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Problemas de clase por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holas~

Pues a quién siga disfrutando de esta pequeña locura, les dejo un capítulo medio.... romántico, claro, olviden el punto de vista normal, solo traten de encontrarle el romance a esto

 

Kyoya intentó entablar una plática con el castaño, pero este se negó absolutamente. Kyoya llegó a pensar que ese castaño tenía problemas de bipolaridad, puesto que en ocasiones parecía querer llorar y al siguiente momento estaba simplemente poniéndose agresivo y altanero. En momentos era fastidioso y en el siguiente interesante, no sabría definir a ese castaño más que con una sola palabra, “traicionero”. Su aspecto tan delicado, en ocasiones, daba la sensación de seguridad, como una invitación a ingresar a la jaula y sin peligro alguno, apretarle el cuello para acabarlo u obligarlo a obedecer; pero cuando lo hacía, Tsuna se defendía como cualquier depredador, mostrando dientes, garras, intentando matarte sin dar tiempo a respirar. Era por eso que en las noches Kyoya ataba al castaño con fuerza para que así al menos no le diera problemas para dormir.

 

 

-¿feliz? – sonreía Tsuna cuando ya fue atado después de su cena – ya estoy bien portadito. Duerma bien

-cierra la boca – reclamó Kyoya, ignorando la mirada intensa que Tsuna le daba. El castaño se la pasaba vigilando cada paso que el azabache daba mientras revisaba las cadenas que estaban sujetas a la pared de la jaula

-estoy en modo inteligente, no se asuste – sonrió con burla antes de que el azabache le golpeara la frente y lo dejara sin poder moverse si quiera

-si no me das la información que quiero mejor cierra la boca Tsunayoshi

-Kyoya – su tono burlón hizo fruncir el ceño del mencionado – Kyoya~

-cállate o te daré un sedante

-¿quieres que te de un nombrecito? – susurraba como si estuviera confesando un secreto

-habla

-bueno el nombre de la persona que busca es… ¡se la creyó! – se reía mientras trataba de al menos acomodarse un poco para poder dormir – imbécil

-agradece que no puedo morderte hasta la muerte – bufó caminando hacia su escritorio, debía seguir buscando algo de información – quiero una herramienta en buen estado

-verde  – susurró Tsuna – busque esa palabra – una risita tonta fue la última cosa que el castaño emitió antes de que el silencio se formara en esa habitación

-maldito herbívoro – Kyoya simplemente dejó todo por esa única noche, la maldita personalidad del castaño lo estresaba bastante, se daría un descanso por esos días.

 

 

Muy temprano, Kyoya fue a visitar a ese violento muchacho de cabellos platas al hospital. Gokudera no tenía algo tan grave, nada más que mordidas en algunas partes, pero el enemigo no logró arrancar su piel, también tenía moretones y un brazo dislocado, lo importante era que estaba vivo. Lo que si fue sorpresa, era que el clase A correspondiente a Gokudera estaba allí, en la misma habitación. El azabache estaba atado a la pared con cadenas gruesas, pero estaba aun con su carcelero y no lo habían devuelto para que fuese asignado a otro novato. Kyoya se atrevió a revisar a ese clase A, no le faltaba ningún miembro, estaba completo, sus ojos cerrados y nada raro

La razón de que Yamamoto siguiera con el de cabellos platinados era simple, Gokudera había logrado entrenar a su compañero, eso decía el informe que fue dado. La forma en que Hayato logró aquella hazaña era incierta todavía y lo único evidente era que el propio Yamamoto defendió a su entrenador ante el enemigo. Según los informes, Yamamoto Takeshi se había liberado del bozal y había enfrentado al enemigo solo con sus dientes, impidiendo que su compañero fuese dañado letalmente. Lo más impresionante, según los propios superiores, fue saber que en ningún momento la parte humana del mencionado clase A había vuelto. En conclusión, cuando Hayato despertara sería investigado a profundidad

 

 

-¿sabes lo que pasa? – Hayato miró a Hibari cuando ingresó a su habitación y ni siquiera se molestó en saludar o en decirle algo mientras el otro revisaba a Yamamoto

-esa debería ser mi pregunta

-el idiota me lo ha contado… Tsuna se lo contó a él primero – con un gesto de su mano le indicó a Hibari que cerrara la puerta y suspiró – sobre lo de los ancianos. Lo sabes, ¿verdad?

