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My King por MiRoApril

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El desastre del pueblo lo tenía bastante afectado. No solo no había podido ser capaz de protegerlos en el momento del ataque, sino que ahora que podía ayudarlos era bastante tarde para algunos. No quería mirar el número de muertos que tenían los papeles de Yunho, de hecho no lo hizo, obligo a todo el mundo a salir luego de los informes del escuadrón, dejo al moreno en el lugar y tras cerrarse las puertas finalmente cayó sobre su asiento con su verdadera expresión de la situación, tristeza y preocupación, con el resto se mostró serio en todo momento.

 

Fue el moreno quien se encargó de todo mientras el solo se dedicaba a pensar y organizarse. Enviaría dinero, su propio dinero, no le interesaba tener oro y ya lo tenía todo, mientras no fuera rey no podía hacer uso del oro del reino. Odiaba a esos malditos viejos que se quedaron nada  más como los consejeros del rey, ¿Cómo podía hacer de las suyas si ellos le limitaban? Odiaba ser príncipe a esas alturas, con apenas dos semanas de casado solo podía esperar a la coronación.

 

—¿Qué harás? —Pregunto Yunho desde la cama.

 

—Tendré que volver a ser Hero hasta la coronación.

 

—¿Qué? ¿Estás loco? No puedes dejar el castillo. — Se quejó Yunho. — Ya tienes la guerra declarada, encontramos el emblema de Gouryeo. ¿Qué otra prueba quieres?

 

—Sé que es una declaración de guerra Yunho. Pero ellos me necesitan, mi pueblo.

 

—¿Y yo? También soy parte del pueblo. Y soy quien te ama. Vivo por ti JaeJoong.

 

—No puedo esperar…

 

—Son solo tres días.

 

—¿Qué tal si en estos tres días vuelven a atacar? —Dijo mirando al moreno con aquella expresión de completa tristeza.

 

—No lo harán.

 

—¿Por qué estás tan seguro?

 

—No estás pensando bien… —Soltó un suspiro suave. — Ven aquí.

 

Termino mirando la habitación, era un peligro estar juntos ahí. Yunho le había tomado por sorpresa en una visita a su habitación matrimonial, este le conocía perfectamente, por ende sabía cómo se sentía, era bastante obvio que estaba afectado por el ataque. Pero claro, obvio para el moreno, después de todo lo conocía mejor que su propia madre.

 

Con cierto temor de ser descubiertos si la puerta se abría, se sentó sobre el cuerpo ajeno, ambas piernas a los lados de las caderas contrarias. Yunho inmediatamente le rodeo con sus brazos, busco sus labios y dejo que un beso se llevara gran parte del miedo y la tristeza que estaba sintiendo. No entendía cómo podía ser posible un sentimiento como ese por un hombre, según la iglesia habían sido hechos para procrear con una mujer, por ende así debía ser el amor, un hombre y una mujer, ¿Podía ser posible sentir lo mismo por un hombre? Incluso siendo hombres deseaba tener una familia con Yunho, aunque era bastante obvio que no era posible, eran diferentes a una mujer, nada lo probaba pero llevaba tiempo teniendo sexo con Yunho, nada había ocurrido, por lo tanto era un hecho, era imposible.

 

Existían tantas preguntas sin respuesta, creía ser uno de los pocos en la tierra que estaba enamorado de un hombre, no existirían respuestas a sus preguntas, sin contar que la comunicación era demasiado lenta y no sabía que existía más allá de las montañas. ¿Otros reinos? ¿Más avanzados o no?...

 

—¿Mejor?

 

Solo asintió.

 

—Escucha bien…—Susurro el moreno. —Todos saben que se acerca la coronación. Probablemente planeen un ataque, no se distraerán atacando a un pueblo. Son las típicas tácticas de batalla. Además, luego de que te fuiste, todo el mundo comenzó a hablar del enmascarado. Había un espía que tomo uno de nuestros caballos para lograr huir.

 

—¿Qué? ¿Por qué no fuiste por él?

 

—Shh…—Le obligo a callar robando un delicado beso de sus labios. — Si el tipo que escapo llega con la noticia del escuadrón que protege el pueblo no atacaran. Hablaran de Hero y como están protegiéndolos.

 

—Buscarán otra entrada.

 

—Así es…No utilizaran el mismo camino para llegar a ti.

 

—Mierda…¿Por qué no lo pensé antes.

 

El moreno paso su mano por los cabellos contrarios.

