—¿Me llamaste? —inquirió JongDae, asomando su cabeza por la puerta de madera.
—Sólo entra y cállate, antes de que me arrepienta—amenazó KyungSoo en cuanto vio entrar al manco.
—En verdad hace falta que te tires a JongIn.
D.O gruñó molesto de sólo recordar que su pareja seguía en recuperación. Eso no ayudó a mejorar su estado de ánimo.
—Esto es una mierda.
—Un poco sí. ¿Por qué me mandaste a llamar?
JongDae sonrió consiliador, sentándose cómodamente en el sillón frente al escritorio de su amigo.
—Estaré fuera unos de días —explicó KyungSoo, frotándose sus ojos que ya ardían.
—¿Irás a la ciudad?
—El abastecimiento de medicamentos está escaseando, las plantaciones aún no dan lo suficiente para todos, así que iré también por más alimentos. Igual, estoy pensando que debemos movernos de región, cada vez es más difícil tener la aldea oculta.
Eso era cierto; en lo que llevaban del mes, algunos cambia forma de otras especies, habían estado cerca de adentrarse a la aldea. El problema no era que la hallaran, el problema radicaba que no todos los cambia forma eran inocentes.
—También lo he pensado —secundó el moreno, viendo a través de la ventana del despacho.
—Debemos de encontrar algo pronto, la caza de SeHun sigue.
JongDae endureció sus facciones, adquiriendo un gesto sumamente serio.
—No se da por vencido.
—Es negocio familiar, no esperes que deje de hacerlo sólo porque nos hicimos de algunas de sus presas.
—Bien, entonces te irás... ¿hoy?
KyungSoo asintió demasiado cansado de todo. Deseaba por lo menos descansar un día entero, pero su manada debía ser atendida. Era el alfa, tenía que seguir en pie.
—Por la tarde partiré con JongHyun y Max. Te quedas a cargo. Sólo te pido que en mi ausencia, no hagas otras de tus estupideces, en serio.
—¿Y ChanYeol?
—Ese bastardo no saldrá porque me vino a tocar los cojones gracias a ti, idiota.
JongDae sonrió ampliamente.
—Era necesario.
—Necesario será cortarte la lengua, para que dejes de hablar. Estúpido pájaro enano.
—Mira quién lo dice.
—¡Largo de mi oficina!
—Uy, enano y gruñón. Pobre JongIn. De perdida usa manuela para desestresarte.
—Hijo de...
—¡Adiosito!
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Habían pasado tres días desde que ChanYeol y BaekHyun convivían bajo un mismo techo. El primer día fue el más difícil; enfrentarse a los miedos ajenos y propios, no era cosa fácil. Hasta el momento no se dirigían la palabra a menudo, más por el hecho de que el alto llegaba tarde por la noche y el castaño podía tener un respiro y mentalizarse que podía con ello. Había hablado con YooNa-noona, sacó sus demonios, aquellos que aún le perseguían de día y noche, sin darle tregua, sin permitirle retomar bien una vida (teóricamente) normal.
Era ya la madrugada del cuarto día y Baek no había podido dormir. Normalmente tenía el sueño ligero por lo que sabía cuando el alto llegaba, pero en aquella ocasión no escuchó la puerta cerrarse con delicadeza. Se le hacía extraño y, casualmente, la protección (¿lo era?) se había esfumado. YooNa-noona le comentó al tercer día que, de alguna manera, saber que vivía con alguien de su especie le reconfortaba, pues su subconsciente asimilaba como estado de tranquilidad y paz estar con los suyos —aunque tratándolo en su forma humana era algo distinto.
—Pronto amanecerá —susurró al salir de la casa, vistiendo una chamarra que le había regalado Luhan.
Miró en todas direcciones, esperando ver esa cabellera oscura y esos ojos dorados que le recordaban al semental que vio aquella noche que escapó de las garras de SeHun y con quien tuvo una velada entretenida días atrás. Algo le decía que tenían que ver, pero no lograba embonar las piezas de ese pequeño rompecabezas. Era confuso y hasta irreal.