-¿tu mascota puede hablar?

-deja de llamar así al idiota – bufó mientras miraba al mencionado – me ha salvado la vida y ha mostrado lealtad. Al menos debe ser tratado con dignidad

-sabes que son engañosos – no quería discutir sobre ese tema, así que no debatió nada

-ya se por qué me eligieron para custodiarlo a él – miró a la ventana como si rememorara muchas cosas, apretando las sábanas de aquella cama de hospital – porque me di tiempo para escucharlo, para pensar en miles de hipótesis, para descifrar cada accionar y ganarme su confianza con cosas tan simples como tratarlo como humano

-¿tú? ¿Haciendo eso? – lo escuchaba con atención. Llegó a la conclusión que esa maldita investigación que estaba haciendo no podía avanzar sin alguien más. Necesitaba a alguien que sirva de comparativo, solo por eso ahora soportaba a ese muchacho – Es bien sabido que los odias

-podré odiarlos y desear que todos mueran, pero no soy del tipo que maltrata a su compañero. Sea este un animal, una mascota o un clase A, se merece respeto y trato aceptable para que posea un modo de vida decente

-¿a qué te refieres?

-tres comidas diarias, darle libertad de movimiento, escuchar las quejas de su parte humana y tratar de entender cada parte de su accionar – Hayato se sentó en su cama con un poco de dificultad. Miraba sus dedos, miraba de reojo al pelinegro y al clase A, necesitaba un aliado

-¿tan dedicado eres? – se burló, pero la verdad sentía curiosidad

-sabes que mi coeficiente intelectual supera al tuyo con creces. Puedo crear mi pequeño centro de investigación por mi mismo… y me han dado al clase A más parlanchín, del tipo relajado y confiado que existe – Hayato sonrió altanero, admirando el ceño fruncido de su antiguo compañero de clase – Lo han hecho a propósito para que yo obtenga toda la información que necesito. Lo que quieren es que yo haga el trabajo de los ancianos, cuando lo logre, me darán un ascenso y luego me consideren uno de ellos… y si me niego me amenazarán con cualquier tontería que encuentren

-hum – podría haber mordido hasta a muerte a ese gamberro, pero era astuto y decidió ignorar todos los insultos mal disimulados – ¿qué descubriste?

-lo mismo que tú, supongo. Por algo has cambiado la rutina del trato con Tsunayoshi

-pero él sigue queriendo matarme – dijo sin sentir gracia alguna, solo quería entender por qué demonios los ancianos ocultaban cosas

-me aceptó – dijo Hayato con una mueca

-así que – sonrió sutilmente, eso sí que le gustó saber

-¡si maldita sea! ¡SI! – se quejó apretando las sábanas de su cama y sus dientes – ¡Debes saber lo que ellos son! ¿Verdad? – gruñó alterándose, incluso tenía una venita saltándole en el cuello

-así que…

-¡con un demonio! ¡Él me aceptó como su pareja definitiva! – dijo con furia contenida, pues le dolía la herida aun, pero lo que más le dolía era lo denigrante que sonaba ser aceptado como pareja del ser que odiaba – ¡¿sabes lo horrible que es saber que ellos con una especie de monógamos?! Lo peor es que cuando eligen a alguien es definitivo y si es posible, eterno – seguía soltando sus frustraciones mientras movía sus manos para acentuar sus palabras – ¡sólo en algunos casos varía este comportamiento! – cuando escuchaba la leve risa de Hibari, se enfadó – ¡JÓDETE! ¡PIENSA LO QUE QUIERAS! Pero este tipo me ha salvado la vida y ahora es…

-te harás daño si sigues así – la voz de Yamamoto resaltó desde lejos, logrando que el otro se calmara – gritar hará que se te abra la herida. No esfuerces tu abdomen, Hayato

-¡que no me llames por mi nombre! – se quejó enseguida. Ser tratado con tanta cercanía le alteraba los nervios

-solo quiero que estés saludable Hayato – reía bajito mientras abría sus ojos y se acomodaba un poco – ¿cómo está, Hibari-san?

