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Problemas de clase por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holis~

Una Krat que se escapó de hacer tareas, viene a dejar esto y después se irá a dormir~

Muchos besos y espero que disfruten~

 

 

 

 

Reborn había acudido al llamado de un miembro de su manada, había ido a reconfortar al afectado que suplicaba protección, era normal para ellos, más no lo era para las personas “normales”. Lambo sólo había sido un intermediario en eso, pero maldijo su “buen corazón” porque odiaba estar mirando como el “todopoderoso Reborn sanguinario” se comportaba como un buen… padre o amante. ¡Ni siquiera quería pensar en esa interacción! Pero allí estaba, frente a sus ojitos verdes, pues Tsuna y Reborn estaban en su mundito temporalmente estable

 

 

—ayúdame — los susurros de Tsuna no dejaban de darse mientras se restregaba contra el mayor — por favor

—tu olor está mezclado con el de ese tipo todavía — regañaba en voz tan baja, que solo Tsuna podría escucharlo — te hizo algo — afirmó sin parecer pretencioso

—Reborn… la etapa — susurraba mientras sus lágrimas salían — pasé esa etapa… me acoplé

—lo imaginé — gruñía bajito, pero no por la furia, sino por la frustración — malditos sean esos tipos

—la fiebre se expandió — posaba su frente en el pecho ajeno y sollozó — pasó… pasó… pasó

—trata de tranquilizarte, mocoso idiota — insultaba, rozaba con su bozal la mejilla del castaño simulando una mordida — ya veremos qué hacer — los miembros de la manada que no hacían bien las cosas, recibían una reprimenda, pero atados como estaban, lo máximo que Reborn podía hacer, era fingir mordidas o maltratarlo como le fuese posible y aun así Tsuna se dejaba hacer

 

 

Lambo bufó insatisfecho al seguir viendo eso, lo único que le alegraba el día era que su acompañante no lo estaba pasando mejor. Se notaba a leguas su malhumor, Lambo incluso quiso provocar a Hibari a una pelea verbal, pero el otro lo ignoró y solo se centraba en ver al castaño a lo lejos. El de ojos verdes se divertía con aquello, pues al parecer no era el único posesivo en el maldito lugar. Lambo no tuvo opción más que ayudar al enemigo, pues sino Reborn no dejaría de fastidiar y tampoco le daría recompensa. Así que resinó a cumplir una nueva orden y a intentar callarse, pero todo tenía que terminar y esa pequeña visita llegó a su final. Por eso Lambo estaba allí, luchando para devolver a Tsuna a su lugar. Tenía tiempo límite porque el primer dedo de Kyoya ya se movió y eso no era nada bueno, allí habría problemas y lo mejor era evitarlos. Además, había otra dificultad más que estaba a punto de estallar

 

 

—maldita sea, Tsuna… ¡colabora! — gruñía el de ojos verdes mientras trataba de poner la cadena en su lugar, pero el mencionado se negaba a alejarse de Reborn — Reborn, ¡ayúdame al menos!

—tampoco quiero alejarme — dijo con seriedad, ignorando el bufido molesto de Lambo — ahora piérdete

—joder… sabía que era mala idea juntarlos… ni modo — decía buscando entre su ropa una cosita que guardó para casos de emergencia — no me dejas opción, Tsuna

—no te atrevas — gruñó Reborn mirando a Lambo, sabía lo que el mocoso tramaba

—cállate Reborn… ya tuve suficiente de su amorío momentáneo — el arma de electrochoque estaba en su mano. Lambo la portaba siempre en caso de que Reborn se negara a portarse bien, después de todo el lado animal seguía siendo… animal — sabes que odio ese maldito comportamiento tuyo

—a ti nada tiene que interesarte, mocoso — Reborn frunció su ceño al ver a su carcelero sacarle la lengua. Aún tenía a Tsuna en su regazo y no estaba dispuesto a dejarlo ir

