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Au Bord De L'Abîme por HarukaChan

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Las cosas habían vuelto a la normalidad desde que cierto chico tigre había despertado de un sueño de tres años. Después de la euforia y regaños iniciales por haber tomado una decisión tan arriesgada, todos se habían sentado con él para hablarle y hacerlo consciente de todo lo que se había perdido durante su sueño.

Y allí estaba Atsushi, sentado en la plataforma de la torre que una vez le había servido para proteger la isla. Movía los pies con una sonrisa amplia—. Es increíble ¿verdad, Byakko? Todos son increíbles, han dado lo mejor de ellos todo este tiempo. Me alegra mucho —volteó a ver al tigre recostado a su lado.

—Eso es porque les mostraste a todos que estaba bien anhelar la esperanza —Byakko ronroneaba levemente. Un mes había pasado volando desde que había despertado y el recuerdo de la emoción de todos lo hizo darse cuenta que cerrar la puerta en aquel momento pasado había sido la decisión correcta.

—Sería muy arrogante de mi parte decir eso cuando me fui a dormir por tres años y les dejé un desastre —Atsushi soltó una suave risa y acarició el pelaje de su tigre. No podía recordar nada del tiempo que estuvo dormido pero cuando despertó estaba en una paz sin igual—. Es increíble poder ver a Kyouka en su uniforme y Q realmente se ve muy serio con el uniforme oficial de la Port Mafia… Fue una sorpresa ver a Oda con Kouyou pero parece que se están llevando bien.

—También me sorprendí, aunque los humanos cambian en un abrir y cerrar de ojos. Se siente el pasar del tiempo muy rápido —Byakko mantuvo un suave ronroneo, frotando la cabeza contra la mano de su excepción.

—Sí… todos van a irse en algún momento menos yo ¿verdad? —Atsu mantuvo su sonrisa y se recostó sobre el lomo de Byakko. Era el único que no había crecido y empezaba a preocuparse de que realmente su tiempo se fuese a detener para siempre. No quería tener que ver a todos sus conocidos morir, pero por su sombra sería capaz de hacer cualquier cosa.

—No te preocupes por eso Atsu, el ciclo de la vida se cumplirá para ti y cuando llegues al final de tu vida ambos volveremos a la oscuridad hasta que un nuevo ciclo inicie. Así es como debe ser —Byakko supuso lo que molestaba a su excepción y simplemente rozó su nariz contra el brazo ajeno.

Atsushi simplemente sonrió, Byakko siempre trataba de hacerlo feliz—. Gracias, si lo dices así entonces dejaré de pensar en eso… ¿Voy a crecer un poco más? —frotó el rostro contra el suave pelaje. Sentarse de esa forma despreocupada con Byakko lo hacía realmente sentirse relajado.

—Por supuesto que sí, te convertirás en un adulto correctamente —el tigre anhelaba ver crecer a su excepción. Después de todo era por su causa que continuaba viviendo, ambos estaban en el mismo bote. Así que como una buena sombra aseguraría la felicidad que Atsu tanto había buscado con desespero.

—Tendremos mucho tiempo a partir de ahora, es un alivio que podamos vivir sin tener que preocuparnos de nuevo. Esta isla es nuestra —Atsu comentó con voz suave y a la distancia vio a Chuuya junto a Akutagawa saltando en los edificios cercanos al puerto. Ellos se habían hecho más íntimos mientras dormía.

—Parece que incluso la pesadilla ha encontrado la tranquilidad que anhelaba. Es un alivio —Byakko se encontraba ronroneando. Las sombras de la isla ahora vivían en paz, había podido ver a varias andar junto a sus excepciones en pleno centro de la ciudad. Él mismo podía andar con Atsu sin ser temido. Era sorprendente que tres años ocasionaran tanta evolución.

—Creo que todos han estado encontrando lo que anhelaban en el fondo de su corazón. Después de todo como excepciones había muchos deseos que estaban restringidos para nosotros. Eso quiere decir que tener vidas normales ya no es algo imposible —Atsushi soltó una pequeña risa, levantándose para disfrutar de la brisa.

Byakko levantó la mirada para observarlo… Atsu había vuelto a la normalidad… incluso el mechón oscuro en su cabello había desaparecido después de despertar. La oscuridad una vez más había liberado a su inocente excepción—. Está bien si tú también empiezas a buscar aquello que anhelas.

