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Problemas de clase por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Estoy cayendo de sueño, pero les dejo el capi de hoy... espero no haber perdido el toque XD

 

 

 

 

 

Tsuna miraba los cuerpos sin vida que cedió a los más jovencitos en esa zona para que se vengaran, o, mejor dicho, se alimentaran. El hambre siempre fue un problema para mantenerse cuerdo en aquel sitio de cautiverio, ceder a la gula en su madriguera no sería un pecado en esos tiempos, después de todo… eran libres. Sólo una de sus presas seguía con vida, al menos así mostraba su respiración, aunque no difería mucho de los cuerpos incompletos que despedían un aroma metálico característicos de la sangre derramada.

El castaño no sabía desde hace cuantas horas estaba en ese cuarto. Tampoco sabía a qué hora de ese día llegaron a la madriguera después de abandonar los camiones cerca de un paso entre carreteras antes de incendiarlos. Mucho menos sintió el trayecto en donde disfrutó de arrastrar a un muy mal herido Timoteo mientras los demás se encargaban de borrar las huellas de la fuga. Tampoco le importó saber… no… eso sí le importó

 

 

—déjeme ir con usted —era una chica, una de las nuevas, menos de dos años en las celdas de la armada — por favor

—¿por qué lo haría? Tú perteneces a otra manada — Reborn mantenía ese toque frío mientras los clanes se dividían después del escape. No todos los clase A formaban parte de la misma familia, pues no eran los únicos mutados en ese planeta

—se lo suplico — sus cabellos rojizos revoloteaban con el viento que soplaba — lo que pasa es…

—dejen el barullo — gruñó Tsuna porque estaba hastiado de escuchar a esa mujer llorar — tenemos que irnos. Ustedes a su manada, nosotros a la nuestra. Refugios diferentes, líderes diferentes — esa niña lo miró con súplica, su iris violeta estaba opacado por el rojizo que ocasionaba el llanto, pero Tsuna estaba en su “yo” sin compasión — Nuestro deber como raza ya está hecho. Los hemos sacado a todos de esas malditas jaulas… ya no más

—es verdad, nosotros debemos volver con Byakuran-san — se quejaba un pelirrojo de facciones duras mientras bostezaba — muévete MM

—si no quieres ser nuestro alimento… mejor lárgate rápidamente — gruñó Reborn y esa mujer tembló, pero se negó a irse

—yo no puedo regresar con Byakuran-sama — la muchacha se inclinaba notoriamente en una reverencia que pedía piedad — llevo en mi vientre a un hijo cuyo padre no es de nuestra especie… no será aceptado y me lo quitarán antes de que siquiera se desarrolle

—ese no es nuestro problema — Yamamoto, de lejos, apoyaba la moción de su líder — vete ahora

—por favor, se lo suplico… llevo un hijo — insistía, pero eso sólo ocasionaba el malestar de todos

—aceptar a alguien ajeno a nuestra familia es una condena de muerte. No tenemos tantos recursos con los que contar. Si alguien más se integra, si tú te integras significaría más bocas, más peligros, pues nadie me asegura tu lealtad — gruñó Reborn y empujó a la chica con la suficiente fuerza como para que cayera lejos — ahora, ¡piérdete!... antes de que yo sea quien pierda la paciencia o la inteligencia

—por favor, sólo quiero salvar a mi hijo — se negaba a rendirse. Se levantaba y acercaba a Reborn una vez más — se lo suplico — ella vio que aquel hombre cuidaba de su familia y hasta ese punto no dañó a ningún niño cuyos genes estaban mezclados. Ella quería creer que con Reborn tenía salvación

—suplícale a tu líder entonces — Tsuna la miró con desprecio y se alejó tras darle un leve toque al costado de Reborn. Una seña hacia su líder para que terminara con eso, pronto

—¡debería entenderme! ¡Usted pasa por lo mismo! — pero esas palabras no eran las adecuadas para el momento. MM acaba de causar la furia de dos personas peligrosas

—pero ésta es mi manada — gruñó Tsuna mientras apretaba los puños. Él resentía del otro padre de su hijo, resentía de la estupidez de sus otras personalidades y de su propia debilidad — me las arreglaré con ellos después. Así que mejor cierra el pico — mostró sus colmillos desplegados, transmitió su furia a la muchacha — o te quitaré tu desdicha aquí mismo y saciaré mi hambre de una maldita vez

—calma, Tsuna — Reborn sonreía al escuchar al castaño. Esa actitud era la razón principal por la que quería al castaño a su lado, porque era un rebelde que sabía defenderse, argumentar y liderar — no te alteres

—¡entonces acaba con esto!... ahora — susurró evitando el toque de su líder, alejándose, escapando de esa mirada negruzca. Quería que todos se fueran al demonio y con gusto patearía a esa niña para que fuera la primera

—se lo suplico, Reborn-sama. Seré fiel, ayudaré en la cacería, cocina, cuidado de los niños, haré cualquier cosa… sólo acójame en su familia — los demás, ajenos a la familia del azabache de patillas, ya se retiraban del lugar tras hacer una reverencia en forma de agradecimiento a Reborn, quien los liberó, pero ellos tenían otros sitios de refugio, otros territorios — por favor, ¡piedad por mi cachorro!

—recibiré a tu cachorro entonces — Reborn vio la felicidad en esa mujer y sonrió con malicia — pero sólo a él y cuando haya nacido — MM pareció entender su intención y eso sólo hizo que el ego del azabache se elevara — Puedes venir entonces, pero sólo para entregarme a tu cría y tú quedarás libre de cualquier peso… hasta entonces, no muestres tu fea cara en mis dominios, mocosa

—no sea así de cruel — suplicó con un hilillo de voz. Desesperada porque ese hombre no le mostraba ni un poquito de compasión

—soy un monstruo, ¿lo olvidas? — sonrió sutilmente — todos aquí lo somos

—no creo que sea así

—entonces entiende que soy un líder — Reborn realizó una señal con su mano, elevando sólo dos de sus dedos, para que los demás se adelantaran al camino trazado y él soltó una risita suave — protejo a mi manada de cualquier peligro y tú eres uno de ellos… una peligrosa desconocida de la que no tengo confianza ni información. Un cachorro es fácil de criar y forjarle lealtad, pero alguien de tu edad ya está podrido, así que a pesar de que me des todo, yo jamás confiaré en ti. Lo que menos me hace falta en mi familia es una manzana de la discordia o una insubordinación causada por cualquier cosa

—se lo estoy suplicando

—y yo me niego — se dio media vuelta y siguió — tu cachorro es bienvenido cuando nazca, pero tú… deberías irte ahora. Busca refugio, busca una vida nueva

—¡por favor! — MM estaba al borde de la locura

—si te atreves a seguirme… te mataré

 

 

