poniéndose de pie se acercó lentamente.


 


-Mikoto, cariño… ¿Qué te he dicho sobre entrar a la habitación de tu hermano si no está?- regañó suavemente a su niña, quien al parecer se escondía tras las cortinas. Hiroki frunció el ceño viéndola sonreír traviesamente.


 


-lo siento mami, no volverá a pasar, lo siento nii-chan- exclamó con una sonrisa pícara la rubia de grandes ojos avellana.


 


- ya ésta- exclamó la mujer con una sonrisa radiante, como si hubiera dado la solución a la vida misma.


 


-¡p-pero… mamá!, ¡necesito el cepillo ahora!- refunfuñó el doncel agarrando entre sus manos sus desorganizados mellones castaños. La mujer rio un poco con ternura y le acarició la mejilla suavemente.


 


-pero si te vez adorable


 


-¡mamá!...no quiero verme adorable - hizo un puchero cruzándose de brazos- la fiesta comenzará en unos minutos y yo aún no estoy listo- exclamó enfurruñado.


 


-eso parece, además, sería muy extraño que el cumpleañero no bajara a su propia fiesta, ¿no?- sonrió mientras pasaba el “mencionado” cepillo a su hijo, que seguramente, previamente ya había hecho a la pequeña Mikoto entregarle.


 


-Qué más quisiera- murmuró el castaño.


 


-Vamos, cariño, anímate un poco, quien sabe, quizás  suceda algo interesante- apremió la mujer con una sonrisilla cómplice, más bien “metiche” solía decir el castaño, pues intuía que su madre se refería al constante acoso que había tenido de algunos varones, más recientemente desde que su madre lo había presentado hacía dos años ante sociedad, mas por tradición que por gusto, claro.


 


-n-no lo creo- exclamó sonrojado, y salió rápidamente de aquella habitación.


 


Cada año el rey Neji organizaba una gran fiesta de gala con motivo de la celebración del cumpleaños de su muy bello y querido doncel, en  la que obviamente eran invitados personajes de realeza, la corte y en general de títulos de nobleza y personas en posición económicas… “estables”; sin embargo era el mismo Hiroki el que disfrutaba menos , y es que desde muy pequeño le había dedicado a ese tipo de fiestas un “amor- odio”, detestaba estar rodeado de tanta gente que ni siquiera conocía.


 


El castaño, bastante más presentable, salía con prisa de su habitación para dirigirse, ahora sí a la de su pequeña hermana, mientras miraba con recelo  su vestuario “incompleto”, un kimono de color azul con adornos plateados.


 


-¡Mikoto!... ¿sabes dónde está el obi de mi…?...- Hiroki se interrumpió su pregunta al levantar la vista y encontrarse con un muchacho de ojos negros y profundos al igual que su cabello corto, un varón que le miraba con la atención más insistente que hubiera visto alguna vez, Hiroki por inercia había retrocedió un paso, mientras apretaba su puño cerrando la abertura de su kimono.


 


-¿qué haces tú aquí?, no tienes permitido subir, la fiesta es abajo- exclamó serió, mas sintió un escalofrío al observar la sonrisa de su interlocutor.


 


-me disculpo majestad- exclamó  con una sonrisa extraña- pero no había nadie en los escalones, supuse…que…


 


-pues has supuesto mal, te pediré que abandones este piso y te retires, por favor- exclamó el oji-avellana, tratando de mantener la calma, sin embargo el muchacho había ignorado aquella y dio un paso hacia él, tomando su muñeca con premura.


 


-Hiroki-san, por favor, quisiera…


 


-no te atrevas a llamarme por mi nombre, yo a ti no te conozco, ¡s-suéltame!


 


Sin querer aquello había sonado bastante mal, una preocupación le había comenzado a invadir y cuando menos se lo esperaron unas saladas lágrimas invadía su vista. Aquél grito había ocasionado que la dueña de aquella habitación se apresurara a abrir.


 


-¿nii-chan, que sucede?- exclamó con su inocencia mirando a las dos personas fuera de su habitación, más las lágrimas de su hermano la habían puesto curiosa -¿has lastimado a mi hermano?- le preguntó la niña al varón presente, al ver también que este no soltaba a su hermano-suéltalo, ¡no ves que le duele!- exclamó creyendo esa la razón, el chico obedeció de mala gana susurrando un “mocosa…” y mirándola con ojos fieros.


 


-no te metas en asuntos que no te importan- exclamó con el rostro terriblemente aterrador, la niña atinó a esconderse tras su hermano, quien no decía nada.


