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Problemas de clase por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Yo con mis locuras soy feliz, al menos eso me queda detrás de esta vida con muchas tareas jajajja

Espero lo disfruten~

 

 

 

 

Kyoya reconoció que esos animales que los carceleros tenían a su cargo, eran predecibles hasta cierto punto. Analizó el comportamiento de Tsuna, lo comparó con los animales de verdad y combinando algunas especies resultaba en la imagen de Tsuna. Había que sacarle provecho a la época de celo, con eso podría comprobar qué pasaba si una pareja entre chica y chico se establecía en esas paredes que limitaban el cuartel de las fuerzas de resguardo. Para esto ya tenía a su “conejillo de indias” perfecto, porque ese par ya estaba pasando al siguiente nivel… o al menos eso pasaría si la mujer aceptara que esa “relación” existe

 

 

-¿cómo que el celo? – I-pin era la indicada para esta ocasión

-están en época de celo. Todos sin excepción – respondió el azabache sin temor alguno, cuando enfrentaba a una de las pocas mujeres que consideraba digna de dar pelea – y el tuyo te está reclamando

-¿cómo que Skull me reclama? – su expresión valía millones, con incredulidad mezclada con diversión

-¿no ha estado abalanzándose encima de ti? Se restriega constantemente… te eligió como pareja – Kyoya estaba reuniendo toda la paciencia que tenía. Solo quería confirmar la teoría de las parejas, solo por eso estaba allí y debía aguantar

-¿de qué rayos hablas Hibari?

-compruébalo

-¡estás loco!

-si te acepta como pareja y tú le correspondes… Skull hará lo que tú le digas – parecía que logró captar la atención de esa muchacha – nunca te dejara desprotegida

-ya veo – se lo estaba pensando un momento, sonaba bastante bien, pero… ¡era estúpido! –¿sabes lo demente que suena eso? Ellos son solo bestias – dijo mientras se acomodaba el cabello, estirando sus brazos y asemejando a un gato adormilado

-escuchaste al anciano… son humanos dominados por su parte animal

-pero todos sabemos que solo sirven para matar y destajar gente. Son herramientas

-no lo son… son seres pensantes… ¿nunca has hablado con la parte humana de ese herbívoro?

-si – dijo con nerviosismo. I-pin recordaba lo idiota que podía ser su clase A cuando estaba consciente. Además, tenía cierto gusto por pedir fruta picada como postre – pero Skull es idiota – recordaba las veces que se enfadó con esa parte cuando decía alguna cosa sin sentido

-es cuestión tuya – simplemente dijo aquello para ponerle la cereza al pastel… la verdad, no iba a gastar más saliva en eso. Miró a I-pin que mascullaba bajito sin decidirse mientras veía a Skull en su jaula, quien meneando la cabeza de un lado al otro – piénsalo – dejar la duda era su básica estrategia

 

 

I-pin miraba a Skull con duda desde el mismo momento en que la puerta se cerró y quedó sola con sus pensamientos. Se puso a pesar en las cosas que le dijo Hibari, algunas eran bastante interesantes, tener un guardaespaldas confiable, así como una herramienta sin peligro era simplemente lo que todos buscaban, ¿no? Mientras ella meditaba aquello y se arreglaba un mechón de cabello que trenzaba, Skull se recostaba y balanceaba sus piernas como cualquier niño que espera porque lo acompañasen a jugar. La muchacha se reía al ver al otro de esa forma, ¡maldita la hora en que comenzó a tenerle cariño!… como a un perrito.

Jugaba con los cabellos lilas que destacaban detrás de los barrotes y le picaba las mejillas para escucharlo emitir un sonidito bajo, como un gruñido, pero más agudo. Skull era una mezcla extraña de lince y, según el propio Skull, de una serpiente también. Cosas raras que se combinaban causando esas mutaciones, pero eso no terminaba de desagradarle a I-pin, por el contrario, para ella, Skull era un gato grande que silbaba ocasionalmente y con el que podía jugar. Muchas de las mutaciones tenían ese lado felino o canino liderando la genética, por eso algunas teorías llevaban a que esas especies tenían mayor tendencia a mutar, pero también había esas excepciones extrañas en donde combinabas especies completamente diferentes y el champú resultante, podía matarte

 

 

-Skull… ¿en serio estas reclamándome? – pero nadie le respondía. El de cabellos lilas solo se restregaba contra su mano como pidiendo atención – eres solo un enorme tonto – se quejaba mientras tocaba el seguro del bozal – ¿tienes hambre?

