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Héroe del tiempo: La Maldición de la Luna Roja por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Y si mejor le pongo la Luna de majora y termino todo en 3 pecaminosos dias de lemon salvaje?

Ok ok, lo siento, me da la locura cuando actualizo...

No olviden que no solo sera LinkxZelda ni rositas y felicidad, lo digo para que no me odien más adelante u_u

¡A leer!

Capítulo 3: En busca del príncipe 

 
“El lugar más grande del mundo no se  comparó con la inmensidad de su asombro aquel día”
 

 
 
¿Cuantos días está a la deriva con la misma ropa? Hubiera pedido un baño en el Rancho pero se limitó al ver que tenía demasiada suerte. Estaba sucio y lleno de sudor cuando por fin logró entender que solo faltaba menos de 100 pasos para llegar a la ciudadela., la cual estaba rodeada por un muro enorme que impedía el paso a los monstros.
 
Se cercioró de no olvidar nada, y continuó su caminata directo a la entrada que estaba siendo protegida por dos guardias.
 
- ¡Detente ahí! - le gritaron antes de que este cerca - Forastero no puedes entrar con una espada, estamos en épocas de paz - hicieron una seña para indicarle que debía sacarse lo que llevaba puesto.
 
Link preguntó que podía hacer para ver al príncipe y los hombres se rieron de él.
 
- Niño ¡Nadie puede ver al príncipe! ¡Qué cosas dices! ¿De dónde eres?
 
- Soy de Kokiri.
 
- Ya vemos, pues si se nota tu rara ropa, por cierto, puedes pasar dejando tu espada en la primera casa del camino de  las dos vías central.
 
Link volvió a mirarse la ropa, no creyó verse extraño, toda la vida la ha usado y ya se estaba irritando de como los demás hablaban de él.
 

 
- Buenos días muchacho... - escuchó que provenía de la gran barra que estaba delante de él, había entrado a la casita y vio que estaba llena de armamento pesado de todo tipo.
 
- Vengo a guardar mis cosas - dijo entregando a la mujer- que para su sorpresa era muy alta y rubia - todo su material encima del estante, la cual casi no llegaba.
 
- No necesitas empinarte, ahí hay una silla - le dijo riéndose de lo mono que se veía Link tratando de apoyarse en la barra - Son 15 rupias por 15 días, si no vuelves lo venderemos – y volvió a chistar de la expresión del niño.
 
- ¿Rupias? No tengo...
 
- Niño no puedes ir por ahí andando así - le dijo prendiendo un cigarrillo - Que te parece si me haces un favor y no te cobro la estadía de tus pertenencias.
 
Link sonrió, y aceptó el trato, era bueno trabajando y si lo necesitaba para seguir con su misión lo haría gustoso.
 
- Mi nombre es Fanadi, tienes que recolectar un poco de frutilla del árbol que está en la entrada del castillo, yo no puedo ir porque de noche atiendo el bar ¿entiendes?
 
- Sí...
 
- Puedes visitarme en la noche, te dejaré pasar - fue lo último que dijo antes de guiñarle el ojo al niño que salió asustado.
 
- Vaya que gente para más rara…
 
...
 
La ciudad era gigantesca en comparación con su pueblo, se sentía como un animal pequeño presa de una sensación apresante, y casi asfixiante cuando los vendedores se le acercaban reconociendo su "forma extranjera de ser" para ofrecerle productos que ni siquiera sabía que existían.
 
Pudo ver el dichoso bar que tenía un letrero que indicaba que solo se abría durante las 10:00, al costado un karaoke 24 horas y un restaurant de comida marina, solo para gustos exquisitos. Pudo ver desde la ventana de vidrio que habían unos Zoras trabajando ahí adentro sin siquiera tener descanso alguno.
 
Se sorprendió de ver no solo Hylians, si no Gorons, y ¿Humanos? Esperó a que su vista no le engañara y siguió explorando...
 