—qué pena… su tiempo ya se acabó — Lambo iba a impactar aquel táser contra el cuello de Tsuna, pero no contó con la interferencia de su queridísimo compañero — Reborn… ¿es en serio? — se quejó, pues Reborn había impedido su ataque con rapidez. Tsuna ahora estaba en el suelo, pues el cuerpo de Reborn había reaccionado al instante, apartando al castaño y recibiendo el ataque — no jodas ahora — decía manteniendo el arma en sus manos con fuerza, pero luchaba contra la fuerza adversa de Reborn, quien lo estaba empujando

—te dije que no lo hicieras — gruñó enfadado y con fuerza empujó al carcelero hasta verlo impactarse contra los barrotes. Dio una mirada dura, fría y molesta antes de volver a centrarse en Tsuna — hey

—Reborn… Reborn — el castaño estaba arrodillado en el suelo, moviendo la cabeza como si tratara de quitarse algo de encima

—maldición — Reborn se acercó de inmediato, sabía lo que eso significaba — no te dejes ganar… no te vuelvas un perdedor — gruñó postrándose en frente del castaño y tratando de que lo mirara — abre los ojos Tsuna… mírame

—Reborn… Reborn… Reborn, Reborn — pero ese monólogo no se detenía. Cada palabra era dicha cada vez más rápido y fuerte. El castaño se negaba a abrir los ojos y parecía sufrir de un espasmo doloroso

—joder — Lambo aún seguía en el suelo, estaba molesto por aquella agresión, ¡¿Quién se creía Reborn?! — esto me saco por ayudar a un buen castaño quejumbroso — se quejó levantándose y tomando de nuevo el táser que lanzó debido al golpe — ahora sí que me voy a vengar, cariñito

—Reborn, ¡Reborn! — Tsuna repetía eso sin parar y el mencionado frunció su ceño… ya se lo temía

—¿y a este que le pasa? — Lambo dejó su pequeño enfado al notar que el castaño empezaba a elevar su rostro y a contraer su estómago

—REBORN —

 

 

Fue de un segundo a otro que todo en esa habitación había cambiado. Tsuna lanzó un gruñido y luego ese grito profundo con una voz más potente y ronca de la usual. Un salto, un ataque sin advertencia. Todo pasó como en cámara lenta, pero los involucrados no supieron reaccionar a tiempo ante lo que pasaba. La sangre se derramó de repente cuando el castaño perdió conciencia absoluta y saltó en contra del que hasta hace poco le estaba dando consuelo. El aroma metálico se esparció por el lugar y Lambo solo pudo abrir los ojos, porque no se esperaba aquello. Ni siquiera las advertencias de Reborn fueron lo suficientemente efectivas para prepararlo… eso no era bueno

 

 

—¡Reborn! — se exaltó Lambo al ver como Tsuna mordía el brazo de aquel hombre azabache. Apenas tardó unos segundos en reaccionar— ¡qué demonios!

—Tsuna… despierta — le gruñía, pero mantenía su cuerpo tenso, dejando que el otro presionara más la herida — no me digas que cediste a ese lado… tienes más resistencia que esa — pero la respuesta a las palabras del patilludo era un tirón — maldición… agh

—maldición, ¡no! — Lambo entendió aquello… Tsuna cedió al hambre — debo hacer algo — tomó su táser, respiró profundo. Ni siquiera lo pensó antes de incrustar aquella arma en el cuello de Tsuna para que convulsionara y soltara a Reborn — ¡no te quejes, Reborn!... porque … hubieses sido su cena — jadeó un poco, impactado por lo que acababa de ver. Con rapidez tiró del castaño colocándole el bozal de nuevo, justo antes de que este reaccionara y lo empujara

—maldita sea — Reborn se levantó y presionó el cuerpo de Tsuna contra la pared antes de que lograra alcanzar al mocoso de ojos verdes — ¡Lambo! — dijo al sentir la nueva mordida un poco más abajo de la anterior — ¡Lambo! ¡Sujétalo rápido!… la sangre… la sangre me afectará también — declaró mientras soportaba el forcejeo que Tsuna daba para liberarse