-allí – susurraba Skull mientras se ponía en la típica pose japonesa, de rodillas, sentado sobre sus talones y esperando en expectativa. Sus ojos conectaban con los de I-pin y ladeaba la cabeza

-no muerdas – decía mientras repasaba sus dedos por los labios desnudos de Skull, quien simplemente sonreía, mirando por si I-pin tuviese algo en las manos

-mida…

-no haces nada – sonreía mientras preparaba las raciones cocidas para Skull, porque odiaba el maldito aroma de la sangre invadiendo su hogar. Por eso empezaba a darle solo cosas hervidas y Skull no protestaba, así que no tenía ningún maldito problema – y aun así no haré barbaridades… Hibari está demente

 

 

Espera…

 

 

Mientras I-pin se decidía a aceptar la realidad, o simplemente consideraba hacer ese barbárico experimento, Kyoya simplemente se sentaba a observar el comportamiento de Tsuna, puesto que cambiaba de rutinas cada cierto tiempo y ahora estaba más ansioso. El castaño empezaba a rodar por su jaula mientras mascullaba algo o mordía alguna de las cosas que le metió a la jaula para que se calmara. Kyoya ahora no podía simplemente quitarle el bozal, la camisa de fuerza y cederle las porciones alimenticias de carne cruda a Tsuna, debía atarlo, caso contrario intentaba morderlo ignorando el alimento cedido. En ocasiones él mismo tenía que darle las porciones en la boca, puesto que, si dejaba al castaño sin alimento, Tsuna podía perder el juicio por mucho tiempo y eso no era bueno. Además, había otra cosita menos llamativa y soportable en esos días…

 

 

-¿usted no se baña?

-volviste – le habló cuando al fin escuchaba esa voz y apreciaba el brillo en esos ojos marrones

-¡volví porque me dio la maldita gana! ¡Ahora responda maldita sea! – pero claro, Kyoya debió saber que sería el Tsunayoshi boca suelta y altanero

-si no guardas compostura, ¡te cerraré la boca con sedantes!

-pues me vale madres – gruñía colocando su rostro entre los barrotes. Trataba de morderlos para liberarse, pero el bozal le impedía aquello

-¿qué quieres? – gruñía Kyoya con insatisfacción debido al ruido contra los barrotes y los gruñidos insistentes. Además, ese castaño no dejaba de mirarlo y eso se volvía insoportable – has estado más altanero últimamente

-quiero bañarme – decía como un chiquillo mientras inflaba sus mejillas

-te bañaste el fin de semana – se sentaba en el sofá que adquirió hace poco y solo ignoraba los pucheros de ese muchacho, los mismos que eran difíciles de ver a través del bozal

-¿acaso usted no se baña todos los días? – miraba al azabache sin siquiera pestañear – Para mí no es suficiente ese talquito anti pulgas que me pone

-es lo básico, ahora te callas

-¡agua caliente! ¡EXIJO AGUA CALIENTE! – se quejaba golpeando las amarras de sus pies en contra de los barrotes – KYOYA… DAME AGUA CALIENTE O TE ARMARÉ DRAMA HASTA EL CANSANCIO – decía haciendo todo el ruido posible, rodando, pataleando, gritando a todo pulmón. Una rabieta infantil que sacaría de quicio a cualquiera

-cállate – trataba de ignorarlo, pero no había forma y a los diez minutos de soportar tanta queja, estalló – ¡QUE TE CALLES! –  gritó y golpeó los barrotes con su pie, logrando que Tsuna saltara con fuerza hacia atrás como cualquier gato asustado y derramara todas las cosas que le cedieron para su estadía

-¡joder! ¡Me asusté! – se quejaba sacudiéndose los pedazos de cartón que tenía encima. Su caja desapareció hace mucho tiempo y ahora solo era basura – ¡MALDITA SEA! ¡SÓLO QUIERO BAÑARME DECENTEMENTE!