El trinar de los pájaros anunciaron el pronto amanecer, viéndose en el horizonte los vestigios de los que serían rayos anaranjados que iluminarían el lugar. Llegando a la conclusión de que el alto no se aparecería es que se metió a la cabaña y fue a ponerse ropas para salir (pues había usado un pijama hasta ese momento). Al salir, enfundado en la chamarra, decidió ir al claro a ver el amanecer nuevamente, queriendo refrescar su memoria y relajarse admirando lo que la naturaleza podía ofrecer.
Su caminar fue torpe por la falta de luz y aún no aprenderse bien el camino. Al llegar al límite donde la aldea y el bosque se delimitaban es que tomó un sendero poco transitado, pero que conocía mejor. Su mente estaba en blanco, enfocándose en el presente, en los sonidos que envolvían el lugar, hasta que sus ojos notaron una silueta conocida y que rondaba sus recuerdos últimamente.
El semental estaba ahí y le vio transformarse...
Debía ser una broma.
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—¿Cómo puedo confiar en ti?
—Le puedo llevar cerca del lugar, donde puede ver desde lo alto toda la aldea. I-incluso le puedo dar la lista de todos los que están ahí.
—¿Sabes? Me es curioso que, aunque seas alguien de confianza de KyungSoo, hayas venido a mí a darme la ubicación de la dichosa aldea donde están todos aquellos que me ha quitado en estos años de caza.
SeHun se acercó al tipo que temblaba de pies a cabeza, pero que no apartaba sus ojos del alfa. Había pasado poco más de media semana y al fin había podido reunir una cuarta parte del pedido que le habían encargado, sin embargo, aún le faltaban presas que conseguir y, casualmente, apareció ese tal Johnny con toda esa información.
Supuso que la suerte estaba de su lado.
—¿Por qué lo has hecho, querido Johnny? ¿Te cansaste de ser un perro faldero?
Todos en la sala rieron ante la broma de mal gusto que había hecho el alfa que había comenzado a caminar en círculos alrededor del chico que se había quedado estático.
—Sí.
—Ya veo —dijo el rubio, colocándose frente a frente al otro chico de cabellos negros. —Sólo te tengo una última pregunta, y es la más importante de todas: ¿BaekHyun está ahí?
Johnny frunció el entrecejo, no creyendo que ese hombre sádico haya preguntado por el chiquillo que todo mundo catalogaba como "el asustadizo". No obstante, asintió viendo cómo una sonrisa victorisa y tétrica se formaba en el rostro de aquel alfa.
—Perfecto.
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—¿Estás bien, Baek? —inquirió Luhan al ver la mirada taciturna de su amigo.
El castaño le miró de soslayo, sonrió y siguió desayunando sin decir alguna palabra. El mayor no sabía cómo sentirse al respecto y por un lado se frustraba al saber que no podía preguntarle mucho al otro, más por respeto a su privacidad y silencio que porque realmente no estuviera interesado en lo que pasaba por la cabeza del chico.
BaekHyun se levantó de pronto, asustando al mayor.
—Tengo que irme, hyung, te veo más tarde.
Sin más ni más, BaekHyun abandonó el comedor comunitario y se dirigió al invernadero, topándose con MinSeok que apenas abría.
—Llegas temprano, Baek —saludó el mayor, abriendo el candado. El aludido asintió y sonrió amable. —Hoy tendremos un día arduo, pequeño, espero hayas desayunado bien.
—Estoy listo, hyu-hyung.
MinSeok sonrió satisfecho y terminó por adentrarse al lugar.
La mayor parte del día se la pasaron haciendo composta, pasando plantas a macetas nuevas, podando algunos arbustos, regando las flores del día, llenando la bitácora del día con el avance en el crecimiento de los frutos así como de vegetales. BaekHyun estuvo ocupado, riendo ante alguna broma del mayor y escuchando anécdotas del otro sobre cómo su pareja había intentado ayudarle, pero había sido un desastre.
