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Apariencia confusa por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Espero que disfruten de la continuación~

 

 

 

Ellos regresaron a la aldea en silencio, sin decir nada y escuchando los sollozos queditos de Yuuko que no paraba de susurrar el nombre del fallecido. La muchacha los guió por senderos extraños que los demás se limitaron a seguir a pesar de que el follaje era más denso y no sabían si estaban perdidos o algo así, pero al final llegaron primero. Cuando ellos llegaron la tarde estaba imponiéndose, y casi al anochecer llegaron los hombres que aplicaron el castigo, así que nadie notó lo raro su pequeña excursión. Yuuko sonreía al llegar, fingiendo que todo estaba bien mientras decía que solo fue a enseñarles algunas plantas medicinales, hojitas que ella misma recogió en el camino para demostrar evidencias

Viktor tuvo que ser empujado a su cabaña para que no dijera o reclamara algo, ellos no debían interferir. Pero los cuatro estaban en shock, nunca se imaginaron que una comunidad de esas fuera tan cruel con los suyos y con los ajenos. En un solo día vieron tanta muerte como los enfermeros en emergencias de alguna ciudad con altos índices de delincuencia. Seguían hundidos en un silencio incómodo que Viktor no rompía, pues parecía ido. Pensaron que el ruso mayor armaría un escándalo, que gritaría, lloraría con todo, se lastimaría a sí mismo, o que al menos mencionara a Yuuri pero no fue así. Después de que dejó caer una flor al abismo se quedó en silencio. Era como si la voz de Viktor se hubiese apagado de repente

Emil retiró la cámara que dejó atrancada en el techo de su cabaña, una de las que aún estaban mínimamente dañadas por el ataque anterior. Ese pequeño aparato filmó todo, era la única evidencia que tenían para saber que nada de lo que recordaban era mentira. El castaño guardó su tesoro con mucho cuidado, como si fuera invaluable, pero a la vez como si estuviera cargando con una maldición. Un tesoro que seguro Viktor apreciaría mucho más que los demás, porque cuando Emil revisó el video y mostró  una porción específica a todos… tuvieron un poquito de lucidez. Justo en la última escena estaba Yuuri, en medio de la comunidad rodeada de selva inhóspita, siendo “juzgado”. Ellos vivieron eso, pero no notaron algo que la cámara sí registró. Yuuri sonreía con sutileza mientras los demás lo insultaban o agredían. Era una imagen morbosamente hermosa, porque a pesar de la sangre que manchaba esa mejilla, la sonrisa no dejaba de ser espléndida. Yuuri fue una hermosa flor que se marchitó y pereció.

“¿Por qué?” fue el susurro que al fin mató su falta de expresiones. Viktor sólo veía aquella imagen y negaba, porque… aquella hermosa persona, que resultó ser un hombre criado bajo creencias estrictas… se desvaneció ante sus ojos. “Es un honor para él… fue un honor perecer en nombre de su familia” susurró Yurio, quien veía a las personas caminar por allí con un aura depresiva notable. El rubio suponía que todos en esa tribu sabían lo que significaba un destierro de tamaña magnitud, ya que Yuuri fue descubierto. Mari lloraba mientras curaba con esmero las heridas de todos los guerreros y escapistas. Hiroko sentada en la entrada de una cabaña, miraba al horizonte, derramaba finas lágrimas silentes pues una madre jamás desearía ver a sus hijos morir primero. El jefe, recompuesto de su actitud severa, ordenaba encender las fogatas para a preparación de algún alimento. En fin, todo era tristeza

No se habló del tema para nada, no preguntaron, no pudieron ni siquiera darse el lujo de criticar esas prácticas barbáricas. No lo hicieron solo porque no tenían derechos… sino que alguien podría descubrir que ellos vieron todo el proceso secreto de destierro. Los cuatro extraños simplemente decidieron terminar su trabajo. Después de dos semanas en la aldea  aún permanecía en un extraño luto, en donde el silencio reinaba, ya no reían, los niños lloraban y las curanderas no cantaban en las mañanas.