 

—Estabas muy estresado con lo que viste, por eso no quería que me acompañaras…

 

—Pero sabes que no puedo dejarlos solos…

 

—Shh.. Nada más de eso, ¿Si? —Tomo una pausa. —Deja que yo me haga cargo…

 

No pudo evitar tomar los labios contrarios de nueva cuenta, rodeo con sus brazos el cuello de este. Obligo al moreno a recostarse sobre la cama mientras dejaba sus manos hicieran de las suyas deslizándose por su cuerpo hasta su abdomen donde lo acaricio. La posición cambio, Yunho tomo el control dejándolo acorralado contra la colcha. Entre suspiros y besos continuaron con la tentación de acariciarse, más ninguna tela parecía moverse.

 

Toc-Toc.

 

La puerta sonó por un par de golpes que le separaron en cuestión de segundos, más ninguno salió de la cama, moverse más solo les delataría, era suficiente tener la respiración agitada.

 

—Oh.. Estabas aquí. — Hablo la princesa.

 

—¿Hm? ¿Me estabas buscando? —Pregunto JaeJoong levantándose lentamente.

 

—Si, perdón por interrumpir su descanso. — Miro al moreno. — Hola Yunho

 

—Su majestad. — Este de inmediato se puso de pie, se inclinó frente a la mujer sacando sonrisas de los labios contrarios.

 

—No hagas eso conmigo. —Se quejó la esposa del príncipe. — No es necesario, somos todos amigos…

 

Entonces el moreno apunto a la puerta.

 

Changmin estaba apenas ingresando, por ende la puerta estaba abierta, si alguien de afuera escuchaban su informalidad recibiría un castigo, así como Changmin si hacía lo mismo.

 

—Oh…Min.. —Susurro la mujer. — Cierra eso.

 

El más alto obedeció de inmediato y se acercó tras la mujer.

 

—¿Qué ocurre? ¿Por qué me buscabas?

 

—Bien…—La mujer relamió sus labios. — Estuve organizando los preparativos de la coronación. Sé que no te sientes muy bien y quería adelantar tu trabajo. Cuando fui a presentarlos los del consejo se burlaron y no tomaron ninguna de mis decisiones en cuenta, porque debían ser tomadas por ti.

 

Sunghee parecía completamente molesta, su ceño se había fruncido, era claro, él también estaba molesto. ¿Cómo podían esos incompetentes no tomar en cuenta las opiniones de su esposa? Odiaba a los malditos ancianos. Sunghee había hecho todo eso por su bien, ¿Qué más querían? Se estaba preocupando por él, mientras el tenía su cabeza en las batallas y la seguridad del pueblo, su mujer había tomado la iniciativa de adelantar trabajo…

 

—Esos idiotas.

 

Sunghee se acercó entregando los papeles mientras tomaba asiento a su lado en la cama. Al mismo tiempo Yunho se acercó a Changmin parándose a su lado, ambos guardias tenían la mirada encima de ellos, mientras que él se encargaba de observar todos los arreglos que hizo su esposa.

 

—-Entonces las coronas están listas.

 

Sunghee asintió.

 

—Elegiste hasta los cubiertos del banquete… —Pronunció feliz.

 

—Quería quitarte todo el trabajo de encima.

 

—¿Tu vestido?

 

—Ya está elegido. Solo faltas tú, aunque ¿Recuerdas los que enviamos a hacer con el hombre del pueblo?

 

—Si.

 

—Bien… Escogí uno de esos, igual que mi vestido.

 

—¡Oh! Es una excelente idea. Está todo listo.

 

—Hm… Pero ya sabes…—Suspiro. — Tienes que ser tu quien tome las decisiones.

 

—¿Quieres un espectáculo?

 

—¿Eh?...

 

—Changmin. Yunho. Citen a esos tipos a una reunión urgente en el salón.

 

Ambos guardias se inclinaron lo cual le hizo rodar los ojos por la molestia y los dejo ir.

 

No demoró en salir de la cama luego de terminar juntar una vez más todos los papeles, estaba decidido en mostrarle a todos esos idiotas que la voz de su mujer tenía tanto valor como el propio. Faltaban tres días para ser su rey, cuando tomara ese puesto, quería verlos a todos tragarse sus palabras, puesto que los sacaría a cada uno de ellos de sus cargos, le tenían completamente aburrido.

 

 

—JaeJoong…

 

—¿Hm? —Se detuvo frente a la puerta.