—demonios — Lambo sujetó las cadenas y con precisión ató al castaño dejándolo inmóvil, bien sujeto a la pared. El táser de nuevo fue usado para que Tsuna soltara a Reborn y listo… el peligro había pasado… eso quería pensar

—Eso te ganas por ser buen samaritano — Hibari ya se había recompuesto parcialmente de su parálisis, incluso esperó un momento mientras apreciaba el “karma” actuar en contra de sus atracadores. Se levantaba con algo de ansiedad, pero aún no tenía movilidad completa

—¡TÚ TE CALLAS, HIBARI! esto fue por tu causa… — jadeó Lambo, pues el pánico y el esfuerzo físico le robaron el aliento — ya es difícil dormir. Ahora imagínate con un Reborn gruñendo y hablando sobre Tsuna y su tortura… pues JÓDETE — apuntaba al azabache de ojos azules con furia. No habían sido sus mejores días, estaba estresado y cansado

—la pagarás herbívoro

—Ni creas. Me iré antes de que tú…

 

 

En un instante las cosas cambian según las normas universales de la naturaleza. Las cosas se vuelven turbias y dolorosas, todo en consecuencia de diversos hechos forjados por los mismos humanos actores de la obra llamada “vida”. Lambo sintió el golpe en su espalda y apenas pudo darse vuelta para detener a Reborn, quien lo atacaba. Una mordida en su espalda era riesgosa, una en su cuello sería mortífera, pero se decidió a darle la cara a la parca. Los clase A estaban sensibles en esa época, la sangre derramada podría enloquecer a cualquiera y Reborn no era inmune a eso, después de todo… tenía hambre, como cualquiera en ese lugar.

El de ojos verdes luchó contra Reborn, pero fue inevitable que sintiera la mordida en su hombro. Dolía un poco más comparado a los juegos que hacían de vez en cuando, incluso se le fue el aire en cierto punto. Perdió su táser y vio su muerte reflejada en esos ojos negros que amenazaban a su nueva presa. Reborn se separó para dar una nueva mordida, pero esta vez daría una con objetivo mortal. Lambo sujetó el cuello de Reborn con ambas manos, pero sus fuerzas decaían porque uno de sus brazos estaba lastimado. Veía la muerte en esos negros y vacíos iris… claro, ¡qué buena forma de morir!... genial… hasta en ese punto su ironía era un asco

Un golpe para apartar al clase A descontrolado, una pelea que Hibari anhelaba porque el oponente era el indicado. Sacó fuerzas y movió su cuerpo para atraer a Reborn hacia sí, hasta una leve sonrisa se le escapó. Golpeó al clase A y lo lanzó lejos con una sola patada. Pelearía gustoso con ese maldito clase A al que quería castrar, por el simple hecho de que Tsuna le pusiera atención. Estaba furioso por ver lo bien que se llevaban esos dos, pues la relación era malditamente amena, al menos lo que vio en esos minutos eternos. Pelearon en igualdad de condiciones puesto que Reborn estaba limitado con todas las protecciones posibles y su fuerza se colocaba a nivel del carcelero.

Hibari lanzaba golpes con fuerza, sin importarle las fuertes tacleadas de Reborn, volvía a levantarse con mayor entusiasmo para someterlo. Vio en esos ojos la necesidad de alimento y no era broma que la parte animal de Reborn era letal, pues buscaba cualquier oportunidad para intentar romper algún hueso importante. El patilludo tenía una herida en el brazo y aun así no dejaba de moverse con agilidad, demostraba la ferocidad típica de su especie al atacar. Lambo solo vio aquello un ratito, mientras preparaba el líquido en el dardo y de paso recuperaba el aliento y detenía el sangrado con un pedazo de tela. Lambo estaba preparado para todo, tenía que estarlo si su compañero era el más malicioso de todos. Era así que, en poco tiempo, tuvo a Reborn casi inconsciente en el suelo, pues recurrió a la primera oportunidad que vio… fue perfecto