—JongDae es de buena compañía, si lo llegas a tratar, Baek.
—¿Sólo buena compañía, amor?
Ambos jardineros se giraron para ver al alfa lechuza en el umbral de la puerta. BaekHyun notó la ausencia de un brazo y sintió curiosidad, sin embargo se mordió la lengua para no preguntar.
—Sí, porque eres un jodido desastre cuando intentas ayudar.
—Debes evitar juntarte con KyungSoo: amarga a las personas. Excepto a JongIn, él es inmune a su veneno y aura diabólica.
Baek enarcó una ceja incrédulo.
—Deja de hablar pestes de D.O.
—No son pestes, es la verdad.
MinSeok rodó los ojos y volvió a su tarea, ignorando el puchero que había hecho su pareja al verse ignorado de pronto.
—¿Qué tal te va, BaekHyun? —inquirió JongDae, mirando amable al chico y sonriendo amigable.
—Bien... gracias.
—¿Sólo bien?
BaekHyun asintió.
—¿ChanYeol no te ha causado problemas?
El castaño parpadeó unos instantes, recordando cómo el alto había resultado ser el semental negro. Esa información seguía sin ser procesada totalmente y por un lado estaba feliz de saber que, después de todo, ChanYeol era de su especie, no obstante...
—¿Ocurre algo?
BaekHyun se sorprendió al ver tan cerca a JongDae, alejándose como acto reflejo.
—¡Lo asustaste, estúpido! —regañó MinSeok, golpeando el muslo de su pareja.
—¡Duele!
—¡Ese era el punto: que te doliera!
—¡Eres un sádico, MinSeok-ee!
—¡Quítate de encima!
—¡No!
—¡Por la mierda, JongDae!
BaekHyun veía aquella escena sin saber cómo reaccionar, aunque escuchar las quejas del tal JongDae resultaron tan divertidas que le hicieron reír por unos instantes, hipnotizando unos ojos dorados, sin notarlo.
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Ya era la tarde-noche y Baek se encontraba en el claro, viendo el crepúsculo y repasando lo visto en la madrugada. Luhan había intentado hablar con él cuando fue la hora de la comida, pero el castaño tuvo el descaro de cambiar de tema e ignorar el ceño fruncido y el berreo del mayor. Tenía ganas de preguntarle si sabía que ChanYeol era el semental negro, pero su lógica apuntaba a que quizás él había sido el único estúpido que no lo supo al instante.
Vaya cabezota.
BaekHyun resopló y se rescostó en el césped, admirando las estrellas que ya comenzaban a asomarse.
Por otro lado, ChanYeol había tenido un día arduo en la herrería. Sí, el alto trabajaba con MinHo, beta tigre que tenía la misma personalidad arisca y fría que él, hasta que aparecía su pareja: TaeMin. Ese chiquillo tenía un aura dulce y hasta podía considerar inocente, pero había visto de primera mano cómo resultaba ser con MinHo: un reverendo hijo de puta. No en mal sentido, sino que lograba hacer lo que quería con tan sólo hacerse el lindo. Lo peor es que MinHo le había confesado que sabía que TaeMin le chantajeaba con su cara bonita, mas no podía negarse a ella por más que quisiera.
MinHo estaba perdido.
ChanYeol caminaba por el sendero que le llevaría a su hogar, rogando por un baño en el río y así descansar. Le valía mierda si hacía un frío de los mil demonios, él no quería dormir apestando a rayos. Al llegar a su morada notó la ausencia de BaekHyun. Normalmente el castaño llegaba antes que él y permanecía encerrado en la habitación hasta la mañana siguiente. Ciertamente no habían siquiera cruzado palabras luego de la mudanza del chico. Sus horarios de salida eran distintos, aunque también su nulo trato con el otro se debía a su falta de iniciativa.
