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Vainilla y Chocolate por Drakarys

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Notas del capitulo:

¡Por fin! despues de mucho quebrarme la cabeza, una nueva actualizacion y para no hacerselas de emosion, aqui esta:

-Thor, -escuchó el afligido llamado de su madre obligándolo a detenerse a media escalera. Ese día había trabajado desde su hogar para tener tiempo de arreglarse para el evento de la noche y, por supuesto, se había dado cuenta que algo malo estaba pasando con Loki.

-Lo sé, –fue la escueta respuesta que le dio mientras reanudaba su camino, esta vez subiendo los escalones de dos en dos.

Aquella tarde, Helga le había llamado muy preocupada para contarle sobre el estado de salud del pequeño omega, (algo que se había hecho ya una costumbre entre ellos).

-No ha querido comer –fueron sus angustiantes palabras-. Intente tentarlo con sus platillos preferidos, pero ha dejado la charola intacta. Le sugerí salir a pasear un rato al jardín, a leer o a nadar en la piscina, hoy es un día muy agradable para eso; pero se ha negado rotundamente. Lo único que hace es dormir. Yo honestamente no sé qué hacer.

-Voy para allá, –prometió a la anciana dama y cumplió; pero esta vez no como la obligación con la que se suponía tenía que lidiar, sino con verdadera preocupación.

Loki estaba cada vez más desmejorado. Había notado como el pequeño entraba en una especie de mutismo comunicándose muy a penas con monosílabos, algo entendible dado lo que había sucedido en el colegio. Su ánimo había decaído y el que Balder se negara a dirigirle la palabra solo empeoraba la situación.

Las comidas se habían vuelto tensas e incomodas para todos. Su madre se esforzaba por que todo volviera a la normalidad, pero en verdad le estaba costando un gran esfuerzo. Su padre, en cambio, no hacía más que observar a Loki con un cierto recelo, como quien no pierde de vista a una muy peligrosa serpiente aguardando cualquier ataque. Y él, bueno, él seguía terriblemente molesto. Aunque, más allá de estar enfadado con Loki, estaba molesto consigo mismo.

Entendía que había cosas que, debido a su naturaleza, el pequeño omega no podía controlar; y esta era justamente la cuestión que no lo dejaba de atormentar. Jamás en su vida había estado tan asustado como aquel día en el colegio. Su instinto de alfa, aquel que le dictaba proteger y resguardar a su omega a toda costa, no paraba de gritarle que había fallado y que muy seguramente volvería a suceder. El pensar que Loki podía caer en situaciones tan peligrosas y que él no podría hacer nada por remediarlo, lo hacía sentir sumamente impotente. Aquello lo llenaba de una rabia y una ira contra sí mismo con la que le estaba costando lidiar.

Tal vez por eso, cuando escucho por boca de Helga que el pequeño había decaído, dejo abandonado todo para acudir a su cuidado.

Había dejado de comer el día anterior. Notó durante la cena como muy apenas picaba su comida. Luego, aquella mañana durante el desayuno, marcadas ojeras se habían hecho evidentes sobre su rostro de alabastro. Ahora esto.

Estaba pasando igual que aquella vez cuando, negándose a aceptar su destino, se había alejado de su lado por poco más de una semana. Aunque ahora era diferente: se había mudado con sus padres y técnicamente dormía abrazando al chico y envolviéndolo con su esencia para brindarle seguridad y protección. Entonces ¿Qué era lo que estaba pasando?

Tan pronto como llego a su alcoba sintió su aroma, pero no era de extrema melancolía como aquella vez. Algo sencillamente no cuadraba.

-¡Señor! –exclamó Helga cuando salía de la habitación. Casi estuvo a punto de tirar la charola que cargaba por la sorpresa, al parecer no lo esperaba tan pronto. –Sigue dormido. Intente despertarlo para que comiera algo, pero no pude hacerlo.

-Yo me hare cargo –le dijo tomando los alimentos de las manos de su vieja nana. –Hazme un favor y llama al doctor Eir ¿Quieres?

-Enseguida me pongo en eso.

Thor cerró la puerta suavemente para no perturbar el descanso de Loki. Se encamino lentamente hasta la cabecera de la cama y apoyo la charola en la mesita de noche. Luego se sentó en la orilla del colchón desde donde se dispuso a contemplar al pequeño.

Aun le costaba creer que estuviera enlazado a un omega, y más a un omega tan joven… pero lo estaba; y sin importar cuanto hubiera podido renegar en el pasado, era algo a lo que se había tenido que acostumbrar. Y sin embargo, una parte de él, tal vez la más instintiva, le decía que era lo correcto, que él había nacido para proteger a alguien como Loki.

El que aquel pequeño e inocente omega hubiera podido tener un destino atroz, de no haberse cruzado sus caminos aquel lejano día, era algo que le retorcía las entrañas. Solo imaginar lo que alguien como Surtur hubiera hecho con esa linda criatura lo enfermaba.  Puede que él no fuera precisamente el más cariñoso y dedicado de los alfa, pero jamás trataría a un omega de la forma inhumana en que lo trato Býleist, mucho menos a Loki.

Bien, tal vez no había sido la elección de pareja que él hubiera tenido en mente y su extrema sumisión realmente lo sacaba de quicio. Pero no podía negar que su corazón sentía una gran ternura al verlo así como lo estaba viendo en ese momento: vulnerable y a la vez tranquilo, seguro de estar en el lugar indicado… a su lado.

Loki se removió al sentir una sutil caricia sobre su rostro. Abrió los ojos y sonrío somnoliento al encontrar el atractivo rostro de Thor frente a él.

-Hola- le susurró el alfa apartando delicadamente el fleco que caía sobre su frente y palpando su temperatura. Su voz trasmitía preocupación y cariño, dos cosas que hincharon el corazón de Loki de gozo. -¿Cómo te encuentras?

-Bien- le contestó quedito, sin siquiera hacer el intento por levantarse.

-Helga dice que no has querido comer bien.

-No tengo apetito.

-Aun así. No mejoraras si no lo haces.

-Estoy bien, -trató de convencerlo con una débil sonrisa, pero no lo logro. El ceño de Thor se contrajo más por la preocupación.

-No, no lo estas. Vamos, -lo instó a incorporarse ayudándolo a sentarse y recargándolo en un par de cómodas almohadas, para luego colocar cuidadosamente la charola sobre su regazo. –Helga se esmeró en preparar todo lo que te gusta.

-Lo sé, gracias. –Le dijo con amabilidad, sin embargo, su nariz se frunció en un leve gesto de desagrado que no pasó desapercibido para el alfa.

¿Acaso los alimentos le producían nauseas? Tal vez era así, ya que apenas probó el primer bocado, una serie de arcadas sacudieron su cuerpo.

Thor se apresuró a retirarle la charola y aproximarle algo donde pudiera vomitar. Afortunadamente no paso a mas, lo que menos quería era que devolviera el poco alimento que hubiera podido recibir durante el día.  Le paso un vaso con agua y un pañuelo para que se limpiara, sin dejar de acariciar su espalda con suaves círculos hasta conseguir calmarlo del todo.

-Lo siento –dijo Loki con voz temblorosa y débil, su semblante al borde de las lágrimas.

-No tienes por qué disculparte –le aseguró con una sonrisa reconfortante. –Sera mejor que descanses.

Lo ayudo nuevamente a recostarse y luego de regalarle un beso en la frente, se marchó de ahí, con la charola intacta. Eso estaba empezando a alarmarlo.

 Ya afuera, su madre comenzó a cuestionarlo como siempre.

-¿Cómo está? ¿Qué es lo que tiene?

-No lo sé, no tengo la menor idea. Le pedí a Helga que hiciera venir a Eir, tal vez él pueda darnos un poco de luz en todo esto.

-Me preocupa Thor.

-A mí más.

-No, lo que quiero decir es… -se detuvo, meditando, quizás, la mejor manera de hacerse entender. –Este asunto de Karnilla y Amora, la tensión a la que estas siendo sometido ¿Crees que de alguna forma lo esté resintiendo? Después de todo, los Omegas son sumamente receptivos a los problemas de una manada.

-Por lo que sé es una posibilidad, sin embargo, hasta que no venga Eir y lo revise no podemos asegurar nada.

Una hora más tarde el doctor familiar llegó, casi al mismo tiempo que Balder hacia su aparición por la escalera. Esto sorprendió a los rubios que  se hallaban al pie de esta ya que, desde el incidente de la escuela, el menor de los Odinson no había salido de sus habitaciones más que para asistir a las comidas familiares.

-Hola Balder ¿Cómo has estado? -lo saludó risueño el galeno.

