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The Beauty and The Titan por Bluebeard-nyan

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Notas del capitulo:

Advertencia l AU. BL. Ereri. OoC.

Notas l Fic con trama basada en The Beauty and The Beast. Con unos cuantos arreglillos para que encajen mejor los personajes.

Espero sea de su agrado!

Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de Hajime Isayama.

 

 

~ ~ ° ~ ~

 

- Levi, ¿verdad? – preguntó la bestia con voz amable, a lo que el pelinegro solo atinó a mirarlo con gesto extraño y algo incómodo, preguntándose quién le habría dicho su nombre a aquel monstruo

 

- Soy Eren, la horrible bestia de este palacio. Ojalá te hayan gustado las comodidades que instalé solo para ti – al ver que el pelinegro no respondía y seguía con el semblante serio, como analizándolo, decidió seguir con su pequeño monólogo.

 

- Tu padre me dijo tu nombre antes de irte. Espero disculpes mi atrevimiento – comentó, sentándose en el otro extremo de la mesa – ¿Permitirías que te mirase mientras comes?-

 

Levi se sintió extrañamente en calma. Eren, así que ese era su nombre. Si bien no le temía a la bestia ahora, no entendía por qué lo estaba tratando tan bien. Él había llegado con la idea de que moriría esa misma mañana; no esperaba que tuviera hasta aposentos propios y tantas buenas atenciones. Mas no se dejaría cautivar fácilmente, tanta paz no era un buen presagio.

 

- Tsch. Tú eres el dueño de este palacio. – respondió el pelinegro mientras bebía un poco de agua - No deberías pedirle permiso a un simple rehén al que te comerás pronto.

 

Eren lo miró sorprendido y no pudo evitar que se le escape una ligera sonrisa, la cual fue bien disimulada entre sus horrendas facciones. Debía aclararle a su invitado especial las ideas equivocadas que tenía formadas.

 

- No – sostuvo con voz firme la bestia – El único amo y señor aquí eres tú. Y aprovechando tu pregunta, permite que te aclare que no te comeré. En realidad, solo quería un poco de compañía y tú me pareces una persona de confianza – tenía puesto aquellos orbes esmeralda sobre Levi y este se removió inquieto sobre su sitio; sin embargo, le sostenía la mirada – Ahora bien, si te molesta mi presencia, no tendrías más que pedirme que me fuese y me marcharía enseguida – prosiguió, al notar que el pelinegro no dejaba de observarlo - Me encuentras muy feo. ¿Cierto? – suspiró con resignación.

 

- Es cierto – respondió Levi sin titubear – No soy fan de la mentira – Notó como aquellos ojos que lo habían cautivado perdían un poco su brillo - En cambio, creo que eres demasiado amable en comparación a lo que aparentas.

 

- Tienes razón – dijo Eren  -  Aún cuando yo no pueda juzgar mi fealdad, pues no soy más que una horrible y apestosa bestia.

 

Levi lo observaba con ojos curiosos. Algo se removió en su interior cuando Eren bajó la cabeza, pareciendo algo apenado. No supo por qué pero tuvo la imperiosa necesidad de subirle el ánimo.

 

- Tsch. Mocoso idiota – siseó, ante lo cual Eren levantó el rostro y lo miró perplejo -  No se es una bestia cuando uno admite que es incapaz de juzgar sobre algo. Los necios jamás lo podrían admitir.

 

Eren no podía salir de su sorpresa ante las palabras de Levi. Nadie nunca lo había llamado idiota, al menos no en su delante. Estaba tan acostumbrado a que todo el mundo lo tratase con respeto e incluso se atrevería a decir que con temor. La sinceridad completa de aquel pelinegro lo dejó encantado. Una pequeña esperanza surgió en su corazón después de tanto tiempo. Tal vez Levi era la persona indicada…

 

Alejó esos pensamientos rápidamente de su cabeza. Él ya era una horrible bestia sin esperanza y si fuera por él, habría abandonado desde hace mucho. Lo único que lo mantenía en pie aún eran sus subordinados; aquellos que no merecían tanta penuria y que, a pesar de todo, se mantenían fieles a él e incluso se atrevían a subirle el ánimo innumerables veces. Eran su familia. La única familia que le quedaba y no descansaría hasta encontrar una solución para ellos, aunque eso le cueste la vida propia.

