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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, hola, ¿cómo están?, espero que muy bien :), bueno primeramente muchas gracias por leer y comentar, despues, unas disculpas por el pequeño retraso, pero ocurrió que la pantalla de mi lap se estrelló .-. y tuve que mandar a reponerla. Ya que está como nueva vengo con otro cap, hay varias noticias interesantes y la vida de un personaje importante que parecía olvidado aparece :3, espero les guste la conty, nos leemos muy pronto...


Misagi * *

Capítulo 51: “Trébol azul, los elfos médicos de los bosques del Este”


 


Los ojos dorados  dejaron de destilar desconfianza y viraron lentamente hasta los dos muchachos inconscientes, gravemente heridos y afiebrados. Necesitaban ayuda urgente, más el varón, su estado era extremadamente crítico, la infección de su heridas probablemente le habían inducido en una profunda inconciencia desde hacía ya un tiempo.


 


Regresó a ver minuciosamente  a los temblorosos y agotados viajeros frente a él. Parecían completamente exhaustos, pero aun sin perder la esperanza de salvar a su amigos. Podía ver desde donde estaba, la impotencia  del muchachito castaño y del otro doncel rubio quienes, aun arrodillados ante él, derramaban grandes lágrimas por sus pálidas mejillas que mojaban la tierra. Suspiró. Se acuclilló con una elegancia solamente propia de los de su clase y colocó las palmas de sus dos manos sobre las frentes de los heridos, cerró los ojos y guardó un profundo silencio…solo concentrándose.


 


Los cuatro chicos le observaron de entre-ojo realizar esa extraña acción, pero no se negaron a nada. Cuando el hombre volvió a ponerse de pie y una sonrisa casi imperceptible se dibujó en su rostro para luego borrarse se permitieron relajarse un poco, como si ese sujeto con tacarles supiera que es lo que pasaba por sus mentes…


 


-necesitan atención médica urgentemente- comentó el oji-dorado. Shinobu  levantó rápidamente el rostro lloroso y observó al personaje enfrente de él.


 


-S-si… ¡si por favor!...¡ayúdennos!...sólo queremos que los curen a ellos…por favor,nos han dicho que ustedes pueden hacerlo!- rogó el muchachito. El elfo se permitió analizarlo solo un poco comprendiendo rápidamente lo que decía el rubio, pues podía ver claramente con los cuatro muchachos también llevaban algunas heridas en su cuerpo, además del asunto “extra” de los donceles…no podía pasar desapercibido el hecho de que estos eran usuarios de la magia con su poder bloqueado.


 


-no será sencillo…-murmuró el albino, los cuatro levantaron el rosto al fin sorprendidos y expectantes por lo que diría el jovencito ese, les hizo un ademán con la mano para que se levantaran -…mi nombre es Isamu…síganme


 


No tuvieron suficiente tiempo para agradecerle pues prontamente el chico empezó a caminar y ellos le siguieron completamente contentos, aliviados y agradecidos.


 


-Isamu-san…m-muchas gracias- exclamaba Ritsu siguiendo al muchacho como los otros a través del bosque-…quisiéramos saber cómo podremos agradecerle-  el oji-verde no olvidaba el asunto de que ellos siempre pedían algo a cambio…pero…


 


-no discutiremos eso ahora- mencionó el elfo, los volteó a ver por un segundo con una sonrisa muy pequeña- cuando ellos estén totalmente recuperados hablaremos


 


Ellos no debatieron nada ante eso, preferían encargarse de ello después. No se escuchó absolutamente ninguna voz por aproximadamente un minuto, tan solo podrían percibir   el silbido del frío aire que movía el fresco follaje de los arboles altísimos, el ruido de algún animal nocturno. Apenas se enteraron que habían llegado cuando tras algunos arbustos bastante frondosos se encontraron con una enorme puerta plateada. Todos se quedaron con la boca levemente abierta cuando  detrás de esta puerta encontraron un pequeño valle “mágico”, una aldea preciosa cimentada  a las orillas de un cristalino rio, una tan hermosa que podría hacerle frente al  majestuoso Ayami.


