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Del Bien y el Mal por reydelosPK2

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Del Mal.

Wolfram finalmente llego a dormir y recordar en sus sueños el pasado antes de ser desterrados:

Wolfram Von Bielefeld sintió un intruso invadiendo su cama, abrió levemente los ojos y noto el bulto que avanzaba desde la parte inferior hasta la cabecera del catre buscando su calor. Esas manos ya no tan pequeñas se acomodaban sobre su brazo y se aferraban en busca de su protección. Su cara se escondía en dirección de su pecho y se ponía en posición fetal. Añoraba ser protegido.

Wolfram suspiro y negó con la cabeza. Ser padre no era algo fácil, lo comprendía pero ser el primogénito tampoco era fácil, por lo menos su pequeño no la tenía fácil y ese día lo lastimaron física y emocionalmente. Lo tonto era saber que el culpable de las lágrimas de su adoración era su otra adoración… En fin, una pelea entre hermanos.

Sus dos hijos eran como el día y la noche.

Yuuki el mayor, con cabellera negra y la piel morena clara herencia o quizás copia de su padre, apenas si saco su color esmeralda de sus ojos, denunciando que era el su madre.

Un niño dulce y tierno, Amable que siempre anteponía la necesidad de los demás a la suya, sin duda rememoraba a Yuuri en su infancia y juventud, incluso era algo cobarde, quizás por ser excesivamente sobre protegido por su padre, sus tíos, sus abuelos… en fin. Todo el reino mimaba al futuro rey y único hijo varón del Maou.

Todo lo que quisiera se le era puesto a su alcance. Todo lo que le era desagradable le era retirado, para no perturbar su paz y sin duda todo un sequito de la guardia real caminaba detrás del menor. Pero existía algo de lo que nadie podía protegerlo ni evitar que lo lastimara en los entrenamientos y demás. Su hermana.

Marflow la hija menor y melliza de Yuuki era incontrolable. Simplemente un genio independiente y aventurera, con un orgullo que dejaba chico al Wolfram del pasado, un descaro que dejaba mudo a la mayoría pues no sabían cómo responder. Maniática de las espadas y la cabalgata. Desde temprana edad fue el susto de muerte de Wolfram y Yuuri pues solía escaparse del castillo al bosque sin ser vista por nadie y se perdía por horas y desde ese año por días.

Escaparse de su guardia real era su hobby, al igual que golpear a su hermano cada que tenía oportunidad en los entrenamientos o cuando los guarda espaldas de su hermano se descuidaban (Pégale al enclenque, así describía ese juego antes de que su madre la atrapara y jalara de la oreja)

Una verdad amarga fue conocida para Yuuri y Wolfram en el décimo cumpleaños de la niña. Marflow ambiciosa ser el próximo Maou y soberano absoluto de ese mundo. Desde ese entonces abandono todo interés en relacionarse afectivamente con su hermano, pue según ella no era su hermano era su enemigo.

Sus diabluras y maldades seguían creciendo cada año que pasaba, pero había algo que mantenía la esperanza: Marflow siempre terminaba obedeciendo a su madre. Y como no hacerlo si la amaba, temía y admiraba. A Yuuri… ni ganas tenia de verle pues no se sentía cómoda ante su presencia, por eso le era arisca.

Para mala suerte de Yuuri Marflow era una tirana vestida de ángel copia del rubio con una pequeña excepción. El color de sus ojos.

Desde que Marflow nació y la tomo en sus brazos pudo verlo esos ojos rojos sangre que odiaba y con ello comprender una amarga verdad que prefirió ignorar. Su único consuelo era saber que esos ojos cambiaban de color de acuerdo al estado de ánimo de la menor. Rojos para el ataque o cuando estaba determinada a hacer algo. Verde oscuro cuando estaba feliz o se sentía tranquila y bajaba la guardia. Aunque… Parecía que mostrarle los ojos rojos y sacarlo de quicio era un nuevo pasatiempo para la pequeña, al igual que el de Yuuri castigarla por ser abusiva con su hermano. Para nadie era un secreto que no se llevaban del todo bien.    

Ese día su hijo Yuuki  tenía prácticas de espada con Marflow por ser la única niña de su edad, era el oponente indicado. Se negó a hacerlo, pero al final cedió a las insistencias de su tío Conrad. ¿Qué podía pasar? Solo lo volvería a golpear. Se preparó mentalmente.

Pudo verla frente a él. ¿De verdad era su hermana Melliza? ¿De verdad compartieron el mismo vientre por nueve meses…? Sentía que tenía en frente  a una desconocida, una especia de maquina asesina programada para matarlo si los adultos le daban la oportunidad.

Yuuri no sabía dónde esconder la cara cuando su hija sin piedad alguna le dio tremendo puñetazo en la boca de estómago a su pequeño azabache. No podían replicar nada, era válido, el niño descuido su guardia y la pequeña aprovecho el descuido para golpear su estómago.  Podía ser una práctica de espadas pero también eran válidos los movimientos de cuerpo a cuerpo. Todo era válido para aprender a protegerse.

Miraron incrédulos como el mayor de los hermanos pero aun así el más débil era lanzado casi un metro y caía al suelo comenzando a retorcerse por el dolor, incluso un hilillo de sangre salía de sus labios.

-¡Marflow!-Gritaba Wolfram desde las graderías levantándose violentamente. La niña miro a su madre y su mirada asesina, sin pensarlo como casi siempre se ponía a correr como si su vida dependiera de ello y es que si dependía, pues según el daño que causaba a su hermano eran sus castigos y si su madre la pillaba le jalaría tan fuerte la oreja que de seguro se la sacaba.

Todos miraron con desdén la típica escena, incluso los soldados comenzaban a hacer apuestas de cuantos días la errante princesa se perdería del palacio y se refugiaría en el bosque para evitar la cólera de su madre. Y no erraron los que apostaron por cinco días.

Al quinto día apareció Marflow sucia, con algunos raspones, y es que en el bosque se dedicaba a la caza y supervivencia, lo que menos le importaba era el aseo personal. Pero comer solo carne y hierbas sin condimentos no era muy divertido, extrañaba el sabor de la comida real y los postres. Y para colmo Wolfram ordenaba a las sirvientas que por medio del altavoz se describiera el menú del día. Claro que Marflow no solía oírlo cuando estaba en el fondo del bosque, pero cuando salía podía oírlo y su estómago grujía del deseo. Si los mejores postres y sus comidas favoritas eran preparados como una trampa para medir su resistencia.

Yuuri se veía tentado en talar todo el bosque y levantar un muro alrededor de su reino para que Marflow no fuera capaz de escabullirse, pero algo se lo impedía, quizás el deseo interno de que al fin esa niña se perdiera y no regresara. No era un padre malo, solo que algunas veces llegaba a la conclusión de que era mejor criar a ambos hijos por separado, pero ninguno de los menores deseaba abandonar a su madre. De hecho Yuuki solía ser enviado a la tierra pero a la semana regresaba. No le gustaba ese mundo, bueno quizás si los videojuegos, pero  lo demás no. 

En el salón Yuuri miro con algo de piedad a Marflow sujetada por un furiosos Wolfram de la oreja derecha, caminando en dirección de Yuuki.

-¡¿Tienes algo que decir?!- pregunto Wolfram a su hija

-¡No!-Respondió la insolente- ¡Jamas lo diré! ¡Soy una Bielefeld, yo no me rendiré!

Una disculpa es lo que exigió el niño, una disculpa fue lo que le negó la niña:

-Yo gane justamente, por que debo disculparme. ¡Era un duelo! ¡Seguí las reglas! ¡No hice nada malo!- Repuso Marflow de 12 años con el mentón en alto menos preciando con la mirada a su hermano. Perdería la oreja pero jamas se disculparía.

-¡Marflow!-Jaloneaba Wolfram nuevamente esa oreja roja antes de soltarla y ponerse frente a frente a su niña. Cuantas veces tuvieron esa charla, cuantas veces trato de hacerle comprender que su actitud no era buena, que uno no puede ser un abusivo con los débiles. Era verdad que Wolfram no era el indicado para esos discursos característicos de Yuuri, pero era al único a quien su hija solía escuchar antes de ponerlo en Jaque recordándole su pasado.

-¿Tú que dices?-Reclamo la niña mirando feroz mente a su madre- No eres tú el que dice en alto el orgullo mazoku… Ese enclenque no es un orgullo es la vergüenza de los mazoku- señalo a su padre -No eras tú quien negó al rey por ser un hibrido, el que odiaba a los humanos… No me sermonees si no tienes un pasado digno para hacerlo. Mamá

Esas palabras helaron a Yuuri pues juraba que escuchaba a Wolfram en los días que le conoció, claro que la niña incluso lo superaba y ver a Wolfram temblar conteniendo su enfado era algo tétrico. Estaba cerca otra pelea de madre e hija. Y así fue, no se hicieron esperar los griteríos de ambos y cuando Yuuri trataba de calamar a ambos giraban y lo mandaban a callar.

-¡No es tu asunto!- le gritaba Marflow a su padre

-Yuuri por favor no interfieras-Suplicaba Wolfram avanzando con pie firme al cuarto de su hija decidido a sacar todas sus espadas y botarlas al basurero mientras Marflow trataba de detenerlo jalándole del brazo sin éxito.

Tanto Yuuri como su hijo Yuuki se miraba y optaban por dejarlos solucionar este asunto en ¿paz?

Wolfram acaricio la cabellera de su niño para clamarlo, El menor estaba molesto, avergonzado y resentido con su hermana. Después del encuentro, después de que Marflow perdiera sus espadas, Yuuki se la paso evitándola pues ella solo lo acosaba repitiéndole lo débil e inútil que era. Que le debía sus espadas, que lo mataría mientras duerme, que se despidiera de sus videos juegos… en fin. Lo  hostigaba.

Wolfram escucho acompañado de un suspiro el sollozo de su hijo. A Yuuki le dolía, le llenaba de impotencia ser débil, ser menospreciado por  su melliza. ¿Acaso no eran hermanos? Porque debía tratarlo con tal frialdad, como si se tratase de su peor enemigo.

-Todo saldrá bien- dijo Wolfram besando la cabellera de su niño- tu padre al inicio tampoco fue fuerte, pero ya vez… ahora es el más poderoso mazoku de la historia- consoló

-¡No es lo mismo!- se quejó el menor - él ya tenía el poder del maou… eso le ayudo. Yo no voy a heredar ese poder a este paso…- se quejó el pequeño Yuuki de 12 años que heredo el carácter noble y gentil de Yuuri, una inocencia que deseaba proteger pues era algo difícil de encontrar y fácil de perder. Quizás por ello Wolfram lo quería tanto y trataba de animarlo y poner a su hija a raya de sus constantes abusos.

Yuuki que era gentil y creía en las segundas oportunidades para Marflow todo era blanco o negro. Jamas aceptaba intermedios. Quizás por ello era una niña solitaria.

Todos los niños del reino y varios jóvenes le temían… ¿Cómo no temerle? Wolfram de mala gana recordó el décimo cumpleaños de sus hijos, como ella al ver que el pastel era violentado por el dedo de un chiquillo desconocido no dudo en sacarlos a todos con sus leones de fuego de la fiesta. No dudo en tomar el palo de escoba para darle diez plazos en castigo al atrevido.

Con pena Yuuri pasó toda la tarde disculpándose con los padres mientras Wolfram se llevaba a su hija para regañarla su habitación. Pese a castigarla con severidad y obligarla a limpiar todo el lugar, su hija fue tan testaruda que se negó  disculparse. Prefirió ser castigada por diez días sin caballos, sin espadas, sin videojuegos y sin cena a pedir una simple disculpa… Típico de Marflow.

Con su orgullo en alto marcho a su habitación sin mostrar remordimiento y se encerró en su recamara por los diez días y al onceavo salió a devorar lo que pillara en la cocina.

-Ella será la que herede el poder del rey… también el reino… yo solo soy un enclenque- dijo su Yuuki. Wolfram negó con la cabeza. Como iban ambos dudo que su hija heredara el poder del Maou. El heredero debía ser un ser justo y capaz de perdonar, aceptar los errores de las personas y ayudarlos a mejorar. Marflow no era de ese tipo de persona. Si llegaba a quedarse con el poder del Maou empezaría una dictadura severa y sin duda nuevas guerras y el caos serian el resultado de su gobierno.

Pero ¿quién era Wolfram para pensar lo peor de su hija, su sangre?

Quizás llegaría a cambiar con el tiempo. Wolfram recordó que antes de Yuuri era similar a su niña, un ser ciego por el orgullo, incapaz de ver su testarudez, egoísmo y su racismo.

Cuando se enamoró, toda su vida cambio. Sufrió, es verdad sufrió largos quince años en una parodia de compromiso que el moreno se negaba a aceptar o negar. Renuncio a ser amado por Yuuri y se conformó con ser solo su amigo como siempre le repetía el moreno. Comprendió que del odio al amor hay un paso, pero de la amistad al amor existen continentes y océanos de por medio. Pero mientras pudiera estar con Yuuri todo estaba  bien hasta que el moreno lo engaño y…

Cerro los ojos era mejor no recordar ese pasado. Era mejor enfocarse en sus hijos y su actual felicidad.

Al ver a su niño dormido se enfocó en borrar esos recuerdos y entre ellos también la declaración de Yuuri, su matrimonio… todo. Su vida comenzaba desde que nacieron sus hijos, lo demás no valía la pena rememorar.

Es verdad que no eran la pareja más afectiva de Shin Makoku, pero eso no significaba que no fueran una pareja. Tenían intimidad con frecuencia o por lo menos cada que Yuuki les dejaba, pues la mayoría de las veces este era el escenario que le tocaba vivir a Wolfram. Las peleas de sus hijos eran casi diarias y su cama era el único lugar en el que Marflow no lo lastimaría. Supuso que Yuuri ya había notado la presencia del menor en su lecho, así que solo se marchaba a la habitación de huéspedes, pero antes pasaría a ver a su pequeña dictadora y ver que tal estaba su humor o si aún seguía en el castillo.

-Hola… ¿se puede?-Pregunto Yuuri al invadir ese dormitorio que compartían ambos menores.

Para su mala suerte encontró la recamara oscura, eso siempre le desagrado, pues en las tinieblas esos ojos rojos solían ser más perceptibles, parecían brillar. Supuso que era ridículo admitir que su hija le daba miedo.  