 


-y tú no te metas con mi familia…- escuchó  la voz grave y amenazante de otro varón, el primero se alejó algunos pasos del doncel para voltear a ver hacia atrás,


 


-¡Masamune-nii-san!- exclamó la pequeña corriendo a abrazar por la cintura al recién llegado, quien afilando la mirada fulminó al muchacho que estaba allí, eso definitivamente bastó para que desistiera de su cometido – él ha hecho llorar a nii-chan- acusó con ceño fruncido la pequeña. Mune pareció imitarla enseguida.


 


-¿qué has hecho qué?- preguntó terriblemente serio, el hombrecillo pareció temblar ante aquello, mas no dijo nada.


 


-Mune…-llamó suavemente Hiroki al fin, sus ojos cafés entonces dejaron de irradiar furia.


 


-lárgate ahora mismo, si no quieres que los guardias te arrastren a la salida- exclamó empujándole hacia las escaleras, el muchacho ni flojo ni perezoso bajó endemoniadamente. Mune apostaría a que salió directamente del castillo - ¿estás bien?- exclamó esta vez hacia Hiroki, este atinó a abrazarle y a asentir, y una vez con el obi puesto los 3 bajaron a la fiesta.


 


-…y entonces…yo salí y nii-chan estaba llorando…seguramente le dolía porque lo estaba sujetando con fuerza- exclamaba azarosa la niña, platicando todo a Mune, quien la escuchaba con atención - ¡¿que se cree?!, ya lo he decidido, Masamune- nii-san- exclamó seria la rubia.


 


-¿el qué?- preguntó curioso el príncipe de Marukawa- La decidida infante puso sus manos en la cintura y pronunciaba sin titubear.


 


-¡no dejaré nunca que un chico se le acerque a nii-chan!!


 


Aquello  había hecho reír a Mune, y Hiroki le fulminó con la mirada.


 


-esta chica sí que me cae bien, he- exclamó dándole un golpecito de broma en el hombro al sonrojado doncel.


 


-deja de decir tonterías Mikoto- regañó Hiroki avergonzado.


 


 


Mas aquello había sido todo menos una broma, pues para bien o para mal, le pequeña rubia había cumplido aquella “promesa” y tan pronto veía a un pretendiente con “malas” intenciones dirigirse a su hermano, el pobre era víctima de sus, para nada agradables, travesuras. Hiroki tenía que admitir que aquello en muchas formas le divertía, le enternecía y le agradecía bastante a la chica; muy al contrario de su padres que desaprobaban aquella actitud…mas ¿que podían hacer?...extrañamente Mikoto acertaba con cada uno…pero ¡por favor!, hasta el gruñón oji-avellana tenía que admitir que algunas “bromitas” quedarían grabadas en la historia, si aún recordaba al pobre chico que empapado hasta las ideas salía enfurruñado de la fuente de agua que estaba en su jardín, o aquél que  salió corriendo despavorido , cuando Kiku, el perro de caza de su padre le persiguió hasta la salida del reino.


 


//Flash-Back//


 


-¿Hiro-san?-


 


-Nowaki, ¿Qué sucede?-  el castaño había despertado de aquél buen recuerdo y  fijó su mirada hacia abajo observando los ojos preocupados y sorprendidos de su novio. Le sonrió tímidamente e hizo amago de querer bajarse tambaleándose entre las ramas.


 


-No debiste subir tan alto, podrían lastimarse…-mencionó con una sonrisa. Hiroki casqueó la lengua avergonzado por las atenciones y cuidados que tenía el oji-azul con él y su futuro hijo. Mas en un descuido resbaló…


 


Solo atinó a cerrar los ojos, sin embargo jamás sintió el suelo; en su lugar sintió los brazos de su tritón envolver su cuerpo.


 


-Ouch, menos mal te tengo- escuchó decir a su príncipe, abrió los ojos y se vio sano y salvo  sobre el cuerpo de su amado quien le tenía aun sujeto aun por la cintura-Hiro-san…-murmuró con un puchero adorable- ¿qué hare yo si se hacen daño?- exclamó incorporándose un poco aun con su doncel sobre él, rozando suavemente sus labios con el sonrojado y arrepentido castaño, quien le devolvió con lentitud un casto beso.


 


-lo siento…- exclamó como niño regañado bajando  su mirada  apenada, para seguido reanudar una espléndida sonrisa sujetando los hombros del azabache, quien sonriente y ya algo acostumbrado por los constantes cambios de humor de su oji-avellana, que por cierto adoraba – estaba recordando algo…sobre mi hermana- explicó riéndose un poco en el proceso.


