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SEDUCEME por Daydream duet

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Mis siguientes días pasaron rápido, entre mis clases y mis preocupaciones diarias poco tiempo tuve para pensar en el extraño chico que era Seb, pero cuando le volví a ver charlando animadamente con un grupo de chicas en los pasillos de mi edificio el interés que me despertaba aquel tipo volvió como fuego avivado por el aire, me quedé en mi sitio observando como reía coqueto mientras una de las muchachas se le metía entre los brazos, rodeándole por la cintura y él pasaba su brazo por sobre los hombros de ella, fue hasta que escuche mi nombre que capte lo estúpido que me veía perdiendo mis sentidos de un momento a otro y quedándome estático en medio del pasillo observando a un grupo de chicos ajenos.

-Sucede algo?- mis compañeros estaban unos pasos más adelante mirándome consternados.

-Oh no es nada, momento de estupidez solo eso.-

Revolví el cabello de mi nuca, es un gesto que tengo desde siempre, antes de unirme-les otra vez, ellos comenzaron a bromear sobre mis lagunas y a molestarme haciendo un alboroto, el ruido comenzó a llamar la atención y yo solo desvié la mirada un momento para comprobar que el grupo donde estaba Seb nos miraba sin disimulo, él pareció quedarse esperando algo, pero yo solo asentí con mi cabeza antes de seguir a mis compañeros hasta la salida.

Las veces que le vi rondar por mi edificio, la mayoría de las veces con personas diferentes, la dinámica fue más o menos la misma, en ese tiempo de manera discreta comencé a averiguar un poco sobre él.

-Entonces, qué hay de él?- Cristina era una de mis mejores amigas, y de las más habituales, ella se jactaba de conocer a casi la totalidad de las personas, era mi amiga desde que comenzó la carrera, una vez que le confesé que era gay después de que ella declarara que le gustaba no pude quitármela de encima, parecía mas afectada con el hecho de que fuera gay a por el rechazó y sin darme opción a elegir declaro que seríamos amigos y así fue.

-Quién?

-El de boina roja que acaba de entrar.

En ese momento nos encontrábamos en el comedor universitario, ella me contaba chismes de medio mundo presumiendo sus habilidades como inigualables como reportera cuando le observé entrar, era la primera vez que le observaba estar completamente solo, mientras hacia su recorrido hasta la fila de la comida y la caja, noté como saludaba a varias personas y como le invitaban a acompañarlos y como él los rechazó a todos.

-él? vamos Paco, hasta tu tienes que conocerlo, Santo cielo! es Seb, Seb Casillas.- negué con la cabeza mintiendo descaradamente, se trataba de Cristina, la mayor chismosa de la universidad y yo, sinceramente odiaba que la gente se entrometiera en mis asuntos. –Eres imposible.- comentó frustrada y yo solo me encogí de hombros.

-Entonces?

-Entonces? Es en serio? Se trata de uno de los 10 de todo el campus.

-uno de los 10? – cuestioné con verdadera curiosidad, y ella resoplo exasperada,

-cierto, que tu no te enteras de nada, uno de los 10 más sexis del campus.

-qué?- fruncí el seño desorientado. Ella me ignoró por completo continuando con la información.

-Sí, existe tal cosa, y él particularmente ocupa el tercer puesto.- no tengo ni idea qué cara debí haber puesto para que ella continuara con la siguiente aclaración. –Tranquilo Cariño, tu también estas dentro, aunque ocupas el octavo puesto.

-eh?

-te quita puntos ser gay.- dijo como quien comenta el clima.- el, al ser Bi gana al contrario.- A ese punto sobra decir que yo ya me encontraba perdido ante aquella información.

-De dónde sacan esas ideas?

-Somos chicas.- Fue su única respuesta.

-Bien, pero eso no me dice nada, si es como dices cualquiera sabría eso.- dije intentando picar su ego para que siguiera contándome cosas de él, y mientras ella hablaba mis ojos seguían la figura de Seb hasta el otro lado del comedor, a una de las mesas más alejadas, sentándose completamente solo y comenzando a comer.

