"—¡Shimizu-senp...
Un segundo. Solo fue cuestión de un segundo en el que el cuerpo de Hitoka fue atravesado por unos fierros puntiagudos que salieron del suelo cuando ella puso un pie en aquella sala. La velocidad fue tal que no pude reaccionar. Aquellos metales atravesaron desde los pies hasta el cráneo de la joven rubia, provocando que su propia sangre se dispersara y manchase todo su alrededor. Ella permanecía con aquella sonrisa, la cual fue totalmente deformada por lo que le ocurrió. Unas lágrimas se formaron en sus ojos, los cuales me seguían mirando.
Aún podía sentir la calidez de su mano."
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Capítulo final: ¿Ahora lo comprendes?
~~POV Kiyoko~~
—¿Hitoka-chan...? —Fue lo último que pude decir al verla en esa situación.
Los fierros puntiagudos regresaron por donde habían salido a gran velocidad y pude sostener en mis brazos el cuerpo malherido de la joven rubia. No pude contener mis lágrimas; tampoco logré decir algo más.
Sugawara permanecía a un lado con la mirada perdida, hasta que decidió hacerme a un lado y entrar por completo en aquella sala.
—Nishinoya... —Susurró mientras miraba a la derecha.
Pude ver cómo salían unas pequeñas lágrimas de sus ojos; luego se alejó, siguiendo de frente hacia el Parking.
Un vago pensamiento pasó por mi mente.
"Quiero morir."
Pero... eso era muy cobarde. Demasiado.
Decidí depositar el destrozado y ensangrentado cuerpo de Hitoka en el pasillo, sequé mis lágrimas, le di un beso en la frente y terminé por entrar en aquella habitación. A la izquierda estaba Tsukishima sin piernas, a la derecha Nishinoya sin brazos; ambos muertos.
Me dirigí hacia el Parking y una vez dentro, a varios metros, pude ver unas escaleras de las cuales venía cierta luz; era la salida.
[…]
~~POV Narradora~~
—Yo lo mato... —Susurró Kenma al ver como el culpable de la muerte de Hinata se alejaba.
Oikawa se detuvo durante unos segundos y volteó para ver el rostro de Kozume.
—¡Qué patético! —Se burló con una sonrisa en un tono infantil.— Es gracioso porque no te lo esperabas. Al final, todo lo que planeaste se fue a la mierda... Aunque, bueno, fui yo el que en realidad preparó todo; tú solo querías el amor de ese idiota.
—Repite eso... —Kenma empezó a elevar su tono de voz.
—Solo querías el amor de ese idiota... ¡Pero ya está muerto! —Respondió Tooru de manera burlesca.— ¡Qué pena! Es tan triste...
—Maldito... maldita escoria... —Kozume se iba acercando poco a poco hasta el capitán del Seijo.
—¡Quieto, quieto! —Exclamó Oikawa apuntándole con una pistola.— No querrás morir de una forma tan estúpida como le pasó al Chibi-chan, ¿verdad?
—... Ya lo sé. —Susurró Kenma bajando su mirada.— Sé que estoy desarmado y tú no; ya no puedo hacer nada... —Hizo una pausa para volver a alzar su rostro dejando ver sus ojos llenos de rabia y desesperación.— ¡Dispara! ¡Vamos, mátame! —Terminó por gritar mientras su voz se quebraba.
—Uh, qué pérdida de tiempo; ya no tiene gracia. —Respondió Tooru decepcionado mientras bajaba el arma.— Mejor quédate ahí, yo me iré lejos con Tobio-chan. —Finalizó dándose la vuelta para salir de aquel lugar.
—¡Espera! —Reclamó Kozume rompiendo en llanto.— ¡Mátame de una maldita vez!
—Hazlo tú mismo. —Fue lo último que dijo Oikawa.
"Yo seré feliz con Tobio."
