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Vainilla y Chocolate por Drakarys

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Notas del capitulo:

Hola

espero que en este capitulo Thor se reinvindique porque a como le ha llovido al pobre.

Capítulo 8

Mi pequeño omega

 

 

Había pocas cosas por las que Thor y Odín discutían. Por lo regular, el papel de progenitor regañón se lo dejaban a Frigga, mientras que la relación entre ambos era mucho más cordial y amistosa. Sin embargo, la actitud de su padre hacia él aquella madrugada no le dejo duda a Thor de que podría llegar a ser tan severo o más que su madre.

Thor por supuesto ya no era ningún niño, hacía mucho que había dejado de serlo, ahora era un hombre hecho y derecho con la madurez y la autosuficiencia necesaria para tomar sus propias decisiones; pero a pesar de esto les guardaba gran respeto a sus padres por lo que acataba ciertas peticiones que ellos le hacían. Así pues, sin más que discutir, accedió a mudarse a la residencia familiar más a fuerza que de ganas, al menos de lunes a viernes, dejando el fin de semana exclusivamente para él. Su madre, como siempre, protesto; ella hubiera deseado que su estadía fuera de forma permanente, pero él era un alfa joven con ciertas necesidades que no pensaba aliviar en el cuerpo de un niño de quince años, por muy su omega que fuera. Mientras que su padre estuvo de acuerdo con ese arreglo, en especial después de ver la mejoría en Loki.

El estar en contacto con su alfa, aunque fuera de forma un poco distante, ayudaba al chico a salir de ese estado de melancolía en el que se había hundido. Empezó a recobrar el color y también el apetito y pronto su sonrisa tímida también se hizo presente.

Lo que todos desconocían es que cada noche sin falta, unos pasos indecisos recorrían el oscuro pasillo hasta llegar a la habitación del rubio, quien teniendo el sueño a prueba de bombas nucleares, a penas si se percataba del pequeño bultito que se acomodaba hecho un ovillo a su lado, como un gatito en busca de calor. Al principio Thor creía que se trataba un sueño, pero el agradable y ya conocido aroma que embargaba aun su habitación cuando despertaba por las mañanas le confirmaba que no era así. Entonces Thor sonreía como bobo, aun sin estar muy seguro del por qué; tal vez porque en noches como esas su sueño era mucho más tranquilo, tal vez porque esas mañanas amanecía mucho más relajado o simplemente por esa extraña y placentera sensación que a últimas fechas recorría su cuerpo, a la cual se negaba a encontrar explicación.

Jamás dijeron nada sobre eso. Todas las mañanas a la hora del desayuno se limitaba a bajar y ofrecer una mirada furtiva a Loki, entonces él se sonrojaba de esa manera tan encantadora desviando la vista, lo que de algún modo enternecía a Thor arrancándole una sonrisa. Eso era todo, una especie de acuerdo silencioso, un secreto entre ambos que era notorio para todos los que lo rodeaban. Y no es que solo la salud de Loki mejorara considerablemente, sino que a Thor se le veía mucho más accesible y menos huraño, algo que incluso sus compañeros de trabajo agradecían.

Y aquella noche no fue la excepción, ya que se trataba de una fecha importante para el moreno, el día previo a su ingreso al colegio.

Cuando Loki fue inscrito en el instituto se le realizo un examen de admisión, más como un requisito; sin embargo grande fue su sorpresa al descubrir que la mayoría de sus respuestas eran arcaicas por no decir irrisorias, ocasionando que fuese inscrito en sexto grado con chicos de once a doce años a falta de un grado menor. Thor, quien le había explicado al director la “situación particular” por la que había atravesado Loki a lo largo de su vida, había conseguido como un favor especial para él que le otorgaran una segunda oportunidad de aplicar el examen. Les fue entregada una serie de temarios que necesitaría revisar a lo largo del mes que le cedieron de plazo, para regularizar su educación y ver si podía quedar en un grado más acorde.

