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Problemas de clase por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

¡Estoy viva!

¿Sobrevivientes a parte de mí?

La cosa se pone tensa XD

Disfruten~

 

 

 

 

—¿qué decides Tsuna? — murmuraba Reborn cuando ya sólo ellos dos faltaban por subir al último transporte que los guiaría lejos de aquella maldita prisión

— tú eres el líder, mi opinión no tienen importancia — ni siquiera miraba el lujar que fue su jaula de tortura durante décadas

—quiero saber — no perdía detalle de cada expresión facial de ese chiquillo

—el arma tóxica es asunto tuyo y del otro loco en la manada — intentó alejarse , pero su líder lo tomó del brazo para que respondiera — déjame en paz, Reborn

—si lanzo esa cosa… él morirá — se refería a ese carcelero inmundo. Hibari era su presa, quería despedazarla, pero fue el propio Tsuna quien pidió clemencia antes de que todo eso empezara. A veces odiaba ese lado melancólico que brotaba cuando menos era conveniente

—¿y qué tiene que ver conmigo? — indiferencia y aunque dos de sus personalidades no estaban de acuerdo con eso, trataba de ignorarlas

—lamentablemente somos humanos… si dejaste que te tomase en el segundo celo, debes sentir algo por él

—no me lo recuerdes

—dime

—el dramático y el melancólico — dijo antes de soltar un chasquido — ese par lo adoran, porque fue gentil cuando más lo necesitábamos — gruñó ante eso y miró a Reborn — pero yo lo detesto porque no es más que una basura manipuladora, ¿qué más quieres saber?

—llevas un hijo de él — sonrió de lado porque sabía que todos en la manada lo escucharon. Era divertido poner a su castañito en dificultades y más si son causadas por las reglas que él mismo impuso

—¿y eso que? Tú tuviste una hija cuando decías amarme aun

—no mezcles las cosas

—estoy haciendo lo mismo que tú… salvando mi raza — de un solo movimiento brusco se zafó del agarre del mayor

—sabes que eso no tiene nada que ver

—si lo tiene — frunció su ceño — si lo matas y yo no reclamo… nos liberamos de un enemigo poderoso

—buena respuesta

—maldito imbécil — oh sí, estaba irritable porque el idiota de su líder no dejaba de recordarle sus errores y porque sus otras personalidades estaban gritando dentro de su cabeza. Callarlas era difícil, seguramente pronto tendría una jaqueca

—¿sigues enojado porque te cambie por la madre de I-pin cuando te atreviste a ser capturado? — sonrió mientras tiraba de Tsuna para abrazarlo y pegar aquella mejilla a su pecho — sé honesto

—¡vete a la mierda! — lo empujó con fuerza y gruñó — púdrete — fastidiado, simplemente subió a la parte trasera de uno de los camiones donde reconocía algo especial en el aire y se calló. No quería ver a nadie, no quería escuchar nada, no quería siquiera pensar… no quería sentir

—qué lindo — Reborn sabía que todo eso estaba en su favor, pero siempre era mejor… jugar un poco, simplemente por diversión

—¿nos vamos? — preguntaba cierto muchachito de ojos verdes que se había bajado de su camión con tal de escuchar la conversación ajena — papi, dije que si nos vamos — escondía su maldito enfado a través de esas acciones para molestar al mayor. Aun no se le ocurría una mejor forma de ganar la atención que deseaba

—Lambo — Reborn sonrió mientras hacía una seña para que el “pistolero” encargado de usar la bazuca le cediera aquella arma — te daré el honor

—¿Qué?… ¿en serio? — ocultar su emoción no era fácil, pero por una sola vez escuchó su nombre en un tono neutral, eso ya era algo

—¿no querías que yo te mirase? — mantuvo su rostro sereno, aunque en el fondo estaba riéndose de aquella situación. Sostenía la bazuca y llamaba a Lambo a su lado… recurriría a una estrategia antigua

—y enviar esta bomba de cloro al centro de esa cárcel… ¿tendrá recompensa? — Lambo ya sostenía esa cosa y se paraba derecho junto a Reborn. Su posición debía ser firme para que la fuerza que contrarrestaba el disparo no lo lanzara lejos — dime… Reborn

—mata a la que fue tu gente — acomodó sus cabellos con una de sus manos, deslizando sus dedos con lentitud para esconder su expresión divertida — y yo te consideraré parte de mis hermanos

—muy poco, dame algo más

—una noche en mi cama — sonrió divertido mientras empezaba a retroceder para ubicar el camión en donde I-pin se hallaba. Ni siquiera debía ver a Lambo de frente, porque su aroma cambió sutilmente y eso significaba que estaba emocionado

—estás de broma — sonreía divertido mientras apuntaba a aire, para que la parábola que se formara le diera la trayectoria perfecta a la bomba tóxica — ¿en serio?

