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My King por MiRoApril

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Su humor había cambiado de un momento a otro, despertar a gritos no era la mejor forma de hacerlo, menos si los gritos provenían de el mismo. ¿Es que no respetaban la privacidad de su príncipe? Aunque su madre le enviara en su búsqueda no tenían por qué irrumpir en su habitación de esa forma, ¡Nadie les dio el derecho! Había comenzado su mañana gritándole a las criadas, estas habían ingresado a su habitación sin el llamado a la puerta ni mucho menos anunciarse. No le importaba en absoluto el que algunas de ellas lloriqueara puertas afuera de su habitación, estaba molesto, y mucho, eran ellas quienes creaban los rumores acerca de él y Yunho, luego el menor era quien no se acercaba a él para evitar todos esos malos entendidos.

 

 

—Espera Yunho…—Tomo una pausa. — Duerme conmigo.

 

No quería que este le dejara cuando estaba tan molesto, quizás aún temía por su vida, pero estaba sano y a salvo en su habitación, no tenía ni un solo rasguño, o el al menos no lo consideraba daño aquel moretón que tenía en su cuerpo, el tipo si realmente había apretado con fuerza, pero en el momento no había sido un gran dolor, estaba preocupado por Yunho y que este no hiciera alguna estupidez como saltar en su rescate, probablemente condenándolos a ambos. Sabía que su caballero pensaba antes de actuar, por otra parte, cuando se trataba de él solo actuaba, lo lograba pensar, lo había descubierto con el tiempo. El moreno era capaz de muchas cosas, incluso de planificar un ataque y movimientos de guerra, todo lo que estuviera lejos de él. JaeJoong era la principal razón del porque Yunho enloquecía de vez en cuando. Eran como hermanos.

 

 

—Sabes que no puedo, si se enteran…

 

Ahí estaba, una vez más Yunho evitándole por comentarios de los demás. Entendía, si el pueblo se enteraba que su futuro rey estaba a escondidas con un hombre, peor con su propio guardia personal, crearía una gran guerra entre el pueblo contra al realeza, buscarían bajar del trono a los Kim luego de años de ser la cabeza en el reino. Pero la gente debía comprender la parte más importante, ¿Qué hacían los hermanos? ¿Los mejores amigos? ¡Pasaban el tiempo juntos! ¡Debían comprender! Yunho era el único con el que vivió su infancia, sino fuera por él seguramente sería un tipo estricto que no disfrutara de la diversión, de seguro estaría casado a esa corta edad como rey en una tierra no muy lejana de sus padres.

 

—Yunho. Es una orden. —Pronunció sin titubear.

 

Conocía al moreno, no se negaría a una orden de él, menos cuando tomaba ese rol de príncipe. Lo vio girar su mirada a la puerta y luego asintió. Con eso se había quedado tranquilo. La voz de Yunho se escuchó más ronca de lo normal cuando le ordeno a los guardias desaparecer de su puesto, el se encargaría de su seguridad, por lo que aquellos inferiores no se negaron a las órdenes de Yunho y desaparecieron de los pilares donde custodiaban su puerta.

 

Mientras el terminaba de cambiarse. Odiaba utilizar los camisones que preparaban para él, pidió que confeccionaran unos pantalones y una simple playera para cubrir su cuerpo, aunque en esa época de calor no necesitaba ni siquiera esas telas, le gustaba dormir desnudo y dejar que las telas de la ama rozaran su cuerpo, estando con Yunho era imposible hacerlo, ya tenía bastante con que este se reusara a dormir a su lado.

 

El moreno no objeto en absoluto, incluso le sorprendió que este no dijera algo como excusa para ir en busca de sus ropas y no regresar, lo había hecho un par de veces, claro que en aquellas ocasiones  no había tocado el tema como una orden.

 

—Es tarde, deberías descansar. — Escucho del moreno mientras se sentaba en la cama a la espera de este.