Tsuna aun escuchaba el llanto de esa mujer cuando se largaban del sitio, también rememoraba lo dicho por él mismo, por Reborn y por todos los demás. Odiaba admitir que estaba en problemas graves, problemas que lo llevarían a la desesperación en poco tiempo, pues era bien sabido que quienes llegaban con el vientre lleno con el heredero de un carcelero no eran bien recibidos en ninguna manada. Malditas fueran sus otras dos conciencias que se encariñaron con el carcelero hijo de puta, pues de no ser así, aun seguiría puro y podría formar una familia normal con Reborn, porque sus otras dos personalidades sí que adoraban a aquel hombre. Estaba dividido, hasta en sus emociones estaba dividido y todo era culpa de la maldita alimaña que torturó hasta que ya casi podía escuchar su corazón detenerse

Fruncía el ceño y se acercaba de nuevo al cuerpo tendido contra una pared. Tsuna dejaba que sus garras y dientes brotaran con calma mientras hacía sonar sus pasos con los pies desnudos en aquel piso de cemento. Poco le importaba su condición física en ese momento, incluso estaba apenas vistiendo la camisa de fuerza y ese pantalón de tela, nada más y ese lugar era helado, tanto que el vapor de su respiración se notaba. Se acercaba al anciano del que se enamoró desde el principio, de hecho, todas sus porciones se enamoraron de ese viejo, pues se negaba a creer que fue engañado por esa sonrisa amable y ese trato humano.

Aún recuerda cuando vio por primera vez la verdadera cara de Timoteo. El dolor, la desesperación y la decepción lo llevó a forjar su primera división, porque al mismo tiempo en que Timoteo lo traicionó, Xanxus lo acogió en la celda de torturas. El amor se fue al infierno y en vez de aquello solo halló resentimiento y odio infinito, de esa forma nació su personalidad altanera y su melancólica. Endureció su carácter, encontró madurez forzada y terminó dejando que su lado “altanero” brotara más seguido, simplemente para que nadie volviese a engañarlo de esa forma tan… desagradable

 

 

—¿me matarás ahora? — la voz rasposa de Timoteo resonó con debilidad, logrando que el castaño se concentrara en su labor — Tsuna

—no puedo creer que yo te amara con locura… fue hace años y aún duele — soltó una risita irónica y un suspiró al final — debí morir de estupidez

—fuiste muy… muy ingenuo

—genial, ahora hasta me lo echas en cara — se arrodilló frente al anciano, quien estaba sentado contra la pared. El brazo del anciano no estaba en el lugar correspondiente, en vez de eso, sólo existía una mancha negruzca debido a la quemadura que Tsuna le hizo para detener la hemorragia — Timoteo, pudiste haber tenido todo lo que querías… pero cometiste el error de decirme la verdad

—estaba cansado de verte y tratarte de aquella forma — ni así dejaba de ser altanero, a pesar de que ya vivió el mismo dolor que él mandaba infringir en los clase A cautivos — me cansé de tu asqueroso aroma y presencia, Sawada

—qué rudo — el castaño no dejaba de ver al anciano con furia — Tú ni siquiera percibes el aroma natural de una persona

—ustedes olían a tierra, mugre, sudor y sangre ajena… era putrefacto, ¿cómo lo iba a soportar?

—¿algo más que decir?

—son seres despreciables — escupió al rostro de su captor y en respuesta sólo obtuvo un gruñido

—somos sus creaciones — deslizaba su garra por una de las piernas del anciano, cortando con facilidad la piel en dos líneas paralelas. Su otra mano quitaba la “agresión” ajena de su rostro

—maldición… ¡mátame de una buena vez entonces! — gruñía soportando el dolor del corte, aunque ya ni fuerzas tenía para gritar

—no — sonreía mientras admiraba su trabajo — ustedes han hecho tantas cosas horribles — suspiró mientras rajaba los extremos del corte, formando un rectángulo en aquella piel — tan inhumanas… tan feas… y yo solo te estoy devolviendo algunas de ellas

 

 

Las garras de Tsuna se incrustaron en uno de los extremos de aquel corte y empezó a tirar de la piel como si simplemente quitara una tapa plástica de alguna lata. Los gritos del anciano entonces empezaron nuevamente, porque claramente sentía como su piel era separada del músculo. Tsuna lo hacía despacio, con cuidado, pues no quería perder el corte perfecto que estaba haciendo. Una piel vieja que arrancaría para tal vez devorarla, aunque sinceramente no quería si quiera saborear aquello. Se la daría a uno de los más jóvenes que pedía por alimento. El castaño sólo disfrutaba de las lágrimas de ese sujeto mientras retiraba la piel y cuando se cansó de ser delicado, lo hizo de un solo tirón sin importarle que la sangre saltase a su mejilla. Veía ese cuerpo convulsionar y ni siquiera sintió pena, sólo asco… demasiado asco

 

 

—¡MÁTAME! — exigía en medio de su post agonía

—sabes… tienes razón — el castaño admiró el trozo de piel que colgaba de dos de sus dedos —Ya me aburrí de ti — dobló aquella piel que aun sangraba y la enrolló como si fuese un papel antes de masticar una porción pequeña — Te he quebrado muchos huesos, tienes derrames internos, tu piel ha sido quemada o arrancada y aun creo que falta mucho para que entiendas los años de maltrato de mi familia — sintió asco y terminó dejando el platillo de lado — pero escucharte una y otra vez se me hizo cansado e intolerable

—te atraparán — amenazó con las últimas fuerzas que tenía — a tu familia igual, pues ustedes son la raza en menor número y… de la que se puede prescindir — jadeaba

—sabes... antes de morir quisiera darte un regalo de despedida, porque a pesar de todo me cuidaste en los primeros años de mi cautiverio — sonrió mientras incrustaba sus uñas en las mejillas de aquel hombre — pregunta... y yo respondo, mi amadísimo Timoteo — ironizó

—¿para qué preguntaría? — cuando lo soltaron, saboreaba su propia sangre brotada de la herida en una de sus mejillas, pues esa garra pasó la piel y músculo

—porque así habrás completado tu misión — a Tsuna, cortar esa piel ya ni le parecía divertido, así que simplemente se sentó a mirar al futuro muertito — dime

—el plan… — el anciano lo meditó un poco y no tenía nada que perder — ¿quién lo ideó?

—fue ideado por quien ustedes buscan desde hace años con desesperación… ¿o cómo crees que organizamos el ataque? O las protecciones para la madrigada

—sabía que estaba en una manada — rió divertido mientras cerraba sus ojos — nada más. Ahora mátame

—sabes… si hubieses tomado mi cuerpo en el celo, yo habría engendrado lo que ustedes tanto querían

—oh… hablas de la procreación definitiva. Sin tener limitaciones de género en una persona — abrió sus ojos y escupió en la cara del castaño, era su pequeña diversión final — asqueroso… simplemente asqueroso

—ustedes buscaban eso. Un macho de mi clase que pueda preñarse de otro macho — se limpió aquella saliva mezclada con sangre y siguió — ustedes estaban obsesionados con forjar guerreros fuertes y creían fervientemente que sólo se daría al cruzar dos hombres, porque así el heredero tendría los genes de dos soldados poderosos… buscaban un guerrero definitivo. ¡Idiotas!

