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Hyacinthum por Neko Komori

[Reviews - 85]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Se supone que este iba a ser un cap muuuuuuy largo, pero decidi dividirlo ya que eran demasiadas cosas para un solo cap.

Gracias por su apoyo y sus comentarios.
Puede que el siguiente capitulo lo suba antes, tal vez el fin de semana, esta casi terminado.

Y, no soy de hacer esto, pero bueno xD ustedes lo valen~~
Mando saluditos y abrazos a las personitas que siempre les veo por aqui QwQ
-Noemi (mil gracias)
-Ariz (Creo que tu fuiste mi primer review qwq )
-Sen (tú, que gracias a ti empece a responder los lindos comentarios que me llegan QwQ......aunque voy retrasada en los de la ultima semana x'D tonta escuela, tontos proyectos, tontos compañeros que me dejan todo el trabajo)
-Nyra (Alias: chica que me hace dudar de mis respuestas, xD jajajaja)
- Katia ( holi ")/ )
-Jodedor Troll (lo juro, tus comentarios siempre me hacen sonreir xD )
-los anonimos que llegan y me alegran el dia xD

y si le sigo no acabare nunca, pero ustedes saben que los quiero~~~ son todos un amor, muchas gracias en verdad.

Sin mas, el cap. ( " )/

¿Este lugar...siempre había sido tan silencioso?
 
......
 
El fuerte golpe sobre la mesa hizo que cayera en cuenta de lo que había dicho. 
 
De sus manos salía sangre, voltee a verla, mantenía la mirada baja, no podía verle a los ojos pero creo que no necesitaba verlos para saber que estaba molesta.
 
-...tienes razón, solo soy una cobarde. — 

 
No, no, no, no, no lo eres. Agh, ¿que hice?
 
Intente tomar sus manos pero ella se alejo antes de la mesa, sin dirigirme alguna otra palabra o mirada le vi tomar sus cosas, en menos de un minuto ya se estaba yendo.
 
...No te vayas...
 
Intente detenerla, intente ir tras ella o que de mis labios saliera alguna otra cosa, pero mi cuerpo no reaccionaba, estaba desesperada, quería gritarle que no se fuera, que eso no era lo que quería decir, pero cuando por fin pude volver a moverme ya era demasiado tarde, corrí hacia la puerta, salí y busque en los alrededores, sin encontrarla.
 
Ella no estaba y yo...yo no sabia que hacer; caí de rodillas en la tierra, mientras comenzaba a llorar de nuevo; ella siempre había tenido paciencia conmigo, con mis berrinches y rabietas sin sentido, lo sabia perfectamente y yo... 
 
No quería que esto pasara.
 
Se supone que hablaríamos sobre....sobre lo que yo había visto; ¡¡Se supone que hablaríamos sobre Amelia!! ¡¿como es que eso se transformo en esto?!
 
No quería pelear con ella, no quería gritarle.
 
No me arrepiento de lo que dije, pero si me arrepiento de la manera en como lo hice...no era la forma, las palabras, ni el momento. 
 
Es solo que...estaba tan molesta, y tan...triste...¿por que no me lo había dicho? ¿Por que me había ocultado que tenia una relación con Amelia? ¿Por que no confío en mi? ¿Era eso lo que la tenia tan pensativa? 
 
Pero sobre todo....
 
¿Por que eso me dolía tanto? ¿Por que había empezado a llorar después de verlas? 
 
No tiene sentido; hasta yo se que eso no era para tanto. 
 
Que mi enojo y tristeza no tienen un verdadero fundamento; tal vez solo porque no confiara en mi pero ¿puedo culparla por eso? Yo tarde mucho en confiar en ella; mientras que ella me tendió la mano desde el primer momento. 
 
Sentí la lluvia comenzar a caer sobre mi; no quería levantarme, no tenia fuerza para ello.
 
Gil siempre había estado para mi en todo momento, me había hecho creer de nuevo en la amistad y lo maravillosos que podían ser los días, me cuidaba y apoyaba en todo lo que necesitaba...¿pero todo eso para que? ¿Para que a la primera vez que ella necesitaba apoyo yo...le diera la espalda?
 
......
 
El silencio aquí, se me hace tan poco familiar, es extraño, es molesto y no me dan ánimos ni de levantarme de la cama. 
 
Han pasado casi dos semanas desde que ella se fue, muchas veces he querido ir a verla, disculparme tal vez, pero...¿eso será suficiente? 
 