Viktor había perdido su sonrisa en ese tiempo, no podían culparlo, entendían que el amor platónico e imposible del ruso, se le deslizó entre las manos. Todos extrañaban las infantiles locuras del de cabellos plateados en ocasiones, así que todo estaba dicho. Ese día mismo se iban de la aldea, ya no podían hundir más al ruso. Yurio fue el único que en secreto platicaba con uno de los guerreros de la aldea, con el de los tatuajes que tanto llamaban su atención. En esos días de tristeza, no logró mantener su boca cerrada, simplemente se acercó a Otabek y le pidió que le explicara porqué dejaron morir a Yuuri. El rubio exigió saber por qué las leyes eran tan rígidas y en ese último día en que estaría en la aldea sólo quiso… hablar un poco

 

 

-Yurio ser fuerte – se habían sentado en un tronco en los límites de la aldea donde practicaban sus tiros al blanco – aprender defender

-usar cerbatana no me ayudará en la ciudad – sonrió con sutileza acomodándose el cabello y agarrándoselo en una coleta – no puedo creer que todo termina… hasta te voy a recordar Otabek

-nostalgia – dijo el azabache colocando su mano en la cabeza de Yurio y apretándolo un poco para revolverle el cabello hasta que el rubio se despeinó

-gracias, que cariñoso – se quejó el ruso acomodándose el cabello y empezando a atarlo de nuevo – nótese el sarcasmo

-no entender – hablaba con calma mirando al horizonte, mientras en sus manos sostenía un pedacito de piedra

-lo querías mucho – afirmó recordando la explicación de Otabek. Entendió los motivos por la que se deshicieron de Yuuri, porque representaba no solo una deshonra sino una amenaza, ya que la otra tribu lo descubrió – amigos de infancia supongo

-Yuuri mi hermano – susurró Otabek arrojando la piedrita – darme su vida y darle la mía

-hasta ahora no entiendo eso

-yo ver a Yuuri – dijo tocando su propia piel en el pecho

-Diablos, así que tú sabías que era un hombre. Supongo que fue por error – decía mirando a Otabek asentir – ¿y eso qué?

-yo morir

-pues es que aquí todos matan a los suyos – se quejaba Yurio con enfado – ahora sígueme diciendo porque sigues vivo, grandulón – dijo golpeándole el hombro donde una porción de tatuaje se denotaba – Beka… habla… igual me iré hoy

-jefe ver… acusarme… yo morir pero Yuuri no dejó – recogió unas hojas de suelo y sonrió – Yuuri decir que bañar… caer al río y yo salvar… Yuuri arrojar ropa río – sonrió con sutileza

-que buena forma de mentir – Yurio miró las facciones de Otabek una última vez y revisando que nadie lo mirara se atrevió a agarrar el rostro ajeno con sus manos – tú y ese curandero son tal para cual – dijo repasando con sus dedos los pómulos, mejillas, barbilla del nativo – malditamente fascinantes

-Yurio intere… sante – dijo con dificultad pero sin negarle al otro que lo siguiera tocando

-eres malditamente guapo – sonrió divertido cuando lo soltó y deslizó sus dedos por los brazos del moreno, extremidades tostadas por el sol ocasional – fuerte y de bonita apariencia, serías popular con todos si estuvieras en la ciudad

-Yurio… hablar veloz

-obviamente no quiero que entiendas lo que te estoy diciendo Otabek, por eso hablo de corrido – decía divertido – no me arriesgaré a que intenten matarme por decir cosas tan… cursis como estas – Otabek ladeó la cabeza un poco confundido, el ruso hablaba con rapidez sin siquiera mirarlo – extrañaré las clases de defensa personal y las de tiro al blanco… te extrañaré Beka – suspiró con un leve rubor en las mejillas

-yo también – dijo con esa expresión seria de siempre

-estás de broma – dijo mirándolo, pero cuando el nativo negó las mejillas de Yurio se encendieron – maldición… ¡me entendiste!

-extrañar… guapo Beka – decía con calma total

-¡qué bueno que me voy hoy! – habló en pánico alejándose del pelinegro – me largo

-guardar silencio… yo extrañarte Yurio – dijo levantando su mano para despedirse de un rubio que frunciendo el ceño solo apresuraba su paso cada vez más – huir como… niño – dijo con seriedad al ver que el extranjero terminaba de perderse en la comunidad

 

 

Los documentalistas agradecieron la hospitalidad al jefe, dijeron que todos regresarían  la aldea para mostrar el documental antes de ser publicado, tardarían en hacerlo pero prometían cumplir con el acuerdo. Esa enorme familia los despidió con una gran comilona y al final, Georgi les lideraba en el sendero de regreso a la civilización. Viktor suspiró quedito después de la primera hora de caminata en silencio, solo arrullados por los sonidos de los animales salvajes. Los seguía de cerca aunque era el último, su paso estaba desganado. En silencio sin que nadie mirara, el ruo mayor derramó las primeras lágrimas que aliviarían su dolor, el que se había aguantado hasta ese momento