—yo jamás me cruzaría con uno de ustedes— Timoteo trataba de sonreír a pesar de tener la mitad de su rostro hinchado debido a los golpes — eso me parece detestable, una aberración

—supongo que no todos buscaban lo mismo… supongo que tus superiores sí querían eso

—¿tú eres el único así?

—no… Squalo, ¿te suena el nombre? — vio el asombro en Timoteo y rió — ustedes hubiesen obtenido un cachorro “aceptable” desde hace mucho, pero gracias a las torturas de Xanxus, Squalo perdía cada bebé en menos de un mes… Agradece la pérdida de tiempo a tu mejor soldado

—ahora que escapó… él… va a…

—si no estoy mal… está en labor de parto justo ahora — Tsuna sonrió con sutileza, esperaba que aquel tiburón estuviera bien

—imposible… son diez meses — protestó enseguida — tal vez más desde su escape

—su embarazo es diferente, porque desciende de especies acuáticas — bostezó el castaño — todos aquí somos diferentes. Es difícil de explicar y tú estás a punto de morir, así que no se me antoja ilustrarte. Además, el que lo sabe todo es el doc.

—tú llevas el hijo de Hibari — razonó Timoteo

—sí — frunció su ceño, porque odiaba que le recordaran eso — elegiste bien a mi compañero. Su fortaleza me complacía mucho

—¿cuántos son aquí?

—no más de cuarenta… tu hija se incluye — rió divertido

—Elena — susurró impresionado

—sí — Tsuna bostezó nuevamente, estaba cansado y quería dormir… tal vez sería la madrugada. La diversión le impidió contar las horas, además en esa habitación iluminada por luminarias extravagantes, no había ventanas por las cuales ver el cielo — se casará pronto… la hemos cuidado bien

—esa mujer no es mi hija… es sólo una escoria como ustedes

—como sea — Tsuna trataba de ubicar con sus ojos algo con que quitarle la vida a ese viejo, pero al final decidía que sólo con sus garras lo haría — ella… no te considera su padre

—espero que muera — soltaba con asco

—lástima… porque a mí me agrada

—entonces la protegerás — rió suavecito

—obviamente — se acercó al rostro del anciano y lo miró un rato. Se preguntaba qué vio en aquella basura, pero no entendía. Fue un desperdicio gastar tiempo con aquel bastardo. Suspiró suavecito antes de que una de sus garras se incrustara en el ojo derecho del hombre. Los gritos ya dejaron de darle placer y lo acababa de comprobar, pues no sentía nada al escuchar el dolor ajeno — como sea… es hora de irte, Timoteo

—¡maldigo tu raza! ¡te maldigo a ti!

—sí, claro

—¡espero que tu muerte sea lenta y dolorosa! — jadeaba debido al dolor

—cuánto amor me tienes — se burló mientras con sus garras formaba un caminito en el cuello del hombre

—ugh… maldito seas… Tsunayoshi

—esa es mi frase — sin decir nada más que eso, Tsuna incrustó todas sus garras en el cuello ajeno. Hizo presión, impulsó sus dedos y veía el rostro de Timoteo deformado en una mueca de dolor — te ves ridículo al morir — no detuvo su presión hasta que sintió sus dedos pasar al otro lado y tocar la pared… era un poquito divertido

—agh — fue el último sonido audible que salió de esa boca

 

 

Se quedó observando el pánico y el dolor en ese rostro lacerado por sus propias manos. Timoteo debió desmayarse hace mucho, pero bueno, el doc también era sádico y le dio algo para que eso no pasara. Aunque la tortura fue divertida, también le dio náuseas, porque él mismo pasó por cosas así y sabía la desesperación que era no poder dormir mientras maltrataban tu cuerpo. Chasqueó su lengua antes de traspasar ese cuello por completo y forzar su brazo hasta que escuchó el crujir de huesos y la carne al desgarrarse. De un movimiento rápido desprendió la cabeza del cuerpo y la vio rodar por allí. El trabajo estaba hecho y sólo le quedaba dejar que alguien se alimentara con los restos de todos esos viejos, pues a él no se le antojaba esa labor

Sujetó los cabellos canosos de ese hombre, balanceó la cabeza como comprobando el peso y salió con su trofeo de aquella habitación. Caminó por pasillos escuchando el gotear del líquido rojo de aquella porción que balanceaba. El refugio era un conjunto de pasillos subterráneos con diferentes divisiones, sin una buena nariz podías perderte por horas, pero para los de su clase era agradable. Sentía náuseas, pero se las aguantó hasta que abandonó los espacios destinados a guardar prisioneros o comida, en pocas palabras salió de los congeladores y recorrió el pasillo que lo guiaba a la salida de la madriguera.

Por el horizonte veía al sol salir apenas, al parecer había pasado más de medio día ahí adentro por lo que veía. Salió de la madriguera y caminó unos veinte metros lejos, hasta donde una roca mostraba el inicio de lo que sería su hogar. Dejó su trofeo en una piedra, se limpió la sangre en su propia ropa y se sentó en el suelo a meditar las cosas. No sabía qué hacer realmente, pero sonreía porque al fin podía aspirar el aroma a libertad tanto física como mental. Tenía un duro camino que enfrentar todavía, pero si al menos libró al mundo de un ser tan asqueroso como Timoteo… era feliz 

 

 

—lo amaba tanto — susurró de pronto mientras las lágrimas salían de sus orbes chocolate

—no te quejes ahora — reclamaba su propia voz, pero sabía que sólo era su otro “yo” dejando su opinión salir

—¿me dejarías estar afuera un tiempo?