 


-pasen por favor, enseguida regreso, iré a avisar a Kanaye-sama que están aquí


 


Los chicos solo atendieron a asentir rápidamente antes de ver al apesto joven perderse entre todas las chozas que estaban allí. Antes de que pudieran husmear un poco, o quién sabe si habían sido ellos los que perdieron la noción del tiempo, apareció Isamu acompañado de 5 personas más; todos con trajes bastante similares al del oji-dorado. Los cinco compartían un intenso color azul, cuatro de ellos eran quizás tan joven como Isamu y venían con las manos  elegantemente colocadas una sobre otra en su regazo cuando caminaban al compás. El otro sujeto parecía apenas un poco mayor  que Isamu, y tenía un rostro un poco más maduro y también más serio, con su cabello igual de blanco hasta las caderas pero recogido en una elegante trenza y en su cabeza reposaba una preciosa tiara de oro y diamantes. Al fin su inspección fue interrumpida por este misterioso sujeto.


 


-bienvenido viajeros, mi nombre es Yanama Kanaye, se me ha sido informado ya sobre los sucesos- pareció suspirar un poco mientras con sus propios ojos echaba un vistazo a los desmayados muchachos- ayudaremos a sus amigos, y como ya les había dicho Isamu, los términos en los que nos arreglaremos se discutirán al final, justo antes de su partida, ¿están de acuerdo con eso?


 


Los chicos asintieron viéndose los unos a los otros. Ritsu  tan solo esperaba que no fuera a costar “más caro el remedio que la enfermedad”. Pues bien, si era la única opción no estaban en posición de negociar y agradecido agacharon la cabeza, ante el aparente rey del lugar.


 


-muchas gracias alteza, mis amigos y yo le estamos profundamente agradecidos…hemos pasado por algunos problemas y…- de repente Ritsu sintió un nudo en la garganta y apenado y apesadumbrado, quizás recodando todos los pesares que había ocurrido durante el camino, bajó la cabeza para ocultar sus lágrimas ante todos allí.


 


-calma…- exclamó el “príncipe” aquél, sorprendiendo un poco el castaño pues pudo ver una pequeña sonrisa en su rostro- todo está a punto de acabar…y todo saldrá bien. Su fortaleza es la que los ha hecho llegar hasta acá, pero hasta los mejores héroes siempre han necesitado ayuda...-hizo una pequeña pausa para después continuar- es imprescindible que se empiecen a atender a su amigos de inmediato- comentó…los cuatro chicos asintieron apresurados- Kamín, Juro, Miu, Sachi, llévenlos al ala de sanatorio, priorícenlo de inmediato


 


-si, Kanaye-sama, señor- respondieron los cuatro muchachos que lo acompañaban…y tomaron a Misaki y Akihiko llevándolo a uno de las “casas” más grandes  del lugar. Ritsu hizo el amago de seguirlo, pero la blanca mano del  elfo le detuvo suavemente…Ritsu le regresó su mirada triste.


 


-ellos estarán bien…te pediré que confíes en mi gente y les dejes trabajar, están graves y pueden tardar un poco, paulatinamente se les avisará cuando puedan verles…mientras tanto me gustaría que tú y tu amigo recibieran también el tipo de tratamiento de acuerdo a su habilidades- exclamó mirando hacia Shinobu, quien abrió sus ojos grises sorprendido- no se preocupen demasiado por eso, nosotros ya lo sabemos, podemos ayudarlos a acelerar un poco la  recuperación de sus poderes, ¿puedes hacer eso?


 


-si, señor- respondió Ritsu, Shinobu muy pronto estuvo a lado del otro doncel para abrazarle cariñosamente con una sonrisa.


 


-todo estará bien- le dijo con sus ojitos llenos, de  nuevo, de esperanza. Mune y Miyagi se permitieron suspirar de alivio.