¿Por que me cuesta tanto apoyarla con esa relación?
¿Porque me duele tanto el pecho cada vez que pienso en ello?
¿Por que mis ojos se cristalizan cada vez que el recuerdo de ellas llega a mi mente?
 
No recuerdo haber sentido nunca en la vida algo como eso; es, es doloroso, pero también desesperante, casi asfixiante, ¿No se supone que debería estar feliz por ella? ¿Tan mala amiga soy? 
 
¡¿QUE ES LO QUE ME ESTA PASANDO?!
 
Sentada en el suelo, recargada en la base de la cama, abrazando mis rodillas miraba a los pajaritos cantar y volar felizmente. 
 
Desearía que mi vida fuese tan sencilla como la de ellos.
 
Mis ojos comenzaron a cerrarse poco a poco; el sonido de unas risas en mi mente hicieron que perdiera lo que restaba de conciencia....
 
*******
El radiante sol brillaba en un pueblo; unos niños en la plaza de este jugaban saltando entre los cuadros del piso; una pequeña cabecita castaña clara, una un poco mas oscura y una pelirroja se podían observar desde las ventanas de las cabañas alrededor.
 
-¡¡Así no!! Se supone que no debes pisar las lineas— gritaba el pequeño de la cabecita castaño oscuro, quien probablemente no poseía mas de 7 años de edad
 
-eres muy torpe, Dalia— los cabellos largos de la pequeña de castaño claro, se mecían en el tenue viento mientras reía por la torpeza de su amiga; de 5 años sonreía casi por cualquier cosa
 
-jeje, lo siento— ahora era la pequeña pelirroja la que hablaba, con un poco de pena en su voz pero una gran sonrisa; al igual que su amiga no pasaba de los 5 años de edad.
 
-niños, vengan a comer— la madre de los pequeños castaños les había hablado por la ventana de una de las cabañas, corriendo entraron los tres sentándose a la mesa después de lavar sus manos— ¿como esta tu madre Dalia?
 
-bien, uhm...esta de viaje con papá, ¡pero volverá pronto y me traerá un regalo muy muy grande!— dijo felizmente mientras alzaba sus manitas al aire simulando un tamaño muy grande.
 
-es verdad, ya va a ser tu cumpleaños, ¿has pensado que vas a querer?— pregunto la señora con gran amabilidad mientras comenzaba a servir los platos de los pequeños.
 
-uhm....no, ya tengo todo lo que quiero, ¡¡mis papis son el mejor regalo del mundo!!— el grito de la pelirroja le había dejado una sonrisa en el rostro a aquella mujer.
 
-eres muy cursi— dijo el pequeño mientras reía siendo seguido por su hermana.
 
-cursi~ cursi~— imito la pequeña castaña; para luego reír los tres niños al mismo tiempo.
 
-ya niños, no la molesten—
.............
Una cabecita rubia junto a una pelirroja sentados en la fuente de la plaza, conversaban amenamente mientras sus piernas se mecían juguetonamente.
 
-oye Dalia, mi mami me dijo que tu eres una bruja— soltó el rubio con toda la inocencia que un niño de 6 años puede tener.
 
-¿una bruja?- la pequeña le miro asombrada, nunca nadie le había dicho nada como eso
 
-si, pero eso no es cierto ¿verdad?— la había volteado a ver esperando una respuesta la cual llego al momento con la pequeña pelirroja moviendo enérgicamente su cabeza de un lado a otro de forma negativa.
 
-no que yo sepa, si lo fuera, mis papis me habrían dicho o ya habría hecho magia—sonrío ampliamente, siendo acompañada por la nueva sonrisa del pequeño rubio
 
-si, tienes razón; les diré a todos que los rumores son solo mentiras— y con gran entusiasmo se bajo de la fuente y comenzó a correr hacia donde sus amigos.
 
........
Una tarde oscura, el cielo mostraba que no tardaría en llover; una pequeña pelirroja se mostraba con los ojos lastimados por haber llorado demasiado, un niño de cabello azabache frente a ella le gritaba y reclamaba.
 
Tenia miedo, no se suponía que así seria su cumpleaños. 
 
-nos mentiste, Dalia...tu, si eres una bruja— grito el pequeño azabache mientras la señalaba, con 8 años no se le podía culpar de creer todo lo que había escuchado de los adultos.
 
-¡no lo soy!— era lo que la pequeña pelirroja gritaba intentando defenderse de aquella acusación, intentando acercarse a su....amigo....los brazos de una mujer alejaron al niño de ella.
 
