~Narra Baekhyun~
No podía evitar sentir algo de temor en aquel instante. ¿Cómo no iba a estar nervioso teniendo semejante hombre encima de mí? Reconozco que aquel jueguito de provocarlo tal vez no fue buena idea, ¡Pero ahora no podía demostrar debilidad, debía hacer lo que Kyungsoo me había recomendado!
Como pude lo alejé un tanto desesperado de mi cuerpo, clavé mi mirada sobre aquellos obres oscuros y demandantes de mi estudiante. ¡Demonios! Me estaba costando mucho retarlo visualmente, pero nuevamente recordaba las palabras de mi buen amigo, así que ese sentimiento de temor no podía apoderarse de mi.
Una sonrisa ladina se hizo ver en mis labios, me paré correctamente y acomodé mi cabello. El sólo me miraba irritado y con algo de… ¿Deseo?
- Primero que nada, no tienes ningún derecho de hacerme lo que se te de la gana. Segundo, no estoy jugando a nada…
Mi voz se fue apagando mientras terminaba de decir aquello y el color carmesí se adueñaba de mis redonditas mejillas nuevamente.
Chanyeol chasqueó su lengua y soltó un pesado suspiro mientras se acomodaba el cabello. Seguramente no me creía, pero sinceramente no me importa lo que piense… no tiene derecho a tratarme como un juguete. ¿Desde cuándo el respeto de alumno a profesor se perdió? Lo observé detenidamente y de nueva cuenta comenzó a acercarse, muy lentamente hasta estar a escasos centímetros de mí. Sus fuertes brazos rodearon mi cintura y yo volvía a sentirme pequeño, ¿Cómo es que este hombre podía ser capaz de hacerme sentir así?
- Sabes que no te creo nada, ¿Cierto?
Cualquiera que escuche como este gigante me esta hablando en este momento, moriría al instante. Esa voz tan gruesa, tan ronca que puede derretirte en un segundo… me encanta.
Con una delicadeza tremenda y una pizca de cansancio lo empujé por los hombros tratando de alejarlo de mi o me iba a desmayar ahí mismo, su aroma a “macho” me estaba embriagando demasiado.
-Chanyeol, basta… ¿si? Detente…
No puede ser, eso no parecía una petición ni de broma. Las cuerdas vocales se me cerraron al instante que esas poquitas palabras casi ni se oyeron, pero el más alto de ambos pudo escucharlas por la poca distancia que había entre nosotros.
Mi espalda chocaba contra la pared helada y junto a las manos y aliento calientes de Chanyeol creaban un efecto único en mi piel. Es la primera vez que siento cosas así, yo soy virgen de todo… TODO; bueno, menos de labios gracias a una persona que ya sabemos quien es.
- Mírame a la cara y dime que pare.
De nuevo, por enésima vez acorralándome entre su enorme cuerpo y el muro ¿Cómo iba a poder responder a una cosa así? Ya se me había ido el juego por las manos, ahora sí que no sabía como actuar y él lo sabía… Chanyeol se iba a aprovechar de eso. Ni el tiempo ni el valor me dieron lugar a contestarle y ya tenía esos dichosos labios que me habían quitado el sueño encima de los míos, comiéndome como si fuese el último postre de la tierra. Su lengua juguetona y dulce era exploradora de cada rincón de mi boca, adueñándose de todo.
- Estoy celoso… enfermo de los celos. No soporto que alguien te mire con otras intenciones, que te toque y encima tu… ¡Diablos! Eres tan ingenuo, ¿Qué no lo entiendes? Solo yo…
Entonces su ceño se frunció a un tal punto que daba miedo, pero lo más extraño es que no era de enojo… sino de confusión. Él quería seguir hablando, estaba reuniendo el valor necesario para terminar lo que quería decirme pero al parecer no se animaba. Por otro lado yo no sabía en donde meterme, las palabras de Chanyeol eran como una metralleta para mi cerebro ¿Acaso él…? Tiene que ser broma, él solo quiere una sola cosa conmigo. Pero si es así… ¿entonces por qué le cuesta tanto hablar ahora?
Con toda la paciencia del universo, así como la tenía para enseñar, acerqué mi mano helada hasta su mejilla y le regalé una tierna caricia. El contraste que hacían ambas temperaturas era impresionante, tanto que el alto hizo una mueca al sentir la palma de mi mano sobre su rostro.
-Vamos, Chanyeol. Yo se que tu puedes, ¿Qué es lo que tienes que decirme?
Una mirada acaramelada sobre una confusa, azúcar y sal, cupcake y lemon pie. Hasta que por fin aclaró su bella voz y articuló su boca para decirme algo. Yo… expectante.
- Sólo yo puedo mirarte así, solo yo puedo y quiero tocarte. Mierda… ¿Por qué eres así conmigo? ¿Qué me hiciste? Estas arruinando de la manera más dulce mi persona… y no quiero. Pero a la vez ¡No puedo dejar de pensar en ti ni un segundo!
Atónito lo escuchaba, este hombre esta loco… pero loco de amor y ¡Por mí! Aunque no quiera aceptarlo me esta haciendo una clara confesión de sus sentimientos jóvenes y tal vez primeros de amor. ¿Esperen? ¿No estaré siendo exagerado? ¡Que va! Este muchacho es perfecto para mí.
-Chanyeol yo…
- Se mío.
Interrumpió.
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