Al parecer, Ace había sido el último en llegar al buque de la Marina en el que le esperaban todos sus compañeros y su superior. A medida que pasaba entre sus colegas, miradas de desprecio y murmullos le seguían, ya que muchos creían que había ganado su puesto gracias a la influencia de Garp y no por méritos propios, además de que se había extendido el rumor de que Ace era el hijo del Rey de los Piratas, aún a pesar de que los altos cargos de la Marina lo habían desmentido. Ace aún no sabía cómo dicha información había sido filtrada. "Parece que hacerlos esperarme no va a mejorar mucho mi situación" pensó con resignación Ace.
-¡Ace!-Le llamó el Vicealmirante a cargo
-¡Sí, señor!-Respondió al llamado Ace, poniéndose firme
-Parece que usted quiere un castigo por insubordinación, ya que no sólo ha llegado tarde, sino que además dejó su Den Den Mushi en el barco, haciendo que sea imposible contactarse con usted en una situación de emergencia en la que su ayuda era prácticamente fundamental.
Cuando el Vicealmirante termino de decir ésto, murmullos como "Seguro que lo hizo porque tenía miedo", "Eso demuestra que su puesto fue dado porque Garp-san es su abuelo" y "Seguro que ni sabe pelear". Ace tenía unas inmensas ganas de ir y darles una paliza para cerrar sus bocas, pero se recordó a sí mismo que esos tipos eran sus subordinados, además de que darles una paliza sólo le acarrearía más problemas, como si no tuviese suficiente con la charla que el Vicealmirante le estaba dando, y el probable castigo por llegar tarde, así que, una vez más, se calló la boca.
-¡Silencio!- Ordenó el Vicealmirante- Se supone que ya sois lo bastante maduros como para ir haciendo este tipo de comentarios ¡La Marina no es tan débil como para ir regalando puestos por parentesco! -Eso acalló a todos los bocazas- Comodoro Ace, resulta que en la isla que acabamos de dejar se encontraban también los piratas de Shirohige, y esta mañana conseguimos atrapar a uno de los Comandantes, aunque hubo muchos heridos, y un par de bajas. Tenemos al prisionero en una de las celdas de abajo, así que por haber llegado tarde, usted será el encargado de ocuparse del prisionero hasta la hora de la cena desde ahora hasta el momento que le dejemos en Impel Down ¿Entendido?
-¡Sí, señor!
Ace se dirigió a la parte de abajo del barco, donde estaban las celdas. Vigilar a un prisionero no era el peor castigo que había, sin embargo eso significaba que no podría ver la luz del sol durante un tiempo, además que durante ese mismo tiempo sólo podría desayunar y cenar, porque dudaba mucho que alguien se fuese a molestar en traerle comida, ya bastante que tenían que llevarla para el pirata. Por otro lado, no tendría que ver la cara de desprecio de los otros marines, ni escuchar sus insultos ni sus murmullos, lo cual resultaría refrescante. Esperaba que el pirata se comportase y no armase mucho jaleo.
Ace llegó a la celda designada, e intentó ver con la poca luz que entraba por el ojo de buey al pirata. Tenía curiosidad, ese hombre pertenecía a la tripulación que había sido rival de la de su padre, y si bien dicen que nunca les consiguieron vencer, no se dice que alguna vez perdiesen. Además, no era un pirata cualquiera ¡Era uno de los Comandantes! Ace realmente se preguntaba cómo demonios esos inútiles que tenía por subordinados habían conseguido capturar a tal hombre. Seguro que el Vicealmirante hizo todo el trabajo.
Cuando consiguió divisar al pirata, lo primero que vio fue su peinado un tanto... Extravagante, lo segundo fue en su ropa, tan blanca que si pintabas una gaviota podría pasar por un marine perfectamente, y en lo tercero que reparó fue en su sonrisa radiante, como si no estuviese en un barco enemigo, encarcelado y esposado.
