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Problemas de clase por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holis~

Sobrevivientes... gózenlo 

 

 

La vida te da segundas oportunidades, eso era lo que predicaba cierta personalidad de Tsuna, la misma que tomó el control del cuerpo físico durante ese preciso día y planeaba mantenerse en los siguientes también. Sonreía mientras miraba a Reborn a quien le estaba planteando aquello que pensó sería buena idea, discutiendo los pro y contras antes de que llegaran Shion y Verde para dar su punto de vista. Sin embargo, no llegaron a un acuerdo y solamente los dos invitados extra lograron que el líder doblara un poco su voluntad por motivos de “experimentación”. Ninguno quería acceder sin tener todos los posibles ambientes bien marcados y con las prevenciones necesarias para no cometer negligencia de cualquier tipo. Por esa razón se dictó que Mukuro lideraría el siguiente grupo de cacería junto con Tsuna, pues no iban a correr riesgo alguno.

 

 

—Esa será la única oportunidad que le daré a ese mocoso — gruñía Reborn quien lanzaba el mapa lejos de su vista

—Yo creo que, si los métodos de Verde funcionaron, no habría problema — con calma, el castaño miraba a los presentes — además… ahora que estoy más calmado creo que el castigo dictado hace tiempo fue excesivo

—No lo fue — refutó Verde — es perfecto para un idiota como él

—Yo pienso que Tsuna tiene razón, fue excesivo. Debemos darle una oportunidad — Shion alegaba en pro de Lambo por razones personales, no era nuevo para ninguno

—Si es que te llegas a hacer un solo rasguño, no toleraré siquiera que Lambo salga de la celda de vez en vez — Reborn miró a Tsuna y entrecerró sus ojos — maldito sea tu lado humanista, Tsuna

—¿Eso significa que me dejarás evaluarlo?

—Si eso significa que dejarás de joder mis planes con Byakuran por un tiempo, sí — Reborn cruzó sus brazos por sobre su pecho y miró a Verde de refilón

—Si Reborn se arriesga, daré mi visto bueno — Verde suspiraba mientras mordía un bolígrafo que usaba para anotar los puntos clave que quería evaluar en su sujeto de prueba — pero le pondré un collar sólo por si las dudas. Si se escapa sólo presionas el botón por al menos un minuto y pum… caerá inconsciente donde quiera que esté y se encenderá el rastreador en su equipo para que lo localicen con facilidad

—Si es que hace algo estúpido — Reborn miró a Tsuna — espero que tomes las medidas necesarias

—No quiero dañarlo, tampoco deseo que sea tu fuente de negociación… yo sólo quiero darle una nueva oportunidad, pero si es que falla… puedes hacer lo que quieras con él

 

 

Dos equipos pequeños se irían de cacería por unos días, ya que la zona elegida estaba apartada de las otras atacadas con anterioridad. Tsuna lideraría a Lambo y a Lian, un clase A rubio que tenía un hijo de cinco años y cuya consciencia seguía intacta debido al cuidado de su pequeño. Por otro lado, estaba Mukuro, que lideraba a I-pin, la que insistió en salir en conjunto con su hermano para que no hiciera estupideces, y Yamamoto, quien tomaba todas las oportunidades para salir de la manada a buscar información sobre Susu y Squalo, aunque de último todos sabían la ubicación, pero se negaban a decirla en voz alta. Se organizaron con rapidez para la partida, sin dudar siquiera en su misión. Listos, preparados y un poco angustiados; el motivo de su incomodidad era evidente: la mirada que Lambo dirigía hacia Tsuna no había cambiado mucho.

Esa mañana, Tsuna se dio el tiempo de mirar a sus cachorros por largo rato, besándoles las mejillas a cada uno, explicándole al mayor de ellos sobre la importancia de su tarea y prometiéndole que volvería pronto. Le cedió la tarea de cuidarlos a Reborn quien aún un poco reticente a dejarlo partir, lo retuvo lo más que pudo. Nadie confiaba en que la misión saliese bien y era por eso que Mukuro y Takeshi estaban ahí, porque esos dos podían igualar a cualquier clase A experimentado pues tenían sus años que pesaban en su experiencia y, como si fuera poco, su lealtad absoluta estaba dirigida a Tsuna. No había nadie más confiable que esos dos en ese momento.

El ambiente tenso se sintió desde que ambos grupos de caza se pararon en frente de la manada antes de despedirse como era tradición, pues en cada salida nadie certificaba que todos volverían vivos… ya se habían acostumbrado a memorizar cada despedida. Ocasionalmente tomaban una fotografía para memorizar los rostros ajenos, mas, en ese caso, Reborn no dejó que nadie sacara una cámara. El líder exigía que Tsuna volviera sano y salvo a como dé lugar

 

 

—¿A dónde nos llevará el segundo líder? — y claro, esa lengua venenosa salió a flote en cuanto pudo

—Cállate, Lambo — exigía I-pin con seriedad. Ella estaba más estresada que los demás pues sabía que, a pesar de que Tsuna estaba en su faceta más comprensiva, nadie le aseguraba que en cualquier momento otra de las personalidades del mismo saliera a flote, y arremetiera contra su hermano — sólo sigue con la ruta que te trazan

—Ahora hablas como una capitana, I-pin — sonrió Lambo, cambiando toda su aura hostil por una más amable hacia su familia — me encierran por unos meses y tú cambias tanto

—No quiero que te vuelvan a castigar, Lambo — de refilón vio la marca entrecruzada en el rostro de su hermano — así que cállate

—Ésta sólo es una caricia por parte de tu señor, te hará lo mismo si lo desafías — soltaba cualquier tipo de comentario en contra del que estaba delante de él, no le importaba nada, ni siquiera la libertad que le cedieron por esos días

—Yo te haré algo peor si no te callas — Mukuro golpeó por detrás la cabeza de Lambo— el silencio es la clave para pasar la frontera, así que cierra el pico

—El viaje será largo. Más les vale guardar energías porque no quiero fallos. Necesitamos los suministros para los huérfanos de la manada; no hay suficientes nodrizas y estamos quedándonos sin ropa — informaba Tsuna mientras caminaba junto a Takeshi a la cabeza del grupo — no maten a nadie, no llamen la atención, vigilen y mantengan sus sentidos despiertos. Si es que les llega su salvajismo usen la inyección que Verde les dio, pero sólo si es extremadamente necesario porque no sabemos exactamente cuánto tiempo de estabilidad nos dará esa cosa

—Pensé que ese viejo sabía exactamente lo que hacía

—Lo hace, Lambo… y es por eso mismo que nos advierte que cada cuerpo reacciona diferente, después de todo, no todos somos clase A puros

—Ha experimentado demasiado conmigo… debería tener las cosas claras

—Más te vale no tocar ese tema — advirtió Tsuna al más joven de su equipo — lo que te aplicaron no fue tortura, fue una terapia

—¿Te refieres a que ya no ataco bebés? — el de ojos verdes torció sus labios en una sonrisa irónica — Les cedo el crédito por eso. En parte mi alma se siente aliviada, tal vez en un cincuenta por ciento… Aún tengo ganas de asfixiar a tus mocosos, Tsunayoshi-sama

—Punto menos para ti — Lian bostezaba mientras miraba el horizonte — yo no olvido las cosas, Lambo, así que estás perdido

—Guarden silencio. Quiero memorizar el recorrido — Tsuna suspiró mientras se mantenía junto a Takeshi, mirándolo de reojo y pidiéndole que se calme

—No me gusta nada — murmuró Takeshi

—Sopórtalo. Todos merecemos una segunda oportunidad… la última que puedo darle

 

 

Tiempo…

 

 