 

—Esperaras a que duerma y  te iras, ¿No?

—JaeJoong…

 

—Te lo ordene. Quítate eso y ven a la cama. No me hagas dar otra orden, sabes que odio ordenarte.

 

Por último, Yunho suspiro y comenzó lo que debió hacer en un principio. Retiro su espada del agarre de su pantalón y la dejo cerca de la cabecera de la gran cama del príncipe, por cualquier acontecimiento, se encontraría listo para defender a su mejor amigo. Seguido de esto, se deshizo de las telas, su abrigo, camisa dejando su torso desnudo, al igual que la parte inferior de su cuerpo, pero no por completo, necesitaba de aquella tela que cubriera su entrepierna.

 

JaeJoong yacía bajo las mantas bien cubierto a la espera de que él ingresara a su lado. Una vez más suspiro el moreno, rindiéndose a los encantos del mayor, jamás podía negarse a una de sus peticiones, pero siempre estaba el temor y el cuidado que debía tener por respeto tanto a su familia, como a la realeza, y aún más al mismo príncipe. Si era una orden, no le quedaba de otra que obedecer, eran las reglas de los Jung, siempre seguir las ordenes.

 

Una vez recostado, sus rostros se encontraron. JaeJoong fue el primero en sonreír, Yunho había cumplido cada una de sus peticiones hasta terminar a su lado, como lo deseaba. La única forma de quitar el temor del moreno era con esa cercanía, siempre lo conseguía, puesto que mientras estuvieran juntos, nada más importaba.

 

—No vuelvas a hacer algo como eso, JaeJoong. — Pronunció Yunho rompiendo el silencio.

 

—Estoy bien, no pasara nada…

 

—No es que estés bien ahora. ¿Qué pasa si algo te sucede?... —Realizo una pausa. — Me entregaría para la ahorca, lo sabes.

 

—No me gustaría que perdieras la vida por mí, tú también mereces ser feliz. Encontrar el amor, casarte, tener tu familia…

 

—Aún no quiero pensar en eso, está muy lejos de importarme.

 

—Yunho…

 

—Promételo.

 

—Pero sabes que es mi única forma de salir de estas paredes…

 

El moreno no aguanto la distancia, la conversación era emotiva, sentimental, aunque siempre le vieran al gran guardia el príncipe como una persona seria y sin expresiones, JaeJoong era el único que conocía la verdadera naturaleza de su guardia, el cómo ese rostro que mostraba todos los días en el castillo, no era más que una máscara que ocultaba quien era. Una persona llena de sentimientos, sensible y posesiva. Así lo quería, quería a Yunho aunque este tomara esas palabras como un peligro, siempre que podía…

 

—Te quiero Yunho…—Pronunció entre sus brazos.

 

Se lo decía.

 

Una hermosa forma de ir a descansar, como ese caliente cuerpo le llevo a los sueños. No le intereso si el moreno estaba casi desnudo, sus cuerpos se conocían de pequeños, claro que a esa edad era diferente el verse desnudos, lo cual no habían hecho en mucho tiempo, más que verse los torsos desnudos, más allá los atrapaba el pudor, al menos a JaeJoong la timidez y en cuanto al moreno, el miedo de que alguien los encontrara. Desde pequeños ya no existieron los baños de tina juntos, la única forma de calmar al revoltoso príncipe era que su mejor amigo ingresara a la bañera con él.

 

Todo podía arruinarse en un segundo. No quería moverse de la cama, se había metido bajo todas las mantas mientras su guardia terminaba de ocultar su cuerpo en las telas, incluso había tomado la espada para encajarla al pantalón, pero se arrepintió cuando vio como JaeJoong no deseaba salir de su cama. No solo se llevaría un regaño por cumplir con la petición del príncipe, sino por ser la razón de que este llegara tarde al desayuno con sus padres.

 

—Vamos JaeJoong, no te metas más en problemas.