—¿para que así rechaces a Reborn las veces que se te dé la gana? No estoy loco, cariño

—no quiero nada con él — se quejaba entre sollozos

—sabes… te daré tres días… melancólico

—no me digas así

—llora todo lo que quieras, quéjate todo lo que desees… pero después de eso. Yo tomaré el control

—deja a los otros salir… para que hablen con él — suplicaba mientras recogía sus piernas y ocultaba su rostro entre ellas

—está bien… pero yo decido cuándo y cómo… porque tú ya has cometido demasiadas estupideces

 

 

Cuartel…

 

 

Xanxus miraba a través del cristal. Los refuerzos habían llegado y el laboratorio subterráneo de emergencia había sido abierto para atender a los heridos. Poco le importaba eso, lo que quería ver era el progreso del que ahora estaba atado a una camilla con correas de cuero. Ni siquiera el brazo roto impedía que se moviera de forma errática, tirando de las correas y tratando de liberarse. El brazo ya estaba entablillado y bien sujeto, pero con esos movimientos seguramente soltaría el enganche y la lesión se haría más grave, pero nadie podía impedir que Hibari reaccionara así. Xanxus vio a dos soldados ir para sujetar al azabache, con dificultad lo hacían hasta que uno salía volando. Los efectos de acople de esa droga eran así al inicio, volviendo el cuerpo incontrolable. El dolor extremo hacía que la agresividad aumentara, que el carcelero perdiera conciencia de a quien se atacaba y desde ese punto sólo había dos caminos. Vivir o morir

Si Kyoya vivía, acoplaría las toxinas a su cuerpo, habría efectos segundarios como quemaduras en la piel o daños en las células de alguna porción de su cuerpo, lo que acarrearía complicaciones médicas que podrían ser tratadas con medicamentos cada cierta temporada. Si moría las cosas se terminaban ahí, pues el cuerpo no soportaba la dosis de glóbulos blancos capaces de atacar a todo lo que reconozca como peligroso. En resumen, la propia sustancia ingresada al organismo del carcelero comenzaba atacar a la sangre original y todos los órganos que considera una amenaza para sí misma.

Xanxus aún no entendía la compleja red de investigación que culminó en ese líquido que se inyectaba. Primero estaba la recolección de sustancias de un clase A vivo y no dejarlas morir hasta que se descifrara la cadena genética o la composición. Esa mierda se escuchaba difícil y a los investigadores les tomó años descifrar una porción del código genético. Los ancianos daban todo para que los cerebritos de la fuerza de resguardo lograran hacer esa mierda de descubrimiento, pues desde que uno de los investigadores se volvió loco y destruyó todos los registros antes de morir, no habían tenido demasiados progresos. Ellos debieron empezar desde cero y sí que fue difícil, incluso esa droga que usaban ahora, aún estaba en etapa de experimentación y sólo funcionaba con los soldados más fuertes. Era extraño, pero cuando se superaba todas las pruebas necesarias para acoplar toda esa toxina en un cuerpo, el afortunado se volvía “indestructible”

 

 

—pensé que jamás te interesarías por el centro de investigación

—viejo — saludó con un movimiento de su mano, al ser que formó parte de su fecundación — ¿te gusta ese sujeto? — su padre era su viva imagen, excepto por los ojos, porque el mayor los tenía verdes

—Hibari — suspiraba mientras se acomodaba el cabello negro que poseía — lo iba a descartar para este experimento — miraba a través de del vidrio. A pesar de que la habitación estaba insonorizada, se podía claramente ver que los gritos salían de lo más profundo de la garganta de ese muchacho — es altanero, no obedece reglas, no informa casi nada y… en fin

—igualito a tu hijo — rió Xanxus — pero te entiendo, padre… yo hubiese elegido al niño de linda cara

—Hayato — afirmó con decepción — es una pena que muriese, iba a intentarlo con él — suspiró — pero si escogiste a Hibari, por algo habrá sido, Xanxus

—tiene rencor contra Tsuna, eso me basta

—así que, si Kyoya vive, se volverá un sanguinario como tú

—puede ser — Xanxus bostezó antes de caminar lejos del cristal — como sea, si vive, llámame

—¿pelearás?

—quiero contar una semana para que ese brazo se cure… con esas células en su cuerpo sus habilidades de recuperación estarán a la máxima potencia

—¿y pelearás? — insistió divertido

—si ya lo sabes, padre, ¿para qué me lo repites? No me fastidies

—a veces creo que hacerte más fuerte de lo normal fue tu perdición, Xanxus

—tal vez, pero lo disfruto mucho y lo sabes

—serás un buen sucesor — estaba orgulloso de su primogénito, aunque a veces fuera tan libertino

—así como tú pateaste a todos los ancianitos, Ricardo… — volteó a verlo un momento y sonrió antes de seguir con su camino — ahora te llamaré “jefe supremo”. Suerte para ti que Tsuna se llevó a todos esos tipos

 

 

Un nuevo líder, un nuevo plan, una nueva decisión y eso sólo era el principio. La sonrisa de Ricardo daba muestra que, de alguna u otra forma, tomar el poder era lo que estaba planeando hace tiempo y ahora que lo tenía… sería imparable. Xanxus había heredado ese complejo de superioridad y deseos de ser intocable de aquel hombre, esa era la viva muestra del nivel de sadismo que alcanzaría el nuevo líder

 

 

Razones…

 

 

¿Qué es el amor? La pregunta del millón y la que no tenía respuesta para muchos. Mucho menos para aquellos que han sido mancillados durante tantos años.

¿Qué era mancillar? Cada uno podía responder aquello con algo diferente. Uno podría decir que es un daño psicológico, un trauma, una mala experiencia dada por el accionar de un ajeno. Otro diría que es un abuso físico, golpes, tortura. Muchos dirían que era violencia sexual, abuso ante la integridad ajena. Para Tsuna, para Reborn, para Yamamoto, para Skull, para cada clase A que fue encerrado en alguna ocasión, el mancillar a una persona significaba tomar su alma y mente, estrujarla, asfixiarla, deformarla, cortarla y coserla hasta darle una figura retorcida.

Por consecuencia, ellos no tenían definido lo que era el amor y lo confundían con la necesidad animal que los englobaba en una esfera llamada “instinto de supervivencia”. Pocos eran los casos en los que esto no se cumplía… lamentablemente ellos no formaban parte de esas excepciones, pues el dolor les opacó la visión de la vida

 

 

—no tan… fuerte — apretujaba las sábanas de aquella cama ajena a la suya. Respiraba agitadamente, casi ni podía hacerlo, pues de su garganta salían solamente sonidos agudos y largos — es… espe… ra… agh… aah

—tu quisiste… esto — aquella voz profunda resonaba en la habitación y estremecía al jovencito que derramaba finas lágrimas con constancia — entonces… te aguantas, mocoso

—Re… Reborn — sentía el cosquilleo en su vientre bajo, en sus caderas, glúteos, piernas, abdomen. Casi ni podía ver lo que tenía en frente — ah… mgh

—tienes bonito trasero — soltaba su aliento rozando la mejilla de quien estaba debajo de si, dándole la espalda, en cuatro, apenas sosteniéndose con sus rodillas y manos — eso lo acepto — deslizaba una de sus manos hasta rodear aquella bonita nalga en ella, para apretarla sin importarle que sus garras desplegadas se incrustaran en la blanca piel. Al mismo tiempo mordía el hombro desnudo de quien gemía con cada roce que le daba

—joder — soltaba con desespero mientras sujetaba las almohadas existentes y gemía sin control. Sentía cada embate más profundo y fuerte que el anterior. No podía ni siquiera pensar con claridad — aahh… ya… — la voz ronca, profunda, hermosa de quien esa noche lo había escogido como compañero de lecho, le excitaba aún más, porque gruñía en su oído y deslizaba aquella lengua por la piel sensible de su cuello

