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Hominum por an_cafe_nyapyy

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Notas del capitulo:

Adradezco a todos enormemente  sus comentarios y apoyo a esta historia. Y una felicitación por ahi a alexayaoi23, por haber adivinado una de las parejas. Severus/Sirius, por ahi se irán desvelando curiusidades de ambos personajes, uno de ellos con cambios signifiatvos, que próximamente serán sumamente relevantes y ayudaran para la historia, y el rumbo que quiero que tome.

Muchisimas gracias a todos (:

Ambos se pararon y me jalaron con ellos, tomaron mi cintura,  eran un poco más altos que yo, aunque, con mi pelo echo un caos bien podíamos estar del mismo tamaño, aun así no pude evitar sentirme cohibido con el agarre de esos demonios, sonrieron zorrunamente, y entonces siento un jalón en el ombligo y como todo mi cuerpo era obligado a pasar por algo muy angosto para mi, una vez siento mis pies en suelo firme abro los ojos y prontamente una protesta de una molesta voz chillona.

¡Paren de hacer eso! Ordeno Hermione a los gemelos, que aún me tenían bien sujeto de la cintura, solo que en una pose más cercana, evito la mirada furibunda del pelirrojo menor, agradecí mentalmente que los gemelos tuvieran un corte más favorecedor que ese mocoso, no lo admitiría nunca pero los gemelos eran demasiado atractivos.

Hola, ¡Harry! saludó George con una radiante sonrisa, y pronto añadió Nos pareció oír tu dulce voz.

No reprimas tu rabia Harry, suéltalo todo. Le aconsejó Fred mientras recargaba su cabeza entre mi hueco del hombro y cuello, haciéndome cosquillas con su pelo. Quizá haya una o dos personas a ochenta kilómetros que no te han oído.

Vi como el moreno se detuvo un momento a examinarme con la mirada, sin embargo, no me afecto en absoluto.

Interiormente estaba asombrado, las descripciones de Sirius y los gemelos no le hacían justicia, era bastante bello, y más con ese par de ojos que escondía detrás de esos lentes horribles, el niño porque eso era para mí, un niño; estaba aún más bajo que la castaña fastidiosa

Veo que han aprobado los exámenes de Aparición, comentó Harry malhumorado, cambiando su expresión al ver ahora a los gemelos.

Saben habrían tardado unos segundos extras si hubiesen venido caminando, dijo el pelirrojo menor. Tú no eres bienvenido aquí. Gruño para voltear a verme más fijamente.

No es tu casa Weasley, así que tú no tienes voz para decirme dónde puedo y no puedo estar. Contesto de forma más bien aburrido sin quitar la vista del bello moreno que una vez más me miraba, ahora interesado por el intercambio de palabras que hubo.

Eres un maldito bastardo.

No uses palabras fuertes Weasley. Contesto con una voz más seria.

Venga Ronnie, fuimos nosotros los que lo trajimos. Hablaron al mismo tiempo los gemelos que dieron un paso al frente del menor que se acercaba, sin embargo, volví a estar aburrido con ese pecoso en específico.

¿Quién eres? ¿O eres tu uno de esos de la Orden del Fénix? La idea de que hubiera una organización de la que aparentemente era el último en enterarse y que además, se organizaban para “vigilarle” pareciendo no haberle gustado en lo absoluto, era un tema bastante frustrante, pero lo cierto era que el puchero que pretendía ser una cara de enojo le hacía ver aún más adorable, como un pequeño gato esponjado.

Es Gaara, es ahijado del profesor Snape. La castaña se apresuró a hablar aun antes de permitir que contestara por mi propia voz.

¿De verdad? ¿Eres ahijado de Snape? El tono de horror en la voz del niño en realidad, me hizo fruncir el ceño ¿Realmente era tanto su odio por el hombre?

Lo soy, mi nombre es Gaara, Sabaku No, y entrare a Hogwarts este año. Conteste de manera confiable y lo más cálida posible, dándole una ligera sonrisa. En realidad espero que no tengas inconvenientes en ser mi amigo. Alzo mi mano y veo al niño a los ojos tratando de ser lo más amigable posible, sin embargo, los ojos verdes me miraron asombrados para después cubrirse de un adorable sonrojo, volteo a ver a los gemelos que me miraban con mezcla de confusión y pensativas y por otro lado las caras de horror del pelirrojo menor y de la castaña, que por momentos creí que se fiaría de ellos, sin embargo, tomo mi mano, fría al tacto.