 

SungHee se levantó lentamente de la cama, parecía completamente nerviosa, eso no era una buena señal, era claro. Trago en seco cuando se acercó y le tomo del rostro para robar un beso de sus labios. Su temor no fue por lo que esta tenía en mente, sino que era más bien porque sus labios ya estaban calientes, y había sido justamente el hecho de que había compartido besos anteriormente con el moreno.

 

—Ya deberíamos…

 

—¿Estas segura?

 

Sunghee solo asintió.

 

—Esta bien. Si estas preparada…

 

¿Y el lo estaba?

 

Ahora estaba más nervioso que nunca.

 

Necesito disipar de su cabeza las palabras de su mujer mientras caminaba hasta el salón. Pero resultaba que incluso teniéndola de la mano temblaba ligeramente, no sabía si ese temblor era propio o de la mujer, probablemente ambos y que el de esta fuera por la escena que iba a dar en ese momento.

 

Las puertas frente a ellos se abrieron y el finalmente ingreso acompañado de su mujer. La guio hasta su asiento y se lo cedió. Esas reuniones eran nada más para hombres, por ende la mujer en un lugar como ese iba a recibir de inmediato quejas, las cuales no se hicieron esperar.

 

—Debo objetar el hecho que ella se encuentre en este lugar.

 

—También yo, pido su retiro en este instante.

 

Entonces JaeJoong soltó una suave risa mientras apoyaba su mano en el hombro de su esposa.

 

—¿Olvidan quien va a ser su rey?

 

—Señor, una mujer en este lugar, ¿Cómo se le ocurre? Su padre…

 

—Mi padre esta muerto. Muchas gracias por recordarlo. —Se quejo.

 

Termino lanzando los papeles sobre la mesa, acto que saco una sonrisa en ambos guardias de pie en la puerta observando desde el interior todo.

 

—Eso..

 

—Si, son los arreglos que mi esposa, su futura reina hizo para la coronación. ¿Alguien podría explicar lo que ocurrió hoy?

 

—Señor, es indigno que una mujer tome decisiones por usted.

 

—¿Esa confianza le tiene a su esposa?

 

Todos guardaron silencio.

 

—Así es. Yo confió en mi mujer, es por ello que me case con ella. Si hizo estos arreglos es porque me conoce, cosa que ustedes no.

 

—Señor…

 

—Su edad ya no va con el puesto, ¿No creen?

 

—¿A que se refiere?

 

—Es sencillo. —Volvió a tomar los papeles y los entrego a su esposa. — Cuando asuma mi cargo tendré otros consejeros, tal como mi padre los escogió a ustedes, yo escogeré a los míos.

 

—Señor pero…—Varios hombres se pararon.

 

—Oh…Y mi esposa está a cargo de la coronación. Tiene mi aprobación tal y como la pidieron. —Sonrió. Había llevado justamente las palabras de los viejos en su contra.

 

Sunghee sin más se levantó tomando su mano, se sentía bien que esta sonriera después de todo el trabajo que hizo por el, se había preocupado y eso lo agradecía. Probablemente era como Yunho lo había dicho, Sunghee se enamoraría de él y aunque le tenía un gran cariño, ese cariño no se convertiría en amor por su parte. Podía sentirlo puesto que tenía un gran problema… La mujer no lo excitaba.

 

 

La noche llego, el estaba recostado leyendo un libro con tranquilidad con la tenue luminosidad que daba la vela a un lado de su cama en un pequeño mueble. Sunghee le dio el aviso de que tomaría un baño, por lo cual se relajo un poco, no quería tomar su palabra esa noche, necesitaba prepararse, saber como debía tomar su cuerpo sin hacerle daño, que hacer en realidad, donde tocar, como besarla, todo era tan diferente, solo podía pensar en Yunho y sus movimientos para volverlo loco, lo cual era una mala idea, ya que el cosquilleo en su entrepierna comenzaba.

 

La mujer salió del cuarto con una bata de la mejor tela que podía entregar el reino, siempre obtenían lo mejor, aquello eran otros temas que le hacían pensar de más, como el que con una simple bata podía alimentar a su reino.

 

—JaeJoong…

 

Apenas le llamo dejo su libro a un lado y elevo su mirada a su mujer. Esta se acercó sentándose a su lado. Las telas no hacían bulto, por ende de inmediato pensó que bajo esas telas no había absolutamente nada, sin contar que los pezones de la mujer se notaban erectos en la finidad de esta.

 

<< Mierda>> Pensó.