~~POV Kuroo~~
Sin saber qué más hacer y sin importar lo que me sucediera, decidí buscar a quien sea que aún estuviera en aquel edificio. Para mi sorpresa, no tardé en encontrarme con Kenma.
Estaba mal; estaba roto por dentro.
—¿Ahora lo comprendes? —Comenté acercándome y viendo como abrazaba el cadáver de Hinata Shouyou.— ¡¿Ahora lo entiendes, verdad?!
No me respondió; tenía la mirada perdida y no dejaba de susurrar cosas sin sentido.
—¡Di algo! —Grité con rabia mientras lo alzaba del cuello.— ¡¿Qué más esperabas de toda esta mierda?! ¡¿Creías que todo iría bien?! ¡No me jodas!
—Mátame. —Por fin se dignó a decir algo.— Mátame, por favor. —Rompió en llanto.
Puede que Kenma sea uno de los causantes de arruinar mi vida, puede que sea el culpable de la muerte de Tsukishima, puede que se haya comportado como un desgraciado de mierda haciendo todo esto, pero... Era mi amigo.
—Sabes que nunca podría hacerlo de manera consciente. —Respondí soltándole y con voz quebrada.
A veces odiaba ser una buena persona.
—Pero... te lo mereces. —Proseguí sollozando.— ¡Mereces vivir y sufrir por todo esto! Quitarte la vida sería demasiado fácil.
—Es cierto... —Introdujo con culpa.— Como siempre... tienes razón, Kuroo.
[…]
~~POV Oikawa~~
Ya tenía preparada una salida de emergencia para cuando me llevase a Tobio. Todo salió perfectamente; tal y como lo había planeado. Había conseguido vengarme del Karasuno. Había provocado su deceso.
—¡Esto es genial! —Exclamé con alegría mientras acariciaba el cabello de mi amado Tobio.
Ahora viviríamos los dos solos, sin nadie que se interponga en nuestro camino.
—Si Iwa-chan se hubiese enterado de esto, seguro que se habría enfadado mucho... —Comenté fingiendo preocupación.— ¡Pero no puede interferir si está muerto! —Completé con una sonrisa.
—¿Qué vas a hacer conmigo? —Intervino después de un buen rato el pelinegro al que había secuestrado.
—Oh, por fin te dignas a hablar. —Respondí pasando mis dedos por su espalda.— Ya falta poco para llegar a nuestro destino. Además, haré que te sientas mucho mejor y poco a poco seré tu todo.
—Es repulsivo, me das asco. —Comentó dirigiéndome una mirada llena de rabia.
—¡Encima que te doy un poco más de libertad! —Reclamé con un tono infantil.— ¡Me hieres, Tobio-chan! —Me burlé.
~~POV Kiyoko~~
A pesar de que no parecían haber pasado muchos días, salir de aquel edificio y poder ver el exterior me transmitió una inmensa tranquilidad. Pero aquello duró pocos segundos al ver cómo llegaban policías y se posisionaban alrededor de mí y de Sugawara; nos apuntaban con armas.
—¡Esperad! ¡Son ellos, están bien! —Pude escuchar la voz del entrenador Ukai.
Se acercó lo más rápido que pudo hacia nosotros; de cerca le seguía el profesor Takeda.
—¡¿Estáis bien?! —Exclamó sujetándome por los hombros; parecía realmente preocupado.
—¡Sugawara-kun! ¡¿Qué ocurre?! —Takeda estaba al lado intentando hacer que Sugawara reaccionase.
—¿Dónde están los demás...? —El entrenador se tranquilizó un poco y preguntó con temor.
—... —No pude responder.
—Muertos. Todos están muertos, lo pude ver con mis propios ojos. —Intervino Sugawara con un tono de voz insensible.
Ambos se lamentaron. La mirada de Ukai detonaba frustración e incompetencia, al igual que la de Takeda.
—Demasiado tarde... —Susurró el entrenador.