-los ancianos pueden estar ocultando muchas cosas, pero aún no sé qué es lo que buscan – el de cabellos negros prefirió ignorar a Yamamoto y se centró en Gokudera

-ellos ya tienen todas las teorías que pueden imaginar. Han usado la sangre de todos los clase A capturados para saber qué les distingue de los demás – Hayato solo miraba a Hibari, preferiría no enfadarse más con esa sonrisita tonta que le fastidiaba – pero si no pueden confirmar esas teorías de nada les sirve

-¿qué es lo que quieren confirmar?

-lo de siempre – Hayato miró a Yamamoto y este parecía sonreír más sinceramente que antes. La parte humana de aquel muchacho de ojos avellana había vuelto por completo – qué tan fuerte son, debilidades, comportamiento, longevidad, procreación

-se les prohíbe tener descendencia – Hibari recordaba que era una de las primeras reglas que habían aprendido. Ningún clase A podía reproducirse, porque seguir con esa línea sanguínea sería la condena de los humanos normales

-claro, ¿y nosotros que? – dijo con burla – Si ya sabes que somos los prospectos de pareja para los clase A, es normal que los vejetes quieran que se reproduzcan usándonos a nosotros como banco de esperma y cosas así

-así que tú y él… ya pasaron a eso

-¿no crees que el problema más grande es que somos dos chicos? – ignoró la pregunta tonta que llegaba a ser un insulto y miró a Hibari con burla – ¿cómo crees que eso es posible?

-Tsunayoshi habló de compañía, de lealtad a la familia y cosas así. Solo tienes que preguntarle a tu mascota

-no diré nada más de lo que ya he dicho – se quejó Yamamoto en cuanto entendió que lo estaban involucrando en la plática – Tsuna nos ordenó eso

-¿y por qué rayos le obedecen?

-porque él sabe todo lo que planean los ancianos, ya lo vivió  y ya sufrió por eso – dijo mirándolos con rabia – ya nos quitaron todo

-¿a qué te refieres?

-libertad para comenzar – refunfuñó Yamamoto – han matado a nuestra gente en frente de nosotros y nos han usado como conejillas durante décadas… ¿quiere más excusas?

-¿sabes que su longevidad es extendida? – Hibari miró a Hayato y este negó – los registros son falsos

-¿quién te lo dijo? – Yamamoto protestó enseguida, moviéndose con brusquedad y haciendo resonar sus cadenas

-Tsunayoshi – Hibari respondió con calma, le daba igual que el clase A lo mirara como perro rabioso – veo que lo habrá dicho por algo

-es obvio que ya está harto del encierro – Hayato miró a Yamamoto en busca de respuestas pero este sólo agachó la cabeza – y está algo más. Si esa longevidad es extendida, si buscamos entre los más viejos clase A, sabremos un poquito de lo que han hecho los ancianos

-Reborn – no le constó mucho pensar en ese nombre y Kyoya sonrió al ver el leve temblor de Takeshi – así que él sabe todo

-dudo que te diga algo – suspiró Hayato – obviamente ese tipo es la lacra de su especie – con dificultad se levantó de aquella cama, no le apetecía quedarse quieto por más tiempo

-¿qué es lo que quieren los ancianos? – Hibari miró a Takeshi y lo amenazó con una tonfa – responde

-intentan vivir – fue la única respuesta de Takeshi antes de que Hayato se acercara a él y le desatara las amarras

-¿no es peligroso? – sus alarmas corporales se pusieron en alerta, estaba pendiente de Yamamoto