—necesito distracción temporal. Estar encerrado tanto tiempo me tiene un poco alterado

—no me quejo — dejó de pensar en muchas cosas sólo con esa promesa. Se concentró antes de apretar el gatillo y tratar de no caer hacia atrás por la fuerza del disparo — será hermoso estar en tu cama una noche. Te mostraré que soy mejor que Tsuna, Reborn

—Lambo… ¿no sientes pena por tu gente? — escuchó el silbido que ocasionó la bomba, pero no detuvo su andar

—había alguien que conocía ahí — sonreía al escuchar la detonación dentro de la central, pero no le dio mucha importancia. Retrocedió de inmediato para treparse al camión junto con Reborn — fue mi compañero desde que iniciamos el entrenamiento — los últimos autos arrancaron y la libertad estaba dada. Distribuidos en todas esas unidades podrían decir que estaban a salvo

—que linda historia — ironizó el hombre de patillas mientras empujaba a Skull para que se fuera al compartimento trasero del camión. Lo quería lejos de su hija

—nunca me cayó bien… cuando ingresé lo vi. Le disparé en medio de la frente cuando me quiso decir algo

—que cruel — y a pesar de eso ninguna de sus voces varió en tonalidad

—¿y crees que me afectó matar a todos esos imbéciles de ahora? Son tan ratas como los que obligaron a nuestra raza a esconderse

—¿de qué hablan? — I-pin sabía que su padre no la dejaría de vigilar desde ese punto, así que mejor le veía el lado bueno a las cosas — ¿de la manada?

—me acostaré con tu padre... mañana o tal vez hoy — bostezó levemente mientras se acomodaba en la pequeña especie de cama que había detrás de los asientos de los conductores. Skull le hacía lugar para que no fuera incómodos

—¿qué? — pero la muchacha sólo hizo una mueca mientras miraba a su hermano. Lambo no mentía así que su vista se dirigió a Reborn

—créelo — se reía Lambo mientras se estiraba todo lo que le era posible. Skull simplemente se acomodaba para poder tomar una siesta — triunfé en cierta forma

—arranca — ordenaba Reborn al conductor, un hombre de blanca piel y cabello rojizo, quien miraba de reojo a Skull. El de cabellos lilas levantaba el pulgar, afirmando que ambos no deberían decir ni una palabra hasta llegar a la guarida

—no jodas, ¿es en serio papá? — reprochaba mientras le golpeaba el brazo — no puedes hacer eso con tu sobrino

—cállate I-pin. Ten en cuenta que soy tu líder

—y mi padre, ¡y su tío! — obviamente ella estaba estupefacta. Deberían estar bromeando, pero había aprendido que nada de lo que se decía entre los clase A eran un juego  

—a ti poco te interesa — Reborn no dijo más mientras se acomodaba en el asiento y veía a uno de los suyos maniobrar el volante cuando arrancaron a la par

—¿y Tsuna?

—pronto lo verás defendiéndose como nadie más lo haría — aseguró con fastidio mientras se deslizaba en el asiento hasta quedar semi acostado — ahora cállate

—me refiero a si en serio eres tan cretino como para acostarte con alguien sólo porque tu amorcito no te hace caso — reprochaba I-pin

—me acosté con tu madre — no quería hablar, pero ya percibía que su hijita no se callaría mientras no recibiera respuestas — Eso debería bastarte como respuesta

—por un instante creí que podría verte como una figura digna de respeto, pero me equivoqué — el ceño de la pelinegra se arrugó y chirrió los dientes por la indignación

—acostúmbrate a esta familia

—no quiero creer que todos son así

—no todos, solo los que hemos sido tratados como monstruos sin corazón hasta el punto en que nos convertimos en eso. ¿Eso querías escuchar?

—ahora la culpa es…

—¡ya cállate I-pin!… disfruta de la libertad de tu sangre. Eso es lo que importa ahora

 

 

Muerte…

 

 

El sonido de una explosión hizo que sus ojos se abrieran de repente, justo antes de que algo impactara en su costado y lo obligara a rodar unos metros, seguramente fue la onda expansiva. Trató de enfocar su alrededor, sus costillas punzaban, su brazo derecho estaba destrozado y el dolor debería dejarlo inconsciente de nuevo, pero no era como esos debiluchos cualquiera. Escuchó a lo lejos los gritos resonar, algunos ruidos extraños como de quien se atora y trata de toser el agua consumida, un ligero aroma le llegó de repente a sus sensibles fosas nasales y lo entendió. Era un gas tóxico. A lo lejos los sobrevivientes trataban de alertar y salvar a los que se pudiese, pero cuando Kyoya repasó su alrededor con la mirada… estaba solo

 

 

—demonios… ésta… me las pagarás caro — gruñó el lobo mientras se obligaba a sentarse a pesar de todo el maldito dolor que le consumía

—¡moriremos si aspiramos eso!

—¡salgan del perímetro!

—¡dejen a los heridos! No hay oportunidad — de lejos ya se ponían las máscaras anti gases y Kyoya frunció su ceño

 

 

El azabache se negaba a perecer de esa forma tan patética. Se obligó a levantarse y a respirar su última bocanada de aire antes de empezar a dar pasos largos hacia el edificio más cercano que tenía. Diez metros, nada más que eso y el departamento del primer piso del edificio en ruinas lo acogería. Escuchaba a muchos gritar, cuerpos caer, el ruido sordo de quien da su último suspiro, pero poco le importaba, él sólo seguía caminando a pesar de que sentía sus ojos arderle. Controló su ritmo cardiaco, volviéndolo suave hasta que llegase a su destino, de esa forma no necesitaría respirar tan seguido. Alcanzó la puerta y se metió dentro de aquel lugar, pero aun así no respiró.

