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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, hola, ¿cómo están?. Ya vengo con la actu de hoy, sip: doble. Muchas gracias por leer y muchísimas gracias por comentar. Sólo les recuerdo que cada vez ás nos acercamos al último capítulo que tengo adelantado, ya saben que justo ahora solo estoy corrigiendo detalles mínimos antes de subir los cap y por eso actualizo muy rápido :D.


Pues bien, pasando de eso, estos dos caps traerán varias discusiones :p. De ahora en adelante los caps serán mas intensos e intrigantes debido a apariciones de un "olvidado personaje", pero ya les estaré avisando :p, gracias por sus comentarios y los dejo con la actu doble de hoy. Espero las disfruten...


Nos leemos en un ratito...


Misagi * *

Capítulo 47: “Lo mejor para Hiro-san”


 


Lo que pasó después de aquella extraña y sorpresiva escena  aconteció tan rápido que pocos reaccionaron de inmediato: como fondo sonoro principal se escuchó la caída de una charola llena copas de vino destrozándose y salpicando hacia todos lados, cortesía de alguna sirvienta que comenzaba servir, los gritos de todos culpándose una otros por el desmayado y embarazado castaño en brazos del menor, la servidumbre saliendo disparada hacia la sala común y por si no fuera suficiente se escuchó otra voz dulzona irrumpir en la habitación:


 


-¡padre, mami, ya llegué!


 


Todos regresaron a ver al mismo tiempo hacia la entrada observando a la pequeña rubia que asimilaba lo que sucedía allí, ante la ahora silenciosa escena.


 


-¿Qué sucede?... ¡¿nii-chan?!...


 


La pequeña corrió hasta donde estaba el muchacho alto sostenido a su hermano.


 


-Mikoto , cariño…cálmate- exclamó la mujer sujetando por los hombros a la pequeña.


 


-¡no!…yo


 


-necesito un lugar donde pueda descansar- interrumpió Nowaki preocupado, cortando así la conversación, muy rápido la habitación de su oji-avellana le había sido indicado y los cuatro habían corrido hasta allá. Observó el rostro de su doncel deformado en una mueca incomoda y dolorosa. Y solo le quedó sentarse junto a él, mientras mantenía de forma protectora su mano  sobre el plano y cálido vientre de su hermoso doncel. La reina miró con asombro y ternura como el contacto del oji-azul relajó por completo el rostro de su “bebé”.


 


…………


 


El atardecer comenzaba colorear el cielo y la conciencia de cierto castaño empezaba a reaccionar. Abrió lentamente los ojos, parpadeando cuidadosamente por la tenue luz que se filtraba por la ventana de a lado, suspiró pesadamente, al sentir una revolución en su cuerpo, le dolía la cabeza y el estómago, pasó una de su manos temblorosas por su rostro, sintiendo al debilidad latente en su cuerpo.  Al fin se abrieron sus ojos avellana divisando primeramente el borroso techo, desconociéndolo al principio y después recordando lo sucedido antes de que perdiera su conciencia. Frunció el ceño y gimió frustrado, enojado y quizás tal vez también algo decepcionado por el comportamiento de su padre…


 


-¿Hiro-san?...¿cómo te sientes?


 


La preocupada y suave voz que inconscientemente esperaba escuchar más en este mundo le dio la bienvenida  a la realidad. Cuando al fin pudo enfocar con claridad su rostro y esos orbes azules brillantes e intranquilos se lanzó hacia el azabache, quien algo turbado lo encerró fuertemente entre sus brazos. Besó con cariño los cabellos castaños cuando sintió a su precioso doncel temblar y sollozar contra él.


 


-vamos, todo está bien Hiro-san…ve…


 


-nada está bien…vámonos- murmuraba el mayor entre hipidos aun en brazos del tritón  y sollozando en su fuerte pecho. El menor suspiró  y regresó a ver levemente hacia atrás donde se encontraban en la entrada de la habitación los padres del castaño mirando la escena con un gesto preocupado y exaltado, tal vez arrepentido.