-Hola doctor ¿Qué hace usted aquí? - preguntó entre desconcertado y alarmado.

-Balder cariño- respondió amorosamente su madre- Eir viene a ver a Loki.

-¿A Loki?- Aquella noticia lo puso un tanto nervioso, algo que ambos Alfas notaron de inmediato a través de su aroma.

-Todo irá bien cielo- le dijo su madre rodeándolo con sus brazos e intentando llenarlo de serenidad con su esencia. Desde el incidente del colegio, su pequeño se inquietaba con todo lo que tuviera que ver con Loki y el que éste se negara a hablar de lo ocurrido incrementaba su intranquilidad. Balde asintió, pero Thor estaba tan preocupado por su pequeño Omega que paso por alto el que su hermano menor no preguntara que le sucedía a Loki, algo que el galeno noto de inmediato.

-¿Y Bien?- dijo este último- ¿Qué le sucede ahora al nuevo miembro de la familia?

-¡Eh! Si –se despabiló el rubio, quien al parecer seguía con la mente en el piso de arriba- Vamos a la habitación de Loki, le explico en el camino.

Y ambos hombres subieron pasando por un costado de Balder quien, por su parte, siguió sin mitigar su ansiedad.

-Sera mejor que regrese a mi cuarto –le dijo a su madre la cual asintió. El que siguiera en aquella actitud solitaria la estaba alarmando y, aunque por ahora era más urgente atender a Loki, tal vez sería necesario pedirle a Eir que revisara a Balder también.

En el camino, Thor le fue comentando al viejo médico de la familia sobre los síntomas que aquejaban al menor: su falta de apetito, el exceso de sueño, la debilidad excesiva, las inesperadas náuseas y su decaído estado de ánimo. Cuando Eir lo cuestiono sobre si había sucedido algo recientemente que hubieran podido desencadenar dichos síntomas, Thor le contó sobre los acontecimientos que habían vivió Loki en las ultimas semana: la ansiedad que tuvo por el examen que le realizaron para su ingreso en la escuela, el cual pasó con mención honorífica, el despliegue de aroma involuntario que descontroló a sus padres durante la cena de celebración, el temor a desilusionarlo cuando lo llevó a su primer día de clase y el incidente que se desencadenó debido al enfrentamiento que tuvo con Amora, su posterior expulsión del instituto y los conflictos que todo esto acarreó dentro del seno familiar.

El galeno lo escuchó atentamente, tomando nota mental de todo lo que el Alfa le dijo para luego adentrase en la habitación del chicho y hacerle la auscultación necesaria.

Una hora después, cuando Odín había hecho su arribo y mientras Frigga lo ponía al corriente, Eir bajo seguido de Thor.

-¿Cómo se encuentra?- preguntó la dama con evidente preocupación debido a la seriedad estampada en el semblante de su primogénito.

-Por el momento se encuentra estable.

-¿Pero que tiene?-respondió ansiosa.

-No puedo decirlo con seguridad, pero todo parece indicar que se trata de una especie de depresión.

-¿Algo parecido a lo que vivo la última vez? – preguntó el patriarca.

-No. En aquella ocasión Thor rechazaba el vínculo y esto repercutió directamente en la salud del Omega. Por supuesto, él ha sido ya aceptado y resguardado por la manada, lo que le ha brindado la seguridad para sortear los últimos acontecimientos a los que se ha enfrentado; aunque a mi parecer, la tensión a la que se ha visto expuesto aunado a su aislamiento ha influido de cierta manera en su estado de ánimo. Sin embargo, esto solo son especulaciones, por que como le venía informando a Thor. Se conoce tan poco de esta casta, que la ciencia está en pañales en relación a un Omega como Loki. Podemos tomar como base los cambios físicos y psicológicos de una omega común, pero tratándose de un Omega/Alfa, estamos totalmente a ciegas.

-Entonces dinos Eir ¿Qué podemos hacer? ¿Cuáles son tus recomendaciones?

-Por el momento solo aguardar, prodigándole cariño y protección, pero sobre todo, demostrarle que a pesar de los errores que cometa, siempre seguirá siendo un Odinson. Recuerden que la educación dentro de la familia en la que se crio era muy estricta y cualquier error por mínimo que fuera se castigaba severamente y, si tomamos en cuenta todo lo que ha pasado, no es de sorprender que Loki magnifique lo vivido somatizando su angustia.

-Eso explica muchas cosas- sentenció el patriarca, comprendiendo que la actitud recelosa que a últimas fechas había tenido para con el muchacho, no había sido la más acertada.

-Deben estar atentos y no dejarlo dormir demasiado para que sus ciclos de sueño no se alteren, también es importante cuidar su alimentación. Ha llamado mi atención, que a pesar de que no ha se ha alimentado como debería, su peso no ha variado ni ha mostrado síntomas de deshidratación, algo que si presentó la vez anterior. Como sea le he recetado unas vitaminas y nos antidepresivos ligeros. Aunque si este comportamiento persiste, mi consejo es llevarlo a un especialista en la conducta para que los orienten. Aunque, vuelvo a recalcar, los Omegas de la condición de Loki no son muy conocidos y esto dificulta sobremanera su diagnóstico.

-Ten por seguro Eir que todos estaremos muy al pendiente de cómo vaya evolucionando Loki- sentenció el patriarca.

-Bien, manténganme informado y si no disponen otra cosa me retiro.

Luego de agradecer y despedirse del médico, los tres Alfas se reunieron en el despacho para evaluar la situación.

-Padre, tendrá que disculparme con Karnilla, pero no poder asistir a la dichosa fiesta, –dijo  Thor con absoluta resolución.

-¿Estás seguro?- preguntó su padre, a lo que Thor asintió- Sabes de antemano que Karnilla lo tomara como una ofensa y debes estar consciente de las consecuencias que va a acarrear tu decisión.

-¡Por mí, lo puede tomar como se le venga en gana!– exclamó levantándose  abruptamente para encarar a su padre, quien se encontraba parado a espaldas de su madre-  Ya oíste a Eir, no voy  a abandonar a Loki solo en el estado en que se encuentra para ir a condescender con su hija. Ya luego veré como resuelvo la situación con ella.

-Estoy totalmente de acuerdo con Thor- lo apoyó su madre.- Lo más importante es la familia y como alfas es nuestra prioridad la seguridad y bienestar de la manada.

-Asgard también es parte de nuestra manada, -debatió Odín.- Tal vez no de la forma tan directa como los miembros de esta familia, pero al fin de cuentas es parte de nosotros.

-Créeme que estoy bastante consciente de eso, gracias –soltó Thor con sarcasmo, caminando de un lado al otro de la habitación. Sus padres sabían que si había alguien que se preocupara por las personas de Asgard, ese era él. -También sé que toda la situación llamada “Karnilla Nornheim” nos tiene entre la espada y la pared; pero tú más que nadie me ha dado el ejemplo de que en esta vida existen prioridades y aunque sé que el problema que se nos viene encima puede ser bastante fuerte, en este momento lo más importante para mí es Loki.

-Te entiendo perfectamente hijo y créeme que me siento terriblemente responsable. Soy consciente de que no debí alentar las aspiraciones de su hija, sin embargo, es ya tardé para dar marcha a otras.

-De lo que si podemos estar seguros es que Karnilla no quitara el dedo del renglón. -Intervino Frigga- Ella no es de las que se rinden con facilidad. Si fue capaz de armar todo este circo mediático para tenderte una trampa, no me quiero ni imaginar lo que está dispuesta a hacer más a delante para lograr su cometido.

-Coincido con lo que dice tu madre. En mi opinión deberías zanjar esta situación de una vez por todas antes de que se haga más grande. No le des motivos para tener más control sobre ti por favor

-¡¿Y entonces que hago?! –Preguntó desesperado- No puedo solo ir mansamente a que me ponga la soga al cuello y dejar votado a Loki.

-Lo mejor sería que yo me quedara a cuidarlo,- Ofreció Frigga.- Después de todo Balder tampoco se encuentra bien, seria entendible mi ausencia.

-Te lo agradezco madre, pero como te has cansado de repetirme, Loki es mi responsabilidad. –Resopló frustrado, dejándose caer agotado en un sillón frente a sus padres. –Además, –agregó tallando fuertemente sus ojos,- soy su Alfa, solo podrá tener tranquilidad sintiéndome cerca.