- es como un perro – suspiró Hayato cuando liberó de las cadenas, a su claseA – no te hará nada Hibari – caminó con calma hasta su cama, recostándose de nuevo, sintiendo como Takeshi lo seguía hasta sentarse en una silla cercana y posar la cabeza en su pecho – si me mata pues me matará, pero no creo que lo haga – suspiraba con cansancio, dejando que Yamamoto se restregara contra su cuerpo como un cachorro buscando atención – cierra la puerta cuando salgas

-fue un desperdicio venir

-no lo fue tanto… hay un nombre que todos tienen en común – miró a Hibari y le sonrió con altanería – un científico, su nombre era Verde. Creo que está muerto, pero no se sabe… tienes tarea Hibari

-Verde – Hibari frunció su ceño, así que el castaño no se estaba burlando la noche anterior

 

 

El silencio mataba el ambiente pesado, simplemente se volvía sereno. Takeshi seguía usando la camisa de fuerza, no podía usar sus extremidades superiores ni inferiores, así que se dedicaba a posar su cabeza en el abdomen de Hayato y esperar. Los dedos del peliplata se deslizaban con calma en esa cabellera negra, como si de verdad fuera solo una mascota, pero en realidad era algo más que eso, le costó aceptarlo pero lo hizo al final. Takeshi no era más que un pequeño animal asustado, suplicaba atención, respeto y cariño, Hayato se lo dio con sutileza en actos que progresivamente llegaron a eso. El carcelero desataba el bozal con cuidado de no dañar a su compañero o incomodarlo, dejaba aquel objeto de cuero en la mesa de noche y acariciaba la marca de la correa. Hayato deslizaba sus dedos por la cicatriz en la barbilla, la misma que fue hecha en el último ataque y que estaba aún en carne viva

Los clase A eran dejados a su suerte, sin tratamiento médico alguno. Los ancianos aplicaban aquel trato justificándose por la habilidad de recuperación de los mismos, pero no dejaba de ser inhumano dejarlos desangrarse en ocasiones. Hayato tomó algunas de las cosas que le pidió a una enfermera y le ordenó a Takeshi sentarse erguido. Con cuidado lo desinfectó y colocó una gasa, todo mientras el otro simplemente sonreía en agradecimiento. “Así que tu parte humana se mantiene estable cuando no estás bajo estrés” decía mientras el otro solo asentía. Hayato chasqueaba la lengua con fastidio cuando terminaba y le separaba los labios para revisarlo en totalidad, tenía que verificar que no hubiese otra herida abierta. Takeshi había perdido uno de sus muelas, pero ya no sangraba, tampoco el labio se veía tan mal como al principio de aquello. Hayato deslizó sus dedos por los colmillos que se extendieron de repente, pero ajeno al miedo sólo siguió revisándolo, incluso sin importarle cortarse con el filo de uno de esos dientes, porque sabía que no lo iban a morder. Ya lo había comprobado anteriormente

 

 

-¿estás bien? – Yamamoto preguntaba eso después de que lo soltaron y mientras se relamía saboreando la sangre ajena – ¿duele?

-no, así que cállate y duerme – decía Hayato reposando de nuevo en aquella cama, cerrando los ojos con lentitud y dejando su mente descansar

-el bozal – pedía al ver que el otro no lo colocaba – Hayato, debes poner el bozal

-si me arrancas la garganta, mi teoría estará probada – dijo sin preocuparse por nada y bostezó, estaba cansado

-bien – sonreía Takeshi mientras se acercaba con cautela hasta el dedo lastimado y lo metía a su boca

-no me arranques el dedo – pero solo sentía esa lengua repasar su herida, la misma que dejaba de punzarle – ya déjalo – ordenaba con seriedad. Takeshi se alejaba riéndose bajito y volvía a su lugar. Se recostaba en una parte de la camilla, acomodándose para no incomodar al de lindos ojos verdes, mirándolo dormir y esperando a que el otro despertara

-te he escogido… no te haré nada – susurraba Takeshi dudando de si le habían escuchado – pero tampoco te cederé a nadie… quien te toque… morirá – decía bajito, apretando sus dientes y relamiendo sus labios.