El de ojos dorados no sabía cómo dirigirse al otro y eso le estancaba en la situación en la que estaban. Además, estaba algo cabreado, puesto que KyungSoo no le llevó a la ciudad como usualmente ocurría.
«Dijo que viniste a tocarle los cojones, Chan. Por eso no vas.»
Excusa barata.
ChanYeol fue directo a la habitación, tomó prendas limpias, una toalla, jabón y unas sandalias. Pronto fue al río, desnudándose y adentrándose al agua fría.En cierto modo quería mejorar su relación con BaekHyun; vivirían juntos (indefinidamente), de todas formas. Ya pensaría qué hacer al respecto.
Cuando terminó su aseo, se secó, se vistió y regresó a su cabaña, topándose con BaekHyun sentado en el desayunador de la cocina con una taza de lo que supuso sería un té. Por breves instantes se sintió un ambiente tenso y el alto atinó a retirarse a la habitación a llevar la ropa al cesto de ropa sucia. Al regresar, aún con la toalla en su cabeza, se fue a sentar en el colchón que había colocado en la sala.
In-có-mo-do.
BaekHyun había decidido regresar a la cabaña a confrontar al semental, armándose de una valentía extraña. Quizás no era valentía, podría tener otro nombre, mas no se molestó en buscarle uno. Al notar la evasión del otro, es que salió de la cocina y admiró cómo el mayor se secaba sus cabellos.
—¿Eres un semental?
ChanYeol se detuvo en sus acciones y viró para ver mejor al castaño.
—Sí.
—Eres el mismo que jugó conmigo en el claro.
El alto tensó la mandíbula y carraspeó un poco. El chico estaba siendo bastante directo, siendo que días atrás hasta había tartamuedeado.
—¿Qué quieres? —respondió a la defensiva ChanYeol.
—¿Por qué no me lo dijiste?
El mayor le miró con una ceja enarcada.
—Ahora ya lo sabes.
—Sí.
Vaya conversación que estaban teniendo. La tensión podía palparse y resultaba difícil sobrellevarla.
—¿Algún problema con que sea un semental y haya estado contigo?
—No.
—¿Entonces por qué vienes a preguntarme toda esa mierda siendo que días atrás a duras penas podías hacer contacto visual conmigo?
BaekHyun le miró tan intensamente que su garganta se secó.
—Buenas noches.
A la mañana siguiente nada cambió: la rutina de no verse había iniciado como de costumbre al ser el quinto día ya. ChanYeol fue hasta el comedor comunitario a tomar su desayuno para después irse a trabajar. Todo había marchado bien, normal, hasta que llegó a casa y se topó con BaekHyun llegando de ducharse en el río. Decir que le pareció tierna la forma en que se ruborizó el chico y fue a encerrarse a la habitación, es poco.
Y le hubiera dejado en paz, si no fuera porque necesitaba bañarse urgentemente. Con serenidad se dirigió a la habitación, tocando la puerta.
—¿Se puede?
Baek no respondió.
—Ammm... Necesito pasar por mi ropa... uhhh... Tomaré un baño y...
La puerta se abrió y ChanYeol se adentró con lentitud, vislumbrando a un castaño arropado hasta la nariz.
Demasiado tierno.
ChanYeol sonrió levemente y rápidamente caminó hasta el armario, sacando lo necesario. Al girarse notó la mirada fija que el castaño tenía sobre sí. Sin más salió y fue a ducharse. Al regresar, BaekHyun fue descubierto colocando una taza de té cerca del colchón ajeno.
El chiquillo se asustó al verle en el umbral de la cocina al girarse. ChanYeol se acercó en silencio y tomó la taza humeante, dando un sorbo sin dejar de ver a un nervioso chico.
—Gracias —dijo el alto, viendo al otro asentir e irse.
Así pasaron los días, pequeñas acciones, conversaciones triviales por las noches... La rutina había cambiado y eso parecía agradarle a ambos. BaekHyun había platicado con YooNa-noona sobre eso y recibió una sonrisa afable y hasta con un brillo de alegría, así como un comentario positivo.