Atsu se volteó para sonreírle a Byakko—. Mi deseo ya se ha vuelto realidad. Tengo la familia que siempre quise, una persona que me quiere y un hogar que no corre peligro. Realmente no podría pedir más —simplemente no podía evitar reír alegremente ante sus deseos cumplidos. Una vez no había tenido absolutamente nada… y ahora lo tenía todo.

Byakko abrió sus ojos y movió la cabeza en forma de afirmación—. He hecho una pregunta tonta. Es verdad —realmente esa alma incluso habiendo madurado seguía siendo tan pura como el día en el que la rescató. No importaba si se manchaba de sangre, volvería a su estado natural.

 

—Realmente no puedo apartar mi vista de ustedes ni por un momento. ¿No te dije que me esperaras? —Dazai suspiró con las manos en la cintura. Cada vez que el menor desaparecía se preocupaba como si no fuese a verlo de nuevo ¿alguien podía culparlo? Lo había dejado por tres malditos años.

—Es tu culpa creyendo que puedes encerrar a un tigre —lanzó Byakko de inmediato mientras se ponía de pie con pesadez. Volvió a la sombra de su excepción con pereza. Dazai seguía siendo una de sus personas menos favoritas.

Atsu soltó una risa incómoda mientras se frotaba la nuca, avergonzado—. Lo siento, supongo que no me puedo quedar quieto. Además parecías realmente ocupado, Dazai, así que supuse que necesitarías tiempo —el albino sonrió.

Un suspiro abandonó los labios del castaño—. Ustedes dos realmente son increíbles. Creo que Byakko me odia más últimamente —Dazai se acercó a Atsu, revolviendo con suavidad su cabello y dedicándole un leve sonrisa—. Supongo que tardé más de lo esperado. Pero es culpa tuya por haber deseado una utopía para las sombras en primer lugar.

—Si Byakko te odiara realmente ya te hubiese comido, sólo es tímido —Atsu no había terminado de hablar cuando un rugido salió desde su sombra, provocando que riera de nuevo—. Lo siento, Byakko, está bien creo que te odia un poquito. Y por eso agradezco todo lo que has hecho —con una pequeña sonrisa se acercó a Dazai, sujetándolo del brazo.

Dazai ya había empezado a hacer un puchero pero la sonrisa de Atsu lo desarmó, era todo un pequeño demonio. Sonrió en consecuencia y se agachó para robarle un corto beso, regocijándose al causar un sonrojo—. Bueno si hace que me muestre esa expresión, vale la pena todo el trabajo.

—Es bueno saberlo, ha sido increíble lo que has logrado en tan poco tiempo, realmente —Atsushi mantuvo su sonrisa, esta vez con las mejillas teñidas en un leve sonrojo.

—Necesitaba entretenerme mientras volvías, eso es todo. Además, mereces más de un castigo por haberte ido a dormir y dejarme aquí. ¿Qué pasó con nuestro suicidio doble? —Dazai levantó a Atsu de los muslos con suavidad. Era tan liviano que en realidad no era un problema.

—¡Hey! —Atsu se aferró con suavidad al cuello de Dazai, para después separarse un poco—. Incluso si intentaras llevarme contigo, Byakko no lo permitiría. Así que creo que tu sueño del suicidio doble no podrá ser todavía. Más que eso… te puedo dar un final juntos —las mejillas de la excepción mantuvieron un intenso sonrojo. Desde que había despertado el castaño no dejaba de recordarle que debían morir juntos.

—Parece que tendré que esforzarme para hacerte cambiar de opinión, está bien. Siempre me han gustado los retos —Dazai sonrió con calma. Dio un par de pasos hacia el borde de la torre y sin más se dejó caer. Pensó que Atsu se asustaría pero solamente se aferró suavemente a su cuello. Vaya forma de mostrarle confianza.

Atsushi cerró sus ojos con fuerza al sentirse en caída pero sabía que nada pasaría. Y cuando sintió el impacto contra el suelo, fijó sus orbes en el rostro sonriente de Dazai—. Puedes bajarme ya ¿sabes?

—No, te invitaré algo delicioso en la cafetería y luego regresaremos a casa —comentó Dazai antes de empezar a caminar. Algunas personas los veían y se reían, desde que el tigre había despertado esa imagen era algo que solía verse con frecuencia en la isla. Ya había perdido una vez a Atsu así que debía recuperar todo el tiempo que habían estado separados.