Al otro lado de la calle principal, estaba la alcaldía que se regía bajo el mandato del rey, ya que la realeza no tenía tiempo para ocuparse de todo, tenía a un representante directo en el pueblo.
 
Una posada para los forasteros como él, una sala de juegos y un puesto pequeño donde leían el tarot.
 
Si había más lugares que recorrer pues no los vio por su edad, porque vio que había lugares donde solo los adultos podían entrar.
 
Dejó de darle importancia, prefirió ver cada detalle, memorizarse el rostro de todos y cada uno de los personajes y sus sonrisas.
 
- Navi ¿Dónde está el castillo?
 
- Al final del mercado puedes encontrar un camino mucho más grande que el valle de donde saliste y verás el castillo.
 
- Sabes mucho Navi - dijo haciendo un mapa según lo que veía y las indicaciones que le daba.
 
- Jojojojo, claro que si Link, por eso yo soy tu guía y no otra hada.
 
Caminó directo al castillo, le tomó más de media hora pasar el mercado, realmente era muy grande y habían todo tipo de cosas a sus anchas, si no hubiera tomado el camino recto, podría tomarse días observando todo su entorno.
 
...
 
La entrada principal que conducía las carretas reales estaba completamente ocupado por guardias y caballería.
 
Vio el árbol de frutilla que estaba rodeado de guardias y comprendió que la tarea no sería fácil - Esa mujer.... - se dijo al entender su petición… robar las frutillas de la vista de los soldados.
 
Lo dejaría para el último, y siguió su camino, la mujer lo esperaría hasta la noche que abriera el bar, lo sabía.
 
El camino terminaba justo en la gigantesca entrada a los jardines del castillo, y ya estaba sintiéndose mal porque todo lo hacía sentir pequeño.
 
Pues lo era.
 
Para llegar al umbral principal debía cruzar el puente que estaba encima del riachuelo donde se podía ver muchos peces de colores. Los turistas iban a ese lugar, podía verlos y no lo tomaron a mal cuando el niño se acercó a escuchar las narraciones de los transeúntes que hablaban del príncipe.
 
Realmente todos querían ver al príncipe como si fuese un objeto de demostración.


Link se maravilló al escuchar como hablaban  de ese hombre, decían que era poderoso y que su poder aumentaba con el paso de  cada Luna roja la cual se daba cada mes en diferentes fechas según la ubicación de las estrellas.
 
El niño del hada imaginó que el príncipe era un hombre alto, fuerte, que lo pudiera ayudar a su misión, pero ni él, ni nadie sabía cómo era realmente la imagen del heredero, así que nada estaba asegurado.
 
El gran puente parecía temblar debajo de sus pies cuando pasaban las carrozas reales con mujeres bellas siendo custodiadas por caballeros de la nobleza.
 
Se asustaba ya de estar en una situación preocupante, ya tenía hambre otra vez, no era temprano, había pasado ya la hora del almuerzo y no se sentía bien.
 
- ¡Hey Link! Debes buscar al príncipe...
 
- No me dejan pasar, todo está bien vigilado.
 
- ¡No  vas a quedarte ahí esperando a que salga a pasear! - el niño la miró como si fuese una gran idea - ¡No puedes hacer eso!
 
- ¿Entonces?
 
Los dos miraron a una carroza nueva que entraba al lado sur de los jardines del castillo, si solo para entrar al mini bosque real ya era una proeza y los comerciantes tenían el privilegio de hacerlo ya que llevaban lo mejor de lo mejor directamente a la cocina de la familia real.
 
- Tengo una idea - dijo Navi, Link la miró y enarcó una ceja comprendiendo lo que planeaba.
 
...
 
Se subió y escondió en una de las cajas que guardaban fruta recién cosechada, como era un niño flexible podía hacerlo y sin dificultad se puso como una bolita para caber dentro.
Su corazón se llenó de adrenalina al sentir como todo se movía a su alrededor para momentos después ser bajado con mucha delicadeza.
 
