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SEDUCEME por Daydream duet

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Notas del capitulo:

jaja me retrase un poco en traerlo pero ya está aquí.

 

El beso no fue suave ni tierno, fue simplemente agresivo y primitivo, Seb jadeo cuando el beso se rompió limpiando con su pulgar un rastro de saliva en su comisura, su rostro no revelo la burla o arrogancia de siempre, tenía los ojos muy abiertos y una expresión realmente confundida y conflictuada en su rostro, yo permanecí un momento observándolo antes de girar el rostro para ocultar mi propia expresión.

¿Qué carajos había hecho?

¿En qué exactamente estaba pensando?

¿Debía disculparme por eso? más importante aún, ¿quería disculparme por eso?

Mis pensamientos estaban todos confundidos y el no escuchar una sola palabra por parte de Seb aumentaba el nerviosismo que comenzaba a nacer en mi pecho, me concentré en recomponer mi expresión ap

arentando indiferencia antes de confrontar su mirada, Seb no me observaba , había vuelto a centrar su atención a la computadora, la duda volvió a asaltarme y quedé indeciso entre llamar su atención o no hacerlo, finalmente me decanté por lo primero pero cuando estaba por tocar su brazo el sonido de pasos apresurados por la escalera me detuvo.

-Seb terminaste la idea de proyecto alternativo que nos dejó…- La chica morena se quedó callada y congelada cuando notó mi presencia.

Seb ya se había girado en su silla con un documento en la mano, al notar la dirección de la mirada de la chica se adelantó a explicar.

-Él es Paco ¿lo conoces no?- La chica asintió aun luciendo confundida. – Se quedara aquí este fin.- Si la explicación de Seb la dejó insatisfecha no lo dijo ni demostró. La respuesta de Seb me pareció insuficiente, quería decir algo pero me trague mis palabras cuando la chica tomo los papeles de las manos de Seb antes de plantarle un beso en la comisura y agregar antes de irse.

-No dormirás conmigo hoy, ¿cierto?- Era claramente una pregunta retórica pero Seb la respondió con un sentimiento de cabeza antes de girarse dándole la espalda y agitar una mano a manera de despedida, la chica se encogió de hombros y volvió a subir por las escaleras. Me quedé completamente en shock por la escena.

-Será mejor que me valla.- Fue lo que salió de mis labios cuando su mirada encontró la mía.

-quédate aquí, alguien necesita cuidarte mientras estas así.

-Puedo cuidarme perfectamente solo.- Sentencié sintiéndome profundamente irritado y molesto sin razón.

Tome la muletas acomodándome en ellas, palmeé mis bolsillos comprobando que mi cartera y llaves estuvieran dentro y me encamine a la salida siendo perseguido por la mirada fija de un par de ojos rojos pero sin ser detenido, de alguna forma ese hecho elevó más mi molestia, cerré la puerta a mi espalda y comencé a caminar (o como quiera que se le llame a arrastrarse con un par de muletas) por la calle. Mi casa no estaba lejos pero la pierna sana y los hombros me mataban al alcanzar la puerta de mi hogar.

El lugar estaba completamente a oscuras, Ji salió a mi encuentro en cuanto la puerta quedó abierta y sus tiernas piernitas peludas dejaron de dar saltos mientras sus ojitos me observaban con escrutinio, como si supieran que no estaba sano, como si supiera que no debía saltarme encima como siempre, como si entendiera mi extraño humor que ni siquiera yo podía comprender. Ji se limitó a darme un ladridito antes de guiar el camino a mi habitación.

Ji meneo su colita dando gemiditos cuando me deje caer en mi cama, las escaleras habían sido realmente un reto, saque una de mis manos de la cama para alcanzar a sacudir los ricitos castaños de su cabeza y ella feliz por la atención no pidió más y se fue a su camita, una parte de mi quería que como siempre peleara por dormir conmigo pero ella parecía entender que no era lo mejor por el momento, suspiré frustrado por no poder entender mis propias emociones y permanecí observando el techo hasta quedarme dormido.