 


-pero antes, todos serán atendidos


 


No fue una sugerencia si no una orden y otro séquito de elfas  y elfos aparecieron para curar sus heridas, que aunque no estaban tan graves como las de los otros, tardarían un poco en sanar.


 


-roguemos por que el espíritu de su compañeros sea fuerte. Su recuperación en un lapso de tiempo será tan buena como ellos lo deseen. Recuerden que tienen un camino que seguir con su tiempo estipulado…-aquellas palabras fueran las últimas que les dedicó a los ensimismados jóvenes, que tanto después de un aseo, las curaciones y una espléndida cena al fin pudieron respirar con tranquilidad después de tantos días de angustia. No sabían cuánto tiempo pasarían allí, pero por el bien de todas las personas involucrados en esto esperaban que Akihiko y Misaki fueran capaces de recuperarse muy, muy rápido.


 


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Ella era la más increíble mujer que había conocido en toda su vida, no es que hubiera conocido a muchas tampoco.


 


Él era un pobre huérfano que a duras penas había logrado construir “algo” a lo que llamaba vivienda a las afueras del reino Marukawa.


 


La conoció una tarde de invierno en la que había salido a recoger algo de leña para calentar las heladas noches en su choza. Sorprendido, había dejado caer las húmedas varitas  al piso cuando vio a  la preciosa figurita embravecida, lanzado puñetazos, patadas y una que otra ráfaga de “algo” que salía de las larguísimas mangas de su vestido verde, gemía, gritaba y de vez en cuando lanzaba un doloroso alarido sollozando y maldiciendo a alguien, suponía él, en algún idioma que nunca  supo identificar. Ella parecía no darse cuenta de que la observaba, o probablemente no le interesaba. La vio pasar de un estado melancólico a  uno enfurecido y posteriormente de uno preocupado a una paz casi alarmante. Cuando pensó que había satisfecho su curiosidad con aquella “figurita” se dispuso a retirarse de allí, sin embargo ésta viró su mirada hacia él…bendito momento, supo desde ese instante que había quedado prendado de aquellos ojos verdes brillantes que estaban hinchados por haber llorado tantas horas seguidas.


 


No le habló esa vez, tan solo observó la curiosidad con la que esos ojos esmeraldas le miraron y la pequeña sonrisa que ésta le dedico…y que por cierto nunca admitiría que le hizo sonrojar…aún más después del encantador gorgorito que salió en una forma de una risa de retintín. Luego desapareció.


 


Aquello se repitió aproximadamente unas seis veces, cuando él salía a recolectar lo necesario para su subsistencia podía verle, solo observándole desde lejos, con esos ojitos enternecedores que le provocaban una sensación de ansiedad  y nerviosismo en el estómago, si hubiera estado un poco más cerca de ella tal vez  hubiera sido capaz de escuchar los latidos  de su acelerado corazoncito…


 


Un buen día pasó que aquél hermoso ser tocó al fin la puerta de su casa, desgraciadamente no estaba en las mejores condiciones. Él ya sabía que ella no era una persona “común y corriente”, era una usuaria de la magia, una bastante fuerte y peligrosa si se le provocaba, suponía. Sin embargo, ante el tan mal estado en el que la pobre se presentó ante él no fue capaz de negarle nada…y aun con la vergüenza de que viera la “porquería” en la que vivía, le dejó pasar, y con timidez  ayudó a curar las heridas que cubrían casi todo su cuerpo…todo en un profundo silencio. “Mei…” fue lo único que salió de esos hermosos labios rosados, entonces se le antojó esa voz la más cálida y ese nombre el más hermoso del mundo. Los días posteriores a eso surgió una conexión especial, una que ellos ahelean en el fondo de su corazón, más una que, sin embargo, les parecía absolutamente imposible y hasta absurda por distintas razones, pero generalmente la esperanza es lo último que se pierde, y aquél acontecimiento en que un “te amo” y un “quédate conmigo” se pronunciaron al mismo tiempo selló el inicio de la relación más absurdamente extraña y hermosa que se haya conocido…