-Solo estaba introduciéndote ya que tu no conoces ni lo más básico. Bien, estudia administración, es hijo único, amm su familia tiene dinero, tiene 21, su color favorito es el rojo, como ya dije es bi, siempre se le ve con personas diferentes pero a excepción de Mili y Eduardo no socializa a profundidad con nadie más, por cierto y como dato cultural, Eduardo es su mejor amigo, un playboy en toda regla y el puesto numero uno dentro de los 10.- ella volteó a verme con una expresión de satisfacción y yo volví mi atención a la comida para que ella no notara mi interés. Cristina parecía un sabueso, olía el chisme a kilómetros y yo lo menos que deseaba es que estuviera pendiente de mí, aunque eso se lo había dejado en claro desde el inicio de nuestra amistad y hasta ese entonces no había roto la regla de no inmiscuirse en mis asuntos.

 

Minutos más tarde volví a buscar con la mirada a Seb, pero este ya no se encontraba en el lugar. Cuando abandonábamos el comedor me permití investigar más.

-Ahora que recuerdo, creo que lo he visto por ingeniería… de donde dices que era?

-Contabilidad, dijo marcando cada silaba, y no es raro, tiene demasiados amigos en todo el campus, yo le veo casi diario en humanidades.

Terminamos el recorrido hasta la calle principal y me despedí de cristina para que ella pudiera dirigirse a su edificio mientras yo lo hacia al mío, camine hasta el ascensor y presione el botón para llamarlo ignorando los avisos de solo personal autorizado.

No tenia ganas de batallar con las escaleras y era poco probable ser atrapado, el timbre resonó mientras las puertas se abrían y yo me introduje dentro ignorando las miradas curiosas del resto de estudiantes que pasaban, las puertas estaban por cerrarse cuando una pierna interrumpió su cursó provocando que volvieran a abrirse mientras un chico de cabellos castaños ingresaba con un enorme altero de libros y papeles que cubrían sus ojos, cuando las puertas se cerraron él dejó la pila de documentos en el piso para presionar el botón del ultimo piso, donde se encontraban las oficinas.

A través de los espejos del elevador note su mirada fija en mi un segundo antes de que se girara a confrontarme.

-Qué sorpresa! Ah sido un tiempo.- sonrió en mi dirección y yo tuve que hacer un esfuerzo estoico para contestarle de manera impersonal.

-Así es, cómo te ha ido Seb?

 

el corto momento en el ascensor fue repentinamente incomodo, y extraño, Seb pareció no notarlo mientras me contaba lo ajetreado que habían sido sus últimos días y yo no sabia si bendecir o maldecir la idea de haberme montado en el ascensor, cuando las puertas se abrieron en mi piso quise despedirme pero una de sus manos se aferro a mi brazo y la otra presionó el botón para cerrar las puertas.

ese gesto me sorprendió bastante, y mientras a una parte de mi le extasiaba la atención de ese chico, la otra gritaba rebeldemente que, quien se creía él para interponerse en mi camino?

Aunque mi cabeza era un lio de pensamientos en mi rostro solo se formó una expresión de desconcierto mientras el se inclinaba a tomar la pila de papeles al tiempo que aclaraba mis dudas.

-Ya que te has saltados las reglas creo que al menos puedes ayudarme con esto a cambio de que no te delate.

-Tu también estas aquí arriba, te recuerdo.- su intento de chantaje logró que frunciera el ceño.

-Si, pero yo si tengo permiso.- me tendió o mejor dicho, prácticamente me arrojó la mayoría de los papeles mientras extraía de su bolsillo una identificación.

-Wow, qué? eres consejero?- aquel descubrimiento si que me había sorprendido, llevaba estudiando en la misma universidad por poco más de 3 años y por supuesto que sabia sobre el concejo estudiantil pero era mas bien como una idea fantasma, nadie realmente conocía a alguien del concejo.

-no, la verdad es que estas las imprimen frente al campus, son practicas…- pronuncio con sarcasmo al cual respondí con una mala mueca,- y no grites, hazme un favor y mantenlo en secreto.

-Que? Secreto?

-Así es genio.

-pero…

-Nadie lo sabe.- me interrumpió como si pudiera leer mis pensamientos. – Sería un fastidio si comenzaran a pedir favores.

Cada segundo que pasaba con aquel chico me intrigaba un poco más y yo no lograba decidir si eso me molestaba o me gustaba, no pude decir nada más ya que en ese momento las puertas se abrieron y las amplias y atestadas oficinas del edificio se extendían ante nosotros, yo no pasé desapercibido y mientras seguía a Seb a través de los pasillos entre los escritorios y cubículos más de una mirada acusatoria se dirigía en mi dirección.

-Sabes que el ascensor es solo para pers…?- Una de las secretarias, una mujer sobre los 50 años con un horrible moño en el cabello y gafas de montura me tomo por el brazo pero fue interrumpida por Seb.