Sentía sus oídos punzar por la falta de aire, sus latinos retumbaban en su cabeza y aun así se dio el trabajo de buscar alguna tela larga y meterla en el agua que salía de una llave del fregadero. Envolvió la tela mojada alrededor de su cabeza, cubriendo su boca y nariz para al fin tomar una bocanada suave. Debía evitar respirar los vapores tóxicos por un rato, hasta que en ese estúpido departamento encontrara la máscara antigás que todos debían tener. No desesperó ni se asustó por sentir un leve hilillo de sangre surcar su frente o su brazo. Ignoró el dolor y buscó aquella cosa. Cuando se la colocó y aseguró, al fin pudo sentirse en paz y se sentó en la cama de algún desdichado que murió, eso decía el rastro de sangre de la habitación y el departamento entero. Kyoya solo se apoyó al respaldar, hizo un torniquete en la parte superior de su brazo fracturado que en algún momento empezó a sangrar y trató de acomodarse hasta que todo terminara

 

 

—me las vas a pagar — rezongaba — y muy caro, Tsunayoshi

 

 

Estaba furioso, no solo porque fue noqueado y herido de forma patética, sin siquiera poder dar pelea, sino que fue comparado con el maldito de Xanxus y reducido simplemente a una marioneta que usaron para empezar con una táctica de escape. Nunca había sentido tanta rabia como en ese momento, ni siquiera las heridas le quitaron la maldita sed de sangre ajena.

Se iba a vengar, lo iba a hacer… iba a torturar a aquel castaño, quien le hizo sentir todas esas cosas estúpidas y después se fue sin retribuir sus acciones caritativas… juraba por el cielo que iba a destrozar a toda esa maldita raza simplemente para ver sufrir a Tsunayoshi. Lo haría

 

 

Venganza…

 

 

Tsuna miraba a través de los barrotes que tenía el camión en la sección trasera, pues separaba una jaula de la zona donde generalmente los carceleros viajaban sentados a su misión. El movimiento que ejercía su traslado era agradable y no tenía silencio durante mucho tiempo, porque la emoción de sus compañeros era evidente. Gruñidos, palabras, risas, era su familia festejando la libertad. Tsuna apoyaba su frente en los barrotes, pues ese camión, que alguna vez fue usado para el traslado de clase A al campo de matanza… ahora era usado para su liberación y para el transporte de otras personas… su comida

 

 

—¿qué miras tanto? maldito clase A — eran los seis ancianos residentes del cuartel que ahora sólo sería una tumba. Altaneros como siempre y eso sólo hizo sonreír a Tsuna

—gozo de tu desdicha, cabrón

—mátame de una maldita vez — dictaminó otro, quien a pesar de que estaba enjaulado y aprisionado como un clase A cualquiera, seguía igual de altanero — cualquier cosa, antes de denigrarme ante ustedes

—que bien que dices eso — sonrió Tsuna con malicia mientras se relamía los labios — entonces serás el primero

—Tsuna, no deberías — susurraba una voz un poco ronca desde una de las esquinas del camión — eso es…

—es perfecto — respondía mientras estiraba su mano y lanzaba un leve sonido desde su garganta. Alguien cercano le cedía las llaves de aquella jaula — yo sé que alguien tiene hambre

—mi… mi — rezongaba un muchachito, más bajito que Tsuna, de cabellos casi rubios, cuyo rostro estaba rojo por la sangre de sus víctimas — mi… comida

—no lo mates — susurraba Tsuna mientras abría la reja — empieza… por los pies

—¡hambre! ¡Hambre!

 

 

Empezó con un grito histérico, un gruñido antes del ataque, una comida bulliciosa. Tsuna sonrió cuando la sangre brotó manchando el suelo de aquella sección que los separaba a través de una reja. Años de abstinencia, años de hambre y desesperación, eso es lo que se merecían todos esos malnacidos, una muerte lenta y dolorosa. Tsuna dejó que los dos jovencitos perdidos de conciencia pensante se alimentaran de los ancianos. Les ordenó que se los tragaran desde los pies para que esos malditos sufrieran la agonía de las torturas que ellos llegaron a aplicar en su gente.

Cuando el sonido se volvía insoportable y llamaría la atención, incluso en los otros camiones, uno de los mayores se levantó para atar la boca de todos esos viejecitos con tiras de su propia camisa, para que se callaran. Sólo uno prescindió de ese servicio y fue un inconsciente Timoteo. Tsuna eligió ese camión por muchas razones, entre ellas ver y reírse del dolor de sus captores y la otra… atender a una personita en especial

 

 

—ya basta, Tsuna… ¡ya no más! — jadeaba mientras soltaba un leve gemido de dolor

—no te muevas demasiado, Yamamoto — cerraba la reja para que sus compañeros disfrutaran de una comida agradable y caminaba hasta estar junto al mencionado moreno — perderás más sangre

—no importa — la seriedad en su rostro le dolió a Tsuna — pues es mi castigo

—ya volvió tu “yo” amable — el castaño se sentó junto al azabache y suspiró — entonces entenderás que quiero tenerte a mi lado

—Tsuna… acabo de matar a mi amado Hayato, poco me importa seguir con vida, pero antes de perecer quiero que entiendas

—no te derrumbes por tan poco. Has sido fuerte en todos estos años Yamamoto. No decaigas justo ahora en donde más te necesito — Tsuna observaba las manos rojas de su amigo, su aliado y hermano. Juntó la suya con ellas, para presionar la herida que tenía en el vientre y evitar que la sangre siguiera brotando con rapidez

—ugh… déjalo Tsuna… moriré antes de llegar allá

—resistimos más que dos balas — frunció su ceño y golpeó su frente con la contraria — así que más te vale callarte y no moverte. Llegando a la madriguera te sacaremos las balas y volverás a ser el de siempre

—no puedo — sus lágrimas brotaron entonces, admirando los ojos de Tsuna y pidiendo clemencia — no quiero… he manchado mis manos con su sangre. Lo he matado y eso no debería ser

—él te traicionó… ¡maldición! ¡Entiéndelo!