 

Sunghee se acercó hasta besar sus labios, apenas un corto roce de sus bocas hasta volver a ver sus ojos. Vio como su mirada bajo hasta su boca y volvió a subir a sus ojos. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo comenzar? Era avergonzante que ella estuviera tomando la iniciativa y no él. ¿Qué clase de hombre era? Si no movía un musculo ella notaría que no estaba a gusto o peor, que su pene no reaccionaba a sus encantos.

 

Deslizo su mano por la cintura de esta para acercarla, una vez que sus cuerpos se unieron comenzó el mismo trabajo que había realizado la primera vez. Desde quitar las telas de sus cuerpos hasta besarle los senos, solo que esta vez ambos habían terminado sin telas que interrumpieran el acto y él finalmente se encontraba completamente erecto.

 

Tal y como lo pensó,  todo lo que hizo fue exactamente lo que le excitaba de Yunho. Cada uno de los movimientos mientras los realizaba le calentaban, lo excitaban, pero su erección no llego a ese resultado con su imaginación y recuerdos. Tras hacerla suspirar Sunghee deslizo sus manos por su cuerpo tocando su esculpido abdomen hasta llegar a su erección. Si, el que esta le masturbara mientras se acariciaban era la única forma de conseguir tal erección.

 

Con sus piernas enredadas y sus bocas únicas es que finalmente deslizo sus manos desde los desde los senos de esta hasta su entrepierna. Dos de sus dedos bajaron abriendo los labios de su vagina, cuando encontró la humedad de su intimidad se tranquilizó, no le haría daño con esa lubricación, sin contar que era la primera vez de su mujer en comparación a él, el dolor no lo explicaría, puesto que sentiría lo mismo, quizás peor de lo que el sintió, ¿Podía ser peor? La vagina estaba hecha para recibir una erección, a diferencia de un hombre.

 

Termino ubicándose entre sus piernas sin olvidar acariciarlas hasta sus muslos. Podía notar en sus mejillas lo avergonzada que se encontraba, debía admitir que verla de esa forma le había gustado bastante, era demasiado dulce y tierna, como esta cubrió su rostro inmediatamente con sus manos, no pudo evitar sonreír y acercarse para besar esas manos.

 

—Dime si te lastimo… Por favor… —Pidió mientras ella retiraba sus manos de su rostro para rodear su cuello.

 

Debía hacer algo para distraerla mientras la penetraba. Una vez que ubico en su entrada su erección, sus labios se apoderaron de su cuello, no dejaría marca, o eso esperaba, pero si succionaba su piel lograría distraerla de la intromisión en su interior. Su glande no demoro en ingresar por la lubricación de esta y así poco a poco la penetro hasta ingresar por completo en ella.

 

Entre gemidos y jadeos es que terminaron ambos agotados en la cama. La había marcado esa noche dos veces, a petición de ella, algo que no pudo negar, puesto que se suponía era su esposo, disfrutaba del sexo con una mujer y no estaba con un hombre. No era igual. Cuando Sunghee le pidió hacerlo una vez más se sorprendió, no le dio descanso, sino que inmediatamente esta invirtió sus posiciones e inicio un nuevo acto sexual.

 

No mentiría, lo había disfrutado, todo sexo parecía ser placentero, más si existían diferencias. Con Sunghee lo placentero era el acto en si, sentir como poco a poco llegaba al orgasmo y se corría en su interior, donde logró sentir su semen esparciéndose en ella. Con Yunho… Con Yunho todo era una locura, desde el inicio de su contacto hasta el final. El moreno apenas tocaba su cuerpo se sentía en las nubes, se excitaba de tal forma que deseaba más, dos rondas no eran nada para lo que podía hacer con Yunho, como un día antes de la boda pasar toda la noche teniendo sexo.

 

 

Gracias a dios nada entre ellos cambio. El acto sexual fue simplemente eso, sexo. Al día siguiente Sunghee hablo con normalidad, como si nada, de hecho le anuncio que continuaría con su trabajo de la coronación, mientras el aunque no podía decirle palabra alguna del tema a Yunho a petición de él, solo tomo un baño, limpio su cuerpo, se vistió y anuncio estar ocupado en su oficina sin querer molestias. Claro estaba que había citado a su guardia personal para la “discusión del ataque al pueblo”. Se sentía mal de utilizar un tema como ese de excusa pero necesitaba el cuerpo del moreno, así como sentía que un baño no quitaba todo rastro de Sunghee, el cuerpo del moreno lo haría.

