Abrí los ojos, estaba asustado...
¿Dónde...?
Entonces les vi...
Sus miradas aterrorizadas.
Algo no... no me sentía bien.
¿Por qué tenían ellos miedo?
Vi como se lanzaron hacia mi.
Ese sentimiento creció en mi interior.
Todo estalló.
Volví a abrirlos y les vi en el suelo... menos un ser cuadriplicaba mi tamaño... verle a los ojos era... No...no...
- ¡AAAAAAAAAAA! - grité tan fuerte que salió volando hasta darse contra un árbol y atravesarlo... destrozándolo por completo.
Me quedé paralizado.
Atemorizado.
En cuanto reaccioné me di media vuelta, a la velocidad de la luz alcancé un lugar...
Hermoso.
Era... simplemente deslumbrante.
La sensación dentro de mi se desvaneció tan rápido como había llegado.
Esa imponente criatura aún más grande que el lobo se alzó ante mi... no volvió ese sentimiento... otro más grande ocupó su lugar...
Era extraño.
Era dulcemente extraño.
Él se acercó a mi, una luz le envolvió... parecía caído del cielo. Su mirada se clavó en mis ojos.
Pero algo se acercaba.
Era esa criatura de pelo negro y mirada amenazante.
El sentimiento malo volvió.
Tenía que proteger al hombre caído del cielo.
Quise atacarle pero antes de poder moverme él se puso delante de mi... Solo quería protegerle... ¿Por qué se interponía?
Le ataqué para quitarle de en medio y me lancé sobre aquél ser malo.
Pero antes de llegar todo se desvaneció.
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Desperté...
Seguía sin saber dónde estaba.
Miré a mi alrededor e intenté moverme pero alguien no me dejaba. Al darme la vuelta me encontré con aquél ser de mirada verde como las hojas de esos árboles... no, las hojas envidiaban ese color.
Estaba seguro.
Nos sostuvimos la mirada mucho tiempo.
Por lo menos, a mi me parecieron eones. Pero él rompió la conexión, sus labios se movieron, tentándome.
- ¿Cómo te llamas? - su grave y tenadora voz bailó en mis oídos.
- Naruto... - Apenas fue un susurro, me dolía la garganta pero él pudo oirme. Mi mirada fue suficiente para que él respondiera a mi pregunta.
- <<...>>
Sonreí, me gustaba como sonaba en sus labios.
Distraído, aprovechó para ponerse encima de mi cuerpo. Uno de sus brazos rodeaba mi pequeña y estrecha cintura, la otra estaba al lado de mi cabeza. Sus rodillas estaban a ambos lados de mi pequeño cuerpo...
Quedé embelesado...
Decir que era hermoso no era suficiente.
Su pelo cayó a los lados, una cascada de fuego cubrió mi rostro maravillado... mis ojos se clavaron en su cuello.
Me incorporé lenta, suavemente, hasta que mis labios consiguieron posarse allí, dónde yo quería.
Abrí mis labios y quise poner mis dientes bajo esa suave piel pero él lo hizo primero.
Volví a caer sobre la suave hierba mientras arqueaba mi espalda por el dolor, una cosa viscosa y caliente se deslizó sobre mi piel. Podía sentirla. Olerla.
Era metálica.
Olía fresca.
Sentía...¿algo bueno?
¿Qué me estaba pasando?
Algo recorrió mi espalda de nuevo. No era dolor... ¿Qué era?
No lo sabía pero... no iba a detenerlo. Dejé que sus manos viajaran por mi cuerpo... que me desnudaran con tranquilidad.
Le miré los ojos, rebosantes de algo que yo también sentía... sus labios, bañados en mi sangre...
Mi cuerpo iba a explotar.
Sus manos se sentían tan bien...
Cuando sus labios se posaron entre mis piernas, mis manos viajaron hasta sus hebras de fuego. Se sentía... demasiado bien.
Él las apresó entre las suyas, a ambos lados de mi cuerpo, mientras seguía con su suave toque. Llevándome al cielo.
Levantó los ojos para mirar... no sabía qué era lo que esperaba ver, lo que buscaba pero en esos momentos la sensación opacaba mi corazón.
Aferró mis muñecas con una mano, por encima de mi cabeza... su otro brazo viajó por todo mi cuerpo, haciendo que suspiros raros salieran de mis labios.
¿Qué me estaba pasando?
Esa pregunta estúpida despareció cuando sentí como algo entraba en mi, era grande, duro, caliente y extremadamente doloroso.
Se detuvo mientras algo que no era sangre bañaba mi rostro, él me limpió con la lengua, era suave y sensual.
Mi cabeza fue cubierta por una suave niebla, mi voz opacaba la sensación que amenazaba mi frágil cuerpo.
Algo muy caliente se quedó dentro de mi mientras él me abrazaba, sumiéndonos en un profundo sueño.
Antes de cerrar los ojos lo supe...
Si me había llevado tan fácilmente al cielo era capaz de hundirme en el infierno con la misma facilidad.
<<Kurama>>