 

 

—demonios. Esto salió caro — dijo adolorido cuando apretaba su herida en el hombro y miraba a Reborn removerse en el suelo — bueno… nos veremos querido Kyoya — aun así, Lambo sonrió

—no te irás sin que yo te mate, herbívoro — bufó mientras veía a Reborn intentando pararse. Los clase A sí que tenían tolerancia a los fármacos

—sí, si — dijo bostezando y esquivando la tonfa — ¿no crees que mejor lo dejamos de esta forma?

—maldito herbívoro. Venir con esa cosa a mi departamento

—oye Kyoya — sonrió Lambo antes de patear el estómago de su compañero e incrustarle una dosis de tranquilizante en el brazo — duerme un rato, tómalo como una recompensa por esto

—joder — su cuerpo había despertado, pero sus sentidos seguían un poco turbios. Evitar la nueva dosis de tranquilizante, le fue imposible

—es una dosis más fuerte que las anteriores — explicó mientras se guardaba las evidencias del atraco — ahora me apetece tener paz mientras cargo a Reborn a la jaula

—te morderé hasta la muerte — luchaba por mantenerse en pie, estaba forzándose a no perder la consciencia

—quedemos en paz — con calma se estiró un poco mientras pasaba de largo a Hibari — y estoy herido por ser buena gente. Tu clase A ya estará sin ganas de llorar, tú dormirás unas horas porque lo que te inyecté es fuerte… y Reborn, pues… él ya llegó a la etapa sin retorno… todos ganamos — decía sin prisa mientras revisaba la jaula de Tsuna y este se removía inquieto mientras gruñía — Nuestros clase A listos para el combate. Nuestros problemas en un secreto… y tal vez podamos volvernos aliados… como sea… quédate callado y ninguno se meterá en problemas

—ni creas — se apoyó en una pared cercana mientras sacudía su cabeza para aclarar su visión

—entonces lo pondré así… — se acercó a Hibari y lo atrapó del cuello hasta empotrarlo contra la pared — si me enfrentas o me traes problemas — dijo con la mirada afilada y una expresión de prepotencia — yo el diré al alto mando que le diste a Xanxus la posibilidad de dañar a Tsuna… con eso, créeme que te lo quitarán. Tu linda mascotita se irá

—herbívoro — gruñó apretando el brazo que lo estaba asfixiando e intentando apartarlo, pero ya sentía la debilidad en su cuerpo — no eres… un debilucho… ¿qué planeas?

—ya debes saberlo… Tsuna es el favorito de Timoteo. Xanxus tiene prohibido acercarse a Tsuna… y yo… solo quiero ser tu amiguito, friki de las peleas — dijo soltando al mencionado — Recuerda… si tú me delatas, yo puedo hacer que, incluso, te devuelvan a la “academia” para carceleros — con calma tomaba una de las cadenas guías de Hibari y la colocaba en el collar que Reborn tenía puesto

—mientes

—día de inspección, infiltración al cuartel — miró a Hibari y sonrió — yo te vi junto a Gokudera — dijo mirándolo retadoramente — no me obligues Kyoya… te conviene más ser mi aliado, porque yo sé muchas cosas que tú quieres saber

—así que Reborn te confió secretos

—se los saqué con paciencia… así que, si quieres que yo te ayude, me ayudarás en las travesuras de este tipo — Lambo sonrió mientras levantaba a Reborn y se lo colocaba en la espalda con un poco de esfuerzo. Usando la cadena que su enemigo tenía en el cuello lo sostuvo, pues sería difícil cargarlo hasta el departamento  

—¿por qué? — se resbalaba por la pared. Ya casi perdía la conciencia

—¿no es obvio? Así Reborn no me da lata y puedo tener mi cuello a salvo… es fácil de entender o quieres que te haga un dibujo mi querido… friki de las peleas

 

 