Esperó a que haya silencio y salió sacudiéndose el cabello y estirando los brazos.
 
- Eso fue fácil...
 
- ¡Ahora busca al príncipe!
 
Estaba en un cuarto gigante, medio oscuro cuando se dio cuenta había costales de harina y otros insumos para por lo menos 5 años de abastecimiento.
 
- ¿Quién come tanto?- se preguntó al ver tantas maravillas... Hasta que su estómago le rugió.
 
- ¡Link no es momento para comer! - Pero el niño no le hizo caso y se puso a robar el pan y la fruta que estaba empaquetada
 
- Pero Navi...
 
...
 
A penas terminó de saciarse se aventuró a una huida con mucha afán, el pensar que conocería a alguien de la nobleza lo ponía emocionado, tenía curiosidad más que nada, era un novato en todo lo que hiciese o dijese, su actitud cambiaba dependiendo las cosas que hiciera, y el sentirse importante también era parte de aquello que le subía el animo, no tenía ni la más mínima idea de que podría morir por el simple hecho de pisar tierra privada y talvez fue su inocencia lo que lo salvó de varios aprietos, solo que en esta ocasión… ¡No podía ser visto! Solo tenía una oportunidad, ya estaba dentro de los pasillos del castillo -y para si todos eran iguales, hasta creyó estar en un laberinto.
 
Todo bien hasta que sus pies se enredaron con una alambrada que estaba pegada a un arbusto, cayó empujando uno de los jarrones que contenían agua purificada para los animales y al esparcirse el líquido, los guardias más cercanos lo escucharon.
 
- ¡¿Quien anda ahí?!
 
Link a penas y escuchó eso salió corriendo en un intento  fallido, porque los guardias ya lo tenían sosteniendo de la nuca.
 
- ¿Qué haces aquí niño? - le dijo el joven de cabello platinado y atuendo de metal pesado, su armadura era igual al resto, solo que llevaba una banda en el brazo de color dorado indicando seguramente un puesto mayor.
 
Lo olió y arrugó la nariz - ¡Sí que hueles mal! Bueno, no puedes estar aquí.
 
La sonata real comenzó a tocar indicando la llegada de un ser magnate - para el conocimiento del guardia que se tiró al piso en reverencia - en los pasillos donde estaba Link.
 
- ¿Ropas verdes? ¿Hada blanca? ¿No serás un hada del bosque? (2) - dijo el príncipe mientras corría rodeado de sus guardias personales...
 
Link que había agachado la mirada y se había arrodillado, supo que se referían a él y alzó su vista para toparse con una persona que  desencajaba sus pensamientos.
 
"El príncipe, era un niño igual que él”
 

 
Link se quedó mudo a penas y lo vio, el niño era ligeramente más grande que él, tenía cierto aire de confianza y su comportamiento dejaba a los guardias como unos tontos frente a su empoderamiento. Tenía el cabello corto y rubio por encima de las orejas, no como él que lo tenía largo y de un tono caramelo, además sus ojos eran de un azul muy fuerte, y su piel era pálida, casi parecía un albino si no fuera por sus labios rojos. 
 
- ¡Que estás esperando! -dijo Navi.
 
El niño del hada se paró y le dijo casi temblando de la emoción:
 
- Soy Link…
 
Los guardias lo apuntaron con sus lanzas y rodearon al príncipe – Eres muy osado… - le dijo el primero que lo encontró.
 
- ¡Bajen las armas! Esta bien, déjenlo en paz yo lo conozco.
 
- ¡Pero! Es un intruso.
 
El rubio cerró los ojos y segundos después apareció una mujer a la escena.
 
- Impa, explícales a los hombres de mi padre que este es el niño al que veo en sueños.
La mujer dio la orden de retirada con una seña y dando una mirada el guardián de pelo plateado se fue haciéndole una ademán  – como quien declarando la guerra – de estarlo vigilando.
 