 


Ella iba y venía de “su prisión” a verlo cada vez que podía. Todos sus “es imposible” se convertían tan solo para él  automáticamente en “algún día todo mejorará”. Los lapsos de tiempo en que ella venía a verlo se hacían cada vez más desesperantes. El permanecía pegado a la ventana esperando a por ella. Pasaron  cinco largos meses sin saber el uno del otro. Cuando ella llegó, al fin, no pudo evitar correr a abrazarle fuertemente y besar todo su colorado rostro. Los ojos llorosos de ella lo alarmaron enseguida, sus ojos temblaron aguándose enseguida también cuando en un gesto mundo ella tomó sus grandes manos y las colocó sobre una pequeña curva que crecía en su vientre. Muy pronto ya no serían sólo ellos dos.


 


Desde ese momento ella sonreía acariciando su vientre, al mismo tiempo que lloraba al sentir la incertidumbre del futuro de su bebé…qué sería de él si…


 


Tomó la decisión más peligrosa para ella, él no pudo opinar al respecto, pero para ella era la única opción. Dispuso que se quedaría todo el tiempo que pudiera con su amado castaño  y con el pequeño fruto de su amor que crecía dentro de su vientre…lo que pasaría después lo enfrenaría a su tiempo.


 


Cuando al fin pudieron tener al pequeño en sus brazos rieron y lloraron…”mi bebé, mi pobre bebé” había pronunciado ella con pesar, acariciando la mejilla rosada de su precioso pequeño. En un arranque de desesperación él le había suplicado que lo dejara todo y que se quedará con ellos, ella negó lentamente con una sonrisa triste  y le había contestado “él jamás nos dejaría en paz, no descansará hasta vernos muertos, tengo que hacerlo”. El no pudo hacer nada cuando ella se fue. Lloró noche tras noche sobre la cuna de madera en donde dormía su pequeño angelito de ojos verdes… “shh…ya pasó cariño, mamá no tarda en llegar” consolaba al niño  y a su apesadumbrado corazón.


 


Un año pasó. Ya era invierno otra vez. Esa horrible noche quedó grabada hasta en los altísimos árboles que rodeaban aquella vivienda. El mecía entre sus brazos a un risueño bebé cuando un espantoso estruendo acompañado de su nombre siendo pronunciado entre dolorosos gritos lo hizo estremecerse…”¡Mei!”…salió como si de un demente se tratara de la choza con su bebé en brazos, jamás pudo describir lo que sintió al ver la mujer de su vida con una cara de horror y sumamente mancillada. Con desesperación, pasión y el más intenso amor que se profesaban se abrazaron y se besaron…como si fuera la última vez…  “¿Qué pasa?, ¿Qué sucede?”…muchas preguntas se aglomeraban en su garganta, pero no pudo realizar ninguna, solo sus ojos verdes opacos miraban a la mujer pidiendo por piedad una explicación. Ella le regaló la sonrisa más hermosa que jamás le hubo visto aun con todo lo que estaba pasando, que por cierto no entendía, y le dijo con una calma impresionante: “ya no hay tiempo mi amor- le había dicho acariciando la mejilla del hombre- me están siguiendo- el llenó sus ojos de lágrimas- tenía que verlos antes de enfrentarlos con todas mis fuerzas…son mi mayor fuente de inspiración. Cariño, por favor…te lo pido- ella ya lloraba sin enterarse si quiera- cuida de nuestro bebé –ya verás que…todo estará bien. Pasarán momentos difíciles, estoy segura de ello…- besó las regordetas mejillas de su bebé que le sonreía tiernamente- …pero sabrán superarlos, por que estarán el uno con el otro. Sakura, mi hermana, cuidará de ustedes…no dejaré que nadie les haga daño…se los prometo… ¡cuida de él por favor!...¡cuídalo mucho!...te prometo que volveré…te lo prometo por nuestro hijo…¡¿me escuchas?!... por favor…¡cuida de mi pequeño …!”