 

- Sigue comiendo, Levi – contestó con voz animada y amable -  Y trata de pasarlo bien aquí en tu casa. Todo lo que hay aquí te pertenece. Me apenaría mucho que no estuvieses contento.

 

- ¡Sí, pequeñín! Aquí todos estamos para servirte – ambos giraron la cabeza y recién repararon en la presencia de la animosa tetera, quien, al parecer, había estado escuchando atentamente toda su conversación.

 

- ¡Hanji!¡Compórtate! – le regañó el reloj, para luego dirigirse a la bestia – Mil disculpas, mi señor. Estamos muy emocionados por tan grata compañía que acaba de encontrar – comentó, dirigiéndole una mirada apacible al pelinegro.

 

- No te recordaba tan aguafiestas, cucú de bolsillo – comentó  con voz divertida la tetera, a lo que Armin inmediatamente le replicó y se enfrascaron en una pelea que no muchos creerían si Levi se lo contara a alguien.

 

La bestia estaba a punto de regañar a sus subordinados por interrumpir la plática que al fin se había animado a mantener después de batallar tanto consigo mismo, cuando escuchó algo que le pareció lo más hermoso del mundo. Levi estaba riendo alegremente  y parecía realmente cómodo con tal escena. Lo estudió con la mirada y no pudo evitar soltar una sonora carcajada. Rió como no lo había hecho en muchísimo tiempo. Al percatarse de ese suceso, tanto Levi como aquellos objetos no pudieron evitar mirar con asombro a la bestia. El primero porque, contrario a lo que podría haberse imaginado, la risa de Eren era tan contagiosa y animada que si no lo vieran a la cara, cualquiera juraría que se trataba de solo un mocoso y no de una bestia tan horrenda. Por el contrario, Armin y Hanji tuvieron una suma de sentimientos encontrados al ver a su amo reír con tanta intensidad, puesto que desde aquel desasatroso suceso, no escuchaban más que suspiros de su parte.

 

De repente, la bestia se dio cuenta de que era el único riendo aún y calló rápidamente, dejando la habitación envuelta en un incómodo silencio. El mismo que fue roto por el nuevo residente.

 

- Eres muy bueno, Eren.  Confieso que muy diferente a lo que te imaginaba – comentó algo apenado el pelinegro – Te puedo asegurar que tu buen corazón me hace feliz. Cuando pienso en ello no me pareces tan espantoso.

 

- ¡Qué cosas dices, Levi! -  respondió con vergüenza la bestia – Puedo tener un buen corazón, pero no soy más que un monstruo.

 

- Tsch. De verdad que eres estúpido, mocoso – replicó, aputándolo con el tenedor y una mirada de fastidio – Hay muchos hombres más bestias que tú. Es preferible tener una apariencia horrible y un alma pura a una figura de hombre y un corazón corrupto, ingrato, burlón y falso. Conozco muchos de estos y son la peor escoria de la tierra.

 

Levi, ya sin miedo hacia la bestia, siguió comiendo con esmero y aún con la mirada fija de esta en él. Así siguieron conversando de diversos temas y fueron descubriendo que tenían más gustos en común de lo que imaginaban.

 

~ ~ ° ~ ~

 

- No puedo creer que haya alguien más en el universo que disfrute comer berenjenas con pimienta y miel – confesó la bestia con admiración – Pensé que era el único repugnante con esa manía.

 

- Tendrías que ser un completo imbécil para no amar la combinación, mocoso – respondió Levi mientras tomaba una rodaja de este vegetal, lo embadurnaba con la miel y esparcía pimienta fresca en la superficie – ¡Manjar de reyes es este! – exclamó, para luego saborear aquel raro bocadillo preparado.

 

- ¡Hey!¡No te termines mis reservas! – reclamaba divertido Eren. Habían pasado directamente al almacén de la cocina para disfrutar más cómodos de su pequeño desastre y ahora se encontraban peleando por las últimas porciones.

 

El pelinegro nunca imaginó que podría pasarlo tan bien con aquel monstruo. A decir verdad, ni en sus sueños más locos habría pasado algo similar. Pero se sentía tan bien, tan en calma. Por unos momentos logró olvidar que se hallaba lejos de su familia y un pensamiento pasó por su mente con fugacidad. Tal vez, solo tal vez, podría disfrutar su estadía en ese lugar.