Días de comentarios malintencionados. Días de miradas indiscretas y de gruñidos. Días en donde I-pin mandó al carajo su buena actitud y se la pasaba peleando con su hermano por la pésima actitud que este tenía ante esa posibilidad de una reinserción en la manada. Siempre había alguien que se quedaba despierto haciendo guardia porque no confiaban en Lambo, y si éste quería escapar los miembros del grupo tenían la orden de matarlo, cosa que Tsuna no sabía, pero que Reborn autorizó en secreto cuando Verde lo sugirió. Tensión en todos los integrantes de la manada, incluida I-pin quien conocía la orden y juró cumplirla, pero se pasó rezando a algún dios desconocido para que su hermano no hiciera una estupidez. Ella debía velar por los suyos, se lo debía a Baek, del que jamás supieron nada y por el que la culpa la perseguía cada noche

Cuando llegaron a la ciudad acordaba, el alivio llegó a I-pin, porque Lambo no ocasionó demasiados problemas, sólo un par de discusiones que se terminaron cuando ella noqueaba a su propio hermano. Suspiraba pesadamente cuando tuvieron que entremezclarse entre la gente a altas horas de la noche, hace tiempo que no convivía con los normalitos y le resultada extraño. Todos tenían que conseguir nueva ropa y cosas que cubrieran las partes más notables de su cuerpo, como lo eran cabello, rostro y ojos. Lo demás era un poco más fácil.

Fue Mukuro quien atrapó a la primera presa de esa noche, eligiendo a un hombre que parecía tener suficiente dinero en los bolsillos, presumido y prepotente hasta en su forma de caminar. Lo noqueó de un solo movimiento para proceder a robarle todo el efectivo y recursos que podrían usar sin identificación. Tuvieron muchas víctimas similares hasta obtener discretamente los recursos económicos que Lian usó para comprar lo que necesitaban. Su ley era actuar lo más discretamente posible para no dar indicios de que eran el enemigo de la humanidad. Durmieron en un edificio abandonado un par de días, hasta conseguir lo necesario, incluyendo un auto de transporte que usarían para alejarse como cualquier persona normal en medio de una ciudad turística

Sencillo. No tanto

 

 

—Al menos haz tu parte, mocoso — regañaba Mukuro cuando el tercer día llegaba — te has quedado mirando nada más

—¿Y qué más voy a hacer? Ustedes lo tienen todo cubierto — Lambo se burlaba sin miedo a represalias

—Estás desperdiciando la oportunidad que Reborn te da

—Claro que no — sonrió en respuesta — estoy desperdiciando la oportunidad que Tsuna me dio. Reborn es asunto aparte

—No insistiré — el de mirada heterocromática se dio media vuelta pues no quería ver ese rostro burlón o se le revolvería el estómago — regresaremos a casa. Alístate. Terminó el paseo

—Al fin… creí que esta tortura sería eterna — sonrió — el aroma de Tsuna me da náuseas

—No pasó — susurró I-pin mientras recogía su maleta y se dirigía al lugar que ocupaba su grupo — no pasó — repitió con el pecho dolido

—Quédate tranquila, I-pin. Saldré bien de ésta

—Idiota — murmuró mientras sentía el escozor en ambos ojos — eres un gran idiota, Lambo — se limpió una lágrima que se le escapó, con rabia pateó una puerta y se alejó. I-pin no pensó en que su hermano estuviera así de… turbio y demente  

 

 

El silencio adornó el retorno mientras se dividían en dos grupos nuevamente. Mukuro, Takeshi y Lambo en uno. Tsuna, Lian e I-pin en el otro. Separándose para no dejar sospechas, concentrados en abandonar el pueblo en completo anonimato, llegar hasta las afueras sin problemas y encontrar el sitio en donde el primer grupo esperaría con un vehículo alquilado que recogería a los otros. Bastante simple, bastante seguro y sin contratiempos, lamentablemente, alguien nunca quiso que eso terminase correctamente.

Lambo se iba quedando atrás cada vez que podía, analizando cualquier cosa que le sirviera de excusa para cumplir con su objetivo: destruir a Tsuna. Desde el primer día de su llegada vio a un grupo de soldados rondando por las calles centrales, el día anterior buscó alguna cosa para llamar la atención de los mismos, pero no hubo fortuna, mas, su plan no iba a destrozarse así de fácil, además, sólo era cuestión de una mirada, sólo una. Su grupo estaba separado del otro por unas cinco calles apenas, era una oportunidad que no debía dejar pasar. Sólo debía dar una señal al enemigo y se desharía de Tsuna, lo mejor era que ni siquiera sería tachado como culpable porque el riesgo de ser detectados siempre estuvo latente. Por eso se esforzaba en trazar planes que aplicar y buscaba el instante perfecto para ejecutarlos

 

 

—No te quedes atrás, idiota — Mukuro se detenía de vez en cuando para vigilar el paso de Lambo. Takeshi tenía todos sus sentidos alertas porque detectó enemigos demasiado cerca, a los cuales debían superar para llegar a su destino

—Vamos. Tenemos que tomar una ruta menos transitada — advirtió el azabache mayor mientras se acomodaba mejor la boina que usaba

—¿Qué tal por allá? — Lambo miró a un callejón lejano — se ve bien

—Tú sólo sigue con el paso tranquilo. Pasaremos a los soldados fingiendo ser una buena jorga de amigos que irán a divertirse. — Mukuro sonrió con fingida calma mientras se ponía enfrente del grupo — no se alejen

—Muévete, Lambo — Takeshi se colocó detrás del muchachito para evitar perderlo de vista. Ninguno quería arriesgarse a una travesura

 

 

Lambo sonrió mientras seguía las indicaciones, fingía estar siguiendo la plática que los otros le daban, se reía por los malos chistes improvisados y las órdenes bajas que Mukuro daba cuando iban a pasar junto a la cafetería donde ingresaron los uniformados. Él simplemente se colocó junto a Takeshi, cerca de la ventana, y continuó con el teatrito de buen subordinado. Sin embargo, al pasar junto al cristal de esa cafetería hizo uso de algo que había mantenido en secreto por algunas semanas. Forzó a que sus garras se expandieran en totalidad, tal y como una vez logró hacerlo en signo de que su verdadera naturaleza paterna estaba surgiendo, las pegó contra el cristal cuidadosamente, no rayó el vidrio, pero dejó sus extensibles garras visibles para que alguien las viera a través del transparente material. Tanta suerte tenía como para que, al voltear hacia el cristal, unos ojos conectaran con los suyos. Fue perfecto. Lambo sonrió al soldado que boqueó una vez mientras dejaba de acomodarse en su silla, le guiñó un ojo, movió sus dedos con las garras expuestas, y… listo.

Ese soldado se cruzó con Lambo un par de veces en los pasillos de los cuarteles de la armada de resguardo. Se conocían, y por eso… se dio la alerta silente.

Aquel hombre que no superaba los treinta años, avisó de su descubrimiento a sus dos acompañantes, los mismos que tal vez reconocieron a Lambo, tal vez vieron las garras que empezaban a contraerse nuevamente, tal vez vieron la última silueta de ex carcelero y Takeshi pasar la tienda. Ellos levantaron sus radios en coordinación, y simultáneamente dieron la advertencia a los altos mandos en esa ciudad. Dieron la señal de ataque. Fueron los que encendieron las alarmas de la ciudad, los que convocaron al equipo de búsqueda y sí… los que se apuraron para empezar a seguir al grupo enemigo con un poco de sutileza.

Todo estaba hecho, dictado y ejecutado. Cuando Lambo percibió de lejos la adrenalina de los soldados, sonrió satisfecho por dos razones muy diferentes entre sí: sus sentidos se estaban desarrollando maravillosamente a base de las “terapias” de Verde y su improvisación fue un éxito.

