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Acorde Gemelo por andherezu_rosui1

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Notas del capitulo:

Buenos ya quedo por hoy la actualizacion los veo mañana o lo intentare!!!

 

El oji negro se percato de la presencia de Deidara justo cuando su padre le miró, y supo casi con certeza que los ojos de su padre ocultaban a duras penas enojo, preocupado por lo que pudiesen estar diciendo en la conversación con el anfitrión de la casa, había dejado a su madre en la compañía no muy grata de los menores, mientras se dirigía al encuentro de su padre, pero al notar aquella cabellera rubia, su corazón se precipitó, casi tuvo un  paro cuando recayó su padre en cuenta de la mirada de reconocimiento del joven rubio, era más que obvio que se conocían y seria un estúpido si fingiera lo contrario. Pero tal vez debería intentarlo, después de todo no habían sido presentados aun y como se esperaba de él tendría que hacerse cargo de la situación antes de que algo pasara.

Llego al lado de su padre y con una soltura de respeto saludo a la dama presente con un beso en la mano y se presento con ella para después dedicarle una mirara escrutadora al joven rubio que parecía un poco incomodo ante él, detalle que no paso desapercibido para su padre.

-Es un placer conocerla madame...-Dijo Itachi después de de mirar a la joven esposa de su anfitrión, quien no pudo evitar un sonrojo ante la galantería innata en el joven moreno. Fugaku no estaba del todo convencido pero supuso que esa reacción era de esperarse, su hijo era gallardo y elegante por lo que tal vez la reacción del joven rubio no fuera tan sospechosa después de todo, aunque la manera en la que se miraban era confusa.

Entre pensamientos confusos Deidara se alejo silenciosamente sin presentarse para ubicarse entre los músicos que animaban la fiesta, con música diversa, Anko le introdujo presentándolo ante sus invitados, quienes emocionados le recibieron cálidamente, lo que Fugaku pensó era un violín en realidad era un saxofón al parecer tocaría alguna pieza de blues, para su sorpresa Fugaku se encontró disfrutando de aquel sonido que le arrastraba a momentos de su pasado pero estaba seguro que solo se debía al enorme parecido con aquellas personas. Para alejar esos pensamientos de su mente salió del salón de fiestas hacia el pasillo que conectaba con un gran estudio al cual entro para obtener algo de privacidad, hizo una llamada que había durado apenas unos minutos, debido a la intromisión de Itachi quien deliberadamente le había seguido.

-¿Qué pasa?- Pregunto tosco.

-Orochimaru-sama, está preguntando por usted, parece que va ha hacer un brindis- Fue la escueta respuesta del joven moreno.

El baile había terminado sin contratiempos pero era obvio que las cosas habían estado un poco turbias por parte del mayor de sus hijos, premeditadamente se había pegado a él con el fin de manejar la conversación y aunque fue sutil, pudo darse cuenta de que quería evitar algo, pero para su ventaja antes de que él se pusiera en acción, Orochimaru le había dicho algo que llamó su atención, lo qué imagino, su hijo se esforzaba por evitar que supiera, al parecer habían ido a algún lugar antes de llegar a la fiesta, pues estaba seguro de que se habían salido antes de que él fuera por Mikoto al aéreo puerto, era de suponer que tuvieron una parada en algún otro lugar y el debía saber donde habían ido. La extraña actitud de Itachi le hacía pensar que algo no estaba bien y el debía investigar de que se trataba.

**

Al mismo tiempo en un bar cercano en las afueras de Tokio, llegaba una joven de cabello largo y oscuro sobre una motocicleta, la estacionó y se dirigió hacia dentro del bar, iba vestida con pantalones negros y un top que se le pegaba al cuerpo, que combinaba muy bien con su chaqueta negra de cuero, en la cintura brillaba una cadena que sostenía su pantalón amanera de cinturón. Caminaba de una manera que parecía que sus caderas ondeaban en un  ritmo sensual y excitante para quién la viera seria igual que ver a una modelo por una pasarela de modas, su piel brillaba un poco al contraste de la luz parecía tan pálida como sí nunca un rayo de sol hubiese tocado jamás su tez, en si una joven hermosa, sus ojos escondidos en unas gafas oscuras que llevaba le daban un toque de misterio.

Al entrar en el lugar la atención que obtuvo fue inmediata, saco de su bolsillo una caja de cigarrillos, puso uno en sus labios mientras buscaba un encendedor perdido entre sus ropas, pero antes de que pudiese encontrarlo la llama de un encendedor se ponía a su servicio para encender su cigarrillo. Quien se la ofrecía era un hombre alto de complexión formada, cabellos castaños y ojos oscuros joven e ingenuo. La miro mientras ella acercaba su cigarrillo y lo encendía, dio un gran inhalo a su cigarro y manteniendo el humo en su interior le observó hacia arriba sin quitarse aun sus lentes oscuros y le sonrió de medio lado.