 

—Esas idiotas. ¿Las escuchaste?, seguramente no, estabas durmiendo hasta que grite.

 

JaeJoong no solo estaba molesto de que estas le despertaran sin anunciarse, sino que estas se atrevieron a tomar las mantas para descubrir el cuerpo de su guardia. Las  criadas eran unas admiradoras del líder de escuadrón, ¿Cómo no serlo? Si este destacaba en cada una de sus hazañas, no era de sorprender a nadie, excepto a las mujeres. ¡Estaban necesitadas! Los Jung siempre buscaban buenas mujeres para sus hijos, aquellas que fueran no solo hermosas sino que fueran amables, con un gran corazón. Pero el moreno debía contraer matrimonio con alguien de la realeza, una duquesa o una condesa, ¡No con una criada! Si no fuera por uno de los antepasados de Yunho, para ser especifico su tátara abuelo, el padre de su padre, sin valer la redundancia, estas creían que podían enamorar al moreno, quizás no enamorarlo, pero los hombres tenían necesidades. Así como algunos guardias aprovechaban las oportunidades para tener sexo con las criadas, ¿Por qué no Yunho? Era parte de la guardia real, un hombre con necesidades. Sabía todo eso, producto que a él igualmente se le habían insinuado, más de una criada, terminaba reasignándolas en sus  trabajos sin dar a conocer la razón por la cual lo hacía, lo que menos quería era perjudicar la vida de quien necesitaba el dinero trabajando.

 

—Sabíamos que pasaría, al menos yo lo esperaba

 

—¿Sabías que pasaría? ¿Eh? ¿Tan acostumbrado estas? —El enojo de JaeJoong había aumentado.

 

 

De seguro estaba acostumbrado a escuchar a las mujer hablar de su cuerpo, el cómo sus abdominales estaban tan bien definidos, como sus brazos crecían cada día más, su rostro tan dulce mientras dormía, sus labios… Si, lo había escuchado todo y recordaba cada una de esas palabras. No debería sentirse molesto, Yunho era su guardia, su mejor amigo, debería estar feliz de que las mujeres hablaran de esa forma de él, pero era molesto, no era normal que estas estuvieran excitándose con la mirada mientras era el quien dormía al lado del moreno.

 

No quería pensarlo demasiado, Yunho siempre fue su hermano, su mejor amigo, creía que repitió esas palabras millones de veces en su cabeza, mientras más lo hacía, menos lo creía.

 

—Pues… ¿Si?, te lo he dicho siempre.

 

—Nunca lo dijiste, Yunho.

 

—¿Ahora quieres dejarme de mentiroso? No podría mentirte.

 

—Yo no estoy acostumbrado a escucharlo. —Dijo bajando la voz.

 

—Deberías estarlo, llevan con eso mucho tiempo.

 

—¿En qué momento pasan estas cosas que no me doy cuenta?

 

—¿JaeJoong?

 

Termino sentándose en la cama mirando a Yunho quien aún tenía la espada en su mano sin atarla a su pantalón. Siempre había despertado con una gran sonrisa en sus labios las noches que dormía con el moreno, pero esa mañana esas criadas lo habían arruinado todo, realmente odiaba como estas interrumpían los momentos así. Si tan solo hubieran llamado a su puerta, le hubiera dado tiempo al moreno de vestirse para recibir a las tipas, pero no, como odiaba que hicieran ese tipo de cosas. Pero era la rabia de lo que había escuchado que no lo dejaba recordar el que sus criadas siempre ingresaron así a su habitación, puesto que demoraba en despertar y estas tenían que hacerlo por él.

—No interesa. —Dijo sin más moviendo las mantas a un lado para salir de la cama.

 

—¿Por qué de la nada pareciera como si perdiste la memoria?

 

—No lo hice Yunho, no estoy acostumbrado a escuchar esas cosas. —Se quejó frente al armario.

