- Lunes a jueves… 15:30 hs a 20:30 hs…
Pobre del lápiz que tenía Baekhyun entre sus dientes. Estaba tan concentrado en hacer llamativo el cartel para dictar su curso de repostería, que había mordisqueado la punta de este con bastante fuerza, dejando todos sus dientes marcados allí.
Sus pequeños pies se movían despacio de atrás hacia adelante, realizando un balanceo tierno para quien lo viera en esas circunstancias. Para su corta edad de 19 años, Baekhyun por primera vez iba a enseñar en un curso de Maestro Repostero. Siempre supo que la cocina y lo dulce eran su lugar, pero jamás se imaginaba estar desde un lado como “profesor”, realmente era algo que lo ponía muy nervioso.
Los colores amarillo, rosa y negro eran los que predominaban en el cartel. La verdad no era muy buen dibujante pero las letras y el gráfico de un pastel le habían quedado muy bien. El jovenzuelo tenía toda la paciencia del mundo para hacer manualidades y dar lo mejor de su ser para demostrarle a los demás de lo que era capaz de hacer.
- No te lo pierdas…
Murmuró aquello con demasiada nostalgia y felicidad, le habían dado ganas de hacer todo el curso de nuevo. Ya había estado en la posición de alumno y ahora le tocaba estar en la parte de la docencia. La emoción de compartir sus conocimientos para los demás era realmente fuerte y ya deseaba que los dos días de inscripción pasaran rápido para conocer a toda la gente que venía con muchas ganas de aprender a preparar deliciosos postres.
Ya finalizado su bonito afiche de promoción , se bajó cuidadosamente de la banca alta (ya que era bastante pequeño) y se dirigió hasta la puerta principal del salón para poder pegarlo con una buena cinta de papel para que por nada en el mundo se volara.
Era tiempo de invierno y aquella fría mañana iba a ser muy ocupada para Baekhyun. Debía traer los libros de su casa y algunos prestados de la biblioteca para que alcanzaran para todos sus estudiantes; así que desde temprano y con un frío que convertía en escarcha la calle y las plantas, el pobre Baek andaba completando su aula de enseñanza. El día anterior ya había traído y acomodado toda la maquinaria y diversos utensilios para poder trabajar, así que solo le quedaría acomodar los libros de recetas y repasar un poco la limpieza.
Pasadas las cinco de la tarde, unas tres personas se acercaban curiosos al curso de repostería; “sabía que el cartel funcionaría”, dijo el bajito en su mente con una sonrisa radiante en los labios. Su corazón estaba latiendo demasiado fuerte para su gusto y sus mejillas sin querer habían tomado un delicado color carmesí. Simplemente no podía evitarlo, estaba muy nervioso y emocionado.
Ese pequeño grupo de gente entró al estudio saludando amistosamente a Baekhyun, quien no tardó en levantarse de la banca para devolver dulcemente el gesto.
Una de las chicas le preguntó acerca de la cuota, los medios de pago y demás. Para ser sinceros… a nuestro joven no le gustaba la idea de tener que cobrar para brindar el arte de la cocina, pero es que verdaderamente necesitaba mucho el dinero. El vivía solo y sin la ayuda de nadie, de alguna forma debía mantenerse.
Al parecer era un grupo de amigos porque solo la muchacha preguntaba sobre el curso por los tres. Los otros dos, un chico y otra chica, andaban curioseando entre los utensilios y ojeando las fotos, mencionando lo bellos y deliciosos que se veían los postres que habían pegados de manera tierna y divertida en las paredes. Aquello le pareció muy adorable a Baek, pero tuvo que interrumpirlos para que se anotaran en la lista y así poder comenzar el curso dentro de unos días.
- ¡Genial! Sunshi, Luca y Jisol… nos vemos pronto en la primera clase, por favor vayan con cuidado. -pidió de manera gentil el joven maestro a sus nuevos alumnos. Los chicos se despidieron con una enorme sonrisa, haciéndole saber de alguna u otra forma de que estaban muy felices de realizar el curso de repostería.
De esta forma transcurrió la mañana para Baekhyun. Con mucha gente agradable yendo a inscribirse, algunas sin saber nada del tema y otras demostrando una buena base de conocimiento. Pero para eso estaba Baek, para poner a todos en un mismo nivel.
Ya eran pasadas las 20:30 de la noche, cuando una mujer entra agitada al estudio… pero con una sonrisa de alegría en los labios. A todo esto, obviamente el pequeño Baekhyun se acercó a ella para ver si estaba bien y a invitarla a tomar asiento.
- Señora, ¿Se encuentra bien? -preguntó de forma rápida. La mujer asintió muy segura y señaló el cartel de la inscripción. Ahora todo cuadraba, “tal vez pensaba que no iba a llegar a horario para anotarse en el curso y por eso vino corriendo”, indagó Baekhyun. Su boca mostró una sonrisa de niño con juguete nuevo, la idea de tener a una mujer grande que quisiera aprender se le hacía súper lindo.
- Claro que sí, querido. Yo venía por el curso de pastelería~. -la fémina le devolvió la sonrisa de la forma más calida posible y el menor no tardó en traer la planilla en donde, sin darse cuenta, ya tenía quince personas anotadas.
- Anótese ahí, por favor. -el pequeño y delgado dedo de Baekhyun apuntó hacia el espacio libre que quedaba en la lista.
- Gracias, pero yo no soy la que va a cursar… sino que es él. -La señora mayor se volteó hacia la puerta y lo que Baekhyun ve entrar… era simplemente el hombre más guapo que jamás vio. Su mirada era oscura, profunda y penetrante. Su cabello estaba algo ondulado pero peinado hacia atrás, dejando lucir su semblante serio y que al pequeño… le pareció seductor a primera vista. Tratando de controlar el calor de su rostro, Baek estiró la mano hacia el chico altísimo, el cual soltó una leve risa y no se dignaba a soltar el agarre.
- - Soy Byun Baekhyun, yo… seré tu profesor de repostería en unos días. -con la voz pequeña y suave, le informó al muchacho sobre las cuotas, las maneras de pago, etc. Tal como había hecho con el resto.
-¿alguna duda? -cuestionó el más bajito de los tres, especialmente mirando al chico apuesto que era el que se suponía que lo había escuchado.-
Chanyeol… Park Chanyeol. -los labios de su alumno habían balbuceado un poco, pero de una cosa estaba seguro… no le había prestado ni un poco de atención a toda la información que le había brindado a aquel hombre tan guapo.
-¡Perfecto! Entonces en dos días Chanyeol comenzará el curso. Estas muy contento ¿Verdad, hijo?
Aquella bella mujer si que demostraba más entusiasmo que el chico respecto al tema; cosa que a Baekhyun le robó una pequeña risa de la boca.
- Demasiado diría yo. – La voz grave de su último alumno le había deleitado los oídos. “Podría haber estudiado como locutor, no para repostería”, pensaba el menor. Pero estaba agradecido que semejante bombón viniera a su estudio.
- Entonces creo que nos veremos el lunes, Chanyeol.
Todos sonrientes (menos el chico de las orejas) se despidieron amablemente y Baek cerró su estudio para ir a descansar a su casa. Lo que él no sabía, era que debía estar más preocupado que otra cosa… no sabía lo que le esperaba el primer día como profesor.
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