 

Una vez terminaron su pequeña pelea de comida, se despidieron con la promesa de volver a encontrarse la mañana siguiente para desayunar. Sin darse cuenta, las horas habían pasado muy rápido y los rayos del sol comenzaban a caer.

 

A Eren le hubiese gustado volver a ver a Levi para la cena, mas no quiso atosigarlo demasiado y encargó a sus subordinados que estuvieran al tanto de cualquier cosa que necesite. Entendía que aquel hermoso caballero necesitaría tiempo y espacio para asimilar todo lo que había ocurrido.

 

Por su parte, Levi había regresado a sus aposentos con muchísimas cosas para pensar. En primer lugar estaba su familia. Si bien sabía, gracias al espejo mágico, que se encontraban todos bien y a salvo, no podía evitar sentirse culpable por tener tantas comodidades y haber preocupado tanto a su padre. Se dijo que hallaría una manera para comunicarle que se encontraba en perfecto estado. En segundo lugar; ese palacio. Todo era endemoniadamente raro. Jamás había visto algo similar y quiso saber mucho más acerca del motivo por el que todos habían adoptado esas formas, incluído.. su príncipe.. Sí, Eren, aquella bestia que, pensó no era más que un monstruo sin piedad y con sed de sangre, resultó ser poco o nada lo que esperaba. Tenía un alma tan pura y un corazón bondadoso pero muy lastimado. Pudo notarlo en el poco tiempo que habían platicado. Eren mostraba una actitud amable y calmada, sin embargo, Levi pudo notar que esa no era más que una fachada para evitar mostrar sus verdaderos sentimientos. Pudo sentir ese corazón ansioso de afecto, aquel que solo podría provenir de alguien que ha pasado por mucho y esta idea lo dejaba con muchísimas más interrogantes. Se preguntaba qué pecado habría cometido aquel príncipe para terminar como esa titánica bestia y por qué sus subordinados fueron arrastrados en el mismo castigo. Sin duda, tendría que consultarle sobre eso apenas lo vea conveniente.

 

No tuvo apetito de cenar puesto que gracias a todas las berenjenas con miel y pimienta que comió en compañía de Eren, su estómago había quedado completamente lleno.

 

Decidió entonces tomar un baño para despejar su mente de tantos pensamientos confusos. Se dirigió allí y una vez dentro, cerró la puerta con seguro y comenzó a llenar la tina con abundante agua; se percató de unas cuantas fragancias de flores y sales de baño que alguna vez había usado en sus buenos tiempos con dinero y procedió a quitar sus vestimentas para poder ingresar. Estuvo allí un buen tiempo, permitiéndose cerrar los ojos y liberarse de tanta carga que había estado llevando desde que Erwin se quedó sin riquezas.

 

Para cuando salió del baño, con una toalla envolviendo su torso bajo, observó que sobre su cama se encontraba una muda completa de ropa que incluía un camisón que le pareció ridículo por el color salmón, ropa interior y un par de calcetines a juego con el camisón.

 

- Espero sea de su agrado, joven amo. Yo misma lo escogí para usted - giró la vista hacia aquella mujer armario encargada de su vestimenta y suspiró.

 

- Gracias, Mikasa. Buenas noches - respondió con tono calmado.

 

Sin más, subió a la cama y cerró los ojos para entrar en brazos de morfeo. Mañana sería un largo día para el pelinegro.

Notas finales:

Feliz día del trabajador(?

*huye antes de morir apedreada*

Okay, lo siento por demorar tanto nuevamente :(

En mi defensa puedo decir que fue más rápido que la última vez(?

Está bien, no tengo perdón uwu

Espero que el capítulo pueda compensar en algo mi falta. Ya saben que sus reviews son siempre bienvenidos 3 Me infla el corazoncito saber que les está gustando aunque sea un poquitín la historia.

Muy pronto, más interacción entre los tórtolos. Levi resolverá algunas de sus dudas y Armin, Hanji, Jean, Mikasa y los personajes que me falta introducir seguirán haciendo de las suyas ¬u¬

Abrazos y besos, mis barbitas ~


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