—Shimizu-san, Sugawara-kun, ya estáis a salvo. —El profesor reaccionó y trató de hacernos sentir mejor con una sonrisa.— Tendrán que haceros unas preguntas, pero no os preocupéis.
Nos llevaron hacia uno de los coches que estaban en el lugar. Cuando subí, pude ver cómo varios agentes de policía entraban en el edificio para inspeccionarlo todo.
No me había percatado que estábamos en las afueras de alguna ciudad cercana. El edificio por fuera parecía abandonado, pero si entrabas te darías la sorpresa de ver lo limpio que estaba.
~~POV Kuroo~~
Estuvimos en silencio por un rato más. Kenma seguía abrazando el cuerpo de aquel pelirrojo y yo estaba cabizbajo apoyado en una pared.
—¿Qué debemos hacer...? —Pensé en voz alta dejando salir un suspiro.
Pero a los segundos escuché varios pasos de gente que se acercaba. Me giré hacia el lugar del que provenía el ruido y pude ver como un escuadrón de policías se posisionaban y nos apuntaban con pistolas.
—¡No os mováis! —Exclamó uno de ellos.
Genial...
~~POV Narradora~~
Dada la situación en la que se hallaban, detuvieron a Kenma y a Kuroo. Se los llevaron para interrogarles, aunque ya sabían que Kozume era uno de los principales culpables.
—Kuroo Tetsurou, ¿verdad? —Preguntó el hombre que se encargaba de él.— ¿Qué relación tiene con Kozume Kenma?
—Es mi mejor amigo. —Respondió el pelinegro con un tono tranquilo.
—¿Es consciente de que él es culpable de todos los asesinatos que hubo en aquel edificio? —Prosiguió aquel hombre.
—Sí.
—¿Usted tuvo algo que ver?
Kuroo se quedó pensando durante unos segundos lo que responder, hasta que tomó una decisión.
—Sí. —Afirmó.— Yo le ayudé en todo, también soy culpable; estamos juntos en esto.
"Vaya... Qué idiota soy."
—¿Entonces usted era otro cómplice? —Siguió insistiendo.— No logramos encontrar a Oikawa Tooru.
—Sí, ya lo dije. Era yo.
"¿Por qué soy así?"
—De acuerdo. Según la sentencia que se haga, serán llevados al correccional de menores y cuando cumplan la mayoría de edad pasarán a la cárcel. —Informó el señor.
"Genial, a un reformatorio y a los pocos meses a prisión."
—Tranquilos; podrán ver a sus padres. —Finalizó.
~~POV Oikawa~~
Nunca me había sentido mejor. Lo había conseguido; Tobio era mío.
Todo el dinero invertido había valido la pena.
—Te dije que acostumbrarías. —Le susurré al oído.
No me respondía, pero me daba igual. Violar a Tobio cada día era un sueño hecho realidad. Él no podía negarse y poco a poco lo fui acostumbrando, aunque al principio hubo un problema relacionado con la sangre. Me pertenecía, era mi esclavo sexual... lo tenía a mis pies.
—Siempre había deseado que llegara este día. —Comenté mientras comenzaba nuestra sesión matutina.
A veces intentaba resistirse, pero eso lo empeoraba porque apretaba más las cuerdas con las que lo tenía atado. Verle así de humillado era genial.
—Te amo, Tobio-chan. —Canturreé depositando un beso en sus labios.
~~POV Kageyama~~
Quería morirme. Prefería morir que seguir siendo su juguete. Todos los días abusaba sexualmente de mi cuerpo, maltratándome y haciéndome gritar de dolor. La primera vez hubo mucha sangre; demasiada. Cuantos más días pasaban, menos cordura me quedaba. Lo odiaba, era un infierno. No veía el momento en el que dejase de respirar.
¿Por qué tuvo que terminar así? ¿Por qué no pude ser feliz?
Acaso... ¿fue mi culpa?
[…]