Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Guerra de Delicias por acuariuscorpio

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos, ¿Cómo estás?

Espero que muy bien.

Bueno...después de un largo tiempoo me engo a presentar con la continuación de este mini fic que espero les haya agradado :)

Agradecerles por tomarse el tiempo de leerlo y dedicar este capítulo a cuatro personas en especial que me motivaron con sus bellas palabras a seguirlo muchas gracias Camil, Ti Fa, Mafuyu - San y Zoomsita, espero de todo corazón que les agrade el capítulo escrito en un día xD

Sin más que decir, nos leemos abajito.

París, Francia. (Camus)

Desde siempre se consideró una persona muy dedicada, no solo por el arreglo de su persona, ni por las excelentes calificaciones que poseía, sino más bien por el empeño que ponía en cada cosa que hacía, en cómo podía acomodar y desacomodar hasta el más pequeño detalle o como su puntualidad influía en una de sus virtudes más esenciales que poseía aunque…

—¡Maldición!—masculló mientras se fijaba en el reloj que tenía en la mano—otra vez no…

…Tenía un pequeño problema con el sueño.

Años, incluso hace días podría haberse considerado como la persona más puntual del mundo, y no era para menos, en ocasiones hasta a su propio jefe le ganaba a llegar temprano.

Pero todo cambió, cuando el insomnio y las horas extras de trabajo que él mismo se ofrecía a cubrir le estaban pasando factura; no se había dado cuenta hasta que no pudo conciliar el sueño estando pensando en las actividades que haría al día siguiente.

Corrió a todo lo que sus piernas daban y vaya que hacía su mejor esfuerzo, pues las gotas de sudor que corrían por sus sienes eran producto de correr las últimas cinco cuadras, esquivando autos, personas y puestos ambulantes que se interponían en su camino.

—¡Por fin!—exclamó cuando finalmente llegó al lugar donde trabajaba.

—Vaya que ahora sí te has tardado…es tu nuevo récord, Camus—habló a modo de saludo un chico que lo esperaba en la entrada de un restaurante.

—Guarda silencio, Afrodita—contestó sin más, mientras miraba hacia todos los lados en busca de su jefe.

Tal como si su amigo hubiese adivinado sus pensamientos respondió.

—Si buscas al jefe, aun no ha llegado.

El otro suspiró calmado, por primera vez en quince minutos podía respirar en paz.

—¿Y qué fue esta vez?, ¿Tareas, insomnio o romance?

—Ninguna de lo que me has dicho, sabes perfectamente que no tengo tiempo para los enamoramientos—contestó un poco somnoliento para después entrar al restaurante y pasar de largo por las mesas.

El lugar en sí no era grande, pero era bastante acogedor, era un restaurante para personas de clase media alta que estaba abierto en ambos turnos. Al entrar se podía aspirar el aire forzoso a fresco producto del aire acondicionado del lugar.

—No te molestes en preparar más comida de la que hay—habló de nuevo Afrodita, al encontrarse ya en la cocina—Sage dijo que probablemente hoy no vendría y que por ello te entregara esto—mencionó mientras extraía de sus bolsillos un sobre blanco sellado—dijo que era por regalo de cumpleaños.

—¿Regalo de cumpleaños?—preguntó extrañado, pues si mal no recordaba, su cumpleaños había pasado hacía un par de meses—Gracias.

Él otro asintió en respuesta, mientras se retiraba del lugar. Camus por su parte estrechó el sobre entre sus manos, no quería darle demasiada importancia, pero la curiosidad empezaba a ceñirle lo más íntimo de su ser. En un principio, pensó abrirlo cuando estuviese en su casa, pero deshecho tan pronto la idea al darse cuenta que no aguantaría ni un segundo más mientras el sobre yacía en su posesión.

—¡Al demonio todo!, lo abriré de una vez—exclamó ansioso, pero ese sentimiento se esfumó como llegó, al leer las primeras líneas de una carta que estaba dentro del sobre.

“Querido Camus…

Si recibes esto, es porque no pude dártela personalmente, no quiero ser tan extenso, pero mi regalo se adjunta en la siguiente hoja”

Observó el sobre nuevamente, encontrando la susodicha hoja. En ella venía escrito su nombre completo con una breve inscripción debajo.

“Haz sido aceptado en el concurso de cocina”

Sus escalofrío sintió en el más fondo de su ser, ¡Su sueño por fin iba a ser cumplido!, sus ojos se abrieron más de lo normal, mientras arrugaba la carta entre en sus manos. Volteó la hoja en busca de más información encontrándola en letras pequeñas.