Con esa burla final, Lambo dejó a Reborn de lado, pues no le agradaba llevar peso muerto. El de patillas cayó estrepitosamente al suelo, Lambo no quería agotarse demasiado a pesar de que las tendría difícil después. El humor de Reborn no estaba del todo bien esos días, con aquella afrenta seguramente se pondría peor. Kyoya era duro de vencer, el de ojos verdes lo sabía, por eso le dio una leve dosis con el táser para que se pusiera a dormir y al verificar que en verdad Hibari estaba inconsciente, pudo respirar en paz. Todo parecía tan normal que el menor simplemente bostezó; ya era de madrugada después de todo. Revisó su movilidad, admiró a Tsuna reposar en su jaula y su día había terminado bien.

Lambo rió cuando vio a Reborn abrir los ojos y levantarse mientras se quejaba por el dolor del hombro. Dejarlo caer al suelo fue parte del “acto principal” y una leve venganza por toda esa escena interminable con Tsuna. No cruzaron miradas, Lambo adivinaba que el mayor estaba furioso porque al final el castaño perdió la batalla, además de algún otro tema sin sentido que aturdiría a cualquiera. En silencio, ambos regresaron al departamento respectivo caminando por sus propios pies. Eran acunados por la noche, los ruidos de los clase A, la madrugada que no los delataba y por el contrario les servía de refugio, porque las luminarias eran escasas para ahorrar energías. Reborn fingió el ataque para salvarle el culo a Lambo. Lambo logró que Hibari se durmiera y se quedara callado, pues estaban seguros que lo que menos quería ese lobo, era perder a Tsuna. Todos salían ganando esa noche y estaban listos para combatir las demás

 

 

—no tenías que morderme tan fuerte, Reborn — criticó Lambo apenas estuvieron en la privacidad de su departamento

—de no ser así, ese lobo idiota no se lo hubiese creído, mocoso — bufó enfadado mientras se le era retirado el bozal

—tsk… nunca más te llevo con Tsuna… ustedes dos son… son — hacía una mueca de asco y no se atrevía a terminar la oración

—que te importa — gruñó mientras estiraba su brazo cuando la camisa de fuerza fue retirada. Fruncía el ceño al recordar los detalles que apenas pasaron – ahora solo cállate y prepárate. Tal vez partamos mañana en la tarde

—lo sé… y dime, ¿qué tengo que hacer ese día?

—dejar que mate a Hibari, no morir y llevarte a esos dos — dijo con simpleza mientras tocaba la herida de su brazo, Tsuna se había pasado esta vez, después se desquitaría  

—sigo esperando que me des una buena razón para quedarte – suspiró pesadamente mientras envolvía las plumas que se habían quedado regadas en su casa y las metía en un basurero de metal, para enseguida prenderle fuego y dejarlo en el baño – pero bueno… duerme bien, Reborn — odiaba cuando el mayor no le respondía

—oye, ¿no me curarás la herida? — dijo divertido por el puchero que hacía el otro — debes atarme también, después de todo… es la regla antes de la masacre

—muérete — arrugó levemente su nariz y se cruzó de brazos — odio que me uses para llevarte con Tsuna

—quien te entiende, mocoso

—viejo verde — regañó en contra

—te olvidas de algo — bastó con dar dos pasos largos para alcanzar al mocoso berrinchudo — ¿no es así?

—pues te jodes, porque no te vendaré esa herida tan bonita que tienes — ni siquiera miraba a Reborn, estaba enfadado como para ser “bueno” en esa ocasión

—soy de palabra — susurró antes de callarle la boca al otro al juntar sus labios — aunque seas un mocoso — murmuró antes de lamer aquellos labios que se curvaban en una sonrisa divertida

—ya lo veo. Entonces lo valió… papá — ¿cómo no estar feliz cuando recibes recompensa? Incluso soportar esa escena de enamorados valió la pena

—cállate — no le dio oportunidad a protestar cuando lo empotró en la pared — no me hace gracia que me recuerdes eso, mocoso —