Su labor estaba realizada y su plan se puso en marcha

 

 

—No puede ser — murmuró Takeshi cuando escuchó los pasos presurosos detrás de ellos — Mukuro

—No tenemos opción — suspiró mientras se quitaba la gorra que ocultaba su azulado cabello y que le impedía ver correctamente

—¿Corremos, jefe? — Lambo fingió asustarse — no quiero que me atrapen

—Si compruebo que tuviste algo que ver en esto… te mataré — gruñó Takeshi mientras apretaba los puños y trataba de que su lado salvaje colaborara temporalmente. Lo necesitaba porque su agudeza era necesaria  

—Ambos… corran… ¡Ahora! — Mukuro dio dos pasos para girar en una intersección y empezó con la carrera desenfrenada que los otros tenían que seguir — como gente normal hasta que yo les diga

—Muévete, mocoso — Takeshi agarró del suéter de Lambo y lo arrastró detrás de él

—Claro — pero lo que ninguno de esos dos vio, fue que Lambo se volteó como pudo para saludar a los soldados que los perseguían y apuntar en la dirección donde el otro equipo estaba… donde Tsuna estaba, donde su único obstáculo quedaba.

 

 

Ingenuidad…

 

 

Tsuna caminaba con calma mientras buscaba el lugar donde alquilaría el auto. Escuchaba las maldiciones de I-pin a causa del comportamiento de su hermano y los suspiros de Lian que intentaba reconfortarla. El castaño no pensó que Lambo se comportara como siempre, como un niño mimado que luchaba por sus caprichos, pensó que tal vez el encierro lo haría recapacitar, aunque sea un poco, pero se equivocó. Incluso logró mantenerse a su “yo” humanista bien impuesto en el cuerpo con ayuda del melancólico, pero al parecer fue un desperdicio de fuerzas y las vocecitas en su cabeza se lo estaban restregando en la cara mientras se carcajeaban sin parar. Pero nadie podía culparlo por tener fe en su humanidad mínima, en tener esperanzas. Él no quería hacerle nada malo a Lambo… dos de sus partes no querían dañar a nadie

 

 

—¿Escuchaste eso? — Lian paró de repente mientras elevaba su mirada al cielo

—¿Qué? — I-pin miró a su compañero mientras intentaba escuchar algo

—La alerta de Mukuro — susurró Tsuna al identificar el graznido lejano de su compañero — nos descubrieron

—¡¿Cómo demonios pasó?! — gruñó I-pin mientras apuraba el paso siguiendo a Tsuna

—Creo que podemos alquilar el auto, recogeremos a los demás en él — Lian trataba de mantenerse sereno, pero tenía un hijo en casa que dependía de él desde que su esposa murió. Le temía al hecho de morir y dejar a su cachorro solo

—Creo que no se puede — Lian agarró el suéter de Tsuna para detenerlo, pero este sólo frunció el ceño — dos al frente, Lian — el castaño miró a dos soldados con armas en manos en la siguiente cuadra y después los gritos de las personas que se alejaban de ellos, porque obviamente sabían que un soldado armado era señal de cacería de clases A

—Maldita sea nuestra suerte — I-pin sintió pánico

—¡CORRAN! — fue la orden dada por Tsuna mientras observaba a los soldados. Todos ellos eran parte de los informantes de los carceleros especiales, esas bandas lilas en sus brazos los identificaban. Esos soldados eran una especie de rastreadores

—Demonios — murmuró I-pin mientras aceleraba sus pasos siguiendo a Lian que ya buscaba alguna ruta de escape o una que al menos los llevara a reunirse con los demás

 

 

Adrenalina, furia, desesperación y miedo. Los clase A sabían lo que era temer por la vida de los suyos antes que por la de sí mismos. Corrían desesperados tratando de conservar los elementos que consiguieron en pro de la manada, cargaban el peso de todas las cosas que compraron discretamente y guardaron en las maletas que robaron de algún desgraciado humano promedio. Se trasladaban en dos patas para no llamar mucho la atención y evitar que la gente se alejara de ellos, pues las usarían como cortina mientras les fuera necesario. Tsuna guio a su grupo a una zona transitada donde tuvieron que empujar a muchos para abrirse paso, pero con todo el tumulto sus perseguidores también se veían afectados y se iban quedando atrás. Eso al menos hasta que el primer disparo de advertencia se dio.

No había opción. Ya no.

Tsuna arrojó lejos los víveres en su maleta, I-pin hizo lo mismo con su bolsa y Lian lanzó un aullido que daba su posición para que los demás los localizaran. Estaban en problemas y debían salir de ellos pronto, eso si es que no querían toparse con un carcelero especial. Al final de la calle se toparon directamente con Takeshi quien corrió a la par de ellos mientras susurraba un: «Mukuro fue en camino diferente. Siguió a Lambo. El mocoso intentó escapar». Definitivamente fue muy mala idea dejar a Lambo participar en esa misión. I-pin maldijo abiertamente mientras esquivaba la primera bala que iba dirigida a ellos y de pronto se vio dirigiendo la carrera. Tsuna fue retrasándose un poco mientras les gritaba a los demás para que continuaran y aunque I-pin se negó en un principio, terminó obedeciendo, pero siempre verificando que todos estuvieran detrás de ella

 

 

—¡Son los traidores del desastre en la central!

—¡Atrapen al menos a la mujer!

—¡Señor, los estamos siguiendo hacia el sur! ¡Intentaremos llevarlos a la emboscada! — los soldados informaban por la radio y los agudos oídos de los clase A escuchaban todo con atención para prever qué ruta tomar  

 

 

Lambo corría a la par de un Mukuro que ya lo revolcó y golpeó en medio del camino de escape, para enseñarle a no abandonar la ruta trazada. Su intento mínimo de escape falló y en ese momento estaba corriendo por su vida porque los malditos soldados también lo tomaron como objetivo. Para salvar su maldita existencia, Lambo estuvo de acuerdo en seguir las órdenes que Mukuro empezó a gritarle porque el de cabello azulado era quien intentaba hallar una ruta de escape. Para Lambo morir sin destruir a Tsuna y ganarse a Reborn de nuevo, no era opción.

Sudaba horrores y sus piernas dolieron cuando se lanzaron desde un puente al río de poca profundidad, para después correr por las orillas buscando una ruta hacia donde un aullido se dio. Iban lado a lado, mirándose mal, pero ayudándose a esquivar las balas y defenderse de quienes se les pusieran en frente. La sangre que Mukuro dejaba a su paso salpicaba, pero eso poco le importó al más joven quien sólo quería seguir con vida sin importar la de los demás.

 

 

—Te juro que te haré otra cicatriz en esa linda cara… cuando todo termine — bufaba Mukuro mientras empujaba al menor para que tomaran la ruta desolada entre dos edificios

—No hice nada — jadeó mientras seguía a Mukuro quien tiró de él para que treparan las escaleras de emergencia de una de esas edificaciones y se metiera a uno de los pisos — ¿Crees que quiero morir?

—No mucho — jadeó mientras atacaba sin dudar a la mujer que halló primero — pero dudo de tu cordura, así que… no sé

—Me estaban disparando a matar — gruñó con indignación — ¿Cómo crees que causaría eso? No estoy tan loco — en sus planes anteriores no estaba eso. Pensó que podría escapar de sus custodios y sus atacantes antes de la masacre, pero no

—Cállate… Debemos ir por Tsuna, Lian y…

—La prioridad es escapar — refutó Lambo quien salía de ese departamento buscando alguna escapatoria, pues escuchaba los gritos de los soldados en las afueras— ¡movámonos!