 

—Vaya, ustedes siempre están llamando la atención ¿no te da vergüenza, Dazai? —Ranpo estaba tomado de la mano con Yukichi, volvían a casa después de una cita. Había estado insistiendo durante días y por fin lo había logrado. ¿Por qué tenía que ver el asqueroso rostro del castaño durante un día tan especial?

—Oh, Ranpo. ¿Estás celoso? Deberías disimularlo mejor —Dazai sonrió “amablemente” disfrutando como el contrario se ponía de todos los colores—. ¿Qué tal, presidente?

—¡Ja! ¿Celoso yo? ¡En tus sueños! —gruñó Ranpo, aunque en parte tenía razón. Él también quería ser mimado por el presidente. Maldición.

—Todo ha ido correctamente. Parece que estás disfrutando de las cosas, no seas demasiado permisivo con él, Atsushi. No está bien malcriar a los niños —Yukichi hablaba sin cambiar demasiado su seria expresión.  Volteó a ver de reojo a Ranpo que parecía un tanto frustrado, era adorable cuando actuaba como un niño. Bueno, lo era.

—Es bueno ver que todo está en orden —Atsu bajó levemente su mirada, avergonzado al ser descubierto por conocidos. Realmente podía caminar pero siempre que intentaba negarle las cosas a Dazai terminaba convenciéndolo de todas formas. Así que había optado por no llevarle la contraria—. Lo tendré en cuenta.

—Creo que debería mimar más a este gato suyo, presidente Fukuzawa. Parece que está realmente desesperado por ser abrazado —se burló Dazai y tuvo que esquivar un manotazo lanzado por Ranpo que había empezado a mover sus brazos como un niño.

—¡Te voy a matar, Dazai! ¡Sólo estás envidioso porque soy más inteligente que tú! Bastardo —Ranpo volvió a intentar golpearlo pero fue atrapado desde atrás por un abrazo que causó que bajara la mirada completamente avergonzado. Yukichi sí que sabía cómo manejarlo.

—Nosotros vamos de regreso, disfruten su cita —Fukuzawa empezó a caminar, arrastrando a Ranpo que caminaba aún envuelto en su abrazo.

—¡Hey! Espera, Yukichi… no he terminado con ese bastardo —Ranpo tenía el ceño fruncido y los orbes ligeramente abiertos. Dazai iba a enterarse la próxima vez que se vieran.  

—¿No estabas apurado por llegar a casa? —le recordó Fukuzawa, provocando que Ranpo sonreirá ladinamente y se soltará de su brazo para empezar a jalarlo—. Te sigo, tranquilo…

—¡Cierto! ¡Vamos, rápido! Prometiste que esta noche estaba bien —Ranpo no le hacía caso a Yukichi que intentaba bajar sus energías. Debía aprovechar, siempre que intentaba seducirlo ponía alguna excusa de que había trabajo. Mañana era día libre, así que no podría escaparse. Dazai estaba completamente olvidado.

—Ranpo no ha cambiado nada —comentó Atsushi divertido por aquella escena. Podía ver claramente la espalda del presidente Fukuzawa alejarse y a Ranpo eufórico como un niño. Las excepciones de la Agencia también lo habían hecho muy bien.

—¿Tú crees? Yo creo que su intensidad ha bajado un poco. Bueno, a pesar de su apariencia ese hombre está muy alejado de ser un niño —Dazai sonrió antes de volver a caminar.

—El que siga actuando así ¿no es un símbolo de que es feliz y se siente cómodo? —Atsu dirigió su mirada hacia el rostro de Dazai y con dulzura tocó con su dedo índice el mentón de este. No obstante, el castaño lo ignoró.

—Supongo, todos están siendo felices a su manera —Dazai mantuvo su sonrisa, no quería volver a ver a Atsushi en esos momentos o podría ser hechizado de nuevo. Realmente debía considerar que su amor por el tigre era a causa de una maldición o algo así. Incluso cuando pensó que podría estar tranquilo si se separaran, descubrió que su pecho se quedaba vacío cuando no estaba él.

—Sí, eso está bien —Atsu se recargó en el pecho de Dazai, dejando de molestar su rostro. Bueno, se comportaría por un rato.

 

Lejos de la visión del tigre y sumergidos en su propio mundo estaban Chuuya junto a Akutagawa. Como era costumbre el de orbes azules tenía al azabache arrinconado contra la pared de un callejón dentro de los muelles.

