Mundo Humano
Tiempos de paz...
—¡Ichigo, baja de una vez! —gritó por enésima vez mientras sus hijas notaban su nerviosismo sin poder evitar reírse un poco de ello. Isshin se asomó por las escaleras para volver a gritar—: ¡No me hagas subir!
—Sabes que no vendrá cuando lo llames, así es él. —Karin estaba recostada en el sofá de la sala sin nada más que hacer, Isshin la miró unos segundos antes de responder:
—Pero podría ayudarme por una vez en su vida. —Y en seguida se aproximó torpemente al refrigerador para sacar algunos vegetales y lavarlos para Yuzu.
—Pero ustedes nunca me han ayudado a cocinar. —Le recordó Yuzu con una tierna sonrisa de despecho, Isshin le revolvió el cabello.
—La última vez que traté de ayudarte terminé llamando a los bomberos, esta vez es diferente. —Isshin le entregó las cosas y la dejó cocinar para tumbarse junto a Karin.
—Pues no es tan difícil acomodar la vajilla en su lugar, pero acaba de romper dos platos —dijo Karin, Yuzu puso los ojos en blanco mientras Isshin agitaba los brazos para calmarla.
—No hay problema, eran platos viejos… Karin, dijiste que no dirías nada —susurró Isshin, ella aguantó una risilla siniestra, a lo que Isshin respondió—: ¿No ibas a usar un vestido?
Ese comentario fue suficiente para hacer que Karin saliera corriendo a su cuarto, Ichigo tropezó con ella al salir pero decidió volver a encerrarse, o al menos eso fue lo que intentó cuando su padre lo pateó por la espalda para mandarlo a volar al otro extremo de su habitación.
—¡Viejo, pero qué demo…! —Se detuvo cuando vio que su padre estaba vestido con un elegante traje negro.
—Cállate y dime cómo veo —ordenó Isshin mientras sonreía ampliamente, Ichigo arqueó las cejas.
—¿Vas a un funeral? ¿Y qué pasa con esa camisa con flores?
—¿Qué, no te gusta? —Isshin esperaba ese comentario de él, aun así su opinión le parecía importante.
—Me da igual, pero resalta del resto —Ichigo se cruzó de brazos—. Dime, ¿qué pasó cuando hablaste con Karin y Yuzu?
—Ambas son muy distintas una de la otra, Yuzu preguntó muchas cosas pero Karin permaneció en silencio. Es triste no saber lo que piensan tus hijos. —Isshin se veía un poco desilusionado, así que Ichigo reprimió las ganas de golpearlo para tratar de animarlo.
—Sabes que los tres te apoyamos. —Y salió de la habitación sin decir más, Isshin lo siguió de cerca sin pensar en cambiarse la camisa y bajó al comedor para notar que Ichigo y Karin había ayudado a servir los platos mientras Yuzu terminaba con el postre.
—¿No sería mejor servir cuando lleguen los invitados? —preguntó Isshin, en seguida se escuchó el sonido del timbre.
—Ya los conoces, sabes que la puntualidad es importante para ellos —dijo Ichigo, señalándole la puerta.
Isshin no se tomó la molestia en abrir y se lanzó para caer encima de sus invitados, aunque fue a dar directo al suelo.
—Uryuu, por eso te dije que te hicieras a un lado. —Escuchó mientras sentía que alguien lo tomaba del brazo para ayudarlo a levantarse—. Es parte de su naturaleza hacer este tipo de tonterías.
—Vamos Ryuuken, tenía que seguir intentándolo —respondió Isshin mientras lo tomaba desprevenido para abrazarlo, de inmediato sintió que Ryuuken se tensaba por la muestra de afecto en público y lo soltó en medio de una sonrisa—. ¡Tú debes ser el pequeño Uryuu!
—¿Cómo dice? —preguntó Ishida, pero antes de que Isshin pudiera responder alguien gritó desde el interior de la casa:
—¡Pasa, pequeño Uryuu!
—Kurosaki —murmuró entre dientes mientras ingresaba después de su padre.
Isshin presentó a Ryuuken y Uryuu con sus hijos y comenzaron a conversar un poco antes de comer. La velada transcurrió tranquilamente, o al menos lo más tranquila posible tomando en cuenta los comentarios tan irreverentes de Isshin y la extrema seriedad de la familia Ishida, pero se percibía armonía en la mesa y los hijos de ambos estaban tranquilos. De un momento a otro, Isshin se puso de pie y comenzó a golpear una copa de cristal con una cuchara.
—Atención… —de repente rompió la copa, Ichigo y Karin sacudieron la cabeza y Yuzu le hizo un gesto con la mano para que continuara— olviden eso; quería mencionarles algo ahora que estamos todos bajo el mismo techo: tanto Ryuuken como yo hablamos con nuestros respectivos hijos acerca de nuestra relación para no mantenerlo en secreto, al menos no para ustedes.
—No tienen nada que temer, no va a cambiar nada; tanto Isshin como yo seguiremos viviendo de manera independiente —explicó Ryuuken, los chicos se miraron entre sí.
—¿Está seguro que no se lo quiere llevar a su casa? —preguntó Karin, Ryuuken sonrió mientras se ajustaba los lentes.
—No, mi paciencia tiene un límite y los admiro por vivir con él.