—¡Afrodita!—gritó apenas hubo leído la carta.

—¿Qué es lo que sucede?—Preguntó apenas hubo entrado a la cocina—¿Ca-Camus?—susurró su nombre en un intento de localizarlo dentro del lugar.

—¡Afro!...dile al jefe que estoy aceptado en un concurso de cocina, así que pediré mis vacaciones adelantadas…

Él otro solo asintió en respuesta sin saber muy bien cómo reaccionar.

—¿A dónde irás?

—A Inglaterra.

 

II

 

El reloj marcaba las ocho con quince, cuando decidió tomar el avión para Inglaterra, pues si quería llegar temprano a la presentación era necesario tomar el vuelo de noche para llegar en la mañana.

Su celular sonó desconcentrándolo de sus pensamientos.

“¿Quién llamará a esta hora?” murmuró a la nada, mientras sus pasos cansinos se dirigían a una de sus maletas.

—¿Bueno?—contestó en cuanto su celular llegó a la altura de su oído, más nadie pareció contestar por lo que decidió colgar inmediatamente, pues no tenía caso seguir perdiendo el tiempo con alguien que no se decidía hablar.

“Quizás fue número equivocado” se dijo así mismo, mientras regresaba sus pasos con determinación hacia sus maletas.

—Parece que todo está listo—dijo sin más, mientras se daba ánimos internos.

Recorrió las calles que por veinte años había caminado, observando a su paso la impresionante iluminación. El invierno aún seguía en pie y, a pesar de que ya casi finalizaba, aun se podían sentir los estragos del frío en sus manos al verlas pálidas y tiesas. Suspiró dejando un  hálito a su paso y miró arriba, encontrando las casas bañadas en nieve poco espesa debido a la humedad del lugar.

A una media hora de ahí se encontraba el Aeropuerto de París-Charles de Gaulle, caracterizado por ser uno de los más grandes del país. Había comprado su boleto vía telefónica, debido a la escasez de tiempo; era la primera vez que viajaría en avión hacia otro país, por lo que el nerviosismo injurió en su estómago, causándole una pérdida de apetito. Negó repetidamente con la cabeza al imaginarse así mismo dentro del avión y que éste sufriera un colapso a medio camino. Respiró profundamente y trató de contar mentalmente mientras se tranquilizaba.

—Vamos Camus, sólo serán un par de horas que permanecerás en el avión—murmuró tratando de darse más ánimos, aunque fuera una tarea por lo más difícil.

Avanzó entre la multitud que se movía ansiosa por comprar un boleto o en su defecto abordar el avión que se encontraba a unos metros de las oficinas del lugar. Se movió, empujó y lo empujaron, hasta que después de unos cuantos intentos más logró llegar hasta una joven a quien identificó como la vendedora de los boletos.

—Buenas noches—saludó tratando de ser cortés a pesar de que la multitud lo estaba desesperando. Estaba a los lugares concurridos, sí, más no cuando la gente trataba de pasar sobre ti a cualquier costo. La joven con trabajos le escuchó mientras seguía tecleando en lo que parecía ser una computadora. Se tomó unos segundos en devolverle el saludo.

—¿En qué le puedo ayudar?—habló más fuerte, esperando que Camus escuchara.

—Reservé por teléfono un boleto para Inglaterra, a nombre de Camus Boissieu— contestó aunado a un suspiro, mientras la joven volvía a teclear, buscando el nombre. No tardó mucho en encontrarlo, pues su apellido empezaba por las primeras letras el alfabeto.

—Tome y que tenga bonito viaje—contestó después de haberle entregado el boleto—Muchas gracias por su preferencia.

Pero Camus ya no le escuchó, estaba demasiado ansioso como para quedarse a escuchar un forzado “gracias por su preferencia”

Emprendió de nuevo su camino, mientras jalaba su maleta de un lado a otro, buscando la puerta por donde ingresara menos personas. Aunque eso fue una tarea casi imposible, dado las personas que se apretujaban unas con otras para ingresar al lugar. Cuando por fin pasó por una de las puertas, tuvo que hacer otra Odisea para poder subir finalmente al avión.

Tuvo que admitir que estaba más que feliz cuando por fin se pudo sentar antes de que el avión  despegara. No obstante, antes de recobrar la calma, un chico de aparentemente se edad se paró en frente de él con una mirada que no supo cómo descifrar, el nerviosismo acudió a él, mientras trataba de fijar la mirada en el extraño.