-¿Dime?- dijo la niña mirando a  su padre desde la ventana. Yuuri trago saliva al verla sentada en esa ventana mirando el amplio panorama del pueblo. Quizás en el fondo su niña se sentía culpable, pero su orgullo le negaba aceptarlo, por eso se hundía en esa extraña soledad y forjaba muros para alejar al resto de las personas. Yuuri comprendía eso, pero no sabía cómo acercarse a la menor. Puso serio su semblante, no podía simplemente tapar el sol con un dedo, Marflow se portó mal. Debía ser corregida.

-¿No crees que te pasaste un poco?- interrogo minimizando las cosas tanto como pudo. Deseaba que su hija comprendiera que existen mil caminos para llegar a roma, pero ella los estaba errando todos.

-¿Vienes a pedir o exigir que me disculpe con Yuuki?- fue directa. Sus ojos estaban puestos sobre su progenitor, pero no lo veía como tal. Para ella era igual que su hermano, un simple hombre que tuvo la suerte de nacer bajo estrella dorada. Alguien afortunado que se hizo del reino. ¿Cómo podía tenerle respeto a ese ser que era lo que era por simple coincidencia?- dime algo Padre- dijo fríamente sin dejar de verlo fijamente en medio de la oscuridad de su cuarto -¿Crees que sin el poder del Maou serias lo que ere ahora?

-No. Dudo que llegara a ser lo que soy ahora, pero ese fue mi destino y decidí aceptarlo y ser quien soy ahora- se defendió Yuuki, el no caería en esos ataques dañinos que su hija lanzaba al verse acorralada. La menor desvió su mirada y miro el pueblo de Shin Makoku. Ese hombre no merecía la fama que tenía, tampoco el poder. Rio… El culpable de todo esto era su madre por darle un padre indigno, pero aun así supuso que no podía odiar a su madre, por lo menos él le dio un origen noble y para su pesar quería demasiado.

-Vete padre. Estoy bien. Yo no lloro, no necesito cursilería, no me disculpare- concluyo y Yuuri negó con la cabeza y cerro esa puerta. No sabía qué más hacer con su niña. Castigarla  hasta la muerte no podía, encerrarla en los calabozos tampoco deseaba, pero al paso que iba de seguro terminaría allí. Algo debían hacer. Supuso que al amanecer debería hablar con wólfram, pues de ambos era al único al que si le tenía algo de miedo. Quizás porque Wolfram llegaba a su límite y la ponía en su lugar, cosa que Yuuri no podía y no se sentía con tal derecho. Digamos que no tenía el valor de ponerle un dedo encima a la niña que cargaba un origen que le gritaba sus culpas y sus errores y lo atormentaba con una verdad que decidía seguir ignorando, pero aun así los rumores lo azotaban. Odiaba esos ojos rojos. Odiaba el poder del Soushu.

Wolfram solía poner fin a todo esto con un simple duelo entre madre e hija. Marflow podía ser un genio en el manejo de espadas, pero aun no igualaba a su madre. Wolfram solía derrotarla y demostrarle su inferioridad, incluso solía usar el poder del Soushu cuando sentía que su niña podía ganarle. Esto emocionaba a Marflow y lo miraba con admiración.

-Aun tienes mucho que aprender, aun no puedes pasar por alto a tus padres Niña- concluía Wolfram y Marflow lo miraba con respeto y aceptaba la derrota obedeciendo a su madre.

-Pide- replicaba Marflow derrotada- Tengo palabra y voy  a cumplirla

En el comedor lentamente llagaban los miembros de la familia real. No era raro que el silencio fuera la forma de dar inicio a la jornada, pues todos callaban al oír los griteríos de Wolfram y Marflow. Uno por tratar de vestirla con elegantes vestidos característicos de una noble y peinar su alborotada cabellera que llegaba un poco más debajo de sus hombros. Cosa que Marflow se reusaba con toda sus fuerzas.

Cherry sama tomaba un sorbo de té negando con una sutil sonrisa la situación. Por su parte Gwendal seguía con esa expresión seria y unas venitas hinchadas en la frente al oír caer una que otra reliquia familiar que adornaban los pasillos. Conrad con su típica sonrisa miraba a Yuuri que hundía la cabez entre sus hombros forzándose a sonreírle a su hijo que temblaba por el miedo de oír a ambas fieras peleando.

-Papá…- dijo con timidez Yuuki - ¿Alguna vez hiciste enfadar a mamá?- interrogo  el menor sin poder imaginar a su padre capaz de hacerlo.

-Solo una- dijo Cherry adelantándose a Yuuri divertida -Muchas, pero solo una casi logra que lo mate…- un aire de lamento borro brevemente la sonrisa de la ex maou. Pero rápidamente la recupero ante la expresión asombrada de su nieto.

-¡¿de verdad?!- el menor abría sus ojos a más no poder, sin poder creerlo. ¿Cómo era eso posible si sus padres parecían perfectos? Es decir, sin palabra alguna sabía lo que el otro pensaba. Sincronizados en cada situación, no discutían, siempre trabajan en equipo, de no ser por su hermana serian la familia perfecta.

-Cheri-sama- suplico Yuuri pues recordaba ese día era recordar la misma muerte. Quizás por eso prefirió no recordar, pues fuera de la furia de Wolfram también recordaría los años de soledad y de desesperación… años de vacío y ese tedioso tiempo solo fue el ojo de la tormenta que devastó con todo lo que le era importante.

-Fue el día que se rompió el compromiso real… El día que tu padre engaño a tu madre con una mujer del reino vecino que vino de visitas- dijo Cheri dejando su tacita de té sobre la meza

-Sí, si más recuerdo Wolfram los descubrió en la alcoba real y después las llamas invadieron el castillo- rememoro Gunter

Yuuki tragaba saliva, no podía creerlo. ¿Su padre le fue infiel a su madre?

-Si. Luego se rompió el compromiso de forma formal y Wolfram se marchó a las tierras Bielefeld por casi cinco años- concluyo Conrad- Tu padre tuvo que ir a las tierras Bielefeld no exactamente a recuperarlo a él, sino el mismo reino que se hallaba en guerra con los el reino Yaku- concluyo al sentir la helada mirada de Yuuri sobre su persona. Ese pasado era prohibido recordar, pero eso no detuvo a Cheri que no capto el humor del rey.

-En esos tiempos el reino Bielefeld estaba en plena guerra con los el reino Yaku. Un pequeño reino casi desconocido pero vecino del reino Bielefeld. Wolfram rompió el compromiso con el heredero del reino Yaku y este les declaro la guerra.

-Wolfram y Waltorana subestimaron el poderío del pequeño reino Yaku. Reaccionaron tarde al notar que ellos no se basaban en cantidad sino en fuerza, y su fuerza emanaba del Soushu un poder antiguo y peligroso, sin mencionar su resistencia al uso de Houjutsu. Sin duda una guerra que duro meses desgastando a los Bielefeld que se hallaban encerrados por los Yaku que cortaron los caminos principales.

-Sin mencionar que al estar el compromiso roto y la enemistad que este dejo entre Wolfram y Yuuri, ambos hermanos mayores escondieron la situación a Yuuri y enviaron tropas a escondidas. Según la información que manejaban, el reino de Yaku era pequeño y compuesto por simples granjeros. Cuando Yozac regreso mal herido, dio testimonio de lo que realmente ocurría en esa guerra y tanto Shin Makoku como los nobles prestaron sus ejércitos para ayudar al reino Bielefeld pero aun así…-Resumía Murata que dé la nada aparecía para desayunar con el resto.

-¡Ya dejen de hablar de eso!- suplico Yuuri. Esos eran malos días. Malos recuerdos que prefería olvidar. Pero valla que se le hacía imposible. Más al recordar oír de los Yaku. Eso ojos llenos de sed de sangre, esa forma despiadada de matar a sus enemigos y más que nada a ese estúpido príncipe que estaba empeñado en unificar su reino con el Bielefeld. Pero con lo terco que era Wolfram no se la hizo fácil al príncipe maligno. Quizás por eso su impaciencia le obligo a declarar la guerra, pues Wolfram termino descubriendo sus verdaderas intenciones y estaba dispuesto a denunciarlo y detenerlo.

Para Saqra heredero del reino Yaku, solo le quedaba un camino: Tomaría lo que quería por la fuerza… ¿Cuántas personas murieron? No lo supo, solo supo que no llego a tiempo. Y lo pago con creces y aún tenía la sombra de sus errores caminando y gritando por su reino.

Cerró los ojos brevemente al oír el último grito entre su hija y Wolfram. Al fin ambos entraban a la sala dispuestos a desayunar.

Al abrir los ojos Yuuri descubrió a Marflow vestida con un hermoso vestido verde. Este presentaba un cuello en v, no tenía mangas, solo dos retazos de tela que bajaban sobre sus brazos  y desde los codos protegían sus manos como si fueran guantes. Su pelo suelto pero peinado dejaba caer sobre su cara algunos mechones de forma elegante. Sin duda parecía una dama educada y refinada. Pero no lo era y todos pese a su asombro lo sabían. Mentalmente pensaban lo mismo:

“Aunque la mona se vista de ceda… mona se queda”

-Bu…bue…- se forzaba Marflow a saludar inclinándose ligeramente, mientras veía la expresión de sus familia, sin duda de poder quemarlos vivos lo haría, pero decidió seguirle el juego a su madre, después de todo la había derrotado y debía cumplir con su palabra: ese mes sería una dama- Buenos días tengan todos- concluyo y todos dejaron su desayuno sobre la mesa mirándola con expresión de asombros. Mientras Wolfram caminaba en dirección de Yuuri que seguía con la boca  abierta, para cerrársela de un solo golpecito en la mandíbula

-Buenos días- dijeron tratando de regresar a la normalidad, aunque de vez en vez miraban a Marflow, incluso Yuuki no podía dejar de ver a su melliza.

-Puedo saber…- repuso la pre adolecente arrastrando cada palabra- ¿por qué me miras tanto her-ma-no?- concluyo y este dejo de verla y miro su desayuno temeroso de recibir alguna amenaza de su hermana. Marflow lo contemplo, de verdad esa sería el futuro rey y heredero del poder del maou. Suspiro para aflojar cada musculo de su cara. Podía ser una dama, podía aparentar serlo tanto que la cara de asombro de sus familiares alcanzaría un nuevo nivel –he sido muy brusca contigo hermano… de verdad lo lamento. Espero no haberte lastimado tanto, pero debes comprender que todo lo hago por tu bien. Serás el nuevo rey de sin Makoku, yo solo soy la princesa, la que terminara desposando algún noble. El peso de la paz de este mundo recaerá sobre tus hombros. Dime: ¿que pasara si no hay nadie quien pueda protegerte?- repuso mirando a  su hermano fijamente para luego ponerle una mano sobre su mandíbula inferior, y así forzar la mirada de ambos- seria doloroso para el reino, para el mundo entero y sobre todo para mí… Que mi hermano con el que compartí el vientre muera… seria mi suplicio y castigo el saber que pude ayudarte a ser fuerte y no lo hice… ¿comprendes mi posición?

Todos quedaron con la boca a vierta al ver el comportamiento de Marflow, no podían creer que esa niña dijera esas palabras que tenían tanto sentido, pero aun dudaban que fueran sinceras aunque parecían tan verídicas y mostraban tal honestidad. Incluso Wolfram se sintió orgulloso de su hija. Solo le pidió que se disculpara con su hermano y se comportara como una dama del reino, no imagino esa situación.

Wolfram sonrió con el orgullo en alto y al notarlo Marflow se sintió satisfecha al grado de poner en marcha la segunda fase de su plan y mirando fijamente a su madre prosiguió.

-¡Pero si es la verdad madre!-Exclamo molesta- Puedo decir que seré reina de Shin Makoku, pero la verdad es que nadie apoyaría mi candidatura… No podre forzar a todos a obedecerme… guerras serian el resultado. Una guerra no es buena. Mejor ser el según escudo y dejar a mi hermano el reino y…- su carita seria cabio mostrando una sonrisa pícara- dejare a mi hermano todo el papeleo real… Esta decidido ¡Yo no aplastare mi trasero en esa oficina!

Yuuri que estaba sorprendido de tal acción apenas noto esa expresión en el rostro de su marido, sintió tristeza de perdérsela, pero también alegría de verlo feliz y con el orgullo elevado hasta los cielos.

-¡Papá!-se quejó con preocupación Yuuki

-¡Ah!, ¿sí?- despertó de sus pensamientos y la admiración por la belleza de su esposo y su flamante expresión de orgullo, le parecía volver a descubrir la príncipe egoísta de su juventud.  

-Dime que no es verdad que me tocara todo el papeleo y volverme gordo como tu…- pregunto preocupado, pues finalmente se daba cuenta que sí, su padre perdía casi todo el tiempo entre papeleos y audiencias, casi no hacía nada divertido, incluso notaba un leve abultamiento en su vientre símbolo de su pereza, aunque recientemente comenzaba a entrenar por la noches, su madre lo había insultado llamando “Panzón” eso molesto a su padre y se ponía a dieta estricta y ejercicios. De la nada ser rey no parecía tan fascinante como Marflow siempre hacia ver y él ya se ponía su destino sobre los hombros. Quizás el ambicionaba cumplir su destino solo por fastidiar y vengarse de su hermana. Dudo de querer ese destino ahora que Marflow no lo ambicionaba, pero bueno era su destino.

Yuuri frunció el ceño. No estaba gordo, un poquito pasado de peso, pero no gordo, además ya volvía a su peso. No comprendía porque Wolfram exageraba tanto porque todos exageraban.

“! No es justo!”

Se quejó mentalmente sin evocar palabra. El resto divertido esperaba la respuesta del monarca.

“Claro que no es justo…”

Volvía protestar Yuuri. No era justo que Wolfram siguiera con la apariencia (Quizás un poco más alto) que conoció, parecía que el tiempo no pasaba sobre el demonio de fuego y sobre él las facturas con creces dejando un Yuuri con apariencia de 28 años aunque ya tenía 47. Wolfram seguía en sus eternos 18. Ser hibrido no era bueno si eras el marido de un demonio de sangre pura.

-¿Yuuri?-Llamaba Wolfram exigiendo respuesta. Su hijo se veía aterrado y apunto de renunciar a la corono por evitar las responsabilidades.