Desperté bastante tarde al día siguiente, Ji ladraba insistente con sus patitas delanteras sobre la cama, observe el reloj en mi escritorio y casi era medio día la pobre debía estar realmente hambrienta, me senté despacio mordiendo el dolor y sintiendo mi pierna aún hinchada, me pasé una mano por el cabello entendiendo lo estúpido que había actúas o el día anterior, me mordí el labio aceptando el precio de mis actos y cosechando el producto de mi siembra, alcanzando las muletas me deslicé como pude hasta la cocina casi cayendo a mitad de las escaleras.

La nevera estaba básicamente vacía, no era un gran problema yo sinceramente no tenía apetito por lo que solo tome la última caja de jugo y llene el plato de Ji, observándola comer hasta terminar.

Deje mi mente divagar en los recuerdos y me golpee mentalmente por el desastre en el que me había metido sólo. Necesitaba distraerme, decidí que terminar todas mis tareas y proyectos sería una buena forma de olvidar o al menos evitar pensar en aquello, desgraciadamente mi mochila (hasta ese momento lo entendí) se había quedado en casa de Seb, junto con mi celular dentro.

Seb… Seb… los labios de Seb… yo lo había besado, yo quería hacerlo otra vez.

Tal vez fuera ese pensamiento el que me estaba volviendo más loco que cualquiera.

La puerta sonó con un par de toques simples y fuertes, justo a tiempo!, agradecí la interrupción a mis pensamientos y cojeé hasta la entrada.

Me sorprendí al descubrir quién era la persona que esperaba fuera, su imagen tranquila y su sonrisa revolvieron mi estomago debido la culpa que sentí al verlas.

-Adam.

-Hola.- saludó emocionado dando un paso adelante para dejar un ligero beso en mis labios,  no dijo nada ni preguntó nada, me sonrió al separarnos y paso dentro con ligera dubitación.

Podía notar el nerviosismo y la inquietud en la rigidez de sus movimientos y la tensión en su espalda, aun así entró asta la cocina dejando el par de bolsas que lleva en las más sobre la mesa.

-pensé que tendrías hambre.- dijo encogiéndose de hombros mientras saca uno a uno los productos que hay en las bolsas, todo habría estado bien de no ser por aún era obvio que evitaba mi mirada.

Estaba por preguntar demasiado a la defensiva para ser natural pero entonces lo vi, no lo había notado antes, demasiado sorprendido para poner atención pero entre las muchas bolsas plásticas estaba mi mochila.

Me quedé bloqueado en medio de la pequeña cocina, no se que expresión debí de haber tenido pero Adam me observó por un momento antes de suspirar y bajar la mirada mientras sus manos se volvían puños.

Yo no podía decir nada, mi mente se había transformado en un mar de culpa, irá,  ridículo y paranoia, si habría la boca en ese estado seguramente terminaría lastimando a alguien y el único frente a mí era Adam.

Su voz rompió mi burbuja.

Seb llamó esta mañana, dijo que no estabas de humor y que seguramente necesitarías tus cosas, comida y… compañía.- pronunció lo último agachado la mirada mientras sus mejillas se tonta banda ligeramente rosadas.

Me quede mudo, no porque no tuviera nada que decir o más bien cuestionar sino porque mi concentración se había pegado en sus primeras palabras para brincar enseguida a su sonrojo.

Nuevamente mis emociones y pensamientos se dividían en lados opuestos, con un ejército de argumentos listos para atacarse unos a otros. Mi cabeza era un sin sentido de pensamientos, la culpa pulsaba en mi pecho no por mis actos sino por la confusión de mis emociones porque era jodidamente mortificantes sentir gratitud, deuda, anhelo, coraje, ilusión y miedo por razones inadecuadas, por personas equivocadas.

Pero siempre había sido un verdadero idiota y ese día no iba a dejar de serlo, arroje a un lado mis pensamientos y deje mi cuerpo actuara sin pensamientos ni sentimientos solo por emoción.

