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Hyacinthum por Neko Komori

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Notas del capitulo:

Este lo hicé un poco mas largo debido a que no queria cortarlo en ninguna parte; espero sea de su agrado.

y gracias por sus reviews, en serio me hacen muy feliz leerlos TwT.

De 18 años la princesa se encontraba en el gran estudio de su padre, discutiendo nuevamente con este.

Un reino con el que estaban aliados estaba siendo atacado y ellos irían a brindarles su apoyo en esa guerra, el gran rey se encontraba guardando las ultimas cosas, entre ellas mapas y elementos de medición.

-¡¡déjame ir!!- grito la azabache mientras pegaba fuertemente con sus manos en el escritorio de su padre.

-no, hija, no; es demasiado peligroso para ti- podía jurar que esa discusión la habían tenido diariamente desde que su hija había aprendido a caminar, siempre tan rebelde, queriendo hacer cosas que, a su parecer, solo los niños, los chicos, los hombres, podían hacer.

-soy el elemento mas fuerte de tu ejercito, tu reino y seguro de todo el país...¡¡o hasta del mundo!!- estaba comenzando a cansarse de siempre ser subestimada de esa manera por su padre.

-hija, no eres un elemento y...-antes de terminar lo que pensaba decir, se dio cuenta de lo que la princesa había dicho, sacándole una pequeña sonrisa-¿el mundo?

-...de acuerdo tal vez exagere un poquito pero aun así soy muy fuerte y ágil, déjame ir contigo- miro a su padre con suplica, pero la decisión ya esta tomada.

-no, y es mi ultima palabra; ese no es el escenario que una chica, ni mucho menos una princesa debe ver.- y diciendo eso salió del estudio con la maleta en la que llevaba sus cosas, dejando a la princesa con una gran furia dentro de si.

-princesa...¡¡princesa mis...¡¡

******
Mire la pila de cadáveres tras mi espalda por ultima vez antes de encaminarme al castillo, debo admitir que me había divertido bastante, extrañaba entrenar y ellos si que me habían dado un entrenamiento digno.

-24 fuera, me faltan 18- di un par de paso antes de escuchar una voz a mi izquierda.

-eres... un monstruo- fueron las ultimas palabras que digo ese vándalo antes de que un cuchillo terminara incrustado en su frente, cayendo hacia atrás por el impacto.

-17 -me acerque hacia el y de un tirón saque mi cuchillo, lo limpie con su ropa y camine hasta quedar frente al castillo-ahora...¿como se supone que entre?

Mire las altas torres y paredes del castillo, podría subir por ellas pero había un punto hasta arriba el cual no podía distinguir si tenia pequeñas salientes de las que agarrarme al escalar o no. Comencé a caminar alrededor del castillo hasta que di con una pequeña puerta en el piso que seguramente daba a los calabozos, sin embargo esta estaba asegurada con candado por dentro, mordí mi labio inferior un instante tratando de pensar en algo. Si hacia demasiado ruido los alertaría y puede que tomaran rehenes como escudos humanos.

Suspire pesadamente, por la parte superior seria.

Tome algo de cal que había cerca del pozo del pueblo en mis manos, frotándola en ellas y regrese hasta la esquina que había designado para subir. Poco a poco comencé a escalar, una mano a la vez, un pie a la vez, pasados 10 minutos comencé a sentir la brisa un poco mas fresca en la cara, eso solo significaba una cosa, estaba a poco de llegar a mi destino, subí un poco mas y me detuve buscando con cuidado alguna ventana, halle una a un par de metros a mi izquierda, trague en seco y tomando una bocanada de aire comencé a deslizarme hasta llegar ahí, sentí mis pies resbalarse en mas de una ocasión, hasta que por fin llegue al marco de esta, sin embargo...

Estaba cerrada.

Tome un cuchillo de mi cintura y comencé a hacer esfuerzos para zafar la cerradura al medio de la ventana, después de dos minutos con el nerviosismo a flor de piel, por fin pude abrir la ventana, entre con cuidado de no hacer mas ruido del necesario, apenas sentí que mis pies habían tocado el suelo del castillo, pude sacar el aire que, al parecer, estaba conteniendo.

Volvi a cerrar la ventana y mire a mi alrededor, parecía una habitación de invitados, abrí la puerta y me asome levemente al barandal del pasillo, podía ver el gran salón abajo, vacío. Busque las escaleras con rapidez y teniendo sumo cuidado de no ser descubierta; baje a la planta baja, tras urgar en varias habitaciones encontré las escaleras que daban a los calabozos.

Cerre la puerta que daba a esas escaleras apenas hube entrado, baje con sigilo y me asome tras la pared, tres bandidos por el pasillo cuidando los calabozos de mi derecha y otros tres cuidando los de la izquierda.

