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No pienses en llorar. por Akiko Hayako

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Estuvimos un rato así, traté de calmarlo, pero al ver que nada funcionaba sólo acaricié su cabello hasta que poco a poco dejó de llorar.

-Creí que no podría verte de nuevo – dijo de pronto.

-Yo también – lo abracé fuertemente apretándolo más a mí – te busqué por todos lados, me comenzaba a desesperar.

-Tú… ¿me buscaste? – alzó la cabeza para poder mirarme.

-Por supuesto, me dejaste muy preocupado, ¿dónde estuviste? – Brook suspiró, se preparó para contarme lo que había sucedido.

-Yo no tenía planeado huir… pero, fue difícil… Es difícil para mí aceptar lo que soy, mi padre tenía prejuicios terribles respecto a los gays, y me educó de la misma forma, si trataba de alegar en su contra me golpeaba y decía que eso estaba mal, que a los hombres sólo deberían gustarle las mujeres, aborrece como no te imaginas a los homosexuales y cuando descubrió que yo era uno… su mirada… esa mirada llena de odio con la que sólo me veía a mí, si las cosas ya de por sí estaban mal con eso empeoraron. Me dejaba encerrado por días sin poder ver a nadie, trató de “curarme” a golpes… fue… fue horrible – llegados a este punto la voz se le quebró y las lágrimas comenzaron a salir inconteniblemente. Lo abracé con todas mis fuerzas y esperé a que siguiera contándome. Comenzaba a entender algunas cosas, el por qué no se acercaba a mí, por qué me había rechazado y había huido, su exagerada delgadez, los moretones…

-Oye, ¿seguro que estás bien? ¿Te duele algo? – al decir esto él hizo una mueca que no supe descifrar. Se volteó con cuidado dándome la espalda y alzó su playera, aún en la oscuridad, gracias a la poca luz que entraba por la ventana pude ver marcas en su espalda, algunas más recientes que otras.

-Por supuesto que me duele algo. – contestó sarcástico, me paré inmediatamente para buscar algún analgésico. – No te vayas – dijo agarrando mi mano – no me importa, sólo quédate, por favor – No pude negarme a su petición, esa mirada me mataba, no quería verla en él, me hacía sentir horrible, deseaba poder ser capaz de protegerlo de cualquier cosa o persona.

-No me iré. – fue una simple frase pero para mí significó una promesa, una promesa silenciosa hacia él que cumpliría sin importar qué.

-¿Cómo me encontraste? – a este chico no se le escapaba nada.

-Gracias a Mika, escuche sus maullidos. Brook – lo miré a los ojos y tome su cara entre mis mejillas- te busqué por semanas, estaba muy preocupado, realmente… - No fui capaz de pronunciar lo que estaba pensando, lo abracé con cuidado, no dejaría que se apartara de mí de nuevo.

-Gracias Gerard, gracias por buscarme a pesar de lo que te dije la última vez, perdón por eso – hundió su rostro en mi pecho.

-Entiendo por qué lo hiciste, no tengo por qué perdonarte – alzó su rostro y me miró. Depositó un corto beso en mis labios.

-Tú también me gustas – En ese momento no cabía en mi de felicidad, mi estómago revoloteó de alegría y no pude evitar sonreír como idiota ante tan tierna declaración. Sin decir nada le devolví el beso, esta vez más largo, sus labios estaban fríos y tenían un sabor dulce, fue un beso que jamás olvidaré, tal vez, el mejor de mi vida.

Jamás me perdonaría por haberlo dejado marchar aquel día, me sentía responsable por lo que había tenido que pasar en los últimos meses, si yo le hubiera seguido él no estaría en esas condiciones.

Me separé después de un rato. Me gustaba demasiado. Tenía que admitir que no sabía mucho de él, pero la forma en cómo había llegado a mi vida… no pude evitar fijarme en él.

Brook se abrazó más a mí, y aunque yo quería hacer lo mismo me daba miedo lastimarlo más.

~*~

Después de esa noche comenzamos a vivir adecuadamente. Juntos salimos adelante y nuestra relación iba mejor que nunca. Brook había comenzado a trabajar en una tienda de música como vendedor, le iba bien y se supo ganar la confianza del dueño y al morir éste le dejó la tienda a Brook ya que a sus hijos no les interesaba conservarla, aunque al ser menor de edad no podía reclamarla como suya hasta que cumpliera los dieciocho. Por supuesto llegar ahí no fue fácil, antes tuvo que acudir a varias terapias para poder superar lo que había vivido desde que su madre murió, que realmente había sido una terrible crueldad.

Por mi parte seguía estando en la florería, la dueña era más amable conmigo, unos meses después abrió otra florería y me dejó a cargo de la primera. Luego de cuatro meses todo iba de maravilla, pero tanta felicidad no podía ser para siempre.

Notas finales:

No se olviden de comentar si les gusta y si no les gusta pues también :v

Gracias por leer. Saludos!

<3 


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