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Hyacinthum por Neko Komori

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Notas del capitulo:

Tengo dos noticias, una buena y una mala xD

la buena(?) termine el cap. antes QwQ y decidi traerselos~~

la mala x'D....hay un 80% de probabilidad de que la proxima semana no pueda actualizar.

mi grupo esta organizando un evento algo grande y dado que yo soy la sub-jefa, voy a estar atendiendo, comprando y supervisando varias cosas, asi que no se si tenga tiempo para terminar el siguiente capitulo; y hacerlo por hacer, no esta en mis planes~~

 

ahora si; aqui el capitulo....

bien, entonces ahora solo, me alejare lentamente....antes de que me lancen un zapato(?) por la mala noticia....y por el cap. X'D

 

*huye cobardemente*

 

Hace dos semanas que no veo a Amelia, siendo sincera, aun no se que responderle y no es porque no lo haya pensado, ciertamente lo he pensado demasiado, al grado de que mi cabeza se ha vuelto un caos. 
 
Justo ahora decidí relajarme un momento.
 
La luna era realmente hermosa esa noche, en todo su esplendor, iluminando todo, junto a la luz de las estrellas, el sonido del viento, el agua corriendo, algunos animales nocturnos paseando por el bosque; me encontraba sentada al pie de un árbol, frente al río, solo descansando y admirando el paisaje, disfrutando de todo lo que el entorno me daba; cerré los ojos un momento sintiendo el aire fresco en mi cara y escuche unas hojas quebrarse por pisadas a mi espalda, sonreí, reconocía bastante bien esa forma de caminar; no por nada llevábamos ocho meses de conocernos.
 
No voltee, ni tampoco dije nada, la vi sentarse a un lado mío, y abrazar sus rodillas después de acomodarse, le mire, se veía decaída, su cabello pelirrojo cubría su rostro. Esas, sin duda, eran malas noticias.
 
-¿paso algo malo?- ante mi pregunta ella abrazo aun mas sus rodillas, agachando su cabeza, de acuerdo, eso me preocupaba demasiado.
 
-las lluvias....fueron tan fuertes que desbordaron el río; el puente se cayo por completo, al parecer no podrá regresar hasta que lo reparen o reconstruyan, no lo se; Gil, él me preocupa; lleva seis meses fuera de casa ¿Estará bien?- su tono de voz, estaba segura de que estaba aguantando las lagrimas, aunque tenia en claro que no podría aguantar demasiado.
 
Lo entendía perfectamente, estaba preocupada por su padre y, a decir verdad, yo también estaba algo ansiosa, estaba tardando demasiado en volver y yo nunca lo había visto como alguien que dejaría demasiado tiempo sola a su hija.
 
Sin embargo dejar salir mis preocupaciones solo la alteraría mas, por el momento necesitaba calmarla, después de todo, esas noticias probablemente eran recientes, por lo que él debía estar bien en este momento.
 
-estoy segura de que lo esta, probablemente extrañando tu comida, pero en buen estado, de lo contrario te lo habría dicho en sus cartas, ¿no?- acaricie su cabeza un momento antes de pasar mi mano hasta su hombro para jalarla un poco hacia mi y que recargara su cabeza en mi hombro, cosa que no tardo demasiado en pasar; la mantuve abrazada a mi intentando tranquilizarla.
 
-bueno...si, él sabe que no me gusta que me oculte cosas, mucho menos cuando son heridas o golpes...pero...nunca había estado tanto tiempo fuera de casa, lo máximo era de cinco meses y ahora estará mas tiempo fuera por esto; lo extraño.- como suponía, las lagrimas comenzaron a caer por sus mejillas, mientras se hacia mas pequeña acurrucándose a mi lado.
 
-mira, lo bueno es que él esta bien, que no pasaba por ahí cuando el puente se cayo y que seguro te extraña como tú a él, estoy segura que no le gustaría verte preocupada - sobe su hombro con la mano que le abrazaba, en un intento por reconfortarla.
 
Era la tercera vez que la veía llorar.
 
-se que tienes razón pero...-no deje que terminara, la solté para voltearme un poco y tenerla un poco mas de frente; alce su rostro para que me viera, limpiando las lagrimas que aun rodaban por sus mejillas, con mis pulgares.
 
-hey vamos, no te preocupes, ya veras que antes de que te des cuenta él estará de vuelta.- le di una sonrisa, mientras seguía sosteniendo su rostro con mis manos, ella había dejado de llorar de a poco. Intentando calmarse.
 
-¿lo crees?- me miro aun con duda, pero también con esperanza, acaricie una de sus mejillas y asentí.
 
-estoy segura- no estaba mintiendo, realmente creía que todo estaba bien, y que nosotras solo estábamos exagerando, probablemente por la cantidad de tiempo tan grande que él llevaba de viaje.
 
