pasaron bastantes semanas y algunos meses en los que mi pulsera había pasado a formar parte de mi escritorio en lugar de adornar mi muñeca, la sensación de desnudo no desaparecía, quería arreglarla pero los estudios en la universidad absorbían todo mi tiempo, prácticamente llegaba arrastrándome a mi casa solo a dormir un par de horas antes de iniciar otra agotadora jornada universitaria.
Me levantaba a las 5 de la mañana, estiraba y ejercitaba un poco, media hora en realidad y luego salía a correr la siguiente media hora a un campo de futbol cercano, de hecho toda una unidad deportiva que quedaba a 5 minutos de mi casa, algo muy practico, regresaba y dividía los siguiente 45 minutos en bañarme, cambiarme y desayunar, luego salía prácticamente corriendo para coger el autobús y llegar justo a tiempo para mi clase de las 7, de 7 a 3 llevaba clases continuas, sin descanso para almorzar, por lo que mi mochila además de útiles siempre estaba repleta de comida, algo así como un refrigerador andante. Al salir simplemente corría por algo de comer, algo que se pudiera llamar comida de verdad, afortunadamente los negocios de comida no estaban lejos del campus, la cafetería era bueno, una opción pero la mayor parte del tiempo prefería comer fuera si mi horario lo permitía y de 4 a 7 mis días eran variados, entre tutoría, proyectos y conferencias, en resumen llegaba tarde a mi casa pensando solo en comida y en terminar la montaña de tareas que tuviera para el día siguiente, si tenía suerte y no las tenia, bueno aprovechaba a dormir de 6 a 8 horas decentes de sueño.
Esa tarde era la primera que tenia libre en mucho tiempo, me despedí de Alan en la cocina y entre en mi cuarto dispuesto a desplomarme sobre mi cama y no reaccionar hasta el siguiente día pero antes de dejarme caer sobre la desarregladas sabanas observe el escritorio y mi pulsera, toque mi muñeca desnuda por impulso y haciendo frente al cansancio busque entre las refacciones de cuero que compre la misma semana en que se reventara y no me moví de mi lugar hasta que estuvo lista, se notaba claramente la sección remplazada, el contraste de los colores vividos contra el cuero desgastado, de alguna forma sentía que ya no era la misma, que su significado no era el mismo pero mi parte masoquista quería seguir aferrándose aún a los restos, comprobé el reloj antes de desplomarme sobre mi almohada, eran 5 y media de la tarde y dormir doce horas consecutivas me pareció la mejor idea del mundo y un regalo divino después del infierno de semanas que había pasado.
desafortunadamente Alan no pensaba igual, eran las 7 de la noche cuando irrumpió en mi habitación interrumpiendo mi placentero sueño.
-Qué mierda se te ofrece? no puedes ser mas silencioso?- gruñí aun con la cara enterrada en mi almohada.
-Levántate de una buena vez Paco, hay una fiesta a las 9 y pasarán por nosotros.
-Qué? estas loco?
-Es nuestro primer día libre desde hace demasiado así que no aceptare un no por respuesta.
-no lo creo, además odio tus fiestas, nunca conozco a nadie.
-esa es la mejor arte ahora es completamente tu estilo y tu circulo, te la pasaras bien, lo prometo.
Gruñendo salí de mi cama rumbo al cuarto de baño para tomar una ducha, me vestí con lo primero que encontré y tras probar unos bocados de la pizza que sobro de la comida nos quedamos en la sala esperando que llegasen por nosotros.
La fiesta resulto ser en nuestra misma colonia, así que me negué rotundamente a treparme en un coche solo para recorrer un par de cuadras y aparentar algo que no era. Alan se molesto conmigo siguiéndome a pie al tiempo que el coche nos rebasaba y se detenía frente a la casa donde sería la fiesta dejando bajar al grupo de chicas que venían en él, ellas nos esperaron para entrar y yo tuve que fingir una sonrisa mientras dos de ellas se colgaban en cada uno de mis brazos.