El resultado había herido tanto el ego de Loki que convirtió la amplia biblioteca de la casa en su nuevo refugio, donde pasaba las largas horas sin salir apenas para comer, algo que tenía a Frigga sumamente preocupada por una posible recaída.

-¿Que no piensas hacer nada al respecto? –le inquirió una tarde aprovechando que tenía que entregarle unos documentos a su hijo para que los anexara al próximo balance.

-¿Algo como qué? –le contestó distraídamente este, sin dejar de teclear su portátil.

-¡Algo! –exclamó exasperada por la actitud del rubio. Thor dejó de lado lo que estaba haciendo por un momento y se volvió hacia ella.

-¿Ves a Loki por aquí? –le preguntó con sarcasmo -¿ves que estemos en la casa? ¿Cómo se supone que haga algo cuando estoy a una hora de distancia?

-Eres insoportable ¿Lo sabias? –rugió la rubia y se marchó de ahí dando un sonoro portazo al salir.

Thor resopló agotado. Su madre estaba tomándose muy enserio su papel de protectora con el pequeño y no la culpaba, ese omega tenía un aire desvalido que te incitaba a querer abrazarlo fuerte y reconfortarlo; pero ¡Por Dios! Estaba volviéndolo loco.

Se pasó ambas manos por el cabello y se dispuso a continuar con sus labores, se acercaba la junta general y estaba hasta el cuello de trabajo, sin embargo el teléfono sobre su escritorio le pedía a gritos que lo cogiera. Tamborileo con sus dedos sobre el escritorio, contemplando el aparato sin animarse a levantarlo, finalmente la ansiedad venció y termino por descolgar el auricular y marcar.

-Liv, comunícame con Helga.

-Enseguida señor –contestó solicita su asistente. Un minuto después el ama de llaves estaba al teléfono.

-¿Helga? ¿Dónde está Loki? –le preguntó a penas la dama saludara.

-En el mismo lugar que hace dos horas que marco señor–contestó con una sonrisa maternal que le trasmitió a través de la línea.

Desde que el rubio había vuelto a la mansión no hacía más que llamarla a todas horas para preguntar por la mejoría del chico, lo cual la conmovía demasiado ya que no era posible que fuera a cambiar radicalmente entre llamadas ¿cierto? Sin embargo, lo que más ternura le causaba era la insistencia del alfa de mantener todo en secreto. Le había advertido que nadie debía de enterarse o perdería el trabajo. Helga sabía que estaba solo blofeando, después de todo ella lo había visto crecer desde aquel niño al que le cubría todas sus travesuras hasta ese adolescente al que le tapaba todas sus escapadas y faltas. Ahora era un hombre, pero si había algo que permanecía intacto a través de los años era su noble corazón, casi tan grande como su testarudo orgullo, un orgullo que le impedía dar su brazo a torcer y permitirle mostrar abiertamente su preocupación por el pequeño omega.

–Está en la biblioteca, -le informó.

-¿Te aseguraste que tomara sus medicamentos?

-Como todos los días, señor.

-Bien. Llévale algo ligero de comer, debe recuperar peso antes de entrar al colegio.

-También lo hice: le lleve un par de esas “canastas”  que usted me pidió que le preparara, las que llevan crema y fruta

-Canastas tropicales –le aclaró el rubio, justo como las que le encantaron aquella vez que fueron de compras -Te lo agradezco Helga. Seguramente se perderá en su lectura y se olvidara del tiempo, por favor, que no se pierda una sola comida.

-No lo permitiré señor, descuide.

-Bien. Es un día agradable hoy, tal vez debería darle un poco de aire, estar siempre encerrado no le hace bien. Llévalo al jardín de mi madre, bajo la pérgola de los rosales, seguro le gustara. Ayúdalo con sus libros de ser necesario.

-Como usted diga.

