— ¿Trato?
KyungSoo sopesaba las cosas demasiado, su aldea estaba en juego y no debía dar paso en falso. Sus grandes ojos miraron con decisión a aquel chino de cabellos negros, viendo con escrutinio su rostro astuto. Los zorros traicionaban, ese era su estereotipo.
— Hasta no ver ese avión con mis propios ojos, no daré nada por sentado.
— Crees que te estoy estafando.
— Crees bien.
Kris retiró el cigarro de sus labios y lo apagó en el cenicero que había en medio de la mesa donde ambos estaban sentados.
— SeHun por poco y mata a Lay, mi pareja. El muy hijo de perra me dejó un recuerdo —. Estiró el cuello de su camisa, dejando ver parte de su pecho con cicatrices que daban a entender que en su tiempo hubo heridas profundas que sanar —. Desde ese día me juré a cazarlo y hacer que él sufra, que pague incluso la muerte de mis padres. Escuché de ti por esos rumores de que eres como su némesis, es así como quiero aplicar el dicho de: El enemigo de mi enemigo es mi amigo. ¿Entiendes?
KyungSoo tensó la mandíbula sin apartar su pesada mirada del más alto.
— Necesitaremos más aviones, somos más de doscientos.
Kris sonrió satisfecho.
— Tenlo por hecho, amigo.
— ¡Alfa! — gritó un subordinado de Do, quien frunció el ceño por tal interrupción.
— ¿Qué sucede?
— La aldea... SeHun atacó la aldea. El traidor es Johnny.
— Ese mal nacido... Debí matarlo cuando tuve oportunidad.
— Parece que necesitarás ayuda, eh.
KyungSoo miró de soslayo al zorro y asintió.
— Esto refuerza el contrato. La cabeza de SeHun, por una entrada segura a China.
Kris sonrió como un maldito y tronó los dedos, ordenando que la artillería fuera empacada, que empezaría la cacería.
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—¿Dónde está SeHun? —inquirió un exhausto JongDae que portaba un arma con su único brazo, disparando a todo aquel que atacara a su pareja que se mantenía en los aires y de vez en cuando bajaba para alejar a los compinches de SeHun de niños y demás cambia forma inocentes.
JongDae había logrado alertar a la mayoría de los aldeanos, quienes siguieron sin rechistar a JongIn. Varios lobos se habían desplegado para atacar. Disparos, chillidos, gruñidos, cosas estallando; todo ocurría al mismo tiempo y en varias ocasiones JongDae estuvo a punto de asesinar a uno de sus protegidos.
— No lo he visto por este lado, Max tampoco lo ha visto y...
— ¿Ves a LuHan?
MinSeok se elevó un poco más, queriendo alejarse de las columnas de humo y las llamas ardientes que se alzaban peligrosamente. Empezó a buscar a LuHan por todos los rincones, mientras se hacía cargo de algunos bastardos. Cuando estaba por rendirse, escuchó un relinchido agudo y con rapidez voló hasta el claro donde había visto a BaekHyun y ChanYeol jugar una vez. Lo que sus ojos vieron le hicieron perder el aliento y casi desfallecer.
No...
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Lo recordaba como un día soleado, con el cielo despejado y la brisa de primavera tan fresca como siempre. Sus hermanos y él cada fin de semana salían a la planicie a retarse en velocidad, destreza y fuerza. Las burlas, las sonrisas y carcajadas nunca faltaba. Para BaekHyun no había días malos, no imaginaba vivir alguno.
Quizás debió estar preparado para cuando fuera el atardecer.
Las pocas memorias que conserva de ese fatídico día, dolían como dagas punzantes, como si se bebiera veneno insufrible. Recordaba esa desesperación de querer zafarse de todos aquellos brazos que le retenían y le hacían ir cada vez más lejos de su familia, de su manada, de su hogar. No sabía si algunos alcanzaron a huir, si fueron asesinados... ¿qué fue de sus padres y hermanos? No lo sabía, mucho tiempo rogó por ellos, que estuvieran bien.
Tantas noches fantaseó con su pasado, recriminándose no haber hecho algo para salvar a su manada, para hacer algo. Muchas veces deseó encontrar alguna oportunidad para asesinar a SeHun. Ojo por ojo.
Y en ese momento, donde ChanYeol se encontraba tirado con el posible destino de morir por salvarlo, fue que pensó que quería ser útil, pues si ChanYeol moría, la partida de LuHan y su lucha por protegerlo habrían sido en vano. No negaba sentir miedo, ni siquiera que estuviera llorando de impotencia y terror, pero estaba seguro que no quería repetir lo mismo que de joven. No quería perder lo único que le recordaba su procedencia, que le hacía pensar que no todos eran malos, que no estaba solo como tantas noches creyó estarlo.