—y quiso recomponerlo después — tragaba grueso, porque sentía su garganta cerrarse

—y te disparó con intención de matarte — frunció su ceño porque Takeshi le recordaba a sí mismo. Eran un par de idiotas

—lo amaba tanto — sollozó con fuerza, pero trató de no gritar y aguantar el dolor de su herida y de su corazón — no quise que muriera bajo mi propia mano. Por dios… si es que a nosotros nos guía algún dios… pido clemencia y que la muerte me acoja

—Takeshi — suspiró profundamente y se alejó para colocar su mano encima de los parpados ajenos — si no quieres apreciar tu existencia, cédeme tu vida

—lo que quiero es perecer

—somos animales… el suicidio no nos es permitido. No podemos, seguiremos luchando hasta el final

—entonces mátame, ¡por favor!

—no quiero, no puedo y no lo haré — Tsuna descubrió aquellos ojos y sonrió cuando sus miradas conectaron — soy el que mejor te entiende ahora, por eso escúchame

—alivia mi alma, aunque sea un poco

—el amor que decimos sentir por alguien no es más que simple instinto — en ese punto todo estaba callado, incluso los que se alimentaban trataban de hacer el menor ruido posible. Los ancianos se habían desmayado por el dolor de ser desgarrados, el camino se volvía plano y solo el motor deshacía la calma. Esa información que uno de los altos mandos de la manada daba, era interesante para todos los presentes — buscamos una pareja estable

—ya lo sé

—a los que dejamos atrás, los elegimos porque cumplen con lo requerido. Fuertes, decididos, buena compañía, nos ayudarían en la cacería, cuidarían de las crías, heredarían buenos genes… eran casi perfectos, era lo que más se acercaba a nuestras necesidades, era lo único que teníamos a disposición para cumplir con nuestra tarea de procreación y consecución de genes

—si me hablas así… me recuerdas a Reborn — reía débilmente mientras cerraba sus ojos y suspiraba — dime más — ironizó

—sabes que era un desperdicio estar con él — sonrió divertido, porque era verdad que asemejaba en muchas cosas al que siempre consideró como su padre — Hayato no era como nosotros

—eso no me importaba

—no me mientas — sonrió con comprensión mientras dejaba salir a su lado más empático, ese “yo” era mejor en esas cosas. Tsuna mostraba esa sonrisa que a muchos les daba miedo y que a la vez les generaba confianza en la mayoría de casos — porque sé que en el fondo también reclamabas por eso que necesitabas. Estar con Hayato era simplemente un desperdicio de tiempo, esfuerzo y ganas… Hayato valía menos que una basura

—no hables así de él — suspiró negando, no quería reconocer aquello — Hayato era…

—infértil — tomó el rostro de Takeshi entre sus manos y lo miró con seriedad — recuérdalo Takeshi. Todos esos imbéciles eran infértiles. Todos los varones de esa raza son solo sacos vacíos que no pueden actuar como una raza versátil

—lo sé y aun así quise estar con él — jadeó mientras intentaba parar sus lágrimas

—necesitas hijos. Necesitas descendientes. Todos los necesitamos

—pero…

—somos muy pocos, nos estamos extinguiendo con el pasar de los años. Nos cazan, nos asesinan, nos impiden seguir con la evolución de nuestra raza

—Tsuna… por eso tú…

—cada uno de nosotros tenemos ese instinto a flor de piel. Tú, Reborn, Skull, Leo, Hana, Kyoko, Lyu, yo — su seriedad era una característica distintiva, digna de un líder que trata de expresar sus ideales — Necesitamos seguir con nuestra línea de vida. Lo que nosotros necesitamos es una pareja fértil que pueda darnos la oportunidad de procrear como cualquier otra raza desearía

—Tsuna… yo no quiero más hijos. Ya tuve uno y lo perdí

—mientes — sonrió con comprensión — pero tu lado humano decae con rapidez y por eso no dudaste en atravesarle el pecho a ese desperdicio de ser viviente

—¿lo odiaba? — preguntaba con dolor — ¿tú crees eso?

—recuerda Takeshi. Sólo los machos de nuestra raza pueden procrear tal y como si fuera una mujer — sonrió — nadie más sirve para ese trabajo

—entonces debí ser yo el que… debió actuar de procreador pasivo

—ahora hablas como nuestro hermano mayor — se reía y contagiaba a Takeshi, quien hacía una mueca de dolor — pero si

—lo sé — cerró sus ojos y se acomodó para descansar — Hayato no me servía de nada

—qué bueno que lo entiendas

—pero eso no me quita la desdicha, la culpa y el dolor del pecho

—pero lo apacigua y le da a tu otro “yo” la fortaleza para seguir existiendo y que no se vuelva a dividir — deslizó sus dedos por la mejilla del moreno, una caricia para transmitir confianza

—gracias

—ahora reposa, porque no puedes morir. Te necesito a mi lado Takeshi, como apoyo

—lo sé… haré mi mayor esfuerzo

—piensa que mi cachorro… puede ser tu aprendiz en un futuro. Así que desde este momento… te lo encargo

—así que… tú eras lo que estábamos buscando — esa voz hizo que Tsuna frunciera el ceño — tú eres lo que nosotros intentamos… hallar… desde hace tiempo, Tsuna

—es tarde Timoteo — sonrió con prepotencia — ustedes siempre quisieron comprobar esa teoría, pero mira… jamás lograron obtener nada y ahora que logras saber que los machos de mi raza pueden llevar cachorros de otros machos… estás encaminándote a tu muerte

—ellos lo sabrán — sonrió con seguridad mientras admiraba al frente, donde su otro compañero estaba

—sus aparatos de comunicación satelital no sirven aquí adentro. Así que… pierdes el tiempo — suspiró el castaño — ¿crees que nuestro hermano mayor es estúpido?