-Claro que no… a quien elijas como pareja real te ayudara a gobernar el reino, también contaras con un equipo muy capaz, gente que incluso dará la vida por ti de ser necesario- miro a todos a su alrededor. Era verdad. Él no tenía que hacer todas las cosas. Yuuri jamas se sintió el rey aunque lo remarcaba ante posibles enemigos. Todo lo contrario para él todos eran los gobernantes de Shin Makoku y así deseaba mantener su reino por la eternidad. En su creciente prosperidad.   

-Madre- llamo Marflow en susurro al rubio y destruyo el ambiente de rosas que Yuuri había creado en la mente del rubio.

-¿Dime cariño?-Wolfram dejo de ver a su marido y dedicarle esa mirada de admiración y lealtad, su orgullo de soldado desapareció y fue remplazado por su maternidad y esta exigía atender a su pequeña.

-Podemos ir a comprar más vestidos. No me quejo de este, pero recuerda que no solo soy una dama, también un soldado y estos vestidos no son cómodos para realizar movimientos de lucha. Dime ¿qué pasaría si hay un ataque repentino? Estas prendas solo entorpecerían mi escape o mi defensa- dijo y Wolfram mirándola detenidamente le dio la razón, en el armario de su hija solo había los vestidos que las abuelas de la niña le compraban o costuraban, pero estos eran incomodos para moverse libremente.

-Tienes razón- afirmo el rubio serio- debemos ir de compras.

Cual radar La sexy ex reina pese a estar amena en y divertida en la conversación entre Yuuri y el resto que no hacían más que felicitarlo por lo mucho que había madurado, por al fin ser el rey que Shin Makoku necesitaba. Sobre lo orgullosos que estaban. La rubia Escucho claramente la solicitud de su nieta y la intención de complacerla de su hijo.

Estrepitosamente se levanto

-¡De compras!-Grito tomando la mano de su nieta y su hijo para secuestrarlos. Por nada del mundo se perdería un día de shopping con sus dos preciosuras. Debía ser sincera: Gwendal y Conrad no era material para ir de compras, sus caras y cuerpos eran aburridos, pero Wolfram y su nieta… eran perfectos para vestir cual muñecas se tratasen.

Yuuri parpadeaba desconcentrado de la situación. De la nada miro como toda la atención le era robada por su suegra al igual que su esposo y su hija. Apenas levanto la mano en un intento de despedirse, pues nadie podía interponerse entre Cheri-san y la moda.

-Supongo que su majestad tendrá que cumplir las obligaciones del consorte real- dijo Gwendal asustando a Yuuri, tenía muchas obligaciones y ahora le sumaban las obligaciones de Wolfram. Miro a su padrino que lo vio divertido.

-Sé que lo lograras Yuuri. Después de todo eres nuestro rey- concluyo.

El pelinegro suspiro derrotado ante la mirada analítica de Yuuki que se ponía a su lado

-Yo te ayudare papá-Ofreció el menor logrando que Yuuri le despeinara. Sí, su hijo sería un buen rey.

Marflow rio al ver la cara de molestia de su madre. Es decir dos podían jugar este juego. Sabía que su madre no justaba de ir de compras, no comprendía nada de ese mundo pues fue criado como soldado, pero debía conocerlo por su hija, pero eso no quitaba lo aburrido del acto. La única feliz era Cheri, que traía una montaña de vestidos para que su nieta se los probara y amenazaba en venir mañana con Yuuki y Wolfram para recorrer le resto de las tiendas masculinas.

Si, fue una mala idea dejar a su madre crear ese mercado de moda a semejanza del mundo humano, traer esa montaña de revistas que la rubia entregaba a las modistas.  Con los años ese mercado se volvió muy famoso y popular. Todos los nobles del mundo solían traer a sus hijas e hijos para vestirlos a la moda.

-Me parece ridículo que la cuarta parte de la economía del reino ahora se deba a esto- se quejó decepcionado pasando un nuevo vestido a su hija que nuevamente se adentraba al vestidor.

Vestidos de gala, vestidos diarios, vestidos de noche, vestidos de cabalgata, vestidos de fiesta…en fin tantos vestidos para todo momento y situación. Su abuela parecía decidida a llevarse todo. Marflow miro la montaña de cajas y por breves segundos lamento su plan, pero al ver a su madre con la cara aburrida volvía a dibujar una sonrisa en su cara y se le acercaba a fastidiarlo

-¿Te diviertes mamá?-interrogaba la niña

-Claro cariño, sabes que si-dijo acariciando la mejilla de su hija y forzándose a sonreír. Claro que estaba feliz de pasar tiempo con su hija, pero dejo varios pendientes y de seguro sus hermanos se lo pondrían Yuuri.

Estaba preocupado por su marido y su salud, también por su otro hijo. ¿Quién lo cuidaba en su ausencia?. Es decir él estaba en el pueblo de comprar con su madre y su hija. Sus hermanos estaban con Yuuri. ¿Quién cuidaba a su hijo? Gunter… tembló, ese hombre solía ser tan sobreprotector con Yuuki, tan pesado como solía serlo con Yuuri. Su sequito… lo mimarían más, eso no era bueno. 

La menor correspondió ese gesto con otra caricia que iba desde su frente y lentamente bajaban hasta quedarse al nivel de sus ojos a escasos centímetros. Si algo debía envidiar de su madre y su hermano eran esos ojos verde esmeralda que parecían atravesar el alma de las personas y escarbar hasta lo más profundo de su corazón. Deseaba esos ojos. Negó con la cabeza por la idea descabellada de sacárselos de un solo movimiento. Trago saliva y bajo su mano hasta la mejilla de su madre.

-Iré a probarme más vestidos. Después vamos a por zapatos- informo alejándose de su madre y de esos pensamientos sombríos.

Marflow sabía que no era una niña común desde que tubo noción de su ser. No era como su hermano, lento y débil. Ella era diferente, era como si supiera todo, nada la asombraba, nada la apasionaba con tal desesperación como a su hermano. De hecho sus gustos eran diferentes al de todos. Si, las batallas le agradaban, la magia de gustaba, el poder la fascinaba. Pero el resto de las cosas que disfrutaba no eran del todo normal. Le gustaban los ojos de su madre. Le fascinaba doblegar las voluntades, experimentar con los animales que cazaba en el bosque, ver el límite de su resistencia al dolor antes de morir. Humillar a las personas, manipular situaciones. En fin cosas que ponían los pelos de punta a su madre.

Quizás por ello se escondía en el bosque para que su madre no fuera testigo de su maldad, solo lo dejaba sospechar, pero no confirmar. Mientras no pasara el límite de la muerte innecesaria estaba bien. Devoraba los libros de historia de los diversos pueblos que componían el reino de su padre, hablaba siete idiomas, se empeñaba en aprender cada arte que consideraba necesario para sus propósitos. Tenía una mentalidad y personalidad demasiado adelantadas para su edad y eso era el impedimento que tenía para sentir empatía por su hermano el cual para su gusto era un retrasado mental, un intruso que le robo su verdadero destino de gobernar el reino de Shin Makoku por nacer primero. Aunque sabía que la intrusa era ella.

No comprendía bien el pasado, su pasado, pero sabía que los rumores no podían ser solo rumores y por ello decidió ignorar y no amar a nadie que no fuera su madre. Eso era lo único que sabía que era verídico en su existencia.  Hubiera amado a su padre… Pero ese hombre no era su padre ¿Verdad?

Recordó su quinto cumpleaños, cuando sus padres discutían por una de sus travesuras, cuyo resultado fue el dedo roto de su hermano. Quizás no debió poner esa trampa para roedores en la caja de regalos de Yuuki, pero no pudo evitar sentirse molesta.

A Yuuki le regalasen cosas interesantes y a ella tontas muñecas. Yuuki ni siquiera sabría cómo usar esa espada, como montar caballos, ni podía leer todavía.

Para que su madre no la pillara se escondió como siempre solía hacerlo, eligió el peor lugar que pudo elegir la oficina del Maou. Dentro se escondió detrás el amplio escritorio, de pronto oyó las voces de sus padres. Ambos mayores discutían sobre el comportamiento de Marflow y sin querer salieron esas palabras: Cual ponzoña se calaron hondo en su pecho y definieron su personalidad.

“Es tan mala como su padre…”

La información se complementó con los chismes. Sacudió y destrozo su pequeño mundo que se terminó de teñir de negro y dio nacimiento a la perpetuidad de esos ojos rojos que Yuuri tanto aborrecía. Pues al ver a su supuesto padre la niña no podía evitar asumir la defensiva, más al descubrir el desagrado que su “padre” sentía ante su mirada.

Sola en las caballerizas se cubrió de paja y finalmente se puso a llorar colérica consigo misma por verse afectada ante tal noticia.

-Nunca más. ¡No llorare! ¡No retroceder! ¡No mostrare piedad! ¡Seré fuerte como el acero!... ¡Yo seré el nuevo rey de Shin Makoku!…  Yo…- se decía a si misma sin poder comprender por qué lagrimas no parecían parar. Colérica por su debilidad comenzó a cachetearse y frotarse los ojos con fuerza- ¡Jamas olvidare y les demostrare lo soy!

Incluso ahora mismo recordaba su juramento,  pero sabía que debía ser paciente y esperar su momento. Supuso que una vez muerto sus padres la verdadera batalla entre ambos hermanos por el poder del reino se llevaría a cabo, entonces ¿por qué sentir cariño alguno por su hermano?

Su única obligación era perfeccionar sus habilidades, casarse con algún noble poderoso armar sus tropas y esperar el momento exacto para derrocar a su hermano y  arrebatarle el poder del Maou.

Pero cuando esos pensamientos venían a su mente también alguien aparecía y los frenaba. Su madre. Suspiro pesadamente. Ese ser era el culpable de todo. Pero a su vez era a quien le debía algunas cosas: su existencia, sus ansias de superación, un rival digno para los combates de espada y un buen maestro de cabalgata. Su extraño calor que despejaba el frio de su corazón.

“¿Por qué elegiste a un idiota como esposo?”

Le pregunto mentalmente, no comprendía la razón, su madre no era un ser débil, parecía muy capaz y manejaba muchas cosas mejor que su padre, pero ante el siempre daba la mano a torces pues decía que nadie podía llevarle la contraria al Maou.

Quizás de ser ella su madre, solo se casaría con Yuuri por tener acceso al poder del maou y así, en un simple descuido lo envenenaría y se haría con ese poder. Regiría el reino y lo transformaría en el mundo perfecto, un mundo de seres disciplinados, reinados por los fuertes siendo los humanos la mano de obra que trabajaría en las minas, campos y empresas para mantener al resto. Esa era la ley de la vida: los fuertes gobiernan los débiles obedecen hasta que al final desaparecen y solo quedan los elegidos.

Quizás ser rechazada por un demonio de sangre pura seria menos doloroso que ser rechazada por un medio demonio… también analizo eso… algunas veces odiaba su mente… tantas cosas se cruzaban… relajarse y disfrutar la belleza de la vida no era lo suyo. Debía enfocarse en sobrevivir, destacar, imponerse. En prevalecer y no morir tras la sombra del Maou y su hermano. Cada día era una batalla invisible para su aun joven ser. Cada día una guerra contra su familia y su origen. Y el resto ignorantes de sus verdaderos sentimientos, no llegaban a comprender su rebeldía, proceder violento y sombrío.

El día culminaba  nuevamente. Hacía más de un mes que Marflow se la daba de buena niña. Incluso Yuuki bajaba la guardia y se acercaba a ella sin miedo alguno. Practicaban y sus prácticas eran calmadas y carentes de golpes bruscos. Incluso jugaban videos juegos juntos y compartían algunos juguetes.

-Debí haber hecho esto desde el principio- se reprochó Wolfram mirando fijamente a sus hijos jugar en el jardín del reino. Mientras Yuuri concluía el último pendiente y festejaba.

Esa mañana recibieron una carta del reino Bielefeld. Su tio Waltorana finalmente había muerto. Desde la guerra cayó enfermo de un extraño mal que aquejaba su corazón. El pobre demonio al fin descansaba en paz.

-¡Al fin termine!- Anuncio victorioso girando su silla en dirección del rubio que lo esperaba apoyado sobre la ventana mirando a sus hijos en el patio. Se suponía que esa tarde saldaran de viaje a reino Bielefeld para asistir al funeral. Wolfram deseaba dar su último adiós al ser que cuido de el en su infancia, a la persona que admiraba. Pero paralelamente a su deseo de despedirse también le carcomía el miedo de pisar su reino, de ver no muy lejos de sus tierras La estúpida torre que construyo Saqra, y los cientos de tumbas de los caídos en guerra.

-¡Wolfram!-Llamo Yuuri por quinta vez, y esta vez estaba preocupado.

-Entonces vamos- dijo Wolfram sin dejar de ver a sus hijos, pero desvió la mirada al sentir la mano del rubio tomar una de sus manos y descubrirlo a escasos centímetros de su ser. Yuuri arto de ser ignorado por el rubio atrapado en sus recuerdos, simplemente se manifestaba como lo real y verdadero, en lo único que tenía que pensar el rubio, en él y sus hijos.

-Aún tenemos tiempo- dijo mirando a sus hijos por la ventana e ignorando olímpicamente la cara colorada de Wolfram al descubrirlo. De verdad Yuuri podía aparentar ser un enclenque la mayor parte del tiempo, pues siempre estaba rodeado de su familia, de soldados en fin, de personas de confianza o que darían la vida por protegerlo. Pero eso no significara que lo fuera. Desde que controlaba el poder del maou solía ser endemoniadamente fuerte y sorprenderlo con esos movimientos veloces que aceleraban su pulso por el susto y la emoción.

Yuuri giro su cara para buscar esos ojos verdes que siempre lo acompañaron y alguna vez perdió y le costó tanto recuperar.

Ambos se miraron. Yuuri deseoso de besarlo pero conteniendo sus ganas. Wolfram arqueando las cejas tratando de saber ¿qué demonios pensaba hacer Yuuri? pues lo tenía casi encima suyo pero solo lo miraba y nada más. Eso era molesto, desesperante e incómodo.

-¿Ocurre algo?-Pregunto Yuuri fingiendo inocencia al ver esa mirada analítica del rubio que lentamente se llenaba de desesperación. Odiaba esa sensación de ansiedad al sentir a alguien cerca y no saber su propósito. Solo con sus hijos se sentía normal.

