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Au Bord De L'Abîme por HarukaChan

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Tanto la brisa marina como el brillante sol, acariciaban la ciudad intensamente. Las hojas de los árboles danzaban con el viento y disfrutaban de los rayos solares. La naturaleza de la isla estaba en completa paz. Incluso en las calles, las personas caminaban sin ninguna preocupación. Eran terriblemente ingenuos.

Durante los días pasados, se habían reportado varios ataques en una zona apartada de Yokohama, las víctimas tenían en común una sola cosa: una mordida, profunda y siempre en el cuello. No obstante, el poder del alcalde era absoluto, y en conjunto con la policía habían logrado mantener todos esos incidentes ocultos. Era una locura desatar el pánico en la isla sin ni siquiera saber a ciencia cierta, cuál era la naturaleza del culpable.

Claro, todos en el cuartel de la policía tenían el presentimiento de que se trataba de un espíritu. Esa “oscuridad” que había estado causando problemas desde hacía un par de años atrás. Sin embargo, la ciudad olvidaba que no estaban a salvo todavía, y que incluso cuando se había creado un escuadrón especial para combatir espíritus, la victoria estaba muy lejos de la raza humana.

 

Por las calles de la alegre ciudad cierto hombre caminaba completamente relajado, llevaba unos audífonos cubriendo sus oídos y una sonrisa fija en sus labios —. Tengo el presentimiento de que será un muy buen día —murmuró el hombre de cabellos chocolates y ojos caramelo. Él era el responsable de que la ciudad estuviese así de tranquila. Dazai Osamu, el detective que llevaba una sombra bajo sus pies.

Llevaba puesta una camisa blanca de botones, sobre esta, un chaleco negro que contrastaba con sus pantalones blancos. Sus muñecas y cuello estaban vendados, y se dejaban ver por debajo de la gabardina beige que llevaba encima de todo. En su cuello, un prendedor de color azul que completaba un collar.

Iba a paso relajado, disfrutando del viento que acariciaba su rostro y le llevaba consigo el aroma del mar. En esa ocasión se dirigía hacia el cuartel policial donde seguramente ya estarían volviéndose locos por el hecho de que no había llegado aún. Pero él no pensaba apurarse, de todas formas, hasta que el sol no se ocultara para darle paso a la luna, nada ocurriría. La oscuridad muy rara vez atacaba durante el día.

—Un suicidio es bueno~ pero mejor que un suicidio, es un suicidio doble~ —iba tarareando despreocupadamente, y es que él, a diferencia de los humanos normales podía darse el lujo de defenderse a sí mismo. Era curioso, a diferencia de las excepciones comunes, él no era capaz de ver la oscuridad como el resto. Había dos ocasiones en las que sus ojos eran capaces de ver a esos resentidos espíritus: la primera era cuando las sombras tenían algún sentimiento contra él, y la segunda, era precisamente cuando esos espíritus eran tan poderosos que entraban incluso en el radio de visión humana.

El camino se le hizo más corto que de costumbre, y apenas entró, fue abordado por cierto rubio con anteojos.

— ¡¿En dónde se supone que estabas Dazai?! ¡Sabes que el horario de entrada no es a las cuatro de la tarde! —exclamó Doppo Kunikida con una expresión de desesperación. El castaño siempre hacía lo mismo, nunca escuchaba ni seguía las reglas. Era una condena tener que hacer pareja con él.

— ¿Ah? No te escucho, Kunikida-kun~ —anunció con voz cantarina mientras pasaba de largo, ignorando a su estirado compañero que rechinaba los dientes para demostrarle su descontento. Él estaba colaborando con policía, más no era parte de ellos, así de simple. Él era un simple investigador de casos paranormales, nada más y nada menos. Las únicas reglas que seguiría eran las suyas propias.

— ¡Deja de hacerte el sordo, lunático suicida! —gruñó suavemente y luego un suspiro de resignación abandonó sus labios. No podía creer que siempre pasara lo mismo con el castaño. Con su diestra se acomodó las gafas, para luego seguir al más bajo que se había sentado en el escritorio. Cruzó los brazos, manteniendo el ceño fruncido—. Siempre te vas cuando va a surgir algo importante, empiezo a creer que eres el que causa los problemas.