-Tengo una mejor idea- terció Odín atrayendo las miradas expectantes de ambos alfas sobre él- Iremos tu madre y yo, le hablaremos a Karnilla de tu situación y ofreceremos tus disculpas. Eso seguramente la encabritará, pero no tendrá más remedio que tragárselo, no va a armar un escándalo habiendo tanta prensa reunida. De este modo, el show que tiene preparado tendrá que posponerse y despachará a los medios para no tener que dar explicaciones, o ellos se irán por propia cuenta al no haber nota que cubrir y así solo tendremos que liderar con los paparazzi. Después de un tiempo prudente, nosotros nos despediremos y entonces harás tu aparición.

-¿En último momento?- preguntó el rubio.

-Así es. Te disculparas por haberlo hecho de esa manera pero, dado que empeñaste tu palabra, no podías dejar de asistir y de este modo habrás cumplido. Estoy seguro   que para cuando llegues, tu madre se habrá asegurado que los paparazzi que queden estén de nuestro lado y así restarte un poco de presión.

-¿Y cómo piensan conseguir eso?- preguntó el rubio quien aún tenía sus dudas.

-Tu déjamelo a mí- sentenció su madre con una sonrisa perversa.

 

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Balder se  deslizó sigilosamente hasta la habitación de Loki, no sin asegurarse antes que sus padres ya se habían marchado y que Thor había bajado a la cocina para darle a Helga la dieta sugerida por el médico.

-¿Ya se fueron?- preguntó el pelinegro tan pronto Balder traspaso el umbral. Este simplemente asintió mientras echaba un último vistazo al pasillo para asegurarse de que nadie viniera. - ¿Thor también?

-No, él está con Helga en la cocina- Cerró la puerta satisfecho con la revisión y se volvió hacia el pelinegro- ¡No inventes! Casi me muero del susto cuando llego el médico. –Exclamó acercándose a la cama

-Igual yo, -contestó sentándose rápidamente sin necesidad de ayuda. –La verdad no contaba con eso.

Y es que todo aquello era parte del plan. Después de debatir arduamente, decidieron hacerles creer a la familia que seguían distanciados para no levantar sospechas. Luego Loki había empezado a tomar unas pastillas para dormir que Balder había encontrado en el botiquín de su madre, aunque por las dudas solo tomaba un pedacito.

-¿Lo trajiste?- preguntó ansioso el menor y el rubio le entregó un paquete de donas que el pelinegro abrió impaciente -¡Mmmh!- exclamó extasiado con el chocolate que acababa de morder en una de ellas. –No sabes lo que me hacía falta esto. Muero de hambre.

-Me imagino, -dijo sonriendo, mientras veía como Loki devoraba las donas y se chupaba el rastro de chocolate de los dedos.

Luego de que Loki dejara de comer, el mayor se las ingeniaba para escabullirse en la cocina sin ser descubierto y sustraer pequeños aperitivos a espadas de Helga. Pero no siempre tenía la facilidad de llevárselos sin levantar sospechas y tampoco era nada sencillo entregárselos a Loki, ya que rara vez lo dejaban solo.

-¿Sabes lo difícil que es tener que rechazar la deliciosa comida de Helga? –preguntó el pelinegro con la boca repleta de donas, dejando de lado toda etiqueta y compostura.-  Especialmente las canastas tropicales que tanto adoro, eso es una verdadera tortura.

-Pero el sacrificio valió la pena -le concedió Balder con una sonrisa de victoria, mientras le acercaba un vaso de agua para evitar que se atragantara. -Logramos que Thor no asista a la fiesta, está demasiado preocupado por ti.

-No demasiado -se escuchó una voz profunda viniendo desde la puerta. Ambos Omegas pegaron un brinco quedando totalmente lívidos, los habían descubierto.

-No es lo que parece –se apresuró a decir Balder.

La mirada del mayor no dejaba lugar a dudas de lo furioso que se encontraba. Sin embargo, haciendo gala de todo su auto control, se fue aproximando a ellos a pasos peligrosamente calmos, luciendo espectacular en su traje de seda azul petróleo, pero igualmente peligroso.

-Por lo que veo te encuentras mucho mejor, -dijo con una sonrisa carente de toda la amabilidad y el cariño que le había demostrado en las últimas horas. Su aspecto lucio tenso, su mirada acerada y sus mandíbulas apretadas en un intento por contener la furia del alfa que había en su interior.

Ante esta situación, Balder decidió emprender la retirada dejando a la pareja a solas.

-Thor déjame explicarte… yo… -Pero se detuvo cuando el rubio comenzó a reír de forma hilarante, mientras adoptaba una postura cansada y se pasaba una mano por su cabello.

-Y yo que pensaba que había sido muy duro con mi regaño, que había sido muy rudo contigo y te había lastimado sin querer, -se detuvo volviendo a reír, al parecer de sí mismo. -¿Sabes? Creo que te subestime. Todos, a decir verdad.

-Déjame explicarte –le rogó saliendo de la cama y dirigiéndose hacia él.

-¡¿Explicarme qué?!- rugió, haciendo a Loki detener en seco.- ¡Me engañaste! Jugaste con mi instinto de protección ¿Y todo por qué? ¿Por una estúpida fiesta? Aun desde aquí sigues peleando con Amora para ver quien tiene el control sobre mí ¿Pero adivina qué? ¡¡NINGUNO DE LOS DOS LO TIENE!! ¡Soy un maldito alfa y yo decido con quien jodidos estar! Y créeme cuando te digo que, en este momento, tu eres la última persona con la que deseo hacerlo, -y se encamino furioso hacia la puerta.

-¡No por favor! ¡No te vayas!- le regó el pelinegro interponiéndose en su camino y abrazándose a su cintura. -Te lo suplico. Hablemos.

-¿Ahora si quieres hablar?- se burló de sus ruegos- ¡Suéltame!

-¡NO! –insistió desesperado.- Por favor, hablemos.

-Pero es que no hay nada de qué hablar. Para mí el asunto está clarísimo -dijo el rubio, soltando las manos del chico que se aferraban a su cintura solo para que, en un rápido movimiento, Loki se colgara fuertemente de su cuello.

-¡Lo siento! ¡De verdad lo siento mucho! –Gimoteó el omega entre lágrimas– Fui un estúpido y lo siento. ¡Es solo que no quiero perderte!

Thor se tensó ante la intensidad con que dijo esas últimas palabras y dejo de luchar por zafarse de su agarre, pero ni aun así el pelinegro suavizó su abrazo.

-Eres lo mejor que me ha pasado, tú, esta familia, todo, –dijo de forma acelerada, temiendo no alcanzar a expresas sus motivos antes de que Thor se fuera. -Sé que no fue tu deseo estar conmigo, simplemente sucedió y si pudieras sé que te desharías de mí.

-¡Por todos los dioses! ¿Crees que voy a cambiar a un Omega inseguro e insensato por otro igual o peor? Realmente no me conoces.

-¡Tal vez! Solo sé que ella hará todo lo posible por que la marques y una vez enlazada a ti no dudara en deshacerse de mí y yo... ¡Yo no quiero perderte! –dijo temblando.

Thor se rindió conmovido por aquel sentimiento tan intenso que le costaba trabajo comprender. Simplemente lo abrazo con fuerza, en un intento por brindarle la seguridad que Loki requería; sintiendo, muy en el fondo de su ser, que también necesitaba de él.  

Loki se aferró más a él en un acto de desesperación, como si sintiera que al soltarlo se le iría de las manos y jamás lo volvería a tener.

-¡Eres mío! –Dijo entre sollozos- Eres mi Alfa y no permitiré que nadie te aleje de mí.

Aquello, lejos de enojar a Thor, le causo una extraña sensación en la boca de su estómago que nunca antes había experimentado; como cuando te subes a una montaña rusa y esta baja a toda velocidad inyectando un torrente de adrenalina a tu sistema, haciéndote sentir como tu cuerpo cae, pero tu corazón y el resto de tus entrañas aún siguen arriba. O… tal vez eran las feromonas que Loki había empezado a liberar y que inundaron la habitación con la esencia a vainilla y chocolate. Como fuera, esto le arrancó una tierna sonrisa a Thor quien con suma delicadeza consiguió desprenderse del pequeño.

-Nadie va a alejarme de ti ¿Entiendes? -Le aseguró levantando su barbilla para mirarlo a los ojos, unos ojos acuosos e irritados por el llanto, pero aun con esto hermosos. Acaricio las tersas mejillas con sus pulgares, borrando los rastros de llanto, y le sonrió divertido por el puchero que se formaba graciosamente en el rostro de Loki.

Lo que el pelinegro no se esperó fue que el alfa se encorvara hasta alcanzar sus labios y posar un cálido y rápido beso sobre ellos. Uno muy pequeño, sí, pero era su primer beso y se lo había dado Thor, llenándolo de una infinita alegría.