—Qué malo eres… —comentó Isshin mientras lo rodeaba con un brazo, Ryuuken volvió a tensarse pero no se apartó.
—¡Ishida, seremos familia te guste o no! —dijo Ichigo, Ishida lo miró con fastidio y respondió:
—No he dicho nada al respecto.
—Perdón, es la costumbre —explicó Ichigo mientras recibía un puñetazo de Isshin, la pelea comenzó mientras los demás observaban con un gesto de aburrimiento pues sabían que padre e hijo peleaban constantemente, y la mayoría de las veces sin razón aparente.
La tarde terminó y la familia Ishida comenzó a retirarse, Isshin insistió en acompañarlos pero Uryuu decidió irse por su cuenta ya que no estaba viviendo con su padre.
—Dime, ¿cómo piensas regresar si el que tiene está manejando soy yo? —Le preguntó Ryuuken mientras conducía, Isshin se encogió de hombros.
—Puedo tomar un taxi o irme volando, no lo sé.
—Ah… olvidaba que eres un shinigami, ¿pero qué pasaría con tu cuerpo humano?
—Lo dejaría en tu casa —Isshin le puso una mano en la pierna y Ryuuken se sobresaltó—. Mmm, parece que todavía no te acostumbras.
—Lo sé, este tipo de contacto es nuevo para mí.
—¿Insinúas que tengo mucha experiencia? —preguntó Isshin conteniendo la risa, Ryuuken lo tomó con seriedad.
—Nunca dije eso, y si así fuera no me importaría —Ryuuken lo miró de reojo—, el pasado quedó atrás.
—Era broma —dijo Isshin deslizando la mano sobre el muslo, provocando que Ryuuken volviera a sobresaltarse—. Parece que te estás poniendo nervioso.
—Porque todo lo tomas a broma y no dejas de tocarme. —Y aunque Ryuuken decidió ignorarlo el resto del camino, Isshin estaba conforme y seguía hablando por su cuenta, comentándole lo bien que sus hijos habían tomado su compromiso. Una vez que llegaron a la residencia de Ryuuken, Isshin lo acompañó a su puerta.
—Creo que tengo que ir al baño. —Ryuuken lo miró de reojo y suspiró, diciendo:
—No te creo.
—¿No? Entonces no te importará que riegue tus plantas, ¿verdad? —Isshin amenazó con bajar el cierre de su pantalón por lo que Ryuuken lo tomó de las manos para detenerlo, lo cual divirtió inmensamente a Isshin; en cuanto Ryuuken notó que tenía las manos muy cerca de su entrepierna lo soltó y abrió la puerta.
—Está bien, puedes pasar pero no rompas nada —Ryuuken lo invitó a entrar, Isshin se olvidó del baño y nuevamente se lanzó contra él, capturándolo en un largo abrazo; y cuando Isshin trató de besarlo, Ryuuken buscó la manera de zafarse.
—Llevo toda la semana esperando este momento, no me tortures o te perseguiré en tu linda mansión —dijo Isshin, Ryuuken aún tenía las manos sobre su rostro para que no se acercara.
—Siempre que te beso tratas de propasarte. —Le recordó Ryuuken, molesto.
—No puedo evitarlo, siempre que te veo pienso en sacarte la ropa.
—Isshin, no sé si me sienta atraído por ti desde un punto de vista sexual, así que no insistas —respondió Ryuuken, Isshin lo soltó para recargarlo en la pared; Ryuuken miró estupefacto cómo Isshin lo hacía deslizar sus propias manos lentamente sobre su pecho hasta bajar a…
—Rubor en las mejillas, aumento en el ritmo cardíaco, dilatación de las pupilas y un posible aumento en la irrigación sanguínea en los genitales, ¿eso no es suficiente prueba para ti? —preguntó Isshin, Ryuuken no contestó aunque su corazón latía fuertemente y respondía por él—. Ya veo, ¿así que temes vomitar mientras…?
—¡Nunca dije que accedería a hacerte sexo oral! —gritó Ryuuken colérico, Isshin comenzó a reír a carcajadas.
—¿Y si es a la inversa? —Ryuuken arqueó una ceja y abrió un poco más los ojos en señal de sorpresa, Isshin lo tomó de la cintura con un brazo mientras lo sujetaba de la nuca con la otra mano—. No me importa si tengo que esperar, pero tengo esperanza ¿cierto? ¿Algún día estaré contigo en ese aspecto?
—Sí, algún día —respondió Ryuuken mirándolo fijamente, pues hablaba en serio.
—Es suficiente para mí —dijo Isshin al aproximarse nuevamente a él y ser recibido con los brazos abiertos, así que procedió a embriagarse con el aroma de Ryuuken antes de despedirse con un beso, satisfecho de saber que le correspondía en cuerpo y alma, aunque en cuerpo tardaría un poco más.
—No te mates de regreso a casa —exclamó Ryuuken una vez que logró desprenderse de Isshin para despedirlo en la entrada de su casa, Isshin dio la vuelta y le dirigió una sonrisa.
—¡Yo también te quiero! —gritó Isshin y salió corriendo antes de que Ryuuken sacara su arco, él suspiró antes de dar la vuelta para regresar a su hogar con una sonrisa casi imperceptible, pero existente.