 

 

-Georgi, llevamos horas caminando por la selva. ¿No deberíamos ver algo ya? – Yurio se cansó del silencio y de fingir que no escuchaba el lamentable dolor de Viktor, cuando ya pasaron unas dos horas desde que comieron su almuerzo tardío

-si – fue la seca respuesta del mencionado – esto es raro

-eso no suena bien – dijo Emil, quien ya sin la última batería en su cámara, vio por última vez a Yuuri en el video. La escena que no pondrían en la película por respeto a la tribu y porque no podían mostrar a esa gente como unos salvajes. Se guardarían el secreto y ese video solo les serviría como un recuerdo doloroso y dulce a la vez – ¿qué pasa, Georgi?

-las lágrimas de Viktor me distrajeron

-¿qué lágrimas? – se quejó el mencionado en un vano intento de retomar su carácter risueño, pero falló miserablemente – está bien, no te quejes

-nos perdimos – afirmó Emil y Georgi asintió soltando un suspiro

-¡pues jódete! – se quejó el ruso rubio agarrando al azabache y zarandeándolo – ¡jódete Georgi! ¡Confiaba en ti y me has traicionado! ¡Quiero volver a la civilización!

 

 

Pero no podían hacer nada más que encontrar el río y guiarse por este. Se decidieron a caminar, caminar demasiado y como si fuera poco bajo puro instinto, aplicando lo enseñado por los nativos. Buscaban algo, pero con la media tarde a cuestas, nada significativo pudieron visualizar… y eso los desesperaba porque sobrevivir de noche en ese lugar, era condena de muerte. No sólo había serpientes o arañas letales, sino que no tenían suministros y no sabían cazar, aunque aprendieron, a veces podría salir algo mal.

Esta confusión de senderos era una de las cosas que le pasaban hasta el mejor experto en guía, y en esa ocasión les tocó sufrirlo en carne propia… para mala o buena suerte hallaron un regalo de la comunidad en una de sus maletas. Un envoltorio de hojas que conservaban el calor del alimento y sí... al menos tenían una cosa por la que suspirar. Tenían alimento y se evitaban cazar, pero el sol ya empezaba a caer y… era malo, muy malo

 

 

-¡Viktor, quieto!

-no me digas que de nuevo tengo una araña encima – se quejó desganado, últimamente todo le daba lo mismo

-no es eso – se quejó Georgi – no te muevas, no lo hagas

-me espantas, sólo di qué es – Yurio estaba estático viendo como el azabache llegaba hasta Viktor y con su cuchillo quitaba algo con cuidado

-¿qué es? – Viktor tenía curiosidad, pero como le dijeron, no se movió ni un poquito

-una trampa – dijo mientras descubría la cuerda cubierta por hojas, a solo unos cinco centímetros del pie del ruso mayor – y… es como las de la aldea

-¿será que regresamos? – Emil decía eso con esperanzas, tenía hambre, estaba cansado y quería dormir protegido

-es mejor, así podemos salvarnos de la noche – Viktor lo apoyaba, aunque cierto rubio parecía temerle a la idea de regresar a la aldea

-bueno, hay que averiguarlo – dijo Georgi accionado la trampa y dejando que una rústica prisión se accionara. Eso era usado para atrapar animales pequeños – así vendrán a revisar

-busquemos las demás, siempre están alrededor de la aldea – decía Emil y con cuidado revisaba los alrededores

 

 

Y cuando ya perdieron esperanza de que alguien los recatara, un sonido los alertó. No querían arriesgarse a ver a alguna tribu enemiga, así que  en silencio se escondieron entre la maleza, solo tenían que esperar. Una figura salió entre los árboles pocos minutos después, caminaba con cuidado revisando las trampas, una persona de estatura promedio y que estaba solo, lo comprobaron tras esperar un rato. Se quedaron en silencio mirando la espalda de esa persona, precavidos porque podría ser cualquier enemigo. Pero claro, un Yurio descuidado cayó en un mal movimiento, generando ruido y advirtiendo a esa persona de su presencia.