-Me tengo que ir –susurró el rubio juntando sus frentes -Hazme un favor y baja a la cocina para que Helga te prepare una verdadera comida ¿Quieres? no puedes estar alimentándote solo de donas.

Loki se sintió demasiado atontado por lo sucedido como para reaccionar e impedir que se marchara. Thor le regalo una última sonrisa y dándole un beso en la frente se fue. Este se quedó paralizado como presa de un hechizo, sonriendo como un bobo y acariciando sus labios que aun podían sentir la calidez de los de Thor.

 

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Tal como Karnilla prometió, aquella estaba siendo una fiesta sensacional.

La residencia se encontraba a orillas de un acantilado, con una hermosa vista al mar. Dentro de la mansión principal de tres plantas, en el gran salón decorado de manera clásica donde el punto focal era el fino candelabro de plata y cristal que se rumoraba pertenecía a la familia real de Rusia, Karnilla lucia imponente dándole la bienvenida a embajadores, dignatarios y políticos, gente importante en el medio periodístico, además de algunos famosos y demás gente del Jet set.

Durante la recepción, todos ellos fueron agasajados con canapés de salmón y caviar, Steak de res de wagyu, pequeños Omelete  a base de huevo, pinzas de langosta, caviar de Sveruga y Queso Pule; también hubo Pizza de esturión,  Kebab de lujo (envuelto en un pan de pita de azafrán con carne de cordero de los Pirineos, pimientos scotch bonet de Jamaica bañado con una salsa de menta y yogur con champaña). La música estaba siendo interpretada por una orquesta mientras los meseros no dejaban de circular las bebidas más caras de cualquier cava.

Mientras tanto, fuera, el inmenso jardín había sido decorado con infinidad de pequeñas luces blancas que se entrelazaban sobre el rosedal de Rosa Crème Chantilly Meiraden, camino que llevaba a la gran piscina donde se llevaba a cabo la “fiesta de los jóvenes”. Diversos aperitivos y bebidas multicolores y libres de alcohol se mezclaban con un espectáculo de luz y sonido que hacía de aquella una experiencia única. La música del dj se levantaba por encima de las conversaciones, obligando a los cuerpos a acercarse más en la búsqueda de una conversación, o bien, animaba a otros a dirigirse a la pista de baile donde trataban de seducir con gráciles y sensuales movimientos.

La vestimenta era diametralmente diferente. Mientras en el interior lucían de gala, con vestidos largos para las mujeres y esmoquin y fracs para los hombres; afuera el ambiente estaba mucho más relajado. Las chicas lucían vestidos de coctel mostrando sus mejores atributos, mientras los chicos portaban trajes Slim fit en colores diversos.

Amora, como había prometido a todas sus amigas, estaba espectacular.   Lucía un hermoso vestido color hueso estilo princesa, sin correas o mangas y cuyo largo llegaba por encima de la rodilla. El corpiño en forma de corazón terminaba recto debajo del busto desde donde fluía una falda vaporosa creada por gruesos pliegues de organza que asemejaban los pétalos de una rosa, atribuyéndole un aspecto sumamente romántico. Su cabello había sido recogido de manera informal pero elegante, luciendo un par de trenzas en la parte superior a forma de diadema y bucles que caían desde nuca. Para rematar, una gargantilla de perlas obsequio del mismo Thor, según se había cansado de presumir a sus amigas. Aunque muy lejos estaba ella de saber que fue Frigga quien escogiera dicho obsequio, precisamente con la intención de que lo luciera en la fiesta para alagar a Thor y se desprendiera por fin de la burda imitación de su querido Brisingamen.

Sin embargo, Amora no podía disfrutar de su fiesta y el motivo era Thor… o mejor dicho, la ausencia de este.

Desde muy pequeña, siempre estuvo acostumbrada a lo mejor. Los más caros juguetes, la más exclusiva ropa y eso fue una constante en su vida hasta en sus relaciones personales. Se le brindaron las mejores nodrizas, los instructores más reconocidos en temas como etiqueta y buenos modales, asistió a los más prestigiosos colegios y por supuesto se codeo con las familias más encumbradas. Podía presumir que era amiga del hijo del presidente y se rumoraba que había sido pretendida incluso por el hijo de un Jeque árabe. En conclusión, Amora solo estaba acostumbrada a lo mejor y lo mejor para ella era Thor Odinson.

Ella siempre había creído en eso de las “parejas predestinadas”, aun cuando todos aseguraban que se trataban solo de mitos. Pero ella supo que eran verdad cuando conoció a Thor.

Aquel alfa rubio, de porte altivo y orgulloso, de mirada penetrante y voz sensualmente profunda, era la descripción exacta de un príncipe de cuento. Sin importar donde estuviese o quien lo acompañara, inevitablemente las miradas iban a parar en él; algunas envueltas en deseo, otras con veneración. Era respetado y admirado por quienes lo rodeaban. Expedia un aura arrolladora que intimidaba hasta al más bravo de los alfas, pero que seducía hasta al más arrogante de los omega, los betas no eran la excepción. Y es que era sexy, muy, muy sexy. Tal vez por su temple y serenidad, quizás por su afable sonrisa que muy contadas veces dejaba mostrar, pero que era encantadora. Y su aroma ¡Por todos los dioses, su exquisito aroma! Una mezcla de maderas, hierba fresca y tierra mojada, como un bosque después de haber sido arrasado por una tormenta, así justamente se sentía alguien que había estado junto a Thor y Amora supo en ese momento que sería para ella.

Sin embargo, en aquel entonces ella era apenas una niña, con diez años ni siquiera había tenido su primer celo; pero eso no le había impedido prepararse para cuando el día llegara, porque llegaría, de eso no le quedaba ninguna duda.

Se aseguró de saber todo sobre él, que comía, que bebía, cuáles eran sus pasatiempos y que lugares solía frecuentar, que tipo de gente era la que usualmente lo acompañaba. De esta manera supo que Thor era un amante de la pizza, aunque su régimen alimenticio poco se lo permitiera, que su color favorito era el azul y que su mejor amigo era un coqueto omega que había conocido desde pequeño en el colegio y por el cual se había metido en demasiados problemas por tratar de defenderlo.

Sin embargo, por más que Amora se afanara en llamar su atención, en ser cada día la mejor omega que un alfa como el pudiera tener, parecía que ante los ojos de Thor ella ni siquiera existía, incluso a pesar de convertirse en la mejor amiga del estúpido de su hermano.

Fue una verdadera sorpresa para ella cuando aquella mañana, durante el desayuno, su madre le hiciera aquella pregunta.

-Dime ¿Qué piensas de Thor Odinson? ¿Te gustaría que fuera tu alfa? -y ella por supuesto, rápidamente había dicho que sí.

-¿Le pedirás que se enlace conmigo? –le preguntó a su madre con el corazón desbordado por la emoción.

-No -fue su tajante respuesta y sintió como si hubiera sido elevada al cielo para después caer a la tierra de una patada.

-¿Entonces? –preguntó confundida.

-He estado pensando que una unión con él nos traería considerables beneficios – le confesó distraídamente, mientras seguía con su mirada puesta en el diario que sostenía y saboreaba su diminuta tasa de expreso.

Amora frunció el ceño haciendo un intento por entender. Sabía que para su madre primero estaban los negocios y que no dudaría en ofertarla al mejor postor si eso convenía a sus propósitos. Sin embargo, jamás pensó que estuviera interesada en Asgard y por ende en Thor. ¿Para qué querría ella, teniendo una revista, aliarse a una casa de modas?

-Entonces: Quieres a Thor, para acceder a Asgard, pero ¿no quieres pedirle que se case conmigo? Creo que no estoy entendiendo –y la absurda idea de que su madre lo deseara para ella la alarmó. No sería muy descabellada, como alfa, a su madre le encantaba rodearse de jóvenes promesas y Thor prometía demasiado. Rogo a todos los dioses porque no fuera así. La risa de su madre la desvió de esa idea.

-No me extraña, después de todo solo eres una omega cabeza hueca, ¿qué vas a saber? -le dijo con un gesto despectivo. –Veras, mi plan es que Thor se enlace contigo –le confesó, y aquellas palabras borraron por completo aquel amargo sabor que le dejaba el ser siempre discriminada por su propia madre. –Sin embargo, –continuo sin hacer caso a las emociones que se reflejaban en el rostro de su hija, –un alfa como Thor no se busca, se caza.

-¿Qué quieres decir con cazar? –preguntó temerosa. Aquellas palabras le habían causado un escalofrió. Como toda respuesta, su madre solo sonrió, antes de agregar, más para sí misma que para Amora.