 

—Hazme tuyo… Ahora.

 

Fue la petición del príncipe al moreno esa mañana.

 

 

 

El día tan esperado llego. Yunho se encargó de toda la seguridad del castillo junto con Changmin, estaban seguros de que ocurriría un ataque en la celebración, por ende reforzaron todas las entradas e hicieron revisión del perímetro durante todo el día. No poder ver al moreno fue toda una tortura. Así como Sunghee se quejaba de no tener a Changmin para preguntar acerca de cómo se veía ese vestido en ella. La situación saco en ambos bastantes carcajadas y risas, gran parte del día sacaron del otro unas cuantas sonrisas por recuerdos de su niñez, sin duda su esposa en esas conversaciones era una gran compañía.

 

El único que tema que toco con respecto a esa noche era el hecho de si se encontraba bien, si le había dolido o algo parecido. Volvió a ver en sus mejillas ese rojizo color que tanto le gusto esa noche, su mujer no podía ser más adorable. En esa misma oportunidad ella le pidió no volver a tocar un tema tan avergonzante como ese, y ahí fue, no diría nada más al respecto puesto que tampoco se sentía cómodo con ello. Eran dos amigos teniendo sexo por obtener un hijo que hiciera feliz al pueblo.

 

La ceremonia comenzó antes de que el sol se escondiera, necesitaban esa iluminación para asegurar todo el castillo. Después de las palabras de su madre como reina dejando su puesto, finalmente llego la tan esperada hora. Ambos príncipes se encontraban parados frente a todos los invitados, el mismo lugar donde la última vez se juraron “amor eterno” y se unieron en matrimonio.

 

—Por el poder que me confiere la corona. He de presentarles a su nuevo rey. Kim JaeJoong.

 

Su madre anunció mientras posicionaba la corona de oro sobre sus cabellos.  

 

—Felicidades hijo.

 

Susurro esta vez sacando una sonrisa de sus labios. Su primer movimiento fue girar su mirada a aquellos viejos que una vez hicieron sufrir a su madre y a su esposa. Todos le miraron con una cara de espanto, entonces sonrió, había logrado su cometido, los había asustado lo suficiente para que estos hicieran bien su trabajo.

 

—Les presento a su nueva reina. Go Sunghee

 

Su madre tomo la corona de unos cocines de fino telaje y la acerco a los cabellos de su esposa para luego inclinarse en su honor.

 

—¡Sus reyes!

 

Fue anunciado por la voz de un hombre tras ellos.

 

Cada uno de los invitados se inclinó, era la manera de jurarles lealtad, aunque el de su servicio aun no comenzaba podía parecer una ceremonia corta pero era claro que no sería así. Luego de tomar asiento en sus tronos, comenzó la ceremonia de lealtad, cada agrupación del castillo se acercó frente a ellos jurando lealtad. Esa situación le aburriría de no ser porque existía una persona en específico que debía jurar lealtad a su nuevo rey así como una vez lo hizo cuando tomo el título de príncipe.

 

—Para finalizar. Se ha entregado el cargo de guardia real y personal de nuestros reyes a líder de escuadrón Yunho Jung.

 

Sus ojos se abrieron inmediatamente cuando el hombre tras ambos tronos no había mencionado el nombre del guardia personal de su esposa. ¿Dónde se encontraba Changmin?

El moreno se acercó a ambos con una postura recta y su mano sobre su pecho. Tomo la empuñadura de su espada con su diestra y prosiguió con el protocolo.

 

—Juro lealtad a mi rey y mi reina hasta la muerte.

 

Seguido de esas palabras desenvaino la espada y la clavo al suelo antes de agacharse.

 

La mirada se Sunghee parecía completamente triste y la situación lo estaba calentando, estaba furioso, no sabía a quién matar en ese momento. Su mirada fue inmediatamente a esos viejos, aunque le miraban como si nada, sabía que habían sido los responsables de todo. Le robaron la protección de Sunghee como venganza.

 

 

—¡Se les invita a celebra….r!

 

—Esperen. —Se puso de pie tomando el cáliz que le había sido entregado para el primer brindis. — Como rey, prometo hacer el cambio. Silla se verá completamente beneficiada en todo sentido de la palabra, siempre los protegeré y velaré por el bien de mi pueblo.

 

Todos comenzaron a aplaudir y a celebrar sus palabras.

 

—Es por ello que como primera orden… —Tomo una pausa. — Mis consejeros quedan absolutamente destituidos de sus cargos. 


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