 


-c-cariño…¿irte?...¿ a dónde?- murmuraba la mujer aterrada de que su amado doncel quisiera tomar decisiones drásticas. Hiroki se despegó solo un poco de Nowaki para ver los ojos llorosos de su castaña progenitora y vio su tristeza reflejada en  ellos. Su mirada viajó con rapidez y casi miedo al hombre rubio, que permanecía como una estatua al lado de su madre…y vio un sentimiento extraño en los ojos del hombre, uno que muy probablemente nunca había visto.


 


-a casa…-respondió el oji-avellana menor bajando el rostro, evitando la mirada de sus padres. Suspiró lánguidamente para evitar lanzarse a llorar otra vez.


 


- esta es tu casa, Hiroki- murmuró bajito el hombre, y su mirada seria y melancólica se encontró con la llorosa del castaño quien bajó la mirada deshaciéndose levemente del abrazo de su tritón y haciéndose un ovillo a un lado de la cama, provocando simultáneamente un silencio bastante prolongado…hasta que su voz temblorosa y casi apagada se escuchó como murmullo en el salón.


 


-y-yo solo…no quería decepcionarte


 


Y aquella pequeña frase hizo mella en los 3 personajes presentes en la habitación. Neji abrió de par en par sus avellanas orbes  y frunció el ceño antes de verse muchos pasos hacia adelante, enfrente de la cama en donde reposaba el doncel, más específicamente estrechando el rígido y sorprendió cuerpo de su castaño entre sus brazos ante la mirada sorprendida y conmovida de los otros dos.


 


-escúchame bien…-exclamó con voz ruda, pero bastante afectada el monarca- tu nunca me has decepcionado…- Neji inhaló prolongadamente antes de proseguir, separándolo por fin de su cuerpo para ver los sorprendidos y brillosos ojos de su hijo mirándole-…eres mi mayor orgullo Hiroki, te amo hijo…y nada cambiará eso, ¿me entiendes?


 


Hiroki había atinado a asentir repetidamente, mientras sorbiendo la nariz y con el rostro lloroso se unía en un nuevo abrazo con su orgulloso progenitor, abrazo en el que fue participe también la bella mujer castaña, quien lloraba igual o aún más que el joven doncel.


 


“baya…pero si es la viva imagen de ambos” pensaba el risueño tritón admirando la escena. Aquello se alargó no más de escasos minutos en lo que se reponían cada uno.


 


-¿y…mi bebé?- preguntó el castaño a sus padres, más bien para conocer que pensaban acerca de él. Sus padres se sonrieron tiernamente mientras tomaban sus manos. Hiroki pensó que había extrañado esa chispa traviesa y brillante que compartían las miradas cómplices sus padres y sonrió involuntariamente, el sin embargo, también miró con una sonrisa fugaz a su bello varón que mantenía una de sus manos en su hombro.


 


-cariño… ¡estaremos locos por la espera de ese bebé!…- chillo enternecida y emocionada la mujer.


 


-definitivamente, imagina eso Mitsuki- murmuró jubiloso el rey mirando a su mujer sonriente con porte orgullosa-…mi primer nieto…


 


La joven pareja sonrió…y Hiroki casi chilla de nuevo…


 


Malditas hormonas…


 


**************************************************


 


El sol empezaba a asomarse tímido a través de las montañas que rodeaban la pequeña aldea de Riku, la habitación en donde descansaba la no-declarada pareja  aún estaba levemente oscura debido a las gruesas cortinas que cubrían los enormes ventanales. Eran quizás las 6 de la mañana cuando el menor de ellos abrió lentamente sus ojos verdes encontrándose primeramente con el bello rostro durmiente  del príncipe peliplata. Sus mejillas se sonrojaron al recordar la pequeña “clase” de anoche y nervioso y avergonzado se hizo un ovillo colorado entre las frescas sábanas. Casi enseguida regresó su atención al varonil rostro frente a él y sintió su corazón palpitar con fuerza.