-Nada…- dijo de mala gana empujando al moreno para poder caminar en dirección de la puerta.  Yuuri solo le dio paso y le miro llegar a la puerta más antes de que el rubio la abriera solo dijo:

- Saldremos mañana por la madrugada… esta noche quiero estar contigo…- concluyo tranquilo mientras una nube de explosión salía de la cabeza de Wolfram, es decir se suponía que saldrían en el ocaso, por eso acelero a  medio mudo para que concluyeran sus actividades y no dejar pendientes, incluso Yuuri se desesperaba por acabar sus pendientes.

Ahora comprendía el por qué Yuuri les mintió. Simple: para que todos estén libre por la noche y así nombrar niñeros, destinarlos a revisar los pormenores y pendientes que se le pasaran por alto sin que los fastidiaran, esa noche era solo de la pareja real.

Wolfram negó con la cabeza al llegar el amanecer. Era vergonzoso mostrar su cara a su familia y saber  que todos deducían lo que la pareja real había hecho desde el ocaso hasta el alba. Incluso no cenaron. Más al ver que Wolfram viajaban en la carroza real con sus hijos y no sobre su caballo como siempre solía hacerlo al lado del rey. Yuuri que para disimular también se metió al carruaje mostrando esa sonrisa triunfante, pues era un triunfo… podía amar a Wolfram pero en la intimidad el rubio aun tenia secuelas que trataba de superar y Yuuri requería de mucha paciencia para ayudarle.

-¿Están emocionados?-Pregunto Yuuri a sus hijos- al fin conocerán las tierras de su madre

-Las tierras Bielefeld- dijo Marflow- las tierras que Rufus gobernó gracias al designio del maou quien fue su esposo, de quien nacieron los descendientes del maou original...- comenzó a remarcar mirando por la ventana con ansias de llegar.

-Si. Esas tierras. Las tierras de fuego- dijo Yuuri mientras Yuuki seguía tambaleando por causa del sueño cayendo sobre las piernas de Wolfram. Yuuri miro a su pequeño niño con algo de celos pero también con ternura. Deseaba poder hacer eso, pero no le molestaba ver esa dulce imagen de su niño dormido sobre las piernas de su madre recibiendo sus sutiles caricias en su negra cabellera. Al fin y al cabo esos dos niños eran fruto de su amor. Los vínculos que los mantendrían unidos hasta el fin de la historia. Así se lo replicaba a sí mismo mirando a Marflow que ahora mismo tenía los ojos verde oscuro para su alivio.

-Cuando el Maou escondió las llaves de las cajas que contenían el poder del Soushu en los cuatro nobles… Rufus Bielefeld, su corazón. Lawrence Weller, su brazo izquierdo. Siegbert Walde, su ojo Izquierdo. Erhard Wincott y Christel Wincott, su sangre- giro a ver a Yuuri- Una llave jamas regresara como noble, está allí- Señalo el pendiente que Yuuri aún tenía - El alma de Julia- rememoro con neutralidad, pero en realidad buscaba poner a Yuuri de mal humor- Si las llaves fueran robadas nuevamente…- rememoro la ocasión que Shinou con el alma corrompida por Soushu robo las llaves a los descendientes de estas familias- Tio Gwendal quedaría ciego de un ojo. Tio Conrad perdería la movilidad de un brazo y…- su labia se volvió más lenta- el corazón de mamá dejaría de latir…   o espera… después de romper el compromiso-Dijo en tonalidad normal mirando por la ventana, ignorando de lleno la mirada molesta de su padre- cuando mamá retorno a Bielefeld, en la batalla contra los Yaku. Robaron la llave de mamá y no solo la llave. Previamente te robaron la caja y tu ni cuenta te diste. Incluso no notaste de ausencia de tu Sabio… Sin duda es una suerte que nosotros existamos. Papá eras muy débil e ingenuo en esos tiempos- le sentencio.

Yuuri trago en seco y miro de mala gana a su hija. Sabía que no lo hacía a propósito o quizás sí, pero esa historia era molesta y sin desearlo los malos recuerdos recaían en su memoria.

¿Cómo olvidarlo?

Ese día Yuuri miraba el descontento de su padrino y el de Gwendal. No por la ruptura del compromiso, ese era un asunto que Wolfram decidió con justa razón y como sus hermanos decidieron aceptarlo y seguir sus funciones de la forma más normal posible.

Es decir fueron quince años de un compromiso ficticio. Ya era hora de terminar y seguir adelante y así Wolfram tomo lo que le quedaba de orgullo después de casi matar a Yuuri por infiel, se marchó a sus tierras.

Con el pasar de los años parecía que las cosas regresaban a la normalidad verdadera. Pero ese día, tras cuatro años de la partida de Wolfram al fin llegaba una carta en nombre de Wolfram con una noticia impactante.

Nadie le notificó a Yuuri. Los hermanos creyeron ser capaces de solucionar el problema sin la necesidad de que ambos jóvenes se vieran juntado caminos nuevamente. Pero la situación salía de control.

Según la carta de Waltorana, enfrentaban una guerra contra el reino Yaku y al paso que iban perderían, por tanto solicitaban el apoyo del Maou, pues todos los reinos corrían peligro.

La razón del conflicto sonaba tonta: Wolfram rompió su compromiso con el heredero de los Yaku en un supuesto despecho y deseo de recuperar su dignidad de la noche a la mañana el reino Yaku declaro la guerra a los Bielefeld y antes de que Wolfram o su gente lo notara, los caminos estaban bloqueados y extrañas aves interceptaban a sus esqueletos. Estaban incomunicados. En la misma carta rogaba que llegara a su destino.

Los hermanos erraron al esconder tal información al rey. Enviaron una tropa con escasa información. Según su comprender el reino Yaku era pequeño y no contaba con mucho poderío militar, en su mayoría granjeros, eso decían los pergaminos de aquel reino. Cometieron el mismo error que Wolfram, subestimaron a su enemigo.

Semanas después:

Yozac llego mal herido a Pacto de Sangre y dio a conocer la realidad de la guerra y su aparente conclusión cuando Waltorana cayó enfermo, y sus tropas divididas, la mayor parte traicionaron a los Bielefeld y se unieron al enemigo.

-¡¿Por qué nadie me dijo nada?!-se quejó Yuuri mirando a ambos hermanos, los cuales empezaron a explicar sus razones al mismo tiempo que preparaban una comitiva para viajar.

Por su parte, Wolfram el rey de Bielefeld, ya sin algo a denominar como ejército y un enemigo que de gana les dejo de atacar esa noche, se sentó frente la cama de su tio. Debía pesar que era lo mejor para su reino. De rendirse todos los rebeldes pasarían a ser asesinados por Saqra Yaku, el heredero del reino Yaku. De luchar también pasarían ser asesinados por Saqra. No había nada que ganar y nada que perder, pero… quizás podían ganar si el maou llegaba a intervenir, pero ¿llegaría a tiempo se cuestionó…? ¿Yozac llegaría a informarles o habría muerto? Quizás si esperaba Solo  llegarían para enterrar a los muertos.

Debía tener un plan alternativo. Debía buscar la forma de salvar a sus soldados fieles, a su pueblo… debía sacarlos de la zona de guerra y ponerlos a salvo en las fronteras. De hacer esto llegaría el ejército de Yuuri y los cobijaría en sus tierras, luego derrocarían a Saqra y las tierras Bielefeld pasarían a ser del maou… rio, de seguro que para eso los que se quedaran de distracción ya estarían muertos. Pero al menos así lograría salvar a un poco más de la mitad de los  pocos habitantes que quedaban de lo que fue el orgulloso reino Bielefeld. Lo seguro era que debía suicidarse antes de dejar a Saqra apoderarse de  su llave. Se preguntaba: ¿sí moría aun la llave existiría?… No lo sabía.

Saqra rio triunfante por su victoria. Al fin tomaría lo que era suyo. El reino Bielefeld, a Wolfram como consorte y con él la llave para hacerse del poder de la caja de agua y proseguir con su conquista hasta derrocar al actual Maou.

No era nada de extrañar. Wolfram cumplía sus expectativas desde que le conoció. Era firme, fuerte y su determinación lo dejo cautivado aunque era por motivos errados, sabía que de la unión de ambos nacería herederos que conquistarían el mundo entero y mantendrían el máximo orden. Pero también que con el accedería al poder de esa caja, al poder del Soushu, el ser tan temido incluso por el mismo maou, la vida del rubio acabaría. Pero al menos habría cumplido su objetivo.

También estaba sobre el saco de problemas el cómo usaría el Soushu sin que su alma se viera consumida por ese poder, quizás por eso construyó esa torre y en la cima  ese altar repleto de símbolos mágicos antiguos que planeaba usar para controlar el poder del Soushu.

Sí llegaba a usar esa llave como debía ser, apoderarse del resto de las cajas sería fácil, apoderarse de Shin Makoku también. Pero debía evitar que sus planes se supieran por el maou y las nobles familias. Odio cuando Wolfram descubrió sus planes y rompió el compromiso. Se aceleró a encerrar el reino Bielefeld e impedir que otros reinos interfirieran. Debía someter o destruir a los Bielefeld para hacerse del poder del Soushu que radicaba en la caja de agua. Después de todo ya tenía la caja, solo necesitaba la llave.

Wolfram con descaro uso la enfermedad de su tio para solicitar un cuarto intermedio en esa guerra absurda, prometió rendición total de ser aceptada su solicitud o de lo contrario esa misma tarde lo único que llegaría al reino de Yaku sería la cabeza de Wolfram, pues el mismo se quitaría la vida y daría su corazón a comer a los perros.

Saqra rio por el atrevimiento, exigencia y amenaza del rubio. Sin duda un gran oponente que uso todos sus recursos disponibles para proteger su reino y su llave. Pero su reino estaba destruido y solo le quedaba amenazar con el suicidio para ganar algo de tiempo. Saqra rio, comprendió el plan del rubio, pero aun con ese tonto plan no salvaría su destino ni su llave. El maou no llegaría a tiempo.

Pasaron las 24 horas pedidas por el rubio. Desde su ventana miro al último grupo de pobladores ser evacuados por los túneles que los soldados escarbaron para lograr que escaparan.

Bajo firme las gradas vestido con su uniforme militar y el escudo Bielefeld bordado en su hombro derecho. Su mirada determinad y sin miedo alguno. Escondido en su manga un diminuto frasco un potente acido que se suponía destruiría sus órganos internos al consumirlo. Cumpliría su palabra, se rendirían, pero de eso  abandonar su orgullo y darla llave a ese ser ¡jamas!

En la entrada de la torre construida por Saqra este le esperaba ansioso.

Frente a frente ambos se miraron sin mostrar pisca de miedo o piedad. Wolfram pudo ver detrás de Saqra a algunos de sus ex soldados. Saqra soltó una breve risita extendiendo su mano en dirección del rubio y señalando ligeramente con la cabeza la dirección que debía seguir. Había algo que deseaba mostrarle.

A paso firme subieron las gradas hasta llegar casi a la cima de la torre. En las escaleras comenzaban a aparecer extraños símbolos que el rubio desconocía su significado. Al costado del último piso una puerta de madera reforzada y adornada con piedras de Houjutsu, esto le dio mala espina y causo nauseas por el efecto de las piedras sobre su poder mágico.

Saqra creo esa torre con dos finalidades. Controlar el reino Bielefeld e impedir y detener a cualquier otro reino que tratase de meter sus narices en el conflicto, pues la torre era de gran altura dejándolo ver todo el escenario que componía el reino Bielefeld. El segundo objetivo, mantener tanto la caja como la llave lo más lejos que pudiera del Maou.   Aun si su ejército era derrotado Saqra tendría el tiempo suficiente de liberar el poder de la caja sin entrometidos.

Subieron todos los escalones y en lo alto de la torre Saqra señalo un lejano sitio y Wolfram trago saliva.

Los túneles fueron descubiertos, los soldados de Saqra apresaban nuevamente a su gente y los amarraba  apostes en medio del camino principal. Poniéndose cada soldado al lado de los prisioneros con espada en mano sobre sus cuellos

-Así esperaremos al maou…- anuncio victorioso - quiero ver si tiene el valor de sacrificar a tu gente por ti. Espero que comprendas que también los matare si intentas alguna tontería.

Wolfram bajo la mirada estaba derrotado y su llave a disposición de Saqra.

Dentro suyo rogo que Yozac llegara a Shin Makoku y que el ejército del maou ya estuviera en camino. Saqra debía ser detenido. Rogo que el sentimentalista de Yuuri se olvidara del bienestar ajeno y simplemente destruyera a ambos reinos de ser necesario, pero que detuviera a Saqra, si este liberaba el poder del Soushu malos tiempos caerían en todo el mundo.

Al quinto día de la derrota del Wolfram se podía ver el ejército del maou y los nobles. Una gran tropa, una que dejaría asombrado a quien la viera y de ser el enemigo les haría orinar sobre sus pantalones. Pero la gran tropa de detuvo mirando como el enemigo usaba de escudo a civiles amarados a postes con guardias que amenazaban con córtales la garganta si daban un solo paso más. En su mayoría  prisioneros amarados a postes de madera eran niños, mujeres, ansíanos… Yuuri sintió congelarse por tal escenario. ¿Qué clase de persona era Saqra?

Esas caras agotadas. Maltratadas, esqueléticas, le recordaron imágenes del Holocausto y con que más podía asemejar a Saqra si no era con el mismo Hitler.

-Si dan un solo paso más estos serán los primeros en morir, pero no los únicos. El resto de civiles serán quemados vivos en los graneros- mintieron los soldados dando a entender que existían más sobrevivientes.

Yuuri miro aterrado el panorama. Sabía que una guerra era horrenda, pero no pensó toparse con esto. Sinceramente Saqra sobrepasaba los vagos conocimientos de maldad del estándar de Yuuri. Y es que de maldad no conocía mucho. Se imaginaba una guerra entre soldados chocando espadas y lanzando flechas. Ambos bandos con algo de orgullo dejando a los civiles fuera, no usando a estos como escudos antes de siquiera chocar espadas.

Saqra llamo a Wolfram que apenas si se levantaba de su cama y sentía el dolor recorriendo su piel, al igual que unas marcas negras manifestarse y la dificultad para respirar. Pero aun así camino en dirección de Saqra y lo acompaño a donde él solicitaba. Ciertamente los intentos de Saqra por usar el poder de la caja usado la llave de Wolfram para mantener ese poder controlado comenzaban a cobrar factura y eso que solo fueron 5 simples sesiones. Pues Saqra sabía que el Maou estaba cerca. No dudo en acelerar el proceso.

