Jonghyun llevaba su bajo en un estuche y lo cargaba en su espalda, caminando hacia la parada de buses, cuando llegó le extrañó ver a un chico cabizbajo allí, se acercó un poco más y se dio cuenta de que estaba medio dormido con sus audífonos puestos y un iPod en sus manos a punto de caérsele así que en un acto rápido lo tomó y lo asentó en la banca junto a él; no pudo evitar ver la canción que sonaba en ese momento, alzó una ceja extrañado y sonrió, miró al dueño del aparato, se le hacía conocido de alguna forma pero no lograba recordar.
Un autobús llegó, no era el que tenía que tomar pero supuso que talvez era el indicado del chico dormido y siendo ya tarde en la noche cabía la posibilidad de que no pasaran más, así que hizo su buena acción del día e intentó despertarlo sacudiendo un poco su hombro.
- Hey, despierta, ¿no es ese tu bus? – Preguntó despacio y vio como el pelinegro abría los ojos lentamente algo confundido y mirando a todos lados, sonrió inconscientemente a esto y le habló de nuevo – Es peligroso si te quedas dormido aquí. – dijo aun sosteniendo su hombro.
Lo que sucedió después fue probablemente una de las situaciones más raras y tiernas que haya vivido, el chico parecía por fin haber recobrado sus sentidos y lo miró fijamente a los ojos, tenía los labios semiabiertos como si estuviera sorprendido o a punto de decirle algo y sus mejillas cubiertas por un ligero tono carmesí. Solo allí se dio cuenta de lo cerca que se encontraba de su rostro, sin pensarlo se quedó contemplando sus facciones y se permitió sonreír de nuevo pero un segundo después, el muchacho se soltó de su agarre y se paró de inmediato, mirando hacia el autobús detrás suyo, lo miró una vez más y se soltó a correr para subirse al transporte.
Mientras el castaño observaba como el pelinegro corría hacia el bus, se quedó él también confundido por la manera en que reaccionó el muchacho, estaba a punto de sentare también a esperar su línea cuando vio el dispositivo de música en la banca y trató de llamar al chico para entregárselo pero era demasiado tarde, el bus había partido, lo tomó consigo y se fue en el siguiente autobús que lo llevaba a su hogar.
Kim Jonghyun, 22 años, estudiante de música en su tercer año y vocalista de la popular banda NEON de su universidad, recostado en su cama y escuchando música proveniente del iPod del chico de ojos felinos, como quiso apodarlo, normalmente no estaría chequeando cosas ajenas, pero no lo pudo evitar, el chico tenía muy buena música allí, es más, una de sus bandas favoritas, pero que pocos conocían, es por eso que se sorprendió cuando vio sus canciones ahí y quiso saber que más podría encontrar que sea interesante por lo que siguió escuchando y aunque se dijo que no revisaría nada más que la música, tenía curiosidad sobre el chico, tenían algo en común: música, así que pensó que al menos debía saber su nombre o donde estudiaba si quería devolverle su dispositivo. Se acomodó mejor en su cama, apoyando su espalda en la cabecera y revisó la galería de fotos, habían fotos de la noche anterior, en la fiesta de su universidad.
Entonces por eso se me hacía familiar, estudia en mi universidad.
Siguió pasando las fotos, tenía imágenes con sus amigos, con sus padres aparentemente, pero no encontraba ninguna foto en la que estuviera él solo, ni una sola selfie, hasta que encontró una y no pudo contener la risa al ver esa foto, era él pero se veía más joven, tenía puestos unos audífonos, los cuales estaban conectados a lo que parecía ser un melón y su expresión “ruda” era simplemente única, la foto le dio ternura pero al mismo tiempo no podía dejar de reír, volvió a revisar la galería quería encontrar una foto suya a toda costa pero lo más cercano que encontró fue una selfie de él con una chica, el pasando su brazo por encima de los hombros de ella y ambos sonriendo, la foto parecía tomada por la chica, ya que se veía su brazo estirado.
¿Será su novia? Parecen bastante cómodos juntos…
Negó con la cabeza.
Ella es linda… pero él lo es más…
...
Kibum estaba en su habitación, acababa de llegar y se había dado cuenta que olvidó su iPod en la parada de buses, estaba muy frustrado consigo mismo, era un regalo de su abuela, se lo dio cuando le dijo que quería ser cantante, lo tenía desde hace ya algún tiempo, además de que tenía mucha música ahí y él lo usaba todo el tiempo, pero no le quedaba de otra más que resignarse a su pérdida, seguramente alguien ya lo habría tomado. Talvez podría comprar otro con el dinero que gane cuando empiece a trabajar, si, esa parecía una mejor opción.