-Es un partido excelente. No me cabe la menor duda que propuestas le lloverán del cielo. Pero es un cazador, su récord de conquistas así lo demuestra. Sin embargo, jamás han logrado comprometerlo, siempre cuidando de caer no en las redes de alguien con ambición. En eso es muy inteligente.

-¿Y entonces como conseguirá enlazarme a él?

-Tú déjamelo a mí. Todo hombre tiene un punto débil y estoy segura de que daré con él. Al final, será el mismo Thor quien venga a solicitar tu mano, te lo puedo asegurar.

Y eso basto para que Amora comenzara a construir castillos a base de nubes. En su cabeza, ella era ya la futura omega de Thor, poco menos que su prometida y así se lo hizo saber a todos cuantos la rodeaban. Y nadie hubiera dudado de su palabra de no ser por el estúpido de Balder porque, claro, quien más podía dar fe de la veracidad de sus palabras que el mismísimo hermano del hombre que anhelaba Pero solo era cuestión de tiempo, al menos así lo aseguraba ella… hasta que osó restregarle a aquella escoria de omega en su cara.

Amora lo supo aun sin que Balder lo dijera en palabras, que aquel insignificante chiquillo estaba más unido a Thor de lo que ella jamás lo estaría. Su olor lo envolvía con un aura protectora y lo marcaba como alguien importante para él… ALGUIEN MUY IMPORTANTE PARA EL.

Aquello sencillamente la enfureció sacándola por completo de sus casillas. Ella tenía conocimiento suficiente del alfa como para saber que solo existían un puñado de personas importantes en su vida: sus padres, su hermano por supuesto y ese omega amigo suyo que afortunadamente estaba enlazado con un beta. El que aquel pelinegro llegara de la nada y entrara a formar parte importante de ese reducido círculo de personas, simplemente era algo que no podía tolerar y por eso fue que lo enfrento, pero… jamás imagino que ese ser insignificante pudiera ser tan poderoso.

Decir que sintió miedo seria quedarse corta. La forma como desplego su aroma intimidando a omegas y doblegando alfas sería algo que simplemente jamás creyó posible y sin embargo sucedió, ahí frente a sus propios ojos. Si había salido entera de todo aquel caos había sido de puro milagro y por supuesto, la furia de su madre no se hizo esperar.

-¡¿EN QUÉ DEMONIOS ESTABAS PENSANDO?! ¡Pusiste en peligro todo por lo que arduamente he trabajado por un simple arranque de celos! ¡SI SERÁS ESTÚPIDA! ¡Atacar de esa manera al protegido de los Odinson, rebajarte como una vulgar perra! ¡¿Y si te hubieran marcado?! ¡¿Qué hubiera pasado entonces?! ¡Yo te lo diré! si es que tu cabeza hueca no te permite entenderlo ¡Todos los planes se hubieran ido al carajo!

-Pero no paso –le contestó lloriqueando.

-¡Por fortuna! Aunque debió ser por pura suerte ya que no creo que seas lo suficientemente lista para arreglártelas por ti misma. Pero una cosa si te digo Amora, no lo vuelvas a arruinar o juro que dejare que te marque el conserje.

-¡No por favor! –suplicó horrorizada cayendo de rodillas ante su madre. Aquel era un viejo y enfermo alfa que siempre la miraba con lujuria, como todos por supuesto, pero este le causaba escalofríos.

-Una semana, tengo una semana para arreglar tu estropicio. Por fortuna logre voltearles la jugada antes de que el viejo ladino de Odín lo utilizara a su favor. Así que escúchame bien, omega tonta, más te vale hacer que Thor se comprometa contigo durante la fiesta y hablo enserio.

-¿Pero cómo voy a hacer eso?

-¡INGÉNIATELAS! Pon a trabajar tu única neurona, has lo que sea necesario. Pero a nadie debe quedarle la menor duda de que eres la futura omega de Thor, ¿Captaste? De lo demás me encargo yo. ¿ENTENDISTE? –repitió desesperada.

-Si madre.

-Bien, ahora ve a que te arreglen esa nariz. Bonita te vas a ver en las fotografías con ella hinchada.

Para su fortuna, cualquier rastro desapareció casi por completo, los ligeros moretones que persistieron fueron cubiertos con maquillaje y ella lucia tan hermosa como siempre. Pero sabía que esa hermosura no sería suficiente para seducir a alguien como Thor; no lo había sido antes y mucho menos lo seria ahora que tenía a la mano un ejemplar como ese chico. Porque si, aunque a Amora le costara reconocerlo, aquel omega era muy bonito. No era llamativo ni exótico como ella, pero tenía ese algo que atraía la mirada de todos los alfas sobre él y que activaba sus instintos más básicos. Y su aroma, jamás había conocido un aroma como ese y no era solo que fuera delicioso, que lo era, además era poderoso e imponente como el de un alfa y tierno y seductor como el de un omega.

¿Quién carajos era ese chico? ¿Qué demonios hacia al lado de Thor? ¿Por qué llevaba el aroma de su alfa impregnado por toda su piel? Bueno, tal vez de esto último se hacía más o menos una idea, aunque se negara a reconocerlo porque, ¿Cómo podía ella competir contra un omega así? una parte muy instintiva la hacía sentirse inferior a él.

Estaba segura que un alfa como Thor buscaría a alguien que estuviera a su altura para llevar a sus cachorros y con dolor debía aceptar que tal vez esa no llegaría a ser ella.

 

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Karnilla se retiró elegantemente con el porte de siempre, pero esta vez echando humo por las orejas. Frigga la había puesto al tanto de la situación por la que estaba atravesando su pequeña manada, y como Thor, siendo un alfa de menor rango (pues la cabeza era Odín), se había tenido que quedar velando por ellos. De igual forma, ellos tendrían que retirarse pronto; no habían podido dejar de asistir debido al gran cariño que tenían para con su familia y por eso hicieron ese pequeño esfuerzo.

Karnilla no se había tragado del todo el cuento de la supuesta enfermedad de los Omegas, conocía muy bien al viejo Odín para no suponer que todo se trataba de una mentira. Fue entonces cuando el Dr. Freyr, altamente reconocido en el campo de la medicina por sus trabajos sobre “el mundo de los omegas”, se aproximó a ellos para saludarlos y preguntar por la salud de los pequeños de la manada Odinson.

-El doctor Eir, mi antiguo tutor y alguien a quien le tengo mucho respeto, me contacto hace unas horas para comentarme de la situación por la que están atravesando, espero eso no cause ningún inconveniente en ustedes, -dijo el médico.

-No, de ninguna manera –le había respondido Frigga. –Ya en otra ocasión Eir nos había comentado que recurriría a un colega suyo, y estamos encantados en recibir la ayuda de alguien tan destacado en su campo como lo es usted.

-Todo lo contrario, créame que me siento honrado por la confianza que ustedes están depositando en mi persona y con su autorización. Espero ser de ayuda para el equilibrio su honorable familia.

A Karnilla no le quedó más remedio que aceptar la veracidad de la coartada y resignarse a no tener a Thor como había sido su intención. Eso no dejaba de enfurecerla, pero dado que era una alfa con muchísima clase, no le quedo más que tragarse su rabia. Les obsequio una muy amable y falsa sonrisa para después marcharse echando chispas.

Frigga sonrió, sentía un insano placer en ver la frustración de Karnilla, algo que, desde luego, su marido compartía con ella. Tomo un par de copas de champán y luego de entregarle la suya a su esposo, brindaron por eso.

-Lo acabo de decidir- le susurró a su marido, dando un sorbo a su espumosa bebida.

-¿Qué cosa querida?

-Que Thor no va a unirse a Amora bajo ningún concepto- Odín sonrió, ya se le hacía que su esposa lo tomara con tanta resignación. Sin embargo, él había llegado a la misma conclusión– Sé que no lo hace por Amora, el buscar una manada que le brinde el bienestar que ella necesita y un buen alfa que cuide de ella. Lo que quiere es incorporar a Asgard a la suya e influir de alguna manera en ella; algo que por supuesto Thor no permitiría… y yo tampoco. No importa lo que pase o a cuantos problemas nos tengamos que enfrentar por su causa, incluso si Thor se molesta por sobreprotegerlo como un cachorro, no permitiré que mi niño se emparente con esa bruja.

-Tal vez no lo creas, pero… yo estaba pensando justamente lo mismo.

Lo que ninguno se esperaba fue la pronta aparición de Thor, quien en ese momento hacia su arribo entre una lluvia de flashes. Fue saludando cortésmente a quienes se acercaron a darle la bienvenida y de igual forma fue desprendiéndose de ellos hasta llegar a donde sus padres se encontraban.