—aguanta un poco más — deslizaba su mano hasta la cadera ajena y la agarraba con fuerza, porque su satisfacción aun no llegaba — Lambo

 

 

Y como si eso fuera el mejor estimulante, escuchaba al muchachito gritar con fuerza mientras se derrumbaba hasta que pegaba el rostro en el colchón, pero él no paraba. Sostenía esas caderas levantadas, porque así era más fácil internarse en las entrañas del ajeno. Reborn disfrutaba de embestir aquel cuerpo virgen que se le fue ofrecido en bandeja de oro hace unos días atrás y del que no había dejado de disfrutar. Ni siquiera tuvo que ir a buscarlo, Lambo se apareció en la puerta de su cuarto a la hora acordada, el mismísimo primer día de retorno a la madriguera. El mocoso no sabía en lo que se había metido y aun si se arrepintiera, en ese punto ya no había retorno, porque el egoísmo del líder era evidente para cualquiera. Reborn decía el nombre ajeno una vez más y sentía claramente como el cuerpo del chiquillo temblaba, hasta podía burlarse de la simpleza del estimulante, pero ahora lo usaría para su satisfacción.

 

 

—Lambo — susurraba en el oído ajeno, pegando su pecho a la espalda marcada por mordidas que formaban ese bonito “tatuaje” en forma de relámpago. Mordidas que hizo meses atrás simplemente por diversión y que ahora formaban una bonita “pintura”, una obra de arte. Reborn detenía el movimiento de sus caderas de repente, disfrutando de la queja audible que el otro soltaba — mírame

—joder — su voz ya no salía con la misma intensidad y temblaba porque con cada simple movimiento podía sentir aquel falo dentro de sí rozarse con sus paredes — joder — repetía perdido en su placer

—¿no dirás algo más?

—sigue — cerraba sus ojos e intentaba que sus rodillas soportaran un poco más, pues aguantaba el peso de Reborn encima suyo y era… glorioso — hazlo… ah… hazlo

—¿tanto te excita que te llame por tu nombre? — repasaba la mejilla y la comisura de esos finos labios con su lengua, escuchándolo suspirar y sintiendo el movimiento de caderas que el mocoso daba — veo que si

—solo… sigue… Reborn — jadeaba, pedía, se sentía casi en el cielo

—¿te arrepentiste?

—no… claro que… no — apenas si podía entender lo que le decían, pero claramente estaba ahí por voluntad propia

—entonces… serás un reemplazo — dictaminó de pronto, mientras sujetaba esas caderas con fuerza y lo hacía gemir ante una sola embestida certera

—¿qué? — pero no pudo decir más cuando sintió que el agarre en su cadera se soltaba y que su cuerpo era liberado — ¿Re-Reborn? — sintió la caricia en sus piernas y aquellos labios formando un camino de roces por su cuello, hasta que alcanzaron los suyos

—no protestes, mocoso… porque debes aceptar la voluntad de tu “alfa”

—como un lobo — susurró quedito antes de darse vuelta para mirar a aquel hombre y aferrarse al cuello ajeno para él mismo besarlo con delicadeza — hum… eres raro, Reborn

—no seas delicado y no esperes delicadeza de mi parte — agarró los cabellos del muchacho y tiró hacia atrás hasta que el cuello quedó expuesto — no eres más que un reemplazo y así será hasta que yo decida que el pacto queda cancelado

—idiota — enfureció de repente. Esas palabras lo sacaron de su burbujita de excitación

—el idiota es el que se ofreció como una puta — y antes de que el niño hablara, sus colmillos brotaron para incrustarse en la clavícula ajena a la vez que el niño gritaba de dolor

—¡maldito seas!… ¡¿qué… qué demonios te pasa?! — incluso su erección desapareció y su cuerpo dejó de enviar esas deliciosas descargas eléctricas. El lindo momento lujurioso se fue al carajo y sólo sentía el escozor de una herida sangrante y abierta — joder — intentaba apartarlo, pero debía admitir que después de esos días… sus fuerzas eran casi nulas

—tu sangre es dulce, ¿lo sabías? — relamía sus labios para quitar el rastro de ese líquido agridulce y notaba al mocoso cubrir la herida con una de sus manos — no te morirás por una marca

—maldito seas, ¡¿quién te crees para marcarme como tu propiedad?!

—cállate

—púdrete maldito idio… — pero de un solo movimiento quedó recostado, sus manos aprisionadas a cada lado de su cabeza, sus piernas abiertas y Reborn entre ellas — apártate — se enfadó… la palabra “reemplazo” le jodía la existencia  

—Lambo… te condenaste sólo — no dio oportunidad a reclamo, pues los odiaba. Le gustaba hacer y deshacer lo que quería y ese mocoso era una de esas cosas. Lo besó e introdujo su lengua con habilidad, recorriendo aquella boquita que apenas y podía responderle.

—ya basta… ya no qui… ah~

—no engañas a nadie — sonrió antes de volver a rozar su miembro aun erecto contra el trasero del niño a disposición — te gusta y gimes como cualquier hembra en celo

—joder — se estremecía con cada roce, se estremecía al ver esos ojos hermosos y sentir el calor asfixiante. Lo deseaba y por eso gemía, suspiraba y pedía — ¡maldito seas, Reborn!

—así que eso es un “sí, acepto”

—deja de burlarte y sigue — gruñó mientras cerraba sus ojos

—tú no me ordenas nada, niño

 

 

Reborn soltó esas muñecas, sujetó ese rostro para admirar las mejillas rojas, los ojos vidriosos, los labios hinchados y mordidos. Sonrió divertido al verlo, porque era su pequeño carcelero ingenuo y a la vez era su sobrino. Lo soltó para que cayera al colchón con brusquedad. Sujetó esas piernas blanquecinas hasta separarlas lo más que pudiese simplemente para darse la satisfacción de verlo a disposición. Lambo era bello, lo admitía, pero no superaba el estándar que tenía… el muchacho era débil y eso lo desacreditaba completamente. Lo vio separar los labios para gemir, lo embestía sin ingresar, simplemente para hacerlo rogar. Lo escuchaba pedir aquello y al final se lo daba de la forma más sorpresiva y grosera que podía. Una embestida ruda, profunda, que hacía a ese muchacho gritar sin límite. No se detenía, le gustaba sentir la prisión en su miembro, lo embestía al ritmo que le diese la gana, lo escuchaba gemir cada vez más y ese era su placer personal

Mordía la piel al alcance, incrustaba sus garras marcando las zonas que le gustaba lastimar, caderas, trasero, piernas y pecho. Lamía la marca antes hecha, la que no era más que una cicatriz que no lo mataría, era simplemente para que todos vieran que era la nueva pareja segundaria del líder. Sentía esas manos aferrarse a sus brazos, espalda y la forma en cómo lo aruñaban sin fuerza alguna… su piel no se lastimaba con esas tonterías, por eso le daba rabia y se impulsaba aún más, para darle a Lambo en el punto dulce en cada embate. Ese cuerpo lo apretaba de forma permanente, le gustaba satisfacerse usando a un ajeno y liberarse las veces que le diera la gana. Así era Reborn y el nuevo en la manada debería acostumbrarse. Para amansar al nuevo juguete tenía la noche entera y tal vez las siguientes 

Lujuria contenida. Necesidades básicas que en su especie eran tan intensas como cualquier adolescente y que en el celo superaban las capacidades pensantes de un humano promedio. Reborn había estado en abstinencia al igual que los demás, necesitaba un desahogo y usar al mocoso no le causaba problema alguno, pero era egoísta y por eso lo marcó. No le gustaba compartir juguetes, no le gustaba compartir amantes, lo suyo era suyo y era intocable, eso incluía a su manada.