 


-¿y de que se trataba?-


-e-ella verá que le he encontrado- sonrió el castaño con media sonrisa.


 


-¿el qué?- preguntó curioso Nowaki imitándole y poniendo atención a lo que su pareja diría.


 


-a la persona correcta- exclamó susurrando muy suavecito, mientras escondía su rostro sonrojado en el pecho de su amado. Nowaki sonrió  sintiéndose rebosante de alegría y amor, mientras llevaba casi inconscientemente  sus manos al vientre apenas levemente abultado de su castaño, quien se estremeció por la sorpresa y la calidez extrema que irradiaba su novio- Mikoto se pondrá loca cuando se enteré que será tía- bromeó entre lágrimas de felicidad y tal vez…ansiedad.


 


-seguro, todos lo harán- comentó el oji-azul- en una semana- recordó el menor. Hiroki había levantado el rostro entonces asintiendo a aquello con algo más de seriedad…solo  una semana más y tendría que enfrentar no solo la noticia de su embarazo con sus padres sino también la “plática” con el Consejo en Usami.


 


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.


.


.


 


-¿dónde está Akihiko?- preguntó Miyagi…los chicos indagaron lo peor…


 


 


-maldición… ¡no se metan conmigo!- gritó Misaki; el movimiento no cesó ni un poco y en cuanto tomó un gran respiro y resignado a que en la “superficie” no iba a lograr ayudar a Akihiko, se lanzó a las profundidades del lago con los ojos cerrados…”joder…debo de estar loco”


 



 


Misaki sintió la helada agua calar sus huesos y el corazón latir desesperado y desbocado, sin embargo sintió mucho más importante el hecho de que Akihiko estaba a punto de ser “devorado”. Abrió los ojos, sintiendo el penetrante dolor del agua quemarla las pupilas, mas no desistió y poniendo a prueba sus, no tan buenas, cualidades de nadador pataleo y manoteó para sumergirse más en aquél ridículamente profundo lago. Sentía el ardor en sus pulmones y frunció el ceño comenzando a  desesperarse, cuando justo frente a él observó cómo dos sirenas jaloneaban el cuerpo medio- perdido del peli-plata. Parecían discutir sobre algo, su corazón dio un vuelvo, viendo a oportunidad de intervenir…no sabía cómo, pero una extraña fuerza se había apoderado de él y recordando la pequeña daga que le había regalado Asuka antes de partir , hurgó entre sus ropas hasta dar con ella, empuñó con mano temblorosa el artefacto y se acercó con torpes movimientos allá.


 


Una de las sirenas le miró con furia en sus saltones ojos y dando revoloteos aleatorios y desquiciados emitió un grito feroz.


 


-¡Gaaaaa!- un grito agudo y salvaje hizo paralizar su cuerpo y  tapar sus oídos, tan pronto aquél ruido ensordecedor finalizó se vio rodeado  de una infinidad de  esas harpías, quienes furiosas evitaban  punta de zarpazos con las afiladas agarras de su manos, que se acercara más a su “cena”. Misaki agitaba una y otra vez la cuchilla filosa, pero no hacía más que alejarlas por unos segundos,  desesperadamente y con los ojos llorosos observaba a lo lejos como el peli-plateado apenas mantenía abiertos sus ojos, totalmente inmóvil  y con la boca levemente abierta, señal de que definitivamente ya no contenía aire en sus pulmones…no faltaba mucho quizás para que sse ahogara…y era muy probable que el tuviera el mismo fin…sentía que los pulmones ardían…ya no tenía aire. Luchó arduamente, desesperadamente, cuanto pudo para acercarse a como diera lugar al príncipe, pero ellas no se lo dejaban tan fácil.


 


“Usagi-san”


 


……………………………………………………..


 


Fuera del agua estaban los otros cuatro chicos, 3 de ellos con el corazón en la garganta de la preocupación, ya les parecía una eternidad el tiempo en el que ellos habían permanecido bajo el agua. Ritsu estaba como loco que se aventaba al agua de nuevo, ellos…tenían que estar bien, trató de jalar aire hacia sus pulmones de nuevo, al mismo tiempo que temblaba, ya no sabía si de frío o de los nervios. Shinobu estaba un poco más atrás que Ritsu, observando con gravedad la balsa, o lo que quedaba de ella, flotando totalmente destrozada. Miyagi también estaba atento a lo que sucedía, mientras trataba de hacer reaccionar al desmallado Masamune.


 


-Misaki…- murmuró el rubio, todavía con shock de ver al castaño doncel lanzarse al agua-…no pensé que lo fueras a hacer- murmuró…”he subestimado tus sentimientos”


 


-ya ha pasado mucho tiempo…-exclamó con congoja el oji-esmeralda.