—ya veo — Timoteo reía mientras admiraba a su compañero soltar un celular y otro anciano que fingía estar consiente también hacía lo mismo — dime, ¿quién es… tu hermano mayor?

—a quien tú buscabas con esmero — respondió uno de los clase A de mayor edad que ahí estaba — qué suerte tienes… sabes todos nuestros secretos antes de morir. Siéntete dichoso, maldito

—no lo mates Kaito — murmuraba Tsuna — Timoteo es mío, pero puedes comerte al otro

—como quiera, mi remero de líder — se burlaba el clase A y eso causó que Takeshi gruñera, pero Tsuna lo ignoró— disfruta de tu dicha temporal Tsuna, porque cuando volvamos a la madriguera, tu no tendrás autoridad

—¿quieres pelear desde ahora?

—disfrutaré más viendo lo que te hace Reborn, pues engendrar un cachorro con un carcelero es denigrante, deshonroso y asqueroso

—cierra el pico — gruñó Yamamoto — porque somos muchos los que pasamos por algo así

—que bien que yo maté a mi carcelero antes de que algo así pasara. Ustedes me dan asco — Kaito mostraba una de las tantas caras de la manada, una llena de resentimiento e ira. La gente se volvía rencorosa cuando ha sufrido demasiado

—cállate Kaito — bufaba Tsuna — ahora todos estamos festejando. No lo arruines

 

 

Desastre…

 

 

Una gran noche la que vivió, un gran día el que esperaba. Xanxus bostezaba mientras caminaba por las calles de la ciudad que lo acunó esa vez, aun sentía el licor en sus venas y el sabor en su boca. Llevaba tres días fuera de ese puto centro de investigaciones y le daba lo mismo. Nadie le iba a sacar en cara que se estaba saltando el trabajo, porque si no, él mismo les iba a partir la cara. No por nada era uno de los mejores y sólo lo llamaban para los trabajos excepcionales. Pero obviamente no podía escapar de ese lugar por tanto tiempo sin dar aviso, aunque sea una llamada.

Mientras caminaba por allí y tomaba lo que se le antojara de los puestos de frutas o panes, tecleaba algo en un aparatito que usaba para comunicarse con los directivos. Un teléfono satelital o una de esas mierdas que le mandaron a tener encima, para que jamás lo dejasen de localizarlo si era necesario. El moreno odiaba aquello, así como el estúpido uniforme, odiaba incluso cortarse el maldito cabello como la mayoría de soldados hacía, por eso su cola de caballo crecía altaneramente

 

 

—debe pagarme por eso — esa protesta detuvo sus pasos y su ceño se frunció de inmediato

—yo te salvo el culo sin que te des cuenta y te atreves decirme eso — gruñía cuando alguien se atrevía a darle contra

—vivo de mi trabajo, usted me está… — pero no lograba terminar la frase porque Xanxus ya lo había mandado al demonio con un solo golpe a puño cerrado

—¡¿acaso no reconoces el uniforme, escoria?! — bufaba mientras apuntaba a la bandada que tenía sujeta al brazo o a las insignias que destellaban en uno de sus hombros. Se las colocaba porque no tenía más opción, las ponía donde más cupieran para que no le jodieran la buena pinta que tenía con ese uniforme militar incompleto, pues no usaba camisa y con sólo una polera se defendía bien. De esa forma no sentía ese desagradable e insoportable calor de esa época — aquí puedo hacer lo que me plazca y si no, te cerraré la boca a golpes

—malditos sean ustedes

—YO VIVO CON LOS CLASE A POR SU MALDITO BIEN — reía sonoramente mientras pateaba las cosas de aquel hombre. Las frutas ubicadas en canastas a la vista se regaron por allí y Xanxus solo sonrió — deberías quererme como a un dios

—no tienes por qué abusar

—entonces toma mi puto puesto en la armada y dime si es fácil

 

 

Silencio.

Silencio eterno que confirmaba que, esos tipos de carceleros en el resguardo especial, tenían razón. Nadie podía reclamar nada, porque el trabajo era en beneficio de todos y con el sacrificio de unos pocos. Eran demasiado raros las personas con habilidades que superaban al promedio, ya fuera en olfato, oído o fuerza física y que no fueran clase A, B, o C. Por eso darles lo que desearan era como una obligación y las protestas de los “normales” no tenían validez.