Reborn podría tener todos los defectos del mundo, pero era su egoísmo lo que le impulsaba a ser buen líder, porque nadie tocaba o dañaba lo que le pertenecía. Luchaba contra viento y marea, incluso estando atado. Lo había hecho desde hace años, y hasta ese punto le funcionó… pero no todo era perfecto. Su más grande error se vio hace años, cuando le dio libertad al castaño y a partir de ese punto las cosas se pusieron caóticas. Su manada había estado estable y segura hasta que un mocoso fue capaz de mover su mundo, por eso Tsuna debía pagar y ahí iniciaba todo

 

 

—y después preguntas la razón por la que no te acepté antes — Tsuna había estado regresando por el pasillo hacia su habitación. Estaba solo, le gustaba la soledad últimamente, eso mientras no cumpliera sus obligaciones en la manada, pero ahora odiaba esa necesidad suya 

—te descubrieron en las andanzas, Reborn — la sonrisa de Lambo se amplió cuando se encontró directamente con Tsuna cuando ya lo despachaban de ese cuarto. ¿Lo mejor? Reborn sólo tenía puesto un pantalón corto, sólo eso

—vete, mocoso idiota — el líder ni siquiera miró a quien le dio el placer que necesitaba, se concentraba en aquel ceño fruncido que el castaño le mostraba

—di que me amas y me iré — ronroneó suavemente y sonrió al escuchar un chasquido por parte de ese castaño… lo odiaba

—no tientes a tu suerte, Lambo — el hombre de patillas rizadas y singulares, se apoyó en el marco de la puerta y admiró la escenita. ¿Qué mejor que eso? — ¿qué hacías afuera a estas horas, Tsuna?

—te has estado acostando con Lambo desde que llegamos — reprochó con indignación mientras apretaba sus puños — y después me reclamas a mi

—responde, Tsuna — fingió demencia, era divertido — ¿qué hacías afuera?

—nada que te interese — Tsuna se apretó el puente de la nariz y se calmó. No le daría el gusto a ese maldito idiota — tengan buena… madrugada — acentuó la palabra y volvió a su caminar, pero claro… el mocoso era un atrevido

—¿celoso? — Lambo era fastidioso, eso Tsuna lo sabía desde hace tiempo, por eso lo ignoró — es una pena, Tsuna, pero te gané el novio

—no lo provoques — advirtió Reborn, quien no movía ni un musculo, sólo escuchaba. El mayor quería ver qué hacía Tsuna en ese caso — te lo advierto

—no deberías aparecerte por aquí — pero obviamente el más joven no tenía ataduras en la lengua, tampoco conocía lo que era prudencia. Quería sacarle en cara a ese castaño que logró lo que nadie más pudo. Quería demostrar que no podía ser usado y desechado, que lucharía por ser exclusivo así tuviera que pisotear a más de uno — Ahora yo acompaño a Reborn, Tsuna

—¿sabes que estás siendo mi reemplazo? — Tsuna no detuvo su andar por el pasillo, despacio, constante, furioso… porque obviamente, Lambo no lo había estado tratando bien esos días

—no te hagas el idiota. Te fijaste en mi marca — sonrió el de ojos verdosos mientras tanteaba la zona — huelo a él y he pasado estas noches en su lecho… así que…

—te abriste de piernas — rió Tsuna mientras doblaba en la esquina — no me jodas, intento de ramera

—el que se abrió de piernas a un enemigo… fuiste tú — furioso como estaba, Lambo no podía oler el peligro

—repítelo — Tsuna sostuvo la pared y se quedó en la esquina — repite lo que dices… Lambo — gruñó bajito

—yo le di mi virginidad al líder, le ofrecí todo lo que él deseaba… ¿qué hay contigo? ¿qué tienes para ofrecerle? — Lambo sonreía divertido mientras daba un par de pasos hacia donde se encontraba Tsuna — Nada

—¿algo más que decir, Lambo?

—sedujiste a un carcelero sin siquiera pensarlo — no meditó mucho lo que estaba soltando, pero le parecía muy divertido — Hibari era despreciable y no te importó siquiera, porque sólo querías a alguien entre tus piernas

—tienes razón — Tsuna regresó sus pasos hasta mirar a Lambo de frente — ¿qué más?… dime

—eres un cobarde… pues apenas sentiste que perdiste a tu “protector” de toda la vida fuiste a buscar uno nuevo

—define eso, en una palabra — Tsuna apretaba los puños y cerraba sus ojos — dime, Lambo

—puta, ramera, meretriz… conozco más sinónimos si quieres

—genial — sus colmillos se asomaban dentro de su boca, sus garras brotaban. No estaba de humor para aguantarle las palabritas improvisadas al mocoso de la manada — ¿algo más que decir?

—te atreves a presentarte con un hijo no grato. Todos aquí te desprecian. No eres bienvenido y deberías saberlo. Aléjate, hazle un favor a la familia y simplemente vete. Estorbas. Serás sólo una boca más que alimentar. No te mereces el puesto en la manada y menos junto a Reborn. Eres la deshonra de esta familia… ¿quieres que siga? — ofrecía con descaro

—estoy sorprendido de tu capacidad oratoria. Hasta creí que eras una mujer celosa y caprichosa — sonrió con sutileza, curvando sus labios y cerrando sus ojos — demasiado sublime para ser un niñito que vivió toda su vida como carcelero, que llegó aquí sólo hace unos meses y no ha progresado nada. Perfecto para un mocoso que no logra superar el nivel de cacería y por el contrario ha mantenido su “estatus” del mismo nivel que cuando llegó. Digno de quien lo único que le importa es acostarse con el líder para obtener su puesto en la manada de la forma más fácil y rápida posible

—eso dolió — reía Reborn, quien simplemente aspiraba el aroma a enfado de ambos jovencitos — Lambo… Tsuna tiene razón — inquirió para enfadar más a una de las partes

—lo defiendes a pesar de que te fue infiel — Lambo apretaba los labios y los puños debido a la furia. ¡Odiaba a Tsuna! — que gustos más estúpidos tienes, Reborn