-¡Thor! –exclamó incrédula su madre, cuando el alfa menor llego hasta ellos.

-Madre –saludó cariñosamente su hijo con un suave beso en su mejilla, mientras tomaba de sus manos su bebida sin que ella opusiera resistencia dada su perplejidad, para luego beberla de un solo trago.– Creo que necesitare algo mucho más fuerte –se quejó el rubio llamando con una seña a un mesero, quien se acercó solicito hasta él.

-¿Qué estás haciendo aquí?  

-Pues… es una fiesta ¿Qué no madre? –dijo con cierto descaro.

-Déjate de juegos. Se supone que te quedarías con Loki y Balder ¿Qué fue lo que pasó?

-Créeme, ellos se encuentran mejor de lo que crees, –agregó con una sonrisa que, Frigga sabía, usaba solo cuando quería disimular su mal humor frente a una gran audiencia, como en ese momento.

-Todo resulto ser mentira –aseveró Odín leyendo las expresiones de Thor.

-Una muy elaborada, si me permites decirlo y en la que ambos estaban confabulados. Aun me sorprende la facilidad con la que lograron engañarnos. Creo que después de todo ese grupito “pro-omegas” tiene razón y tendemos a subestimarlos demasiado.

-¡¿Era mentira?! –exclamó Frigga sin poderlo creer, para luego ella misma llevar una mano hasta sus labios y silenciarse luego de atraer unas cuantas miradas sobre ellos. -¿Era una mentira? –susurró esta vez, Thor asintió mientras recibía el vaso de Wiski que ordeno y le daba un buen trago.

-En cualquier caso –dijo su padre- Debiste seguirles el juego, te dieron la mejor de las coartadas.

-Ese es el problema “el juego”, uno del que ya me estoy empezando a cansar. He pensado que tienes razón y es mejor ponerle fin y será mejor hacerlo ahora.

-¿Qué tienes en mente? –preguntó su madre.

-Pues…

Pero Thor no alcanzó a explicarlo porque en ese momento llegaba Karnilla a recibirlo con una sonrisa de lo más radiante.

-¡Thor, querido! Que gusto verte –exclamó la alfa dando un par de besos al rubio en cada mejilla, mismos que el correspondió.

-Karnilla.

-Tus padres me pusieron al tanto de la precaria situación por la que están atravesando, dime ¿Se encuentran mejor tus hermanos? –La falsa preocupación con la que lo preguntaba le irritaba, así como también la malintencionada referencia hacia Loki, este claramente no era su hermano y Karnilla lo sabía. Pero no quería entrar en debates y que la conexión entre ellos saliera a la luz en un lugar tan público como ese.

-Afortunadamente se encuentran estables, -le contestó con igual hipocresía- motivo por el cual aproveche para venir un momento a presentar mis respetos a tu casa y felicitar a la cumpleañera. Aunque desafortunadamente no podré quedarme por mucho tiempo.

-Te entiendo. Yo en tu lugar estaría igual de angustiada si tuviera que ausentarme de mi hogar teniendo a Amora enferma. Pero bueno ¿Qué te parece si la buscamos? Sé que está ansiosa por verte.

-Por supuesto –aceptó Thor con su mejor sonrisa, mientras le ofrecía su brazo para que Karnilla lo tomara.

Se despidió de sus padres respetuosamente y se abrieron paso entre la gente, atravesando todo el amplio salón hasta un par de enormes paneles de cristal que se abrían, de forma automática, cediéndoles el paso hacia el jardín.

Ahí, el sonido de la música retumbaba de tal forma que Thor apenas si podía escuchar sus pensamientos. Jóvenes de todas las castas se divertían bailando en la pequeña pista iluminada con luces de colores, mientras que otros jugaban a lanzarse en la alberca como si fuesen simples niños… porque lo eran, por lo menos para Thor. El que llevaran atrevidos vestidos o insinuantes trajes de baño, no quitaba el hecho de que la gran mayoría apenas había entrado en la etapa reproductiva. Afortunadamente para el alfa, alguien tuvo el acierto de hacer aquello al aire libre, o la inmensa cantidad de hormonas que estaban liberando aquellos niños estaría lastimando ya su sensible olfato.

Y entonces la vio, sentada en una pequeña mesa redonda con sillas altas, intentando ser animada por sus amigas.

-¡Amora! ¿Mira quién llego? –gritó una de ellas y todas, como si de una hidra de siete cabezas se tratara, se volvieron a un solo movimiento en su dirección. Luego empezaron a dar saltitos y gritos como un gallinero al que un zorro había entrado a asaltar… al parecer él era el zorro.

-¡Thor! –exclamó Amora adelantándose a sus amigas.

-Mira cariño ¿Adivina quién pudo venir? -le dijo su madre, pero ella apenas si prestaba atención, todo lo que había en su cabeza era Thor y nada más– Amora se hallaba muy triste por tu ausencia, –le dijo la alfa al rubio, -por supuesto le explique la situación, pero ya ves, eso no evito que te extrañara. Le hacía tanta ilusión que compartieras con ella su cumpleaños, es una verdadera fortuna que pudieras asistir.

-Yo también me alegro de que me hayan invitado. Felicidades Amora –le dijo mientras la rubia era empujada por sus amigas para que avanzara a recibir el abrazo acostumbrado. Así que apenas Thor se inclinó a hacerlo la hermosa omega brinco y se prendió de su cuello.

-¡Gracias, gracias por venir! Muchísimas gracias- decía la chica, quien parecía tener más fuerza de la esperada ya que le estaba costando demasiado desprenderla.

Karnilla, mientras tanto, no hacía sino taladrarla con la mirada por su bochornoso comportamiento.

-Amora, cariño, control, –le pidió por lo bajo, tratando de disimular ante la marea de fotos que en ese momento tomaban los paparazis.

-Te deseo toda la felicidad del mundo –le dijo Thor cuando por fin pudo poner distancia entre ellos.

-Ahora lo soy –le contestó la chica con sus mejillas sonrosadas y sus ojos resplandecientes como estrellas.

-¿Por qué no van a bailar? –sugirió la alfa luego de carraspear incomoda ante el poco recato de su hija.

-¡Si! –soltó la chica, avergonzándose enseguida por la carencia de filtro que estaba teniendo- Quiero decir, sería un placer si quisieras bailar conmigo.

-El placer seria mío –dijo galantemente el rubio- ¿Vamos? –ofreció su mano la cual tomo encantada, mientras un coro de chillidos emocionados se alzaba tras de ellos.

Amora por su parte fue detenida un segundo por su madre, el suficiente para darle una advertencia con la mirada. Al parecer el momento de actuar había llegado.

La música mágicamente cambio a una mucho más pausada, podía decirse que hasta romántica. Las luces se centraron en ellos y los chicos que se retorcían en la pista les fueron abriendo paso hasta el centro en donde Thor la tomo suavemente por la cintura, mientras que ella echaba sus brazos al cuello y se recargaba sobre su pecho.

Cerró los ojos para ignorar la luz de los flashes de las cámaras y hacer de ese un momento único. Era casi como un sueño, el clímax de una historia de amor tantas veces contada por ella misma. Ahí, balanceándose suavemente, en íntimo contacto con el cuerpo de Thor, se sentía como la princesa bailando con el príncipe del cuento. Podía sentir su calor rodearla, envolverla junto con su aroma, uno que había tenido la fortuna de aspirar solo en un par de ocasiones y que ahora tenía solo para ella, mezclándose con su esencia a fresas con crema volviéndose uno solo.

Aspiro profundamente llenando sus pulmones con el frescor de la madera, la hierba y la tierra húmeda. Pero también con algo más, algo que se podía percibir sutilmente muy en el fondo y del que no se había percatado antes, tal vez porque no existía, una dulce y avainillada esencia, mezclándose armónicamente con la de Thor. Aquello le hizo fruncir inevitablemente la nariz, conocía esa fragancia, la había olido antes pero su cerebro, aletargado por la emoción, no lograba identificar a su dueño.

Inconscientemente, el omega que vivía en su interior intensifico su despliegue de feromonas para intentar opacar todo resquicio de aquella esencia, pero no lo consiguió. En su lugar, pareció percibir como aquel aroma destacaba más, eclipsando incluso al suyo y ocasionando que se le revolviera el estómago.

-Amora. -La llamó Thor, con su voz suave y profunda. La chica levanto la mirada y se topó con ese mar azul que eran los ojos del alfa y que la miraban con absoluta sinceridad. –Gracias –le dijo con una tenue sonrisa, pero igualmente encantadora.