- Y bien Link – dijo el príncipe mientras se acercaba al otro que seguía en una sola pieza – Acompáñame… 
 
Lo tomó de las mangas y lo llevó como si fuese su hermano mayor, luego la mujer que estaba custodiándolos se fue dejándolos en privado.
 
- ¿Cómo supiste que- pudo decir antes de ser callado por el otro que se acercó a su rostro cuidadosamente.
 
- Fue fácil, ya sabía como lucías antes de verte – le dijo oliéndolo – No puedes ir hacia mi padre así… Sígueme nos daremos un baño.
 
- ¿Nos? – pensó Link antes de ser jalado otra vez por el príncipe. 
 
...
 
Caminaron hacía la entrada del castillo mientras los demás hacían reverencias al verlos. Link pensaba que era un buen día, había comido y encontrado a quién tanto buscaba, solo que no podía hablarle por que parecía que había olvidado como hacerlo. Se había sorprendido de ver al ser que lo iba a ayudar en su aventura siendo igual que él – aparentemente – y eso no le daba buena espina.
 
- Príncipe… Hablemos… 
 
- No te dejarán entrar a mi cuarto así, tomemos un baño.
 
- S-Sí...
 
¿Link tartamudeando?
 
- ¡Hey Link! ¿Qué te pasa? No piensas decirle nada ¿verdad? El gran árbol ha muerto ¡Necesitamos recolectar información!
 
- No puedo hacerlo Navi, yo no mando aquí.
 
El hada salió de su ropa y echando chispas le dijo que buscaría información, le advirtió que sentía una presencia muy fuerte cerca del lugar.
 
Cuando llegaron a los baños reales el príncipe se fue y lo dejó para que las sirvientas lo atendieran como debe de ser, le quitaron la ropa, lo metieron a una bañera y le refregaron el cuerpo con suavidad para después intentarle cortar el cabello – que lucía desastroso – a lo que el niño se puso a la defensiva. Las mujeres lo dejaron como nuevo y lo peinaron haciéndole una coleta dejando su flequillo rebelde en la frente, luego le entregaron ropa nueva, un hermoso conjunto Hyliano…


Salió y fue escoltado a los aposentos del príncipe, el piso en ese lugar era alfombrado y tenía flores por todos lados, si hubiera ido como antes estaba, capaz y lo votaban de lo poco estético que se veía.
 
- ¿Navi? ¿Dónde estás? -  intentó llamarla, pero no obtuvo respuesta.
 
Cuando llego al jardín donde estaba  el príncipe se sintió emocionado de por fin proceder con su objetivo – por primera vez -  los guardias custodiaron su estadía sin hacerle una mala cara. Se acercó lento hasta tenerlo de frente y notó como parpadeaba constantemente a la hora de observarlo.
 
Si el jardín principal era bello, pues no se comparaba con la maravilla de aquel espacio; había una pileta de agua en forma de cisne justo en el centro del camino, las  flores colgantes parecían focos que resplandecían por el reflejo del sol en el rocío, el agua que rodeaba como canaletas su alrededor estaban con peces dorados y el pequeño camino que había cruzado era de piedras del mar…
 
- Niño del bosque, te estaba esperando… Soy el príncipe de estás tierras y necesito tu… tu… ¡Ay! ¿Qué seguía?... Olvídalo, mi nombre es Dazel, no le hagas caso a los demás, yo no soy Zelda – dijo poniéndose en pose de justiciero - ¡No quiero que me llamen así!
 
Link abrió bien los ojos - ¿Dazel? – se dijo y comenzó a reír - ¡Da-Zel!  – soltó en voz alta para luego ser callado ante la seria mirada del otro que estaba molesto.
 
- ¡Sí! ¡Tú eres Link y tu nombre no es tan bonito! – le dijo señalándolo.
 