Aunque eso de que seas algo de Snape, me da horror, espero que podamos ser amigos. Su voz era dudosa, como si fuera solo por alguna clase de compromiso o de alguna forma se haya sentido obligado a decirme aquello, fue suficiente para mí.

¡Hola, Harry! Saludo alegremente la hermana pequeña de Ron, Ginny. Me pareció oír tu voz. Miró primero a Fred y George antes de voltear a verme, al comienzo sorprendida, para después tratar de lanzarme una sonrisa y mirada coqueta, ¿díganme que no han tratado de usar las orejas extensibles? Si es así olvídenlo, mamá le ha hecho un encantamiento de impasibilidad a la puerta de la cocina.

Aquello fue suficiente para que el moreno soltara mi mano me mirara con un sonrojo aunque un poco más pronunciado, fijo toda su atención a la recién llegada que cerró la puerta apenas entró, veo a los gemelos, que se veían fastidiados por su recién presencia para después interesarse por lo que dijo.

Es un poco insoportable, el hecho de que se la pasen enojados por el poco acceso que tienen con la información y los “berrinches” y “travesuras” que hacen para “tratar” de conseguirlos, niños usando trucos infantiles para hacerlo, y aún más niños descubriendo que en realidad no lograrían obtenerla.

Les hice un gesto de despedida a los gemelos y una pequeña sonrisa a Harry, los amigos del moreno, le habían dicho de manera obvia a la pelirroja que no dijera más debido a mi presencia, aburrido me dirigí a la salida, en realidad mis deseos de quedarme con aquellos “amigos” del oji esmeralda eran menos que nulos.

 

 

Ahora que la misión más significativa había sido concretada con el regreso de Harry, Severus estaría desocupado, o al menos eso pensaba, imagino que en realidad ser un pequeño grupo de personas queriendo hacer una diferencia por la guerra,- de los cuales no sabía exactamente qué era lo que querían, aparte de no dejar que Voldemort tomara el poder, y no saber cuáles eran los propósitos de Voldemort-, es más que una misión suicida, y ellos no parecían ser un grupo de Akatsukis, para siquiera causaran cierto temor en enfrentar, no parecían luchadores de elite, aunque algunos tenían un gran potencial.

Era ya casi la hora de la cena, lo cual dejaba poco tiempo para ponerme a estudiar un poco, durante la tarde no pude progresar en los estudios debido a Siruis, los gemelos y la llegada de Harry, fue un día lleno de emociones, emociones tan contrastantes, tan diferentes, normalmente no tenía una variedad de emociones durante un día, eran planas, y bastante simples, pero extrañamente, había estado experimentado diversas emociones, y más aún ¡en un mismo día! Una sensación que nació de mi estómago, que subió y me lleno por completo, me hizo sentirme feliz, de alguna manera, feliz.

¡Lily!, nos acompañaras en la cena. El ojimiel estaba en el vestíbulo en la primera planta y de alguna manera, se había dado cuenta que estaba afuera de las habitaciones, antes no había gente, sin embargo, ahora estaba lleno, apenas y lograba ver las caras desde arriba. Asentí, esperando que el hombre lograra haberme visto, comienzo a bajar, topándome en las escaleras a la señora Weasley, que se pegó lo más que podía a la pared para no tocarme, no me puede importar menos.

Entre la multitud pudo distinguir el inconfundible cabello semi rizado de Sirius y el castaño claro de Remus, el ultimo le recibió gustoso incluso pareció haberse dado cuenta de mi presencia mucho antes de que llegara, supuse que al estar entre una multitud de magos, era difícil que en realidad me viera llegar, pero era extraño que el hombre esperara por mi justamente por el hueco donde había logrado meterme entre las masas.

Te has desordenado el cabello Lily. Su voz era suave y su sonrisa demasiado amable, el hombre daba una sensación de comodidad, incluso Tanuki esta extrañamente complacido con el hombre, y se relajaba a su lado, cosa que no pasaba con ninguno de los morenos. Siento la mano tibia del castaño en mí pelo tratando de acomodarlo, era un par de centímetros más alto que él, pero aun así me avergonzaban esos gestos cariñosos, que los adultos tenían conmigo, especialmente cuando le revolvían el pelo, era un gesto que de pequeño me hubiera gustado de padre, pero nunca lo obtuve, así que recibirlo de una persona ajena a mi familia en realidad era extraño… pero agradable.