— ¿Ah? ¿Qué ocurrió ahora? Ustedes son muy aburridos, la oscuridad solo se siente segura en las tinieblas, de nada sirve que esté aquí durante el día. Yo no soy un buscador de gatos perdido y mucho menos un policía que debe ayudar a ancianos extraviados. ¿Para eso no tienen a Ranpo? —lanzó mientras hacía un “puchero”. Él no quería hacer nada que no tuviese algo de diversión de por medio. Es decir, ¿por qué tenía que ir él a hacer el trabajo de la policía? No había razón alguna. Era un especialista en el campo de las sombras, por lo que si no tenía nada que ver con ellas, él no iría.

El de cabellos rubios opacos suspiró, a veces quería golpearlo, bueno, casi todo el tiempo—. Ranpo está ocupado con el caso de los asesinatos en las afueras de la ciudad, esta mañana se encontró un nuevo cadáver, esta vez parece que la oscuridad devoró una parte de su torso. Así que parece que la violencia de ese espíritu está subiendo. Querían que mandáramos a alguien a la escena, preferiblemente un especialista en el campo, pero tuve que ir yo en tu lugar.

—Oh bueno, ya es hora que te vayas familiarizando con el campo ¿o no? —comentó con una sonrisa relajada mientras simplemente se encogía de hombros—. Pueden haber varias explicaciones para que el nivel de violencia aumente o puede que simplemente estuviese de mal humor ¿y el cadáver? —“en la morgue” al escuchar aquello simplemente le dirigió una mirada a su compañero, sonriendo. Ese policía era bueno en lo que hacía, por lo menos en ese aspecto de él no tenía ninguna queja. Siempre con su camisa negra, una cinta roja arreglada en forma de lazo en su cuello y el chaleco beige claro que hacía juego con sus pantalones. Lo único que no era aburrido en él, era la coleta de cabello rubio en su nuca, que sobrepasaba los hombros. Si quisiera, podría ser un chico malo.

— ¿Qué tanto me miras? Es incómodo —se quejó el rubio, volviendo a acomodarse las gafas para luego empezar a caminar hacia uno de los pasillos—. Apresúrate —exigió. La expresión en su rostro se mantenía severa, aún no podía creer que dos años atrás decidieran juntarlos como pareja de trabajo. Ambos eran totalmente incompatibles.

Se encogió de hombros, restándole importancia a la actitud del contrario con un gesto de manos. Segundos después, se levantó con una sonrisa y escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón. Había muchas cosas malas de estar en la policía, pero también existían otras, más que buenas. Una de ellas era el acceso total a los cuerpos atacados por sombras y a sus contratistas de vez en vez—. Voy detrás de ti —aseguró en un murmullo mientras seguía a ese estirado oficial que siempre llevaba consigo una libreta.

— ¿Y entonces? ¿Encontraste algo interesante? Llegaste más temprano de lo usual —ya estaba acostumbrado a que el castaño investigara por su cuenta, después de todo, el departamento siempre estaba recibiendo quejas de un hombre sospechoso que merodeaba en zonas remotas o entraba a casas abandonadas. Incluso aunque quisiera detenerlo, Dazai nunca lo escuchaba.

— ¿Ah? ¿A qué te refieres Kunikida-kun? —se burló el de ojos claros con una sonrisa relajada, para después afilar su mirada y mostrar una expresión casi arrogante—. Yo nunca vuelvo sin nada ¿o sí? Me encontré con las huellas de un humano, eran de talla pequeña, así que me atrevería a decir que se trata de un chico o una chica joven. También pude dar con algunos pelos de color blanco, pero no tenían raíz, así que creo que no serán de mucha utilidad —en su mente ya una buena teoría estaba generándose, pero no debía sacar conclusiones apresuradas.

El rubio subió sus gafas con uno de los dedos de su diestra—. ¿Por dónde diablos te metiste?... Bueno, no importa, al menos encontraste algo interesante. Pero no creo que un niño sea capaz de hacer algo así —se detuvo frente a una enorme puerta de madera, dividida en dos. Empujó con suavidad la misma, dejando que el castaño entrara primero, y lo siguió de cerca.