Esa sonrisa la hacía ver arrogante y hermosa, era la típica sonrisa que demostraba que esperaba que cualquiera de los presentes se ofreciera a encender su cigarrillo, y fue tan obvio que el joven solo atinó a sonrojarse y desvió la mirada de la de ella, que en ese momento dejo salir el humo de sus pulmones.

Un sujeto de aspecto malvado la miraba desde que había entrado en el lugar, había notado la insistente mirada pero la ignoro, parecía la mejor decisión, el joven que la había ayudado con el cigarrillo era un empleado del lugar, por lo que estaba a salvo si aceptaba su ayuda, pero aquel sujeto no le gustaba para nada. ¿Porque demonios Dan le había citado en ese lugar? ¡Por un infierno que lo mataría en cuanto llegara! Iba tarde y eso la molestaba mucho. No quería ir a lugares como ese, parecía una pocilga por el tipo de gentuza que se reunía en el lugar fácilmente podía decir que no eran buena compañía si querías mantenerte fuera de problemas, pero era lo mejor, había supuesto que Dan solo se adaptaba una vez más a sus demandas poco racionales de evitar lugares en la ciudad de Tokio.

Se dirigió hacia la barra del lugar mientras se sentaba. El mismo joven que le ayudo con su cigarrillo, le miro un poco nervioso pero años de experiencia en el trabajo le hicieron preguntar de manera automática lo que quería para dar un servicio en el bar.

-¿Qué te sirvo?- Dijo un poco más relajado colocando frente a ella un cenicero.

-…-Ella no contesto sólo le miro de vuelta como pensando.

- Tal vez un jerez para empezar…- Sugirió un momento después de que su respuesta no llegara, por lo que ella solo se limitó a asentir con la cabeza, el chico sonrió victorioso y se alejo para poder prepararle su bebida.

Se había acomodado en una de las butacas en la barra y mientras esperaba el trago que había pedido, se dio cuenta perfectamente cuando el hombre que la miraba se había puesto en marcha hacia ella, no reaccionó decidió que le ignoraría.

El tipo se coloco justo a su lado y al notar que no le prestaba atención le hablo.

-Hola ¿Puedo saber qué hace una señorita como tú sola en este lugar?...-Dijo con su mejor pose de rompecorazones. Había inalado una vez más su cigarrillo y tomándose su tiempo le miró de reojo, pudo ver que vestía de traje a pesar de ser un bar cualquiera en algún lugar de las afueras de la ciudad. Parecía enano, para ser un hombre mayor y llevaba un bastón con muchas joyas incrustadas en la manija de apoyo a demás de que podía ver con mucha claridad la cadena de oro que brillaba en su pecho y el gran anillo de rubí que llevaba en la mano izquierda. Decidió mirarlo mejor y se volteó de manera que pudo verlo de frente a frente y noto con gracia que era bajito de estatura apenas y pasaba su cabeza sobre la barra en la que ella estaba sentada. El pequeño hombre se sonrojó inevitablemente cuando ella dejo salir el humo de su cigarrillo sobre su rostro, afilo su mirada aun por debajo de los lentes oscuros.

-¿Y qué te hace pensar que te lo diré? Enanito…-Hablo de manera fría, sin dejar de observar como las personas que acompañaban al hombrecito se encrespaban por sus palabras. El enfado del hombre fue evidente, había detenido todo movimiento de los matones con los que andaba al levantar una mano en forma de señal.

-Es obvio que no sabes quién soy… ¿Verdad señorita?- Dijo el hombre muy confiado de sus palaras.

-Algo como eso no me interesa…- Pauso sus palabras y siguió después de regresar a su posición original agregó con desprecio - Enanito…

En la sien del hombre se podía apreciar con toda claridad sus venas proclamando su enojo, no le importaba decidió, el enanito tenía la culpa por venir a molestarle mientras esperaba, no tenía tiempo para perder con un viejo enano como aquel seguramente era un mafioso de las cercanías alguien “importante” en el bajo mundo pero eso no le importaba en lo absoluto.

Los matones que acompañaban al hombrecito se colocaron detrás de ella rodeándola, ella le dio un último sorbo a su cigarro y después lo apagó sobre el cenicero que tenía delante, el joven que la había atendido miraba con horror la escena frete a él, tal vez pesaba que le harían daño, pero después de todo necesitaba hacer algo de ejercicio pensó ella. Se levanto lentamente de la silla, y mientras se daba la vuelta se quitó sus lentes dejando ver sus preciosos ojos ónice, tan oscuros que parecían fuera de este mundo.