Llegó la mujer regordeta, mejor conocida como señora Weasley, le susurro algo al castaño viéndome de manera desconfiada antes de hacerlo, desvié la mirada exasperado esa mujer estaba loca, no estábamos muy lejos de la puerta, algunas brujas y magos, hacían ademanes de despedida y salían por la puerta. Me fije entonces en mi “padrino”, el hombre charlaba de manera aburrida con un hombre de apariencia repugnante, que se le veía muy entusiasta mostrando artilugios y cachivaches inservibles que ocultaba en su abrigo harapiento. Tenía la esperanza que Severus se quedara a cenar.

—Gaara, iremos a poner los sellos necesarios a la puerta, adelantaos Sirius y tú a cenar. La chica de pelo de chicle y dos pies izquierdos que había venido justo detrás de la señora Weasley parecía perdida en sus pensamientos, no noto si quiera que me encontraba con Remus y Sirius hasta que el primero se dirigió a mí.

No te demores Moony, llevare a Lily a la cocina y veré si puedo darle ya un abrazo a mi ahijado, seguro estará más cambiado. Me dio leves empujones hasta llevarme a la cocina, había un aroma delicioso, me pregunto ¿a qué hora se habrán tomado el tiempo de hacer la comida?, en algunos temas en el mundo mágico la mejor opción que tenía era de no dar más vueltas en el asunto, podría terminar con un dolor de cabeza.

El chillido estruendoso del retrato de la madre de Sirius llego hasta el comedor, esa mujer no estaba loca, sino desquiciada, supuse que la culpable de haberla despertado habrá sido de la dos pies izquierdos, esa niña era demasiado torpe para su salud, me sorprende que sea parte de la policía mágica o auror.

Y de pronto Sirius había salido corriendo, supuse que habría ido a tratar de callar a ese horrible retrato, era realmente triste que Sirius había sido despreciado por su familia por defender lo que era, y por no querer aparentar ser alguien más, camine un poco para sentarme en el lugar más apartado.

Para mala suerte el lugar más apartado en realidad ya estaba ocupado, el señor Weasley y el que supongo es el hijo mayor, hablaban entre cuchilleos, señalando cosas en los pergaminos cercanos, había igualmente vasos todos distintos, algunos vacíos y otros llenos, había pequeños montones de telas que parecían trapos, ambos pelirrojos me vieron por unos segundos, para después continuar con sus susurros, no podía importarme menos, aunque el chico me a guiñado el ojo de manera confidente, giro los ojos, todos eran raros.

Entonces oí como alguien de manera desagradable aclaraba la garganta, no era necesario girar la cabeza para darme cuenta que había sido la señora Weasley, lo que alerto a los dos hombres que estaban aparte de mí.

— ¡Harry! El saludo del mayor salió apresurado, sin embargo, no paro de estrechar enérgicamente la mano del menor, por un momento temí que le hiciera daño, el chico se veía incomodo, y veía al mayor de los hijos de manera misteriosa ¡Cuánto me alego de verte! Lo cierto era que en realidad el hombre pareció decirlo con total honestidad, sonrió ligeramente al ver como el chico estaba un poco cohibido por las atenciones, y su sonrojo fue en aumento cuando el hijo se acercó, llevaba el cabello largo atado en una coleta, y sus ojos azules más oscuros que algunos de sus hermanos, nariz griega y pómulos altos, con sus inigualables pecas; atractivo.

¿Has tenido un buen viaje Harry? Le preguntó Bill con voz sedosa, ¿Ojo loco te ha hecho venir por Groenlandia?

Para su frustración no fue el moreno el que contesto, sino una de las integrantes de la orden y de las más jóvenes, la dos pies izquierdos: Nymphadora, Tonks.

Lo intentó. Intervino antes de que el ojiesmeralda pudiera dar su respuesta, en este momento llevaba su cabello de un azul cielo con toques de rosa por aquí y por allá, en donde en algunos puntos se creaba un lindo purpura, parecía un dulce, muy dulce, para los de mi gusto, entonces me miro, pocas veces nos encontrábamos y normalmente la niña tenía sus momentos estúpidos, y después de dos pasos, se tropezó tirando algunos vasos, cuando intento apoyarse de la mesa, “Es una mocosa muy estúpida”, no pudo evitar estar muy de acuerdo con Ichibi ¡Oh no! Lo siento… dijo débilmente mientras de manera nerviosa intentaba recoger su desastre, inmediatamente Bill había ido auxiliarla, mientras el señor Weasley, negaba con la cabeza de manera abatida.

Dame, querida. Dijo la señora Weasley con exasperación y con una sacudida de su varita, había quedado limpio y los vasos rotos se habían reparado.

Entro Snape con un aura pesada aun con el hombre de aspecto mugriento, no pudo evitar sentir pena por él, de lejos se veía que ya no podía aguantar al molesto hombre.