-¡Yo!-Saludó alegremente- Soy Thatch, comandante de la cuarta división de los Piratas de Shirohige
Ace se quedó sin palabras ¿Cómo era posible que existiese alguien así en el mundo? Bueno, su hermano Luffy también sería capaz de hacerlo... ¡Pero es que Luffy es un atolondrado de la vida!
-Ace-Respondió secamente, sin saber muy bien cómo manejar la situación.
-Sin "s" ¿Eh?-Bromeó Thatch al ver el tatuaje- Pero, oye, estar aquí es muy aburrido, no tendrás por ahí una baraja de cartas ¿Verdad? Porque esperar es reaaaaaalmente aburrido.
Ace frunció el ceño.
-¿Esperar? ¿Esperar a qué? Y aunque tuviese una baraja de cartas, no te la dejaría ni jugaría contigo
-Que mal genio -Rió Thatch- Esperar a que Oyaji venga a bucearme, por supuesto -Respondió maliciosamente- No es por presumir, pequeño marine, pero estáis realmente jodidos ¿Estás seguro de que no tienes nada con lo que pueda entretenerme?
-No -Prácticamente gruñó Ace- Y te lo tienes muy creído si crees que tu capitán va a poder con todos nosotros
Thatch simplemente rió como respuesta.
Las horas pasaban con lentitud. Ace había pasado de estar de pie a sentarse en uno de los lados de la celda, mirando al techo con aburrimiento. Quizá, y sólo quizá, si tuviese una baraja habría aceptado jugar a algo con el pirata. En el fondo no le caía tan mal, y era el primero en mucho tiempo que le trataba con amabilidad.
En ese momento se escucharon pasos, provocando que Ace se pusiese tenso. Al parecer, era la hora de la comida.
-Comodoro Portgas ¿Está ahí?
-Sí -Respondió, poniéndose de pie.
El marine, al saber que su superior estaba ahí, caminó con más seguridad para dejar dos cuencos con comida cerca de donde se había sentado Ace. El marine se retiró con rapidez, sin embargo, justo antes de subir las escaleras, y aún dándole la espalda a Ace se detuvo.
-Usted... Comodoro Portgas D Ace... Usted también debería estar dentro de esa celda, encadenado con esposas de kairoseki (¿Se escribía así? No lo recuerdo :v) -Su tono era entre enfado y miedo, y al terminar, subió casi corriendo las escaleras.
Cuando Ace se repuso del shock, sintió lo mismo que sentía cuando era niño y escuchaba decir que si Gol D Roger hubiese tenido un hijo, éste tendría que morir entre horribles sufrimientos. Apretó los puños, conteniéndose para no ir tras ese marine y calcinarle. Con rabia cogió uno de los cuencos con comida, abrió la celda para dejar en las manos del pirata la comida. Sólo entonces, el pirata, que evidentemente también había escuchado el comentario, se atrevió a abrir la boca.
-¿D? -Preguntó cautelosamente mientras pensaba que a Oyaji podría interesarle ese muchacho
-La D la heredé de mis padres. Tanto mi abuelo como mi hermano adoptivos también la tienen. No sé lo que significa -Comentó Ace una vez que cerró la celda, ya de vuelta en su asiento, con aún un poco de rabia en la voz.
-Ya veo... -Síp, definitivamente Oyaji estará interesado en esto.
A partir de esa conversación, ninguno de los dos volvieron a abrir la boca. Las horas volvieron a pasar lentamente hasta la hora de la cena. Pero cuando Ace se disponía a levantarse para preguntar a voz en grito qué demonios pasaba con el relevo, un marine apareció corriendo con cara de terror.
-Comodoro, no pierda de vista al prisionero. Estamos bajo ataque enemigo
Al escuchar eso, Thatch sonrió, mientras se preparaba para entrar en acción
-¿Quién nos ataca?
-Los Piratas de Shirohige junto con sus aliados, señor.
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