-Bien y recuerda…

-Usted nunca llamo –completó la mujer con una amplia sonrisa, una que fue capaz de contagiar a Thor incluso a una hora de distancia.

-Exacto. Gracias Helga.

-Como siempre, es un placer señor.

Thor colgó mucho más sereno y entonces se permitió centrar su completa atención en el trabajo; había aún mucho por hacer y un pequeño pelinegro de ojos verdes no le estaba permitiendo concentrarse, pero saber que se encontraba bien lo tranquilizaba.

Esa tranquilidad le duro solamente hasta que a su padre se le ocurrió contratar un par de instructores para que ayudaran al omega en su regularización. Había optado por un par de betas para evitarse conflictos con la parte instintivamente posesiva de Thor, pero eso no había impedido que se erizara como gato o gruñera como un perro rabioso cada vez Loki los alababa sin parar durante la cena.

Para su suerte y sorpresa de todos no los necesito más allá de quince días. En dos semanas había conseguido cubrir todo los temas de los planes de estudio y el resto del tiempo lo ocupo repasando y aprendiendo cosas relacionadas con los temas que le apasionaron, por lo que al cumplirse el plazo Loki realizo nuevamente el examen obteniendo en esta ocasión, para su gran satisfacción (y la de Thor, no podía negarlo) una nota realmente sobresaliente, quedando esta vez en duodécimo grado junto con Balder, en lugar del undécimo que le correspondía.

Aquella noche se realizó una cena especial para festejar “su victoria”, como la habían nombrado. Y mientras todos reían de las bromas los ojos de Loki brillaban como un par de luceros, manteniendo cautiva la mirada de Thor sin que este pudiera evitarlo. Fue entonces que todos lo percibieron por primera vez, un aroma agradable, sutil y sensual, la esencia de Loki.

Las conversaciones se detuvieron de golpe y todos se volvieron sorprendidos hacia el pelinegro quien no comprendía porque la actitud de los alfas, quienes se veían realmente tensos de repente.

-Loki, a tu cuarto –ordenó Thor mientras comenzaba a gruñir a sus padres en defensa del pequeño.

-¿Qué? ¿Porque? No entiendo –dijo confundido.

-¡Ahora! –exigió el rubio y Balder salto de su asiento tomando a Loki de la muñeca y remolcándolo fuera de la estancia lo más a prisa que pudo.

-¿Qué fue lo que paso? –preguntó tan pronto estuvieron en el ala oeste, donde se situaban las habitaciones de la familia.

-Lo que acabas de ver es un duelo de alfas, créeme salimos a tiempo, pudieron haberse puesto muy violentos. –Le explicó Balder dejándose caer en la cama del pelinegro.

-Pero… no entiendo…

-Es tu aroma Loki, el aroma de un omega en celo los vuelve locos.

-¿Quiere decir que estoy entrando en celo? –preguntó esperanzado el chico, eso solo quería decir que Thor podía reclamarlo como suyo al fin y…

-No lo creo, –le cortó Balder su ensoñación, -realmente no estoy muy seguro de que paso. De estar en celo sentirías mucho calor y probablemente dolor, estarías comenzando a lubricar justo ahora ¿sientes algo de eso? –Loki negó con la cabeza –me lo suponía.

-¿Pero entonces que fue?

-No tengo idea.

-No tiene sentido, somos familia, no se supone que…

-No, Loki, no lo somos –lo frenó Balder –al menos no biológicamente. El instinto se bloquea cuando se trata de alguien de tu misma sangre, pero nosotros no compartimos esa sangre ¿Entiendes? Por más que mis padres te digan que te quieren como un hijo, no lo eres en realidad. Si no hubiésemos salido de ahí Thor hubiera tenido que atacar a sus propios padres por el derecho a tenerte ¿Entiendes? -Loki asintió apesadumbrado tirándose a un lado de Balder, suspirando pesadamente. Había veces, como en esa ocasión, que deseaba no ser un omega.