 


-por Kami…cálmate tú, loco- murmuró el sonrojado doncel tocándose su pecho con la palma de su mano, como temiendo que el mayor fuera a escuchar los latidos alocados; y sin pensarlo mucho  extendió su tembloroso brazo hacia el rostro del mayor y con la punta de los dedos acarició el  bello rostro, pasándolos por la blanca frente y los pómulos hasta detener el suave recorrido hasta los aterciopelados y delgados labios, los mismos que esa noche habían tocado los suyos…intensamente. Sus mejillas se sonrojaron y cerró los ojos.


 


-¿M-misaki?


 


Abrió los ojos con rapidez y nervioso al encontrarse con los violetas ojos traviesos y curiosos mirándole fijamente. Misaki adivinó que el príncipe acababa de despertar pues aún tenía sus ojos un poco enrojecidos; trató de quitar rápidamente su mano “exploradora” del rostro de Akihiko pero este lo había sujetado y sonrojado hasta las orejas sintió como depositaba un tierno beso en la puntas de sus dedos. Todo junto con esa sonrisa muy suya.


 


-¡n-no hagas eso!- chilló murmurando en una queja el castaño, sacando una risita del mayor.


 


-me has despertado…-murmuró con un puchero bien fingido, haciendo un movimiento rápido para colocarse sobre el menor mirándole desde arriba, riendo cuando Misaki se sonrojó y desvió la mirada.


 


-pues vuélvete a dormir…- exclamó el otro frunciendo el ceño aun todo colorado. Akihiko volvió a reír sujetando con sus manos las del  avergonzado oji-verde cada una a lado de su cabeza. Ambos dejaron poco a poco sus anteriores expresiones. Akihiko dejó de reír y fijó su mirada en la esmeralda. Misaki enserió su rostro y miró fijamente los ojos violetas.  Ambos mirándose fijamente…perdidamente.  Akihiko vio a Misaki relajarse por completo y entregarse a la cómoda intriga que sentían al mirarse mutuamente y no pensó mucho para acercarse, primero vacilante y luego con decisión al rostro del menor y acariciar con sus labios los contrarios.


 


Ante el tímido movimiento el oji-verde  se sonrojó un poco y se permitió regresar el “gesto” presionando sus belfos contra los del mayor, quien al verse correspondió no dudó en perpetuar un beso en toda regla…Misaki consintió aquello, pasando sus brazos por encima del mayor, cuando este se acercó a él delineando con su lengua sus labios y sin pensarlo mucho dejó que el príncipe le invadiera por completo la boca.


 


Sus pechos subían y bajaban agitados, y Misaki abrió sus piernas inconscientemente para que el mayor se acomodara mejor.


 


-M-Misaki…-murmuraba Akihiko al oído del menor, haciéndolo estremecer como hoja al viento -…te amo…-le murmuraba con cariño, al mismo tiempo de recorría con casi transparentes besos el cuello blanco del menor. Sus manos estaban unidas. Misaki gimió.


 


Muy pronto los labios del mayor subieron de nuevo hasta los contrarios, dando un sutil roce como despedida, y con pesar, si, de ambos, se separaron. Misaki desenredó sus dedos de las sedosas hebras paleteadas. Akihiko lo miró intensamente.


 


Después de algunos segundos el mayor habló.


 


-¿Qué sucederá ahora?- preguntó el mayor, sin esperar  precisamente la respuesta, mientras se recostaba tendido en el pecho del menor, quien casi por manía, volvió a enterrar sus dedos en los cabellos grises, mientras sus mejillas enrojecían.


 


-n-no lo sé Usagi-san…- respondió mecánicamente mirando el techo como si fuera la cosa más importante del mundo. Bajó su mirada un poco encontrándose con la violeta que subió para encontrase con la suya. Sus mejillas seguían sonrojadas y su corazón latía desfasado.