-¡¡no toques a mi hijo!! Tu....¡monstruo!— esa mujer le miraba de arriba a abajo, con miedo.
 
-¿como pudiste matar a tu madre?— otra voz mas atrás se escucho, otra mujer se había unido a ellos, y así como ella, muchas mas personas fueron llegando, rodeando a la pequeña pelirroja quien comenzaba a asustarse.
 
-yo no...lo hice...— tanta presión había causado que lagrimas comenzaran a salir de sus ojos ámbar.
 
-¡¡es una bruja!! Hay que quemarla— esas palabras de la multitud hicieron que la pequeña comenzara a temblar, no importaba a donde volteara, solo lograba obtener miradas de miedo, desprecio y enojo.
 
-yo no..lo..hice...— hablando como podio entre sollozos intentaba defenderse
 
-debemos encerrarla, nada bueno saldrá de que ande paseando en el pueblo como si nada—
 
-yo..no...lo...hice...— tenia miedo, tapando su cara con sus manos, seguía llorando incontrolablemente.
 
-¡¡que se vaya!! ¡¡Exilio o muerte!! ¿Quien esta conmigo?— esas voces solo lograron que los llantos de la pequeña se hicieran mas fuertes ¿por que todos le decían eso? ¿Por que no le creían? ¿Por qué sus amigos no la defendían? ¿Por que habían preferido creer en los rumores?
 
-¡¡siii!! ¡¡Exilio!! ¡¡Muerte!!— los gritos solo empeoraban, cada vez mas personas se unían a ellos, tapando sus oídos con sus manos, intentando callar los gritos, se agacho esperando esconderse de todos ellos.
 
-es solo una niña— llegando justo a tiempo el padre de la pelirroja se agacho para tomarla en brazos, con su hijo de 12 años a un lado, intentando proteger a su hermana también. 
 
-¡¡quítate del camino Ekrem!!— los aldeanos gritaban mientras el solo abrazaba mas fuerte a su hija contra si.
 
-ustedes no le van a tocar un solo pelo a mi hija— estaba enojado, ¿como se atrevían a tratar así a una niña pequeña? Acababa de perder a su esposa, no permitiría que esas bestias le quitaran a su hija también. 
 
-¡seguramente Aradia era una maldita bruja igual que ese engendro!— aquello solo hizo que la pequeña se asomara tímidamente del pecho de su padre.
 
-Mi mami...mi mami no....— intentaba defender a su madre, aunque los hipos de sus sollozos no le permitían decir demasiado.
 
-¡¡ustedes fueron los que trajeron las desgracias a este pueblo!!—otras voces se escucharon aun mas fuertes que las anteriores, haciendo que la pelirroja temblara mas fuerte en los brazos de su padre, y volviera a esconder su rostro. 
 
-¡¡nosotros siempre les brindamos toda la ayuda que han necesitado!!— su paciencia se estaba agotando ¿como podían siquiera hablar de esa manera? ¡Ellos siempre los habían ayudado!
 
-solo por ti y tu hijo les daremos una oportunidad; ¡¡váyanse y nunca vuelva!!— sin esperar ni una sola cosa mas; el hombre con la niña en brazos y su hijo acompañándole a un lado comenzaron a caminar hacia el bosque.
 
-si esa bruja vuelve a pisar nuestro suelo la mataremos sin dudar; ¡¿escuchaste Ekrem!? ¡¡Esa bruja morirá si se atreven a volver!!— y escuchando esa ultima advertencia a sus espaldas se perdieron de vista entre la vegetación de aquel lugar y la oscura noche que les acompañaba.
 
.......
 
-papi....¿mami....mami era una bruja?— aun en los brazos de su padre la pequeña se negaba a levantar el rostro
 
-mami, era la hechicera mas grande y asombrosa de todo el mundo— la gran voz de su hermano mayor se había escuchado con gran alegría, mientras le daba algunas fresas a su hermana, de los arbustos que acababan de pasar— las brujas matan...las hechiceras curan ¿entiendes?
 
-¿y yo...soy una bruja? Por mi culpa mami...por mi culpa ella...ella esta...— con las fresas en sus pequeñas manos, las lagrimas habían comenzado a acumularse de nuevo en sus ojos.
 
-...no, cariño tú... — bajando a la pequeña al suelo y agachándose a su altura prosiguió en un suspiro— Lo que le paso a Aradia no fue tu culpa ¿de acuerdo? Nadie tuvo la culpa de eso.
 