Escucharon la advertencia en ese idioma que ya en cierto porcentaje dominaban, vieron la cerbatana apuntarles entre las enormes hojas y se quedaron quietos con las manos arriba, disculpándose de cualquier cosa que hubiesen hecho… pero jamás de los jamases esperaron ver a esa persona acercarse con rapidez y enfrentarlos con enojo. Aquel extraño cojeaba, tenía rústicos vendajes en sus brazos, los cuales escondían las hojas usadas para las curaciones y algo cubriendo su abdomen. Una hoja enorme atada con algunas lianas, parecía todo lo que pudo hacer para tratarse la herida más grave que al parecer le afectaba  

 

 

-Yuuri – susurró Viktor, quien no esperó verificar que sus ojos le estaban haciendo creer cosas erradas y solo se acercó al extraño. Lo hizo guiado por esa tonada de voz que le estaba advirtiendo del peligro, pero ese cabello negro y esa piel ahora un poquito más bronceada no podrían engañarlo. A pesar de que la cerbatana le apuntaba, solo se acercó con decisión – Yuuri – susurró cuando lo vio de cerca, incluso se zafó del agarre de Yurio en su muñeca

-Viktor – habló con voz bajita, abriendo sus ojos de par en par – Viktor… ¿familia? ¿Familia contigo? – dijo alterado, dejando de lado su impresión inicial y alistando su cerbatana – ¿no familia?

-no, no… estoy solo, no tan solo pero… Yuuri. ¡Estás vivo! – dijo y sin esperar nada, hizo algo que llevaba queriendo hacer desde casi un año. Se acercó al azabache y lo abrazó sin pedir permiso – Yuuri… Yuuri – sollozó bajito estrechándolo entre sus brazos

-ser Yuuri… hombre… Yuuri hombre – sonrió y se dejó abrazar mientras soltaba su arma. El pelinegro sólo se quedó quieto, sintiendo las lágrimas del otro caer en su hombro – Viktor… lágrimas brillar… no, Viktor

-¡oh dios! – se quejaron los que se habían quedado mudos y aun en cuclillas – él… la curandera… es decir, la no curandera… ¡diablos! ¡Es Yuuri!

-¿Cómo?… pero… acantilado… tú

-¡está vivo!

-Yuuri, mi Yuuri – susurraba Viktor dejando que toda su tristeza se desvaneciera para pasar a la felicidad – estás vivo… no sé cómo, pero estás vivo. Te vi caer de ese acantilado. Te castigaron solo por cuidar de tu hermana – Viktor no dejaba de derramar lágrimas de emoción, hipaba pero no dejaba de sonreír al mismo tiempo – no era justo y yo… yo no…

-Viktor… hablar lento… no entiendo – Yuuri se reía bajito. Empujó al mayor para mirarlo con aquella sonrisa dulce que el peliplata adoraba – Viktor no llorar… corazón en labios, mejor – decía apuntando a los mismos

-Yuuri… – dijo acercándose al mencionado, tomándolo de los brazos para que no se separara de él – tus pezones son muy bonitos – susurró mostrando la seriedad en su mirada y el pelinegro solo ladeó la cabeza

-¡viejo pervertido! – Yurio fue el que alejó al ruso de cabellos platas y le dio un zape en la cabeza por idiota – ¡¿cómo dices eso en esta maldita situación?!

-yo ya extrañaba a ese Viktor – se reía Emil tratando de no llorar por las carcajadas. Solo al ruso mayor se le ocurría decir eso en un reencuentro tan emotivo e impresionante – yo esperaba un beso – admitió al ver a Yuuri levemente sonrojado al tener a Viktor abrazándolo de nuevo y a Yurio quitándolo

-hasta yo lo esperaba – decía Georgi al mirar la escena pero no sonrió y por el contrario se puso serio – Yuuri… ¿cómo diablos sobreviviste?

-vivir selva… mi madre – sonreía el pelinegro viendo con extrañeza, el cómo el rubio zarandeaba al peliplata – ¿curar heridas ustedes? – dijo mirándolos con curiosidad – yo curar

-el que está herido y desnudo eres tú – dijo Georgi mirando al pelinegro de pies a cabeza… estaba completo, ¡pero eso debía ser un milagro! – solo traes la faldita – señalaba y Yuuri solo hacia una mueca sin entender – cúbrete o ese pervertido seguirá viendo tus pezones – dijo apuntándole a esos botoncitos rosados

- tolgoi – dijo apuntándose a sí mismo y se dio cuenta de ello – entender – dijo y buscó entre las plantas de allí. Arrancó con cuidado una de esas hojas enormes y cubriéndola con algo que sacó de entre las pocas cosas que tenía atadas a la cintura

-¿qué hace? – pero todos vieron cómo Yuuri se envolvía con esa hoja y sonreía como diciendo que ya estaba bien vestido – vaya, esta chica es divertida… es decir, chico – sonreía Emil mientras trataba de ordenar sus ideas

-pero eres un hombre, no debes cubrirte – le decía Viktor, jalando levemente la hoja que Yuuri se había colocado

-¡calla vejete! – se quejaba Yurio apartando al mayor – tu comenzaste con eso… ¡Yuuri es inocente todavía!