Llegaron nuevamente a la cima de la torre y miro con esos ojos verde esmeralda lo que ya temía. El ejercito de Yuuri paralizado por el escudo humano. Era obvio que Yuuri no sabía nada de guerras y no dejaría a nadie poner en riesgo vidas humanas. Wolfram lo sabía. Gwendal lo sabía. Conrad lo sabía y lo peor Saqra lo sabía.

-los descubrí esta mañana, de verdad no esperaba que llegaran tan deprisa, pero es la prisa lo que sentencia sus esfuerzos al fracaso. No saben nada de nosotros, y no saber nada del enemigo y que el enemigo sepa de ti es una derrota segura. Mas ahora…

Dijo tomando al rubio de la mano y jalándolo contra su cuerpo para sacar su espada y ponerla sobre su cuello.

-Tengo algo que ellos deseaban proteger… ¿será que la dicha de nuestra boda es bendecida con la conquista de otros dos reinos más o quizás solo la humillación de tus hermanos?. No importa… será una gran celebración ¿no lo crees así Wolfram?

Yozac fue quien lo noto y señalo Yuuri y ambos hermanos. La razón de la batalla estaba a punto de ser asesinada frente de sus ojos si decidían atacar. Todo el reino Bielefeld desaparecería antes de ellos poder hacer algo. Estaban demasiado lejos del rubio para impedirlo. Aun si pasaban el escudo humano, aun si derrotaban el ejército de Saqra, aun si los arqueros lanzaban flechar o atacaban por el aire… No lograrían salvar a Wolfram.

-Déjalos marchar- rogo Wolfram al ver la cara perpleja de Yuuri y sus hermanos. A su punto de ver ya no había nada que ganar en esa batalla. Solo rogaba que se marcharan y alistaran mejor para la siguiente guerra. Pues Saqra no pararía hasta someter a Shin Makoku.

-¿Por qué haría eso?-Interrogo Saqra-¿Por ti?-Pregunto divertido-Pero si ya te tengo… ¿Piedad?- Interrogo al rubio que no sabía que más hacer o a que apelar para que Saqra accediera. Solo atacar con última esperanza.

-Porque ese enclenque no se retirara hasta que yo se lo pida… es un cabeza dura y tú no podrás seguir con tus planes… necesitas más tiempo para controlar el poder el Soushu. Crees que los nobles se quedaran con los brazos cruzados al saber que tienes una de las cajas y la llave. Ellos no son como Yuuri. Ese escudo no los detendrá- concluyo Wolfram y Saqra a regañadientes de lio la razón. No podía controlar ese poder de la noche a la mañana, necesitaba tiempo. Tampoco podía usar a Wolfram con la frecuencia que quería, su cuerpo no resistiría y podría morir. Entonces… Necesitaría otra llave. Y no tenía la fuerza militar para derrotar a las otras dos llaves. La única llave a disposición era Wolfram, no podía arriesgar y perderlo.

-Ellos aún no se dan cuenta…- rio. Deduciendo por la expresión de sus enemigos ellos no sabían que él tenía la caja de agua. De saberlo alguno de los nobles no dudaría en atacar pues a estrategia militar: Mejor usuario de llave muerta que en manos del enemigo, si este tiene una de las cajas.

Miro a uno de sus soldados y ordeno-Ve y diles que pueden marcharse. El reino Bielefeld es mío y no queremos enfrentamientos inútiles contra el resto de los reinos. Wolfram Bielefeld acepto casarse conmigo. La guerra ha terminado. Ambos reinos serán uno y si no retiran a sus tropas ambos reinos pasaran al olvido junto. Esos son mis términos.

-Pero no creo que ellos acepten- dijo el soldado pasando su autoridad. Temerosos del gran ejercito frente suyo y más que nada del poder que emanaba del Maou.

-Ve y di lo que mi prometido acaba de decir- dijo Wolfram fríamente al momento de elevar los brazos en símbolo de rendición ante la mirada preocupada de sus hermanos y amigos. Pues comprendía que mientras más tardasen más problemas y muertes se generarían. Que debía informar a Yuuri sobre el robo de la caja de agua y sobre la desaparición del gran sabio - Que así lo eh decidido, que si dudan pueden venir una delegación y comprobar la veracidad de mi posición. La guerra ha concluido

Saqra miro desconfiado a su prometido pero no dudo en reír. Deseaba ver con que salía Wolfram. Deseaba volver a destruir sus esperanzas y dio a conocer de inmediato su contra ataque.

-buena idea…- guardo su espada- así tendré el resto de las llaves…- repuso demostrando nuevamente su agilidad mental. Dedujo que la comitiva estaría conformada por el Maou, los hermanos del Rubio y quizás algunos soldados- Quizás tus hermanos deseen ver a tu tio no muerto que reposa en el calabozo. O quizás se testigos de la noche de bodas.

Wolfram giro a verlo con odio.

-¡Llegamos!-dijo Marflow despertando a su padre de esos malos recuerdos.

Todos bajaron del carruaje y miraron el ya reconstruido reino Bielefeld. Los ya no tan niños no dudaron en correr dentro de ese enorme castillo. Conrad y Gwendal los siguieron mientras el resto de los soldados bajaban los equipajes. Y Wolfram quedaba estático en el carruaje, Yuuri lo contemplaba.

Extendió una mano al rubio para ayudarlo abajar del carruaje y este solo lo observo sin pronunciar palabra alguna o queda.

-Si deseas podemos irnos- ofreció Yuuri. Nada le costaría dar la orden de regresar. Comprendía a Wolfram, aun sin la caja tanto las tierras Bielefeld como el reino Yaku estaban impregnados por la energía oscura de Soushu. Gwendal y Conrad también podían sentirlo pero quien se veía más afectado era Wolfram por su conexión esa parte del poder del Soushu.

Al notar el silencio e inercia de Wolfram chasqueo la lengua molesta.

-Ya sabía yo que esto era una pésima idea. Recogeremos los restos de Waltorana y lo llevaremos a enterrar a Shin Makoku- concluyo decidido a poner fin a todo recuerdo del pasado. Pero fue la mano de Wolfram la que lo detuvo en su intención.

-Le prometí que estas tierras cobijarían su cuerpo una vez muerto y yo le daría el último adiós. No voy a fallar a mi promesa- dijo el rubio forzándose a moverse y aparentar normalidad.

Yuuri suspiro resignado quien podría hacerle cambiar de opinión cuando se proponía algo. El no… Jamás le llevaría la contra o causaría dolor alguno… Suficiente había sufrido el rubio.

Tomados de la mano caminaron dentro del castillo Bielefeld.

-Pasen al comedor- indico una de las sirvientas. Llegaron después de tres días de viaje pero todos decidieron esperarlos para almorzar. En la gran mesa los nuevos regentes que designo Waltorana los esperaban. Era obvio que el verdadero gobernante de ese reino era Wolfram, pero igualmente era obvio que el rubio no podía prevalecer en su reino por mucho tiempo. Era peligroso.

-Sean bienvenidos sus excelencias, Maou- dijo el regente principal mirando fijamente al rubio y analizando su estado. Tenían a disposición sanadores. Todos preparados por si algo ocurría.

-Gracias- dijo Yuuri tomando su respectivo lugar en la cabeza de la gran mesa y a su lado derecho su esposo Wolfram y a su Izquierda su primogénito Yuuki y al lado de Wolfram Marflow. El resto por acoplamiento tomaba sus respectivos lugares.

-Así que usted será la futura reina de Bielefeld- Dijo el regente principal a la princesa que casi era la viva imagen de Wolfram pero con la piel menos clara y unos ojos verdes oscuro.

-¡Sí! Yo seré quien reine este reino. Espero contar con su ayuda y lealtad para volver la gloria original a Bielefeld-Dijo Marflow con orgullo y arrogancia que Yuuri negó. Mientras Yuuki la miraba sombrado. Su hermana sabía cómo comportarse ante el regente. Parecía alguien tan sorprendente… De verdad era un enclenque bueno para nada a comparación de Marflow. Dudo ser capaz de gobernar Shin Makoku.

Yuuri miro a su primogénito cabizbajo y quiso consolarlo, pero sus ojos al ver a Wolfram lejano en sus pensamientos pasaron a ignorar a Yuuki y se enfocó en su marido en sus ojos que parecían apagar ese brillo esmeralda y tornarse de color rojo escarlata.

-Wolfram- llamo Yuuri con semblante serio- si sigues así nos iremos esta misma noche asique por favor trata de no hundirte en tus pensamientos- le amenazo.

El rubio despertó de su meditación. Marflow al comprender que su estadía dependía del estado anímico de su madre y la poca paciencia de su padre. Rápidamente tomo la mano de su madre y dedico una sonrisa.

-Madre- llamo apretando levemente su mano- Según leí en los libros de historia. Existieron malos tiempo, pero también buenos. Acaso no somos nosotros la muestra clara de los buenos tiempos. No hay nada a que temer… Yo te protegeré. Y si no lo logro. Tio Gwendal y tio Conrad te protegerán, si ellos no pueden papá también te protegerá y si aún eso no es suficiente todo tu reino lo hará.

Todos palidecieron ante Marflow. Esa niña estaba llena de sorpresas, pero luego sonrieron, Marflow tenía razón, esta vez todos protegerían a Wolfram si así lo ameritaba la situación el poder del Soushu no volvería a lastimarlo nunca más.

Comenzaron a comer platicando de los preparativos para el entierro que se llevaría a cabo mañana por la mañana ese día era para que descansaran, ponerse al día con los avances de reconstrucción del reino y el progreso de recuperación de tierras afectadas por el poder de Soushu.

Pero aun así ni Gwendal, ni Conrad podía dejar de recordar el pasado. Nadie podía olvidarlo:

Ganada la guerra, después de dos meses que el rubio al fin abrió los ojos. Wolfram fue llevado de regreso a Pacto de Sangre y el compromiso con el Maou se reanudo. Yuuri no dudo en casarse con Wolfram tan rápido como fue posible. No porque el rubio estuviera embarazado, no porque tuviera miedo de que el rubio no lo perdonara por su indecisión. Era la necesidad de saber que de esa forma nadie podía quitárselo y él podría protegerlo y mantenerlo salvo en Pacto de Sangre. Todos lo deseaban.

Se casaron a la semana, pero ese Wolfram que llego a Pacto de Sangre era diferente al que alguna vez conocieron. Murata mismo sintió pena, por más que trato de evitar las cosas el enemigo lo sobrepaso y derroto de forma humillante. Quizás no era tan listo como siempre se creyó. Tardo demasiado en salir de esa trampa y pago un alto precio por su tardanza.

Yuuri mismo odiaba a ese Wolfram ajeno a su mundo. Pues pese a que mato a Saqra sintió ser él el derrotado. Ese hombre robo la caja, Casi mato a su sabio, destruyo el reino Bielefeld, doblego a su gobernante legítimo y uso como conejillo de indias… Bajo el mismo techo violento la aun pureza del rubio y a los tres días le arrebató la llave solo para fastidiar al maou.

Todos recordaron las últimas palabras que Saqra dedico al maou antes de morir en sus manos

-Mátame, no temo la muerte… Después de todo yo siempre te habré ganado y ganare aun después de muerto.

Odiaba al Wolfram que quedo después de la muerte de Saqra. Un Wolfram que evidenciaba sus palabras. Sin duda Saqra gano de una forma retorcida…  

Tomo lo que estaba destinado para el Maou primero, derroto el orgullo mazoku y esencia de Wolfram y sin duda se clavó en lo más hondo de su corazón aunque no por amor, si no por odio, miedo, dolor… En fin las cicatrices que el rubio conservaba en su cuerpo, ese sello extraño impreso en toda su espalda. Ese rastro de venas oscuras por donde el poder de Soushu se hizo camino para fusionarse con el cuerpo y alma del rubio antes de ceder su energía a Saqra evitando que recibiera daño alguno, jamas desaparecerían. De hecho su misma existencia lentamente se apagaba y Todos lo sabían. Aun después de muerto Saqra terminaba ganando.

Wolfram se forzó a sonreír el resto de la velada, lo hacía por su hija, pues su carita emocionada, su buen comportamiento era la fuerza que necesitaba para tolerar ese lugar.

No deseaba ser un cobarde y largarse, después de todo ese era su reino. Era su monarca ahora más que nunca debía mostrar valor pues finalmente su tio sucumbió a esa extraña enfermedad que dedujo Saqra contagio. Debía mostrarse a la altura de un gobernante y demostrarse a sí mismo que Saqra no lo había derrotado. Su pueblo lo necesitaba, necesitaba la certeza de que  jamas volvería a verse dividido por las dudas y el miedo, que jamas se vería amenazado. Su reino. Pese a que alguna vez fue grande, ahora era pequeño y apenas llegaba a contar con menos de cien habitantes, en su mayoría ancianos, mujeres, adolescentes y niños.  

Camino sin darse cuenta en dirección de la torre que seguía en pie, ante de notarlo ya subía por los escalones de la torre. Quizás su mente le volvía a jugar malas pasadas, pero aun así se dejaba llevar pues no deseaba ignorar a las voces que caminaban a su alrededor. Los muertos solían acosarlo reclamándole sus faltas y sus malas decisiones. Le reclamaban sus vidas perdidas y gritaban que el debió estar muerto y no ellos. Que merecía seguir sufriendo como ellos aun sufrían es ese infierno.

Llego a lo más alto de la torre y miro el amplio panorama su reino en reconstrucción.

Se congelo y sintió la opresión en su pecho y la falta de aire… la extraña atracción gravitacional que lo invitaba a lanzarse al vacío o simplemente rendirse y dejar libre lo que aún encerraba en su cuerpo. Pero no lo hizo.

“Te dije que tendría miedo” oyó a uno de los fantasmas

“Dice estar arrepentido pero aun así sigue siendo egoísta. Sigue vivo y nosotros muertos.”

“¿Quién cuida a mis hijos mientras a los tuyos los miman?”

“Porque debemos seguir en la oscuridad mientras tú vives en la luz… tu nos debes…”

 

Cuando la delegación conformada por Yuuri ingresaron a las tierras Bielefeld. Saqra les dio la bienvenida y  a su lado Wolfram con expresión neutra los miro fijamente. No a Yuuri que ante tal acto se sintió herido. Aun después de la muerte de Charlotte y su hijo, pensó en ir a por Wolfram pero este estaba comprometido con un tal Yaku.

