Fuego y Humo.
Aún convivían como hermanos separados al nacer, aun se consideraban amigos y se hacían bromas. La vida era bastante agradable para los tres, como en todo tenían sus desacuerdos, y a Sephiroth realmente le llegaba a fastidiar que Génesis se la pasara leyendo Loveless, y por supuesto también reclamándole que no se creyera demasiado sólo por ser considerado héroe. Llegaba a tal punto en que Sephiroth prefería aguantarse las interminables reuniones con Lazard que hablar con Génesis.
Sin embargo el cariño y aprecio seguían ahí, como la sangre en sus venas, como los cabellos en su cabeza, seguía presente y él lo sabía. Pero eso no le quitaba el vacío y las ganas de saber quién era en realidad. Siempre pensó que se quedaría dañado por siempre, que nunca lograría comprender los sentimientos de los demás. Fue cuando se decidió por intentarlo, intentar llevar algo con Génesis. Puede que sólo fuera para probar, pero lo que sabía es que eran ellos dos los únicos por los que podía sentir algo.
Génesis no se rehusó, al contrario, pareció coincidir; se convirtieron en amantes de la noche a la mañana, y Angeal parecía un poco perdido, pero concordó en que no debía meterse en ese tipo de problemas. Nunca esperaron ser una pareja normal, de esas que salen a citas y se dan besos, se susurran ñoñerías amorosas al oído o algo así.
-Hey. –llamó el pelirrojo, mientras se acomodaba a su lado. -¿A que vino eso de ser pareja?
Sentados en la orilla de la fuente frente al edificio Shinra, charlaban casualmente. –Quería probar.
-¿Probar que se sentía tener un amante? –Preguntó, mirándolo a los ojos.
-Probar que se sentía tener un amante, sí. –Concedió, tranquilamente.
-Vaya, y por qué no una linda chica. –Se burló.
-Porque ellas no son tú. Génesis. –Lo tomó por las mejillas.
Apareció un leve rubor y sorpresa en los ojos de Génesis, para luego sonreír. –Vaya, pues, que alagado me siento.
-Deberías, sí. –Lo besó, suave y rápidamente, para luego incorporarse y caminar devuelta al edificio.
Una vez estando dentro del edifico, ambos aparentaban que no sucedía nada fuera de lo normal entre ellos ¿Por qué? Porque ambos son bastantes famosos y queridos por sus supuestos fans para andar revelando información intima que puede hacer estallar aún más la guerra con Wutai. Sin embargo algunos sabían lo que sucedía entre ellos, por ejemplo, Lazard y Angeal. No obstante su relación en el trabajo seguía su curso con seguridad y sin desvíos. Por ahora. Fueron solicitados en la sala de reuniones para una corta audiencia con el director de SOLDADO.
-¿Cañon cosmo? –Pregunta Génesis.
-Sí, es un pequeño pueblo al Suroeste de Midgar. –Añade el director.
-Para qué requerirían a Génesis y a mí. –Comenta Sephiroth, mirando fijamente al recuadro de Shinra en una de las paredes.
-Bueno, se han informado avistamientos de soldados de Wutai en la zona, y como ya saben el pueblo no permite entrada de extraños… ¡Y más sin son de Shinra! –Apoya su rostro entre sus manos, con codos hacia la mesa. –Sólo enviaremos a dos de nuestros agentes, pero como sabemos que andar sin cuidado podría causar daños gigantescos a nuestra temporal tregua con Wutai.
-Por eso nos enviarán a los dos. –Cruza sus piernas con elegancia, como acostumbra.
-Así es. –Asiente el director.
-Sólo debemos percatarnos si es veraz la información. –Añade Sephiroth, como haciendo la lista de quehaceres. –¿Y si es verdadera?
-Proceder a eliminar. –Serio, ordenando.
-Roger. –Al unísono.