Tome el mentón de Adam para que mirara a os ojos, una parte de mi prefería rehuir su mirada esperanzada, la parte honesta de mi alma gritaba que parara sin embargo lo más podrido de mi ser tomo el control cuando lo guie hasta acorralarlo entre mi cuerpo y la pared y reclame sus labios con una necesidad hiperactiva que sabía él malinterpretaría a mi favor.

No paso mucho tiempo para que sus manos se aferraran a mi cuello y cabello correspondiendo con eficiencia el movimiento de mis labios y haciéndome olvidar el por qué aquello estaba mal para solo disfrutar de las razones por las que se sentía tan bien.

Podría incluso haber olvidado el dolor de mi pierna concentrándome en los placeres carnales que comenzaban a tener efecto en mi entrepierna pero un mal ángulo de inclinación y un apoyo doloroso me recordaron mi situación abruptamente mandando el deseo a la basura.

Adam notó mi mal estar de inmediato, zafándose de mí para buscar la silla más cercana y ofrecerme descanso mientras el desempaquetaba la comida y la llevaba al microondas para calentarla, debería de haberme perdido entre los movimientos nerviosos  de su labor, en su vos tímida y un sonrojo tierno, debería haber podido prestar la debida atención e interés por esos pequeños gestos pero mi mente y pensamientos vagaban a unas cuadras de distancia mientras mis manos estrujaban mi mochila.

***

La comida fue deliciosa pero incomoda, Adam fingía desinterés mientras masticaba observándome críticamente y obligándome a reforzar mi mejor cara de póker, Ji había simpatizado poco con Adam y daba vueltas a mi silla como un furioso perro guardián que imponía más ternura que respeto.

Estaba cansado, aunque esa no era la razón del  fastidio evidente en mi cara.

-Luces exhausto, creo que debería irme ya.- Pronunció Adam después de un raro momento de silencio, que aunque no fue del todo incomodo si demasiado pesado.

-Lo lamento, no soy la mejor compañía en este momento, tu viniste hasta acá y… lo siento.- Por la expresión en su rostro supe que esperaba haber escuchado algo más, sin embargo existía un límite para mentirme a mí mismo y no quería cruzarlo.

-No te preocupes, yo quería hacerlo, me gustaría poder cuidarte mejor pero creo que no es lo que quieres.- El ligero reproche en su voz no pasó desapercibido para mí, pero desafortunadamente, para él y cualquiera, la parte empática o sensible en mi había sido relegada hacía bastante tiempo por lo que simplemente ignoré su intención sonriendo lo mejor posible y acercándome a él hasta que mi mano pudo apresar su nuca y acercarlo para un suave  beso en los labios.

Adam pareció satisfecho después de eso, insistiendo en hacer algo más terminó de lavar los platos antes de tomar sus cosas y marcharse.

Cuando la puerta cerró tras él, un pesado sentimiento d soledad embargó la casa haciéndome sentir incomodo, no tenía tiempo para pensar en ello o en cualquier trivial sentimiento que apuñalaba mi conciencia en ese momento por lo que tomé mi mochila y las muletas para volver a escalar-arrastrarme-brincar escaleras arriba hacía mi habitación.

Ji parecía encantada por la retirada de Adam y subía contenta a la par mía, moviendo su colita con alegría. Una vez en mi cuarto me dejé caer sobre la cama vaciando la mochila a un lado mío, mi celular resbalo de forma pesada y lo tomé unos momentos después, la batería estaba completamente agotada por lo que estiré mi cuerpo hasta alcanzar el cargador y conectarlo.

la pantalla se iluminó mostrando la imagen de una batería comenzando a llenarse con burbujas verdes, me quede hipnotizando observándolo por unos minutos hasta que Ji entro arrastrando uno de sus juguetes favoritos, una pequeña pelota de plástico con orificios por todas partes, la dejó caer a mis pies y yo la tome para arrojarla fuera a través de la puerta, logrando que ella fuera a buscarla.