—Debo corregirte, un niño humano normal no debería ser capaz de hacer algo así, pero este no es el mundo de hace 5 años~ —era mejor mantenerse de buen humor. Todavía no había razón para sentirse inquieto.

La enorme puerta daba entrada a la morgue de la oficina. El primer cuarto al que entraban era una sala blanca con un sillón de tres puestos de color marrón, a ambos lados de este, se ubicaban algunas sillas, todos en torno a una mesa de cristal donde reposaba un florero con cinco rosas blancas.

Más allá de las sillas se encontraba un escritorio, y a ambos lados de este, los grandes archiveros de la oficina. En esos documentos reposaban las vidas de todos los cadáveres que habían entrado alguna vez a esas blancas e insípidas paredes. Ese cuarto nada tenía que ver con el que estaba justo del otro lado de la pared siguiente, conectado al primero por una puerta de color plateado. Esa puerta llevaba al cuarto de autopsias, pintado igualmente de color blanco. Había dos mesas para los cuerpos, y diversas neveras dispuestas en las paredes para conservarlos. Sin duda alguna, en ese lugar la muerte podía respirarse.

Dazai se dirigió hacia una de las mesas, donde parecía haber un cuerpo cubierto por una sábana blanca, sin dudarlo o inmutarse se acercó, retirando la sábana con suavidad. Un silbido de sorpresa escapó de sus labios—. Esto sí que es algo nuevo para nosotros. ¿Esas son marcas de dientes? Parece como si hubiese sido atacado por un gran felino —el cuerpo frente a él tenía una profunda mordida a nivel del cuello, seguramente había perforado la yugular. En el torso presentaba marcas de garras y faltaba una gran parte de tejido muscular en el abdomen. La sombra había comido carne humana.

—En efecto, Yosano debe estar haciendo una comparación odontológica en estos momentos en el museo de la isla. ¿Es lo que esperabas? —preguntó con curiosidad. Rara vez el castaño a su lado dejaba mostrar esa faceta seria, por eso estaba casi seguro de que esa súper mente ya había empezado a atar los cabos para explicar esos siniestros ataques. Él también tenía una corazonada, sin embargo, afirmarla significaría que esa isla estaba en grandes problemas. Deseaba equivocarse.

—Con razón no está por aquí. Sí, parece que al final no estaba tan equivocado —le dirigió una última mirada indiferente al cuerpo, antes de cubrirlo nuevamente con la sábana. Llevó una de sus manos a sus labios, pensando por un momento—. Hoy iré a verlo en acción por mí mismo. No quiero que vayas a mandar a nadie para molestarme o vas a asustar a la oscuridad. Puede que estemos en presencia de un niño excepcional. Y eso significaría que la Port Mafia está haciendo de las suyas nuevamente.

Inevitablemente su ceño se frunció y tuvo que hacer un esfuerzo por no soltar una exclamación—. Lo que faltaba, otro Akutagawa en la ciudad. Significa que la mayor concentración de contratistas está con ellos, y lo peor es que están usando sus poderes para el asesinato. Está bien, puedes ir tu solo, siempre y cuando no vayas a causar un altercado con lo que sea esa sombra ¿Entendido?

—Muy bien~ Entonces, nada de altercados directos con ese chico. Solo iré a reunir información, no tienes que preocuparte por mí, Kunikida-kun~ —al ver al de orbes amarillos opacos suspirar con frustración, sonrió. Le causaba demasiada gracia el hecho de que no importaba el tiempo que pasara, ese hombre aún no se acostumbraba completamente a él—. Iré a prepararme para la noche, así que nos vemos —se dio la vuelta para empezar a caminar hacia la salida, levantando la mano para despedirse.

—Oh, sí, nos vemos —comentó, para poder escribir las conclusiones en su libreta. Tardó un par de segundos en darse cuenta que el contrario volvía a huir de sus responsabilidades y salió tras él—. ¡Todavía tienes que hacer tu reporte por la sombra en forma de flor! —justo a tiempo pudo tomarlo del cuello de su gabardina, y empezó a arrastrarlo hacia el escritorio que le pertenecía—. Deja de dejarme todo el trabajo de escritorio a mí, maldito detective vagabundo.