Se volvió  quedar callado viendo su dedo índice como si estuviera hipnotizado ¿O realmente lo estaba? 
 
Se sentó en el pasto y el otro lo imitó, el niño del hada no dijo nada por respeto al otro que se encontraba con una expresión muy triste murmurando cosas que no entendía.
 
- Link… ya lo se todo… Se que el gran árbol ha muerto y que no has podido salvarlo, algo anda mal con esto, no se suponía que debía haber pasado, pero… - hizo una pausa para tomar las manos de Link y las juntó como si fuese un rezo – Tú has venido a ayudarnos, eres a quien estuve esperando desde que tengo uso de razón, he esperado este día más que las fiestas de carnavales, más que cualquier otra cosa en mi vida, yo… necesitaba saber si eras real y no solo una fantasía de mis sueños…
 
- ¿Sueños? – dijo sorprendido de ver su joven rostro suplicante.
 
- Sí, por eso sabría que vendrías, y no solo eso – esta vez lo apretó más de las manos y sus ojitos comenzaron a brillar a medida que se acercaba a su rostro muy cerca de sus labios...
 
Para besarlo.


Fue despacio, sencillo, puro, sin malicia ni dobles intenciones; Link se quedó congelado y se asusto como si estuviera besando a un espectro – de esos que habitaban en el bosque perdido –
 
- Pensé que algo sucedería – dijo el príncipe separándose y muy confundido  - ¿Sabes? También me has besado en sueños, solo que no lo recuerdo mucho por que todo es borroso y mi cuerpo se siente extraño… ¿Crees que sirva para algo? ¿O será un ritual?
 
Link seguía en silencio y como un ninja se soltó del agarre a la vez que retrocedía a la defensiva.
 
- ¡Oye! ¡Era un experimento!... Por cierto… ¿Quieres jugar después?
 
Link negó con la cabeza, estaba mudo, y se sentía nervioso, - y culpable – sin entender el por qué.
 
“¡¿Qué yo hice qué en sueños?!
 


- Cuéntame qué te dijo – Navi había vuelto y quería ponerse al día de cada detalle.
 
- Ya lo sabe todo, quedamos en vernos mañana…
 
- ¡Una cita con el príncipe! 
 
- ¡No! – gritó el niño para ponerse a correr directo al árbol de frutilla…
 
- ¿Pasó algo entre ustedes? – pronunció dudosa.
 
- Olvídalo, tenemos que llevar la frutilla a Fanadi.
 
Y se fueron al final del día cerca del atardecer, queriendo el equilibrio entre el dar y el recibir. Link no entendía bien eso de “los sueños”, y por lo que dedujo, el príncipe tenía el dote de tener visiones como los sacerdotes de su pueblo, solo que todo era relacionado con él – o eso le insinuó – 
 
“Eres a quien estuve esperando desde que tengo uso de razón”
 
El niño del hada se sacudía la cabeza intentando borrarse esa mirada azul cuando le dijo esas palabras, a su parecer era un niño bello, bendecido con una apariencia angelical, casi parecía de porcelana su rostro y su cabello olía a manzana – lo supo cuando lo tuvo de cerca – Además, sus labios eran muy suaves y que, al sentirlos en el contacto se pusieron húmedos.
 
Estaba sufriendo de tan solo recordar, primero era un héroe según el árbol Deku, ahora es el robador de sueños, no quería problemas con el príncipe ¿Y si los veían? Estaba seguro que lo decapitarían si se enteran, los sacerdotes no pueden ser tocados ni viceversa. 
Pero ese niño había roto las reglas por ¿Un sueño?
 
No, por algo mucho más profundo…
 

 
- Escucha niño del bosque – una voz femenina lo llamaba entre sueños a lo que el niño no respondió – Soy Impa, despiértate…
 
- ¿Quién? – y recordó que el príncipe había llamado así a una gran mujer…
 
- Te espero afuera del bar…
 
Se levantó cerciorándose de que aquello no era un sueño, estaba dentro del bar durmiendo gracias a la amabilidad de la dueña, que después de haberle entregado varios kilos de frutilla se ofreció a brindarle todo el tiempo que quisiera.
 