Parten hacia el helipuerto, Génesis con su libro favorito entre manos, y Sephiroth con mirada serena. Esperan pacientemente por su piloto sin dirigirse la mirada ni la palabra, El peli-plata juega con las teclas de su teléfono, mensajeando a Angeal que parten para una misión, y que tendrá que encargarse sólo del discurso de iniciación a los cadetes aspirantes a SOLDADO. La respuesta es: Buena suerte. Cualquiera se ofendería por una respuesta tan corta y seca, pero dado los años que se conocen, sabe que el significado es ese, sin mensajes ocultos. Llega su piloto, y les informa que tardarán al menos una hora y media a llegar a su destino, les recomienda que hagan todo lo que tengan que hacer de una vez.
Ambos se ponen los auriculares, y se abrochan los cinturones, esta vez, intercambian sonrisas fugaces, y Génesis empieza con su charla habitual de la teoría del último verso de Loveless, mientras que Sephiroth pone los ojos en blanco, para luego soltar una risa divertida. A casi una hora con veinte minutos de vuelo, Génesis cambia la posición de su pierna por doceava vez, desesperado por bajar. Su deseo fue concedido al instante, pues fueron impactados por misiles de alto calibre. Para desplomarse rápidamente al suelo y colapsar contra la tierra en un mar de explosiones y lluvia de partes mecánicas.
Sephiroth siente aquel silbido irritante en los oídos, como cuando lanzan una granada segadora cerca de ti, su visión es borrosa y su boca sabe a metal. Se incorpora despacio, intentando recuperar el sentido de la orientación, una vez su conciencia volvió el primer pensamiento fue: Génesis. Haciéndole caso a su instinto, palpaba con cuidado el lugar por el que estaba gateando, pues no había recuperado su equilibrio. Llegó hasta el bulto rojo entre el mar de llamas y humo.
-¡Génesis! –Alzó la voz.
-Ugh. –Cerró fuertemente sus ojos, para abrirlos lentamente. –Sephi..roth.
-¿Estás bien? ¿Puedes moverte?
-Apenas. –Sonríe, divertido y adolorido, mientras se incorpora.
Sephiroth logra ponerse de pie con la ayuda de Masamune, y camina hasta el asiento del piloto, o lo que queda de eso. Ve el rostro del hombre contra los controles de mando, quita uno de sus guantes y le toma el pulso. Muerto. Lo suponía, seria increíble que sobreviviera ya que ellos dos son… especiales. Se devuelve dónde está el desconcertado y adolorido Génesis y lo ayuda a incorporarse por completo, pasando uno de sus brazos por encima de su hombro, y caminan hacia un lugar donde no haya fuego ni escombros.
-¿Está bien mi señorita? –Sonríe, mientras lo mira.
-Ahórrame las bromitas Seph –le devuelve la sonrisa, con aire irritado. –¿Cómo es que esto sucedió?
-Seguro eran misiles de última generación. –Suspira y prosigue con su lenta caminata, dejándose llevar como apoyo del pelirrojo. –Para que el radar no los detecte, son bastante temerosos.
-Eso quiere decir, que la información que obtuvimos, es verdadera y que hay soldados de Wutai por aquí. ¿No?
-Lo más probable. –Chasquea su lengua.
-Deberíamos informar, que la tregua se ha terminado. –Toce, desgastado.
-Lo primero es curarte y encontrar un lugar habitado. –Le acaricia el rostro con la mano libre por un segundo, para luego tomar de nuevo con firmeza el brazo de Génesis.
-No te preocupes por mí, es sólo un rasguño, curará de inmediato. –Le sonríe, mientras ve la cara de incrédulo del peli-platinado. –En serio.
-Bah, da igual… de todas formas, ¿Tienes señal? –Le pregunta, cabeceando hacia su bolsillo, toma su teléfono con dificultad.
-Para nada. –Suspira, cansado.
-Ahí está tu respuesta. –Ríe, triunfal, seguro de sí.