Señor Potter, sería mucho pedir que se quitara de la entrada, o es tan egoísta como para no dejar que el resto de las personas se queden sin la cena. La voz del hombre era dura, quizás demasiado, vi como el niño paso por diferentes emociones, sorpresa, miedo y enojo, estaba seguro como miro primero a los señores Weasley’s, se mordió la mejilla y camino deprisa para ubicarse en un lugar. No me sorprendí que mi ahora padrino se sentara a mi lado , muchos de alguna forma me evitaban como si fuera alguna clase de enfermedad muy peligrosa, entre ellos el mugriento hombre, por vez primera agradecí profundamente aquello, lo último que necesitaba era gente que no dejara de hablar de aparatos inútiles.

Venga ya siéntate Harry. Dijo Sirius entrando con una sonrisa renovada. Ya conociste a Gaara, a que es guay, es un chico extraordinario. No supe dónde meterme en ese momento, Sirius se sentó del otro lado de mí, el chico le dirigió una larga mirada, después frunció levemente el ceño, yo sin embargo, le di una sonrisa débil, antes de desviar un poco la mirada, Ginny y la señora Weasley estaban hablando o más bien la señora Weasley comenzaba a darle indicaciones a la joven, agradecí que la mujer no se tomara su momento de asesinarle con la mirada, supuse porque estaba mi supuesto padrino en la misma habitación.

Sirius y Severus comenzaron una leve y acida pelea verbal, mientras estaba en medio de ellos, suspiro intentando distraerme con los rostros e interacciones del resto que había decidido quedarse para la cena, observo como la chica de cabello de dulce aun hablaba con el mayor Weasley, el señor en cambio había comenzado a arreglar algunas cosas de la mesa.

Entonces la mujer regordeta se volteo a mirarnos con notable alteración. —Y si pretenden cenar antes de medianoche necesitare algo de ayuda. Dijo sin dirigirse a nadie en específico. No, tu puedes quedarte donde estás Harry, querido. Has hecho un largo viaje.

¿Qué quieres que haga, Molly? El entusiasmo de Tonks era un poco infantil, incluso pregunto aquello con un ligero salto.

Veo con diversión como la señora Weasley vaciló, un tanto preocupada.

Pues… no, Tonks, gracias, tú descansa también, ya has hecho bastante por hoy.

— ¡Nada de eso! ¡Quiero ayudarte! Insistió la bruja de muy buen humor, derribando una silla cuando corría hacia el aparador, de donde Ginny estaba sacando los cubiertos.

Su padrino lanzo un bufido de desagrado, al ver lo torpe que era la chica, Sirius hizo la vista gorda notablemente incomodo con la situación, ¿Cómo podían tener a esa niña dentro de la orden? Era un gran misterio.

Todo siguió una vez más con una tranquilidad silenciosa, Harry estaba sentado frente a Sirius, aunque veía que era por la presencia del profesor, que en realidad no había dado un comentario, el chico se veía demasiado receloso por la presencia, y al hombre parece importarle menos.

¿Harry, has pasado un buen verano hasta ahora? Dejo de fulminarse con la mirada con el otro moreno para prestar más atención al menor

— No, ha sido horrible. Contesto con un tinte de molestia.

Algo parecido a una sonrisa cruzó de manera fugaz por la cara de Sirius.

No sé, de que te quejas, la verdad.

— ¿Cómo dices? Soltó Harry, con una clara cólera en sus bellos ojos verdes, no podía dar crédito a lo que el hombre acababa de decir y el tampoco, gruño mientras resoplaba, misma acción que realizo el otro hombre a lado de él.

A mí personalmente, no me habría importado que me atacaran unos dementores. Una pelea a muerte para salvar mi atormentada alma me habría venido de perlas para romper la monotonía. Tú dices que lo has pasado mal, pero al menos has podido salir y pasearte por ahí, estirar las piernas, meterte en alguna pelea… Yo en cambio, llevó un más de un mes encerrado aquí adentro, si bien eh podido tener momentos divertidos con ciertas personas, eso no signifique que no extraño salir. El hombre había abierto su corazón enfrente de personas que pensé que no haría, su padrino lo miro largamente sin su usual cara de estreñido, para después hacer una mueca de enojo, no supe interpretarlo si en realidad se dirigía al ojiazul o algo más, antes de que cualquier otro pudiera comentar algo, ante la descorazonada confesión, fue el moreno menor el que agrego.

¿Cómo es eso? Cuestionó con el entrecejo fruncido.