—Si no regresamos con Tsuna e I-pin vivos… ambos moriremos, idiota — murmuró Mukuro — por si no lo sabías — jadeó cuando se internó en el otro departamento y buscaba una ventana que les abriera paso entre los techos de las casas cercanas — Tsuna es lo único que ha mantenido tranquilo a Reborn

—Cuando lleguemos… ese será mi trabajo — rió divertido. Rogaba porque Tsuna muriera, así se quitaría un obstáculo enorme

—Se nota que no conoces a Reborn… — Mukuro se detuvo un momento para mirar a Lambo — sus caprichos nunca son pasajeros… y Tsuna ni siquiera es un capricho, es algo mucho más especial que eso

—Maldigo tu boca — susurró mientras trepaba la ventana y tomaba impulso para saltar al balcón contiguo para poder llegar a los techos subsiguientes — cállate ya

—Salta, mocoso… piensa en que si nos atrapan… morirás como un sucio animal

 

 

Tsuna, Takeshi, Lian e I-pin tenían a diez individuos pisándoles los talones en su escape, y por lo que escucharon, un carcelero especial los acorralaría en poco tiempo. Tsuna apuraba el paso de sus subordinados mientras él se quedaba detrás, pero claro, Takeshi no se separaba demasiado de él. Lograron herir a tres soldados mientras corrían a cuatro patas hacia el sur de la ciudad, trepando entre edificios y techos, pero la suerte no les duró y se vieron acorralados por tres equipos pequeños en las tres rutas posibles para escapar.

Maldiciones se desplegaron hasta que Liu y Takeshi tomaron el frente de la pelea, empujando a Tsuna y a I-pin a escapar por el único camino libre. Ambos debían trepar en el edificio de cinco pisos frente suyo. Atravesaron la ventana de la planta baja, rompiéndola en el proceso. Pisaron sin cuidado y se hirieron con los vidrios en las manos desnudas cuando cayeron de rodillas evitando un par de balas que les dirigieron, pero no detuvieron la carrera, ni siquiera cuando escucharon cierta risa estridente que se acercaba a lo lejos  

 

 

—Tsuna… ese es…

—Corre, sólo corre — gruñó bajito mientras apuraba el paso, empujando la espalda de I-pin para que tomara fuerzas. Después de largos minutos que parecían eternos al correr, ya no soportaban tanta presión y ella iba perdiendo velocidad

—Pero… es… es Xanxus

—¡No importa! — gritó mientras apuraba sus piernas hacia las escaleras de emergencia — sólo corre hasta el tercer piso y salta a los techos contiguos. Takeshi nos encontrará ahí

—Tsuna… por dios no me dejes sola — le entró el miedo cuando escuchó a lo lejos el grito de Xanxus y dos disparos de advertencia

—Voy detrás de ti — murmuró mientras la empujaba y empezaban a subir por las escaleras — voy detrás de ti… sigue, ¡corre!

—Tsuna

—Voy detrás de ti — murmuraba cada vez con más fuerza — corre. Rápido que eres lenta… apura el paso o Reborn te castigará

—Tsuna, veo la puerta del tercer piso

—¡Crúzala!... estoy detrás de ti — su voz resonaba con fuerza mientras hacía eco en ese lugar reducido — sigue, I-pin

—Lo sé, lo sé. ¡No me grites! — reclamó mientras subía los últimos escalones

—¡SIGUE!

—Ya… pero… — antes de patear la dichosa puerta, giró para insultar al idiota que le gritaba, pero… — Tsuna — su líder no estaba… I-pin se asomó a la baranda de la escalera y dos pisos más abajo se escuchó la puerta de emergencia cerrarse — ¡Maldito idiota! TE DIJE QUE NO ME DEJARAS SOLA — tembló al verse a sí misma gritando y al eco responderle. Jadeó sin saber si bajar a ayudar, pero escuchó un rugido largo que era la advertencia de Tsuna para que no regresase y soltó un sollozo — maldito idiota — murmuró mientras abría la puerta que le daría paso a ese tercer piso — más te vale que vuelvas, Tsuna

 

 

I-pin halló lo más rápido que pudo una ventana, incluso golpeando a quien se le cruzara. No importaba si era adulto o niño, los noqueaba o desgarraba para abrirse paso, ahora sabía que esa raza inferior no debía siquiera causarle pena, porque a ella tampoco le cedían compasión. Sin dudarlo saltó hasta el techo contiguo, agarrándose de lo que podía mantenía el equilibrio. Lloriqueaba mientras corría por allí con la agilidad ganada debido a las numerables carreras con Reborn detrás de ella mientras recorrían los territorios escabrosos de la manada.

Se sentía tan sola en ese maldito momento y maldecía a la armada por acorralarla de esa forma, pero debía escapar, no sólo por ella, sino por todos. Porque no podían perder a más miembros de la familia y porque debía regresar con Skull, con el idiota que le rogó que tuviera cuidado en el viaje. Sin embargo, a sólo dos cuadras que la separarían de su destino, un disparo le atravesó el brazo derecho y sin poder evitarlo cayó a las calles vaciadas porque seguramente todos estaban evacuando o escondidos en sus casas. Su cuerpo golpeó un techo, un balcón, se chocó con algo que no logró identificar y terminó estampándose en el suelo de forma que un humano normal no hubiese resistido y que a ella le quitó el aliento

 

 

—¡I-pin! — esa voz la hizo sonreír mientras se retorcía en el suelo por el dolor del golpe — levanta… ahora

—Ya voy — mencionaba mientras hacía un esfuerzo sobrehumano para ignorar el dolor en cada parte de su cuerpo. Tras revisar que sus piernas no estuvieran rotas, corrió en dirección a Takeshi

—¿Y Tsuna? — preguntó desesperado. Takeshi no lograba olerlo cerca y eso lo alteró 

—Está detrás de mí — soltó mientras reía nerviosamente y aguantaba las ganas de llorar — el maldito quedó detrás de mí

—No importa. Lian irá por él… nosotros nos vamos con Mukuro

—Takeshi… es Xanxus a quien llamaron — I-pin jadeó mientras trepaba a la espalda de Takeshi, porque sus piernas no aguataban y el mayor se dio cuenta de eso, ofreciéndole la ayuda necesaria

—Iré por él tras ponerte a salvo — jadeó mientras empezaba a correr con todas sus fuerzas — estará bien

—Maldito suicida — sollozó I-pin — ¿Por qué tiene que poner a los demás por encima de él?

—Porque es nuestro segundo líder — sonrió Takeshi — por eso

 

 

El maniaco y el humanista…

 

 

Lanzó un gruñido largo para que I-pin no cometiera la estupidez de regresar por él y cuando escuchó la puerta del tercer piso cerrarse, se giró para enfrentar a su enemigo. El primer atacante le hizo sentir un nudo en el estómago, reconocería esos negros cabellos donde fuera y esa mirada opacada por el hambre. Murmuró el nombre de su compañera con dolor, porque no pensó verla en esa situación penosa: «Hana». Ella intentó rebanarle el pecho y cuello, Tsuna trataba de no dañarla mientras se defendía, pero era inútil… su amiga estaba cegada por la necesidad y no escuchaba sus intentos por hacerla reaccionar. Tuvo que lanzarla lejos con una potente patada, para que atravesara una ventana y cayera al vacío… no podía hacer más. No la iba a matar, pero tampoco dejaría que lo mataran