No esa vez.
Impulsándose con toda su fuerza, la mirada fija en el costado de SeHun es como fue que, con su cabeza, empujó al lobo. SeHun no se esperó tal cosa y no negaba que sintió algo tronar en su interior, pero no se iría con las manos vacías. Había esperado mucho por ello.
BaekHyun comenzó a retroceder en tanto SeHun se puso de pie y le gruño, mostrando todos sus dientes afilados. De reojo vio a un atónito ChanYeol para después ver en la lejanía el cuerpo de LuHan.
—BaekHyun...
La voz grave de ChanYeol reforzaron una idea que se le había ocurrido a Baek. No quería más muertes y si él debía morir para evitar más pérdidas, lo haría. Después de todo, estaba cansado de todo, aunque esa chispa de querer vivir aún persistía, el peso de los años enclaustrado, confinado a una tortura constante y desoladora, hacían más difícil no sacar de su cabeza que todo aquel desastre, era su culpa.
— Perdón, ChanYeol... Gracias.
Dicho esto, BaekHyun comenzó a correr bosque adentro, siendo perseguido por un rabioso SeHun que pasó de largo al herido ChanYeol.
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— Lo bueno es que no acordamos vernos tan lejos, ah — comentó Kris, quien se encontraba a un costado de KyungSoo viendo desde una colina cercana cómo lo que una vez fue una aldea, ardía en llamas.
— JongDae debió alertar a la mayoría. JongIn llevó a unos cuantos a ese lugar — señaló el más bajo a una colina paralela a donde se hallaban.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro?
— ¿Dices tener pareja?
KyungSoo miró divertido al más alto quien se encogió de hombros.
— Normalmente no le dejo salir de casa.
— Sobreprotector hasta las narices.
— No me ha dicho que le molesta.
Una nueva explosión les hizo mirar nuevamente la aldea y ponerse serios.
— Que unos veinte hombres tuyos vayan en esa dirección y saquen de ahí a mis protegidos. Treinta irán con nosotros a limpiar este basurero y deja los restantes en espera. Francotiradores a lo largo de la colina.
— Recomiendo extracción por ahí — señaló Kris un camino algo inclinado y bien delimitado. — Los francotiradores estarán al pendiente de este paso y dispararán aquello que tenga cara de culo como SeHun.
— Bien, andando.
— Yes, sir.
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BekHyun creyó buena idea alejar a SeHun de la aldea, pero olvidó que al ser un caballo, parte del camino se le dificultaría. A pesar de las múltiples heridas en sus patas y costados, el castaño seguía corriendo, rogando que su cerebro planeara algo en el camino. Es así como recordó ese río donde solía bañarse. Si algo recordaba era que SeHun no sabía nadar; agradeció por primera vez haber llevado en su lomo a tal escoria en una ocasión en la que tenían que cruzar un río un poco profundo mientras sus hombres tuvieron que nadar por sí mismos de orilla a orilla.
Con eso en mente, repentinamente aceleró el paso y tomó el camino que le llevaría a la casa de ChanYeol.
Los gruñidos de SeHun seguían escuchándose cerca.
Esperaba que todo saliera como lo tenía en mente.
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— ¡KyungSoo! ¡Por aquí! — exclamó JongDae que había tomado un hacha y con ella había dado fin a varios compinches de SeHun.
El alfa de la aldea se acercó presuroso, seguido de Kris y unos cuantos hombres de éste último.
— SeHun atacó...
— Eso lo he notado, Dae. ¿Dónde está ese bastardo?
— MinSeok le vio perseguir a BaekHyun bosque adentro, en dirección a casa de ChanYeol.
— ¿Aún puedes? — inquirió KyungSoo, pidiendo en silencio un arma a un hombre de Kris, recibiéndola y pasándola al alfa lechuza.
— Sí, lo veo como una terapia, sabes. ¿Él quién es?
Kris sonrió e hizo un gesto a modo de saludo.
— Bien, iremos tras SeHun, quedarás al mando de estos hombres . Limpieza total. Punto de encuentro en el camino que lleva a las tierras de ese hijo de perra. ¿Entendido?
— No vuelvas hasta que la cabeza de ese maldito la tengas en tus manos.
KyungSoo asintió y, convirtiéndose en lobo, corrió bosque adentro.
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— ¡ChanYeol! — gritó MinSeok, acercándose presuroso a un sangrante semental.
El aludido seguía intentando ponerse de pie, pero la herida profunda en una de sus patas traseras y costado, le derribaban. Cansado de no poder hacerlo en su forma animal, optó por transformarse en humano.
Esa frase dicha por BaekHyun seguía repitiéndose en su cabeza y los recuerdos de su familia le llegaron de golpe. Ese chiquillo se había implantado en su mente, su lado protector se hacía presente y el deseo de ir donde él, eran su motor para obligarse a ignorar el dolor.