—así que, eso de ser tu hijo, era… verdad — sonrió mientras se colgaba del cuello del más alto y volvía a juntar sus labios en un tacto tan simple como el que le dio Reborn — poco me importa

—debería — no dijo nada más mientras sujetaba la nuca del mocoso y sentía el permiso para hacer lo que quisiera. Un beso adulto, el mocoso casi gemía por aquello. Reborn reía por lo atrevido que era el de ojos verdes, un niñito caprichoso criado en ese mundo de carceleros. El clase A terminaba concediéndole lo que el mocoso pidió en recompensa por aquella treta. Invadiéndolo con su lengua, mordiéndole el labio, besándolo hasta que el menor no pudiese respirar y después soltándolo para que cayera al suelo — buen trabajo… vaca estúpida

—cuando gustes, papá — sonrió admirando como el mayor se metía en la jaula. Paso calmado, pecho descubierto, músculos bien definidos, un buen partido, ¿quién iba a negar el atractivo de ese viejo? — pues ahora si te vendaré eso — sonrió mientras buscaba sus implementos médicos y de paso otra camisa de fuerza — para evitar que sospechen sobre nuestro escape nocturno

 

 

Día final…

 

 

Kyoya sabía que la misión de “masacre masiva” destruiría la poca cordura que Tsuna habían ganado últimamente. La parte pensante del castaño, a pesar de ser fastidiosa en cualquiera de sus facetas, era tolerable y hasta una compañía relativamente agradable con quien platicar o insultarse. La parte animal seguramente volvería a ser esa agresiva, sedienta de sangre y poco controlable. Al azabache no le hacía gracia pensar en eso. Para cualquiera que viera a su pareja en esa crisis donde el hambre dominaba los sentidos, en la que suplicaba por piedad, alimento o simplemente por atención, sería doloroso. Tener a un gato en casa, tal vez volvió a Kyoya un poco frágil, eso sería el justificante como para tener ese pensamiento por un mínimo momento. ¡Maldita fuera su parte humana empática! Mataría su empatía con un buen tequila cuando toda esa mierda terminara

Hibari bufó enfadado cuando de nuevo ganó compostura y bostezó esa madrugada mientras jalaba a Tsuna a uno de los camiones. Era el sexto día de la hambruna de esos clase A y todos estaban en la misma condición, difíciles de manejar. Kyoya miraba de lejos a Lambo, quien luchaba por lograr que Reborn bajase los últimos escalones sin intentar morderle el cuello. Ese mocoso se las pagaría de alguna forma, era un atrevido al querer chantajearlo con esa sarta de cosas que la otra madrugada dijo. Hibari no había dicho nada porque obviamente no quería que le quitaran su pequeña diversión, Tsuna era suyo y no lo cedería, por esa simple razón dejó pasar la artimaña del mocoso y del tal Reborn. Ya vería como lesionar gravemente a Lambo, tal vez en la misión en curso podría hacer algo

Los clase A atacaban con todas sus fuerzas a cualquiera, constantemente tenían que usar los táser para detenerlos un poco, al menos hasta encadenarlos y darles un tranquilizante que duraría exactamente hasta dejarlos en la zona escogida para la misión. Lo malo entonces llegaba y Hibari recordaba las palabras de Lambo, «cuídate, porque Reborn no es el único que quiere tu cabeza». El mocoso tenía razón en eso. Tsuna al parecer estaba lo suficientemente bien como para querer atacarlo y devorarlo, ese cuerpo menudo volvía a estar fuerte y esas piernas se posaban con firmeza en el suelo. Ni rastro de la tortura impuesta por Xanxus al cuerpo del castaño, eso era lo único bueno de esa mañana, pues podría hacer la misión sin problemas. Con respecto a lo demás…

 

 

—maldita sea… quédate quieto — I-pin tiraba de la cadena del muchacho de cabellos lilas, pero este no obedecía y seguía intentando liberarse — HIBARI CUIDADO — fue el grito de la mujer cuando soltó la cadena y Skull se vio libre de arremeter contra el azabache