 


-Misaki… ¿sabes que te amo?- preguntó coqueto. Misaki asintió avergonzado dando a entender que se dio por aludido. El príncipe sonrió- … ¿y tú, me quieres?- preguntó cautamente, el menor desvió la mirada con premura, mientras balbuceaba algo casi inentendible…pero que hizo ensanchar la sonrisa del oji-violeta.


 


-t-tal  vez…


 


Estaba por intentar conseguir más “información”, cuando un grito potente acompañado de enardecidos golpes en la puerta interrumpió su línea.


 


-¡¡¡AKIHIKO ABRE LA PUERTA AHORA MISMO O JURO QUE ME VAS A CONOCER!!!


 


Era Ritsu. Ambos se miraron con una ceja levantada y seguido miraron la puerta.


 


-¡ AKIHIKO IDIOTA, DIME QUE NO HICISTE ALGO ESTÚPIDO!, ¡¡¡ABRE AHORA MISMO O TIRARÉ LA PUERTA DE UNA PATADA!-


 


Ambos se volvieron a mirar y abrieron en demasía los ojos.  Misaki se sonrojó tanto que Akihiko temió fuera a ponerse morado. Entonces se dieron cuenta de algo…Ritsu lo sabía…


 


-¡demonios!...-murmuró el mayor, levantándose con rapidez- tendremos que inventarle algo…-exclamó susurrando


 


-no cuentes conmigo…¡soy muy malo diciendo mentiras!…- exclamó el menor igual, todo sonrojado. Akihiko frunció el ceño.


 


-¡¡¡AKIHIKO!!!


 


-¡corre, abre o tirará la puerta!- exclamó Misaki casi sacando de una patada al mayor de la  cama, por lo que el príncipe casi se cae de cara al enredarse con algunas sábanas. Misaki reprimió una risilla al verle y solo atinó a enredarse rápidamente con las sabanas que encontró a la mano. Akihiko lo miró con una sonrisa antes de correr hacia la puerta…


 


……………………………


 


Del otro lado de la puerta…


 


Ritsu estaba a punto de patear la puerta cuando esta se abrió, y casi empujando al  peliplata entró a la habitación, seguido de un somnoliento Masamune y un curioso Shinobu.


 


-¿qué rayos haces tocando puertas ajenas a estas horas Ritsu?- exclamó Akihiko malhumorado. Bien, a actuar.


 


-¿ves, amor?...te dije que no haría nada- exclamó interrumpiendo Masamune mas dormido que despierto recargado en el marco de la puerta. Akihiko levantó una de sus finas cejas.


 


-¿pues qué te crees que andaba haciendo?- exclamó el peliplata.


 


-pues…etto, realmente…-murmuraba el rubio un poco avergonzado jugando con los dedos índices de sus manos.


 


-realmente creían que ibas a hacerle “algo” al pequeño Misaki...ya sabes, después de que ayer tomará esa extraña bebida afrodisiaca- exclamó como si nada Mune. Akihiko lo miró fijamente con su rostro más convincente de duda que encontró en su repertorio.


 


-y…¿por eso tenían que venir todos?- exclamó cruzado de brazos.


 


-hey…no me culpes…tenía que comprobarlo con mis propios ojos- exclamaba con el ceño fruncido Ritsu auto-invitándose a pasar para ver al otro oji-verde. Akihiko rodó los ojos.


 


-yo solo tenía curiosidad…- se excusó Shinobu- a Miyagi no le importó mucho-agregó sonrojado Shinobu mas bien recordando que su novio había murmurado algo así como “déjenlos ser, seguro ahora sí que estarán más unidos”.


 


-yo solo quería dormir…-murmuró Mune. Akihiko rio flojamente al adivinar que Ritsu lo había “obligado” a acompañarles.


 


-¿y bien?- preguntó el peliplateado al ver como el oji-vede miraba “dormir” tranquilamente a un vestido y arropado Misaki.