Era así que Xanxus volvía a su actividad anterior, tomar toda la comida que se le antojase sin pagar y llamar al cuartel para informarles sobre su posición actual. Pero después de cuatro llamadas sin respuestas mandó todo al carajo, era obvio que algo pasó. Llamó a la otra base para informarse, lo único que le dijeron era que un mensaje de SOS fue recibido hace un par de horas. Típico, por irse de fiesta se perdía de la diversión. Maldijo entre dientes mientras aplastaba una naranja y la arrojaba por allí. Ingresó a un local cualquiera, se internó entre los pasillos y agarró dos cajas de cigarrillos, dos cervezas y un pastel de chocolate, lo suficiente para entretenerse mientras encontraba transporte y salía a su “misión”

Bostezaba mientras caminaba por las calles. Debía ir a la central y para eso debía conseguir un auto. No quería dar problemas, tampoco quería gastar energías discutiendo con alguien para quitarle el auto, así que acudió a los soldados que estarían por allí, pues siempre había una cede cerca. No tuvo que decir demasiado, solo una orden, lo reconocieron por la mala pinta y las insignias, así que en poco tiempo estaba conduciendo por aquellos parajes desolados que rodeaban aquella cárcel.

No tuvo que ser adivino para saber que las cosas estaban mal, demasiado mal. Las enormes puertas de entrada no estaban, el humo salía del centro de aquella zona, hormigas se veían correr por los alrededores, «bola de inútiles». Cuando se bajó del auto vio varios cuerpos incompletos tirados por doquier y a otros que parecían no tener heridas, pero que tenían sus labios separados y sus ojos abiertos. Mala señal… pero se arriesgaría

 

 

—¿qué demonios pasó aquí? — bufó cuando vio a un soldado usando una máscara que cubría casi todo su rostro

—Xanxus… ponte esto. Hay una amenaza tóxica — el desconocido, eso debido a la máscara que impedía la visión del rostro, le ofrecía una de esas cosas extrañas que asemejaban a alguna criatura de otro mundo

—no me gustan esas cosas — hizo una mueca mientras repasaba sus dientes con su lengua, pues sentía el pastel entre sus muelas

—Xanxus, ¡puedes morir, maldita sea!

—así que eras tú — reconoció esa voz y gruñó — puedes ser mi superior, pero me vale una mierda

—¡obedece! ¡es una orden! — obviamente no se podían dar el lujo de perder a los mejores carceleros que la armada tenía

—púdrete, escoria — no esperó reclamo, simplemente dio pasos rápidos para ingresar a la zona del desastre

—si te mueres, no será mi culpa

—como si un gasecito me fuera a matar

—es cloro, ¡es letal!

—claro — bufó mientras sacaba de entre su ropa un paquetito de color negro, algo que parecía un estuche — no me compares contigo, basura. Yo soy mejor que todos ustedes

—que humilde — ironizó mientras lo seguía de lejos. Sólo quería verificar cuánto aguantaría sin una máscara

—piérdete, no te necesito

—ayuda a los heridos entonces

—¿por qué he de ayudar a escorias debiluchas que se dejaron lastimar por aquellas bestias a las que deberían torturar? ¡No me jodas!

 

 

Xanxus caminaba despacio mientras sacaba una jeringa de aquel estuche. Sus fosas nasales picaron cuando se adentró al lugar y hasta tosió un par de veces, pero poco importó. Levantó su brazo, tanteó una de sus venas principales e incrustó la aguja con habilidad, presionó el embolo y ahí estaba. Listo para el día. Sacudía su brazo porque le dolió aquel líquido que surcaba su sangre, odiaba usarlo, pero debía admitir que le despertaba la vida que tenía escondida, aunque las quemaduras o marcas en su piel fueran el pequeño precio. Después hablaría con su padre para que bajara las dosis de esa cosa, pues los efectos segundarios se estaban volviendo insoportables en cierto punto. Le ardía hasta el culo cuando esa cosa empezaba a subirle la temperatura

Empezó a caminar despacio, porque debía acostumbrarse primero a la toxina basada en los genes de esas bestias. Esa inyección tenía uno de esos experimentos ocultistas y del demonio, que fueron perfeccionados después de matar a cientos de soldados y de experimentar con cada uno de los clase A enjaulados. Tal vez un par de esas bestias murieron en el proceso. Xanxus era uno de los pocos que podían tolerar esos genes mutados en dosis pequeñas en su cuerpo, pero incluso él tenía dificultades para soportar grandes cantidades en periodos cortos, por eso lo usaba solo cuando era necesario. En ese caso lo usó para soportar todas esas malditas toxinas en el aire y para darse energía durante al menos tres días sin dormir, pues suponía que lo mandarían de cacería y necesitaba saber a cuantos hijos de puta debía torturar y traer en pedacitos

Bostezaba mientras pateaba un par de cuerpos de inútiles que murieron. No tenían remedio, los entrenamientos no eran los adecuados. Iba a hablar con su padre sobre eso, pues debían aumentar las dosis de conocimientos prácticos en la “escuela de formación de carceleros”. Como sea, lo que a él le interesaba era ver el nivel de daño y tal vez reírse de un desafortunado caído. Mientras hacía eso, recordaba las veces que su papá lo llevó al centro de investigación cuando era más joven, un adolescente apenas, pues quisieron cultivarle el amor a la ciencia, pero él la consideraba una mierda más.

