- Ah… Aah… No… basta… -decía una voz suave, con aire de inocencia y nerviosismo. El cuerpo de esta persona era delgado y con una hermosa piel blanca con destellos dorados, aunque en este momento parecía enrojecer. Sus labios de un rosa fresco permanecían entreabiertos mientras suspiraba. Sus delgados y largos cabellos rubios descansaban algunos sobre su pecho y otros más en la cama. La mano grande y decidida de un joven moreno acariciaba esta delicada piel desde el cuello hasta sus caderas lentamente. El rubio temblaba con el tacto, esto era demasiado excitante para el mayor, así que comenzó a apretar traviesamente los pezones rosas del otro joven.
- ¡Ah! N-no… Kagaho… Y-ya… detente…
El mayor se lamió los labios y se apresuró a la boca de Alone, introduciendo su lengua primero para luego robarle un profundo beso. El pequeño gimió mientras cerraba los ojos, su inexperiencia le permitió responder con torpeza y dulzura ese beso. El mayor mordió y jaloneó con suavidad el labio inferior del bello rubio mientras veía con placer aquel rostro enrojecido. El miembro del mayor estaba demasiado duro que llegaba a hacer contacto con los glúteos del menor, aunque por encima de la ropa interior que aun llevaba puesta.
- Alone… -mencionó en un grave susurro e introdujo su decidida mano en la ropa del menor. La bajó y de inmediato se aventuró a su entrada con un dedo. Comenzó a acariciarlo primero alrededor, palpando lentamente, haciendo suaves masajes. Alone cerró los ojos fuertemente y gimió, contrayéndose un poco. Kagaho adoró ese gesto y metió su dedo un poco más profundo para después moverlo en forma circular.
- ¡Ah! ¡Aaah! Ka…gaho… -el pequeño abrió los ojos con dificultad para ver el rostro del otro joven. Los labios del rubio ahora estaban más enrojecidos que nunca. Kagaho sintió una desesperada necesidad por penetrarlo.
Entonces despertó.
De un sueño…
O…
¿Una pesadilla?
- ¡¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?! –Gritó Kagaho.
Su propia respiración estaba demasiado entrecortada y al agachar su mirada… Su pene estaba erecto.
- No,no,no,no,no,no,no…
Y recordó de nuevo el rostro excitado del pequeño rubio en sus sueños y sintió como unas gotas se derramaban un poco de su pene al sentirse nuevamente excitado.
- Basta, esto es una tontería. No debí haber bebido tanto anoche. –dijo con la cara roja y se metió a la ducha con el agua fría.
Del otro lado, estaba el pequeño rubio en su habitación, amaneció con un dolor de cabeza muy fuerte. No podía recordar mucho y no le interesaba, solo deseaba una pastilla más que nada en el mundo. Apenas reunió las fuerzas para levantarse e ignorar esa sensación de que vomitaría en cualquier momento, cuando de pronto escuchó que una puerta azotó. Se asomó y al parecer fue Kagaho o alguien que se había salido de duchar.
- ¡Perfecto! Ah… -se tapó la boca al sentir ese escalofrío de nuevo y corrió al baño a vomitar.
Después de un rato se apresuró a tomar una ducha para irse a la escuela.
- ¡Adiós, Alone! –corrió Anna junto a su novio y salieron de la casa apresurados, como siempre.
- A…diós… -respondió, pero la chica de nuevo no lo escuchó. Alone suspiró mientras preparaba su mochila.
Entonces el mayor salió de su habitación y sus ojos se encontraron con los del menor. Ambos se inquietaron, pues fue entonces cuando recordaron, por fragmentos, la noche anterior, pero el recuerdo que no se borró fue cuando casi… se besan. Los rostros de los dos se enrojecieron y desviaron su mirada sin decir nada, pues… ¿Qué podrían decir en una situación como esa? Ambos se preguntaban si el otro recordaba.
- Ah… Buenos días, Alone. –Trató de decir Kagaho con normalidad y fue directo al refrigerador, sin mirarlo directamente.
- Buenos días… -Alone lo miró fijamente aunque Kagaho se hacía el tonto buscando algo de comer.