Tsuna corrió por el pasillo para intentar escapar por otro lugar, mas, las balas lo obligaron a atravesar la primera puerta que vio y antes de que siquiera pudiese lanzarse por la ventana, sintió el agarre en su cabello que lo hizo retroceder con violencia y caer de espaldas. No se quedó quieto y pateó al idiota que lo acorraló, pero ese olor le traía malos recuerdos. Los ojos rojizos de Xanxus se encontraron con los suyos el suficiente tiempo como para que Tsuna temblara, pero bastaron un par de golpes para que uno de ellos pudiera seguir huyendo. Sin embargo, cuando Tsuna se quedó sin escapatoria debido a los soldados armados en las escaleras de emergencia que le cortaron el paso, se vio en la necesidad de detener a su atacante en ese piso… Su misión era concentrar la atención en él para que su pequeña hija adoptiva saliera ilesa

 

 

—Patético — Tsuna se giró ante Xanxus que corría hacia él y sonrió con fingida altanería — todos ustedes son patéticos

—Basura — lo tacleó con toda la fuerza que sus piernas le dieron y estrelló ese fino cuerpo contra una puerta y después de atravesarla, contra el suelo

—Ugh — soltó todo el aire contenido y sintió el sabor metálico en su boca — la basura… eres tú — Tsuna contraatacó con sus piernas y garras expuestas, empezando una lucha que tenía que ganar a como dé lugar… Tenía cuatro hijos en la manada, un esposo que controlar y decenas de subordinados que liderar. No podía perecer ahí o ser capturado

—Nos vamos a divertir, pequeña escoria

—Te sacare el corazón y me lo comeré, Xanxus — extendió sus dientes y se colocó a cuatro patas mientras analizaba su ángulo de ataque

—Inténtalo, escoria

—¡Maldito!

 

 

Luchar para vivir, o vivir para luchar. Tsuna reflejaba la primera opción mientras intentaba arrancarle el cuello al desgraciado que lo enfrentaba, a la vez que atacaba a todo aquel que intentaba cruzar la puerta a las escaleras de emergencia. Xanxus reflejaba la segunda opción mientras reía divertido por los vanos intentos de Tsuna por proteger a quien fuera que escapó, él sólo quería hacerle más larga la agonía a aquel dulce castañito, es más, planeaba capturarlo para dejarlo junto a Squalo un tiempo, porque divertirse con sus dos más puras joyas sería un placer que nadie se lo quitaría. Ambos intentaban demostrar que eran la raza superior a través de sus egoístas razones, pero uno de ellos jugaba sucio… demasiado sucio

 

 

—Ugh… agh — una bala se incrustó en el costado de Tsuna y lo hizo caer antes de agarrar al soldado que logró traspasar la puerta de emergencia a esas escaleras — jo… der — una descarga eléctrica de otro soldado lo detuvo en su ataque y la risa de Xanxus le apuñaló el alma. Su cuerpo se colapsaba, su mente se nublaba, pero tenía cosas que proteger y por eso se mantenía consciente

—¿Hueles eso escoria? Es tu miedo — Xanxus daba pasos sonoros hasta estar a centímetros de Tsuna

—Púdrete… malnacido — se olvidó de su parte humanista en ese instante, porque debía sobrevivir y para ello necesitaba a “Fifi” — te arrancaré los ojos — sus orbes mostraron la fiereza característica del lado malvado que lo dominaba en los momentos necesarios — a ver, hijo de puta... ven aquí — aún sangraba cuando pateó a los soldados cercanos. Se puso derecho para enfrentar a su mayor torturador

—Disparen — ordenó Xanxus y Tsuna esquivó dos balas antes de arrancarle el brazo al primer bastardo que consiguió herirlo y golpear al otro con el miembro cercenado de su compañero

—Maldito sadista — gruñó el castaño dirigiéndose al azabache que reía macabramente mientras limpiaba su arma — ¿qué te pasa? ¿Acaso me tienes miedo como para no enfrentarme, Xanxus? — arrojó lejos el pedazo inservible del brazo y se lamió los dedos… admitía que tenía hambre y la sangre derramada sólo lo estaba mareando

—Estaba pensando en Squalo… en la tortura que le haré al llegar a casa, en lo divertido que es escucharlo llorar por el dolor — provocación, la manera más baja de lograr sus objetivos

—Lo sacaré de allí — enfureció… porque su gran amigo estaría pasando un infierno y él no podía hacer nada por el momento — pero te mataré primero, cabrón

—Probemos entonces, escoria

—¿Por qué no pruebas la fuerza de mi gente primero, idiota? — sonrió de lado mientras Xanxus se daba vuelta y apuntaba a una de las ventanas

—Veamos entonces

 

 

Una persona atravesó el cristal detrás de Xanxus y arremetió contra él con tanta fuerza que lo mandó cinco metros lejos. Esa persona era Takeshi, detrás de él salió Lian quien se lanzó contra los soldados restantes, degollándolos ya sin pudor mientras Tsuna ayudaba en el proceso. Takeshi tenía sus propios demonios internos que desquitar en contra de Xanxus, por eso se centró en atacar al azabache mayor con todo lo que tenía, pero eso no duró, porque tenían otras prioridades que afrontar. Ni bien Tsuna terminó con el trabajo de masacre en pequeña escala, intervino en la lucha de Takeshi, logrando que el cuerpo de Xanxus traspasara una de las paredes. Lian los dirigió en el camino de escape al escuchar el graznido dado por Mukuro para la localización y huyeron.

Sin decir o hacer algo. Huyeron. Porque su misión era sobrevivir

Fuera de ese edificio los cadáveres se agrupaban, la sangre no sólo era de humanos pertenecientes a la armada, también era de los clase A que se abrieron paso hasta sus congéneres y los recogieron en un auto. I-pin era la conductora que agitada apretaba el volante con todas sus fuerzas. Mukuro era quien ayudó a todos a subir en el auto que iba a toda marcha y Takeshi quien golpeó a Lambo por quedarse quieto sin hacer nada, por ser peso muerto en esa maldita misión. Lian ayudaba a que el sangrado de Tsuna parase y que no perdiera conciencia hasta que ellos salieran de la ciudad y empezaran su huida en algún otro transporte mientras enfrentaban una persecución por parte de la armada que les quería dar caza y precio a sus cabezas.

Y eso sólo fue el inicio de todo

 

 

—No te mueras — Takeshi golpeaba las mejillas de Tsuna — oye, mírame

—Cálmate de una maldita vez — gruñía el castaño mientras trataba de no moverse en la parte trasera de la cuarta camioneta que robaban para escapar, incluso usaron alguna granada que le quitaron a un soldado para ganar tiempo y desaparecer entre las brumas. Debían cambiar de ciudad, hallar un modo de perder a sus rastreadores y finalmente volver a la manada — estoy… vivo

—Lamentablemente — murmuró Lambo que iba de copiloto junto a su hermana

—¡A callar! — I-pin harta del asunto, fue quien apretó un botoncito del pequeño control que Lian le dio. Vio a su hermano convulsionar un par de veces y dejó de aplastar aquella cosa — o te callas… o te callo, Lambo

—Joder — cuando logró controlar sus músculos y dejó de sentir el cosquilleo de la descarga eléctrica, se quejó — eres mi hermana… ¡¿Qué te pasa?!

—¡YA NO! — bramó mientras pisaba el acelerador hasta el fondo — y si no te callas… yo misma te mato, ¡escuchaste!

—¡¿Qué te pasa?! ¡¿I-pin?!  — intentaba quitarse el collar, pero solo logró otra descarga poderosa de una duración mayor y que casi logra hacerlo perder la conciencia  

—Pasa… que me cansé de ser tu ángel protector — dijo en voz alta, mientras los otros guardaban silencio — ahora yo velo por mi manada también, ¡así que te considero una amenaza!