 

 

Hayato escuchó cada palabra salida de labios ajenos. Se cuestionaba su maldita capacidad de percibir el peligro, porque lo vio, esa afirmación la vivió en carne propia. Esa promesa de muerte fue tan evidente que a cualquiera le daría miedo, para quien lo hubiese vivido tan de cerca, debería haberle marcado un trauma... pero él no. Y eso podría definirlo como demente

 

 

Lo que pasó en ese día…

 

 

Hayato corría desesperado, estaba siendo atacado, normal en una misión como la que llevaba a cabo, pero no era solo un clase A el que intentaba matarlo, eran tres y estaban muy cerca. Ya había peleado con ellos, pero también había sido herido en porciones bastante alarmantes para su salud, su única opción ahora era huir. No recordaba cuándo sintió tanta desesperación como en aquel momento, pues tenía solo a Takeshi atado a la correa que jalaba con firmeza y estaba rodeado.

 

 

-vamos idiota, corre

-Hayato… están cerca, menos de cincuenta metros… los puedo oler

-por eso mismo… corre – jadeaba desesperado

 

 

La noche anterior a ese ataque, Hayato había estado experimentando con el comportamiento de su enemigo a cargo. Una cosa dio lugar a la otra y cuando la parte humana de Yamamoto le explicaba lo que significaba encontrar a la pareja que se deseaba, él aceptó por mero capricho. Hayato quería saber qué tan fuerte era el lazo conformado por seres tan primitivos como los clase A, por eso soltó un gran “acepto”. Cuando se dio cuenta, el tiempo había pasado y en ese momento estaba corriendo, tirando de la correa de Takeshi para evitar que esos enemigos los mataran

 

 

-maldición, maldición – se quejaba sintiendo el cansancio en su cuerpo, pero solo le bastó una frase para que su mundo se volteara

-Hayato, yo te protejo… sólo quítame esto – solo eso faltó para que algo en el interior de Hayato temblara

-maldita sea, ¿por qué me dices eso ahora? – No tenía opción, quería vivir y por eso, solo por eso… lo soltó

-confía en mi

-ya está – susurró con pánico, apreciando como la correa caía al suelo – no te atrevas a… fallarme

-no lo haré – una sonrisa cálida y tierna se posaba en el rostro de Takeshi mientras el bozal era desatado

-Yamamoto… no te mueras y no dejes que yo muera – Hayato veía como cada correa se aflojaba, como el bozal caía al suelo y sintió el terror al ver la mirada avellana adquirir un toque frío y afilado… quería gritar pero se aguantó

-espera – una voz fría, serena… asesina – espera aquí – la voz de Hayato no salía, tenía miedo porque entendía que la naturaleza del clase A seguía intacta – espera

 

 

El primer clase A cayó con un solo ataque de Takeshi. Esas largas garras que brotaron de pronto, se clavaron en el pecho de una chica de cabello rubio, quien fue la primera en atacar. El golpe fue tan duro que Hayato escuchó el crujir de las costillas ajenas y después vio con horror que los dedos de Takeshi se incrustaban en ese cuerpo menudo, como si fuese de papel. La sangre caía a chorros porque se deslizaban por los dedos de Takeshi cuando atravesaron el cuerpo de la mujer. Una gota solo fue el inicio del sonido goteante, el charco rojo aumentaba en tamaño y el aroma se extendía con prontitud.