«Es bueno establecer vínculos y más con alguien de tu misma especie. Me parece que ChanYeol también está poniendo de su parte. No tienes que temer, he tratado con él y no es mal tipo sólo... sólo algo distante.»
KyungSoo ya había regresado con las proviciones, enterándose que JongIn se había recuperado en un 60% y podía dejar el reposo. Asimismo, JongDae no cometió alguna estupidez en su ausencia y eso le permitió respirar. No obstante, el descanso aún tenía que esperar. La población en la aldea estaba aumentando cada semana en los últimos meses, tenían que moverse. Afortunadamente, en sus días por la ciudad, se topó con un tal Kris: cambia forma zorro proveniente de China. Hablaron un par de horas y KyungSoo se convención que debía moverse al sur, buscar la manera de trasladarse a China sin llamar la atención de los cazadores.
—Jodido dolor de cabeza.
—Hallarás la forma de llevarnos, no te presiones tanto —calmó JongIn.
Gracias al cielo su pareja había decidido acompañarle en su día en la oficina. Sus nervios se encontraban menos encrespados y su mente parecía cooperar más. Sin embargo, la falta de sueño le estaba pasando factura.
—No has dormido.
—Hay muchas cosas que ver, Jong, no puedo simplemente...
—Te necesitamos sano, KyungSoo, no queremos un alfa a medio morir.
Cruel, pero cierto.
El más bajo resopló, recostándose en su sillón.
—Lo sé.
—Vete a dormir un rato.
—¿Me estás ordenando?
—Seré un beta, pero soy tu pareja y como tal, me preocupas, así que cierra al boca y vete a la habitación Do KyungSoo.
Cuando JongIn se lo proponía, podía ser mandón.
KyungSoo gruñó molesto, haciendo lo ordenado por su pareja.
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—¿No le dirá a SuHo, señor? —inquirió miedoso un subordinado de SeHun.
—No, ese estúpido se negará rotundamente a seguir mi plan —respondió mientras limpiaba una de sus pistolas. —Además, cumplí con los pedidos antes de su regreso, mínimo merezco divertirme un rato.
—Ha llegado el "faldero" —anunció otro subordinado.
—Hazlo pasar.
Johnny se hizo ver, completamente agitado y con las ropas algo sucias.
—¡Johnny! ¡Amigo mío! Qué buenas nuevas traes.
—KyungSoo no estará al frente por una semana —dijo sin rodeos el joven.
SeHun sonrió enormemente y apuntó con su arma hacia el moreno, quien abrió los ojos completamente.
—¿Trajiste lo que te pedí?
—S-sí, aquí está la lista y los planos del lugar.
SeHun recibió gustoso los papeles más doblados con los datos que más le interesaban. Buscó con desespero el nombre de su juguetito favorito, encontrándolo al fin.
—Volverás a mi, querido BaeK-ee.
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—Vamos al claro —propuso de repente, BaekHyun.
—¿Al claro?
Era ya la casi tercer semana de Baek en la aldea y viviendo con el moreno. Hasta ese momento su convivencia estaba estable. Gracias al cielo ChanYeol no le había tocado, siendo amable (aunque a veces su humor no era el mejor) y participando en crearse un vínculo entre ellos. El castaño aún seguía reacio a mostrar más piel que sus brazos. Las cicatrices, las marcas de hierro caliente estaban en su anatomía y cada que se bañaba, terminaba llorando y tratando de desaparecer su reflejo en el agua cristalina. Sólo YooNa-noona sabía de eso y que había llevado al castaño a ocupar ropa que le cubrían la mayor parte del cuerpo. ChanYeol había sentido curiosidad de por qué el chiquillo siempre usaba playeras de cuello de tortuga* incluso como pijama.
—Sí, vamos.
ChanYeol gruñó un poco, pero se levantó del colchón de la sala y se encaminó a la puerta, siendo seguido por un sereno BaekHyun.