 


Él se quedó allí parado en medio de la nada, cuando de repente ella volteó a ver hacia atrás agitada y desapareció del lugar, para reaparecer una distancia bastante alejado de ellos, y correr en dirección contraria…ella les protegería aun en su condición. Sus ojos apenas pudieron mirar el pequeño costalillo plateado que estaba tirado en el suelo y que muy pronto descubrió que eran monedas de oro, sonrió tristemente evocando en su memoria la imagen de su bella maga “Mei…vuelve pronto por favor”. Al menos ahora podría hacer algo mejor para su pequeño, le daría lo mejor a su precioso bebé.


 


Esperaron mucho  tiempo, construyó con empeño un negocio y  prosperó rápidamente, todo con la intención de darle lo mejor a su hijo. Efectivamente, tras el extraño suceso de la “desaparición” de Gin, el líder de los usuarios de la magia, algunos brujos, seguidores de éste comenzaron a buscar al “bastardo” mocoso de la “maga traidora”,Sakura pasó a vivir permanentemente con ellos, al mismo tiempo el pequeño crecía, el precioso doncel llamaba con cariño a Sakura “madre” aunque jamás se le ocultó que ella no lo era. Pasaron un par de años…intentaron llevarse al bebé…no lo lograron. Sakura murió defendiéndolo. Estaban solos de nuevo. Esperaron por Mei…por mucho tiempo más.


 


Pero ella no volvió…


 


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“¡Cuida de él …Seiji!...cuida de mi pequeño Ritsu…”


 


Los ojos cansados y llorosos del hombre se abrieron, apesadumbrado e hinchados, como desde los últimos 4 años en que había hecho aquella crueldad con su pequeño. Sin embargo no lo lamentaba, sabía que dentro todas las posibilidades de malas posibilidades… Aikawa era la mejor… la única garantía que tenía era que sabía que él no estaba muerto…esas eran las políticas de los secuestros de Aikawa.


 


Si, él lo sabía…él lo había planeado…pues…¿Qué lugar era más seguro de los brujos impertinentes con sangre asesina que el de la misma Aikawa?, ¿le había dolido?...por su puesto, pero no más de lo que le dolía saber con certeza de que su pequeño jamás le perdonaría…las tantas veces en que le negó la  existencia de la magia, le prohibió terminantemente “salir” al exterior como un niño normal…por que vivía con el pavor de que alguien fuera a hacerle daño a su doncel, tantas salidas de “viaje” para despistar a todos aquellos que se atrevían a “espiarles” y que también ocupaba para buscar el paradero de su amada y de algún “aliado”…aquella vez en la que su niño lo maldijo por “venderlo”  a la pelirroja bruja…no…el ya no tenía esperanza de que su pequeño lo perdonara…tan solo esperaba que estuviera bien.


 


Las lágrimas escurrían de los ojos verdes y opacos del hombre.


 


-Mei…perdóname por favor, nuestro bebé me odia


 


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Imágenes borrosas y diálogos con voces distorsionadas inundaban su cabeza…gritos, risas, llanto…


“cariño, quiero que los acompañes, por favor, necesitarán de tu valentía”… “mocoso inútil…tu padre ya no está, ahora tu tendrás que obedecerme a mi”… “hola…mi nombre es Misaki”… “tendrán que hacer un recorrido…este es el mapa general que seguirán”… “esta es mi espada…los protegerá durante el recorrido, cuando haya terminado su misión…regresará a mi”… “Hiro-san…el ayudará a liberar a Ayami”… “es tu turno, el bosque del recuerdo, nada de lo que haya allí es real, recuerda…tu sabes lo que pasó”…”mi príncipe…perdón…he llegado tarde”… “nii-chan… ¡hey nii-chhan!”