—Vamos… sólo un poco, Aku, nadie nos va a ver —Chuuya tenía sus caderas presionando las de Aku que se removía inquieto entre sus brazos. No podía desaprovechar la oportunidad de verlo avergonzado.

—Maldito Chuuya… ¡Argh! Te he dicho que dejes de hacer estas cosas en público —Akutagawa soltaba leves gruñidos y Rashōmon se movía inquieto alrededor de su excepción pero como buena sombra no atacaría a menos que sintiera un verdadero peligro.

—Somos los únicos aquí, vamos, deja de forcejear —Chuuya sonreía de forma ladina y sin mucho esfuerzo tomó los labios de Aku en un beso. Su diestra se deslizó por la cintura del menor, rozando por sobre el pantalón esos glúteos que tanto le gustaban.

—¡Chuu! ¡Grr! —sus quejas fueron detenidas por los labios de Chuuya y Akutagawa subió sus manos para aferrarse a la espalda del contrario. Odiaba que siempre quisiera tener el control, así que definitivamente no iba a permitirlo. Empujó su rostro con suavidad, profundizando aquel intenso beso.

Si tan solo sus labios no estuviesen ocupados estaría sonriendo victorioso por haber logrado que Aku cediera. Chuuya movió su mano esta vez hacia el abdomen del azabache y fue bajando, presionó con suavidad. Disfrutando del gemido que escapó de los labios del menor—. Te ves adorable cuando me miras con altanería.

Akutagawa se estremeció, dirigiéndole una mirada de reproche a Chuuya. Maldición no es que no quisiera ser tocado, pero estaban fuera—. Maldito Chuuya —en sus pálidas mejillas el sonrojo se hacía demasiado evidente.

Chuuya bajó el rostro para besar la clavícula de Aku por encima de la ropa, le dedicó una intensa mirada… como la de un depredador a punto de devorar a su presa. En ningún momento había dejado el movimiento de su mano, rozando la entrepierna del azabache por encima de la ropa. Era muy lindo cuando gemía con el ceño fruncido—. Parece que no quisieras que me detuviera…

Un suave jadeo escapó de los labios de Akutagawa y se retorció con suavidad—. Ah… Ya basta, te estoy diciendo desde hace rato —se mordió el labio. Su estúpido cuerpo parecía querer traicionarlo y eso no estaba bien, él no era un pervertido como Chuuya.

—¡Hey ustedes! Ah… —Yumeno había estado buscando a Chuuya y Akutagawa por los muelles por pedido de Mori. Ya había revisado casi todos los sitios cuando escuchó ruidos y fue hacia allí. No esperaba encontrarse a aquel par en una situación comprometedora—. Vaya pervertidos. No vi nada. Mori los busca, así que vuelvan a casa —se dio la vuelta y empezó a alejarse. Hasta su muñeco estaba avergonzado.

—¡Rashōmon! —fue todo lo que se escuchó antes de que Akutagawa saliera arreglándose la ropa desde el callejón.

—Owww… —Chuuya salió siguiendo a Akutagawa y frotándose la mejilla, ahora roja. Como siempre los golpes de la sombra ajena eran una barbaridad. Definitivamente haría trabajar a Q hasta al agotamiento para enseñarle que debía aprender a leer el ambiente. Maldito Mori y sus llamados repentinos.

Yumeno volteó a ver hacia atrás, Aku estaba levemente sonrojado y con el ceño fruncido. En cambio cuando cruzó la mirada con Chuuya, tragó en seco. Se iba a vengar después, era un hecho—. Creo que será mejor cambiar de zona para mis próximas rondas —murmuró para sí… ¡A la mierda! De todas maneras no era su culpa, eran ellos quiénes estaban haciendo cosas pervertidas en sitios públicos.

 

Más allá de los muelles en cierto departamento, las dos excepciones más famosas de Yokohama estaban cariñosamente recostados en el sofá.

—¿Fue divertido hoy para ti, Atsu? —Dazai acariciaba la mano del tigre con suavidad. Era terriblemente adorable.

—Sí, fue realmente divertido. El postre también estuvo delicioso. Además había muchas sombras allí —comentó Atsu emocionado. Era realmente entretenido poder salir y disfrutar de la isla como si fuese una persona normal—. Gracias, Dazai —con suavidad se acurrucó en su pecho, sintiéndose reconfortado.

