Querido Milo:
Es complicado comenzar a redactar una carta de despedida, muchas cosas sucedieron, en donde yo soy el protagonista y a la vez el antagonista de una historia de un amor apasionado.
Lo único que te pediría es que me comprendieras y sepas quien soy en verdad, no deseo verte llorar, no deseo verte enojado por lo que tuvimos, no deseo perderte de vista. Es en vano pedirte todo eso, sé que te estoy hablando sin formalidades, nos conocemos hace mucho tiempo, pero en ese lapso yo deje de ser lo que tú viste y te enamoraste, debo sacarme el disfraz de damisela en peligro, yo dejo de ser lo que tú amaste alguna vez.
Estoy siendo allanado en mi propia casa, por Radamanthys, Minos y Aiacos. Sé que pasare por un proceso de torturas, violaciones y lo que fuese que hiciesen conmigo; no los culpo a ellos tres, debo pagar por mis crímenes, atente contra sus sentimientos y los tuyos, confesarme es doloroso, ser sensato, honesto y sincero, sin timidez, sin vergüenza de por medio, solamente la valentía de mi parte.
¡Te amo! Eso quiero decirte, siempre estuve enamorado de ti, siempre lo estuve. Tú me mostraste lo que es amor en verdad, sin pasar por lo que yo hice pasar a esas tres personas en cuestión. Dichos sentimientos que nunca conocí y tuve. ¡Gracias! Quiero decirte ¡Gracias!, por los hermosos momentos que tuvimos nosotros, por esos días que pase a tu lado, siendo conocidos, después amigos, ser amantes y por último prometidos.
Ya es miércoles por la mañana, estoy cinco días sin comer, no pude pegar ningún ojo en todas las noches, puede que comí algo, pero no mucho. Pase por una gran humillación, fui abusado sexualmente, como si fuera una estúpida ramera de la calle – Creo que siempre lo fui y lo seguiré siendo -, pasar por eso es horroroso, espero poder ver algún día la luz del sol y estar a tu lado Milo.
Los pajaros cantan, por fin pude descansar, amado mio. Somos jueves en estos momentos. Recuerdo aquella tarde en tu casa, tu tocando el piano y yo tarareando cada nota que tocabas, éramos como dos hombres enamorados locamente, siendo testigos de una danza entre las notas que emitíamos los dos. Dulces melodías, dulce aroma del té, la belleza de los regalos que me dabas, la hermosura y delicadeza de las rosas que tú mismo me traías o me entregabas.
Estoy al borde de la desesperación, ya mi cabeza está a punto de explotar. No puedo creer que mis padres no se hayan dado cuenta que yo estoy siendo torturado, secuestrado y humillado, por estas tres bestias. ¡No son humanos y menos vampiros nobles! Son hijos del demonio mismo, no puedo soportar más, ya quiero ser fusilado. Sé que es viernes por la tarde, pero ya se cumplió dos semanas que fui allanado en mi casa. Mi madre, mi padre, ellos no saben de mí, piensan que me fugue contigo Milo, pero no fue así. ¡Duele! Mi corazón se está rompiendo en mil pedazos, Albafica está siendo también abusado por Minos, e incluso los dos hemos llegado a compartir cuarto, él es mi mejor amigo, mi único amigo confidente. ¡Ya no quiero seguir viviendo! ¡Ya no más! Quiero salvarlo, sus gritos, sus quejas de dolor, hasta incluso lo intentaron ahogar. Pase por eso, pero pude ser más listo que esos tres, ¡Radamanthys debe arder en llamas! Es un ser despreciable, si tuviera la cordura y valentía para escaparme de mi casa, lo mandaría al frente con pruebas contundentes, pero eso nunca sucederá.
Un día más encerrado cual animal salvaje en un zoológico, ya mis fuerzas me abandonan, pero mi orgullo y dignidad siguen vigentes en mi interior. Estoy dolido, tengo heridas por todo mi cuerpo, algunas recientes, otras sanas y alguna que otra infectadas. Me duele el pecho, jamás estuve enfermo, pero tuve un ataque de asma cuando era violado por Aiacos, sí, antes estuve engripado, pero ni un médico me llamaron. Hasta que sentía como mi pecho se cerraba, me estaba quedando sin aire, milagro que los gorilas esos se dieron cuenta e hicieron algo bueno, llamaron a un médico, pobre del señor Youma, me atendió cordialmente, pudo ver mis marcas y heridas regadas en mi cuerpo, pero el señor me prometió llamar a las autoridades, y eso no ocurrió, lo mataron de un disparo en la cabeza. ¡Radamanthys fue! Es un loco desquiciado, sediento de poder, ¡Su padre quiere mi fortuna! ¡La de mi abuelo! Esto ya es inaudito, no permitiré que sigan haciendo estas atrocidades en un pueblo tan chico y a la vez tan inmenso.
Sábado, hoy es sábado por la tarde, no almorcé, ¡Nada! Me repudia ahora saber que tengo que despedirme, a las cinco de la tarde me marchare de este mundo. Antes que ese momento llegue, quiero pedirte algo Milo, busca mi tumba, estaré esperándote en alguna parte del pueblo, quiero verte siendo feliz, al lado de alguien muy especial para ti.
Te voy a extrañar muchísimo, pero júrame que jamás me vas a olvidar, es difícil decir adiós, pero talvez podamos en un futuro reencontrarnos. Estaré en tus recuerdos, estaré en tus sueños guiándote. ¡Te amo! Siempre te amare, quiero tomar tu mano, que el mundo nos vea siendo pareja, tener nuestra propia familia. Ah, estos sueños jamás se harán realidad, ¿No es así? ¿Ocurrirá?
Atentamente C. Monthay.