-Eran muchos archivos para mi Eleonor, le he pedido al chico que me ayudara.

En ese momento la señora cayo en cuenta de los papeles en mis manos y soltó mi brazo con una mueca de disculpa.

-Seb, son documentos importantes y…

-Lo se Eleonor, solo ha sido un tramo y el chico es de confianza.

-Si tu lo dices.- se encogió de hombros la mujer volviendo a su lugar.

-Te amo Eleonor, mañana te traeré algo.- Se despidió Seb indicándome que le siguiera, nadie más volvió a cuestionar mi presencia en el lugar.

Después de que mi coraje inicial se esfumo pensé con claridad sobre eso, era normal que la mujer se alterara, el área estaba restringida para los estudiantes que solo podían esperar respuestas y lo que sea que requirieran detrás de las ventanillas de cristal.

Los documentos que entregamos iban dirigidos al encargado del programa, Seb interrumpió en la oficina sin siquiera tocar, el hombre se hallaba al teléfono envuelto en una charla bastante acalorada, se detuvo un momento para indicarle a Seb donde dejar los papeles y mientras él los dejaba sobre el escritorio y escribía algo en una nota.

el encargado me dirigió una mirada escrutadora antes de volver su completa atención a la llamada.

Cuando abandonamos las oficinas no volvimos por el elevador, esta vez tomamos las escaleras.

-Y bien?

-perdón?- habíamos llegado al tercer piso que es a donde me dirigía inicialmente, todo el trayecto me había ensimismado y había ignorado por completo a Seb.

-En las nubes… decía que a dónde te diriges? Si tu clase ya ha iniciado puedo ir a responder por el retraso para que no tengas problemas.

-Emm, esto, no es nece…- en verdad quería rechazar su oferta pero al notar la hora en el reloj de mi muñeca no pude rechazarlo, menos aún cuando el Ingeniero Reyes estaba involucrado. – Reyes.

-Entonces te acompaño.

 

 

Cuando entre en el salón mis compañeros se quedaron observándome con asombro, mientras el ingeniero se quedaba intercambiando algunas palabras con el de ojos rojizos, me senté en mi lugar y mas de un susurro chismoso llegó a mis oídos pero me dedique a ignorarlos mientras el ingeniero retomaba su cátedra.

Durante esa hora estuve a salvo pero cuando la clase terminó Alan prácticamente se encaramó sobre mi.

-Carajo, que no ha sido nada.

-Reyes no perdona, cómo lo has hecho?

-Influencias. Dije con petulancia ante su insana curiosidad.

-Vamos dime.

-Bien, tranquilo, estaba en las oficinas, un chico del consejo ha venido a hablar por mi.

-Wow, cuando te volviste tan popular?

-qué?

-Entonces el consejo no es un mito, quién es?

-No te lo diré?

-Anda, necesitas  compartir tus influencias.

-Olvídalo Alan.- me puse de pie y salí con mi mochila a cuestas, esa era mi ultima clase del día.

Alan no paró de parlotear todo el camino de regreso pero yo le ignore concentrado de acomodar una nueva pieza en el rompecabezas que representaba el de ojos rojos para mi.

Creí que por ese día sería suficiente pero no esperé que el dolor de mi cabeza me estuviera esperando a la salida del edificio.

Después de los saludos y un par de frases Seb se deshizo de Alan de una manera poco sutil y muy admirable, ya que como lapa que era realmente no era fácil deshacerse de él, yo llevaba 5 años intentanolo.

-Qué ocurre?- le cuestione acomodando el peso de mi mochila sobre mi hombro.

-Sígueme.- Fue todo lo que dijo antes de darse media vuelta y comenzar a caminar pasando sus manos insistentemente sobre su largo cabello tratando de mantenerlo quieto por el viento que hacía.

Yo me quede un momento en mi lugar intrigado por su comportamiento pero cuando se giro y me regaló una sonrisa demasiado coqueta para su propio bien supe que aquello no podía terminar mal.

Claro que en ese momento no podía saber cuanto podían equivocarse mis instintos.

 

 

 

 

***

 

Le seguí atravesando el estacionamiento, pasando un edificio tras otro y con cada paso que daba mi desconcierto crecía.

Al inicio quise preguntar a donde nos dirigíamos o qué era lo que sucedía pero cuando me decidí a hacerlo el se encontraba al teléfono hablando cosas que no entendí y en las que me dije a mi mismo no sería educado entrometerme por lo que permanecí respetando su espacio caminando unos pasos por detrás.