 


-no han de tardar, no pierdan las esperanzas- animó Miyagi, con el rostro compungido.


 


………………………………………………………………..


 


Al fin pudo sujetar la muñeca de aquél varón “impertinente” y sintió que ese había sido el mayor logro de su vida. Admiró un poco más el serio y atormentado rostro del oji-violeta, a pesar de que se estaba volviendo una tarea difícil en ese momento, pues aquellos seres de pieles verdosas no desistían de  querer separarlos. Miró una vez más ese atractivo rostro y sintió de nuevo aquella sensación en el pecho, juró que de no estar los suficientemente desesperado y  pálido por el helada agua, hubiera estado más sonrojado que una manzana en plena temporada. De pronto recordó aquella visión que las ninfas le habían hecho pasar en su mente y no pudo evitar soltar las lágrimas que se diluyeron en el agua de aquél río, rogaba de todo corazón que aquella “predicción” no se hiciera realidad…claro que se podría solucionar todo, sonrió amargamente…


 


“Usagi-san tiene que volver a Usami cuanto antes”


 


-¡Ya no podrás hacer nada por él, LARGO!- berreaban  las horrendas criaturas sujetando a Akihiko por los brazos para alejarlos del agarre que Misaki resistía tratando jalarlo hacia arriba.


 


-“lo intentaré”…-


 


Juntó sus labios entre abiertos con los el príncipe.


 


Y sopló cuanto pudo para pasar el poco de oxígeno que le quedaba. “Vuelve Usagi-san, te necesitan”…cuanto más lo intentaba más lágrimas salían de su ojos… “vuelve, ¡por favor!”...


 


//Flash-Back//


 


Misaki trago saliva y retrocedió unos pasos al ver a la ninfa de agua tan cerca de él, mirándole tan insistentemente,  y se perdió, sin querer, en los ojos azules transparentes de la no- humana. Un frío intenso lo había invadido de  inmediato y su  rostro se volvió incomparablemente serio…como si esos ojos intensos estuvieran a punto de revelarle la  verdad más grande del mundo.


 


………..


 


Tuvo un intenso momento de oscuridad, para después verse en un lugar que definitivamente no era el bosque de las ninfas, con curiosidad extrema observó el suelo en donde estaba parado eran baldosas brillantes de colores azulados, a su alrededor una magnifica decoración en  lo que parecía ser el salón principal de fiestas…un momento, el conocía ese lugar…¿Usami? ; una encantadora melodía proveniente de una pequeña orquesta inundaba el lugar, observaba como sirvientas iban y venían de la cocina cargando una infinidad de comida, postres y bebidas para llenar unas larguísimas mesas, todo parecía tan elegante y rebosante de felicidad, todo menos las personas…¿Qué sucedía?. Dos personas pasaron a su lado, Misaki se sorprendió de que no le vieran, pero prefirió no pensar en eso y seguir observando… ¿Qué sucedía allí?


 


-Mina, ¿cree que esta vez Hiroki-sama si nos acompañe durante la gala?- preguntaba en voz bajita y con cara de preocupación un hombre de una edad algo ya avanzada, la mujer a su lado negó con tristeza, mientras trataba de seguir con su encomiendo de revisar que todo fuera bien con la puesta del buffet, Misaki intuyó que se trataba de una ama de llaves…¿Hiroki había dicho?...¿qué hacía Hiroki en Usami?


 


-no lo creó Kimu-san- negó la mujer tristemente, después miró hacia los lados cerciorándose de que no había nadie cerca, como si fuera a decir algo que tenía que mantenerse en secreto, Misaki no pudo evitar acercarse más para escuchar, aprovechando que no lo “podían ver” – anoche que fui a su habitación a llevarle la cena, lo encontré llorando…de nuevo ¿sabes?, no sé cuánto tiempo vaya a resistir, cada vez lo veo más triste, no ha sido el mismo desde aquél día…-murmuró la mujer. El hombre asintió a aquello. El oji-verde se sorprendió ante aquello… ¿Qué día?... ¡¿Qué había pasado?!


 


-nadie lo ha sido, Mina- exclamó como entrañando algo lejano el canoso hombre-  espero que pueda resistir…por ella, por esa niña, solo kami sabe que será de ella si él le llega a faltar


 


Mina lo vio con una mueca.


 


-¡no sea imprudente!, ante los ojos de todos sabes que esa niña es hija “legitima” de Haruhiko-sama, es obvio que tuviera el amparo de su “padre”- regañó en un murmullo la mujer. El mayordomo asintió tristemente.