— ¡ChanYeol! ChanYeol, no irás tan lejos con esa herida —hablaba lo más comprensible posible MinSeok. —¡Morirás desangrado si no te detienes! ChanYeol...
El aludido se puso de pie al fin y miró con decisión al omega lechuza.
— No pienso dejar solo a BaekHyun.
— Y yo no pienso dejar que cometas una estupidez.
— ¡Tú no sentiste el miedo que él tenía cuando lo vio!
— ¡Entiende! ¡En la condición que estás, no podrás darle pelea a SeHun! ¡¿Quieres terminar como Lu?! ¡¿Eso quieres?!
La mirada de ChanYeol se volvió fría, desalmada... MinSeok dio un paso atrás por lo sorprendido que estaba.
— KyungSoo llegó. Va tras SeHun junto con un tal Kris. Necesito que vuelvas y me ayudes a limpiar, amor —habló mentalmente JongDae.
— KyungSoo ha vuelto, está cazando a Sehun; él logrará salvar a BaekHyun.
ChanYeol seguía con la misma mirada oscura.
— No pienso volver a vivir una pérdida, por muy insignificante que sea. Así deba morir.
El semental hizo acopio de toda su fuerza y volvió a tomar su forma animal, forzándose a cabalgar.
Él salvaría a BaekHyun.
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BaekHyun se encontraba ya a orillas del río, mirando en todas direcciones, pues la sensación de tener a SeHun tras de él se había esfumado. Cualquier ruido le ponía en alerta y viraba con rapidez. Quizás estaba siendo muy obvio su plan y el rubio se había percatado con antelación.
Mierda.
Con pasos inseguros, comenzó a caminar a orillas del río, siguiendo la corriente de éste, tornándose más escabrosa y turbulenta conforme avanzaba.
SeHun debía estarle viendo en ese momento con diversión, disfrutando de su cacería. BaekHyun miró el río y pensó que una buena idea sería cruzarlo, así sería más difícil para el alfa seguirlo. Con eso en mente, tomó impulso y estaba por lanzarse al río cuando una mordida fortísima recibió en una de sus patas traseras, haciéndole relinchar de susto. Con su otra pata comenzó a lanzar patadas, ganándose rasguños y que la mordida se volviera cada vez más tormentosa.
SeHun había ido por él y nunca le permitiría marcharse.
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KyungSoo guiaba a Kris a través del camino que un par de ocasiones llegó a andar.
Al llegar frente a la casa de ChanYeol, ambos alfas volvieron a su condición humana, inspeccionando el lugar.
— No está muy lejos — comentó serio Kris, olfateando el aire y caminando en dirección donde se encontraba el camino que lleva al río. — Se fue por ahí.
KyungSoo terminó por acercarse y miró después a Kris.
— BaekHyun lo trajo cerca del río, ¿por qué?
— ¿Será que el lobito no sabe nadar?
— Una posibilidad, pero no creo que Sehun haya caído en esta trampa tan obvia.
— De eso se percató el chico, olfateo el aroma de SeHun algo lejana. Debió llevarlo río abajo, donde se cruza con otro y las aguas se vuelven turbulentas.
— Ese enano es suicida.
— Al menos reconoce que tiene ingenio.
Do asintió y caminó de vuelta por donde llegaron.
— ¿A dónde vas?
— SeHun debe estar siguiendo a BaekHyun desde arriba. Nosotros iremos un poco más arriba.
Kris soltó una risilla y secundó al pelinegro quien volvió a su forma lobuna.
Cazando al cazador.
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ChanYeol se sentía desfallecer a cada metro que recorría, pero se forzaba a continuar, no quería dejar solo a BaekHyun.
Justo en el momento que le vio lanzar lejos a SeHun, la mirada del omega le estremeció. Los sentimientos que desprendieron fueron los causantes que se quedara impávido ante lo ocurrido hasta que le escuchó decir esas palabras que calaron en su interior, recordándole a su mujer hace algunos años, quien le sonrió con tristeza mientras era destrozada frente a sus ojos, poco después de ver a su bebé siendo traspasado por las fauces de SeHun.
Lágrimas humedecieron sus ojos al recordar tal escena.
No quería vivir nuevamente ese dolor de pérdida, porque BaekHyun lo mal acostumbró a su compañía tímida, silenciosa y hasta vagabunda, pero atrayente. No era amor, ni cariño, sólo era la necesidad de no volver a esa soledad que le había estado consumiendo poco a poco.
Quizás se estaba aferrando al menos indicado, pero el único de su especie por esos lares.
No, no abandonaría a BaekHyun.
No abandonaría la esperanza de no estar solo...
Otra vez.