-¿Gracias porque? –preguntó confundida. Tal vez se había perdido el inicio de la conversación sin querer, inmersa como estaba en su propia fantasía y en la incomodidad que le producía aquel “otro” aroma.

-Por invitarme por supuesto, y sobre todo por ofrecerme tu cariño y tú amistad desinteresada.

-¿Amistad? –aquello la hizo sentir como una gran y pesada roca acabara de caer dentro de su estómago. ¿De qué amistad era la que el alfa se estaba refiriendo? Ella no pretendía ser su amiga ¿Acaso la estaba cortando antes siquiera de andar con ella? Porque justamente así se estaba sintiendo.

-Entiendo que, debido a la diferencia de edad, sea natural que no coincidamos demasiado. Sin embargo, no puedo evitar sentir un gran cariño por ti.

-¿En verdad? –preguntó sintiendo un atisbo de esperanza volver a ella. La ansiedad le hormigueaba la piel, la expectativa de una posible declaración amorosa bombeaba su corazón con fuerza.

-Por supuesto. –Ahí estaba, faltaba solo un poco más, un último empujón. Suspiro, anhelando con todas sus fuerzas escuchar las palabras correctas salir de boca del rubio. -En cierta forma creo que me recuerdas a mi hermano Balder –dijo en su lugar y aquello termino por pisotear toda ilusión que pudiera tener con él, haciendo que su corazón se partiera por la mitad.

Ahora estaba entendiendo, la estaba mandando a la friend-zone. Le estaba diciendo que la quería, pero que ese cariño no podía llegar más allá de un amor fraternal. ¿Para qué jodidos quería ella un amor así? estaba mandando a la mierda todo el futuro que ella había construido alrededor de ellos, destrozando sus ilusiones, pisoteando sus sueños… no lo iba a permitir.

Si tan solo aquel asqueroso aroma no la estuviera enfermando. Pero tenía que actuar y debía ser rápido.

Alzándose sobre las puntas de sus pies se fue acercando directamente hasta sus labios, lentamente, para que no hubiera duda de cuáles eran sus intenciones, para que no se prestara a malas interpretaciones o fuera considerado como un mero accidente. Iba a besarlo, ahí, delante de todos esos testigos y de la prensa internacional. Y Thor tendría que devolverle el maldito beso si no quería dejarla en ridículo frente a millones de espectadores vía twiter y terminar como el cretino más grande del mundo. Así que lo haría y todos darían por hecho que entre los dos existía una relación que poco tenía que ver con la amistad. Después de todo ella era una inocente omega y el un reconocido cazador. Seria noticia de primera plana y su madre exigiría que se formalizara el compromiso inmediatamente para acallar los comentarios que solo ensuciarían su imagen. Ella no iba a quedar como un amorío más de Thor Odinson, una más en su larga lista de conquistas, una ingenua con la que jugo. Su madre no permitiría tal insulto.

-Amora…- intentó frenarla Thor, mientras era consiente de como las luces de las cámaras enloquecían alrededor. Respiraciones contenidas y tenues murmullos llegaban hasta su oído desarrollado, todos a la expectativa.

Por un instante Thor pensó que la chica había entendido que no deseaba nada con ella, no quería tener que ser cruel y humillarla públicamente con su rechazo, pero la omega estaba decidida. Su cuerpo menudo hacia un esfuerzo por vencer las barreras de su oposición, liberando una oleada de feromonas en un afán de tentarlo con su aroma a fresas.

Su cuerpo se tensó, el instinto de alfa activándose deseo lo que se ofrecía frente a él tan voluntariamente. Su respiración se hizo más pesada a medida que trataba de controlarlo, pero era tan difícil teniendo aquel caliente cuerpo tan próximo al suyo, sintiendo su aliento tibio rosando sus labios, tentándolo, cada vez más próximo… cada vez más inevitable y luego… humedad… una muy abundante y cálida humedad.

-¡¿Qué diablos?! –exclamó sorprendido e inmediatamente el aroma agrio y fétido lastimo la sensibilidad de su olfato causándole repulsión. El cuerpo de Amora se convulsionaba, aferrada a sus brazos, mientras  vomitaba abundantemente encima de él.

 

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Thor no sabía si sentirse humillado o agradecido, lo que acababa de suceder lo había librado por poco de una situación sin retorno. En cambio, había acabado cubierto por el vómito de Amora y siendo grabado por infinidad de cámaras que no dudarían en atiborrar las redes sociales con lo sucedido, desencadenando con esto el chismerío en las páginas de la prensa amarillista.

¿Qué serían capaces de inventarse esta vez? ¿Qué había tenido la osadía de embarazar a Amora? Porque si era así estaba jodido, a nadie iba a importarle que el cachorro fuera de otro, cosa que dudaba; nadie con dos dedos de frente se atrevería a deshonrar a la hija de Karnilla en sus narices y vivía para contarlo. Aunque solo estaba especulando.

A pesar de eso, no pudo evitar sentir una punzada de celos. Más allá del alivio y del bochorno, el maldito instinto de alfa le dictaba que un omega que se autoproclamaba como suya no debía dejarse tocar por otro. Era una idea irracional, pero no por eso dejaba de herir su ego e insultaba a su instinto territorial. Aunque esta, como muchas otras veces con anterioridad, estaba dispuesto a pasarlo por alto.

La puerta del aseo se abrió dando paso a una de las asistentes de Karnilla, quien avergonzada le tendía una camisa limpia.

-Espero sea de su talla –le dijo sin atreverse a mirarlo siquiera, tal vez porque se hallaba desnudo de la cintura para arriba, mostrando una parte de su físico que solo revelaba en la intimidad o en alguna playa de Dubái.

-Gracias- le contestó amablemente y no pudo evitar reír del sonrojo de la chica y ante la forma en que ésta había salido casi corriendo.

Una vez se hubo aseado lo suficiente, salió de ahí rumbo a una pequeña antesala en el interior de la mansión, en donde ya se encontraban sus padres al lado de Karnilla, algunos allegados de la familia Nornheim, un par de amigos de la chica y por supuesto, un mesero que se afanaba en repartir bebidas a todos para tranquilizar los nervios.

-Thor, ¿Qué fue lo que pasó? –se acercó su madre a preguntarle.

-No estoy seguro, creo…- pero no tuvo tiempo de explicar lo sucedido, en ese momento la puerta de una estancia conjunta se abrió y el doctor Freyr salió pensativo con una muy avergonzada Amora tras él.

-¿Y bien? ¿Qué es lo que paso? ¿Qué tiene mi hija? –le preguntó ansiosamente Karnilla. Si no fuera porque la conocían perfectamente, hubiesen pensado que lo que mostraba era genuina preocupación por su hija y no por el negocio que acababa de arruinar.

-No estoy muy seguro. Es decir, –se corrigió al ver a la alfa a punto de írsele a la yugular, -necesito hacerle algunos estudios para descartar algunas teorías que tengo, aunque todo parece indicar que se trata simplemente de una intolerancia.

-¿A algún tipo de alimento? –preguntó Frigga con interés.

-No, es una reacción adversa a las hormonas de un alfa. –Todos inmediatamente voltearon a ver a Thor.

-¿Pero qué carajos trata de decir? –aquello contrariaba demasiado a Karnilla.

-Se puede decir que su hija es alérgica al hijo de los Odinson, si queremos describirlo de alguna manera. Cuando la esencia de un alfa es incompatible con la de un omega, tienden a repelerse de forma natural; sin embargo, cuando se ven obligados a estar juntos, sus cuerpos reaccionan de maneras muy diversas, desencadenando síntomas como el que acabamos de presenciar.

-¡Tonterías! Ya antes ha estado cerca de Thor y NUNCA había pasado algo como esto. Amora ven aquí –llamó a su hija, quien, insegura, se acercó a su madre para luego ser arrojada por esta a los brazos de Thor. Éste logro sostenerla muy apenas antes de que callera. –Lo ve, nada ha pas…

Pero ocurrió de nuevo, Amora había vuelto a vomitar y otra vez lo había hecho sobre Thor.

-Es su aroma –lloriqueaba la omega- No lo soporto –y su cuerpo volvió a arquearse expulsando hasta su primera papilla.

-A mí me huele exactamente igual, –lo defendió su madre acercándose para sostener a la chica. – A excepción del vomito claro.

-Puede ser que algo en su esencia cambiara –trató  de explicar el medico entre toda aquella conmoción.

Y entonces Thor lo recordó:

 

-Es sutil, muy tenue e inmaduro, pero puedo percibir un dulce aroma –Había dicho Fandral aquella vez. –Es algo parecido a pastel de vainilla cubierto con delicioso chocolate

-Yo no percibo nada –le gruñó.