Soltó un suspiro y fue a darse una ducha para luego ir a hablar con sus padres, si iba a contarles acerca de sus planes futuros no quería tener ni un solo rastro de alcohol en él, de lo contrario no lo tomarían enserio, como el adulto que es. Esperando que lo apoyaran en este nuevo camino que quería tomar y que es lo que siempre había querido hacer.
Una vez fuera de la ducha, ya con su pijama de su caricatura favorita… de adulto, porque los adultos si usan pijamas y porque Hora de aventura no es una caricatura para niños. Tenía la confianza suficiente como para ir a hablarles así que tocó la puerta de la habitación de sus padres y la abrió, encontró a su madre dormida con el televisor encendido, suspiró y se acercó a apagar el TV para luego salir y regresarse a su habitación. Eran las 11:40 de la noche y su padre aún no llegaba de su cena de trabajo, hoy era el cumpleaños de su jefe y no podía faltar a su celebración, sorpresivamente su jefe era bastante serio cuando se trataba de fiestas así que no estaba seguro de la hora a la que llegaría su padre o el estado en el que se encontraría.
Simplemente se metió en su cama, les diría al día siguiente en el desayuno, tomó su celular y lo primero que hizo fue cambiar todas sus contraseñas, correos electrónicos, redes sociales, todo, así la persona que tomó su iPod no podría entrar a sus aplicaciones y revisar su información personal pero lastimosamente no podía hacer nada acerca de la música o las fotos, aunque no tenía muchas, pero si eran todas buenos recuerdos.
Dejó el celular sobre su mesita de noche al lado de su cama y se tapó con las mantas intentando dormir, pero sus pensamientos lo traicionaron una vez más, al igual que todo el viaje en bus hasta su casa, maldiciéndose por ser tan torpe y despistado como para quedarse dormido en aquel lugar y estando completamente sólo, si no hubiera sido por él… estaba pensando en él de nuevo, por qué apareció frente suyo de la nada y sonriéndole de esa manera… ¿Qué acaso no sabía que confundía más a su corazón cada vez que sonreía?... No, por supuesto que no lo sabía, ni si quiera lo conoce…
Solo quiso ser un buen ciudadano, pudieron haberme asaltado, estaba totalmente vulnerable… tiene sentido, no me conoce después de todo… yo haría lo mismo.
Suspiró por centésima vez esa noche y se durmió al fin.
Al día siguiente cuando despertó lo primero que hizo fue ir a correr las cortinas de su habitación para que entre la luz del sol, se sentía preocupado y asustado con las decisiones que estaba tomando, le preocupaba el cómo reaccionarían sus padres, pero también se sentía aliviado y libre, al fin podría dedicarse a su verdadera pasión: la música. Estaba determinado, así que antes de ir a desayunar, pues ya su madre lo había llamado, fue a vestirse y arreglarse para salir a buscar trabajo, tenía su carpeta lista con copias de su currículo y con una actitud positiva, salió a desayunar con sus padres.
- Buenos Días, mamá, papá – saludó con una ligera reverencia a la que sus padres correspondieron.
- Buenos días hijo, siéntate – le contestó su madre.
- Y bien, ¿cómo te fue ayer en la fiesta? Es la primera vez que vas a una fiesta de la universidad ¿verdad? – preguntó su padre, tomando un sorbo de su taza de café.
- Si, estuvo divertido pero no me quedé mucho tiempo. Supongo que ese no es mi ambiente favorito después de todo. – contestó algo nervioso.
- Me alegra que te hayas divertido hijo. – sonreía su madre.
- Si, a mí también. – contestó.
- Ya que es sábado y no tengo trabajo, que les parece si salimos un rato – comentó alegre su padre.
- Oh, yo tengo turno en la tarde, pero podemos salir ahora – contestó su madre.
Al parecer estaban de buen humor, aunque sus dos padres trabajen, su mamá siendo enfermera y su padre corredor de bolsa y ambos parecían estar siempre ocupados, también habían días como éstos en los que podían convivir los tres como familia, algunas veces regresaban a Daegu a visitar a su abuela, otras veces sólo iban al Mall o al cine. Como Kibum era hijo único, siempre trataban de darle toda su atención y cariño aunque algunas veces fueran de más estrictos o sobreprotectores.
Espero no arruinar el día con esto…
- Antes de hacer planes tengo que decirles algo importante. – alzó la mirada y se encontró con la de su padre.