 

 

Pasada la emoción, los abrazos, las miradas, las peleas, solo quedaron las palabras del  deshonrado que pedía curarlos de cualquier herida. Yuuri les contó cómo sobrevivió mientras les ordenaba sentarse mientras él tomaba algunas plantas cercanas y las clasificaba para preparar alguna cosa medicinal. La explicación fue bastante simple en verdad, al final del acantilado había un río, uno profundo y caudaloso. Yuuri había caído sin remedio y enfrentado el follaje con dificultad, golpeándose con decenas de ramas, aferrándose a lo que podía mientras su caída, de los árboles más altos, se llevaba a cabo. Había tenido dos opciones, vivir o morir, Yuuri decidió hacer todo lo posible para vivir y rezó a los cielos porque el río lo acogiera. Sus memorias estaban confusas desde allí, golpes, dolor, colores, ruidos, agua, oscuridad

Después de un largo sueño, Yuuri había despertado en la orilla del río, con una pierna sangrante y dolor en todo el cuerpo, pero vivo. Les explicó del rústico refugio que fabricó en las condiciones más extremas. Relató sobre el miedo de la amenaza latente que sentía, pues podía ser descubierto en cualquier momento. Era la curandera, desterrada o no seguía siéndolo, con conocimientos de todo tipo, con habilidades únicas y los enemigos podrían querer tenerlo como esclavo o como una esposa bien portada… aunque para los extranjeros eso no se les hacía del todo coherente.

El pelinegro también les explicó la ley de su familia, una ley extrema en ocasiones o que los demás no entendían. Cuando una curandera era descubierta con cuerpo de varón debía morir de inmediato. Eso sólo era un método efectivo para la salvación de su familia, para evitar ataques como el anterior, porque los varones en la línea sucesoria de las curanderas eran considerados como tesoros debido a su rareza. Pero que cada clan decidía el método de muerte. La familia de Yuuri era la más piadosa, dejarlo caer de aquel lugar con la mínima opción de sobrevivir… una mínima pero existente. Así que por ese motivo estaba allí, aun respirando. Al final, después de que Yuuri los guió entre la selva, llegaron a una cueva decente, la misma que Yuuri usaba como nuevo hogar, prendieron una fogata, compartieron el poco alimento que el azabache había tenido guardado… y la única cosa que quedaba era… Viktor

 

 

-Yuuri – Viktor se había pasado mirando al azabache, sin siquiera creer que en verdad Yuuri, su Yuuri, estaba vivo. Lo miró sin cansarse, perdido en esa mirada marrón que a veces conectaba con la suya. Adoraba de nuevo tener el placer de ver esa sonrisa – tengo algo para ti – sonreía y aunque los demás le advirtieron que no salga con tonterías, él los ignoró y se concentró en su lucecita

-¿cosa? ¿Regalo? – Yuuri era curioso, así que solo miraba cada movimiento del otro

-algo – sonreía mientras buscaba entre sus cosas y sacaba algo. Un par, de lo que parecían telas – son tuyos… Yuuri

-eres un pervertido – se quejó Yurio al ver el dichoso regalo. Esas telas en manos de Viktor, no eran nada más que la ropa que le fue arrancada a Yuuri en la comunidad – ¿por qué tienes eso?

-las recogí y Mari me las obsequió. Me permitió llevármelas como recuerdo – sonrió mirando como Yuuri se quitaba su ropaje hecho de plantas y con una sonrisa se ponía aquello

-¡no lo mires! – Georgi cubrió los ojos del ruso mayor mientras Yuuri se colocaba la tela que cubría su pecho

-madre… Hiroko tejió – sonreía Yuuri con aquello puesto, acariciando la tela con devoción y abrazándose a sí mismo. Todos suponían que era una forma de apreciar el cariño de la madre – gracias – sonreía con sus ojos brillantes

-te falta esto – decía Viktor alejándose de Yurio y tomando el mantón que colocó sobre los hombros de Yuuri

-no… no Viktor, no – se quejó y se quitó aquello

-¿por qué?