—Reborn… en serio… caíste bajo esta vez — Tsuna miró al mayor y éste solo asintió

—¡el que cayó bajo eres tú! — protestó Lambo, perdiendo el tono neutral que había mantenido hasta ese punto

 

 

¿Cuánta calma podía guardar un rebelde sin causa? No mucha y aun así Tsuna superó su límite. En ese momento el castaño no peleaba por Reborn, por su manada o por algo así, sino por sí mismo. Ya dejó que todos en la manada lo despreciaran de esa maldita forma, entonces, ¿por qué no darle un alto? SU estatus peligraba si no se defendía y por sobre todas esas cosas estaba… su malhumor, intolerable hasta para sí mismo. Era hora de desatar el infierno para todos los que le dieran contra, no por nada, era considerado como letal entre los de su clase

Un salto potente, dos pasos, sus garras expuestas, un objetivo que no supo reaccionar a tiempo y un golpe contra una pared cercana. Velocidad que mostraba sólo cuando la situación lo ameritaba. Sólo segundos después de su primer movimiento, Tsuna tenía agarrado el cuello de Lambo con su mano izquierda y lo presionaba contra la pared contaría a la que acogía la puerta del cuarto de Reborn. Sonrió cuando elevó su brazo y con ello el muchachito pataleaba en el aire mientras exhalaba el aire que se le cortaba por la presión en el cuello. Era hora de enseñarle modales al niño de la casa

 

 

—que te quede claro, mocoso — Tsuna gruñó con profundidad mientras miraba directamente la desesperación en el rostro de Lambo — tú no tienes el estatus suficiente para siquiera mirarme a los ojos — separó a Lambo un poco de la pared y volvió a estamparlo contra la misma, pero usando la fuerza necesaria para infringirle dolor — soy tu superior por décadas, por experiencia y por derechos que me los gané a pulso

—eres sólo… una puta — soltó por inercia e intentó patearlo, pero sólo se ganó que lo volvieran a estampar contra la pared con más fuerza. ¿Cómo un cuerpo pequeño como el de Tsuna era capaz de eso?

—eres un arrimado que aceptaron sólo porque tu madre fue una digna doctora que ayudó a la familia — gruñó mientras apretaba más esa garganta y sentía el esfuerzo de Lambo por separarlo… esas manos que sujetaban su brazo, sólo eran una suave caricia — pero créeme que aquí… el que debe ser despreciado eres tú, Lambo. ¡CARCELERO DE MIERDA!

—tu enfado… ¿lo provoqué? — Aun así, Lambo no se amedrentaba, eso, aunque apenas pudiese hablar — soy el amante… de Reborn

—¡me importa una mierda de quien seas amante!

—podría llevar a su hijo — susurró ya casi perdiendo todo el aire y sintiendo sus manos temblar, hasta el punto en que ya no podía luchar contra el agarre de Tsuna en su cuello

—ja — Tsuna empezó a reírse mientras soltaba la garganta del mocoso y se separaba dos pasos — ¿tú? ¿Con un embarazo? Se nota que no has escuchado al médico

—eres idiota, mocoso — esta vez hasta Reborn se paró frente al chiquillo que cayó de sentón y tosía para recuperar el aire — tú no eres como nosotros… aun — había disfrutado de esa pelea, pero era hora de dejar de ser ignorado

—genial, me acabo de enfadar con un mocoso ignorante — Tsuna rió bajito — ¡lo que me hacen hacer las hormonas!

—tiene razón en algo — sonrió Reborn posando su mano en la cabeza de Tsuna —estás celoso

—qué más quisieras, maldito hijo de… — empujó aquella mano lejos de si — ¡no me toques!

—le pregunté al médico — Lambo sonrió levantándose, tosiendo un poco, pero dando cara al castaño que se ganó su odio entero — puedo llevar un hijo… así que… Reborn, tal vez serás papá — rió bajito ante la sorpresa de ambos clase A — sorpresa~ — canturreó lleno de satisfacción

—diablos — Reborn hizo una mueca de desagrado, pero después miró a Tsuna — parece que el trato entre tú y yo… se acabó — susurró con malicia

—Lambo — Tsuna miró al susodicho, ahora sí que estaba fúrico — ¿qué vale más?… un mes… o una semana

—de que…

—¡mi hijo importa más que el tuyo, mocoso!

 

 

Tsuna ni siquiera lo pensó, después de todo, no había nada que pensar, pues su hijo tenía prioridad. Arremetió contra Lambo, quien apenas pudo esquivar el primer ataque de aquellas garras que intentaron cortarle el cuello, pero no lo hizo con el siguiente. El pie del jovencito fue tomado, elevado para que su dueño perdiera el equilibrio y eso solo iniciaba. Tsuna tomó al muchacho y lo estampó contra una pared con tal fuerza que ésta crujió de inmediato y se despostilló en cierta zona.

Lambo intentó defenderse de aquel ataque, era fuerte, era ágil… era inútil si tenía que verse con un clase A de frente y no tenía noción de qué tan fuerte era el oponente. Sintió pánico cuando el siguiente golpe lo mandó contra la pared que marcaba la división de los pasillos. Hasta ese punto jamás había peleado con un “alto mando” … se había confiado demasiado. El aire de Lambo se fue de repente justo al sentir otro golpe en su estómago, entendió tarde que Tsuna en serio iba a matarlo. El de ojos verdes miró a Reborn en busca de ayuda, pero este sólo bostezaba sin ponerle atención. ¡Todo era una mierda!

 

 

—no conoces tu estatus y es hora de que yo te lo muestre — tonada tétrica dicha en el oído de Lambo

—no te atrevas — gruñía mientras sujetaba las manos del castaño y hacía presión para alejarlo de si, pues su espalda tocaba la pared y eso no era bueno. Casi ni podía sostenerse en pie y veía la muerte de frente

—debería matarte por ofenderme

—no lo harás, porque eres cobarde

carcelero — sonrió Tsuna antes de alejarse y agarrar el cuello de Lambo con su otra mano — eres despreciable — con habilidad juntó sus dedos y extendió su palma libre — y jamás dejarás de serlo — un solo golpe. Sus garras se incrustaron en el jovencito en el lugar preciso… en el vientre bajo

—Reborn — soltó Lambo cuando el dolor se acrecentaba en su parte baja, pero nadie le respondió — maldito… seas

—mi hijo por sobre el tuyo. Mi voluntad por sobre la tuya. Mis intereses por sobre tu vida, Lambo… ¡YO ESTOY POR SOBRE TI! — gritó Tsuna y seguramente todos en la manada lo escucharon. Mejor así

—maldición — el aire se le fue, así como el dolor le llegaba… además… ya sentía el cálido toque de su sangre en la zona atacada