- ¿Pasa algo malo Kibum? No me asustes así por favor – dijo su madre.
- Más que nada les tengo que decir que esta es una decisión totalmente mía y ya está tomada, así que como mis padres espero que la respeten y con suerte me apoyen… - vio como sus padres intercambiaban miradas entre preocupados y sorprendidos – ustedes saben que antes de entrar a la universidad tuve muchos problemas para decidirme por algo y que no estaban de acuerdo con que yo estudie música… y lo acepté, luego me propusieron que estudiara sistemas y no lo vi tan mal, aunque no me convencía lo acepté, porque son mis padres y soy su único hijo y quería hacerlos felices, quería que estén orgullosos de mí, pero no puedo seguir mintiéndome a mí mismo…
Con un nudo empezando a formarse en su garganta, continuó.
– Lo que yo realmente quiero hacer es estudiar música, sé que no creen que es lo mejor, pero es lo único que me gusta y me apasiona de verdad, no lo he hecho mal hasta ahora, verdaderamente he estado dando lo mejor de mí y ustedes lo saben, nunca he reprobado una materia y he mantenido buenas calificaciones, pero no puedo dejar pasar más tiempo… quiero decirles que anulé mi semestre, no voy a estudiar más esta carrera que no me gusta ni me hace feliz, voy a conseguir un trabajo por ahora y entrar a música el próximo año, espero que me puedan apoyar… lo siento si los decepciono – bajó su cabeza ante la atenta mirada de sus padres y sin querer derramó un par de lágrimas.
Luego de unos minutos de silencio, levantó la mirada hacia su madre, la vio soltar un pesado suspiro y a su padre tan serio que se asustó de cuál sería su reacción.
- Sabía que esto pasaría – dijo al fin su madre.
- ¿Estás seguro de esto Kibum? Estás desperdiciando una muy buena oportunidad – habló esta vez su padre.
- Estoy seguro, esto es lo que debí hacer desde un principio, lo siento…
- Si te soy sincera, no me gusta la idea de que estudies música… quiero que vivas bien y sin preocuparte por el dinero, lo siento Kibum, sé que ya has decidido pero no sé si puedo apoyarte en este momento – su madre se levantó y fue hacia su habitación.
- Mamá… - la siguió con la mirada y luego volteó a ver a su padre.
- Compréndela un poco hijo, tu madre y yo te vamos a apoyar siempre y lo sabes, aunque no esté del todo de acuerdo con lo que acabas de hacer, nosotros como padres sólo queremos tu felicidad. Sólo espero que no te hayas equivocado y te arrepientas en un futuro. – Le tomó la mano tratando de confortarlo – creo que la salida de esta tarde no será muy buena idea…
- No me estoy equivocando papá, te lo prometo. Y no te preocupes por la salida de todas maneras, tengo que ir a conseguir trabajo, ya he dejado algunas solicitudes pero no me han llamado aún – hizo un intento por sonreír de la forma más auténtica que pudo, aún con restos de lágrimas en sus pestañas y mejillas.
- Está bien, sabes que cuentas conmigo hijo – sonrió y se levantó para ir tras su madre a la habitación.
Él mientras tanto terminó su desayuno y lavó todos los platos, una vez organizada la cocina a su gusto caminó hacia el pequeño balcón que estaba cruzando la sala, corrió la puerta de vidrio hacia la izquierda y salió, miró al despejado cielo del sábado y respiró profundo, luego apoyó sus brazos en la baranda y su barbilla en sus brazos y miró hacia abajo, 8:25 de la mañana y ya había mucho tránsito en las calles de Seúl, debía salir temprano si quería dejar tantas solicitudes como pudiera, pero en cambio se quedó ahí un rato, observando a la gente y los autos pasar, le gustaba ese pequeño balcón, esa era una ventaja de vivir en un departamento, al principio cuando se mudaron a Seúl desde Daegu, sus padres querían comprar una casa, pero como eran sólo los tres y en ese momento no contaban con tantos recursos, decidieron que un departamento sería una mejor idea, hasta tienen una habitación extra por si su abuela viene a visitarlos, le gustaba ese departamento, eran felices ahí y eso era más que suficiente para él.
Ya basta de ponerse melancólicos, debo irme…
Se irguió en su puesto y respiró hondo.
Sólo me falta mi música, si tan solo no lo hubiera perdido… necesito mi música. Lo siento abue.
Salió de su casa con rumbo al centro de la ciudad, con fortuna no se perdería y encontraría el Café que opera la madre de Luna, ese sería el primer lugar donde empiece.