-sagrado – dijo apartando el mantón y devolviéndoselo a Viktor – yo no curandera… yo tsöllögt

-desterrado – Emil suspiró al traducir esa palabrita – ¿y ahora qué harás?

-Viktor guardar – sonrió Yuuri posando el mantón en el pecho del peliplata – gracias

-te ignoró… ¡sólo míralos! están en su burbuja rosa – se quejaba Georgi con un poco de vergüenza ajena, ese par era… no sabía ni como describirlo – el amor – se burló

-¿amor? Son dos hombres, ¿sabes? – Yurio le restó importancia y ni siquiera los miró –

-miren a Viktor, está babeando

-yo no le veo problema y creo que Viktor tampoco – sonreía Emil al ver que ese par seguía en una pequeña conversación “privada” – creo que sé lo que va a pasar~

-Yuuri, ahora puedo tocarte – sonreía el peliplata y sin aviso alguno abrazaba al pelinegro – Yuuri, ya no eres sagrado, ni imposible

-Viktor… Yuuri ser hombre… deshonra – dijo empujando al de cabello plateado para alejarlo – mancha en mi piel – decía mostrando sus manos y negando

-yo no veo mancha – sonreía tomando esas manos y manteniéndola sujetas entre las suyas – yo veo a mi Yuuri. Veo a alguien que fe criado como mujer pero que no lo es. Alguien que tiene fuerza pero a la vez es amable… alguien que por su familia hace lo que sea

-familia… Viktor es familia – sonreía mirando al otro, sus mejillas se tornaban de un leve carmín

-creo que no me entendiste – se reía ignorando las burlas de los demás en esa cuevita iluminada por la fogata – así que…

-¿Viktor? – dijo Yuuri ladeando su cabeza al ver la seriedad del otro y una pequeña filmadora en manos de Emil – Vik…

-ven conmigo Yuuri – Viktor miraba esos ojos marrones y una de sus manos acarició esa mejilla. Un toque sutil que fue la mayor satisfacción de su vida. La piel de Yuuri era suave y cálida – ven conmigo

-¿ir con Viktor?

-si – sonrió perdiéndose en ese leve rubor y esa mirada brillante – conmigo

-Viktor… Yuuri es mancha – dijo desviando su mirada pero sintió esas manos levantar su rostro

-no lo eres para mí – susurró atrayendo el rostro de Yuuri hacia si – Yuuri… mi valiente Yuuri – susurró para cumplir con su más grande sueño en ese año. Acabó uniendo sus labios con los contrarios, un roce apenas, un toque simple para de inmediato separarse y ver como el otro había cerrado sus ojos. Yuuri, al no sentir la cercanía ajena, abrió un poquito uno de sus ojos, arrugó la nariz y abrió el otro

-yo… – susurró tensándose al entender aquello y hacer que sus mejillas ardieran, volviéndose rojas y tocando sus labios – ir con Viktor – susurró mirando al piso – ¿ser feliz?

-¡muy feliz! –

-iagh su melosería me hará vomitar! – se quejaba Yurio cubriendo sus ojos porque esos dos parecían querer besarse de nuevo

 

 

Pero eso no detuvo a Viktor, quien sin esperar más abrazó al azabache, acunándolo entre sus brazos. Acariciando ese cabello que tanto deseo tocar. Acariciando esa piel que tanto anheló apreciar. Suspirando el aroma ajeno. Sintiendo el calor ajeno. Sintiendo que su alma estaba completa y que la pesadilla que vivió hace semanas… solo fuera eso… una pesadilla

 

 

-quédate siempre conmigo, Yuuri – susurró Viktor besando los cabellos ajenos y sintiendo como correspondían su abrazo con gentileza. Esos brazos temblorosos se aferraban a su espalda

-si – susurró en respuesta. Aquella persona ajena a la realidad de las ciudades, sonreía en plenitud. Yuuri era feliz porque algo le decía que elegía bien – Viktor – susurraba acurrucándose en el pecho ajeno… su nueva familia

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Bueno, hoy es mi cumpleaños, así que dejaré esto por aquí y seguiré actualizando las cosas que ya tengo escritas jajajja~

Todo por satisfacción personal~ uwuuu

¿pensaron que sería tragedia?

Claro que no jajaja, no soy tan cruel, al menos esta historia no da para ser cruel ^^

Nos veremos en la siguiente oportunidad~

Besos~


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