En esos laboratorios, la primera vez vio a tres clase A desnudos, atados con cadenas que salían del techo falso, llenos de electrodos por todos lados, con máquinas para respirar, con agujas en muchos sectores por las cuales se les inyectaba algún liquido de color visible. Recuerda que en esa ocasión no sintió nada al ver aquello, tal vez porque su padre le había criado en un ambiente en donde lo raro de la investigación, era normal. ¿Pena por esas escorias malnacidas? Pena tenía por sí mismo porque tendría que tolerar que aspiraran el mismo aire. Los odiaba fervientemente. Los experimentos se hacían con clase A vivos, porque si morían era como si todo el cuerpo lo hiciera instantáneamente, pues ninguna célula recogida después de que el cerebro o corazón dejasen de funcionar servía para análisis. Era una muerte perfecta y era por eso que los mantenían con vida hasta el final de sus intereses.

En aquella ocasión tomó un bisturí y lo incrustó en la piel en la zona del vientre a una de las hembras, le abrió la dermis en conjunto con el músculo y ese cuerpo se removió como gusano casi de inmediato. No podía ver los ojos de su víctima, porque eran cubiertos de una serie de cintas y cables le que englobaban la cabeza, tampoco podía escucharla gritar porque en su garganta había algo. Fue fascinante y tal vez desde ahí le agarró el gusto a la tortura, después de todo, su padre nunca le prohibió volver para observar y experimentar con los tres cuerpos a su disposición. Xanxus aún se reía al recordar que hace tiempo hizo na visita al laboratorio y fue él quien ayudó casualmente a que un nuevo suero fuera perfeccionado. Solo regó el líquido de dos tubitos en una herida abierta de un clase A joven, eso fue todo, pero después, los investigadores gritaban por el nuevo éxito.

Bola de viejos imbéciles. Se regocijaban como quinceañeras y le cedieron varios privilegios en otras sedes de la armada

 

 

—tú también caíste — sonrió al encontrar a alguien en medio de un poco de escombros. Pateó la roca que cubría una de las piernas del difunto y lo pateó un poco para verificar — muerto

—Xanxus, ¿por qué no usas tu máscara antigases?

—otra basura fastidiosa — bufaba y le sacaba el dedo del medio para que se callara — no necesito de esas cosas

—olvidé que soportas las dosis letales

—agradécele a mi viejo que me engendró con habilidad — se reía estrepitosamente mientras aplastaba con su pie el rostro de aquel muchacho de cabellos platas

—Hayato Gokudera… pensé que él no caería — mencionaba quien recién se fijaba en el cuerpo inerte que Xanxus maltrataba — su clase A lo obedecía, es raro que muriese

—una mierda que no supo mantener a su mascota atada — Xanxus rió al verlo

—déjalo, podemos dárselo a los superiores

—no… una cara tan bonita como esta debe podrirse naturalmente y no ser usada como muñeco de doctores principiantes

—como gustes — suspiró el superior y empezó a alejarse — ¿puedes ayudarnos con los sobrevivientes?

—metete un dildo por el culo

—lo supuse — no le afectaba esas frases, aprendió a ignorarlas

—basura — sonrió mientras levantaba el cuerpo de Gokudera, agarrándole de los cabellos — fuiste idiota — admiraba el agujero que tenía en el pecho e incluso pasó su mano por allí — tenías linda cara, no cabe duda… si hubieras colaborado con los superiores te hubieses salvado de esta, tal vez — apretó esas mejillas pálidas y sin vida — Eres el culpable de tu propia muerte — lo soltó y siguió con su camino. Debía disfrutar del caos

—a… ayuda — alguien clamaba piedad y Xanxus se la daría

—claro — un disparo en medio de la frente. No cabía duda que era bondadoso, liberando al mundo de un inútil que rogaba por vivir cuando no hizo bien su trabajo. A nadie le haría falta

 

 

Mientras seguía con su exploración visual, escuchaba los reportes de los soldados y Xanxus iba formando una imagen mental del culpable. «Tsuna y Reborn» ellos eran los únicos con el poder para armar aquello, eso era obvio y hasta gracioso.

Todos en esos lugares, en las diferentes sedes, sabían que juntar a esos dos clase A era peligroso. Todos sabían que se los había visto juntos desde antes que el castaño fuese aprisionado. Todos concluyeron que Reborn atacó las instalaciones con la única intención de sacar a Tsuna. Todos sabían del lazo profundo que esos dos tenían y aun así decidieron dejarlos en las mismas instalaciones y en el mismo edificio. Ese caos y muerte fue predecible, pero claro, los vejetes orgullosos se jactaban de tener todo bajo control, por eso se daban el lujo de besarle las nalgas al peligro y el resultado era eso. Decenas de vidas, centenas de cuerpos. A Xanxus le daba pereza contar a los muertos, pero sabía que más de la mitad de la armada, en ese sitio especifico, pereció

Ni siquiera quería revisar su departamento, sabía que iba a encontrar la misma mierda. Destrucción, una jaula vacía y tal vez algo de sangre, quién sabe. Tal vez debería ir a las habitaciones de control, ver los videos de vigilancia, comer algo, marcar a sus presas con fotografías, pero escuchó un ruido que llamó su atención. Se encaminó al departamento en la primera planta del edificio, bostezó y cuando pateó la puerta se dio cuenta que estaba asegurada. Había alguien adentro y eso podría significar una víctima a la que torturar. Disparó a la cerradura e ingresó. Cabía mencionar que amaba esa droga que se inyectó, porque sus sentidos parecían aumentados 20 veces y hasta la respiración del individuo lograba escucharla a pesar de las paredes algo blindadas de los departamentos, pero su decepción se mostró al ver un cuerpo recostado en la cama

 

 

—¿estás muerto, basura?