-gracias, Gil-  respiro profundamente, volviendo a la calma que le caracterizaba- hablando de cartas, tú..-no la deje continuar, tape su boca con mi dedo indice y ella me miro confundida
 
-¿escuchaste?- mire a mi alrededor, ahí definitivamente había un problema.
 
-yo...no escucho nada- volteo hacia todos lados como yo lo había hecho, ella parecía seguir sin entender mi punto.
 
-exacto, de pronto todo se ha callado- mire hacia el bosque intentando encontrar algo que me diera alguna pista de ese abrupto silencio, no pasaron mas de un par de minutos cuando una gigantesca parvada de todo tipo de aves paso volando sobre nuestras cabezas. 
 
Nos levantamos con rapidez, volteando hacia donde se habían ido.
 
-¿que fue eso?- su voz, estaba sorprendida y yo tenia un muy mal presentimiento
 
-están huyendo...- susurre, volteando hacia el lugar de donde venían; en el bosque no se veía nada, pero en cielo se distinguía una columna bastante grande de humo, a varios kilometros de nosotras.
 
-pero ¿de que? -volteo hacia donde yo estaba viendo, respondiendo ella misma aquella pregunta que había hecho 
 
¿Un incendio en el bosque? No, si fuera del bosque ya lo habríamos notado, entonces ¿donde? Si no me equivocaba, ese camino llevaba a...
 
-...Helianthus -murmure para mi misma, antes de caer en cuenta de algo- ¡¡Amelia!! - mi sobresalto, sorprendió a Dalia; no espere a que dijera nada y silbe para llamar a Ara, no podía perder tiempo.
 
-espera ¿que piensas hacer?- me tomo del brazo intentando llamar mi atención mientras veía a Ara llegar de entre los arboles.
 
Ara se veía nerviosa, tras acercarse lo suficiente sus ojos me dijeron que...aquello no había sido un accidente, un escalofrío me recorrió.
 
¿Habían...llegado?
 
Pero, ¡¡mi padre había dicho que era imposible que ellos llegaran aquí!! No había montañas, ni cuevas ¡¿entonces, por que?! Voltee hacia Dalia con miedo y le tome por los hombros.
 
-vuelve a la casa y no salgas hasta que yo vuelva, ¿de acuerdo?- me miro con gran duda, no entendía y tenia miedo, lo sabia porque...yo también tenia un poco de miedo, pero dudar no estaba en mis planes. Amelia estaba en serios problemas y no la iba a dejar sola.
 
-pero..-
 
-no salgas, ¿entiendes? NO-SALGAS, no importa que pase, no importa que escuches, no salgas por nada del mundo- aumente un poco mas mi fuerza en el agarre, mirándola fijamente a los ojos, su mirada de duda paso a una de preocupación. 
 
-no estarás pensando que....- sus palabras se fueron, al igual que su aliento por un segundo, una de sus manos tapo su boca con miedo, antes de continuar- un...dragón...¿aquí?
 
-no lo se, espero que solo haya sido un accidente, pero aun así, el fuego suele atraer a mas criaturas- no dudaba de Ara, pero decirle que ya tenia la certeza de que no había sido un accidente solo la alteraría, le di una vaga excusa esperando que me creyera- necesito mantenerte a salvo y para ello debes hacerme caso- baje mis manos de sus hombros, a lo que ella las tomo con las suyas
 
-¿y que hay de ti?- una leve sonrisa salió de mis labios, aun después tantas situaciones que habían surgido en esos ocho meses, seguía preocupándose como la primera vez.
 
-yo estaré bien- solté una de mis manos de su agarre y le acaricie la cabeza.
 
-pero...-
 
-...el fuego se expande y ellos necesitaran toda la ayuda posible.- ella estaba demasiado preocupada y yo temía que no me hiciera caso; si algo le pasaba no podría perdonármelo.
 
-Gil.- me miro fijamente sin decir nada mas, estaba entrando en resignación, como cada que le decía que iría a ayudar con alguna batalla o problema; finalmente bajo la mirada y un suspiro salió de mis labios.
 
-te lo prometo, estaré bien y volveré- ella asintió en silencio sin verme, suspire y le tome del rostro con mis manos para verla a los ojos - ¿confías en mi?- evito mi mirada y yo subí un poco mas el tono de mi voz - Dalia, mírame ¿confías en mi?- su mirada ámbar se cruzo con la mía, antes de asentir levemente- entonces puedes estar segura de que cumpliré mi promesa, solo espérame.
 
-...por favor...quédate....- me subí al lomo de Ara, volteando a verla, solo para darme cuenta de que sus ojos volvían a cristalizarse. 
 