-ahora me vas a decir que tu humanidad volvió con fuerza – dijo con ironía

-QUIERO BAÑARME CON JABÓN, AGUA CALIENTE Y NO CON LA MALDITA MANGUERA DE AGUA FRÍA

-¿si lo hago te callas? – ya empezaba a tener dolor de cabeza, así que solo cedió

-por fis – sonreía emocionado pegándose a los barrotes – quiero un baño digno… Timoteo me lo permitía – decía mientras se restregaba contra los barrotes

-te ataré las manos con una cadena y conservarás el bozal

-prometo no morder. Hasta me tomaré las pastillitas que le cedieron los ancianos… no son vitaminas, son drogas – decía moviendo su cabeza de un lado a otro como si fuera solo un niño – detendrán mis instintos un tiempo, mis fuerzas disminuirán un poco y seré manipulable de cierta forma

-lo sabía

-vamos… démelas, así me calmo y me baño. ¡¡¡vamos, vamos!!!

-pareces un cachorro

-púdrase y mueva ese trasero, ¡¡¡VAMOS!!! VAMOS – gritaba emocionado – un baño, ¡un baño!

 

 

Hibari le cedió las pastillitas y por primera vez vio sumisión casi al cien por ciento en ese castaño, obediencia sin reclamos. Esperó unos minutos hasta que esa cosa hizo efecto en totalidad, no se iba a arriesgar a que Tsuna escapara de nuevo. Lo dejó asearse con calma, Kyoya siempre vigilante de lo que el más pequeño hacía. Observó en detalle el menudo cuerpo mientras se despojaba de la ropa que aún conservaba, delgado, casi una muñequita, nadie imaginaría que ese chico podría desgarrarlo y devorarlo en pedacitos. Los clase A solo tenían puesto pantalones, siempre descalzos, solo usando esas camisas de fuerzas que complementaban lo que los demás verían como un atuendo “casual”. No importaba la situación o clima, las herramientas jamás tenían privilegios como un baño con agua caliente, pero para no seguir soportando berrinches, cualquiera cedería a eso y más

No fue difícil que ese castaño se metiera en la tina llena de agua caliente, tocándola con la punta de sus dedos inicialmente, metiendo sus piernas, sonriendo mientras se hundía por completo. Como cualquier niño, Tsuna jugaba en el agua con los artefactos de aseo personal que para los clase A estaban prohibidos, el champú, el jabón, la esponja. Las prohibiciones eran por motivos de seguridad que todos tomaban, pero ese castaño no parecía ser una amenaza en esa situación, por el contrario. En la hora exacta en que ese castaño disfrutaba del agua, nada raro pasó, excepto por el aroma dulce que ahora tenía ese niño. Kyoya podía percibirlo, era como si el aura de Tsuna hubiese cambiado de repente con solo ese simple despliegue de aseo improvisado. El castaño no protestó cuando le dijeron que su tiempo se acabó, por el contrario, salió de la bañera disfrutando de que el agua aun cayera de su cabello con forma de gotitas o que su piel estuviera aun húmeda. Tsuna se vistió sin reclamo alguno, se recostó en su celda y se quedó dormido el resto del día. Tal vez debería darle esos privilegios de vez en cuando, sólo si se portaba bien y obedecía. Pero con eso, Kyoya ya podía quedarse en paz por el momento

¿Resultados de la espera de Kyoya? La mordida en el cuello de I-pin a los dos días, le dio a Hibari la respuesta que buscaba. El propio hecho de que la muchacha siguiera viva le confirmó la teoría que formó, Skull la había elegido y por eso los intentos de asesinato cesaron. Tsuna tenía razón, eran animales y debía verlos así, esa parte pensante era sólo un complemento. La propia I-pin vino con preguntas que claro, Kyoya tomaría a su favor, pues quería saber qué cosas no le enseñaron sobre esa especie. La más arriesgada situación a probar la plantearon en una noche en donde se encerraron en el departamento de la azabache. Kyoya y Tsuna se quedaron encerrados en la jaula de Skull, el arma del azabache estaba lista por si algo salía mal y tenía que matar al de cabellos lilas… y empezaron

 

 

-si esto no funciona, te mataré Hibari – I-pin estaba dudosa de lo que iba a hacer. Tenía a Skull en frente de si, y le iba a quitar todas las protecciones

-¿no dijiste que te susurró cosas en el oído? – habló con diversión mientras se fijaba en la ansiedad de Skull

-esto es diferente. Esa vez lo mandé al carajo y lo encerré… pero ahora – I-pin suspiraba pues no quería arriesgarse a tanto. Hasta ese punto jamás le había dado a Skull demasiadas libertades, a lo mucho le quitaba el bozal, pero nada más

