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Fear me por Karenlauren

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Volví al cabo de tres días, exhausto cogí mi saco de dormir y lo extendí en el duro suelo, me metí dentro y dormí dos días seguidos.


No se si intentaron despertarme pero de ser el caso, no lo consiguieron. 


 


Cuando abrí los ojos ya había oscurecido. 


 


Me desperecé y vi que Sai y Sasuke me observaban. 


 


- Buenos días. - Dijo con una sonrisa falsa, no le respondí.


 


 


Cerré los ojos y puse mi mano sobre la hierba, esta me mostró sus raíces, tal y como había hecho cientos de veces, localicé a Sakura y Kakashi, estaban explorando cerca del territorio de los osos.


 


Qué fastidio, tendría que ir si se acercaban más, era temporada de crías y andar a sus anchas esta época era como ponerse una diana en la espalda. 


 


Había venido a saludar viejos amigos, no ha hacer de niñera. 


 


Me levanté y eché a correr hacia los árboles, con un poco de suerte les alcanzaría antes de que llegasen a la cueva de la osa. 


 


Sentí como Sasuke y Sai me seguían, decidí aminorar un poco el ritmo para que pudiesen seguirme sin problemas, me preguntaron dónde íbamos y más idioteces pero no había tiempo de pararse a explicar si no querían a Sakura y Kakashi hechos picadillo.


 


Llegamos a tiempo, me puse delante de ellos. 


 


- ¿Naruto? - dijo Sakura entre sorprendida y confusa. - ¿Qué haces aquí?


 


- Volved al claro. - Intentaron preguntarme por qué pero les hice una señal para que mantuvieran el silencio, estábamos muy cerca, me extraña que aún no les hubieran olido pero el tiempo pasaba y no quería tener que enfrentarme a un oso cabreado. - Ahora. 


 


Sakura se volvió a enfadar y esta vez Kakashi no la detuvo. Error.


 


- ¿¡Se puede saber qué te pasa!? - La miré con odio puro. - ¡ERES UN... 


 


Un rugido furioso la interrumpió. Mierda.


 


Todos se giraron con temor al ver a ese imponente animal... tan... bueno, más enfadado que Sakura. 


 


El oso se puso sobre sus patas traseras, volvió a emitir ese terrible sonido. Todos se pusieron en formación de ataque. 


 


El primero en lanzarse al ataque fue Sasuke. Pero su kunai nunca llego a su objetivo, a pesar de que el tiro era bueno. Este se detuvo en el aire, a metros de la osa. 


 


- ¿Qué diablos...? - Murmuró paralizado. 


 


Me subí a un árbol de un salto para que no vieran mis ojos teñidos de un suave carmín.


 


Este era mi bosque, no iba a permitir que dañaran a las criaturas que vivían en paz aquí, ellos eran los intrusos. 


 


Ellos volvieron a atacar pero ninguno de sus ataques daba a su objetivo, como si hubiese una barrera protectora alrededor de la osa.


 


Al final no les quedó otra que huir y volver al campamento. Me uní a su carrera a mitad de camino, cuando me aseguré de que la osa volvía con sus crías y estaban bien. 


 


Ninguno dijo nada, se esperaron a llegar al campamento. 


 


Esta vez fue Kakashi quién exigió respuestas.


 


- Bien, Naruto, se acabó mi trato amable, dime qué pasa en este bosque. - Su mirada era amenazante, me senté en mi saco de dormir, alrededor de la hoguera de la que solo quedaban cenizas, saqué un tazón de ramen pero me di cuenta que no podía prepararlo sin el agua caliente así que lo cambié por unas galletas. 


 


Empecé a comer tranquilamente. 


 


- ¿Cuánto tiempo más vas a seguir ignorándonos? - siguió hablando el peli plata, impaciente. - Necesitamos tu ayuda. 


 


Dejé las galletas a un lado y les miré seriamente. 


 


- ¿Quieren estar en el Bosque? - ellos asintieron. - Entonces seguid mis reglas. 


 


Sakura estuvo a punto de quejarse pero Kakashi se adelantó. 


 


- De acuerdo, ¿qué debemos hacer?


 


- No salir de este territorio. 


 


- ¿Eso es todo? - dijo Sasuke molesto. Asentí, no iba a darles más información de la necesaria. 


 


- ¿Puedes explicarnos por qué nuestros ataques no afectaban a ese monstruo? - Habló Sakura. En ese momento deseé que las miradas mataran. 


 


- No era un monstruo, era una madre osa. Estamos en temporada de crías, os acercasteis demasiado a sus hijos. 


 


- Eso no responde a mi pregunta! - Dios, que voz tan chillona. 


 


- Sois intrusos en este bosque. - Les miré con molestia. - El guardián no permitirá que le hagáis daño a aquellos bajo su protección. 


 


- Espera... - Esta vez habló Kakashi. - El guardián... ¿estaba cerca?


 


Mierda. 


 


Me quedé en silencio y volví a comer mis galletas. Después de todo...


 


...ya había hablado de sobras. 


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