—demonios — gruñó Hibari, porque era el tercer clase A al que tenía que enfrentar en ese par de horas en donde se empezaron a movilizar — maldito herbívoro — decía mientras esquivaba el primer golpe y de paso el de Tsunayoshi

—joder… ¡SKULL QUÉDATE QUIETO! — los esfuerzos de I-pin eran sobrehumanos al tratar de tomar las riendas de su Skull, a la vez que evitaba ser atacada también — ¡necesito una dosis aquí! — decía a uno de sus superiores

—aléjate — Hibari pateaba con fuerza al clase A, pero este apenas retrocedía dos pasos. Con su brazo logró golpear el rostro de Tsuna para alejarlo también — demonios

—Yamamoto se soltó — avisaba cierto gamberro que alistaba su arma con sedantes hacia un azabache que corría en la misma dirección que los demás clase A en ese día… contra Hibari — ¿qué les pasa a estos?

—cuidado

—¡un sedante!

—herbívoros fastidiosos — a pesar del hambre de todos los clase A, la presa altamente atractiva, en definitiva, era Hibari

 

 

Todo tenía que ser exacto, preciso. La operación necesitaba de un tiempo y lugar específico para que nadie de su armada muriera y que la paz regida en la sociedad se mantuviera estable. Esa masacre era una orden dada por los altos mandos, enfocada al bien común, así que no había opción. La orden debía se cumplida a pesar de que eso significó que la parte humana-pensante de todos los enemigos dejara de funcionar. Todos los “mutados” dejaron de hablar en totalidad, la parte animal ya no fuera tan apegada a los carceleros con quienes se habían emparejado y eso se volvía una batalla de clases. Todos los clase A sin distinción, estaban pasando por una etapa de hambruna, salvajismo y mostraban una hostilidad insana.

Fue una batalla de tres horas, y un poco más, en medio de la fría madrugada. Tal vez no pasarían de ser las tres de la mañana cuando cada clase A era subido a su camión respectivo, atado, encadenado y suprimido de movimientos. Los miembros de la armada de resguardo estaban cansados y eso solo era el inicio de su misión. Hibari se sentó en frente de los otros carceleros que lo acompañarían en esa masacre, se les asignaron zonas específicas por eso viajarían juntos. Todos tenían el mismo semblante duro, levemente cansado, ojeroso, ansioso y hasta con un poco de temor. No fue nada grato soportar amenazas, reclamos, lloriqueos suplicas y demás, en todos esos días de prohibición alimenticia para los clase A. La mayoría no habían podido dormir más de dos horas por cada día, o a veces más que eso, pero en intervalos saltados durante el día. La situación no acarrearía algo malo, pues ellos, los carceleros, no harían nada hasta que los clase A terminaran la devastación y en ese tiempo podrían dormir y recuperar sus energías

La zona había sido acorralada y custodiada con la mayor discreción posible durante los días previos a la gran misión. Las vías de escape eran vigiladas y cuando la hora llegó, los agentes bajaron de los camiones. En ese caso, los miembros no especiales de la armada de resguardo también participaban, pues simples soldados armados matarían a quienes quisieran salir de los límites de la zona de peligro. Los camiones que llevaban a los clase A en su estado más primitivo, ingresó con calma, se ubicaron en la zona que les correspondía y cada carcelero sacó al clase A aun medio dopado, adormilado.