 


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Los ojos mieles llenos de lágrimas se abrieron de repente…estaban irritados, y el banco rostro y cuello del doncel estaban empapados de sudor. Sintió repetidas punzadas en su cabeza…cerró los ojos fuertemente ¿Qué sucedía?, llevó una de sus  manos a su  cabeza, sintiendo su cabello bastante largo a como lo llevaba habitualmente…abrió lentamente sus ojos ubicando con melancolía el lugar… ¿casa?...se preguntó extrañado. Las imágenes que había “soñado” estaban lo suficientemente nítidas… ¿Qué estaba sucediendo?...poco a poco empezaba recordar información…sucesos, Akihiko, un largo viaje, una prueba, ¡Misaki! El chico de la profecía, la guerra…


 


Keiichi se puso muy rígido, y se enderezó  en su cama con los ojos desorbitados… ¡mierda!... ¡su memoria!... sonrió maravillado al recordar pequeños pasajes en los que había vivido durante su pérdida de memoria…su familia…la gente en Usami…Haruhiko…su hermoso príncipe…el amor de su vida, estaba peleando por él, después de tantos años…él aun lo amaba tanto como él. No lo pudo evitar y se soltó a llorar hundiendo sus cabellos claros en las mullidas almohadas, mientras  sonreía bobamente mordiendo su labio inferior y apretando con sus puños las sábanas...


 


Lo recordaba…


 


Lo recordaba todo.


 


Su cuerpo se paralizó en pura expectación al escuchar girar lentamente el picaporte de la puerta de su habitación, su vista se fijó en el hermoso varón que entraba, con algunas hojas de papel en la mano, dirigiéndose casi sin despegar su vista de los documentos hacia la ventana para abrir las cortinas.


 


-Keiichi, despierta ya bebé, recuerda que hoy llegan tu madre y tu hermano…además Kyo-chan te pidió ayer que…


 


Keiichi no fue capaz de prestar atención a lo que seguía diciendo el más alto, tan solo lo miraba, absorto al presenciar la, al aparecer, hermosa rutina que tenía el mayor para venir a despertarle, su sonrisa se hizo más grande, el mayor parecía seguir hablando mientras daba pequeños círculos con papeles en mano.


 


-ya sé que te molesta que esté leyendo esto a todas horas, cariño pero te prometo que en el desayuno…


 


-Haruhiko…- al fin se atrevió a interrumpirlo con un suave murmullo. El mayor dejó su lectura un poco extrañado de  no escuchar el peculiar “Haru-chan” y una voz bastante estropeada, fijó su mirada al fin en la de su doncel y haciendo el amago de acercarse a él pues había notado esos ojos que tanto adoraba llorosos.


 


-Keiichi…¿Qué suce…


 


Más el oji-miel lo sorprendió levantándose increíblemente rápido de la cama hasta estar totalmente de pie en ella y dar un gran salto para caer sobre su oji-gris, quien milagrosamente y como pudo tiró hacia cualquier sitio los papeles y atrapó en el aire al muchacho, lo cual los llevó a aterrizar seriamente en el alfombrado suelo.


 


-¡¿estás bien?!...¿que fue eso bebé?- preguntó entre sorprendido, asustado  y divertido el mayor. Mas lo que le respondió no fue directamente la voz del doncel, sino sus suaves labios contra los suyos, Haruhiko no se negó a responderle y muy prontamente tenía sus manos en la cintura de su pareja…-¿Keiichi?- preguntó de nuevo una vez que se separaron…observando el eufórico rostro de su doncel, identificando ese brillo que hace tanto no veía…-¿Keiichi?- preguntó de nuevo ahora casi igual de nervioso que el otro…tomando las mejillas sonrojadas de su niño entre sus manos.


 


-Haruhiko…yo…te extrañé tanto


 


Los ojos grises se llenaron de lágrimas y con un montón de sentimientos encontrados, sollozó de rabia, de felicidad, de impotencia, de euforia…de amor  sobre el cálido pecho del amor de su vida.


 


-y yo te amo…Keiichi


 


.


.


.


 


Continuará…

Notas finales:

Que tengan un lindo día...

Misagi * *


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