***********
Unos suaves toques en sus hombros y el sonido de alguien llamándola entre sueños hizo que abriera tenuamente los ojos, viendo una borrosa silueta frente a ella con la oscuridad de la noche en toda la habitación. 
 
-¿Dalia?— aquella voz sonaba angustiada, pero aun no podía ubicarla del todo.
 
-¿ma..mi?— abriendo aun mas los ojos y tallandolos con una de sus manos volteo de nuevo hacia aquella silueta.
 
-¿Dalia, que tienes? Por favor, cariño, respóndeme— un preocupado hombre intentaba que la pelirroja le respondiera, había llegado encontrando todo a oscuras y ver a su hija en el suelo lo había dejado aun mas angustiado.
 
-¿papá?— aun no sabia si eso seguía siendo un sueño ¿su padre por fin había regresado?
 
-si, aquí estoy, aquí estoy ¿te encuentras bien? ¿Que paso?— acariciando la mejilla de su hija, logro que esta le sonriera, no era un sueño.
 
-Volviste...— fue lo único que pudo decir mientras se acercaba lo suficiente, aun en el suelo, para abrazarle
 
~~~Povs. dalia~~~~
 
-siento haber tardado tanto, Dalia; no volverá a pasar, te lo prometo; te extrañe tanto, estaba muy preocupado; pero vamos, levántate ¿que haces ahí?— no era un sueño, él esta aquí y correspondía mi abrazo, estaba tan feliz de verlo, en verdad necesitaba tenerlo de vuelta, ahora mucho mas que antes.
 
-yo...estaba soñando— un pequeño escalofrío me recorrió de solo recordar aquel sueño, pensé que nunca volvería a tenerlo, pensé que eso ya....había quedado atrás. 
 
Pensé que...lo había superado.
 
-¿y que soñaba mi niña?—me había ayudado a levantarme y ahora caminábamos a la cocina para encender un poco de luz.
 
-con mamá...—mencione con una triste sonrisa, no podía decirle que ese sueño había regresado.
 
-entonces seguro era un sueño muy feliz— asentí levemente sin poder contradecirlo; me senté a la mesa mientras el se ponía a cocinar, quería detenerlo y decirle que descansara pero...en verdad, creo que no tenia ni ánimos para cocinar. 
 

-....¿mi madre...era una bruja?—ante mi pregunta el volteo a verme, lucia un poco confundido con mi pregunta. 
 
-...tu madre— un suspiro salió de sus labios antes de continuar, viéndome con seriedad— ella era una gran hechicera- finalizo con una sonrisa, esa respuesta no era exactamente la que estaba buscando; aunque ya habían pasado siete meses, el encuentro con mi abuela, no se me había olvidado y aun combinado al regreso de este sueño, muchas dudas habían surgido en mi.
 
-¿que le hace diferente de ser una bruja?- pregunte mientras recargaba mi mejilla en la palma de mi mano, el pareció pensar un momento su respuesta.
 
-sus poderes, Dalia; los poderes de las hechiceras les permiten curar a todo ser vivo que lo necesite, Magia blanca se les llama. Su corazón es tan puro que les permite ver y hablar con cualquier criatura mágica; pues estas no les temen.— esas eran palabras muy hermosas pero, lo que había hecho mi madre a mi abuela; si es que ella lo había hecho, no era para nada hermoso.
 
Ahora tenia mas preguntas.
 
-y...¿las brujas— podría jurar que note un poco de tensión en él tras mi pregunta, como si hubiera tocado un tema prohibido tal vez; pero quizá solo fue mi imaginación, pues enseguida me respondió.
 
-los corazones de ellas son...son negros, sus poderes siempre estarán ligados a la destrucción y al sufrimiento de ellos y sus seres queridos. Todos les temen sin importar a donde vayan; las brujas son los seres mas desdichados y despreciados sobre la faz de la tierra.....y....sabes, hay algo que debes tener —lo vi ir hacia su cama y sacar un baúl polvoriento de debajo, tras abrir el candado, saco algo de su interior, un cuaderno bastante grueso y viejo que me extendió cuando hubo regresado a donde yo estaba.
 
-ese es...- lo mire un momento con sorpresa, si, lo recordaba, eso pertenecía a mi madre. 
 
-el diario de tu madre; nunca me he atrevido a abrirlo, siento que ella hubiera querido que tu lo tuvieras...tal vez eso...conteste a todas las preguntas que esta cabecita loca llegue a tener—dando unas pequeñas palmadas en mi cabeza, dejo el cuaderno en mis manos.
 