Todo el recorrido fue en silencio. Al llegar, el mayor se sorprendió al ver que el otro se transformaba frente a sus ojos, dejando ver a ese corcel de crines marrones y lleno de cicatrices en su cuerpo. ChanYeol recorrió sin pudor la silueta ajena y se detuvo en esos ojos donde a duras penas podía verse un brillo.
El alto fue testigo del caminar parsimonioso del otro y cómo se detenía al centro del claro para girarse y mirarle directamente. Sin pensarlo dos veces, ChanYeol se dejó ver como el semental negro que era. Con la atención completa en su compañero es que se acercó y quedó a escasos metros del otro.
De forma espontánea, BaekHyun comenzó a correr, relinchando de vez en cuando, queriendo que el mayor se uniera a su juego inocente. ChanYeol no comprendía el actuar del menor. Sin embargo, una pequeña mordida en su cuello le hizo relinchar y mirar sorprendido a un BaekHyun que corría cual potro divertido.
No tiene sentido, pensó ChanYeol.
Otro mordida juguetona y comenzó a perseguir al menor. Al paso de los minutos ambos corceles jugueteaba por segunda vez. Todo estaba en armonía hasta que ambos quedaron frente a frente. Por instinto se acercaron quedando escasos centímetros. ChanYeol fue quien tomó la iniciativa y con su hocico revolvió unos mechones de crines que caían sobre la frente del menor. Baek sacudió su cabeza, moviendo su cola de un lado a otro, denotando sorpresa, sin alejarse del otro, sin embargo.
De un momento a otro estaban acicalándose los lomos, creando esa conexión entre ellos.
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—¿Dae? —llamó MinSeok desde la cama.
—Hoy hay luna nueva.
MinSeok abrió sus ojos ante lo dicho por su pareja. Cuando su pareja lo mencionaba, era porque algo podría ocurrir. Las lechuzas tenían como un sexto sentido, incluso más que los felinos. Tantos años juntos, vivieron demasiadas cosas y la mayoría no muy agradables cuando había luna nueva.
—¿Amor?
—KyungSoo no está, JongIn aún no se recupera del todo y yo...
JongDae se giró completamente serio, causando que su pareja tragara grueso.
De repente, una explosión. Ambos abrieron los ojos y vieron a través de sus ventanas cómo aparecían van de color negro.
—JongDae...
—Vamos, debemos sacar a todos de aquí.
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Tanto BaekHyun como ChanYeol, se sobresaltaron ante la explosión y se miraron mutuemente.
—¿Qué fue eso? —inquirió nervioso Baek.
—No lo sé.
De pronto un aullido que estremeció al menor.
—Está aquí... él está aquí.
ChanYeol se colocó frente al otro, mirando en todas direcciones, hasta que divisó en la lejanía a un lobo tan conocido por Baek. Tras él apareció Luhan transformado en un leopardo de las nieves, quien se abalanzó sobre el lobo.
—¡Corran!
ChanYeol comenzó a empujar con su cabeza al omega, para que echara a correr. Los ojos de Baek seguían fijos en cómo Luhan, daba pelea a SeHun, quien masacraba al pobre felino.
—¡BaekHyun!
El aludido se sintió desfallecer al ver cómo Luhan había sido tomado por la yugular y ser desgarrada sin misericordia. Con la adrenalina recorriendo sus ser, se dejó empujar por ChanYeol y ahora ver cómo SeHun se abalanzaba sobre él. El alto estaba dando pelea, soltando patadas continuas, lanzando lejos al lobo. Más explosiones, gritos, gruñidos y aullidos inundaron la que fue una aldea pacífica. El cuerpo de Luhan permanecía inmóvil en el suelo y la mente de Baek estaba en blanco.
Recuerdos de SeHun atacando su manada, separándolo de sus padres, inundaron su cerebro. El chillido de ChanYeol le trajo de vuelta y ahí pudo ver algo que le dejaría sin aire: SeHun había derribado a ChanYeol y se encontraba a punto de hacerle lo mismo a Luhan.
No...