Desde la ruptura del compromiso extraño al rubio. Comprendió que quizás lo que sentía por el rubio no solo era amistad, pero Wolfram  no mostro señal alguna de perdonarlo. Yuuri no tuvo el valor para buscarlo. Decidió que lo mejor era no atormentarlo con sus titubeos, Wolfram merecía ser feliz con alguien que no dudara y lo amara sin medidas.   

Los ojos del rubio se posaron sobre sus hermanos esperando que comprendieran que debían seguir la parodia y proteger a Yuuri pues estaban en peligro.

Ambos hermanos correspondieron a esa mirada, que pese a no entender la gravedad del asunto, sabían que esto era una parodia. Nadie se casa con quien casi destruye su reino, con quien usa a su gente como escudos humanos. Ambos hermanos estaban atentos a cualquier oportunidad de atacar a Saqra y matarlo o al menos sacara Wolfram salvo. Pero la oportunidad no se daría.

-Debo informar que mis soldados tiene orden de ejecutar a un civil si no me ven en lo alto de mi torre cada hora en compañía de mí prometido… Y si por alguna razón no soy visto a las dos horas matarán a todos los civiles y ellos mismos se suicidaran…- dijo mirándolos con una sonrisa elegante- soy un hombre de palabra y dije en claro con el mensajero que ambos reinos se unificarían o perecerían juntos. 

-¡TÚ!- exclamo Gwendal sin poder contener su furia, estaba a punto de lanzarse sobre ese sujeto

-¡Hermano!-Llamo Wolfram poniéndose frente de Saqra para protegerlo del mayor. No daría oportunidad a que Saqra atacara a su hermano y le arrebatar el ojo o asesinara. Comprendida su juego de provocación. Ahora que tenía una parte del poder del Soushu se sentía confiado como para atreverse  a enfrentar al maou. Pero no tentaría a su suerte. Saqra solo jugaba a ganar-Compórtate, es mi prometido- dijo el rubio mirándolo fijamente, esto fuera de clamar a sus hermanos les puso los pelos de punta. Algo más se escondía en esta guerra “Pasional” algo que desconocían. Wolfram jamas actuaria de esa forma sin razón válida.

Cuando se supo la razón ya era tarde.

Saqra no dudo en usar la llave de Wolfram y su cuerpo como puente para hacerse de ese poder. Miraron morir a su hermano y el poder del Soushu resguardado en la caja de agua liberando a dominio y voluntad de Saqra.

La batalla entre el Maou y Saqra fue algo sin precedentes. No se igualo a la vez que Yuuri encerró el poder del Soushu nuevamente en las cajas y retorno las llaves a sus respectivos guardianes. No. Esta batalla fue de cuerpo a cuerpo, de choque de energías, espadas y puños. Todo lo que podían dar pues ambos estaban decididos a ganar. Saqra deseaba el poder del Soushu. Yuuri deseaba recuperar la llave, devolver la vida al rubio y  la paz a esas tierras.

Era lógico que Yuuri ganara pues contaba con el poder absoluto del Maou, mientras Saqra solo con el poder de una caja del Soushu. Sin embargo no estaba dispuesto a perder pues no perdía por completo.  

Conrad y Gwendal miraba anonadados a Yuuri aun enfurecido por las últimas palabras de Saqra, al grado de nublar su juicio y matarlo con sus propias manos.

Revivir a Wolfram no fue nada fácil, Aun muerto Saqra el poder del Soushu estaba impregnado en ambos reinos. La caja se volvió inútil. Todos creyeron que no había solución, pero por fortuna Murata regresaba.

Todos le miraron con tantas preguntas sobre su paradero. Preguntas que murieron al ver que el sabio había perdido la mano derecha.

Al no existir una caja para la contención del poder de Soushu. La solución fue sombría y necesaria. Se fundió el poder del Soushu con la llave para reanimar el cuerpo de Wolfram y así mismo paso a ser el cuerpo del rubio la nueva caja que contenía gran parte del poder del Soushu y la voluntad del rubio la llave. El resto del poder que se filtró a las tierras Bielefeld y Yaku se mantuvo encerrado en sus tierras volviéndose esteriles.

Yuuri casi cayó muerto de un infarto ante tal solución. Pido a Anisada poner el cuerpo del rubio en suspensión, pero quien negó tal acción fue la médico Gisela al notar que dentro del cuerpo de Wolfram aún existía vida, pero no la vida del rubio. Era una nueva vida que hacía poco acababa de existir y se negaba a morir. De hecho su voluntad era lo pudo hacer posible que Wolfram abriera nuevamente los ojos y volviera a intentar se lo que fue.

Yuuri apenas si dormía. Cada día esperando el despertar del rubio. Se le iba la vida y al igual que a Wolfram lo único que lo mantenía vivo era ese retoño que crecía dentro del rubio. Su hijo. Porque estaba más que seguro que era su hijo.

Entre los días que estuvieron en esa torre, por acto de suerte logro dar con Wolfram que se hallaba solo sentado en una habitación extraña, repleta de símbolos que no alcanzaba a comprender.

Yuuri  miro esas extrañas inscripciones en el suelo, las paredes y en el mismo cuerpo de Wolfram, pues estaba con el dorso denudo. La que más llamo su atención fue la que tenía impresa en su espalda. Eran como la silueta de dos bumerangs que apresaban un diamante. Todos de color azul.

-¿Yuuri?-Llamo dudoso al elevar la mirada y descubrir al moreno mirándolo fijamente. El brillo de esos ojos verdes esmeralda estaba apagado, de hecho ni siquiera eran verdes… juraba que antes de verlo a la cara eran de un extraño color rojo escarlata. Y que lentamente retornaba a su color conocido.

-Wolfram- llamo Yuuri acercándose al rubio pues parecía que en cualquier momento se desplomaría.

-¿De verdad eres tu enclenque?-rio el rubio sonriendo tontamente.

-¿Qué son esas marcas?-Pregunto Yuuri pues ahora que tocaba el cuerpo del rubio parecían dolorosas, eran cicatrices de alto relieve.

-Nada importante…- dijo el rubio- Oí… ¿Eres feliz con esa mujer?- volvió a reír. Pues pese a estar en mal estado no podía evitar estar celoso, molesto y curiosos sobre la vida de su ex infiel prometido. Si todo terminaría para él, al menos deseaba estar con Yuuri antes de morir, pero no deseaba arruinar su matrimonio… aunque esa mujer arruino su compromiso.

Negó con la cabeza. Nadie arruino nada, ese compromiso nunca fue real. Yuuri jamas lo amo. Solo eran amigos.

Cubrió sus ojos, estaba avergonzado. No lloro durante su compromiso con Yuuri aún tenía esperanzas. No lloro cuando el moreno lo engaño con esa mujer y encolerizado rompió el compromiso marchados al reino Bielefeld, no lloro cuando la guerra empezó, cuando Saqra lo derroto o uso para controlar el poder del Soushu. Ni cuando lo violo para burlarse de él y su familia, cosa que había ocurrido apenas horas, pero ahora mismo se derrumbaba por recordar ese amor no correspondido. Ahora si lloraba pues se daba cuenta de lo ridículo que fue, y era.

-Yo…-dijo Yuuri cobijando el cuerpo del rubio con su brazo pues era la primera vez que lo veía así…. Tan indefenso y devastado. No sabía qué hacer. No sabía que sentía realmente en esos momento, solo sabía que no deseaba volver a verlo así. Que no deseaba volver a verlo lejos de su lado- Me case… Pero no funciono. No la amaba realmente y ella murió en el parto con el niño-  Explico. Era tarde para decir que solo fueron las hormonas y su tonta acción de acabarse esa botella de exquisito sabor que no era otra cosa más que licor dulce mesclado con afrodisiaco, eso ya se sabía y lo que paso ya paso.

-Qué pena. Hacían una bonita pareja…- se burló molesto- Te imaginaba con hijos a estas alturas… Pero mírate… sigues siendo el mismo enclenque…- susurro secándose las lágrimas-Aunque...-Repuso sintiendo su garganta volver a ahogarse por el dolor- Tenias razón… dos hombres… es asqueroso… - repuso alejándose de Yuuri tratando de levantarse de esa cama, pero estaba tan débil que nuevamente caia y Yuuri lo trato de sujetar sin éxito. Ambos cayeron, Wolfram con peso muerto sobre Yuuri.

El rubio apenas elevo su cabeza y miro fijamente a Yuuri que se sonrojo ante esa mirada acuosa. Sin aviso alguno  Wolfram solo lo beso. Era egoísta, pero amaba a Yuuri. Aun a estas alturas amaba a Yuuri y deseaba olvidar todo. Deseaba ser feliz aunque solo fuera una mentira. Solo quería ser feliz unos minutos antes de morir.

-Wolfram detente…- pidió Yuuri pue comprendía que el rubio no estaba en sus cabales y estaba débil y mal herido. Quizás temía ese matrimonio y lo que ello conllevaba.

Esas palabras: “Dos hombres es asqueroso” abrían tantos posibles sobre lo que pudo pasar, paso o pasaría pronto. Wolfram seria o quizás fue tomado por ese hombre. Se llenó de rabia, pero esa no era razón para tomar ventaja de la situación…

Fue sincero. Ese beso no le disgusto, esa persona no le disgustaba. Todo lo contrario deseaba tenerla a su lado siempre. Protégela y ser protegido por esa persona como en los viejos tiempos. Reír a su lado, emprender aventuras a su lado, ser regañado y celado por todo y nada. Sin embargo no lo tomaría de esa forma se dijo sorprendiéndose a sí mismo por el descubriendo de sus verdaderos sentimientos y sus deseos.

-¡Ya cállate Yuuri!- el rubio le recrimino recordando las veces que Yuuri le daba sus discursos del por qué no podían ser más que amigos.  Volvió a soltar una lágrima mientras sus ojos se clavaban en los de Yuuri y con tono suplicante suplico desesperado- ¡Solo hazlo!

Fueron esas desesperadas palabras las que despejaron todas sus dudas y simplemente obedeció. No era lo adecuado para la situación, no era la forma. Pero ya no se sentía con la fuerza de negarle nada a esos ojos verdes que parecían perder su brillo  de un momento a otro y tornarse oscuros y en momentos rojos como la sangre.

Muerto Saqra, sellado nuevamente el Soushu y con el rubio en Pacto de Sangre. Yuuri que temía la posibilidad de que el niño no fuera suyo, se negó a aceptarlo. El hijo que esperaba Wolfram era hijo suyo. Solo suyo y de Wolfram. Punto final.

Cerca del quinto mes e rubio abrió sus ojos y miro el techo de su recamara. Mientras Yuuri dormía en el sillón.

Wolfram miro en todas las direcciones tratando de ubicar su realidad. Quizás era otro sueño y aun o lograba llegar a donde debía llegar. Descubrió a Yuuri en la silla y cero sus ojos. Si, era otra tonta alucinación… esa no era su realidad. Yuuri jamas vendría a por él.

Cuando Yuuri descubrió que el rubio recupero la conciencia corrió a tomar su mano y acariciar su frente. No era fuerte como Wolfram. El sí lloraba de todo y de nada. Y ahora mismo lloraba de felicidad.

-¿Quién eres tú?-Pregunto el rubio y Yuuri le miro asustado, pero decidió que no quería atormentarlo, sin importar como, solo deseaba que Wolfram despertara y se quedara a su lado- Soy Yuuri Shibuya, tu prometido- se presentó ante el rubio que seguía mirándolo sin expresión, pero al cabo de segundos arqueaba las cejas, no comprendía el llanto de Yuuri, parecía dolido, pero no se veía herido.

-Eso ya lo sé enclenque…- dijo y Yuuri se contrario- Le pregunto al hombre que está detrás de ti… Es molesto…-concluyo y Yuuri giro rápidamente detrás suyo, pero no había nadie- ya recuerdo… Tú lo mataste ¿cierto?… No le dejes acercarse al resto de las cajas… dudo que puedas con el Soushu completo- Yuuri palideció. A la única persona que mato fue a Saqra, el último loco que deseo el poder del Soushu fue Saqra. Apretó sus puños con fuerza. Aun muerto parecía dispuesto a hacerle miserable la existencia. No obstante se contuvo y enfoco en el rubio que cerraba los ojos.

-Wolfram- llamo pero este solo volvió a quedarse dormido.

Pasaron los días y Wolfram comenzaba despertar por más tiempo, pero sus conversaciones no eran claras. Se refería a ese lugar como allá. Se refería a otros lugares como aquí. Mezclaba tiempos y de vez en vez parecía olvidar a Yuuri y su familia. Parecía ajeno a todo y temeroso a la oscuridad. Parecía forastero a esa realidad y molesto por esa persona que seguía parado detrás de Yuuri esperando algo.

Pero cuando bajaba la cabeza y descubría su vientre solía sonreír. Parecía que todos desaparecían y platicaba amenamente con sus hijos. De hecho eso aterro a Yuuri. Wolfram sabía que eran dos. Pero cuando le preguntan ni él sabía cómo sabia.

Cuando Dio inicio el parto. Yuuri se mostró orgullos al recibir en brazos a su primogénito al cual deposito sobre una cuna y espero al segundo. Cuando vio a la niña volvió a sonreír… era la viva imagen de Wolfram pero su sonrisa se borró al ver la abrir los ojos y estos ser de color rojo escarlata, al ver su brazo derecho y encontrar el mismo símbolo que Wolfram tenía en la espalda ¿Esto se debía al poder del Soushu? Se cuestionó. Creyó que  quizás era por culpa de ser Wolfram el nuevo contenedor de parte del poder de Soushu. Pero según la niña crecía mostraba similitud con Saqra y eso era lo que más lo enfurecía.

Se sintió derrotado y odio con cada célula la memoria de ese hombre. Nuevamente volvía a robarle su paz.

-Mamá- Llamo Marflow al descubrir a su madre en lo alto de la torre, se suponía que ella era la única aventurera. Sus ojos se posaron en su madre. Jamas lo vio tan vulnerable. Rio ligeramente dispuesta a burlarse de él. Pero se detuvo al caminar y pararse al lado de Wolfram. Podía sentir, sentir una extraña esencia muy familiar para su gusto y sintió la necesidad de ir a ese lugar y a su vez las ganas de huir. Miro fijamente la dirección que su madre observaba con la mirada apagada.

-El reino de Yaku - susurro pue leyó de ese reino en sus libros de historia- ¿Podemos ir?-Pidió y Wolfram despertó de sus pensamientos y miro a su hija sintiendo casi morir de un infarto por su solicitud.