—Para I-pin — murmuró Lian quien trataba de que ella dejara de apretar el volante — disminuye la velocidad… pararemos aquí. Ya estamos suficientemente lejos

—¡Deberías defenderme! ¡Como siempre! — argumentó Lambo golpeando el hombro de su hermana y tratando de respirar con normalidad a pesar de que sus músculos no respondían bien

—YA NO — La azabache pisó el freno de apoco hasta que el auto se detuvo por completo — Ya no — murmuró antes de salir del auto y azotar la puerta. Llegó a su límite

 

 

Todos la vieron caminar unos pasos antes de arrodillarse en medio del camino no definido entre los montes que atravesaron y sucumbir ante las arcadas, devolviendo todo el alimento consumido en esas noches, puras basuras empaquetadas que sólo les daban energías para un rato. I-pin desahogó todo en medio del camino, respirando dificultosamente mientras los demás bajaban del vehículo y trataban de que las heridas de Tsuna dejaran de sangrar al envolverlas con telas que arrancaban de su ropa. Lian fue quien se posó junto a I-pin y le palmeó la espalda hasta que se aliviara, susurrándole palabras de aliento. Lambo miraba todo de lejos mientras murmuraba maldiciones a diestra y siniestra, estaba indignado por el comportamiento de su hermana. Pero había algo más que estaba inquietando al líder de ese grupo… algo grave

 

 

—Mukuro, ¿lo hueles? — Tsuna se tensó ante el aviso dado por su nariz

—Sí — el de ojos bicolor se acercó a la muchacha y le tocó la frente — está empezando a tener un poco de calentura

—¡¿Qué demonios le hacen a mi hermana?! — Lambo intentó acercarse, pero I-pin le lanzó una roca como advertencia

—No me vuelvas a llamar hermana… ¿crees que no lo vi? ¿Crees que no reconocí a ese soldado? — enfureció mientras se levantaba con ayuda de Lian

—¿De qué hablas? — Lambo sabía perfectamente que a I-pin no se le podía ocultar nada, sin embargo, lo intentó por inercia

—Él me lo dijo — la muchacha apretó los puños antes de acercarse a Lambo y abofetearlo con todas las fuerzas que su cuerpo conservaba — me dijo que tú lo saludaste… ese soldado te reconoció, ¡y tú los guiaste a nosotros!

—Mentira

—¡Te conozco bien! ¡Sé cuándo mientes!... y ahora lo haces — I-pin lagrimeó antes de agarrar a su hermano por el suéter y zarandearlo — estuve a punto de morir por tu maldita culpa…

—¡Lo sabía! ¡Lo mato ahora mismo! — Takeshi iba a por el cuello de Lambo, pero vio a I-pin inclinarse un poco y se detuvo — que…

—Espera — Tsuna detuvo todo y con prisa se acercó a I-pin — dime… ¿dónde te duele?

—¡En el pecho por la traición de este idiota! — I-pin apuntó a su hermano y aunque éste quiso acercarse al verla hacer muecas de dolor y agarrarse el vientre bajo, ella no lo dejó — ¡ALÉJATE! ¡Ni te me acerques, traidor!... ¡Casi me matas! — intentó golpearlo, pero una punzada la detuvo y aun así quería desahogar su furia — ¡Soy tu hermana, por dios!

—I-pin, espera, ¿qué tienes? — Lambo intentó acercarse, pero Lian lo sujetó y lanzó lejos — con un demonio, yo… — se calló al sentir el cosquilleo en su cuerpo. Maldijo al sentir que sus piernas no reaccionaron, cayó al suelo y convulsionó unos segundos — joder…

—¡Quiero que se calle! — exigió I-pin mientras se sentaba en el suelo y volvía a apretar el control del collar de su hermano — ¡que se calle!

—I-pin, cálmate — Tsuna la agarró de las mejillas y la miró con seriedad — escúchame… si no te calmas algo muy malo pasará

—Lo freirás — Takeshi le quitó el control a I-pin e intentó sonreír, pero no pudo… ahora él también percibió ese aroma extraño proveniente de I-pin

—La cargaré yo… tenemos que encaminarnos a la manada lo antes posible — Mukuro tomó a la única mujer del grupo y la cargó en su espalda — sin quejas mujer, porque esto es grave

—¿Qué pasa? — aun un poco aturdido, Lambo trató de ver a su hermana

—Nada— Lian golpeó fuertemente a Lambo, puesto que no quería soportar más palabritas con esa voz chillona. Dejó inconsciente al bastardo del grupo y de esa forma lo cargó al hombro para empezar a alejarse

—Mátalo aquí — gruñó Takeshi quien, indignado, sólo mostraba sus dientes — ¡ahora!

—No — Tsuna los miró a todos con esa mirada fría y calculadora — lo usaremos para el castigo — miró con desprecio a Lambo mientras apresuraba el paso junto a Mukuro y una llorosa I-pin que se aguantaba el dolor cuanto le era posible — irá con Byakuran y es la última palabra… ni siquiera mi lado humanista y patético podrá impedirlo ahora… ¡que se joda mi buen corazón!

—Me gusta cómo se oye kufufu

—Lambo… es idiota — sollozaba I-pin quien se aferraba a su transportista — pero…

—Lo cuidarán bien. Ahora tú cálmate… porque has empezado a sangrar y eso nunca es bueno — Tsuna palmeó la cabeza de I-pin y torció una sonrisa sutil — no quiero que te pase nada, así que sigue mis órdenes

 

 

 Días…

 

 

Volver a la madriguera siempre era difícil, no sólo por la complejidad del camino, sino por la estrategia para evadir el rastreo de los miembros de la armada. Pero en esa ocasión tomaron todas las medidas para acortar su viaje porque necesitaban que un miembro del grupo tomara asistencia médica de urgencia. No podían internar a I-pin en una clínica u hospital normal, los detectarían rápidamente debido a que sus rostros formaban parte de la lista negra de todo sector público del país, así que no tenían más opción que ir por Shion. Ni siquiera pararon en la noche, caminaron guiados por sus sentidos del olfato y oído, siendo Lambo el único que tenía dificultades por carecer de estas habilidades desarrolladas y dominadas por completo. Al ir atado de manos y pies y tirado de una cadena como un condenado, Lambo caía infinidad de veces mientras cursaban el desierto que rodeaba su hogar, pero fue ignorado y obligado a seguir al mismo ritmo que los demás.

El objetivo era salvar a la siguiente generación de la manada, pero sus esfuerzos no fueron suficientes.

I-pin pasó esos días en espaldas de Mukuro, llorando, quejándose del dolor, con fiebre y tomando los pocos medicamentos que lograron recolectar en el camino o que salvaron de una maleta que recuperaron antes de huir. Sus quejas eran el motivante para que todos apuraran el paso y en la madrugada donde fueron recibidos por Kaito que era el vigía en turno, las cosas se dieron con apuro. Shion acogió a I-pin de inmediato, Lambo fue lanzado a la celda que se volvió su hogar, Tsuna y los demás fueron tratados por los clase B médicos y al final, todos esperaban por las noticias, incluso Reborn estaba de pie, cruzando sus brazos y mirando la puerta por donde saldría el médico en jefe. Se quedarían ahí cuantas horas fuesen necesarias hasta verificar que todo estuviese bien  

 

 

—Lo siento. No pude hacer nada — Shion habló con la serenidad característica de un médico: frío, insensible y directo. Las miradas no fueron diferentes a la del doctor, llena de lástima y resignación. Reborn recibió la noticia con más calma de la que todos imaginaron, pues solamente golpeó la pared más cercana y salió de ahí

—Puedes entrar. Tardará un rato en despertar, pero es mejor que te vea a su lado — Skull ni siquiera esperó una palabra más antes de entrar a la habitación con los ojos llorosos, el temblor de sus manos, los labios apretados. Cerró la puerta detrás de sí y se hundió en un silencio que no duraría mucho

—Iré con él… cuida de todo por aquí — Tsuna miró a Shion con seriedad y tras una afirmativa silente, corrió detrás de Reborn para que no hiciera tonterías

—Lo siento por ella — suspiró Elena quien ayudó en el proceso debido a que estaba cuerda — debe ser un golpe muy duro… era su primer cachorro

 

 

Los sollozos de la azabache que despertó luego del tiempo prudente para que su cuerpo asimilara el proceso dado dentro de la enfermería, no se detuvieron hasta después de unas horas. Derramó sin control su dolor, hundida en brazos del que escogió como esposo. Estaba completamente destrozada, desesperada y sintiéndose traicionada por la única familia que la acompañó desde la niñez. Aquel ataque había sido mucho para su cuerpo que aún se estaba adaptando a su linaje. La caída, la pérdida de sangre, todo, incluso su propia ineficiencia para acunar a un ser vivo dentro de sí, ocasionó aquello. I-pin perdió a su primer cachorro después de días de luchar contra el destino, intentando acunarlo en su vientre desde el momento mismo en que Tsuna le dio la noticia de que estaba empezando con un intento de aborto.