-¿Y bien? –Preguntó ella colocando sus lentes sobre la barra.- ¿Quién quiere bailar conmigo primero?

-….-

No muy lejos de ahí un joven de cabellos grises, manejaba con mucha prisa, llegaba tarde a su reunión con Chihane,  estaba seguro de que estaría furiosa cuando se encontraran pues no había podido llegar antes, el tráfico había estado de locos a pesar de ser tarde ya. Al fin pudo ver el pequeño bar en el que seguramente la joven le esperaba. Estacionó cerca de la carretera sin molestarse en acomodar el coche bien y bajo del mismo con un gran estuche de guitarra en las manos, se apresuró a entrar en el lugar, había poca luz y solo se podía distinguir la silueta de alguien sentado en la barra del bar. Había música muy suave y se podía sentir un olor extraño en el lugar casi como a oxido.

Apenas había dado un paso dentro del lugar cuando sintió que algo lo detenía, por la escaza luz no supo que era lo que lo mantenía preso y se inclino un poco para ver mejor entrecerrando los ojos en el proceso, cuando al fin pudo ver que era no pudo evitar soltar un grito ahogado.

-¡S-suéltame!- Chilló intentado zafarse del agarre de un hombre que tenía toda la cara llena de golpes y moretones pero luego piso algo blando al intentar alejarse del malogrado sujeto y nuevamente soltó un grito ahogado al escuchar un claro quejido que venía de lo que fuera que estuviera aplastando. Levantó su pie para descubrir a otro sujeto en iguales condiciones que el primero y después dirigió su mirada hacia el resto del lugar y comprobó que había más de estos hombres tendidos por todo el lugar, algunos inconscientes otros no tanto, pero todos con grandes golpes por todo su cuerpo.

-Oye…

Dan pudo sentir un escalofrió recorrerle la espalda, cuando escuchó la tersa voz de una joven que había observado desde la barra del lugar todos sus movimientos desde que entró.

-Llegas tarde…- Le escuchó decir, tieso por el miedo se dio la vuelta para mirarla mejor y soltó un gritito mas al notar que realmente estaba enfadada.

-Shizu…-Se detuvo y siguió- Digo...Chihane, se puede saber ¿Qué paso aquí?  - Cuestionó incluso si ya sabía que había pasado.

-En realidad… No pasó nada...-Respondió sosteniéndole la mirada de vuelta- Ellos… Sólo querían bailar conmigo…-Una sonrisa de lado altiva y burlona se coló en su rostro.- Así que les complací…- Completó con tono socarrón, sabiendo perfectamente que el mayor entendería.

-…….-Por toda respuesta que pudiese dar a eso solo soltó un gran suspiro, en parte porque el tenía la culpa de que eso pasara, claramente sabia que ese lugar solo causaría problemas.

Se dirigió a ella y se sentó a su lado el joven empleado no se inmutó con los acontecimientos, miraba a la joven como si se tratara de un héroe  o algo así, al parecer estaba más que fascinado con Chihane, quien solo se limitaba a tomar su trago calladamente, se colocó de manera que el estuche de la guitarra quedara al alcance de la joven morena que alargó su mano para tomarla e inmediatamente procedió a abrir el estuche.

-Es preciosa…- Dijo más para sí misma que para que el otro escuchara.

-Es cierto. Costó mucho conseguirla, ¡Sabes!- Dijo un poco mas animado sin tomar mucha importancia a los hombres sangrando en el suelo- Ahora “Dokuo” podrá seguir como lo habíamos esperado.

**

Al día siguiente en la mansión Uchiha….

Itachi estaba preocupado se encontraba en el comedor desayunando solo cuando una de las sirvientas le había dicho que su padre se había encerrado en su despacho desde muy temprano con un sujeto sospechoso al que su padre recurría de vez en cuando por información. Si mal no recordaba se llamaba “Danzou”   ni siquiera estaba seguro de que ese fuera su nombre, pero el tipo era un experto en recabar información y venderla al mejor postor. Si te involucrabas con él, debías tener claro que no tenia lealtad, solo si lograbas pagar el precio de su silencio de lo contrario sería tu ruina.