Los altos mandos empezaban con la revisión final, pues en las manos de los más viejos estaba la última decisión antes del gran minuto, «una pequeña dosis para asegurar la tarea». A los carceleros se les ordenó tomar una pequeña capsula que contenía una aguja en un extremo, para que fuera aplicada en cada asesino. Esas eran dosis de alguna droga estimulante, solo para dejar al enemigo sin voluntad alguna, eso si es que alguno seguía teniendo consciencia. Los viejos no dejaban nada suelto, eran precavidos en cada detalle y revisaban que todos cumplieran el pedido. La vigilancia siempre era discreta, pero eso demostraba lo desconfiados que eran esos viejecitos sonrientes

Todos caminaron hasta la calle en donde debían dejar al clase A, el mismo que apenas si podía caminar y en muchos casos debía ser cargado debido al estado de dopaje que tenía. Era de madrugada, así que nadie se fijaba mucho en aquello, nadie se percataba en que un miembro “militar” llevaba un bulto a cuestas hacia una zona específica. Cada carcelero dejaba al clase A que aún no podía mantenerse en pie, en medio de la calle, le quitaba el bozal y mantenía un táser en una de sus manos hasta que terminaba de quitarle las demás protecciones. Colocaban un collar capaz de dar localización exacta del asesino y a la vez proveía de una descarga eléctrica de emergencia, la misma que solo el carcelero a cargo podía accionar, mediante el localizador que tenían en sus manos y que usarían al final de la misión.

Cada uno de los carceleros veía que el clase A se movía levemente, estaban en proceso de despertar y ellos, con la mayor de las calmas, se alejaban. Tenían veinte minutos para llegar a los límites de la ciudad, la operación silenciosa los obligaba a prescindir de vehículos y tenían que hacerlo a pie. Ese era el único esfuerzo que debían realizar antes de su merecido descanso. Los miembros de la armada de resguardo ya se preparaban para la operación y los carceleros tomaban su puesto en los camiones, eso para poder dormir un poco y prepararse para la recuperación de cada clase A cuando todo terminara. Todo se planificó de esa manera

Los minutos pasaban y el corazón se les acelerabas con cada segundo en la cuenta regresiva. El sol ya se ponía en pose, las personas empezaban a levantase para sus tareas diarias, los niños aun dormían y al final estaba el segundo crítico. El primer rayo de sol que se colaba por una ventana era la señal de un día nefasto. La masacre se dio de inmediato, sangre, muerte, dolor, todo estaba allí… era hora de ser… juez y ejecutor

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

Se me alargó el capítulo de nuevo, lo tuve que cortar en este punto jeje

Ahora debo aclarar que las parejas definidas para este fic son: 1827, RL, 8059, I-pin x Skull… Xanxus x Squalo. Esto lo señalo porque ya me han dicho que las insinuaciones les están confundiendo y yo sé que el R27 es la NOTP de muchos.

Yo tengo mis preferencias, una de ellas es el amor insano que le tengo al Reborn x Tsuna, los adoro y me encanta jugar con ellos, ¿por qué? Porque toda mi maldita maldad recae en esos dos. Si es que alguien de ustedes ha leído mis trabajos con Tsuna, siempre, pero, aunque sea mínima, hago una referencia de ese par con algo platónico –refiriéndome a Reborn y Tsuna- y en el peor de los casos termina como pareja final, aunque no lo parezca.

Es un defecto mío, lo sé, pero me encanta y de verdad no me gustaría que apedrearan a esa pareja. Pido respeto para la interacción de estos dos, pues no quiero que ahora o más adelante en esta historia, empiece a recibir una crítica destructiva porque no les gusta el R27 que aquí se menciona. De verdad me mataría eso, así que solo prevengo esos percanses ^^… y es más… nunca se ha mencionado que existe R27 oficialmente… bueno, eso lo entenderán más adelante ^^

Mil gracias para los que siguen leyendo este fic, no pensé que les gustara y estaba preparada para ser abandonada en los primeros capítulos, pero, cada que me llega un review me emociono como no tienen idea. ¡SOY LA MUJER MÁS FELIZ DE ESTE INFELIZ MUNDITO! y cada uno de ellos es respondido con amor, aunque me tarde un poco en ocasiones.

Muchos besos~

Muchos abrazos~

Nos veremos

PD: No es en la única plataforma que publico, pero Amor Yaoi es mi cuna y no la dejaré ^^


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