 


-está bien…por ahora- exclamó entrecerrando los ojos. Akihiko bufó, vio enseriar el rostro de su amigo castaño- ¿n-notaste anoche…qué pasó con…Misaki?- exclamó quizás algo preocupado. Akihiko dubitativo asintió lentamente.


 


-solo al principio- comenzó- …ya sabes…me despertó cuando sentí que se movía mucho…cuando me di cuenta que estaba… gimiendo no tuve de otra que alejarme de él- murmuró algo avergonzado recordando cómo lo confundió con fiebre. Los donceles se sonrojaron y Mune prestó atención como si se le hubiera esfumado de repente el sueño.


 


-¿y qué pasó después?- preguntó Takano entre curioso y pícaro. Akihiko fingió un perfecto bufido…


 


-tú que crees…desperté más cansado de lo que me acosté…digamos que la bañera no es el mejor lugar para dormir- murmuró malhumorado, haciendo reír al resto…


 


Después de la invitación- orden por parte de Ritsu  de que se arreglaran pronto para bajar a desayunar y agradecer por el hospedaje para partir, por fin los tres chicos salieron de la habitación. Akihiko se permitió suspirar, recargado en la puerta cerrada mientras fijaba la mirada en los ojos sorprendidos de Misaki, quien apenas sus amigos se habían ido se había “desenvuelto” de todo el montón de sábanas.


 


-¿y bien?- preguntó el mayor con una sonrisita. Misaki negó con un puchero marcado el rostro sonrojado lanzándole una almohada a la cara…


 


*********************************************************


 


Era cerca de medio día en el palacio de Sumi. Los grandes ventanales  en la biblioteca estaban abiertos de par en par previendo de perfecta luz al concentrado lector y su apuesto acompañante sentados en el enorme sillón rojo en medio de la habitación. El doncel, que tenía ahora un grueso libro de pasta anaranjada, devoraba con entusiasmo libro tras libro, mientras tanto el mayor le observaba embelesado con una sonrisa.


 


Después de algunos minutos el menor cerró el libro y lo dejó en la mesita de a lado soltando un enorme suspiro acompañado de una satisfecha sonrisa…


 


-¡pues ya está el tercero del día!- exclamó emocionado recargándose en el pecho de su novio.


 


-¿vas a leer otro?- preguntó el oji-gris con una sonrisa besando castamente la cien de su castaño.


 


-no, tengo cosas más importantes que hacer- exclamó con  una sonrisilla coqueta y sus mejillas sonrojadas; seguido dio un piquito en los labios de mayor - ¡vamos!- exclamó poniéndose tan rápido de pie tirando de la mano del varón que apenas se vio siendo jalado hacia la puerta para salir de la  habitación.


 


-¡espera Keiichi!- exclamó contagiado de una fresca risa del menor.


 


Hace dos días que la reina Kaede, acompañada de Yura, habían salido hacia  Kimo, específicamente a la ejecución de Sousuke, por lo que como lo había indicado la monarca, Haruhiko se había quedado en Sumi para cuidar de sus donceles, mientras Yuki tenía que hacer un corto viaje a su reino a arreglar algunos asuntos, pues el rubio también había pasado ya mucho tiempo fuera de su hogar. El asunto de la memoria del oji-miel avanzaba con tortuosa lentitud a la par de  que se acercaba con rapidez la fecha de la reunión con el Concejo en Usami…a estas aturas ya no sabía si era mejor o peor que apareciera Hiroki allí, mucho menos si iba solo…sin Akihiko. Sea como sea, casi todo dependía en la esperanza de que “la legión de Usami” llegara a tiempo.