Luego salió sin hacer ruido, no quería despertar a los que también estaban ahí, entre ellos los dueños en el segundo piso… Lo primero que vio fue a una mujer de cabello plateado parada con los brazos cruzados y con una expresión de serenidad en la mirada, se acercó lentamente sobándose los ojos y la escuchó:
 
- Link… tengo algo que pedirte….  – el niño ya lucido la observó de pies a cabeza – Pronto me iré a buscar unas partituras sagradas que están sin protección en el templo del desierto y el príncipe se quedará solo después de eso… ¿entiendes que trato de decir?
 
- ¿Quiere que vaya por usted? 
 
La mujer se tomó de la frente evitando una jaqueca – ¡No! Escucha, tú eres la promesa que todos han esperado y tu deber antes de cualquier otra cosa es proteger al príncipe, no importa si tienes que salvar los demás reinos ¡El príncipe es la prioridad! Sin él, no existiría el equilibrio y el mundo se perdería en el caos.
 
- Proteger al príncipe… - murmuró asombrado - ¿De qué?
 
 
- De Ganandorf…
 
El niño de tan solo escuchar ese nombre se le erizó la piel como si hubieran invocado al demonio, aquel tenía tanto poder que bastaba con nombrarlo para sentirse incomodo. 


- Volveré pronto… Por favor… No te separes de él, aún es muy joven y al igual que tú ya ha sido puesto en un destino sin reversa, se muy bien que los sucesos se han adelantado por que hubo una gran catástrofe que desencadenó estos hechos… Zelda, mi niño tiene 10 años aún y su padre lo presiona para que siga rezándole a las fuentes de los reinos, solo que aún no logra recuperar la memoria de la diosa Hylia…
 
- La memoria… pero tiene visiones del futuro…
 
- Tienes razón niño, pero solo te ve a ti… por eso se que eres el indicado ¿Entiendes ahora? Zelda necesita protección mientras sigue estudiando las artes místicas y – hizo una pausa controlando la nostalgia – tienes que ayudarlo a recuperarse en las noches de Luna Roja, si no lo haces podría morir.
 
- ¿Qué le sucede en ese día? - preguntó muy confundido…
 
- Absorbe poder cósmico y su cuerpo queda debilitado de toda la carga que tiene, es como un filtro para la humanidad, si no lo hiciera la maldición que nos dejó el caído ya hubiera arrasado con todo Hyrule.
 
“¡¿Qué?!
 
- Tal ves no lo entiendas ahora, pero cuando tus ojos vean el despertar de su sabiduría ya no habrá mal que temer…
 
- ¿Cómo lo voy a proteger? – Link no entendía como iba a cumplir con un deber tan grande, cuidar al príncipe mientras busca las demás piedras espirituales y tener que entrenar a la vez ¡Era imposible! 
 
- Tú sabrás como, por eso eres el elegido ¿no? – dijo sonriéndole para no ponerlo más tenso. – Una cosa más… El príncipe Zelda está muy emocionado de haberte encontrado, eres el primer niño que ve, nunca, nunca ha salido del castillo y tal ves por eso actúe raro, no te preocupes ¿vale? Solo mantén tu distancia y todo estará bien…
 
Link entendía como mantenerse alejado pero parecía que a Dazel no le importaba eso…
 
Y en efecto… no le importaba…
 
 
 
 
  
 
 
 

Notas finales:

(2) Frase de Tingle: personaje de Zelda Majora's Mask

Dazel me tiene loco...

Recalcando por las dudas...

Zelda y Dazel son la misma persona, solo que el niño se ha cambiado el nombre al revés XD es que... no le gusta su nombre original... no me culpen ;(

...Todo tiene un por qué.

 

-Heart


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