Tome tres cuchillos entre mis manos y los lance a los tres de la derecha, ojo, pecho y rodilla fueron las zonas que le tocaron a cada uno, el del ojo soltó un grito que alerto a los demás, el del pecho murió al instante al traspasar su corazón y el de la rodilla gruño de dolor cayendo al suelo.

Los otros tres se pusieron en guardia sacando sus espadas y acercándose hacia donde yo estaba, saque mis espadas y di un paso al frente, saliendo de mi escondite con tranquilidad. Y quedando justo frente ellos.

Mostré mis armas a la altura de mi pecho de forma horizontal, solté la espada de mi mano izquierda, su atención se desvió milésimas de segundo...que sin dudar aproveche, patee en el estomago al primero del lado izquierdo dejándole sin aliento en el suelo, subí la espada, en mi mano derecha, con un movimiento rápido, acorralando al de ese mismo lado contra la pared cortando su garganta en el acto.

Me tarde demasiado y sentí un corte en mi brazo izquierdo y parte de mi mejilla, tome otro de mis cuchillos con la mano de ese mismo brazo subiéndolo rápidamente de mi cintura hacia el rostro desprotegido del hombre de en medio.

Respire profundamente y quite la sangre que el rostro de ese tipo había rociado en el mío.

Voltee a mi espalda, el del ojo parecía haber entrado en shock, no tardaría demasiado en morir, sino es que ya lo estaba, el de la rodilla se había escondido en una esquina al ver mi forma de atacar y el que había aventado comenzaba a recuperar el aliento. Bueno, llevaba tres muertos, no era una mala cifra, me acerque al que intentaba incorporarse y clave mi espada en su pecho con fuerza, atravesándole por completo, siendo salpicada mi ropa por la sangre que su boca expulso. Me acerque al del ojo y decidí no arriesgarme clavando mi espada en su cuello, mas sangre termino de salpicar mi ropa. Finalmente me acerque al de la rodilla, comenzó a balbucear idioteces y yo solo le sonreí rajando su estomago sin piedad. Tome mis tres cuchillos que había lanzado del suelo y del pecho de uno de ellos, los limpie nuevamente, con su ropa, y recogí mi otra espada; viendo que el que había herido en el rostro aun se retorcía decidí "acabar con su sufrimiento" mi espadas en cruz sobre su cuello, un movimiento de tijera y su cabeza rodó hacia la derecha.

Busque las llaves en sus cuerpos y las encontré en el del pecho. Abrí la puerta que había visto desde afuera, una ráfaga de aire fresco entro limpiando el aroma a sangre y viseras de ese lugar; uno a uno abrí cada calabozo dejando salir a las personas.

Me posicione en la puerta que acababa de abrir y daba a la salida, la mayoría di unos pasos hacia atrás pensando que los atacaría pero solo les sonreí dulcemente.

-por favor, no hagan mucho ruido al salir o llamaran la atención de los que aun no acabo; tengan cuidado al caminar y...siento el desastre que deje ahí afuera.- hable lo mas alto que podía para que solo ellos me escucharan, me hice a un lado y los deje pasar, estaba a punto de irme hasta que recordé el porque estaba ahí y volví a mirar a los que aun seguían ahí, era una gran multitud después de todo y salían de dos a dos intentando no hacer mucho ruido- ¿quien el comerciante que vino por encargo de los reyes?-tres hombres se acercaron hacia mi -y...que tiene una hija de 17 años...y medio- sonreí al decir lo ultimo, y solo un hombre se quedo conmigo-

-¿tiene..asuntos conmigo?-su expresión denotaba una pizca de miedo y sin embargo sus palabras habían sonado firmes.

-su hija esta muy preocupada por usted, por favor, vaya directo a su casa- ante mis palabras su rostro mostró una enorme sorpresa.

-mi hija...¿Dalia?- sabia que esa pregunta no iba dirigida a mi, se la hacia a el mismo intentando explicarse como era que la conocía.

-dígale que va...por parte del fantasma- sonreí al decir lo ultimo, aquello me traía un divertido recuerdo.

-fantasma... -parecía meditarlo unos instantes, mientras yo me dirigía a las escaleras que daban al gran salón- ¡un fantasma!... ¡Espera!

-lo siento pero...aun tengo asuntos pendientes que atender- Y diciendo eso tome camino escaleras arriba, por el mismo camino hasta llegar al piso por el que había entrado, esperando que siguiera mis indicaciones y fuera lo mas pronto posible hasta su casa.

Camine por pasillo tras pasillo hasta llegar a donde supuse que tendrían a los reyes del lugar, el salón principal donde se apreciaban ambos tronos.