-libéralo – Hibari le puso atención, ya no podía esperar más

-si me hace algo yo…

-cuidaré de Lambo – aseguró Hibari mientras verificaba que Tsuna siguiera entretenido con una bola de estambre que balanceaba entre sus pies – ahora solo hazlo

-te odio – dijo infantilmente mientras veía a Skull y empezaba a quitarle el bozal – bien Skull… quieto. No te salgas de control – I-pin le picaba la frente de Skull mientras le advertía, retrasó todo lo que pudo ese hecho, pero ya se terminó. El bozal cayó y casi al instante, el mencionado se restregó con su mejilla rozándole la misma con los colmillos que brotaron – gyaa… ¡no hagas eso!

-¿miedo del herbívoro? – se burló Hibari y la pelinegra lo ignoró mientras le desataba la camisa de fuerza a su pequeña “mascota”. Con brazos libres, Skull sonrió ante la sorpresa de I-pin

-mía – susurró y se abalanzó contra la azabache hasta hacerla caer – mía – susurraba mientras deslizaba su nariz en el cuello de la chica que tembló por el tacto

-me haces cosquillas – se reía cuando el estímulo era ya imposible de resistir – espera Skull… ¡que esperes maldita sea! – se quejó cuando el otro no dejaba de hacerle cosquillas y ya dejó de ser divertido. Terminó empujándolo para así poder quitarle las cadenas de los pies y estaba en problemas. I-pin tenía a un clase A suelto en su casa… ¡eso auguraba muerte!

-I-pin… I-pin…

-¿despertaste Skull? ¿Está hablándome tu “yo” humano? – lo miraba con curiosidad, pues Skull se había sentado como cualquier persona normal y sonreía ampliamente

-no dejaré que nadie te toque – I-pin fue derribada de un segundo a otro y Skull la inmovilizó con habilidad, agarrándole las muñecas y sentándose en el vientre de la chica. Aquellos finos colmillos se mostraban en esplendor, Skull era una serpiente, pero tenía genética de lince y empezó a ronronear – mi I-pin… yo jamás te dejaré ir – susurraba deslizando su nariz por el cuello de la chica, ascendiendo con ligeras lamidas

-gyaa… su-suficiente – pedía, pero estaba inmovilizada – ¡Skull quítate! y… – pero sus labios fueron impedidos de hablar por los ajenos y todo quedó en total silencio… ¡Skull la estaba besando! – ¡Skull! – se quejó al verse libre momentáneamente, pataleaba para soltarse, pero no había forma y aquel acto de cariño se repetía. Una caricia en la mejilla, una lamida en la otra y un beso que acallaba a la chica

-la eligió como pareja – Kyoya vio al acompañante que tenía – justo el último día de su ciclo – susurraba Tsuna

-¿por qué demonios no me dijiste acerca del celo? – Kyoya le reclamó enseguida. La parte pensante hablaba y era maravilloso y conveniente

-no le hablaría a un carcelero – bufó gruñendo bajito – mucho menos al que me arruinó el ritual que YO realizaba

-tú no serás de nadie Tsunayoshi – le advirtió frunciendo el ceño, pues tenía una manía posesiva y ahora que se interesó en ese clase A con una actitud de los mil demonios, no lo iba a dejar ir

-usted no es mi dueño

-lo soy

-no lo es y le juro que lo mataré en cuanto tenga oportunidad

-antes llorabas suplicando por menos muertes – dijo tirando del hombro del castaño para que lo mirara

-aún estoy en celo – confesó el castaño sin inmutarse por la ruda acción, negándose a mirarlo – mi mente no funciona bien últimamente

-¿por qué eres el único que se ha comunicado? – tenía curiosidad bien fundamentada. Tsuna hablaba cuando estaba en su faceta animal, y se volvía un humano parlanchín en ciertas ocasiones

-¿no le dijeron?… yo soy especial – hizo una mueca que expresaba prepotencia y chasqueó su lengua – pero poco me importa lo que los demás piensen de eso

-¿por qué?

-quién sabe… mi mente humana es tan efectiva como la suya, no es básica como todos piensan. Reborn se acerca a mi capacidad de percepción, habla cuando le da la maldita gana… pero aun así seguimos dominados por instinto

-¡ayúdame, maldita sea! – se quejaba I-pin, quien ya estaba sintiendo una mordida en su cuello, pero no pasaba de ser una leve muestra de dominio por parte de Skull – ¡ustedes dos! No se queden viendo… ¡hagan algo!