Una vez que Loki se había marchado del comedor las cosas parecieron calmarse, tan pronto como Helga había  ventilado toda la estancia y los adultos se trasladaran al despacho donde el aroma de Loki no los alcanzara y donde pudieran discutir sobre lo sucedido acompañados de una copa de coñac.

-¡¿Qué demonios fue eso?! –preguntó Frigga tan pronto su marido le tendiera su bebida.

-Me parece que la esencia de Loki –respondió Odín bebiendo de la propia –es realmente poderosa.

-A penas si pude controlarme.

-Ahora pueden entenderme –dijo sonriendo su hijo, en cierta forma le divertía que Loki les diera una sopa de su propio chocolate.

-¿Quieres decir que tú ya la habías percibido? –inquirió su padre a lo que Thor asintió.

-Hace poco empezó a liberarla, en especial cuando hay alguna situación que lo reconforta.

-¿Cómo es que no nos habíamos dado cuenta? –se preguntó la rubia sin poderse creer aun aquel golpe recibido que aun la tenía un poco atontada.

-Recuerda lo que Erí nos dijo querida –le contestó el patriarca –que Loki liberaba su esencia solo ante su alfa y que poco a poco esta iría madurando hasta que los demás pudiéramos percibirla, pero eso no es lo que me inquieta. Me preocupa la falta de control que pueda tener sobre esta situación. ¿Qué tan consiente es de los momentos y las circunstancias en que su aroma se libera? Puede ser muy peligroso, especialmente ahora que está a punto de entrar al colegio.

-¡Por Dios! –se lamentó Frigga dejándose caer en uno de los mullidos sillones de piel que habían en la estancia. -Thor -se volvió hacia su hijo- tienes que reclamar a Loki, corazón.

-¡¿Qué?! –exclamó horrorizado el rubio.

-Es por su bien.

-¿Por su bien? –No podía creer lo que su madre estaba pidiendo que hiciera -¿Te estas escuchando? Padre, dile algo.

-Yo creo que tu madre tiene razón, es la única solución que se me ocurre.

-Eso no puede ser verdad.

-¡Thor, escucha! –lo llamó su madre tomándolo por una mano, lucia realmente angustiada, -si tu no lo haces alguien más podría…

-¡Suficiente! –Gruñó soltándose de su madre –no necesito escuchar esto –dijo antes de dar la vuelta y salir del despacho ignorando por completo los llamados de su madre.

¿Cómo podía pedirle que hiciera algo así? técnicamente iba en contra de todo lo que le habían enseñado. Un omega no se marcaba nada más porque si, no era un juego, eso se lo habían recalcado hasta el cansancio en su adolescencia ¿Ahora le pedía que lo hiciera? ¿En verdad? ¿Qué había con todo eso de que solo se reclamaba a un omega si se estaba listo para hacerlo, si se estaba seguro de que era la persona indicada, aquella con la que te veías pasando el resto de tu vida? ¿Todo eso donde había quedado? Si, había marcado a Loki y una parte de él se había unido al pelinegro, no era un tonto, pero no era un vínculo perfecto, estaba incompleto y hasta que no tuviera intimidad con él y lo reclamara como suyo ese lazo no se estrecharía ¿Eso era lo que su madre quiera? ¿Qué tomara a un crio de quince años y le hiciera el amor atándolo a él de por vida? ¡Cielos! Loki apenas si conocía nada del mundo, en todos los sentidos era solo un niño aprendiendo a vivir. ¿Qué pasaría cuando viera el exterior? Cuando comprendiera que había mucho más afuera de las cuatro paredes tras las que lo habían recluido, cuando conociera gente de su edad y con sus mismos gustos y se diera cuenta que Thor no era el indicado para él, cuando deseara experimentar como los demás y se viera limitado por un vínculo forzado. Entonces lo odiaría y Thor no sabía si podría soportar eso.