 


Haruhiko se le había pasado todo el día  correteando  con los hermanos donceles de arriba abajo  por todo el castillo, “esos chiquillos sí que tienen energías” se repetía. Keiichi parecía feliz al convivir con su  pequeño hermanito y Kioshi estaba que enloquecía tirándose a los brazos de su hermano, Haruhiko pensó que ese pequeño necesitaba mucho de su hermano, las cosas que vivió no se olvidarían fácil. Una vez que tomaron la merienda y acostaron al agotadísimo Kioshi en su habitación, ambos se dirigieron hacia la habitación de Keiichi. Haruhiko cerró la puerta mirando con un leve  y nostálgica sonrisa a su novio, quien se encontraba recargado en el enorme balcón que daba al jardín trasero del castillo, Haruhiko se fue acercando lentamente a él, hasta que recargó su barbilla en el hombro del menor, quien sintió como el varón rodeaba su cintura con ambos brazos.


 


-¿recuerdas algo importante en este lugar, Keiichi?- preguntó el mayor, suspirando lentamente el olor a miel del cuello de su doncel, este algo acalorado negó con la cabeza volteando a ver levemente hacia atrás.


 


-no mucho… ¡¿qué pasó aquí?!- preguntó casi emocionado por saber, al ver la sonrisa soñadora del mayor.


 


-…aquí fue donde te pedí que te casarás conmigo- exclamó con un susurró. Keiichi le miró con una sonrisa tierna y sus mejillas sonrojadas, viendo la sonrisita nerviosa del mayor, seguro recordando el momento, pero el no pudo recordarlo…bajó la cabeza levemente.


 


-seguro que fue increíble…-exclamó el menor con una media sonrisa. Haruhiko adivinando lo que pasaba por esa cabecita, le sonrió tomándole de las manos.


 


-no tienes idea…fue un milagro que me entendieras…estaba tan nervioso que casi me ahogo con mi propia saliva- se burló de sí mismo haciendo reír divertidamente a Keiichi.


 


-¡Seguramente te veías muy tierno!- aseguraba el oji-mie, picando al mayor una de sus mejillas juguetonamente. Volteó a ver hacia al frente como recordando algo más.


 


-fue una de las veces en que vi brillar más tu hermosa sonrisa- confesó mirando de  nuevo el rostro, ahora sonrojado de su doncel -…estábamos tan felices…-murmuró sin deshacer el agarre de sus  manos. Keiichi no pudo soportarlo y  se aventó a los brazos de su príncipe, enterrando su sonrojado rostro en el fuerte pecho.


 


-... ¿volverás a hacerlo, verdad?- preguntó murmurando, aun sin darle el rostro a su novio.


 


-¿el qué?- preguntó curiosos el mayor


 


-pedirme que me casé contigo


 


Haruhiko sonrió, apretando ese pequeño cuerpo contra el suyo


 


-por supuesto, siempre


 


-¿y si todo sale mal?... ¿y si la legión de Usami no regresa?... ¿y si...yo?...-el menor preocupado  levantó su mirada triste a su novio, quien tomó el blanco rostro en sus manos.


 


-todo saldrá bien…ya verás…además… te juro que me aseguraré de que me digas que “si”- exclamó coqueto.


 


Keiichi se sonrojó, dando un pequeño golpe el hombro de Haruhiko


 


-baka…


 


*****************************************************


 


En Kamijou las cosas se encontraban un tanto más tranquila, sin embargo había bastantes cosas que discutir aun, por lo que en algún momento de la emotiva charla los dos reyes se voltearon a ver para después asentir…y después de un “muchacho, vamos, quiero hablar contigo” de Neji, Nowaki asintió, despidiéndose momentáneamente de Hiroki y de la reina, quienes al parecer tendrían otro tipo de charla.


 


Nowaki  se encontró con el hombre rubio afuera de la habitación, en el pasillo, algunos pasos más alejados de la puerta, y juntos caminaron hacia los enormes jardines del palacio, cerca del establo.


 


-desde pequeños Mitsuki y yo tratamos de educar a nuestros hijos como mejor nos fue posible- empezó el hombre. Nowaki le prestó atención- Muy pronto nos dimos cuenta que Hiroki sería algo…diferente. Me refiero a algo mucho más que su condición de doncel; su intuición  e inteligencia lo hizo sobresaliente en muchos aspectos…mucho más sobresaliente que el resto- Nowaki observó como el rey lo miró significativamente, el tritón estaba de acuerdo con ello…el intelecto de Hiroki era muy superior al de cualquiera que hubiera conocido antes.