-Por supuesto que no, eres un alfa. -Thor se volvió a verlo sin entender -Me parece que tu chico te marcó.

-¡¿Me qué?! –exclamó perplejo.

-Te marcó, te impregno con su aroma para advertirles a otros omegas que estás apartado y solo otros omegas pueden percibirlo.

-Creí que eso era algo que solo podíamos hacer los alfas. –dijo desconcertado.

Fandral se encogió de hombros como si fuera algo de lo más común y no una completa revelación para Thor.

-Sé que hay omegas que pueden hacerlo, no todos por supuesto, solo los más fuertes que son muy contados. Eso nos advierte al resto la magnitud del problema en el que nos vamos a meter si es que osamos poner nuestros ojos en algo que consideran de su propiedad.

 

Así que, al parecer, aun sin saberlo y desde la comodidad de su hogar, Loki seguía haciendo de las suyas. Aquello le arrebató una sonrisa.

-Sera mejor que nos mantengamos alejados de momento –le sugirió a Amora, quien ya su madre se había asegurado de que se encontrara al otro lado de la habitación, mientras lloraba desconsoladamente.

Thor se quitó la camisa manchada sin importarle mostrar la desnudez de su torso, cuando uno de los presentes se desprendió de su saco y se lo paso en una solidaridad que Thor agradeció.

Y así, de pronto, había dado fin su “relación”.

Thor no había podido evitar sonreír al sentir que un peso le había sido quitado de encima. En especial luego de que su padre se acercara a aquel mesero en el que nadie había reparado.

-Sería una lástima que esto saliera de esta habitación –dijo colocándole discretamente un billete en la bolsa de su chaleco. –Después de todo, muchos querrán saber que pasó. El que dos familias interesadas por unir su legado, no puedan hacerlo debido a la incompatibilidad de sus hijos –dio un suspiro teatralmente apesadumbrado, luego se recompuso.- Excelente servicio, quizás lo contrate en el futuro, –y luego se fue.

Si el chico había entendido o no la indirecta, ya lo verían al día siguiente cuando publicaran los pormenores de la fiesta en la sección de sociales del Daily News.

 

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Cuando Thor llegó a su alcoba aquella noche, un delicioso aroma a vainilla y chocolate lo recibió. Aspiro profundamente engolosinándose con el, sonriendo sin poderlo evitar y por primera vez en mucho tiempo, desde que había dejado de ser un cachorro, se sintió en casa.

Le llamo la atención no encontrar a Loki, aunque por la cama revuelta supo que ahí había estado. También encontró el móvil Balder, pausado en la escena donde Amora vomitaba sobre él. Tal como lo pensó, ya se habían filtrado en la red y al parecer Loki ya lo había visto hasta el cansancio.

Lo primero que hizo fue despojarse del saco prestado y estaba por desatarse el cinturón cuando el sonido de la cadena del retrete se escuchó e instantes después Loki salía del baño, secando sus manos en el pantalón del pijama.

-¡Thor! –exclamó nada más verlo, con una sonrisa que sería capaz de hacer envidiar a la luna. Corrió rápidamente a su encuentro, arrojándose a sus brazos donde fue recibido por Thor con grato gusto. -¡Volviste! No te esperaba tan pronto.

-Te dije que nada me alejaría de ti –le susurró aspirando fuertemente el aroma que desprendía de su cabello, aquel que le encantaba, que lo hacía estremecer y que no se cansaba de saborear, el aroma de un omega… su omega.

Loki hizo lo mismo. Enterrando la nariz en su pecho desnudo para luego tensarse.

-¿Qué pasa? –preguntó confundido el alfa, separándose lo suficiente para intentar leer en su semblante lo que sucedía, pero Loki se resistió, aferrándose a su pecho y olisqueando con desesperación para luego arrugar desagradablemente su nariz. -¿Qué sucede?

-¿Con quién estuviste? –le preguntó dando un paso atrás y clavando sus ojos en él, con una mirada que nada tenía que ver con los hermosos luceros que lo recibieron instantes antes, ahora los colmaba la furia.

-¿Cómo que con quien estuve? Con Amora ¿Acaso no lo viste? –señaló el celular.

-Además de ella.

-¿Además de ella? ¿Con quién más iba a estar?

-¡No mientas! –le exigió con los puños apretados mientras sus ojos empezaban a colmarse de lágrimas de coraje.

-¿Por qué habría de hacerlo?

-¡Porque crees que soy un omega demasiado estúpido!

-¡No! ¡Eso lo crees tú! –le contestó alzando la voz. Le molestaba bastante que tuviera esa imagen de él mismo, producto de la porqueria de educación impartida por la bestia de su hermano.

-Hueles a alguien más, a muchos más.

-¿De qué demonios hablas? Es solo vomito lo que estas oliendo.

-Los omegas no huelen a vómito y son al menos cuatro los que percibo. No me creas tan ingenuo como para no imaginar de qué forma se impregno su esencia en ti.

-¿Pero qué…? –y entonces entendió. El saco… el maldito saco que aquel chico le había prestado amablemente y que, seguramente, había tenido mucha actividad durante la fiesta. En ese instante no supo si reír o sentirse ofendido.

-¿Crees que tuve tiempo de cogerme a cuatro omegas en el camino luego de estar con Amora? ¿Enserio es eso lo que crees? –rugió el alfa advirtiéndole con el tono de su voz que pensara muy bien la respuesta si no quería ver como perdía la paciencia.

-Puede ser…. –dijo Loki ya no tan seguro de sus palabras.

-¡Bien! Entonces lo hice –siseó rabioso- ¿Contento? Me levante a un cuarteto por el camino y tuvimos una gran orgia en la limusina donde, además, venían mis padres ¿Es eso lo que quieres escuchar? Pues bien, ahí lo tienes. –y luego de eso comenzó a deshacerse de su ropa y a arrojarla a cualquier parte de manera furiosa.

-Thor… yo… -titubeó el menor, completamente arrepentido de su arrebato. Pero al rubio no le importo, estaba demasiado harto ya de todo eso, había sido un día muy largo y lo único que quería era descansar ¿Era mucho pedir?

-Además –agregó girándose hacia Loki, tan solo vistiendo su apretado bóxer. -¿Tu quién carajos te crees que eres para  hacerme estas escenitas?

-Soy… soy… soy tu omega, por supuesto –le contestó avergonzado, acalorado y nervioso, sin saber dónde posar la vista en todo aquel escultural cuerpo.

-Lo eres, sí. Pero eso no te da ningún derecho a cuestionarme.

-¡Me lo da el ser el Omega principal! –intentó desesperadamente encontrar argumentos que lo justificasen. -¡El que como Alfa tengas el privilegio que te da esta estúpida sociedad de cogerte a quien se te antoje, eso no te da el derecho a ti de venírmelo a restregar en mí nariz! ¡Yo tengo un lugar aquí te guste o no y me tienes que respetar!

-¡¡Soy un alfa –gritó furioso - y puedo cogerme a un harem entero si me da la gana y ni tú, ni nadie me lo puede impedir, mucho menos recriminar!!

Loki lo miro por fin a los ojos. La rabia que había sentido en un inicio le había regresado ante aquellas palabras que, él sabía, eran verdad, pero no por eso dejaban de ser indignantes.

-¡Bien! – Le contestó trabado por el coraje. -¡Entonces cógete a quien se te dé la gana! –y se dio dignamente la vuelta para dirigirse a la puerta, pero antes de salir se detuvo como si olvidara agregar algo- ¡Y jodete! –gritó antes de azotarla al salir.

-¡¡Ahhhh!! –Thor dejó salir un rugido de frustración. ¿A qué mierda había venido todo eso? Pero estaba demasiado agotado física y anímicamente para analizarlo, así que simplemente se arrojó sobre la cama y enterró su rostro entre las almohadas, esas que tenían el olor a Loki.

Lo único en lo que había pensado en todo el camino de regreso a su casa era en lo lento que se acortaban las distancias, en lo mucho que se moría por verlo, en abrazarlo fuertemente y agradecerle lo que había hecho por él sin saber.

Pero como siempre, aquel imprevisible pelinegro vería la forma de joder sus planes, de trastocar su mundo y ponerlo todo al revés… tal vez por eso temía que se estaba enamorando de él.

 

 

 

 

Notas finales:

¿Que les parecio, les gusto, les llega a sus expectativas?

Si no es asi, ya saben, dejenmelo saber con un comentario aunque sea chiquito, aunque sea un tomatazo que yo se los agradecere.

Nos leemos la que sigue

Adiosin.


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