 ¿Estaba bien que lo leyera?
 
-gracias, papá....— murmure con una leve sonrisa y algo de desgano, agradecía que contestara mis preguntas pero no era exactamente eso lo que me mantenía de esa forma. 
 
-ha pasado algo mas, ¿no es así? — se acerco hasta mi, sentándose en la silla del frente a mi;  lo cual agradecí, en verdad necesitaba hablar con alguien.
 
-han pasado muchas cosas en realidad...— un suspiro salió de mis labios a lo que el tomo mis manos entre las suyas con un claro gesto de comprensión.
 
-por mas cosas que hayan pasado, estoy seguro de que solo es una la que te tiene de esa manera ¿me equivoco?— negué, no estaba equivocado, lo pensé un momento, buscando las palabras para poder contarle lo que había pasado.
 
-yo...se que cometí un error pero...no se como disculparme— de acuerdo, eso había sonado muy vago, pero no sabia exactamente que mas decir.
 
-¿con Gilbert?— asentí y el sonrío— entonces solo debes ser directa y hacerlo
 
-no es tan...sencillo; yo le di la espalda en la única cosa en que debía apoyarle, dije muchas cosas y se molesto...pero...es que verle con ella me molesto tanto que...no se, se que no tiene sentido, pero no pude evitarlo.— me había soltado de su agarre intentando explicarme con ademanes, el solo me veía atentamente 
 
-¿Gilbert esta saliendo con alguien?—el parecía serio y sorprendido de su misma pregunta, asentí en silencio— ¿con quien?
 
-....la princesa...de Helianthus...— suspire, simplemente no podía con ello
 
-¿y eso te molesto?-asentí de nuevo, suspire.
 
-ya se que no tiene sentido, es tonto y no tenia razón de ser pero....papá, no se que me pasa, siento como un nudo en el pecho cada vez que pienso en ello y me dan muchísimas ganas de llorar; odio...odio que le sonría y le tenga tanta consideración, es decir, me gusta que este feliz, pero no con ella, ¡conmigo! Me molesta que pase tanto tiempo con ella y que a mi me deje a un lado. Es como si quisiera que solo me mirara a mi porque...porque cada vez que esta cerca me siento tan feliz y, es como si nada mas importara, siempre siento mis mejillas muy calientes a su lado, me siento nerviosa, pero a la vez tranquila; cada vez que me abraza es, es como si sintiera algo muy cálido aquí— señale mi pecho intentando explicarlo lo mas que podía— adentro y quisiera que me abrazara solo a mi...papá...soy tan egoísta, no se que esta pasando conmigo ¿crees que este enferma? No lo entiendo — voltee a verlo esperando una respuesta, pero...el solo me veía en silencio con...¿tristeza?
 
-por favor, perdóname, hija; nunca pensé que tanto tiempo sola hiciera que ni siquiera pudieras reconocer tus propios sentimientos; debí sacarte del bosque, mudarnos a otro país; lo siento tanto— había tomado nuevamente mis manos y yo no entendía en absoluto a que se refería.
 
-¿senti...mientos?— ladee la cabeza, y aleje mis manos lentamente, por alguna razón intuía que su respuesta no me agradaría.
 
-Dalia, estas enamorada— sus palabras me congelaron, siempre había escuchado esa palabra cuando aun estábamos en el pueblo, pero nunca había comprendido del todo que era eso. 
 
Aun resonando en mi mente sus palabras me inquietaron, me levante rápido de donde estaba, negando con la cabeza, no, eso no podía ser, era, ¡es!, imposible.
 

-no, claro que...no...eso..eso no podría ser— seguía negando sin parar; solo miraba al suelo, quería buscar alguna otra palabra para lo que esta sintiendo pero.
 
¡¿Por que sus palabras sonaban tan acertadas?!
 
-Hija, así como lo mencionas, es como se siente el amor y lo que tu sentiste en ese momento, fueron celos.— no sabia que expresión tenia, yo solo, no quería verlo, ni seguirlo escuchando.
 
-no, yo...no puedo estar enamorada...no...no puedo, no— di pasos hacia atrás intentando alejarme, mientras algo que podría catalogar como algo muy cercano al miedo me invadía
 
-Dalia-  
 
-¡no, papá, no!— di vuelta y corrí hasta mi habitación cerrando la puerta al momento y recargándome en ella— yo...no puedo estar enamorada...¿cierto? —
 
—¿yo me...enamore de Gil?—
 
 
 
 
 
 
 


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