Comprendía que eso no era por mi; ella estaba sensible por su padre, por tenerlo tan lejos y estar tan preocupada; y el que yo me fuera en ese momento solo alteraba aun mas sus emociones, suspire y voltee hacia enfrente.
 
-lo siento....- fue lo único que pude decirle antes de susurrarle a Ara- llévame a Helianthus.- comenzamos el camino al momento, esperaba que ella me hiciera caso y se fuera a la casa.
 
No tardamos demasiado en llegar, se levanto en dos patas al llegar al borde del bosque, ahí pude verlo, la mitad de las casas estaban en llamas, gente llorando, gritando y corriendo por doquier y el palacio....el palacio estaba completamente en llamas, era extraña la ventana por la que no salían aquellas llamaradas.
 
Sentí un fuerte dolor en mi pecho, debía hacer algo pero... ¿Que? 
 
Respire profundamente, primero necesitaba calmarme, yo...si....¡¡mi nana me había enseñado como apagar incendios!! Perfecto, ayudarles, decirles que hacer y encontrar a Amelia, eso era lo principal.
 
-no me esperes, ve a un lugar seguro, yo estaré bien- me baje de Ara y acariciando su lomo le incite a que se fuera.
 
Me acerque hasta las primeras personas que vi, una mujer, y sus dos hijos, tosían fuertemente y estaban llenas de cenizas pero no parecían heridas
 
-¿están bien? ¿Donde esta la princesa?- me agache un poco para escuchar su respuesta, cosa que no hizo falta, pues la voz que estaba buscando se escucho a mi espalda. 
 
-Gilbert- voltee y ahí estaba ella, con sus cabellos dorados hechos un desastre, su rostro lleno de cenizas y su vestido un poco quemado. 
 
Sin poderlo evitar corrí hacia ella, abrazándola con fuerza, estaba tan feliz de saber que ella estaba bien.
 
-Amelia ¿estas bien? ¿Que paso?- solté un poco mi agarre para verla, una parte de mi había descansado al no ver alguna herida en ella.
 
-no...no estoy segura, todo estaba bien y de repente se escucho un fuerte rugido y el castillo y parte del pueblo comenzaron a incendiarse- estaba entrando en crisis, pero aun así mantenía esa fortaleza con la que la había conocido; sus palabras...eso solo me confirmaba lo que Ara me había dicho.
 
-¿han visto algo? ¿Un...dragón, tal vez?- pregunte con preocupación en mis palabras.
 
-yo también lo pensé, pero no hay nada; estamos sacando agua del río, de los botes de reservas, del pozo, de todos lados, pero parece que esto no acabara nunca.- respire profundamente y la abrace nuevamente con fuerza.
 
-diles que utilicen ropa mojada, escurriendo de agua, para apagar el fuego, eso es mas rápido, debemos evitar que se expanda al bosque- hable a su oído, y ella asintió con fuerza- Debes ir a un lugar seguro.- 
 
-¡¡NO!!- se separo de mi con brusquedad ante mis palabras, sus manos estaban hechas puños y cerraba sus ojos con fuerza.
 
-Amelia...-
 
-¡no pienso abandonarlos! Ellos no son solo los súbditos del pueblo, ellos son mis queridos aldeanos, son mas que una familia para mi, ¡¡nunca les daría la espalda de esa forma!! Antes prefiero dar mi vida que perder a alguno de ellos.- di un paso para acercarme de nuevo a ella, acaricie su mejilla con cariño, sus ojos se abrieron, dejándome ver su mirada esmeralda llena de decisión 
 
-entonces haz lo mejor para ellos; ellos te necesitan bien, te necesitan con vida para mostrarles una salida, para darles esperanza; saca a los niños de aquí, y enséñales a los hombres y mujeres como ayudar a apagar el fuego, no dejes que el miedo se apodere de ti, ¿de acuerdo?- su mirada era de sorpresa, que a los segundos cambio por una de seguridad, asintiendo a mis palabras- mantente a salvo para poder mantener a salvo a tu pueblo. -mencione lo ultimo a su oído, terminando por dejar un beso sobre su cabello
 
-Gilbert-
 
-y sobre todo, déjame los trabajos pesados a mi- le guiñe un ojo con diversión, una sonrisa se apodero de sus labios; hasta que recordé algo importante- ¿donde esta tu padre?
 
-él...sigue adentro del palacio, dijo que sacaría a los sirvientes pero...- negó con la cabeza, ella no sabia lo que había pasado con él, eso estaba claro, entonces ya sabia que era lo primero que debía hacer.
 
-iré por él; tu haz lo que te dije- la vi asentirme, antes de ir hacia donde las personas necesitaban ayuda.
 