 


-ya sabes que  en ese tiempo, el padre de Hiroki-sama, en paz descanse, Neji-sama, no tuvo otra elección más que apresurar todo lo que pudo ese matrimonio- la mujer pareció recordar algo muy triste- había muchas personas confiando en ese muchacho…Misaki-san, aquél que iba a traer a Akihiko-sama de vuelta, nunca nadie se imaginaba las tristes noticias con las que llegaron Ritsu-san y Miyagi-san-  exclamó permitiéndose derramar unas lágrimas solitarias.


 


-ya Mina, tienes que olvidar eso, lo que nos queda es el presente, nada más…- consentía el hombre.


 


Misaki entró en pánico…¿qué?...¿qué había pasado?, ¿no llegó Akihiko?...¡¿solo habían llegado Ritsu, Miyagi y Hiroki?!...¡¿y los demás?!...¿y él?....


 


No pudo seguir pensando pues una voz, acompañada de unos lentos pasos interrumpieron sus pensamientos e instintivamente regresó a ver hacia arriba, donde por las escaleras bajaba alguien muy conocido por él…


 


-así es, solo existe el presente. Les agradeceré que dejen de hablar de mí a mis espaldas- exclamó el recién llegado fríamente, los dos personajes pertenecientes  a la servidumbre asintieron apenados y se retiraron rápidamente  a sus puestos


 


Misaki observó con una mezcla feroz de sentimientos el rostro fino, pulcro…pero también triste y devastado el rostro  de aquél príncipe que había considerado su amigo. Sus ojos avellana parecían cansados e hinchados, según la mucama era por que lloraba a diario. Sintió su corazón apretujarse de pura pena…¿entonces…si se había casado con Haruhiko?...y entonces…¿Qué era de Nowaki-san y de Keiichi?...La vergüenza y la tristeza dentro de su corazón se multiplicaron. El rostro de Hiroki se contrajo en un marcado ceño fruncido; Misaki había admirado también como llevaba el cabello castaño un poco más largo sujetado por una trenza corta, también observó con admiración y sorpresa la preciosa carga que llevaba en sus manos…era una niña, de aproximadamente dos  años de edad, con cabellos castaños y ojos profundos y azules claros, como aquél río en el que habían conocido a…¡Nowaki-san, claro, él era el padre de esa niña!


 


Misaki entonces se permitió llorar amargamente, mientras sollozaba muy fuerte, apenas pudiendo ver que el castaño también derraba lágrimas al mismo tiempo …¡¿qué pasaba allí?!, ¡¿Qué era todo eso?!...¿Hiroki y Haruhiko casados?, ¿el padre de Hiroki muerto?, ¿Qué había pasado con los demás?, ¿qué con Keiichi y Haruhiko?, ¿Qué con Akihiko y él mismo?... ¡¿Qué pasaba allí?!...¿eso era el futuro?...¿era lo que pasaría si fallaban?...¿por qué lo estaba viendo, por qué las ninfas le estaban mostrando eso?...¡el no quería verlo!, ¡el quería regresar ya a la realidad y dejar de ver esas crueles imágenes!...


 


-¡Quiero irme!, ¡quiero volver!- exclamaba llorando, mientras cerraba los ojos y se sujetaba fuertemente la cabeza, no podía dejar de mirar al Hiroki con la chiquita en brazos mirando por un enorme ventanal hacia el horizonte y murmurando algo que aunque no escuchó sí que pudo leer en su labios: “Nowaki”…


 


-¡quiero volver!- exclamó devastado Misaki de nuevo…y sintió la oscuridad, ahora relajante, envolverlo…


 


…..


 


Al regresar los brazos de Akihiko fueron los primeros en darles la bienvenida, y lo había disfrutado bastante…


 


//Fin Flash-Back//


 


-“tienes que volver”…-rezaba Misaki contra los labios de un inconsciente Akihiko, aturdido como estaba, empezó a  ver borroso, sus pulmones estaban secos…ya no podía dar más de él a ese varón que decía amarle…intentó sonreírle un poco pero no lo logró…y cuando estaba punto de cerrar sus ojos, observó los violetas abrirse lenta y cansadamente, entones si que sonrió,  cerró los ojos sintiendo como sus brazos dejaban de aferrarse al príncipe y como la daga con el emblemático escudo de Usami se perdía en las profundidades de ese río…


.


.


.


 


Continuará…

Notas finales:

Besitos de cereza para todos, que tengan un lindo día.

 

Misagi * *


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