—si es que acaso engendraste un hijo de Reborn… ya no está — el castaño movió sus dedos y sus garras se incrustaron más en el vientre del de ojos verdosos — tú no me llegas ni a los talones y espero que te quede claro, Lambo

—púdrete… Tsuna… porque soy… mejor… que tú — se aguantó el dolor y la pequeña desdicha que le acongojó, porque su vientre ahora… estaba dañado — y lo sabes… porque yo…

—mucha boca y poca fuerza — la mirada de Tsuna cambió a una fría y tétrica, que calló a Lambo de inmediato — se nota que no te dijeron quién soy yo — su otra mano mostraba las garras y soltó el ataque al cuello del muchachito — muere, Lambo

—no lo mates — pero Tsuna nunca pudo llegar a su objetivo, porque Reborn se interpuso — déjalo, Tsuna

—¡apártate, Reborn! — empujaba su puño, pero la fuerza que Reborn ponía para detenerlo era mayor — se lo merece joder… me faltó el respeto y…

—Has dejado que todos te falten el respeto. Te lo ganaste a pulso, Tsuna — gruñó Reborn mientras alejaba las garras de Tsuna del rostro del mocoso

—maldito seas — gruñía el castaño mientras retrocedía — maldito seas, Reborn

—no queremos menos cazadores en nuestras filas — empujó al castaño y lo enfrentó — déjalo

—¡odio esa parte tuya! — gruñó enfadado — infiel de mierda

—tengo mis necesidades Tsuna y lo sabes. Así que deja de quejarte y mejor vete

—Hibari no me fue infiel, por eso lo elegí — Tsuna sacudió la sangre de su mano y empujó a Reborn — era digno… ¡no como tú!

—¡estás pisando terreno peligroso! — lanzó un zarpazo que Tsuna esquivó

—te duele la verdad… — sonrió con cinismo — pues si no te hubieses acostado con esa mujer yo hubiese accedido a ser tu pareja y por consecuencia jamás me hubiese dejado atrapar… vive con eso, estúpido Reborn — vociferó fuera de sí. Ya no le importaba lo que le dijeran. Estaba sacando su rabia y frustración

—pagarás por esto, Tsuna — amenazó el líder y eso… era grave

—la pagarás tú — bufó antes de retirarse

—¡maldita sea! — gruñó Reborn mientras veía al castaño alejarse — y tú vienes a desmayarte ahora — gruñó mirando a Lambo, quien permanecía estático con cara al suelo — mocoso idiota… ¿cómo vas a ganarte tu puesto en la manada si te metes con quien no debes?

 

 

Despertar…

 

 

Las luces le molestaban irremediablemente, su cuerpo punzaba y sentía un desagradable calor insoportable. Ya no sabía cuantos días estaba en esa enfermería, pero siempre era fastidioso. Según le dijeron, su cuerpo aun no asimilaba todos los componentes de esa cosa que le pusieron en la sangre, así que debía quedarse en observación y… ¡al carajo! No iba a soportar más en esa cama incómoda. Así que se levantó sin medir consecuencias, ya hasta le dolía el coxis por la incómoda posición en que lo dejaron. Se quitó los electrodos de un solo tirón, sin importarle que con eso sus vellos o cabellos fuesen arrancados. Buscó su chaqueta y salió caminando de aquel lugar, se iba a distraer un rato

Miraba el yeso que tenía en un brazo, frunció su ceño al recordar cómo demonios se hizo aquello y ya maquinaba qué hacer cuando le dieran autorización de agarrar sus cosas e irse por ahí a morder hasta la muerte a cuanto clase A apareciera, hasta que encontrara a Tsuna y lo enfrentara de nuevo, porque ahora ya no era el mismo. Kyoya sentía los cambios, podría decir que sus sentidos estaban más agudizados e incluso su brazo parecía recuperarse con rapidez. Le dijeron que su cuerpo ahora estaba levemente modificado, pero que necesitaba soportar más dosis de aquella cosa, para que todo estuviera en los niveles precisos. Soportaría las demás dosis, pero ya de por si estaba cambiado y las marcas oscuras en su abdomen eran la evidencia. Según la enfermera, era por la habilidad de recuperación que atrofió la melanina en su piel, eso poco importaba

 

 

—¿qué haces aquí, Hibari?

—no te interesa

—te quejas como siempre — un hombre de tez oscura, alto, fornido aparecía de pronto hablaba con confianza ante el “enfermo” — deberías estar descansando, pues la recuperación es larga

—Lancia, cállate — gruñó insatisfecho por aquel sermón

—debes ser más serio desde ahora, Hibari — suspiró mientras enfrentaba al muchacho cortándole paso — eres uno de los carceleros especiales. Sobreviviste de milagro

—eso a ti qué te interesa

—pasé a ser un miembro del comité central, claro que me interesa

—el nuevo ancianito — Kyoya se burló con media sonrisa — no creo que merezcas estar en ese puesto

—me lo gané con méritos, no con altanerismo como tú

—así que eres mi jefe ahora. ¿Y qué quieres, herbívoro?

—que me ayudes con las investigaciones, que colabores sin rechistar

—¿qué gano a cambio?

—libertad. No libertinaje, sino libertad — el hombre se acomodó el cabello y se puso serio — dime lo que quieres y la mayoría de cosas te las cederé

—¿qué quieres que haga? — Kyoya hablaba con un poco de curiosidad. Ese Lancia era ambicioso

—te trasladaré a una cede principal. Me enviarás reporte de cada clase A investigado y traerás a los mejores para procreación

—¿qué quieres decir? — elevó una de sus cejas y vio a Lancia sonreír

—intentaremos crear un clase A controlado, así que necesito sujetos de prueba. Sólo las mejores mujeres y los hombres más fuertes

—quiero a Tsuna — dictaminó de inmediato — búscalo

—hecho — sonrió Lancia — en cuanto lo encuentre te lo entregaré  

—ahora debo ser su perrito faldero — gruñó molesto, pero si eso le ayudaba a encontrar a ese castaño malnacido… lo valía — más te vale que la recompensa sea buena

—te aseguro que puedo volverte digno oponente de un clase A… sólo dame tiempo

—usa ese cerebro para hacer algo bueno, herbívoro

—por cierto… Xanxus peleará contigo en cuanto te quitemos el yeso — terminaba Lancia mientras sonreía con satisfacción — suerte con eso… Hibari

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Bueno, es de madrugada, estoy agotada, mi alma se sale de mi cuerpo y les dejo esto. Wow, me esfuerzo demasiado a veces, eso creo XD, al menos espero que les haya gustado, pues ya vimos un lado de Tsuna que estaba escondido, ¿no?

Debo aclarar más cosas, pero creo que con el capi que sigue quedarán saldadas esas dudas. Si me falta detallar algo, háganmelo saber para incluirlo en el siguiente capítulo

Muchas gracias por leer~

Muchos besos~

Bye-bye

 

PD: Sus reviews ya están contestados. Todos ellos babys~

 


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