Para desgracia de Itachi el despacho de su padre era impenetrable aun si se rebajara a escuchar tras la puerta no conseguiría nada tenía que poner sobre aviso a los gemelos antes de que algo pasara. Y como si les hubiera invocado estos aparecieron en el comedor, ambos muy relajados ajenos a la presencia de aquel hombre en su casa y a lo que pudiese pasar por su causa. La mirada que les dirigió a ambos chicos, activo sus alarmas de ansiedad sabían que el moreno solo se ponía así, cuando algo le preocupaba, la última vez que le habían visto esa mirada fue a partir de que su hermana empezó a tener problemas con el viejo.

-¿Qué sucede Nii-san?- Preguntó algo desconcertado Sasuke esperando que sus reacciones fueran equivocadas, este solo suavizó su mirada en respuesta.

-………- No dijo nada

-Nii-san sabes que puedes decirnos lo que sea ¿Verdad?- Inquirió Sakura, no aceptando el silencio de su hermano en respuesta.

-Sakura…- Dijo el mayor sin mirarle- Sasuke… Será mejor que no salgan el día de hoy-Agregó con tono desganado, sabía que eso no daría las respuestas que sus hermanos querían pero era un comienzo.

-¿De qué hablas? Hoy iremos a casa de Shikamaru…- Dijo Sakura y Sasuke le completo diciendo-  Además es el último día de descanso antes de que empiecen las clases y por lo tanto será el último día para reunirnos –Finalizó el moreno.

-Lo sé…-dijo el mayor –Pero al parecer “Oto-sama” sospecha de nosotros- Dijo en un susurro aun a pesar de ser consciente de que ninguno de sus padres estaba presente o que incluso le pudiese escuchar

Por toda respuesta esperada los gemelos se limitaron a mirarse entre sí, compartiendo sus conclusiones con la mirada, era algo que solían hacer antes de comunicar a su hermano lo que decidieran hacer, era de esperarse de gemelos suponía Itachi, y envidiaba esa clase de comunicación pues él la había perdido cuando Shizune se había ido, ella era para él como Sakura lo era para Sasuke, su alma gemela su fuerza y sobre todo apoyo, la amaba. Nunca imagino que el destino se la llevaría prematuramente, incluso no pudo llorar en el entierro de su querida hermana, no podía aceptar tan terrible destino, aun ahora se negaba  a aceptarlo.

Su padre había sido el único en contacto con el cadáver de la joven pues según los doctores había quedado tan desfigurada por el impacto que había sido imposible reconocerla. Durante el funeral la caja se mantuvo cerrada a todo curioso para evitar algún colapso por el terrible estado en el que se encontraría el cuerpo de la joven Uchiha.

-Nii-san, no importa lo que haga el viejo…-Dijo Sasuke- Nosotros ya no somos niños como antes.

-Es cierto.-Afirmo Sakura- El viejo tiene que entender que tenemos nuestra manera de hacer las cosas.

Las palabras de ambos chicos era de cierta forma reconfortantes, el tiempo no pasaba en vano, después de todo ellos eran Uchiha a su forma y ya era hora de que el viejo  lo aceptara. Por toda respuesta se limitó a reír, tan risueño sonó que las expresiones en ambos chicos, fue de alivio al ver a su hermano reír.

-Está bien –Dijo cuando consiguió controlar su risa- Pero yo iré con ustedes, no quiero quedarme en casa hoy –Siguió hablando mientras se ponía de pie, dejando sobre la mesa la servilleta que cubría su regazo para evitar mancharse con su desayuno.- Espérenme un momento voy por una chaqueta a mi habitación. ¿Ok?

Los gemelos asintieron a las peticiones del moreno mientras le veían subir las escaleras rumbo a sus habitaciones. Ambos chicos se sentaron en las sillas contrarias de donde su hermano había estado, y miraron el plato que yacía en frente con una pieza de pan, sincronizados tomaron el pan al mismo tiempo. Se miraron inquisitivamente y decidieron partirlo a la mitad, para después llevarlo a sus bocas, no acostumbraban a comer nada en casa pero, tenían hambre y ya era tarde para desayunar.

Sasuke vio que Itachi se dirigía hacia ellos, con una chaqueta en la mano ellos le alcanzaron y salieron de la casa, casi con prisa.

***

Mientras tanto en el despacho, Fugaku se mantenía con el semblante bajo, sentado en su escritorio con las manos apoyando su barbilla. En la mesa se podían ver dispersas varias fotografías en las cuales salían sus hijos en compañía de sus amigos y después de un par de rubios, que eran tan parecidos a esas personas que sintió asco. No cabía duda de que eran los hijos de Kushina y Minato. ¿Cómo era posible que su pasado lo persiguiera? Incluso con permitirse pensar en sus nombres, llegaban a él aquellos recuerdos amargos de su juventud que quiso olvidar durante todo este tiempo. El pasado que era la prueba de lo que su padre había dicho, una vergüenza y una debilidad…

La música… La repulsiva música….