-¡No!- dijo con firmeza recuperando todo su carácter y tenacidad- esas tierras están malditas por el Soushu. También prohibidas por el maou

-yo diría que papá solo esta celoso. Después de todo el rey de esas tierras fue tu primer esposo… De no ser por mi hermano yo diría que él pudo ser mi papá- concluyo y vio a su madre ponerse pálido, luchando por no caer pues se tambaleaba. Sinceramente jamas lo vio tan vulnerable.

Para Wolfram esas palabras eran aterradoras. Pero suspiro. Eran sus hijos y los de Yuuri. Acaso no era lo que Yuuri siempre le repetía cuando dudaba. No cabía duda. Ambos nacieron al mismo tiempo… pero eran tan diferentes. Miro con detenimiento a Marflow y ahora que rememoraba su pasado esa niña no se le parecía en nada a él en el carácter como todos decían y él se engañaba. Esa niña tenía el mismo carácter que Saqra, tenía esa capacidad de dañar sin sentir culpa alguna, su ingeniosidad, su proceder manipulador. Su misma frialdad y deseos de poder.

La tomo entre sus brazos con tanta fuerza. Estaba decidido a morir con su hija. Era lo lógico ahora que comprendía que la historia podía volver a repetirse…esa niña era una amenaza para el mundo entero. Debía evitar ese fatídico futuro. Debía ser fuerte y cargar con la responsabilidad de ser el contenedor y llave del Soushu, no podía bacilar, no dejaría a su hija tal carga. Aunque eso implicara morir… se contradijo

-Mamá-Llamo Marflow y Wolfram abrió los ojos rápidamente y la soltó. ¿Qué pensaba hacer? Lanzarse de esa altura con su hija en brazos. Negó con la cabeza. De verdad estar en las tierras Bielefeld  era un error. Podía ser el gobernante de estas tierras, pero no tenía la capacidad para serlo. Ya no.

-Vamos a buscar a tu padre y hermano- concluyo tomando su mano. Quizás solo debía ser más cuidadoso con su hija. Enfocarse más en su educación, enseñarle lo que significa la piedad, y que todos son iguales.

Solos en su recamara Yuuri terminaba de ponerse el camisón. Mientras Wolfram miraba por la ventana temeroso de comentar sus sospechas. Como reaccionaria si fuera verdad. Si Marflow fuera hija de Saqra o peor parte del Soushu. Debía callar o comentarlo. Qué pasaría con su hija en el futuro cuando el ya no este para contener su maldad.

-Yuuri…- Llamo Wolfram y este le miro dedicándole un sonrisa.

-¿Dime?- interrogo lanzándose sobre la cama con clara invitación sexual.

-que paso con la caja… con el poder del Soushu- interrogo y Yuuri le miro serio. Jamas espero esa pregunta, Wolfram sabía la respuesta o quizás nuevamente su mente se perdía en el tiempo y espacio.

-fue destruida y gran parte del poder del Soushu sellado en ti y el resto en estas tierras y las de Yaku…- Miro la expresión preocupada de Wolfram-  Calma No va a pasarte nada, jamas dejare que nada vuelva a pasarte…- anuncio con fuerza- Nadie más volverá a alterar ese poder. Nada vivirá o crecerá en ese reino nunca jamas.

-Ya veo…- concluyo antes de sentir que su mano era sujeta por Yuuri que lo jalaba a la cama Y ponía encima del rubio.

-Deja de pensar en tonterías y mírame solo a mí- Ordeno Yuuri enfrentado sus miradas. Fueron dos simples movimientos, uno para jalarlo a la cama, y el otro para ponerse encima, lo que necesito Yuuri para apresarlo y despertarlo de su letrado. Comenzó entonces a besar su bocas sin rechazo alguno y luego a bajar por su cuello. Como la primera vez, sería su cuerpo y el contacto físico lo que traería a su Wolfram nuevamente a su lado y lo arrancarían de ese pasado doloroso que Saqra provocó- siénteme solo a mi… piensa solo en mi- ordenaba siguiendo con el acto sexual.

Wolfram cerraba los ojos sus manos comenzaba a abrazar a Yuuri y a recorrer sus amplia espalda, a hundirse en sus sentidos que deseaban olvidar todo mal recuerdo y llenarse de ese amor que recordaba como lo único real y eterno. Ese amor descomunal que sentía por Yuuri en el pasado y al fin era correspondido. Simplemente deseaba ser feliz junto el azabache, enclenque, infiel de su prometido que ahora era su marido. Deseaba olvidar todo el pasado… regresar a ser quien fue.

Marflow miraba con curiosidad ese reino. Según lo que leyó ese rey fue tan fuerte como para poner en apuros al maou. Tan decidido que se atrevió a robar una caja al gran sabio y tenderle un trampa que le costó el brazo derecho. Sin duda un temible adversario, un ser digno de admirar.

-Debió ser muy fuerte- susurro con algo de malicia. La sola idea de alguien tan determinado y osado le atrajo. Por mal que estuviera deseo ser su hija y no la de ese hombre con suerte llamado Yuuri. Deseo ser de sangre pura y no una mestiza. Según sus libros ambos reinos no compartían la misma ideología de mandato, por ello el compromiso fallo, sin mencionar que Wolfram descubrió que Saqra robo la caja y rompió el compromiso y al día siguiente se vieron en guerra con los caminos cerrados.

Conociendo lo orgulloso que era su madre no le sorprendió que tomara malas decisiones subestimando el poderío militar de los Yaku y su verdadera y extraña fuerza. Fue demasiado tarde cuando pidió ayuda al verse superado e invadidos por el ejército de Saqra.  Tarde para comprender que Saqra deseaba su llave y atacar al maou y hacerse del poder absoluto.

Camino camuflada por la noche. Aprovechó que todos lucían cansados por el viaje y fueron a dormir temprano, mañana seria el día del entierro. Sin dudar tomo el uno de los caballos y sin duda lo monto y emprendió la marcha, no se demoraría tanto supuso. Quizás tres horas de cabalgata. Otras tres de retorno, sin duda una hazaña que valía la pena para saciar su curiosidad de saber cómo era ese reino, de conocer como es esa gente. Y sobre todo porque sentía que alguien la llamaba.

 

El heredero al trono de Shin Makoku caminaba aburrido en dirección de las caballerizas. Fue divertido las primeras horas jugar al explorador, pero ahora mismo ya no había nada que hacer, nadie con quien jugar, nada que ver. Se puso a buscar Marflow con quien creía mejorar su relación y al fin jugar como niños normales… Si es que se podía llamar normal a su hermana. Pero cualquier cosa era mejor que seguir solo y aburrido. Además tenía miedo de cabalgar solo por el pueblo. Esas tierras le ponían los pelos de punta.

Comenzó a ver los caballos y noto la ausencia de uno. Podía ser débil pero era detallista y si uno faltaba de seguro que Marflow volvía a las andadas. Podía pasársela de alto, pero este no era su casa en Shin Makoku. Estas tierras pese a pertenecer a su madre no eran seguras. Escucho el rechinar de un caballo y corrió rápidamente a ubicarlo.

-¡MARFLOW!-grito Yuuki desde las caballerizas al ver a su hermana marchar a todo galope fuera del reino Bielefeld.

Quiso llamar a sus padres y guardias, pero fuera del grito no hizo nada más que tomar un caballo. Él también podía ser testarudo cuando se lo propina y se había propuesto no molestar a sus padres, pues desde que llegaron noto ese ambiente extraño entre su madre y su padre, en todos en general. Debía ir a por su hermana y traerla de regreso a casa, debía ser por primera vez el hermano mayor.

Era lugar era desolador. Pese a ser cubierto por maleza y enredaderas, estas eran de color negro y daban una aspecto tétrico al lugar. Como muralla los arbustos formaban un límite, como impidiendo su acceso. Bajo del caballo y comenzó a caminar. Un par de hierbas, arbustos y maleza tétrica no la detendría. Ella no le temía a nada y en un futuro este sería su reino. Por tanto estaba en su derecho.

Saco su espada con clara intención de abrirse paso entre esas hojas y ramas negras, pero apenas elevo la espada estas le cedieron paso.

-Ok- dijo Guardando su espada- esto es nuevo- concluyo avanzando. Llegaría al fin de este misterio y si le era útil lo usaría en su rebelión para arrebatar la corono y el poder del Maou a su hermano.

Miro la entrada ese a la muralla que encerraba el reino Yaku, la  puerta estaba cerrada pero al igual que la vegetación esta se abría dándole la bienvenida.

“bienvenida a casas heredera…”

Escuchaba y rápidamente giraba sacando nuevamente su espada en busca del dueño de esa voz.

-¡Muéstrate cobarde!- Clamo tratando de provocar a quien estuviera allí. Lentamente miro como las hierbas y demás vegetación se agrupaban formando un extraño cuerpo.

-Te eh estado esperando…- susurro la voz - Marflow hija de Wolfram Bielefeld la llave de agua y Saqra Yaku receptor del poder de Soushu… por tanto heredera del poder de Soushu…

-El poder de Soushu…-replico Marflow con interés. Ese poder no era nada despreciable, era un poder que se igualaba o quizás superaba la del Maou… Después de todo no era hija del maou, por que reclamar el poder del maou si anunciaban que era heredera de un poder paralelo y opuesto a este- bien soy toda oídos… ¿Cómo me hago de ese poder?

-solo debes liberarme…-Susurro la voz que terminaba de formar un cuerpo. El cuerpo idéntico al último hombre que libero su poder: Saqra Yaku- solo debes liberar el poder de las cajas mi pequeña heredera… Mi orgullo mazoku- concluyo mostrándose por completo a la menor. Marflow quedo anonadada al contemplar los mismos ojos rojos que ella solía tener al enfadarse.

-Tú eres…-susurro acercándosele más, hasta tocar su mano grande y fuerte. De gran porte… la figura paterna que tanto añoro frente suyo. Con la promesa que poder que ansiaba.

-Lo soy mi heredera- dijo la voz y de la nada del mismo suelo se liberaba una energía oscura. Finalmente el poder del Soushu hallaba un filtro para liberarse de su encierro.

Marflow miro la extraña energía y asustada solo corrió lejos de ese lugar. Mientras su brazo comenzaba a brillar y se comenzaba a sentir extraña.

Yuuki casi muere del susto cuando llego a ese muro de hierbas y este de la nada se abría después de tratar de rodearlo por casi una hora. Claro que uso su espada esperanzado en abrirse paso, pero su espada no serbia contra ese muro que no parecía de plantas sino de acero.

-¿Qué haces aquí?-Oyó desde el suelo la voz frívola de su hermana. Marflow se veía agitada pero rápidamente recuperaba la calma y le hablaba con el desprecio que parecía haber olvidado desde que vestía vestidos. Supuso que jamas podrían ser hermanos normales. Pero bueno eso no era el punto ahora.

-¿Me preguntas eso a mí?- dijo indignado, pues quien cometía la mayor falta era ella. De no ser por su escapada el no estaría en ese horrible lugar. Se levantó y paro frente a Marflow. No se dejaría, esta vez no pues esta vez fue muy y era aún peligrosa la travesura de su hermana.

-¡¿COMO TE ATREVES A ESCAPAR?!. ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba? De lo mal que la pasarían mamá y papá si algo te hubiera pasado- comenzaba Yuuki con un discurso similar al que su padre solía dar. Apelando a la razón y a posible consecuencias. Al dolor y preocupación de familiares y demás. En fin a la culpa para que las personas corrigieran sus actos.

-Sabe qué. Si no fuéramos hermanos estarías muerto- se mofo la rubia del azabache. Lo cual invoco la rabia del mayor que le dio tremenda cachetada. Tal golpe no hubiera acertado de no ser porque Marflow tenía la cabeza en otra cosa y estaba algo preocupada, eso no podía ser bueno y lo peor era que ella lo había liberado de alguna forma. Bueno al menos su brazo dejo de brillar y ya estaba algo lejos de esa cosa.

-Una propuesta de compromiso incestuoso- se burló Marflow, pues le parecía cómico que su hermano cometiera los mismos errores que su padre. Pero ella era diferente, no cometería los errores de su madre. No doblegaría su orgullo mazoku por un hibrido, un sangre sucia. Sin dudarlo se acercó a su hermano de forma peligrosa y le vio retroceder miedoso de recibir un golpe- A mí no me interesan los humanos o híbridos… Menos si son enclenques chismosos. Rechazo el compromiso enclenque- concluyo empujándolo para luego montar su caballo- No le digas a mamá y papá. Suficiente tiene con estar aquí…-fingió empatía por sus progenitores cosa que a regañadientes Yuuki acepto y confirmo que Marflow jamás lo vería como su hermano, solo como su rival de la corona real.

Suspiro resignado le seguiría el juego hasta donde fuera posible y cuando llegara el momento el también defendería su reino pues concluía que su hermana jamas sería un rey adecuado para Shin Makoku.

Llegaron al castillo y por primera vez Marflow se escabullo en la recamara de sus padres. Era cerca de las dos de la madrugada y Vio como Yuuri daba un salto del susto en la puerta del baño agradeciendo que su hija no los pillo en acción, pero que cerca estuvo.

Wolfram con su bata miro a su hija y miro a Yuuri con cara seria

-Ok, ok…- dijo de mala gana- voy al cuarto de huéspedes…- ¿dónde más podía ir?.

-¿Ocurre algo?-  interrogo a su hija. Marflow bajo la cabeza, no deseaba contarle, pero tenía miedo y esa sensación era fea, era como el mismo abismo atrapado en la boca de su estómago. Tan desesperante que le tentaba a arrancarse la piel para olvidarlo.

-Mamá… Creo que hice algo muy malo… -Dijo la menor mirándolo fijamente-tengo miedo…

-Calma cariño, estoy aquí no dejare que nada malo te pase. ¿Qué fue lo que hiciste?

Marflow miro a su madre y solo lo abrazo con fuerza, no lo diría, no atormentaría a su madre. Ella misma buscaría una forma de solucionarlo todo. Ella era fuerte.