No hubo más remedio que dejar que esa pequeña vida nueva se fuera, pero quedó el dolor emocional y el vacío de una madre que ni siquiera pudo disfrutar la noticia con tranquilidad.

I-pin no sabía que esperaba un cachorro cuando insistió en ir a aquella misión. No sabía siquiera que tan pronto podría quedar embarazada. No supo lo que era la felicidad de tener los síntomas de dos meses de gestación que le calculó Shion al final del proceso, cuando el pequeño ser fue desprendido de su vientre. No disfrutó su milagrosa situación en medio de tan asquerosa vida. Ni siquiera pudo imaginarse una vida con alguien que dependiera de ella, porque ni bien supo que fue madre, también se enteró de que la vida le dictaba que ya no lo sería. Ella experimentó un dolor que no se lo merecía, o tal vez sí. Skull pasó por lo mismo, pero se obligó a ser más fuerte puesto que debía convertirse en la base en la cual su amada se sostuviera.

Sin embargo, para un dolor… debe haber un culpable

 

 

—Fue tu culpa — I-pin estaba parada frente a Lambo. Consiguió el permiso para visitarlo cuando por fin estuvo totalmente recuperada

—I-pin — susurró lleno de emoción porque al fin podía verla, pero antes de decir algo más, vio la mirada dolida y melancólica de su hermana — ¿qué pasó?

—¿Sabes lo que ocasionó tu pequeño juego? — se puso de cuclillas frente a Lambo y lo miró con rabia — ¿sabes?

—Verde dijo algo, pero no me aclaró nada — la frialdad en esos ojos negros lo estremeció

—Me quitaste a mi primer hijo — se quedó callada unos instantes, analizando la expresión ajena, escuchando el leve tintineo de las cadenas que ataban a Lambo a esa cárcel

—No me jodas — rió suavemente — estás de broma

—Oye — con todas las fuerzas que tenía, abofeteó el rostro de su hermano —. Si no fueras tan cabrón, yo no hubiese tenido que acompañarte en esa misión donde desperdiciaste tu segunda oportunidad — otro golpe más —. Si no hubieses sido tan maldito, esos soldados no nos hubieran descubierto — lo volvió a golpear y no le importó que sus uñas dejaran una marca rojiza en esa mejilla —. Si no los hubieses guiado hacia nosotros, hacia Tsuna, no me hubieran atacado — con el puño cerrado asentó un golpe más fuerte y no aguantó el sollozo — ¡SI NO HUBIERAS SIDO TAN ESTÚPIDO, NO HUBIESE PERDIDO A MI PRIMER HIJO!

—¿Qué?

—Eres una basura — apretaba los dientes y apretaba los puños

—I-pin, espera… ¿me dices que tú tuviste un… aborto?

—Eres patético — sus lágrimas caían en cascada y su voz se quebraba cada cierto tiempo

—Yo no sabía… que estabas embarazada — de pronto sintió su cuerpo enfriarse por completo. Su mente despejarse de cualquier pensamiento ajeno a su hermana y se centró en las lágrimas que I-pin casi nunca dejaba salir

—Tampoco yo lo supe hasta que… Tsuna me dio la noticia… y lo certifiqué cuando Shion me dio sus condolencias

—I-pin — Lambo aspiró todo el aire que pudo e ignoró el nudo que se formó en su garganta — deben haberte mentido. Yo nunca te haría daño

—POR TUS ESTUPIDECES PERDÍ A MI PRIMER CACHORRO— Le gritó con rencor mientras lo azotaba contra la pared en donde estaba apoyado — ¡Deja de hacerte la victima! ¡Porque no eres más que el culpable!

—I-pin, eres mi hermana — sus manos sujetaron las ajenas e intentó no sucumbir a la impotencia — lo menos que quiero es hacerte daño

—Eres una maldita rata traidora… que no le importó que yo estuviera con Tsuna y mandó a carceleros a cazarlo

—¡Escúchame!

—¡Escúchame tú! — lo agarró de las mejillas y apretó esa cicatriz que Tsuna marcó — cada cosa que te pasa… te la mereces

—I-pin

—CÁLLATE… por tu maldita venganza infundamentada no te importó ponerme en peligro de muerte. — sollozó con fuerza mientras temblaba debido a la furia — Tsuna me protegió con todo, se ofreció de carnada y a él le debo mi vida. Intentó salvar a mi hijo esos días, pero no hubo caso y lo perdí. Tsuna aquí es el ángel y tú, Lambo, eres el maldito demonio

—¡No digas eso!

—¡ES LA VERDAD, AUNQUE TE DUELA! — sollozó, pero se obligó a endurecer su voz y mirada — a partir de aquí… tú no eres mi hermano. Ya no eres mi familia. Ya no eres el idiota a que tengo que cuidar. Ya no eres nada. ¡Me cansé! ¡Me cansé de tu estupidez! ¡Me cansé de tu locura! ¡Me cansé de sufrir por tu causa!

—Yo nunca te haría daño

—Pero lo hiciste… me quitaste a mi cachorro y eso pesará en tu conciencia, Lambo — lo empujó a la vez que ella se levantaba

—Espera, I-pin — intentó seguirla, pero las ataduras se lo impedían — ¡I-PIN! — pánico… un pánico mayor a cualquiera que hubiese experimentado hasta ese momento 

—Te odio — susurró I-pin antes de azotar la puerta — más de lo que te imaginas, Lambo — colocó el seguro con satisfacción y le lanzó las llaves a su padre, quien la acompañó a eso —¡me importa poco lo que hagas con él

—I-PIN

—Te lo buscaste tu solito — Reborn miró la puerta cerrada, detrás de ella, Lambo gritaba el nombre de su hermana con desesperación — créeme que… mi hija está por sobre tu madre o sobre ti mismo… así que prepárate, porque mi piedad se ha esfumado, Lambo

—¡Espera! ¡Espera! ¡Trae a mi hermana! ¡Necesito hablar con ella!

 

 

Pero sólo el silencio fue el que respondió. El nulo ruido sería su compañía constante, porque ese solo error por una ambición mal fundamentada, le quitó lo último que tenía. Ahora estaba solo, aislado, condenado y temeroso… lamentablemente, un haz de cordura le llegó en el mismo instante en donde mató cualquier vínculo con su propia sangre.