Alan tenía razón, era la primera fiesta en la que el ambiente era de mi agrado, no conocía a nadie directamente pero identificaba a la mayoría y me cayeron bien una vez que les conocí.
estaba disfrutando tal vez de mi 4ta cerveza cuando el timbre de la puerta sonó, como nadie estaba cerca y la chica con la que había estado platicando la ultima media hora no parecía querer levantarse fui yo quien abrí la puerta, el par de chicos que esperaban fuera no se detuvieron ni un segundo y entraron en el lugar como dueños de la casa, al parecer no fui el único extrañado con su comportamiento pues más de uno volteó a mirarlos hasta que el primero de ellos se abalanzo a los brazos de cada uno de los dueños del lugar repartiendo saludos, sonrisas y abrazos, aleje mi vista de ellos cuando la ultima persona se quedo quieta frente a mi, entonces la reconocí.
-América, que coincidencia.- la abrace y bese su mejilla al tiempo que ella correspondía mis gestos.
-Un milagro diría yo, es raro verte en alguna reunión, quede muy sorprendida cuando abriste la puerta.
-Alan me arrastro.
-No pareces pasarlo mal.
-sorprendentemente no.
el ruido en la sala desvió nuestra atención y pude notar como los dos que llegaron con América se apoderaban del sillón frente al televisor mientras lo encendían para poder observar el juego, la música no había parado y el televisor estaba en mudo pero tanto los recién llegados como el que identificaba como propietario del lugar parecían disfrutar de la multitarea repartiendo su atención entre el juego, la música y la charla entre ellos .
-O no!- escuche negar a América
-Qué?
-Ni siquiera lo mires.
-De que hablas? yo no..
-No, a ninguno de los dos, no te conviene, no es sano
-Espera, qué?
-Lo noto en tu mirada, te interesa, pero te sugiero que no, son mis amigos pero tu también lo eres no quiero que salgas lastimado.- al notar mi poco entendimiento continuó. -Son jugadores Paco, coleccionistas.
-Para tu tren Ame, yo no estoy interesado.
-Por supuesto.- Rodo los ojos claramente sin creerme. -pero no digas que no te lo advertí.- después de aquella extraña platica no volví a ver a América en toda la noche pero tras esa extraña advertencia mis ojos no pudieron separarse de aquel extraño par de chicos cada vez que tenia la oportunidad.
Fui por una cerveza más encontrando a Alan atrincherado en una esquina con una de las chicas que habían llegado por nosotros, el me miro de reojo y yo solo levante el pulgar volviendo a mi lugar en el sofá, la chica que había estado conmigo pareció haberse cansado de mi poca disposición a atender sus insinuaciones y se había marchado para manosearse con otro chico, suspire divertido, así eran todas.
-Hola,
no había notado que alguien se sentó a mi lado hasta que escuche la voz y gire el rostro para enfrentar a mi acompañante.
El saludo se atoro en mi garganta, era uno del par de América, pero eso no fue lo que me impacto sino esa mirada que identifique de inmediato, unos ojos tan peculiares en los que el marrón y el rojo parecían fundirse en un llamativo contraste eran los mismos que la ultima vez.
-Tengo algo?- cuestiono ante mi mutismo y mi mirada fija mientras tentaba su rostro con la mano que no sostenía su bebida.
-eh? ah, no, solo... son unos ojos muy peculiares.
-Tomaré eso como un cumplido gracias.
por un momento me quede incomodo y sin saber como continuar la conversación, no quería que terminara pero nada se me ocurría para poder romper el incomodo silencio que se había formado repentinamente, me quede como idiota simplemente mirándolo.
Tenia gruesas cejas pero naturalmente delineadas, las pestañas eran cortas y no muy tupidas pero en lugar de quitarle vista lograban dar mas protagonismo a sus ojos y a ese extraño color, la nariz recta y los labios gruesos, su cara ovalada y el cabello rebelde, llevaba un piercing en una de sus orejas.
Tal vez no debí quedármele mirando de manera fija por tanto tiempo, pero si él se sintió incomodo no lo dijo, al contrario parecía estar disfrutando la atención.
Al darme cuenta de mi estupidez estire el brazo...
-Paco.- me presenté
-Seb.- tomo mi mano correspondiendo el saludo.
-Seb?? Sebastian?
-Ahh no, Seberino.- dijo manteniendo su mirada fija en la mía y con una expresión seria.