Porque el Ministerio de Magia sigue buscándome, y a estas alturas Voldemort ya debe de saber que soy un animago; Colagusano se lo habrá contado, de modo que mi gran disfraz no sirve de nada. No puedo hacer gran cosa para ayudar a la Orden del Fénix…, o eso cree Dumbledore.

El tono un tanto monótono con que Sirius pronunció el nombre de Dumbledore no pasó desapercibido por todos los que prestaban atención al intercambio de palabras, y de pronto Harry parecía más contento por lo mismo de una manera que sorprendió a más de uno. Era fácil darse cuenta que el chico igualmente parecía notablemente enojado por el viejo director.

Venga Sirius, al menos tú sabias que era lo que estaba pasando. Agrego más animado, y mucho más conciliador, el mayor dio un tierno mohín, para abrazar a un gato que hacía unos minutos se había acostado en su regazo.

Sí claro. Repuso el hombre con cierto sarcasmo. Yo solo tenía que aguantar a Snivellus aquí presente, aguantar sus maliciosas insinuaciones, y sus quejas de que él estaba afuera afrontando el peligro mientras y yo me quedaba aquí cómodamente sentado, charlando y sus preguntas acerca de cómo iba la casa y pasando tiempo con Li… digo Gaara.

Maliciosas insinuaciones Black, hablas enserio, no serás tú el que desearía que hiciera, “esas maliciosas insinuaciones”. Agrego con un toque ladino, viendo pesadamente al hombre, mismo que había agarrado al gato y usándolo de escudo, tratando de esconder un adorable sonrojo. Además pulgoso, es verdad que eres un flojo y no has logrado terminar la limpieza en el mes que llevas aquí.

El menor estaba viendo confundido como ambos hombres se habían inmiscuido nuevamente en una interesante discusión donde mayormente Sirius terminaba desviando la mirada notablemente acalorado. Realmente no parecía muy enojado por la presencia del hombre de ojos negros, pero el menor era otro cantar, miraba iracundo al azabache que le había quitado la atención de su amado padrino.

No paso mucho para que los gemelos armaran un jaleo en donde fueron reprendidos por su exceso uso de su magia ahora que eran mayores de edad, con ellos habían entrado Ron y Hermione, que tomaron un asiento cercas de Ginny la misma que estaba sentada con la pelos de dulce, a lado de Harry se sentó Lupin que estaba frente a Sirius, los gemelos se sentaron del otro lado de Harry, fascinantemente frente a su “odiado” profesor y frente a él, todas las personas comenzaron a tomar un lugar en la mesa al ver cómo era que comenzaban a repartir la comida.

Hermione, Ginny y Tonks, se reían pues la última cambiaba su apariencia con las peticiones que las chicas le pedían, y se reían ante los cambios, divertidas y extasiadas, por otro lado de la mesa, hablaban de duendes, Harry, era entretenido por Fred y George contándole anécdotas de Mundungus, que parecían hacerle reír ante las fechorías del claro sinvergüenza. Sirius era reprochado por Remus por su poca o casi nula cooperación para la limpieza general de la casa, algo acercas de boggarts y doxys.

Espero señor Sabaku No, que no sea un bueno para nada, ahora que estará completamente rodeado de los más claros ejemplos, y que sus deberes sigan el curso pretendido, como lo ha estado logrando las últimas semanas. Era difícil verle hablar de manera seria mientras tenía en la mano una gran cucharada del pastel de ruibarbo con gran cantidad de crema que le habían servido, -el cual cabe agregar era el cuarto plato-. Tiene que igualmente cuidar mejor su alimentación y sus horarios de sueño, no parece en realidad que haya estado durmiendo, esas horribles ojeras que se carga, parece que son realmente eternas. Cierro los ojos haciendo un conteo del 1 al 10, el que hablaran de mis ojeras era algo constante, y aunque lo repitiera una y mil veces, que en realidad toda la vida las ha tenido, todos tenían la brillante idea de que con un par de horas más de sueño están se iban a ir mágicamente, y no, estas eran parte de mí, como mí nariz lo era, como mis brazos lo eran, y nunca se irían.

—Creo que ya es hora de acostarse. Dijo la señora Weasley, muchos que estaban sentados en la mesa se habían retirado no hacía muchos minutos, así que solo se hallaban los que habitaban la casa y Severus, que parecía, en realidad muy a gusto comiendo su torta.

Todavía no, Molly. Intervino rápidamente Sirius, apartando su plato vacío y volviéndose para mirar a Harry. Mira, estoy sorprendido. Creía que lo primero que harías en cuanto llegaras aquí sería empezar a hacer preguntas sobre Voldemort.


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