Utilizó su mejor arma para la ocasión, la frialdad. Todo pareció desaparecer alrededor de ambos, mientras discutían sus miradas en un intento por obtener la victoria.

Él otro pareció ceder. Camus suspiró, más no se permitió bajar la guardia ante aquel sujeto de rubios y ondulados cabellos, que a pesar de tener una mirada tan azul como el mar, no dejaba de ser fría hacia él. Aunque no entendía por qué dirigía su mirada de él hacia un papel que tenía entre sus manos.

El muchacho suspiró cansino, atrayendo la atención de Camus hacia él.

—Hola…—por fin habló, mientras fijaba sus turquesas en los rubíes de Camus, éste en su defecto volteó a mirarlo de nuevo, mientras veía como el otro suavizaba su mirada.

—¿Le puedo ayudar en algo?—no quiso sonar a la defensiva, pero aceptó que esa expresión no sonaba tan bien como en su mente.

—Estás sentado en mi asiento…

—Lo siento, pero creo que está…—No pudo terminar la oración debido a que el extraño le mostraba un papel a lo que reconoció como boleto con M8. Tal y como si le pasara una mala jugada volteó lentamente hacia atrás encontrándose con efectivamente un M8 en el respaldo del asiento. No pudo evitar que sus  ojos se abrieran de la impresión y sus mejillas se tiñeran de un suave carmín—Lo siento…

El otro negó con una imperceptible sonrisa de satisfacción.

Después de que hubo cedido su asiento, pudo comprobar con gran pesar que su verdadero lugar estaba a lado del chico con el que había pasado un mal momento. Así que armándose de valor, cruzó de nuevo el pasillo hasta situarse a la altura de aquel joven y pasó no sin antes pedir un breve “permiso”.

—¿Es tu primera vez en avión?—murmuró el muchacho sin verlo a los ojos, tal y pareciese como si su vista estaba más concentrada en una señora que jalaba a sus hijos para entraran al avión.

—Sí

—Se nota…—contestó, no sin antes volverlo a mirar haciendo que Camus se molestará brevemente.

Nadie más dijo nada en el transcurso del camino. Camus optó por leer, tratando que la ansiedad disminuyera con ello.

¿Funcionó?

En cierta manera, pues no se dio cuenta de que habían llegado, hasta que una de las azafatas anunció que quedaban diez minutos para aterrizar. Algo dentro de sí se alegró y más aun cuando los pasajeros empezaban a levantarse sin preámbulos.

Él no fue la excepción, por lo que en cuanto tuvo la oportunidad, corrió por el único pasillo hacia su libertad.

 

III

 

Asumió que el viaje fue tranquilo, nunca en su vida lo había disfrutado como antes y, que para una persona como él tan complicada y sencilla a la vez era muy difícil de entender.

Llegó al primer hotel que encontró, a sabiendas de que su amigo, Shura se enojaría por no instalarse en el hotel que patrocinaba el programa de cocina del cual él mismo sería el protagonista.

Su celular sonó infinidad de veces, no obstante, no contestó. Estaba seguro de quien llamaba, por lo que no se tomó la molestia. Permaneció por unos minutos recostado en la cama mirando hacia arriba, mirando hacia la nada. El lugar donde se hospedaba carecía de lujos a los cuáles los grandes chefs de su clase estaban acostumbrados, él en su lugar prefería los espacios modestos, sin un ápice que ensalzaran sus virtudes. Era cierto que en un pasado fue un chico con una arrogancia que le llegaba hasta al cielo –como cualquier adolescente cabe destacar- hasta que cierto día decidió cambiar al independizarse de sus progenitores, pues la vida de había demostrado de la peor manera el cómo una persona debía convertirse en adulto.

Su móvil sonó nuevamente obteniendo un  suspiro cansino al mismo tiempo que agarraba el teléfono y lo ponía en altavoz.

—¿Qué es lo que quieres kanon?

—No un hola, no un cómo estás, nada. Siempre directo como siempre…—contestó al otro de la línea. Milo podía asegurar que tenía una sonrisa en la cara como siempre.

—Estoy cansado, Kanon—masculló diciéndole adiós a su descanso de diez minutos que planeaba darse.

—Ohhh—fingió tristeza. Esta vez pudo imaginárselo una escena de un actor de teatro, tocándose firmemente el corazón mientras sostenía el teléfono—Uno que llama para ver cómo estás en un país extranjero.

