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Idempotente por BackAck

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Jeff suspiró frente al espejo, no sabía qué hacer en aquel momento. Era cierto que, aunque se lo niegue todo el tiempo, tarde o temprano eso sucedería, pero no esperaba que sea tan pronto y menos con aquel alfa idiota quien era su vecino. Salió de los baños de la universidad luego de refrescarse y volvió al edificio departamental en el que vivía. Quizás fue el destino o la mala suerte que el chico tenía, pero sea como sea, el corazón de Jeff se quebró como cristal al ver a aquel alfa bajar de un Mercedes negro y entrando con otro chico al edificio en el que vivían.


Lo peor no era el dolor que Jeff estaba sintiendo, lo peor era que Jack no sentía dolor al traicionarlo tan vilmente e incluso traía a amantes estando Jeff tan cerca. El omega solamente se quedó en la acera observando desde lejos como Jack y el desconocido ingresaban al edificio, inconsciente se llevó una mano al vientre presionándolo ligeramente. No dijo una sola palabra al respecto, ya luego tendría tiempo de asesinar al alfa. Subió al quinto piso gracias a ascensor, estaba demasiado cansado como para hacer una rabieta. Además, no quería interferir sea lo que sea que Jack esté haciendo del otro lado de la pared con ese niño.


Pero el corazón le dolía, le dolía tanto que apenas tocó las sábanas de su lecho se echó a llorar coml un niño quien había perdido un dulce, ni el horrible ardor en la garganta hizo que él despejara el llanto y simplemente se dejó asesinar por aquellas sombras que lo rodeaban. Cuando su garganta ya no soportaba el dolor y su corazón ya no deseaba más sufrimiento, quedó dormido y sin darse cuenta despertó minutos más tarde, encontrando una de sus manos sobre su aún plano vientre, pero ese vientre después de todo albergaba a una pequeña vida que deseaba ver la luz del sol a pesar de los temores de su padre.


—Lo siento, pequeño —le dijo Jeff a su vientre, sentía un gran dolor en el pecho—. Lamento no poder quererte como desearía.


•§•


Jeff esperó que aquel desconocido se vaya de la casa de Jack, no estaba seguro de que así haya sido, pero al menos había dejado pasar unas buenas horas hasta encontrarse frente a la puerta del departamento del contrario. Estaba en una gran disputa con su yo interno entre golpear o no la puerta, pero era obvio que debía hacerlo pues no podía solamente desaparecer sin haber dicho nada a Jack sobre su hijo, eso iba en contra de ciertos principios que Jeff había aprendido de su familia, debía decírselo a pesar de haber perdido el poco respeto que albergaba hacia el alfa. Golpeó la puerta levemente, pero nadie contestó, volvió a golpearla de nuevo, pero esta vez con más insistencia.


La puerta se abrió, dejando ver a un sonmiolento chico que vestía una bata azul, Jeff se sorprendió y juró sentir que su corazón se rompió al ver a ese omega apestando como Jack, como su alfa. Aquel asqueroso omega que se atrevía a meterse en la cama de Jack.


—¿Hola? —le omega desconocido estaba observando a Jeff, quien estaba intentando contener su ira, odiaba que Jack lo haya cambiado en tan poco tiempo, supuestamente el alfa deseaba a Jeff, el omega no dudaba eso pues el alfa se lo repetía, él se lo había creído y en ese instante sentía un horrible dolor en su pecho al ver a otro omega. Jack solo era un maldito con cara de santo que quería tener a Jeff de la manera más intima posible. Lo odiaba, más odiaba que aquel chico estuviera vestido con su ropa y apestara a él, todo le hacía recordar a Jack, hasta ese ser que en su interior creía con lentitud.


—Jack, creo que te buscan —el desconocido dijo aquello al no obtener respuesta de Jeff, este afiló la mirada hacia aquel enano, seguramente ni siquiera era mayor de edad, no se sorprendió de que Jack estuviera fornicando con niños. Jeff abrió la boca y soltó toda la mierda del mundo.


—Yo no estoy buscando a ese maldito —dijo apuntando al omega desconocido, el menor levantó las manos y se alejó unos pasos asustado mientras que Jeff caminaba hacia el intimidado menor—. No quiero saber con quién mierda folla el infeliz de Jack, solo quiero que te vayas de esta casa en este instante —Jeff ya no tenía control sobre sí mismo—. ¡Porque esta es la casa de mi alfa! —recalcó la palabra "mi" mientras se apuntaba—. Jack es mi alfa y estoy esperando a nuestro hijo así que mejor te largas de aquí y haces algo para quitarte ese apestoso aroma que te cargas —Jeff tomó de la ropa al niño, este se asustó.


—Oye... no, detente —pedía mientras que era empujado hacia la salida, Jeff estaba iracundo, decepcionado, irritado y deprimido, todo a la vez solo lograba que quiera asesinar a aquel niño asqueroso por haberse metido en la cama de su alfa.


—¡Jeff, detente! —era la voz de Jack, pero no era cualquier tono de voz. Jeff siempre creyó que él jamás se dejaría someter por aquel tono característico de alfas, pero la mano con que tenía tomada la bata del niño empezó a temblar, obligándose a soltarlo. Jamás creyó que Jack sea capaz de recurrir a implementar "la voz" sobre él, ya que desde siempre tuvo un concepto muy tranquilo del alfa.


Jeff bajó ambas manos y la mirada, no quería ver al alfa que se encontraba tras suyo porque seguramente lo asesinaría, o quizás su corazón se quiebre como cristal al verlo y detectar un aroma que no sea suyo en su cuerpo. Jeff cerró los ojos y no evitó que una lágrima sea exprimida por sus párpados, aquellas lágrimas que creía que ya se secaron de tanto llorar resurgían a la hora de encontrarse con el idiota de Jack.


—Yo... yo no puedo creer que hayas sido capaz de estar con otro omega —dijo mientras que las lágrimas no dejaban de correr por sus mejillas, escuchó al omega desconocido correr y encerrarse en una habitación, seguramente a pedido de Jack. Ese alfa solo era un gran mentiroso, un farsante quien jugó con Jeff. El corazón del omega ya estaba demasiado triste, quería simplemente largarse de ese lugar y no volver a ver al alfa nunca más.


Sin embargo, unos brazos lo rodearon con delicadeza, haciendo a Jeff tranquilizarse, solo por ese instante la calma retomó las riendas de su razón. Por un efímero momento sintió aquellas grandes manos rodearlo y posarse sobre su vientre, Jack había escuchado todos aquellos gritos de cólera, hasta cuando confesó lo de su hijo.


—Así que soy tu alfa —un susurro se escuchó en el oído contrario, en ese momento Jeff reaccionó, apartando los brazos del contrario. Jack era un gran idiota si creía que iba a ceder así de fácil a su juego de seducción.


—Te equivocas, no hay marca que lo compruebe y además tienes a un omega en tu habitación —Jeff caminó hacia la puerta—. Me largo.


 

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