No había reparo rápido, ni siquiera había esperanza de que pudiese crearse uno. No había nada más que las cadenas en esa celda  

 

 

Meses… de rastreo…

 

 

La noche acunaba a dos individuos que fueron designados a esa tarea, el uno por mandato, el otro por voluntad propia. El primero ya había arrebatado una vida sin ningún tipo de remordimiento, lo hacía con precisión para no levantar sospechas ni alarmas. El otro levantaba su nariz para buscar aquello que tenían que recuperar y por el que se arriesgó a internarse en un pequeño lugar de registro de decesos dados en la armada o cualquier lugar relacionado con ella. Todo culminó en esa noche oscura, iluminada solamente por una media luna y las estrellas titilantes que jugaban entre sí

Ingresaron en silencio por los pasillos, buscando la sección correcta, degollando a una mujer que se atravesó en su camino, intentando que el cuarto en donde los niños más grandes permaneciera siempre cerrado. Al final estaba aquella puerta blanca adornada por conejos que en el día se verían de colores, seguramente. Cruzaron con sigilo, sin encender siquiera una luz, agudizando sus oídos y su visión pobre. Esa habitación estaba llena de cunas ordenadas en hileras. Sonreían en complicidad al escuchar los suspiros queditos de los infantes dormidos y entre todos esos… estaba el pequeño que tanto buscaron

 

 

—Apúrate y encuéntralo — Skull miraba todas las cunas y sentía su pecho estrujarse, la pérdida de su hijo aún le dolía

—Ahí está — murmuraba Takeshi mientras caminaba por la segunda hilera y olfateaba el lugar — ya estoy aquí — con suavidad acarició la mejilla del pequeño que dormía a pierna suelta en aquella cuna y que se removió un poco por el contacto — vine por ti

—Apúrate — insistió mientras revisaba a los otros menores que allí estaban — y no dejes que llore

—Al menos uno – sonreía Yamamoto mientras cargaba al pequeño infante de cabellos negros que abría los ojos ligeramente — tu papi seguro te extraña, Susu, pero hasta que logre traerlo de vuelta, seamos pacientes y volvamos a casa

—Ha crecido mucho — murmuró Skull al ver al bebé que, reconociendo un olor nostálgico, se agarraba del suéter de Takeshi y se apretaba al pecho que emitía un reconfortante calor

—Han sido meses… claro que creció — reía bajito mientras besaba esa frentecita y arrullaba a Susu para que siguiera durmiendo 

—¿Ya agarraste al hijo de Squalo? – decía una muchacha de complexión pequeña que de pronto apareció junto a ellos

—Nagi… — regañó Skull agarrándose el pecho debido al susto — ¿y Mukuro?

—Dijo que se comería a los soldados por pura venganza – decía acercándose al bebé mientras limpiaba sus labios y saludaba al pequeño que también extrañó – es una suerte que Squalo lograra fingir que iba a comerse a esta preciosura

—Siempre fue inteligente y apto para las estrategias bajo presión — Takeshi sonrió — Squalo es así

—Vámonos, Nagi. No queremos despertar a los demás niños – sonreía Skull mientras caminaba por el pasillo

—Esperen, me llevaré a dos al menos — la muchacha recorrió las cunas — a los que huelan más fuerte, pueden ser de nuestra especie

—¿Por qué quieres llevártelos? — Skull sólo la siguió y sostuvo al infante que ella le dio

—Porque deben pensar que los atacamos por hambre. No dejaremos que sospechen siquiera que era uno de nuestros hijos al que nos llevamos

—Buen punto, Nagi — Takeshi sólo admiró a los dos bebitos elegidos y suspiró. Con Susu a su lado podía sentirse más aliviado

 

 

El día en que Squalo fue capturado, fingió como todo un experto y la recompensa fue esa, la salvación de su cachorro que fue acogido como un huérfano más. Takeshi prometió cuidar siempre del hijo de Squalo, pequeño desafortunado de llevar también los genes de Xanxus, pero amado sin prejuicios en la manada desde que las nuevas reglas se impusieron. Cuando ellos estaban dispuestos a salir, el quinto miembro de su grupo dio la cara, pues tenía que supervisar las acciones de todos, claro, después de haber robado toda la información que pudo de las computadoras de ese orfanato y de los soldados que ahora estaban muertos en su pequeña sección en ese establecimiento. Verde estuvo satisfecho por la idea de Nagi, incluso la ayudó a cargar a dos niños más, uno para cada miembro de esa encrucijada. Eligió a los bebés que al parecer eran los más fuertes y más propensos a tener el gen de los clase A, después de todo, la nariz de Verde no fallaba en la mayoría de casos.

Verde era quien les proporcionaba las dosis de medicina para mantener la cordura de todos en un tiempo prudencial para completar su tarea sin contratiempos. Él era la clave para la generar la fortaleza que su manada necesitaba hasta que lograsen planear la recuperación de su gente en un ataque que sería el inicio de una rebelión sin precedentes.

Décadas de planificación, torturas, lucha, muerte y vida, culminaban en esos tiempos, porque estaban cansados de ser la minoría, de ser tratados como los seres inferiores y ahora tomarían el lugar que les pertenecía. Su puesto estaba por sobre todas las vidas humanas promedios, por sobre los científicos, por sobre los carceleros, por sobre los soldados… porque, así como los investigadores de la armada lo desearon inicialmente… los clase A serían el futuro de la humanidad, los que dejarían sólo primogénitos que sobrevivirían a cualquier enfermedad y cuya vida prolongada les daría el poder de saltar a la punta de la pirámide alimenticia, de la vida, de todo. Era hora de tomar lo que era suyo por derecho y se empezaría por destrozar la moral de los carceleros, destruyendo todas las fuerzas de salvamento del maldito mundo

 

 

—¿Qué tienes? – La pequeña Nagi que tenía parte de su rostro de un tono carmín miraba a su hermano mayor que se les acababa de unir después de su festín – Mukuro, ¿Qué…?

—Conseguí sus planos kufufu… ahora nadie quedará con vida – sonreía divertido mientras guardaba aquellas cosas en una maleta y caminaba junto a los demás

—Reborn estará contento – sonrió Skull cediéndole el último bebé a Mukuro

—Sacaremos a todos de ahí – reía Takeshi mientras apretaba a Susu en sus brazos – a tu papi… — picaba la mejilla pálida — a Baek… a Hana, Kyoko, a todos – sonreía y respiraba aliviado – ya no más dolor

—Sólo falta poco — Nagi apretaba al bebé que dormía en sus brazos — sólo un poco más y todo estará bien

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

 

Sobrevivientes, les agradezco mucho su paciencia, pero tengo motivos de peso para tardar en actualizar. Creo que antes ya mencioné que empecé mi tesis y aparte me llegó un codirector bien estricto, por eso debo meterme de lleno en eso y mi tiempo libre se ve reducido a los domingos cuando ya tengo energías suficientes para desarrollar mis labores favoritas como son escribir, leer, jugar y ver pelis XD (ya tenía corregido un poco, así que hoy decidí terminar de corregir y subirlo antes de volver a mi tesis). Si se han dado cuenta subo historias cortas ciertos días, estas son las que ya tenía escritas y medianamente corregidas, y como cada capítulo son sólo cinco hojas de Word pues puedo hacerlo en unas tres horas máximo, pero en el caso de este fic trato de hacerlo de al menos doce hojas para englobar varios temas y asuntos, por eso me tardo medio día en terminarlo de corregir y por ende necesito máxima concentración, así que seguiré demorando en subir los capis. Espero entiendan

Ya mucha charla, poca acción XD

Espero que les haya gustado, sus comentarios me hacen feliz a pesar de que no contesto rápido, y me motivan a que el fin de semana me ponga a trabajar en esto. Los leo en mis momentos de escapadita y en serio que me suben el ánimo XD.

Los ama: Krat~

Besitos~   

 

PD: En el siguiente capítulo se acaba el “romance” y “cursilería”. Nos pondremos serios en ciertos aspectos XD

 


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