Nunca permitiría que una debilidad como la música, dirigiera sus decisiones nunca más. A lo largo de su vida había aprendido que las emociones solo eran una pérdida de tiempo, en los negocios y en la vida pues los idealismos y el amor no existían eran pura fantasía y él lo había aprendido de la peor manera. Aun si ahora sabía que su padre tuvo razón con él, no podía cambiar el pasado, pero al menos podía hacer algo con lo que tenía ahora. Sus hijos serian la prueba de que él era fuerte, había fallado con Shizune pero no pasaría lo mismo con los demás.

Dirigió su mirada al hombre que permanecía impasible en la silla contraria del escritorio analizando tal vez sus reacciones y mirar de nuevo las pruebas de la desobediencia de sus hijos, no pudo más que estrujar entre sus manos las fotografías en donde se veían sonrientes un par de rubios tomados de las manos de sus hijos menores.

-Danzou...- Llamó con rabia contenida a su acompañante.-Necesito que hagas algo por mi…-Dijo sacando una maleta pequeña de bajo del escritorio y abriéndola frente a su acompañante.

-Supongo que no tengo elección….-Dijo maliciosamente el hombre al mirar el contenido de la misma.

***

En la casa de Shikamaru, este último se encontraba en el sótano que usaban como estudio para ensayar los chicos aun no habían llegado, tenía su laptop con él, había encontrado en la red un programa que le servía para componer las melodías sin  necesidad de tener los instrumentos lo único que tenía que hace era introducir las notas y el programa hacia el resto.

Tenía en sus manos un cuaderno, solía usarlo para escribir las canciones que cantaban los chicos, la noche anterior no había podido dormir por lo que había estado ahí prácticamente desde que habían salido del concierto de los Namikaze, su falta de sueño no evito que escribiera una canción nueva. Pensó que los eventos presenciados no le habían afectado, pero al parecer no era del todo cierto.

Pensó que ambos chicos merecían que les pasara algo bueno para variar, pero jamás imagino que tenían que ser los mellizos rubios, no guardaba rencor o algo hacia ellos, incluso si sabía que no estaba enamorado de la rubia eso no le impedía sentir cierta nostalgia. Había terminado de introducir la música en el programa, se dirigió hacia el micrófono una vez que presionó la tecla para comenzar, comenzaron a sonar los acordes de las guitarras, tomo el micrófono y tomando aire, comenzó a cantar la canción que había escrito…

La melodía era increíble, la composición se sintió como si en realidad estuvieran los chicos tocado en aquel cuarto, casi pudo verlos ahí con él, jamás había cantado una de sus propias canciones, la mayoría de las veces las escribía pensando en las voces que las interpretarían que en su mayoría eran las de Sakura y Kiba. Aun así esa canción era diferente, se sentía de cierta manera triste, y hasta de cierta forma sabia que la razón era la rubia, por lo que esa canción era su forma de renunciar a un amor que probablemente solo debió ser una ilusión, parecía que después de todo si se había enamorado de la joven rubia, aunque ella no lo sabría jamás. Una pequeña lagrima surco sus mejillas justo cuando estaba por terminar la canción.

En el balcón de la casa de alado Ino se encontraba escuchando atenta la canción que venía de la casa contraria, apenas y la podía escuchar bien pero sabía que era una  gran canción, por alguna extraña razón sintió, desolación al escucharla, era totalmente consciente de que la música, podía ser interpretada de muchas maneras dependiendo del sentimiento que encerrara, y definitivamente esa canción buscaba desahogar algún sentimiento de su intérprete. Se encontró a si misma tarareando la melodía incluso después de haber terminado.

-¿Ino-chan? –La llamó Naruto- ¡Aquí estabas! Es hora de desayunar, será mejor que te des prisa y bajes –Dijo dándose la vuelta para salir de la habitación.

-¡Sí!- Respondió esta sin preocuparse, y dirigió su mirada una vez más hacia la casa vecina esperando escuchar algo de nuevo. Se adentro a su habitación para cambiarse pensado en la gran canción que había sido capaz de escuchar.

Al mismo tiempo, el chico Nara se había quedado un poco en shock al ver sus lágrimas reflejadas en el espejo que había en una de las paredes del cuarto y como si fuera incapaz de controlarse comenzó a reír ufanamente.

-Creo que estoy loco….-Se dijo así mismo –Pero al menos estaré bien…

 

Continuará….

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutadoy espero tambien se animen a dejar RR

Gracias por leer!!

Nos vemos 


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