- ¿Cómo te sientes hoy? Yo tengo un terrible dolor de cabeza. No lo vuelvo a hacer. –rio forzado e intentando agarrar un bocadillo éste se le cayó de sus nerviosas manos. Alone se apresuró a ayudarle.
- ¿Estás bien? – le preguntó, mirándolo preocupado, con sus preciosos ojos azules. Kagaho no pudo sostener su mirada demasiado tiempo y solo tomó los bocadillos.
- Sí, claro. Estoy bien. No te preocupes. –rio sin verlo y le revolvió un poco el cabello para después alejarse y tomar su mochila. – Sabes… Acabo de recordar que tengo encontrarme con mis amigos, así que… Nos veremos después. ¿De acuerdo? –de nuevo le sonrió sin verlo a los ojos. Alone asintió y entonces Kagaho se fue.
- ¿Qué le pasa? –pensó el rubio mientras hacía un puchero y su cara se tornaba roja porque comenzaba a enfadarse. – Después de lo que pasó ayer… -suspiró- ¿Qué acaso se le olvidó? –se preguntó con tristeza. Aunque en el fondo guardaba una esperanza pues jamás pensó que pudiera tener una oportunidad con Kagaho, hasta la noche anterior cuando el joven no se negó a recibir ese beso travieso. - ¡Debo de intentarlo! –se dijo a sí mismo y de nuevo entusiasmado, tomó sus cosas para irse.
Comenzó a armar un plan. Primero, tendría que ser más cercano a Kagaho, pues a pesar de que el casi-beso fue hermoso, no quería besarlo por primera vez estando borracho. Ni siquiera recordaba sobre que habían hablado y eso lo odió.
- Primero, lo buscaré en la escuela, pasaremos tiempo juntos… me contará más sobre él… podremos conocernos más… quizá lo pueda invitar a tomar un café… para saber si le intereso… ¿O debería preguntarle directamente si recuerda lo de ayer? ¿O es que acaso la única opción es emborracharlo de nuevo? ¡No, eso no! –pensaba e imaginaba mil historias en su cabecita mientras caminaba a la preparatoria.
A pesar de que estuvo buscando a Kagaho todo el día, jamás lo vio, lo cual lo desilusionó. Fue tanto que de nuevo, Yuta, se percató.
- ¿Y ahora qué te pasa?
- Yuta… me pasa algo horrible… -dijo en un tono infantil, lloriqueando.
Terminó contándole todo a detalle.
- ¡¿Qué?! ¿Estás enamorado de tu roommie? ¿Y ese roommie es Kagaho? Eso es malo… No lo conozco en persona, pero lo que se te desilusionaría, amigo.
- Ya sé que le gusta estar con muchas chicas. –dijo en un puchero.
- ¿Y entonces? ¿Aún crees que tienes oportunidad? Yo ciertamente lo veo complicado. No me gustaría que te ilusiones y al final termines herido.
- Pero… ayer…
- Mira, yo sé que piensas que quiso besarte, ¿pero qué tal si lo interpretaste así porque a ti te gusta? Y porque estabas borracho.
El corazón de Alone se apretujó. No quiso decir nada más pues al parecer Yuta no le creía mucho, pero era verdad que Kagaho también había querido besarlo, eso no lo olvidaba y no dejaría de creer en ello. Después de la campana el rubio de nuevo buscó a Kagaho y no le encontró.
- ¿Vamos a comer pizza? Es el cumpleaños de Satoshi. –Invito Yuta a su triste amigo- ¡Vamos, anímate!
- De acuerdo… -dijo un resignado Alone.
No conocía a ese tal Satoshi, no eran amigos, pero aun así asistió como invitado de Yuta y paso una divertida tarde de Karaoke, charlas y comida. La reunión se terminó alrededor de las siete y Alone tomó el camino a casa. Ya había anochecido. Satoshi le indicó una ruta segura por donde podía llegar a los departamentos, y al acercarse más reconoció un parque por donde siempre que iba de compras lo cruzaba.
- Vaya, la casa de Satoshi está más cerca de lo que pensé. –se alegró mirando los coloridos árboles y entonces se encontró con una imagen que no deseaba ver.