—No me jodas de nuevo—sonrió por primera vez—Dime que es lo que quieres y déjame descansar los cinco minutos restantes que me estás quitando.

Del otro lado se escuchó una estruendosa carcajada aunada a un lejano “Ya deja de molestar gente y alístate para salir” que reconoció como la voz de Saga.

—Ya, ya, ya—aún le costaba mantener la compostura—siempre diciendo cosas de descanso, pero me gusta que seas tan directo, me ahorras mucho tiempo.

—Lástima que el que me lo quita es otro—respondió de nuevo. Dejó el teléfono en la cama y se levantó para quitarse la ropa y ponerse algo más cómodo para dormir, aunque solo quedó sin camisa debido a la flojera que le infringía volver por su maleta—sólo di lo que quieres y ya. Te recuerdo que aquí son tres horas más que allá.

—Vaya, vaya—simuló sorpresa—sólo te decía que si me apoyarías para lo postres de mi boda, tú ya sabes eres uno de mis mejores amigos, casi mi herma…

—Sí, sí, tú alma gemela y mucho más, tanto que te ayudaré con eso…ahora si me disculpas tengo asuntos que atender.

Colgó sin más,  mientras bostezaba.

Quiso darse un baño, pero desistió en la idea al darse cuenta de lo tarde que era, lo más seguro es que tendría que acomodar lo más rápido sus maletas para dormir y al día siguiente presentarse al trabajo en cual fungiría como mentor de unos chicos que admiraban su persona aun sin conocerlo.

Emitió un gran suspiro y se dirigió a su maleta, la cual yacía sin más en el piso.

—Bien, aquí vamos, a ordenar se ha dicho—dijo cual si una orden él mismo se diese.

Empezó acomodar las camisas sin el menor cuidado en el pequeño ropero que tenía a lado de la cama, mientras que los pantalones los acomodaba aventándolos en los cajones sin reparo. Excepto uno que consideró como pijama. Todo iba bien hasta que lo sintió un poco incómodo, ajustado y no es que le incomodara, sino que él era más bien de ropa un poco floja.

—¿Acaso subí de peso?—se murmuró así mismo. Encontrándose en medio de una incógnita difícil de resolver. Era imposible que hubiese engordado de la noche a la mañana, ¿O sí?

No supo si era producto del sueño o cosa de golosinas que sentía su pijama así…hasta que cayó en cuenta en algo…

Esa ropa no era suya.

Se miró de arriba abajo buscando en su memoria algo que le recordara a sus pijamas anteriores, no obstante, mientras más rebuscaba, más caía en cuenta de que aquello que vestía no era suyo.

Una desesperación se adueñó de él al encontrarse así mismo con ropa ajena, ¿Cómo rayos no se fijó que esa maleta que aunque parecida, no era suya?

Corrió hacia ella con la esperanza de que todo fuera un  error y verificar que la ropa restante sí le pertenecía. Más todo fue una gran desilusión, efectivamente la ropa que ahí estaba era de alguien más. Buscó en los bolsillos más pequeños de la maleta buscando alguna identificación o algo que le diera a conocer el dueño de aquel desconocido equipaje.

Encontró una, más no tenía imagen; mejor dicho, estaba borrosa. En ella sólo resaltaba un nombre:

Camus Bossieu.  

Notas finales:

Bueno, si llegaron hasta aquí no resultó tan mal como pensaba :) 

Pedirles disculpas a todos los lectores que están al pendiente de mis historias, pero realmente no estaba con los ánimos de seguirlos, aunado a la falta de tiempo, me alejé por un tiempo de mi pareja preferida...en fin. Espero y me perdonen uwu

Gracias y muchas gracias por tomarse el tiempo de leer. Me encantaría que me dijeran su punto de la vista o lo que les pareció, ¿Alguna sugerencia o comentario? estaré encantada de leerlos, pues como sabrán una de las principales inspiraciones de los escritores son ustedes :)

AVISO: Trataré de actualizar el otro fic que tengo pendiente con un capítulo de aquí y otro de "Contra el tiempo", pues tengo tiempo que no lo actualizo, así que no sé cuando será el otro capítulo de aquí :c

PD: Si encunetran algún error de ortografía o redacción háganmelo saber, pues dado el tiempo noo tue el tiempo de corregirlo uwu

Gracias por leer y nos leemos pronto *-*/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).