 


- me doy cuenta de eso…


 


-no entiendes- intervino el rubio con una sonrisa, recordando- él empezó a participar dentro de las estrategias de batalla del reino a las 11 años y estuvo a cargo formalmente de ellas a los 15- Nowaki se permitió abrir mucho los ojos realmente sorprendido- quizás el hecho de sentirse el responsable del reino fue un factor importante en la construcción de su peculiar carácter- el rey frunció el ceño, más bien pensando en que fue en gran parte herencia del suyo. Nowaki sonrió divertido.


 


-si me permite decirlo, majestad, encuentro ese rasgo de su hijo uno de sus principales  atractivos- exclamó divertido el joven tritón. El rey miró con una media sonrisa y una ceja levantada al muchacho.


 


-¿ha si?


 


El menor asintió y prosiguió.


 


-Desde el principio me encontré cautivado su perspicacia y su “sutil” forma de encarar a las personas cuando algo no le parecía- comentó con gracia soltando una pequeña risa, acompañada de la risa de Neji- supongo que me enamoré de la seguridad que irradiaban sus ojos y  de su valentía inquebrantable-


 


-¿enamorado, he?


 


Nowaki asintió –ya lo había dicho,  alteza. Amo a su hijo y por eso me veo en la necesidad de apropiarme también, con su permiso, de los problemas que sufre su reino, especialmente aquellos que tengan que ver con Hiroki directamente


 


 Neji se sorprendió un poco y sonrió al chico. Esa decisión le gustaba.


 


-sabes que nosotros no podemos hacer nada con respecto al matrimonio, ¿verdad?- preguntó con un rostro serio, casi triste el rey. Nowaki asintió, sin embargo.


 


- lo sé. Nosotros no venimos acá a pedirles que resolvieran ese problema. Hiro-san es quien ha decidido venir hasta aquí antes de ir a Usami a enfrentar al Consejo- explicó Nowaki, Neji expresó en su rostro sorpresa, sabía de la tenacidad de Hiroki…pero eso…


 


-¿debo entender que ustedes se han adelantado al resto?


 


-así debía ser. Los demás aún tenían un importante camino por recorrer,  y nosotros otros asuntos que arreglar, incluyendo esta visita; después de todo, ahora que mi madre ha conocido a Hiro-san y nuestras intenciones seguro se va a negar que esté mucho tiempo lejos de Ayami- exclamó sonriente el tritón, dejando perplejo al rey.


 


-¿hablas de los magos tritones de Ayami?


 


-así es señor- exclamó con su típica sonrisa inagotable el menor- soy el príncipe heredero de Ayami


 


Neji se permitió digerir aquello concienzudamente, intercalando su mirada  de los perfectos jardines llenos de margaritas al apuesto joven a lado de él.


 


-tú también tienes un reino del cual hacerte responsable- exclamó algo distante.


 


-así es. Hiroki y yo discutimos constantemente el destino que tomarán nuestros respectivos reinos con las decisiones que tomemos


 


-lo puedo imaginar, y hacerse cargo de dos reinos a la vez debe ser arriesgado  y agotador


 


-lo sé, pero hasta ahora es la mejor idea que tenemos


 


El silencio se extendió por unos segundos más.


 


-¿y si algo no sale de acuerdo a lo planeado?- preguntó el rey preocupado. Nowaki enserió su rostro y  bajó la mirada significativamente. Neji lo miró expectante.