La mirada asesina del azabache, hizo que Hayato se pegara a la pared y tratara de fusionarse con ella. Esos colmillos habían salido en totalidad antes de perderse en el cuello enemigo, una mordida, un empujón, un cuello roto y el fétido olor metálico de líquido vital lo mareó. Los otros dos clase A tuvieron un destino parecido, era tan horrible que Hayato dudó que ese fuera Takeshi. Todos esos enemigos pelearon como bestias, sacando garras y dientes, golpeándose con fuerza, abalanzándose unos contra otros, peleando a cuatro patas o simplemente rodando por el suelo intentando morderse. Había una cosa clave en aquella ocasión, los clase A que los atacaban apenas eran unos niños, jovencitos e inexpertos, así lo creyó Hayato. Takeshi les arrancó un brazo a cada uno y los masticó arrancándole trozos que tragaba con gula, después de todo el azabache se vio privado de alimento durante todo ese día… en ese momento debería estar muerto de hambre y era entendible

Los gritos resonaron en las habitaciones de aquella casa que había sido el nido de los dos enemigos. Aquellos desconocidos trataron de huir cuando percibieron la desventaja en fortaleza, a pesar de la herida sangrante corrieron desesperados, pero no llegaron más allá de la otra habitación. Takeshi lanzó un aullido fúnebre cuando atrapó al primer jovencito, gruñó largo rato cuando atrapó al segundo y sonrió con macabra diversión cuando los estampó en la pared y rompió huesos usando únicamente sus manos. Hayato sólo sabía que algo se desmembraba y rompía, que algo moría a metros de dónde él estaba. En la habitación de Hayato, él sólo veía a la mujer rubia desangrarse, con la mirada perdida en el techo… moría lentamente. Desde ahí Gokudera sólo recuerda que se sentó y cubrió sus agudos oídos, porque Takeshi se alimentaba con avidez en la otra habitación provocando ruidos que le martillaban la cabeza. También recuerda las inmensas ganas de vomitar que tenía, porque el aroma a muerte se esparcía de inmediato.

Hayato no supo cuánto tiempo pasó mientras intentaba no escuchar a Takeshi, solo sabía que se hizo una venda con su propia ropa y detuvo el sangrado de su vientre atacado, también lo hizo con su brazo lastimado y esperaba por ayuda. Ya había mandado una señal con la radio que cargaba, un SOS que rogaba fuera respondido con prontitud, le daba asco sentir miedo pero no podía evitarlo. Cuando la ayuda llegó, lo cargaron y también sacaron a Takeshi de la otra habitación, lo traían encadenado y le aplicaban descargas eléctricas para que no se moviera mientras volvían a ponerle la camisa y el bozal. Ese método era cruel pero Hayato no lo detuvo, solo miró en silencio.

Gokudera dijo que estaba bien, que Takeshi no fue quien lo atacó, sino la mujer muerta y escuchó algo aterrador. “Parece que los otros lograron escapar. No hay rastro alguno pero se armará una búsqueda en los alrededores” ¿pero cómo? Eso era simplemente imposible porque Yamamoto los despedazó sin piedad. Allí el de cabellos platinados supo que el hambre de Takeshi fue saciada con rapidez, que lo de protegerlo era en serio y que el canibalismo era real. Cuando le preguntó a Yamamoto por lo que pasó, la respuesta fue simple, demasiado simple y que le dio escalofríos. “Lo que no pude comerme, lo arrojé a la alcantarilla… Te lo dije Hayato, nadie te tocará, nadie te hará daño… o morirá”

Hayato sabía que aceptar el ser la pareja de esa bestia, era un cuchillo de doble filo. Si es que Takeshi lo amaba tanto como parecía ser, lo protegería de todo, por sobre todo y haría lo que él dijera, ya verificó aquello en muchas ocasiones y tendría más oportunidades para hacerlo. Pero si Takeshi llegaba a cansarse de ser mandado y tratado como una herramienta, se rebelaría, llegaría una muerte instantánea, porque los clase A no conocían la compasión ni el perdón. Esa era la realidad

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Bueno, esto estaba escrito, solo le aumenté un poquito más de interacción entre Takeshi y Hayato... no sé, desde que leí la historia de Valeryn Walker me encariñé con ellos... por si quieren saber, la historia se llama "It was my destinity to find you" 

No digo más, solo sé que me gustó editar esto, porque a la vez veía una película dramática y romantica, fue hermosa

No se diga más, yo seguiré agotada con mis pasantías... no he escrito ninguna actualización, sorry, lo intentaré mañana 

Besitos~


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