—kamikorosu

—veo que no — rió suavemente — pero si sigues así, lo harás

—muérete — masculló en susurros. Ya no tenía fuerzas para nada

—aun sigues de altanero, basura. Déjame adivinar, quien te destrozó el brazo fue Tsuna

—debiste estar aquí

—si yo hubiese estado aquí, Tsuna estaría ahora mismo mordiendo la almohada porque la tortura en su trasero hubiese sido brutal — sonrió ante el gruñido del azabache — cierto, olvidé que eres un dueño celoso. Ese trasero era tuyo

—lárgate

—morirás desangrado. Tienes una hemorragia interna, puedo decirlo sólo con escuchar tus latidos y oler la sangre que despiden tus pocas heridas — se acercó a paso calmo y sacó otra inyección más de su “cajita sagrada” — no vivirás si es que no te tratan de inmediato y para mala suerte tuya, aquí mataron a los médicos

—no moriré… no lo haré hasta que mate a Tsuna — apretaba su puño bueno, fruncía su ceño y gruñía. Era un lobo con el orgullo lastimado y que se negaba a morir  

—vengativo, ¿eh? — sonrió con malicia mostrando su jeringa — me dijeron que tienes un organismo especial, duro, fuerte, no como el del resto de basuras… así que… ¿quieres probar?

—¿qué diablos… tienes ahí?

—una dosis letal para cualquiera. Una dosis basada en la sangre de esos engendros. Te puede curar casi de inmediato, puede ayudar a tus heridas cerrarse o que superes la pérdida de sangre, tanto como un clase A lo haría para sobrevivir a un combate mortal… o puede matarte en cuestión de minutos

—dámela ahora

—si no lo resistes… morirás — tiró del brazo bueno del otro y sin cuidado empezó a buscar la vena — quiero ver qué pasa en alguien que no haya sido examinado primero… me pregunto si agonizarás o tus energías se repondrán

—cállate y colócala  

—te sentirás como la mierda — se relamió los labios mientras apretaba la jeringa y procedía con la inyección — tu corazón latirá rápido, el doble o triple de lo normal. Tu temperatura subirá y los efectos segundarios serán insoportables después de que el efecto de los tres días pase… pero si logras soportarlo, tendrás la clave para pelear con esos hijos de puta

—así que… esto usabas

—obviamente... y por eso puedo darles pelea, ¿qué creías, escoria?

—sobreviviré… lo haré y no serás el único dichoso… de usar estas cosas

—si sobrevives, créeme que yo mismo te llevo con los viejecitos… porque como nosotros hay pocos

—¿qué ganas… tú? — su brazo cayó a su costado y sintió dolor en la zona… ahí empezaba eso

—un compañero más — rió divertido antes de pararse y alejarse — alguien que me dé pelea estaría genial. Así tal vez me quite el aburrimiento, escoria

 

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Antes que nada, quería discul… creo que no debo disculparme XD

Como cualquier otra persona tengo una vida académica que cumplir. Transcurría mi final de bimestre y me la pasé a full, es por eso que no he actualizado más que las obras que tenía a la manita, escritas su borrador, ¿por qué? Obviamente porque inspiración-sama apareció

*canto de pangeles* … literal, pangenes, una buena dosis de pan… :v

Ahora si poniéndome seria. El otro lunes pude haber actualizado, pero cuando empecé a releer reviews, la historia (la que daba un salto de un año o más y dije WTF), las ideas que tenía escritas… pues dije. «Krat, te estás olvidando de aclarar muchas cosas que quedarían en el olvido, porque tus lectoras se están formando ideas que no son y después te dan ideas a ti que no podrás aplicar, ¡reacciona!» … ok, cuando eso pasó decidí hacer unos capítulos para englobar aquello de las incógnitas, además que también quería quitarle un poquito de misterio en cuestión de los clase A.

No sé si soy yo, pero me pareció que nunca les di la merecida atención que necesitaban. En conclusión, hice unos capítulos extra con esas cosas, este es el primero, hay dos más y creo que expandiré el final. En fin, les aburriré un tiempito, les daré fanservice y cosas así, ¿por qué? Obviamente por satisfacción personal y espero que ustedes disfruten de eso… aunque alguien me dijo que con eso podría forzar la historia… puede ser, pero como dije en alguna otra ocasión. La trama estaba escrita, el borrador terminado, lo único que hago es retocar un poco, y si, la historia está más allá del escape anterior

Ya dije mucho y me expreso poco XD

Muchas gracias por los reviews, me alegra que me den orientación en lo que estoy escribiendo, los mismos que iré contestando de poco en poco… es eso o distraerme de las revisiones y perderme en el sendero de la universidad…

¡¡¡¡En fin!!!! l@s amo

Nos estaremos viendo la otra semana, espero~

Besos~

 

PD1: Leo todos sus reviews desde las sombras y en medio de clases… me he reído muchas veces, me he sentido triste y al final… me distraigo de las clases, pero valió la pena XD

PD2: Puedo actualizar más seguido, pero con capítulos de 5 hojas de Word (generalmente las hago con 15 hojas de Word y por eso me demoro horas en terminar de corregirlo). ¿Quieren eso? Estoy abierta a opiniones

PD3: Tengo muchas historias en hiatus, algunas ni las recordaba, intentaré retomarlas. Espero que, si es que alguna lee una de ellas, me avise para ponerla en prioridades. Lamento este periodo de “no inspiration”

 


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