Jeff se encontraba callado, mirando a través del polarizado de aquel Mercedes negro que pertenecía al alfa. Claro que eso le dio a entender que Jack era de una familia adinerada y seguramente ese fue el origen de aquella boda excesivamente costosa a la vista. El omega suspiró cansado, pues ese día había sido sacado de la cama a base de abrazos necesitados por parte de su pareja. Había tenido un desayuno de lo más deprimente a pesar de que Jack intentaba subirle el ánimo a cada momento, pero no podía evitar sentir miedo al saber que ese día se encontraría con su madre y sería la primera persona de su familia enterándose sobre el embarazo del omega.
Una temblorosa mano se posó sobre su vientre, todo sería más fácil si es que su pequeño estuviera bien. ¿Era egoísta lo que estaba haciendo? Dejar al pequeño crecer y luego, un día, simplemente desaparecer. No sabría cómo reaccionar y no sabía cómo llegar a ser fuerte en aquella situación. Jack observó de reojo el cuerpo del chico que parecía hacerse cada vez más pequeño en el asiento del copiloto. Posó una de sus manos en sus rodillas y una sonrisa salió de sus labios.
-Apuesto a que tu madre se emocionará bastante -el alfa sabía lo que el omega pasaba con su madre ya que este se lo había contado. Jeff solo asintió y no hizo más que un "Mmm..." durante todo el viaje. Al menos la incomodidad se había reducido inmediatamente y ahora debía solamente concentrarse en llegar a la casa de su madre, comentarle con algún chiste que sería abuela y luego romper su emoción con un balde de agua fría llamada realidad.
Cuando llegaron a una acogedora casa que Jeff conocía de memoria, este solo se quedó sentado en el auto, obsevando aquella puerta color caoba que era la entrada de su antiguo hogar. Casi ni se dio cuenta cuando la puertezuela del auto fue abierta.
-¿Bajas? -una mano estaba esperando para que Jeff bajara, él no pensó mucho al tomar aquella mano, sabía que de ahora en adelante tomaría la mano del alfa muy continuamente. Caminaron juntos hasta la entrada y el cuerpo rígido de Jeff detuvo al alfa.
-Jack, por favor no se lo digamos -sentía un gran dolor, no quería ver a su madre sufrir y menos quería verla con las ilusiones rotas, ella ya tenía suficiente con la muerte de su padre. Jeff solo metió sus manos en su abrigo buscando calor que no tenía, Jack se acercó a él y lo tomó entre brazos, suspirando y soltando un halo de vapor de entre los labios, unos susurros fueron a parar al oído del contrario.
-Hecho -fue lo que dijo para luego depositar un beso bajo la oreja de Jeff, en su cuello, justo donde deseaba ver aquella hermosa marca. El omega lo abrazó y solo cerró los ojos con fuerza ¿cuándo exactamente se había rendido?
El timbre sonó, Jeff mostró su mejor sonrisa posible y, aunque esta era ligeramente falsa, podía de alguna extraña manera llenar el mundo de Jack. La puerta fue abierta y la madre de Jeff observó a la pareja con detenimiento para luego posar la mirada sobre su hijo y abrazarlo efusivamente en medio de un gritillo.
-¡Jeffrey! ¿Qué te trae por aquí? -el abrazo de su madre lo estaba asfixiando, pero no podía hacer más que reír cuando sentía aquellos brazos tan cálidos y acogedores. Cuando se separaron la mujer observó a Jack y este solo sonrió ampliamente, volvió a observar a Jeff y él sonrió con complicidad, parándose de costado y poniendo ambas manos sobre su aún plano vientre.
-¿Lo notas? -dijo con una gran sonrisa, hablando sobre su pequeño. La mujer abrió los ojos y la boca con sorpresa para luego abrazar nuevamente a su hijo.
-¡Oh, mi Jeff querido! -decía en un abrazo protector mientras unas pequeñas lágrimas amenazaban con escaparse, luego miró a Jack-. Creo que tenemos muchas cosas de qué hablar, por favor, pasen.
Luego de que la madre de Jeff trajera un poco de té y galletas y hablar sobre la relación que la pareja tenía (claro, con un par de mentirillas blancas), la mujer se dio cuenta de algo importante y que quizás pueda ser un inconveniente para la sociedad.
-Jeff, ¿no estás marcado? -preguntó preocupada, claro, a un omega embarazado y sin marca en muchos casos se lo trataba como una ramera. Jeff bajó la mirada e inconsciente llevó una mano a su cuello, acariciando su piel sin decir una sola palabra. Le parecía incómodo y Jack lo notó, ya que abrazó a Jeff por los hombros.
-Discúlpeme señora Applewhite, pero creo que ese es asunto mío y de Jeff -el alfa intentaba ser lo más delicado posible, era casi un delito que un omega responda a un alfa o lo contradiga, por eso Jack pensó que aquella mujer no tendría problemas si le dijera aquello. Obviamente estuvo en lo correcto y la omega solo asintió.
-Bueno, no me incumbe, pero Jeff sabe que es peligroso estar embarazado sin una marca que diga que tiene un alfa, no les pregunto su razón, solo quiero que tengan en cuenta la situación -Jeff miró a su madre quien lo observaba preocupada, le pareció tierno que ella se preocupara, pero tampoco le gustaba, así que solo asintió a sus palabras.
Más tarde ambos salieron de aquella antigua casa que atemorizaba a Jeff a cada tanto, el omega no evitó ver el patio frontal de la casa y recordarse de su padre quien cuando Jeff era niño se dedicaba a jugar con él sobre aquel césped verde mientras que su madre reía por las ocurrencias de su alfa. Miró de reojo a Jack y se sintió mal porque no podrían pasar esa felicidad tan efímera, hace poco se recordaba siendo un niño y ahora estaba gestando a uno.
Cuando llegaron al departamento la pareja discutió sobre la marca y ambos decidieron dejar el tema de lado, pues Jeff estaba muy cansado y Jack no quería que este se sobreesfuerce.
Esa noche, como las siguientes, durmieron abrazados a su pequeño y latente milagro.