 

—Estas más acostumbrado que yo JaeJoong.

 

¿Acostumbrado a escuchar como lo desnudaban con la mirada? ¡Claro que no lo estaba!

 

—Si estuviera acostumbrado no estaría tan molesto, ¿No crees?

 

—Nunca antes te molesto, ¿Por qué ahora si?

 

—¡Siempre me molesto! ¿Crees que es muy grato escuchar fantasías sexuales que tienen contigo? ¿Eh? Te devoraban con la mirada, no es divertido, no me gusta. —Finalmente exploto.

 

—¿Eh? Espera. —Tomo una pausa. — ¿De que hablas?

 

—¿Cómo de que voy a hablar? Esas tipas te quitaron las mantas de encima solo para verte. Si no despierto seguro comienzan a toquetearte.

 

Yunho guardo silencio por un largo momento, JaeJoong no comprendía porque no decía nada en absoluto, el silencio le molestaba más, porque este no hablaba ni pronunciaba palabra para calmarlo,  seguía recordando todo y su humor empeoraba.

 

—No sabía que estuvieron mirándome.

 

—¿No? —Trago en seco.

 

—Pensé que te molestaba que nos vieran juntos, ya sabes… Irán otra vez hablando por ahí que dormí contigo. No pasará mucho para que lo vuelva algo sexual.

 

Nuevamente el silencio se apodero del lugar. No sabía que decir, solo se quedó mirando el interior del armario, claramente no estaba buscando una prenda para usar. Trago en seco  una vez más, podía sentir los pasos de Yunho acercarse a él lentamente.

 

—Déjame solo. —Pronunció en una orden.

 

—No. —Dijo en seco el moreno.

 

Se quedó completamente quieto, sorprendido, ¿Yunho lo había desobedecido? Aunque claramente no había dado una orden, sino lo dijo como una petición.

 

—¿Te molesto que hablaran de mí?

 

—Déjalo, ya paso... Olvídalo.

 

—¿O fue el que me vieran?

 

—Yunho llegaré tarde.

 

—¿Desde cuando te preocupas por llegar a tiempo?

 

—Detente, por favor.

 

—¿Sabes?... Si te hubieras molestado por los rumores, no volvería a dormir contigo. Pero me alegra que no sea eso en realidad, y solo fueran…

 

—No es nada. No estaría celoso de ti. ¿Por qué? Puedo tener el cuerpo tan trabajo como tu.

 

Estaba desviando el tema, podía hacerlo parecer por otro tipo de celos y no aquellos que no quería asumir. Pero entre más hablaba sonaban menos creíbles sus palabas. Su cuerpo comenzaba temblar, ¿Por qué estaba tan nervioso? ¿Yunho se alejaría de saber la verdad?

 

—No es eso JaeJoong. —Pronunció el moreno.

 

De pronto los pasos comenzaron a alejarse de su cuerpo, no quería voltearse, sabía que significaban esas pisadas, se acercaba a la puerta para dejar la habitación.

 

—Tampoco me gustaría que te vieran, JaeJoong. Piensa en eso.

 

El sonido de la puerta le obligó a cerrar sus ojos. Aun no se movía de su posición, seguía viendo el interior del armario sin escoger nada aun, ni tomarse el tiempo si quiera de ver las telas. Tenía su mirada perdida en el fondo de este. Ya ni siquiera pensaba en su rabia o lo que las criadas habían dicho, eran las palabras de Yunho las que resonaban en su cabeza.

 

¿Se pondría peor? ¿Por qué? Si lo pensaba, justamente el día anterior Yunho mostró su descontento con el tener cerca de uno de esos tipos, pero jamás interpreto esas palabras de otra forma, ¿Por qué creería que Yunho sentiría celos de alguien más tocándolo? ¿Era lo mismo tocar, que ver? Tampoco deseaba que alguien lo tocara, si veía a una de sus criadas tocando el abdomen del moreno, seguramente querría enviarlas a la ahorca, les cortaría las manos, pero no tendría excusa para hacerlo, no podía decir que eran celos por tocar a su caballero.

