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No pienses en llorar. por Akiko Hayako

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Sabía que la única forma de hacer que Brook me entendiera era explicándole todo, hablándole acerca de lo que había pasado, pero no era fácil. Era algo que había estado tratando de olvidar y recordarlo así de pronto… no estaba preparado para eso.

Rodé de un lado a otro en mi cama, su almohada aún olía a él. ¿Qué iba a hacer? Me sentía cansado por haber estado llorando y por caminar durante tanto rato, primero en la calle y luego en mi propia casa, no podía dormir así que había estado dando vueltas por la sala, hasta que dieron las 3 a.m. y decidí que debía intentar dormir aunque fuera un poco, cosa que por supuesto no conseguí.

Miré la hora en mi celular por centésima vez en la madrugada, era hora de levantarme y prepararme para el trabajo. No quería hacerlo, no tenía ganas de nada y lo único que deseaba era ver a Brook. Deseé poder estar a su lado y besarle y decirle que le amaba.

fNo había más remedio que continuar con mi vida, no podía detenerme. Me bañé y apenas desayuné un vaso de leche y un pan de caja que encontré en mi alacena.

Fui al trabajo y el día estuvo muy tranquilo, casi no fueron personas a comprar flores. Al terminar el día pasé por la tienda de música donde trabajaba Brook esperando encontrármelo. La tienda estaba cerrada, me extrañó. Ese día fue un sábado y aunque yo trabajaba únicamente medio día, él si tenía el horario completo. Me preocupó un poco así que le llamé y por supuesto no contestó. Comenzaba a asustarme y a crearme todo tipo de ideas. ¿Y si su padre lo había encontrado? ¿Y si se enteró que era dueño de la tienda y pretendía quitársela? Imposible, él era mucho más rico que eso, una tienda de música era una pérdida de tiempo para él. Pero entonces ¿qué le había pasado? ¿Y si era obra de Fabricia?

Me dirigí hacia su apartamento. Tal vez estaba exagerando. No me importaba, quería verle. Toqué varias veces pero nadie abrió. Marqué su número y escuché el tono de su celular adentro y nadie respondió. Comencé a golpear la puerta más fuerte mientras seguía llamando a su celular. Era imposible que estuviera ignorándome, no le gustaba hacer escándalos y que todos se enteraran, tampoco le era grato molestar a sus vecinos… algo estaba pasando. Me asusté y en un intento desesperado me alejé un poco de la puerta y cuando me disponía a patearla para abrirla un señor de la tercera edad apareció en el pasillo.

-¿Qué pretende hacer? – preguntó enfadado.

-Necesito abrir, creo que el chico que vive aquí necesita ayuda – no sé si mi expresión era tan lamentable y se veía tan preocupada o sí el señor sólo quería que me callara pero sin decir nada y mirándome desconfiado sacó un racimo de llaves, buscó una marcada con el número 22 y abrió la puerta.

-Ahí está, y le pido que deje de hacer ruido, está incomodando a los vecinos – su cara estaba arrugada completamente por el disgusto que le estaba causando. Le agradecí y entré inmediatamente, él desapareció así como había aparecido.

En la mesa de centro de la sala estaba el celular de Brook aun con la pantalla encendida por la última llamada que le hice. Fui a su habitación apresuradamente y no lo encontré, miré en la habitación de al lado y tampoco estaba. Más que asustado corrí al baño y deslicé la cortina que separaba la tina de baño del excusado.

Jamás en mi vida había sentido tanto miedo como el que sentí en ese momento. Un dolor agudo cruzó mi pecho y antes de pensar en lo que iba a hacer saqué a Brook de la bañera llena de agua, estaba medio inconsciente. Su brazo derecho colgaba a un lado con varias cortadas a lo largo de éste mientras un pequeño charco de sangre fresca comenzaba a formarse en el piso. Sus ojos y nariz estaban rojos y a Mika no se le veía por ningún lado. Maldije en voz baja. Tomé una toalla limpia y la presioné en su brazo tratando de detener la sangre que salía.

-¿Qué hiciste? – Conseguí articular con dificultad - ¡¿Qué demonios hiciste?! – grité con desesperación. Sin perder más tiempo salí del lugar con Brook en brazos.

Corrí hasta encontrar un taxi. Llegamos al hospital y comencé a gritar como desquiciado por ayuda. Las personas se me quedaban viendo y las enfermeras que estaban allí comenzaron a movilizarse. Trajeron una camilla, Brook por su parte había quedado inconsciente por completo. Dos enfermeras y un doctor se lo llevaron a una sala a la que no pude entrar. Me senté afuera de la sala con la cabeza apoyada en las rodillas. Mis manos, brazos y parte de mi camisa estaban manchadas con la sangre de Brook. Nunca antes había rezado pero en esa ocasión quise creer que existía un Dios que me escuchaba y respondería a mis plegarias. Recé, durante todo el rato que el doctor trató a Brook, recé para que él estuviera bien, para que se salvara y escucharle de nuevo decirme que me amaba. Sentí mucho miedo al pensar que podría perderlo para siempre.

-¿Es usted un familiar? – preguntó una enfermera saliendo de la sala.

- Somos pareja – dije únicamente, ella asintió.

- Hemos detenido el sangrado, por el momento está dormido pero puede pasar a verlo si gusta.

-Gracias – respondí aliviado, me dirigí hacia la puerta para ver a mi novio.

-Si me permite decir algo – me detuvo la enfermera – Debería prestar atención a su comportamiento, me temo que podría volver a intentarlo – habló ella con cierta discreción. Me entristeció reconocer que yo ya había pensado en eso, sonreí tristemente.

- Lo tomaré en cuenta, gracias por todo – contesté sinceramente. Crucé la puerta y me dirigí hacia Brook, él yacía inconsciente en la cama, su brazo izquierdo estaba sobre su estómago y el derecho descansaba sobre la cama con una venda en la muñeca. Dormía, su cabello negro caía sobre sus ojos. Lo aparté con cuidado.

-¿por qué lo hiciste? – Susurré - ¿En qué estabas pensando? – tomé su mano entre la mía mientras con la otra mano acariciaba su mejilla. Lloré con pesar, sabía que antes se cortaba, había visto las cicatrices en sus piernas. Pero desde que nos conocimos no había vuelto a hacerlo. No comprendía nada y de alguna manera me sentía culpable. ¿Por qué justo cuando se mudaba pasaban este tipo de cosas?

Me sentí cansado, el desvelarme la noche anterior y el llorar por tanto tiempo comenzaba a pasarme factura, los ojos comenzaron a pesarme, me quedé dormido mientras lloraba sosteniendo la mano de Brook.


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