-ni loco – dijo Tsuna dándose vuelta y dándole la espalda a la parejita recién forjada – Skull la escogió como pareja, ahora es su problema. Nunca se liberará de él, pero como tenemos una parte humana, nunca la obligará a hacer algo que usted no quiera. Así es Skull… uno de los más amigables de nosotros… de mi especie

-¿pareja? ¿Así de fácil? – reclamaba I-pin mientras ya se forzaba a levantarse y a darle la vuelta al asunto para dejar a Skull debajo de ella – ¿no me matará?

-la parte pensante te escogió, la parte animal también lo hará… es difícil de explicar, puesto que… tsk, no diré más – gruñó Tsuna mientras bostezaba – ahora solo tengo hambre

 

 

Kyoya no se quedó callado en esa ocasión. Discutió con sus superiores por haber ocultado esa clase de información a los novatos, pero como respuesta solo recibió un “por eso te pusimos a cargo de Tsunayoshi. Sabíamos que hallarías las respuestas que nosotros no logramos conseguir”. Según le dijeron, Tsuna nunca habló con nadie y destrozó a los dos carceleros que le dieron a cargo antes. Kyoya era el primero en entablar conversación con el castaño de forma decente y lograr obtener información suficiente sobre el tema tanto de las parejas como sobre el celo

En pocas palabras, Kyoya fue aceptado por Tsunayoshi. ¡Puras mentiras! porque el propio Tsuna le dijo que había hablado con Timoteo años atrás. Eso significaba que los viejos aun no le tenían la suficiente confianza como para revelarle las verdades que Kyoya solicitaba. Hibari no sintió ni un poco de emoción por aquello, tampoco tenía intención de contarles a los demás sobre su “enorme” descubrimiento. De eso se encargaría I-pin si le daba la maldita gana, así que… el resto dependía de los idiotas que se arriesgaran a intentar volverse dueños de los clase A tal y como I-pin lo hizo. Pues Skull ahora le obedecía sin rechistar, quien sabe por qué. Hibari solo tenía un misterio más que descubrir y era… ¿por qué unir a dos chicos? ¿También funcionaba igual que en el caso de I-pin?

 

 

En otro lado…

 

 

-hola Reborn~ – Lambo ingresaba a su cuarto después de ir por los víveres al centro de abastecimiento. Se quitaba los zapatos y los lanzaba por allí sin fijarse mucho – ¿cómo la pasaste? ¿Disfrutaste de tu linda y enorme bola de estambre? – sonreía mientras pasaba junto a la jaula y golpeaba los barrotes con uno de sus dedos que era adornado por un anillo – ¿estás enojado? – se inclinaba y miraba a la persona que estaba sentada en una esquina sin devolverle la mirada – Reborn~

 

 

Un gruñido le advertía a Lambo que Reborn estaba en modo ataque y apartó su cara justo antes de que esos dientes se cerraran a solo centímetros de él. Lambo se reía, le encantaba dejar a Reborn sin bozal alguno, le encantaba tenerlo libre, le encantaba jugar a la ruleta rusa porque ya había perdido varias ocasiones, las varias cicatrices en su piel lo demostraban. Lambo no destacaba, no era sobresaliente entre los carceleros y era porque NO quería. Toda su vida se vio opacado por su hermana, quien destellaba rabia y salvajería, ¿estaba reclamando? Claro que no, por el contrario. De no ser así, lo hubiesen llevado a la zona de resguardo como delincuente de clase C o B hace muchos años atrás y no estaría comiendo dulces y encerrado en su departamento mientras se traficaba un juego de video para poder entretenerse

Lambo se iba desvistiendo mientras se dirigía al baño. Le importaba una mierda que Reborn lo mirara, después de todo… eran chicos, ¿no? Eran carcelero y enemigo, eran dos extraños obligados a vivir juntos. Se duchaba con la mayor de las paciencias, dedicando especial atención a las cicatrices que aún no sanaban en su piel. Salía desnudo, ponía el termostato en una temperatura agradable, después de comer alguna cosa se sentaba en frente de Reborn y lo miraba. Lambo era del tipo despreocupado, pero también tenía otra cosa que lo identificaba. Se ataba el cabello para que no molestara, se colocaba su bóxer porque… si entraba I-pin y lo encontraba así, desnudo, se iba armar el grande lio y quería evitar eso… Era entonces donde Lambo empezaba su juego