Corri hacia el palacio solo para ver que definitivamente no podría entrar por ahí, busque una ventana que aun no estuviera cubierta de llamas y la encontré del lado este, en el tercer piso; escale con dificultad hasta llegar a ella, entre, todo estaba en llamas y el techo estaba lleno de humo, cubrí mi nariz y boca con un pañuelo.
 
Sali al pasillo, había muy pocos lugares por donde pasar, grite con la esperanza de que me escuchara, pasaron cerca de tres minutos antes de por fin escuchar una respuesta a mi llamado, un armario le había caído encima en un cuarto del segundo piso y no podía quitárselo; con toda su fuerza y mi fuerza juntas lo aventamos a un lado en segundos, estaba herido de una pierna, le pase mi pañuelo para que se cubriera la boca y le dije que tendríamos que salir por un piso superior.
 
Llevándolo recargado de mi hombro con su brazo subimos al tercer piso, el cuarto por el que yo había entrado estaba en llamas ahora, pero...no demasiado el cuarto de Amelia.
 
 Intente hacer una cuerda con las sabanas que ahí había, al menos con las que todavía seguían intactas, la ate al balcón y le indique que debía bajar por ella. La cuerda solo había llegado hasta lo que seria el techo del primer piso, mientras el bajaba por la cuerda yo me apure en bajar por la pared, espere a que llegara al fin de la cuerda y lo ayude cuando salto al suelo. 
 
Lo lleve hasta donde las cosas estaban mas tranquilas, donde Amelia se había encargado de llevar a todos los niños, le deje muy en claro que debía quedarse ahí.
 
Corrí hacia las cabañas y saque a cada persona que parecía seguir adentro; perdí la cuenta después de la séptima cabaña a la que entre.
 
Amelia les había indicado perfectamente lo que tenían que hacer, podía ver a todos los que no estaba heridos ayudando a apagar el fuego, cuando ya no hubo personas gritando por sus familiares en las llamas dentro de las casas, me dedique a llevar cubetas de agua, mojar mas ropa, prendas o lo que me trajeran.
 
El cielo comenzaba a aclararse cuando el fuego había sido extinguido por completo, caras llenas de ceniza, familias abrazándose, niños llorando, todos sentados unos junto a otros, personas con quemaduras, algunas con otro tipo de heridas, pero...estaban todos. No había ninguna perdida y eso era bastante reconfortante, pero aun había algo que hacer.
 
Después de asegurarme que el rey seguía bien y que no había inhalado demasiado humo; me pare en un lugar en el cual todos pudieran verme y escucharme.
 
-todos los que estén heridos, manténganse en un solo lugar; iré por carruajes que los lleven a Hydrangea; Eldr.....el príncipe Eldrian los atenderá sin falta, todo estará bien; y por favor, manténgase alejados de las casas, no hay seguridad de que estas puedan o no caerse. - todos me escucharon atentamente, algunos solo pronunciaron un tenue gracias mientras sonreían con lagrimas en sus ojos.
 
Acercándome al bosque llame a Ara y me llevó en minutos a Hydrangea, después de buscar a Eldrian y explicarle lo sucedido mando a sus hombres a ayudar a todos los heridos, les pidió llevar cerca de quince carruajes con gran urgencia; también mando llamar a todas las y los curanderos que estuvieran en ese momento en el pueblo, para llevarlos a atender a todos los heridos.
 
Podían discutir demasiado, pero hasta él sabia que en esos desastres la ayuda no debía de medirse. 
 
Después de agradecerle infinitamente y que él me dijera que iría ayudar con las reparación en un par de horas, volví a Helianthus, los carruajes ya habían llegado y varias curanderas atendían a los heridos; algunos padres habían mojado pequeños trapos para limpiar el rostro lleno de cenizas de sus hijos, y de ellos mismos. 
 
Sonrei, ahora todo estaba bien, escuche los pasos de alguien corriendo hacia mi, di media vuelta encontrándome con Amelia, que tras unos pasos mas termino prácticamente aventándose a mis brazos
 
Le sostuve con mis brazos, y una sonrisa en mi rostro- Amel...- con sus manos sostuvo mis mejillas antes de posar sus suaves y rosados labios sobre los míos.
 
Un roce que no duro mas de algunos segundos pero que fue suficiente para sentir mis mejillas arder y mi corazón acelerarse.
 
-gracias...- fue lo que me dijo con una hermosa sonrisa, a un par de centímetros de mi rostro aun manteniendo sus manos en mis mejillas.
 
Para ser un..."valiente caballero"...
 
Esa princesa de mirada esmeralda, se había robado...
 
Mi primer beso. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Notas finales:

Recuerden que si me matan el fic se quedara inconcluso x'D 


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