Era mejor así. Un frágil lazo que terminaría minándose con el tiempo, que él se encargaría de desgastar hasta que fuera lo suficientemente endeble para romperse sin que eso le ocasionara al omega daño alguno. Entonces Loki seria libre por fin y podría hacer lo que deseara sin restricciones, por más que una parte de Thor se resistiera a eso… por más que una parte de él se doliera con eso.

Aquella noche a penas si pudo dormir, fue por eso que cuando la puerta se abrió lentamente para dar paso a aquella fragancia sus ojos se abrieron casi en automático. Loki se detuvo sintiéndose descubierto y no se atrevió a dar un paso más.

-¿Qué pasa? –preguntó el rubio cuando lo vio dudar, se movía ansiosamente y se tronaba los dedos, podía oler su angustia.

-No puedo dormir- musito quedamente con la mirada clavada a los pies de la cama.

-Ya veo… -fue lo único que atino a decir -¿Se trata del colegio?

-Si… es decir, eso creo.

-¿Qué pasa con eso? –la verdad que no solía caracterizarse por tener una paciencia de santo y cuando el sueño le faltaba era aún peor.

-Yo solo… me estaba preguntando… no sé, tal vez… es decir… yo… lo que quiero decir es que… vaya… lo que yo…

-Suficiente –lo cortó Thor –Te voy a detener aquí porque si sigues balbuceando de ese modo juro que me desquiciare. ¿Sabes la hora que es?

-Lo siento –se disculpó dándose cuenta de lo inoportuno de esa conversación y se dio la vuelta dispuesto a regresar por donde había llegado.

-¡Aguarda! –lo detuvo el alfa con su sola voz. Loki obedeció a su llamado mas no se volvió, permaneció ahí, en el umbral de la puerta con los hombros caídos y la cabeza gacha, Thor hubiese jurado que incluso lo escucho gimotear.

Sabía de sobra que los omegas necesitaban de la protección de unos brazos cuando los invadía la inseguridad. Esa era una de las labores de los alfas, brindarles la protección que ellos necesitaran, no solamente la física y económica, sino también la emocional; era su deber librarlo de cualquier carga y hacerlo sentir seguro, el problema es que él no era precisamente bueno consolando gente, ese tipo de interacción no se le deba particularmente bien.

-Puedes quedarte –le dijo simplemente, -Si lo deseas.

Loki se volvió lentamente, limpiando el residuo de sus lágrimas con el puño de su pijama. Aquel par de pozos verdes, que brillaban por el llanto aun a través de las penumbras de la habitación, conmovió su corazón de una forma en que nadie lo había hecho antes. No supo cómo responder a una situación como esa, así que simplemente se recorrió en la cama y levanto el edredón para que entrara.

Loki avanzó un par de pequeños pasos, inseguro, lo cual arranco una sonrisa enternecida en el mayor. Ante esto el pelinegro aumento la velocidad hasta casi correr y de un brinco ya se hallaba rodeado del calor y el aroma de su alfa. Abrazó a Thor por la cintura y recargó su cabeza contra su pecho para que los latidos, un poco acelerados del rubio ante esta reacción, le brindaran la tranquilidad que buscaba.

-Gracias –susurró Loki liberando el delicioso aroma del cual Thor ya era adicto.

Su cuerpo se relajó y solo atino a arropar al chico y corresponder al abrazo. Era raro, nunca antes había dormido de aquella forma, pero de alguna extraña manera se sentía condenadamente bien.

-Buenas noches –le susurró besando su coronilla –descansa… mi pequeño omega – dijo en un susurro pegándolo aún más a su cuerpo sintiéndolo tranquilo y en paz.

 

 

 

 

Notas finales:

Y bien? que les parecio? No se olviden de hacermelo saber en un comentario

un saludo a todas esas personas preciosas que siguen la histiria.

nos leemos a la proxima


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