-Me escape al reino Yaku… Si papa de entera esta vez sí se enfadara conmigo y no se de lo que sea capaz. Yuuki de seguro le va con el chisme

Sentados sobre la mesa todos se disponían a tomar el desayuno. Era evidente que algunos aún se veían con sueño: Yuuri, wólfram, Yuuki y Marflow

-¿Y qué hicieron toda la noche para tener esas caras?- interrogó Gunter a los menores pues de los mayores ya suponían lo evidente

- Pelear- dijo Marflow tranquila, como si fuera cosa cotidiana y lo eran pero en esas últimas semanas parecía haberse solucionado. Todos miraron a los menos y suspiraron… No podían esperar que los príncipes dejaran de pelear. Yuuki la miro con desdén, luego a sus padres, deseoso de delatar a su hermana pero al ver a su madre pálido e ido de la realidad se guardó sus palabras y a regañadientes asintió

Yuuri que tomaba la mano de Wolfram despertándolo de sus pensamientos y este miraba  a sus hijos deduciendo por sus caras que se habían peleado. -Marflow espero que no hallas lastimado a tu hermano. Así  no se comportan las señoritas- Fingió normalidad, pero estaba preocupado por lo que hicieron ambos niños, la promesa de Marflow de no volverlo a hacer lo tranquilizo pero… aun así su malestar incrementaba, pero no deseaba que Yuuri lo supiera o le echaría la culpa a Marflow.

-No madre. Esta vez solo peleamos verbalmente- concluyo recordando cuanto le costó bajar la hinchazón de su cara. Su enclenque hermano le cacheteó fuerte, y aunque deseaba acusarlo de ese golpe mencionar la cachetada solo daría pasos a malos entendidos… no era tonta. No cometería errores, no porque tenía una falta que deseaba esconder y no deseaba dar más problemas a su madre.

-Bueno… supongo que eso es algo…- dijo Yuuri sin saber si reñir o felicitar a su hija- Y a todo esto: ¿Por qué fue la pelea?

-cosa de niños papá. Nada que deba interesarle al gran Maou- dijo en tono de serio, entonces Yuuri miro a Yuuki que también se negó a decir la razón de la pelea.

Tuvo la sensación de que algo malo paso, pero decidió ignorarlo por no preocupar a Wolfram, el pobre tenía suficiente con aguantar el ambiente pesado de ese lugar y el dolor de la muerte de su querido tio.

Regresar a Shin Makoku fue un alivio para todos. Wolfram al fin parecía regresar a la normalidad. Yuuri se notaba más relajado. Los niños aparentemente se llevaban mejor y la yapa era que Marflow pasado el mes aún se comportaba educadamente con todos.

-Mamá-dijo Marflow acercándose dulcemente a su progenitor, para de la nada abrazarlo de la cintura siendo cobijado por el brazo del mayor que le dedicaba una sonrisa. Pocas eran las muestras de afecto abierto que la niña manifestaba, siempre era tan solitaria e independiente.

-¿Dime?-Pregunto Wolfram que pese a abrazar a su hija seguía leyendo con la otra mano la correspondencia, pero al notar la actitud urgida de su hija por su atención dejo las cartas sobre la mesa y se enfocó en ella- ¿Paso algo?

La menor negó con la cabeza y froto su carita contra su madre, está de buen humor desde que llegaron a Pacto de Sangre.

Wolfram miro la meza y su trabajo pendiente, ser esposo del Maou también implicaba montañas de papelería pues Yuuri solo jamás acabaría.

-Bien…- dijo decidido- que te parece si damos un paseo por el reino…

-Ya conozco todo el reino- repuso Marflow

-Es verdad. Pero sería divertido. Haremos carreras de velocidad con obstáculos. Jamás puedo hacerlas con tu padre y menos con tu hermano. Conrad siempre está ocupado al igual que Gwendal. ¿Qué opinas?

-Perfecto, pero yo propongo una competencia donde el ganado pide.

-Mmm…- analizo Wolfram. Su hija se traía algo en manos, suspiro y le dedico nuevamente una sonrisa. Tomaría el riesgo con tal de pasar tiempo de calidad con su niña-¿y puedo saber que es aquello que pedirás si ganas?

-¿Depende de eso que aceptes mi propuesta?- Marflow se alejó de Wolfram para verlo con más detalle. Realmente le gustaba el color de ojos de su madre.

-No, pero no quiero comprometerme a darte algo y después saber que no podría cumplir. Ejemplo: no podría darte el reino aunque quisieras, tu hermano por nacimiento es el heredero.

-Ma, no exageres. Jamás te pediría algo que puedo tomar. Lo que quiero pedir es algo normal, algo que si puedes darme. Quiero mi propio cuarto- dijo dejando a Wolfram aun pensativo por la frasecita de su hija: algo que puedo tomar…

-¿Por qué de repente. Hasta la fecha pese a no llevarse bien jamás te importo compartir cuarto con tu hermano?

-¡Cielo santos mamá de verdad debo explicarte…! Típico de los varones. Mamá tiene mucho de malo. Casi cumplo 13 años. Soy una mujer, no necesito de un hombre en mi alcoba ¿que pensaran de mi mis futuros pretendientes?  Me creerán incestuosa

Wolfram seguía mirándola fijamente. De verdad su hija siempre lo dejaba sorprendido, crecía demasiado rápido en todo sentido y sabía tantas cosas. ¿De dónde supo que era ser incestuoso? ¿Dónde iba la inocencia de su hija…? ¿Alguna vez la tubo?.

Suspiro. Por lo menos esta solicitud tenía mucha lógica. Su hija comenzaba a abandonar con prisa ese cuerpo de niña y un cuerpo de mujer comenzaba a florecer.

-Acepto.

-Gracias madre- dijo Marflow besando su frente- ¡eres el mejor! Pero eso no impedirá que te patee el trasero.

Wolfram rio dulcemente a su niña. Era bueno ver que las cosas se componían según pasaba el tiempo. De seguro en unos años más su niña alzaría en alto el nombre de su padre y madre. Acompañaría a su hermano en el reinado de Shin Makoku como su mano derecha y su segundo escudo. Que regiría las tierras Bielefeld. Tenía tantas esperanzas en sus hijos. Pero eso jamas sucedió. En solo un año la sombra del Soushu y sus autodenominados hijos aparecía y traía la desgracia a los diez reinos.

Pero la felicidad no era algo que durara mucho para la familia real. En menos de un año las desgracias comenzaron:

Esa primavera Wolfram miro entristecido el cuerpo de Conrad ser enterrado, al parecer de la nada aparecían los denominados hijos de Soushu que exigían su liberación. Con la extraña inteligencia que les rodeaba y sus retorcidos planes lograron tender una trampa a Conrad atacando sus debilidades, no podía reprochar nada a su hermano, era un hombre de buen corazón… era lógico que cayera en aquella trampa, no era de los que sacrificaba niños por salvar su vida. Suspiro…

Miro a Gwendal estaba furiosos, pero como siempre trataba de negarlo y aparentar normalidad. Miro a Yuuri y suspiro, leer en su rostro su preocupación. Solo quedaban dos tres llaves y de por si en el mismo lugar. El reino de Shin Makoku se convertía en el foco de una nueva guerra.

Murata demostró ser de gran ayuda como era de esperaban del gran sabio y Shinou encontraron la fuente de los males. Al parecer hubo una filtración del poder del Soushu  en el reino Yaku expandiéndose en dirección contraria al reino Bielefeld, en dirección de pequeños poblados que lentamente se infectaron y atraídos por ese poder que de la nada les daba fuerza, salud y hacia a sus tierras prosperas miraron con buenos ojos que sea liberado.

Como pueblos granjeros dependían del clima y las estaciones para poder conseguir alimentos, para sacar productos con valor agregado y comercializarlos. Durante años de sequía pedían ayuda a los reinos cercanos pero como era de esperar nadie les hacia caso. Cada reino solo se enfocaba en sus dominios, ni siquiera el Maou daba solución a sus necesidades y de la nada aparecía ese poder.

Obviamente se volvieron seguidores de Soushu y exigían su liberación, y adonde iban cual religión en cacería de seguidores comenzaba a alabar las virtudes y dones obtenidos por seguir a Soushu. Muchos por la desesperación del diario vivir, otros por las riquezas que ese poder conllevaría pues se hablaba de un cambio de gobierno absoluto, un gobierno donde no existan nobles, donde las jerarquías se extinguieran y todos obtuvieran igualdad de condiciones. Donde elegirían a sus reyes y este honor no sería aplicado a los descendientes. Hablaban de lo que Yuuri conocía como democracia. Y la última promesa: No más guerras      

Bonitas palabras. Hasta Yuuri admitía que de no saber que el Soushu era malo, el aprobaría tales reformas, nuca considero adecuado que el poder de un reino pasara de generación en generación, siempre era bueno un cambio.

Pero lo que no veían era la otra cara de la realidad del poder del Soushu, pues este donde llegaba y era rechazado simplemente liberaba una especia de enfermedad que lentamente atacaba a los opositores y en menos de tres meses solían morir o caían en cama cual vegetales. Recordó a Waltorana, el tio de Wolfram que murió después de trece años.  Como él varios del reino Bielefeld también cayeron enfermos y murieron en días. Wolfram le relató esa historia, pero como comadreja la enfermedad no se acercaba a Wolfram y a los que estaban cerca suyo claro que su tio fue la excepción.

Sabían del enemigo y conocían su mecanismo de ataque, pero… todos ellos no dejaban de ser simples civiles cegados por el poder del Soushu. ¿Cómo detenerlos sin herirlos o matarlos?. Es decir, ellos no se quedarían parados a escuchar los discursos de Yuuri. Lo demostraron cuando mataron a Conrad

Murata propuso reunir  a los diez reinos y así que cada uno cerrara sus fronteras para impedir el ingreso de los infectados por el poder del Soushu, lo malo era que la mayoría de los pueblos que se veían infectados eran fanáticos del Soushu, por lo menos lo que  se hallaban cerca del Gran Cimaron. Gran problema pues no se llevaban del todo bien con ese reino desde la última guerra entre demonios y humanos.

Yuuri hundió su cabeza entre sus manos. Las cosas se salían de control rápidamente y ahora que tenían la llave de tierra que resguardaba Conrad en su brazo de seguro vendrían por la caja

Murata se acercó su rey y amigo.

-Solo hay una salida- repuso serio- debemos atacar a los hijos del Soushu. O la paso que van terminaran por empezar una guerra y con ello expandir más el poder del Soushu. Recuerda que ese poder se alimenta de la oscuridad, aun sin poder acceder a las cajas se hará más fuerte.

-Dices que valla a la guerra que mate personas. No hablo solo de soldados. Hablamos de niños, mujeres ancianos… es imposible. Aun yendo a una guerra él no juega limpio.

-Debemos esconder las cajas y eliminarlos- dijo Wolfram interrumpiendo a Shinou que deseaba  hablar pero cayo, Wolfram se le adelanto en la idea de llevar las cajas a la tierra.

Fueron muchas discusiones entre ellos, entre los nobles y decidieron que lo mejor era mantener las cajas lejos de las llaves, no podían mandar las cajas a la tierra o involucrarían ese mundo en el conflicto. Por tanto si las cajas permanecían en Shin  Makoku las llaves debían marcharse a otros reinos y contarían con todo un ejército para su resguardo.

Al inicio Yuuri se negaba en dejar marchar a Wolfram. Se había jurado estar siempre a su lado y protegerlo, pero según avanzaban los días otro problema se manifestó. Wolfram comenzaba a perder el control sobre el Soushu, no era la gran cosa, pero esto ocurría cuando Yuuri o Shinou sele aceraban. Así lo confirmaron Murata y Shinou. 

Con el alma destrozada Yuuri miro marchar a Wolfram y Gwendal. El rubio a las montañas nevadas del sur, una zona polar donde solo los Mazoku de fuego podrían sobrevivir a tan bajas temperaturas gracias al fuego que generaba su magia y aun si el enemigo llegaba… de seguro la mayoría de ellos moriría. Quizás por eso la guardia del rubio era reducida.

Gwendal marcho al desierto, al ser un mazoku que controlaba la tierra creyó estar en mejor ventaja contra los enemigos, no cedería su llave y vengaría la muerte de Conrad.

Ambos niños debían marchar a la tierra. Pero Marflow se quedó, ella también estaba afectada desde nacimiento por el poder del Soushu. Yuuki no.

Marflow solo se apegó a su madre y acepto ese destierro, pues se sentía culpable de la liberación del Soushu, y aun cuando su madre guardo el secreto de que fue Marflow quien lo liberó, temía que Yuuri o los nobles se enterraran y la mataran.

Yuuri miro a Marflow que fue destinada con su madre. Suspiro y miro fijamente

-Protege a tu madre- ordeno y la niña le saco la lengua en respuesta

-Obvio que protegeré a mamá, obvio que festejaremos al fin librarnos de tu incompetencia…- reprocho Marflow- al menos ten la decencia de no fracasar esta vez- concluyo  

Yuuri rio de mala gana a la niña y solo a tino a decir

-Iré a verlos apenas concluya el invierno- prometió

Pero esa promesa fue acompañada por una mala noticia y una cruel realidad.

Wolfram sintió el incremento del poder del Soushu y un abrumante dolor y malestar, un extraño fenómeno que jugaba con su lucidez. Supo que era el poder del Soushu que encerraba en su cuerpo luchando por ser liberado. Supo cómo mantenerlo controlado pero al ver a Yuuri, sentir su tacto era como confrontar ambos portadores y poderes lo comprendieron. El uno era malo para el otro. Yuuri solo vio caer a Wolfram inconsciente tratando de retener a Soushu y ser atendido por Gisela. Ni siquiera pudo acercársele mas solo verlo desde la distancia. Las cosas se ponían de mal en peor.

“¿Ni siquiera podre estar a tu lado…?”

Reclamo mentalmente a su destino a Saqra y la vez que dejo ir al rubio de Shin Makoku, de poder retroceder el tiempo lo haría  pero… Miro a Marflow y Wolfram desde la distancia antes de marchar. No podía hacerles esto, pese a todo Marflow era una víctima y tenía el derecho a vivir. Wolfram jamas le perdonaría si cambiaba el pasado y la niña no existía. 

….

Wolfram abrió los ojos asustado. ¿Cuánto tiempo durmió? ¿Y Marflow? Noto que ya había anochecido. Recordó a los intrusos y se puso de pie debía verlos y comenzar el interrogatorio.

Wolfram miro fijamente a los acusados de irrumpir en el quinceavo cumpleaños de Marflow pues habían caído del cielo y aterrorizada al poco público que tenían (Sus guardaespaldas).

Yuuki miraba con desesperación a Wolfram de ese tiempo. Era su madre, debía creerle y ayudarlo, era su única esperanza. Simplemente relato todo lo  ocurrido y la mala situación en la que se hallaban. El Soushu estaba ganado la guerra.


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