 

 

-¿empezamos? – escuchaba el gruñido, y sonreía. El de ojos verdes tenía cierto gustito por hacerlo enojar – vamos Reborn, sé bueno y vuelve… Reborn inteligente, vuelve por favor

-¿qué pretendes mocoso? – la rudeza de las palabras era tradicional y al más joven le gustaba

-así que estabas ahí, cariño~

-¿de nuevo vamos a jugar? – ignoraba al mocoso fastidioso y miraba por la pequeña ventana que estaba en la parte de arriba de una pared en su jaula

-por supuesto – sonreía Lambo mientras se estiraba como un lagarto tomando el sol, para poder alcanzar las llaves – sino todo sería muy aburrido

-en verdad quieres que te mate – afirmaba con una retorcida sonrisa mientras dejaba que sus ojos brillaran con la poca luz que entraba

-obvio no – sonreía mientras colocaba la llave en la cerradura y el sonido rechinante de las bisagras daba muestra de que uno de ellos era libre – pero yo sé tu secreto. Así que te aguantas mi amorcito~

-has dejado a ese idiota entrar… mocoso – Reborn se levantaba con calma, estirando sus piernas y cuerpo. Daba los pasos faltantes y se ubicaba frente a Lambo, quien le hace una seña para que se siente con él

-pero sigues siendo un misterio – Lambo rió, pero en seguida saltó con habilidad evitando la mordida del mayor. Eran dos panteras que se estaban enfrentando con la mirada

-sabes que el tal Hibari me asquea

-no te asquea – se reía Lambo mientras se paraba frente a Reborn – te mueres de la puta envidia

-¿me vas a soltar o no? – Reborn frunció su ceño mientras esperaba que el otro le soltara las correas. Lambo se demoraba por puro capricho, disfrutaba de la ansiedad del mayor. Al estar libre, Reborn se estiró con evidente elegancia y soltaba una risita tan baja que solo un oído agudo podría percibirla – bien hecho, vaca estúpida

-todo por mi… papito – reía mientras empezaba a dar ligeros saltitos para alejarse – así que…

-deja de decirme de esa forma – fruncía su ceño y su calma se iba a la mierda

-¿qué? – se hacía el tonto mientras se preparaba para la pequeña lección de cacería – ¿cómo?

-ponte en posición Lambo

-¡si, papá! – hacía saludando de forma militar cerrando sus ojos y agudizando sus oídos

-tu maldita lengua será la primera en partir

-si me diviertes por cuatro horas o hasta que llegue I-pin… te traeré a Tsuna como querías… “papito”

-oh, ¿así que vas en serio? – sonreía Reborn mientras se peinaba el cabello con los dedos – entonces hay que empezar – sin esperar nada, atacó al menor que esquivaba con habilidad innata de su especie – ¿cuántas mordidas serán hoy?

-dos – Lambo señalaba su espada marcada por varias cicatrices que formaban una especie de rayo en su piel y se relamía los labios – vamos a completar esa linda marca de mi espalda

-te mataré

-no lo harás… porque yo soy tu maldita conexión con el exterior – Lambo sabía que podía manipularlo, lo aprendió desde el primer día en que platicaron decentemente

-puedo conseguirme otro

-¿seguro?... ¿quién más lindo que yo? Te doy lo que quieres, tienes la libertad que quieres, te hago favores… y eres mi… - una sonrisa se le escapaba, siempre supo que uno de sus sueños más locos lo definía… estaba en lo cierto

-cierra esa boca… definitivamente heredaste algo de esa mujer

-¿qué? ¿su belleza?... cuéntame de ella… de mi madre

-heredaste su maldita terquedad – una respuesta sencilla justo antes de que esas garras se incrustaran en el primer mueble desafortunado. Así empezaba todo

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Bueno, primero me disculpo por no responder sus reviews, de veras que busco tiempito para hacerlo, pero cuando llego a casa me quedo dormida XD pero ya lo haré 

Hoy corregí este capítulo tratando de mantenerme despierta XD valió la pena, siempre lo vale ^^

Muchas gracias para aquellas personas que siguen leyendo esta historia, aprecio eso y sus palabras

Muchos besos~

Nos estaremos leyendo~


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