Terminamos en un pequeño edificio cerca de la biblioteca del cuan yo no sabía de su existencia, con suerte conocía la biblioteca y no era precisamente por que la visitara a menudo, en el primer piso había una especie de recepción que se encontraba vacía, al entrar en ella Seb permaneció estático unos momentos y por fin termino su llamada, se giro para indicarme que lo siguiera antes de andar rumbo a las escaleras y comenzar a subir hacia  el segundo piso.

Luego de ignorar  un par de puertas que daban a salones aparentemente vacíos se detuvo frente a uno en especifico, a través de la puerta podían escucharse voces y un poco de ajetreo del otro lado.

Seb solo me dirigió una mirada que no pude descifrar antes de abrir las puertas.

El interior era realmente amplio, me recordó a una de esas blancas oficinas de juntas que pasan en las películas, solo que esto era un poco diferente, en el centro una enorme mesa con espacio como para 15 personas, alrededor de ella algunos chicos ya instalados, otros estaban desperdigados a lo largo de la habitación, había una especie de barra de bebidas en la pared del fondo, un refrigerador, microondas, un par se sillones… hubiera indagado mas pero una voz molesta se hizo notar por encima de todo.

 

-Y este wey?- la voz rasposa venia de un tipo que media poco más del metro 70, para su corta estatura parecía llevar los huevos bien puestos pues su mirada era arrogante y fastidiosa, no alucine al creer que miraba a Seb con hastió y desagrado.

-Es mi asistente Felipe, a falta de gente competente y responsable aquí, no puedo hacer todo solo.- Aquel fue un golpe directo y yo estaba tan encantado con la cara de estúpido que puso el idiota que se quedo sin saber que contestar, que tarde en procesar la pequeña palabra de asistente…

 pero que mierda?

 

Me acerqué a Seb con la intención de reclamar pero este tomo asiento y dejo caer un par de carpetas sobre la mesa, y como si aquella fuese una especie de señal el restó de los ocupantes en la sala se sentaron también con algunas carpetas frente a ellos, presidiendo la mesa el imbécil de voz rasposa tomó su lugar y mientras tanto yo me quedé parado sin saber a dónde moverme por la repentina tensión y seriedad que se había instalado en el lugar.

Seb me jalo de la playera y me hizo sentarme a su lado pasándome una libreta y susurrando un “apunta lo más importante ”.

Tardé casi 15 minutos en entender toda la escena, aquel era el consejo estudiantil universitario, un representante por cada unidad académica, en total 18, me sorprendí al comprender que Seb fungía como vicepresidente a pesar de estar tan solo en su segundo año.

El idiota de voz irritante resultaba ser el presidente, al parecer solo de nombre, ya que podía sentirse que la mayor autoridad provenía de la persona a mi lado.

La reunión paso de una manera infernal para mi percepción, la tensión podía casi palparse entre algunos de los integrantes y el duelo que parecían llevar en todo momento Felipe y Seb parecía ser la función principal de todo, realmente fue agotador para mi.

La junta terminó con una serie de firmas sobre un par de hojas, un par de proyectos regresados o mandados a la basura y yo tenia un montón de notas que resultaban casi incongruentes para mi, pero cuando todos se levantaron a perder el tiempo de nueva cuenta y Seb prácticamente me arranco el cuaderno para mirarlas asintió con aprobación, aparentemente él si les entendía.

-Parece que manejan mucho dinero aquí.- Fue lo único que se me ocurrió decir cuando abandonamos la sala.

-El consejo es lucrativo.

-No es esto mucho trabajo altruista?

-Viste bien la sala? es completamente para nosotros, todo lo que se gasta ahí dentro entra en el presupuesto universitario, la pantalla e incluso la mesa de billar.- Comenzó a explicarme.

-Había una mesa de billar?

-Deberías observar bien la próxima ves, sin mencionar que este no es en realidad un trabajo altruista. Para todos y cada uno de los miembros es condonado el pago de las colegiaturas debido a este servicio.

-Wow.-

 Habíamos alcanzado la salida del edificio y atravesábamos las calles para llegar a la entrada principal, durante todo el trayecto le había dado vueltas en mi cabeza a la junta y entonces de alguna manera un recuerdo crucial llegó  mi.

-Espera.- detuve a Seb por el brazo sacándolo se sus pensamientos.

-Qué ocurre?

-Qué fue eso de asistente.

-justo eso, una persona que asiste.- El muy cabrón se estaba burlando de mi.


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