—Los detectives debemos estar investigando, no en un escritorio haciendo reportes —argumentó el castaño, siendo arrastrado por el rubio. Era endemoniadamente problemático tener que seguir normas que no eran suyas. Cerró los ojos poniéndose en modo de puchero. No iba a hacer nada que no quisiera.

 

Las horas pasaron demasiado rápido entre que el castaño hacía el reporte y ligaba con alguna linda chica que pasaba cerca de su mesa. El sol ya había partido, dándole paso a una hermosa luna azul completamente llena, Dazai no pudo evitar quedarse embelesado con ella por unos momentos cuando salía del edificio—. Espero  este sea un buen augurio para hoy —incluso yendo simplemente como observador, corría peligro. No comprendía la verdadera naturaleza de la oscuridad con la que iba a verse, por lo tanto desconocía su fuerza; iba a ciegas.

—Aunque si somos positivos, se tratara de una sombra tan fuerte como la que posee Akutagawa, si es de esa forma, no tendré ningún problema para poder verla. Sería lo mejor, entrar con los ojos vendados a la jaula de un león nunca es buena idea —con paso firme empezó a caminar, ya sabía a donde tendría que ir. Desde el inicio de los ataques, ese espíritu se había mantenido en un área en específico. No sabía qué era lo que lo ataba a ese lugar, pero mientras no entrara a lugares más poblados, el daño colateral no aumentaría.

 

Fue así como luego de caminar por alrededor de una hora se encontró en una zona boscosa, llena de frondosos árboles y arbustos que mecían sus hojas al ritmo del frío viento… Un grito lo sacó de su ensimismamiento, y empezó a correr entre las plantas con rapidez. Su corazón ya se encontraba acelerado… Podía sentir el “tump tump” de este golpeando con sus paredes torácicas.

El sonido de su propio movimiento era lo único que resonaba en sus oídos, al igual que su pesada respiración. Estaba emocionado, por eso corría sin miedo hacia el encuentro que cambiaría su vida, sin él saberlo.

Pronto el paisaje cambió, se encontró en el límite del bosque con un prado, y justo allí, encontró la visión más hermosa que sus orbes habían presenciado nunca: Un enorme tigre blanco manchado de sangre e iluminado por los rayos azules de la luna… Parecía casi un ser místico recién bajado de las mismas estrellas, tan poderoso e imponente que desde allí –a unos seis metros –podía decir claramente que estaba en presencia de una oscuridad completa. El inmenso animal mediría unos dos metros de la cruz hasta el suelo, y se planteaba sobre ese cadáver con tanta elegancia, que no podía evitar pensar que era hermoso.

Se hizo hacia atrás casi por inercia, quedándose de espaldas a un árbol, al parecer ese inmenso ser no se había dado cuenta de su presencia.  <<Esta sombra no tiene nada que ver con la de Akutagawa… Esto es realmente un monstruo hecho de tinieblas>> pensó para sí mismo. El aura de aquel tigre era mucho más fuerte que la que había visto en Rashōmon, no obstante, no mostraba la misma opacidad que la del último.

No se movía, incluso estaba regulando su respiración para no alterar al enorme felino que estaba comiendo del cuerpo bajo sus garras, no había escuchado nunca de una sombra que se alimentara de humanos, al contrario, se suponía que aborrecían la constitución de los mortales. Era realmente toda una excepción.

El tigre se mantenía completamente centrado en la presa que tenía, y el detective simplemente no podía dejar de verlo alimentarse. Ahora nuevas dudas surgían acerca de la naturaleza de las tinieblas ¿Qué eran? ¿Qué querían? ¿La razón detrás de su aparición? Mientras su mente se debatía en que responder primero, algo impensable ocurrió. El animal se apartó del cuerpo, un rayo de luz de luna se proyectó hasta él… El tigre poco a poco se transformó en un joven chico, que parecía flotar en esa maravillosa luz.

Los pies de aquel ser humano se posaron sobre el piso, abrió sus orbes, dejando ver un iris amarillo al igual que el del tigre.

 

Sus miradas se encontraron, sellando así su destino... 

Notas finales:

*Un agradecimiento especial a mi beta reader, por tenerme una paciencia de oro por mis errores. 

 

*Muchas gracias por leer hasta el final, los invito a leer cualquiera de mis otros fanfics y si tienen alguna duda, dejenme un review~ los contesto siempre 


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