Después de jugar por un rato con Ji, tomé mi mochila devolviendo dentro todo lo que no era basura y quedándome solo con mi libreta de cálculo a la que ahora debía entregar toda mi atención para resolver los problemas que debía entregar el lunes temprano.

 

Con los deberes hechos poco había para entretener mis pensamientos, la idea de hacer limpieza general cruzo mi mente y fue descartada tan rápido como legó, en mi condición con surte podía ir al baño sin empeorar el dolor, en mi escritorio descansaba la bolsa de medicamentos que Seb había metido en mi mochila seguramente cuando se la entregó a Adam, desde que la dejé ahí no había vuelto a tocarla, 1 porque odiaba los medicamentos, mientras más pudiera hacer por mí mismo mejor, no quería llegar a ser un anciano dependiente de las drogas o peor a un tener solo 40 y depender de un coctel de medicamentos para mi día a día. Y 2 la implicación de Seb en todo el asunto me llevaba a evitarlo.

Un último viaje a la cocina y una aventura épica para subir todo el hielo del congelador en una pequeña hielera fue mi solución, metía el hielo en bolsas que descansaban frías contra mi rodilla afectada, adormeciéndola y trabajando con la información mientras permanecí por horas viendo películas en la televisión.

Cuando encendí mi celular respiré tranquilo al no encontrar ningún mensaje o llamada, habría sido el peor momento para tener que mentirle a mi madre o cualquier persona, sin embargo y contradictoriamente sentí una punzada en el pecho, conocía bien la sensación,

 Soledad

Ya estaba grande para sufrir por eso, mi consciente sabía lo ridículo del sentimiento y aun así siempre volvía a manifestarse en ocasiones como ésta provocándome un nudo en el pecho que jamás admitiría ante nadie.

Cuando todo el hielo se convirtió completamente en agua, arroje las bolsas dentro de la nevera quedándome sumido en la nada, un cosquilleo me picaba las manos y en la pantalla de mi teléfono un mensaje  aún en blanco me producía una contante dubitación,

Para: Seb

No sabía por qué pero había terminado por seleccionar su contacto para escribir un mensaje, ¿Qué quería decir? nada, realmente no quería hablar con él, pero entonces… ¿por qué sentía que debía hacerlo? estaba consternado tratando de entenderme a mí mismo, definitivamente actuar así no era propio de mí y en mi estado de soledad tal vez aquello solo fuera un síntoma, pero… y si no lo era? y si realmente quería hablar con él por otro motivo? poro, ¿qué motivo?

No tuve el tiempo suficiente para averiguarlo, el celular giraba entre mis dedos, signo de mi ansiedad interna, mi mente debatía las razones más profundas de mi comportamiento y pensamientos pero la conclusión no llegó a mí, justo cuando creía estar arañándola un estrepitoso ruido en mi balcón rompió mi concentración llevándome de inmediato a un estado de alerta.

Claramente acaba de escuchar un ruido sordo y el característico sonido de choque de metales y claramente lo que escuche a continuación fueron pasos.

En ese momento odie mi gusto por las cortinas oscuras, a través de ellas no podía decir si era mi imaginación o realmente había alguien ahí afuera, me obligue a respirar profunda y calmadamente tratando de convencerme de que me encontraba muy sugestivo y que tal vez solo era el vecino, después de todo los balcones estaban conectados, solo divididos por una delgada pared, sí, eso debía ser.

Sin embargo mis esperanzas se fueron al garete cuando la cortina comenzó a recorrerse para dar paso a una mano que la apartaba y luego a una figura que maniobraba para entrar.

Mi instinto me llevó a moverme de forma inconsciente, en un segundo me encontraba junto a la puerta sujetando el bate de beisbol que conservaba más por decoración que por amor a ese deporte.