—Es un placer —Dazai rodeó con sus brazos al albino, sonriendo en consecuencia. Desde que había despertado no podía escatimar en la atención que le daba. Demasiado tiempo perdido—. Mañana he librado el día así que deberíamos ir a algún sitio ¿la playa no suena bien?

—¿La playa? ¡Sí, eso me gustaría! Pero sería un desperdicio que fuésemos solos… Deberíamos invitar a los demás, seguramente nos divertiremos más —Atsu hablo con inocencia mientras elevaba su mirada hacia Dazai, que parecía un poco decepcionado. ¡OH! Seguramente había querido tener una cita…—. Está bien si no quieres… podemos ir solos.

—¡Puff! —Dazai contuvo una risa antes de empezar a reír, soltando a Atsu. Realmente había rechazado una cita para convertirla en una salida familiar. Nunca se cansaba del tigre, definitivamente. Se dejó caer en el sillón arrastrando al albino con él—. Eres realmente increíble.

Atsushi definitivamente se sentía avergonzado, ocultó el rostro en el pecho de Dazai—. Lo siento… No me di cuenta… Sólo dije lo primero que vino a mi mente. Pero podemos ir a una cita nosotros —antes que pudiese seguir con su disculpa los labios del castaño se posaron sobre los suyos, haciéndolo sonrojar.

—Está bien que vayamos junto a todos a la playa, pero tendrás que recompensarme por ser bueno y compartirte un poco —Dazai sonrió sobre los labios ajenos antes de volver a besarlos. Tener a Atsushi encima le hacía las cosas bastante cómodas.

Poner resistencia siempre era inútil para el albino así que correspondió el beso suavemente, cerrando sus ojos. Las manos de Dazai siempre eran gentiles por lo que Atsu sólo podía estremecerse y suspirar por la gran cantidad de sentimientos que llevaba encima—. Aquí no… En la habitación…

—Tan lindo~ Está bien, no quiero que mi tímido Atsu se siente mal por ensuciar el sofá —se burló Osamu con una pequeña sonrisa. Con calma se levantó y sin mucho trabajo tomó al albino en brazos para llevarlo a la habitación que compartían.  Era tan liviano… se aseguraría de que comiera muchas cosas deliciosas en la playa.

—Puedo caminar ¿sabes? No necesitas llevarme como una princesa todo el tiempo —Atsu hizo un corto puchero mientras se dejaba llevar. Estaba bien si mimaba a Dazai, lo había hecho pasar por momentos muy difíciles.

—Lo sé, estás vivo después de todo —Dazai no podía evitar mantener una sonrisa en sus labios. Con suavidad dejó al albino sobre la cama, recostándose a su lado. Él era una persona realista y no creía en milagros pero el hecho de tener a Atsu allí era algo que parecía sacado de una novela de ficción.

—Está bien, Dazai, no te dejaré de nuevo —con dulzura Atsushi acarició la mejilla del antiguo detective, dedicándole una sonrisa sincera. Era tan feliz como no lo había sido nunca. Lo tenía todo y nunca más creería que no tenía un lugar en ese mundo.

—Sí, no te perdonaré que vuelvas a convertirte en una bestia durmiente —Dazai volteó levemente el rostro, besando la palma de la mano de Atsushi antes de cerrar los ojos. Esa calidez que tanto había extrañado ahora volvía… Nunca más dejaría que se fuera. 

Atsu no pudo evitar ver al contrario con ternura… La isla por fin era libre, las sombras por fin serían felices y las excepciones se habían alejado de Au Bord De L'Abîme.

                                                                                             

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

¡Y por fin llegamos hasta aquí! Esta historia ha visto tanto lo mejor como lo peor de mí sentimentalmente hablando y por eso me ha llenado de lágrimas el darle una conclusión. Amé esta historia de principio a fin y me hace feliz que mis sentimientos se hayan transmitidos a ustedes correctamente~

Primero que nada el premio para agradecimiento se lo lleva mi preciosa Beta Apailana, que me esperó incluso por el hiatus tan largo que tuve, ella tiene todo mi respeto y mi amor. Gracias a ella esta bella historia siempre ha tenido lo que se merece: muchísimo amor y cariño a la hora de ser escrita. Además de un sinfín de correcciones, muchísimas gracias por toda tu paciencia.

Mi segundo pero no menos agradecimiento va para todos ustedes que llegaron a este final junto a mí, algunos antes y otros después. Pero para todos los lectores ¡Muchas gracias por apoyar esta esta historia y a mí!


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