 

Esa mañana no se movió de su habitación, se quedó encerrado tras un largo baño, no tenía deseos de comer, estaba perdido en sus pensamientos y podía sentir como un fuerte dolor de cabeza se aproximaba. ¿Había sido tan idiota para actuar de esa forma con Yunho? No quería imaginar cómo se encontraban sus criadas cuando el moreno salió de su habitación, lo peor era que no pensaba en los sentimientos de las mujeres, si se encontraban bien tras sus gritos, sino que pensaba en como observaban al moreno tras haberlo visto casi desnudo.

 

JaeJoong siempre dudo de ese amor de hermanos, pero ¿Cómo pensar que era algo diferente o más fuerte? No era normal ver a dos hombres juntos, aunque en los manuscritos hablaban de los dioses y como se aprovechaban de los esclavos, todo era solo por sexo, lo cual estaba seguro que en el castillo creían lo mismo. JaeJoong no era de recibir damas de medio manto, pendenga, mujer errada, moza del partido, cantonera, buscona, bordelera, bagasa, amafia, soldadera, o cualquiera de las  mil formas de llamar a las prostitutas. Nunca tuvo un interés sexual por ellas, bien, si los tuvo, pero terminaba encargándose el mismo de los problemas que generaban, no era de ocurrir siempre, extrañas veces ocurría, más por sueños.

 

—¡Su majestad! Yunho Jung necesita su autorización para ingresar.

 

La voz del moreno tras la puerta resonaba en ese tono de molestia, sabía que iba a regañarlo por no aparecerse esa mañana. Por otra parte, ¿Por qué se anunciaba? ¿Cuándo se había anunciado? Llevaba tiempo sin anunciarse, odiaba que lo hiciera ahora nada más por estar molesto, o más bien, tan extraño del encuentro de la mañana.

 

—Adelante. —Pronunció en una voz suave que fue de todos modos audible.

 

—Pueden retirarse, yo me encargo de la protección del príncipe desde ahora.

 

Escucho como Yunho le ordeno a los guardias que custodiaban su habitación. Las armaduras resonaron en el pasillo mientras alejaban y lo siguiente fue la puerta cerrarse mientras el se mantenía boca abajo en la cama sin deseos de moverse. ¿Qué haría Yunho? ¿Qué le diría? Se sentía, nervioso, muy nervioso.

 

—¿A que se debe su ausencia de la mañana?

 

¿Por qué?  ¿¡Por qué mierda Yunho Jung!?

 

—Déjate de formalidades, estamos solos.

 

Odiaba cuando este volvía a tomar el papel de guardia personal, ¡Quería a su amigo siempre que estuvieran solos!

 

—¿Cuánto tiempo te quedarás ahí? —Pronunció el príncipe finalmente tomando asiento en la cama.

 

—Aun no recibo respuesta.

 

—No quería ir, no tengo hambre.

 

—Pero debes comer algo. ¿Quieres almorzar conmigo?

 

—Si con eso te refieres a llevarme con mis padres, no.

 

Yunho se acercó a él, sintió el paso de este a su lado, su mirada no pudo evitar fijarse en la mirada ajena. El silencio una vez más se apodero del ambiente, ¿Por qué era tan misterioso? Odiaba que este con tan solo una mirada le hiciera sentir débil, tuvo que desviar su mirada para evitar sonreír como un idiota, el moreno se aprovechaba de eso, sabía cómo ponerlo nervioso, aunque este solo creía que no disfrutaba de la conexión visual.

 

—Eso no responde mi pregunta. ¿Quieres comer conmigo?

 

—Te dije que…

 

—Es conmigo JaeJoong, sin que nadie nos moleste.

 

—¿Es eso posible?

 

—Podemos intentarlo…


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