Tenia una buena vista desde ese lugar, se apreciaba todo el salón, a un bandido, supongo que era el jefe, acostado en ambos tronos con macabra alegría, un bandido a cada lado de él, en frente sobre el tapete real habían colocado a los reyes con las manos atadas, de rodillas; estos lloraban y pronto supe porque, ahí, al fondo, atrás de los tronos, una cuna con un bebe se observaba; suspire, eso me lo complicaba un poco.

Los reyes estaban custodiados por dos bandidos cada uno, los otros 4 yacían esparcidos en el salón con sus espadas desenvainadas, supongo esperando algún posible ataque.

El pasillo donde estaba contaba con columnas gruesas cada 4 metros, era un pasillo en forma de "u" que rodeaba casi todo el salón desde arriba, me pegue a la pared ocultandome en la primera columna del lado derecho a los tronos; suspire, necesitaba estar calmada para no fallar, tenia los tiros contados.

Saque mi arco y dos fechas, apunte a los dos que tenían al rey amenazado, espere un par de segundos, respire profundo y solté.

Ambas dieron en sus cráneos, sonreí y oculte mi presencia nuevamente.
Escuche el alboroto que mi ataque causo, no tenia demasiado tiempo, no podía dejar huir a..ninguno.

Tome otras dos fechas y apunte a los de la reina, volteaban a todos lados intentando buscar al culpable, me señalaron justo cuando les atravesé los cráneos a ellos también.
Corría a la segunda y luego a la tercera columna , tome dos fechas, una la agarre con mi boca y la otra la dispare a uno de los que andaban esparcidos, tome la de mi boca y dispare al siguiente.

Corri a la quinta y luego a la sexta columna, tome dos fechas e hice el mismo procedimiento, no sin antes recibir 4 flechazos en mi dirección, uno rozo mi costado, gruñí de dolor y dispare.

Dos flechazos y gritos del jefe furioso pidiendo que diera mi cara, tome aire y corrí a la séptima columna, la comuna que quedaba justo frente a los tronos; otros dos flechazos en el camino, uno rozo mi pierna derecha. Esto comenzaba a molestarme.

Tome dos fechas, una la sostuve con mi boca, con la otra dispare por el lado izquierdo; uno menos, tome la otra y dispare por el lado derecho...solo quedaba el jefe.

Di un paso a la derecha, mostrándome ante ese hombre.

Pidió una pelea "limpia" con espadas y yo sonreí; espero a que bajara por las escaleras y entrar a ese salón quedando frente él.

Con una espada en mano decidí darle lo que pedía.

5 minutos mas tarde me encontraba desatando a los reyes de Aenean. Al terminar y mientras ellos se ponían en pie y salían del shock al que acababan de entrar por lo que habían presenciado; retire mis fechas de los cráneos de esos hombres, a veces teniendo que pisar su cuello y pecho para poder sacarlas y mis cinco cuchillos del cuerpo del jefe.

Los mire, necesitaría pasar de nuevo con algún herrero para que arreglara mis cuchillos y revisara mis, ahora dos, espadas. Probablemente también le pediría mas fechas y que me arreglara las que había usado.

Voltee hacia los reyes, me miraban con algo de miedo, no parecían malas personas, les di una reverencia posando una rodilla en el suelo y agachando mi cabeza.

-siento el desorden que he dejado en su reino, espero puedan disculparme.-mi voz había sonado muy baja a mi parecer, me preguntaba si me habrían logrado escuchar.

-espero que no lo este diciendo en serio; no puede pedir eso después de lo que ha hecho- ya sabia que había dejado muchos cadáveres y sangre regada pero...no era para tanto ¿o si? Me sentí un tanto mal, cosa que cambio en segundos al seguirle escuchando- ha salvado a mi pueblo, a mi hijo, a mi esposa; nos ha salvado a todos usted solo ¿y lo único que dice es que se disculpa por el desastre causado? Cualquier otro ya habría pedido una recompensa por tal acto de heroísmo-

Lo juro, nunca en la vida había sentido ese calor en mi pecho, ese calor que me decía que lo había hecho bien y que los demás también creían que lo había hecho bien.
¡Me consideraban un héroe! ¡Un héroe!
Habían reconocido mi esfuerzo, mi logro; nunca me había sentido tal feliz, tan dichosa; sentía que podría llorar al albergar tal cantidad de felicidad.
Puse una mano sobre mis ojos intentando contener las lagrimas y me levante.

-yo no necesito recompensa alguna. Nunca permitiría que un reino fuera destruido de una forma tan vil.- no mentía, a pesar de que había ido por el padre de Dalia, también lo había hecho para proteger a este y los otros tres reinos incluido el de mis padres.

-al menos podrías decirnos quien eres- la reina se había acercado hasta mi posando una mano en mi hombro con...¿cariño?

-yo, su alteza, soy un simple caballero vagabundo. -tome su mano de mi hombro, le reverencie dejando un beso en esta y levantandome partí hacia la salida- Con su permiso, tengo cosas por hacer.

 


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