Cuando la figura logró ingresar permaneció unos momentos estática, la poca luz que se coó en el interior de la habitación cuando entró, se esfumó de inmediato cuando la gruesa cortina volvió a su lugar, el sujeto pareció desconcertado por un momento, avanzó solo un paso para chocar contra la base de la cama, yo me había movido más cerca para tenerlo al alcance de un batazo, estaba por golpearlo cuando el reconocimiento de esa voz alcanzó mi cerebro.

-Joder!

Detuve mis movimientos con admirable fuerza dejando el bate a centímetros de su contado.

-Seb?

-Mierda! paco?- Cuestionó Seb mientras tanteaba su camino en torno a la cama -Por qué esta tan oscuro aquí? ni siquiera ha anochecido afuera.-  yo caminé lo más rápido que pude para encender la luz cegando momentáneamente a Seb que se aferraba con una mano a la orilla de la cama.

-Qué haces aquí?- Seb ignoró mi pregunta al percatarse del bate en mi mano y de mi posición aun defensiva.

-Ibas a golpearme con eso?- Su tono ofendido y lleno de incredulidad.

-Acabas de allanar mi casa.- Me defendí sin negar lo obvio. – Entraste por el balcón.- Estaba consciente de que mi pulso aun temblaba por el susto, mi corazón acelerado por las emociones y mi respiración cortada por la adrenalina.

-Oh!

-Oh?- En verdad era todo lo que podía decir? –Casi me matas de un susto idiota!

-Casi me matas tú a mí con eso.- Señaló el bate y entonces noté que aún lo aferraba con fuerza frente a mí, me obligué a dejarlo a un lado y camine lentamente hasta la cama donde me desparramé sintiendo la energía drenarse de mi cuerpo.

Un extraño pero no incomodo silencio se instaló entre nosotros por un par de minutos en los que mantuve mis ojos cerrados escuchando como Seb debía aprovechar para echar un vistazo, con atención pude escuchar como Ji aparecía por la puerta robando de inmediato la atención de Seb, ¿cómo lo sabía? por los ruidos mimosos que escapaban de Ji y el posterior sonido de su pelota siendo arrojada.

-Alguien podría haber llamado a la policía si te hubieran visto. –Rompí finalmente el silencio, incorporándome a medias para quedar sentado con la espalda recargada contra la pared.

-Nadie me ha visto.- Confesó con orgullo.

-Qué nadie te enseño cómo tocar una puerta?- Le reproche con el ceño fruncido.

-La casa está en penumbras, sin embargo la puerta del balcón estaba abierta, supuse que estarías aquí y en tu estado creí que no sería la aventura más deseada hacer el recorrido escaleras abajo solo para abrir la puerta, además no quería arriesgarme a que la cerraras en mi cara.- Había humor en el tono de su voz pero sus ojos reflejaban completa seriedad, hablaba en serio.

-Y decidiste privarme de ese lujo.- Resople divertido siguiendo aquel extraño juego, Seb solo sonrió de lado por mi comentario encogiéndose de hombros. -¿Por qué estás aquí?- Era esa la duda más inquietante de todas.

- Sé que Adam te alimentó en la mañana, pero hay que comer más de una vez al día y algo me dic que después de que se marchó tú te has mantenido encerrado en tu habitación.- Entonces fue mi turno de encogerme en mi lugar.

Seb solo puso los ojos en blanco antes de arrojar un par de bolsas que llevaba entre las manos, sobre la cama volvieron a tintinear las latas que chocaron entre ellas con el impacto, eso es lo que había escuchado antes.

-Cerveza y botana?

-la cerveza es para mí, tu no debes por los medicamentos.- descarté su argumento tomando una de las latas, abriéndola y dándole un sorbo casi instantáneamente, Seb me observó irritado y en sus gestos supe que se me venía un sermón encima.

-No estoy tomando los medicamentos.- Confesé antes de que pudiera decirme algo.

-También esto,- Suspiró derrotado arrojándome una segunda bolsa, dentro un par de sándwiches de Subway  y acomodándose a mi lado en la cama mientras recogía una lata en el camino.

 


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