Era Kagaho, quien parecía coquetearle a una chica. ¡Otra chica! ¡Ni siquiera era una que hubiera visto antes! ¡Estaban a punto de besarse! Entonces Kagaho vio al rubio…
- Alone… -parecía desconcertado y hasta un poco, apenado. Desvió la vista.
- Ese idiota… -susurró Alone, molesto y se fue de ahí regreso a casa. No miró atrás.- maldito, maldito, tonto, tonto, tonto… -susurraba, no sabía si se refería a Kagaho o sí mismo por ilusionarse tanto. Llegó azotando la puerta, casi corriendo a su habitación y su cara ya estaba roja de la furia.
Entonces escuchó la puerta principal de nuevo. Alone se giró y encontró al joven alto frente a él. Venía solo. El rubio le dedicó una mirada furiosa y fue a la cocina. El corazón del mayor se aceleró. Fue rápidamente tras él.
- ¿Qué pasa? –preguntó tratando de sonar con normalidad.
El rubio no contestó. ¿Cómo era posible que se comportara así, como si nada hubiese pasado entre ellos? Lo había ilusionado…
- ¿Alone? –se acercó un poco mientras el rubio sacaba verduras de la nevera. Intentó tocarlo en el hombro y el rubio se movió agresivamente. – Oye, ¿Qué te pasa? –dijo ahora en un tono más agresivo y lo obligó a girarse tomándolo por los brazos.
- No me pasa NADA. –respondió el rubio viéndolo fijamente a los ojos, con una mirada retadora. - ¿Me sueltas, por favor?
Ese acto hizo enojar al mayor mucho más.
- No. –lo sujetó más fuerte.
- ¡Déjame en paz! ¡Suéltame! –forcejeó muy molesto.
- Dime porque no quieres hablarme. ¿Qué te hice para que estés tan molesto? –decía en un tono retador.
- Idiota, déjame en paz. –soltó de pronto y al escuchar esto el mayor lo empujó inesperadamente acorralándolo en la pared de la cocina. El brazo derecho de Kagaho se recargaba sobre ésta, dejando así una peligrosa cercanía entre ellos.
Alone lo miró sorprendido.
- ¿Qué? ¿Acaso estás molesto porque me viste con Tomomi? –sujetó la muñeca de Alone con la otra mano para que éste dejara de forcejear. La voz de Kagaho había cambiado drásticamente a una mucho más suave. Parecía un susurro. El rostro del menor se sonrojó. Volteó su cara arrogantemente, sin querer responder. El mayor gruñó. Tomó a Alone de la barbilla y le obligó a verle a la cara. - ¿Acaso eso te enfada tanto? –de nuevo, su voz era más dulce que retadora.
Los ojos de ambos se encontraron al fin. El corazón del pequeño latió rápidamente al igual que el del mayor. Kagaho se hundió en el mar que había en los ojos de Alone y sin pensarlo dos veces se acercó a sus labios y lo besó. El rubio se sorprendió pero no pudo resistirse al dulce beso de Kagaho. El joven moreno lo besaba profundamente y sus húmedos labios eran muy suaves. Además su cercanía le permitía sentir el bello aroma de su perfume. Alone no tardó en responderle aunque de forma un poco torpe pues hacía tiempo que no besaba a nadie. Poco a poco la fuerza en sus delgados brazos fue disminuyendo hasta dejarlos caer, permitiéndole así una mayor cercanía al otro. Mientras tanto las manos de Kagaho temblaban ligeramente al sujetar al menor. El joven se sintió extasiado al probar los deliciosos labios de Alone y quiso un poco más, aventurándose así a introducir su lengua. Alone gimió y fue entonces cuando se separó. Ambos abrieron los ojos, mirándose sorprendidos. El más pequeño entonces reflexionó sobre lo sucedido y se soltó del otro joven para después irse a su habitación. Pensó que Kagaho sólo estaba jugando con él y sus sentimientos. Kagaho permaneció en el mismo lugar, anonadado. De pronto se escuchó la puerta principal. Era Anna quien subía alegremente.
- ¡Buenas noches, Kagaho! –sonrió feliz. Entonces vio la cara perdida de su roommie - ¿Qué pasó? –preguntó tontamente.
Kagaho suspiró sin responder y se metió a su habitación.