 


-confiamos en que todo suceda como debe ser, si no fuera el caso…siempre elegiría la mejor opción para Hiro-san


 


El mayor no dejaba de admirar la determinación del sujeto frente a él, e inconscientemente recordó todas las veces que Mikoto le había “corrido” los pretendientes a su hermano  y sonrió al recordar la sonrisa pícara de su pequeña. De alguna forma Mikoto sabía que esos muchachos no eran los “correctos”. Después de todo, Hiroki siempre supo lo que quería…


 


-con que “Hiro-san” quiso venir primero aquí- exclamó sonriendo el rey, recalcando el sobrenombre que usaba el tritón con su hijo y  fijó su mirada divertida en él. Nowaki rio un poco antes de contestar.


 


-Soy 4 años menor que su hijo…esa es una de las razones- explicó levemente, guardó silencio y miró pacíficamente como el viento movía las pequeñas florecillas blancas de un lado a otro-…después de todo…supongo que Hiro-san siempre supo que ustedes lo apoyarían incondicionalmente


 


El rubio sonrió de lado cruzándose de brazos y prosiguió  el camino de vuelta al interior del castillo…


 


-vamos, mi hijo debe estar preguntando por ti- Nowaki le siguió, hasta que el mayor se detuvo por unos instantes y volteó hacia atrás mirándole con esas orbes avellanas orgullosas y una tenue sonrisa pintada en el rostro-por cierto, dime Neji


 


Nowaki sonrió.


 


-de acuerdo, Neji-san


 


*********************************************************


 


A las 7 en punto todos se encontraban ya desayunando en el enorme comedor del palacio en Riku, en un extraño y ansioso silencio, al igual que la noche anterior el  comedor estaba rebosante en manjares de todo tipo, bebidas, frutos y demás. Dicha escena era observada curiosamente por Shinobu, quien disimuladamente observaba las facciones del resto: Misaki parecía morirse de los nervios, Mune de sueño, Ritsu estaba ansioso a mas no poder…como si quisiera desentrañar el más grande secreto de la historia, Akihiko e Isaka-san estaban con una sonrisa que no se las quitaba nada y Kaoru-san y Miyagi…bueno, ellos no tenían expresión alguna en el rostro.


 


Justo una hora y media después las ceremoniosas despedidas y agradecimientos dieron inicio. Tenían que partir lo más pronto posible. No podían permitirse retrasos…para su sorpresa los Asahina estuvieron de acuerdo con ellos.


 


-muchas gracias de nuevo por su hospitalidad- agradecía Akihiko inclinándose brevemente hacia los monarcas.


 


-no tienes que agradecer, nosotros encantados de ayudar a  la causa- exclamó Isaka guiñándole discretamente un ojo al peliplata, quien abrió mucho los ojos expresando su sorpresa, Misaki, quien también vio la acción, solo volteó disimuladamente hacia un lado ocultando el intenso sonrojo en sus mejillas.


 


-buen viaje - despidió Asahina


 


-muchas gracias, Isaka-sama, Asahina-sama- respondieron todos a coro antes de partir del extraño y pequeño reino.


 


Casi iba a ser medio día cuando lograron regresar a la ruta principal  que marcaba el mapa, el sol daba directamente en sus caras, pero iban tan recuperados, que no pusieron menor resistencia; y en charlas vagas continuaron su camino. Al final Ritsu dejó por la paz el asunto del “detective” y dejó que las cosas corrieran por su propio cause. Regresó su mirada esmeralda a su novio, quien caminaba con un rostro bastante serio mirando el mapa…


 


-¿Qué sucede?- preguntó curioso el doncel. Mune chasqueó la lengua un poco antes de contestar, a esas alturas el resto se había acercado un poco también para or lo que diría el varón.


 


-antes del atardecer estaremos llegando a nuestra próxima marca


 


-¿dónde es?- preguntó Shinobu


 


-Ijir…


 


-¿qué es?- preguntó curioso Misaki


 


-una zona  extensa y  rocosa, más bien montañosa, he escuchado algo de ellas…- hablaba Masamune sin dejar de caminar, los chicos le ponían extrema atención- dicen que es tan fácil de perderse allí que son conocida también como… las montañas laberinto-


 


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Continuará…

Notas finales:

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