Yo no pude controlar la risa que su nombre me causó, quién en este nuevo siglo se llama así?, cuando su mirada se inyectó en molestia me obligue a mi mismo a controlar mi risa pero no pude reprimir la sonrisa que aun jugaba en mis labios.
-Lo sé, lo sé, mis padres no me favorecieron con el nombre, así que solo llamame Seb. De acuerdo?
Me pareció curioso como cuando creí que me golpearía por burlarme termino resoplando y respondiendo con una sonrisa para acompañar a la mía, eso logró intrigarme.
quise continuar la conversación pero fuimos súbitamente interrumpidos por un par de chicas que sin pedir permiso le tomaron por el brazo y lo arrastraron a la improvisada pista de baile en el centro de la sala, el solo me regalo una sonrisa a manera de disculpa antes de seguirlas y comenzar a moverse al ritmo de la música.
El tiempo pasó rápido y cuando era la una de la mañana la gente en el lugar se había reducido casi a la mitad, yo no lograba ver a Alan en ningún lado, platique con algunas personas y conocí gente realmente agradable, repentinamente la música fue detenida y los anfitriones llamaron la atención señalando una botella vacía en lo alto, todo el mundo corrió a acomodarse en un enorme circulo y yo fui arrastrado a este.
-Conocen las reglas chicos y chicas, a rajarse a su tierra, punta manda base obedece, también conocen la intensidad en esta casa así que nada de joterias ni nenadas, aquí hay palabra, huevos y ovarios, estamos todos de acuerdo?
el anfitrión que ahora conocía como Quique comenzó un discurso al que todos asintieron gritando enérgicos para que comenzara el juego.
conforme los turnos pasaban castigos como besos, prenda, verdades rudas y fuertes y que no puedo repetir, encerrones, confesiones, tragos, rayones y más, cargaban el ambiente, a lo largo de ellos también pude notar como Seb y su amigo se volvían de manera casi obvia el objetivo de la mayoría de los castigos de contacto físico, cuando la botella paro la siguiente vez la orden fue clara,
-7 minutos en el paraíso Alex.- Alex espero a que la chica frente a el señalara a la víctima. - Con Seb. - Todo el mundo vitoreo su decisión y tanto Alex como Seb intentaron protestar.
-Las reglas son claras chicos, el castigo por incumplir son 10 shots y un paseo en calzoncillos por la calle. – Sentenció Quique ante la reticencia de los castigados.
al verse encerrados Seb y Alex se pusieron en pie comenzando a andar hasta encerrarse en el baño.
dos rondas pasaron antes de que los viéramos de regreso y antes de que Seb pudiera ocupar nuevamente su lugar el nuevo castigado fue enviado con el de regreso al baño para otros 7 minutos en el paraíso.
mi expresión debía delatarme pues de un momento a otro América se había acomodado a mi lado para susurrarme al oído.
-Lo bueno es que no estas interesado- Dijo con sarcasmo.-Es bi, te lo dije, es un coleccionista, no te emociones Seb es Seb.
Estaba por preguntar a que se refería cuando la indiscreción de los curiosos arremetía contra Alex en preguntas descaradas sobre sus últimos minutos encerrado en el baño.
-No pasó nada.
-Seras mamón.- espetó alguien con un tono de incredulidad.
-Yo no, el idiota me sentó sobre la tasa y me ha soltado un sermón, creo que es un acosador o algo, no sé como sabia tanto de mi.
Para cuando reaccioné América se había ido y la punta de la botella apuntaba en mi dirección, después de besar a un tipo, por bendición de dios, seguimos con el juego.
El segundo en regresar de dónde Seb había dado la misma explicación que Alex cuando fue también acribillado con preguntas indiscretas. -Ese no suelta.- habían sido sus ultimas palabras.
-Este trabajo es para chicas. - gritó una cuando la boquilla de la botella se detuvo frente, a la que era obvio, se trataba de su amiga.
La chica se paró sin vacilar y salió en busca de Seb que no había regresado.
cuando ambos regresaron juntos la desilusión delataba el resultado obtenido en esos 7 minutos.
Un par de rondas después me toco perder de nuevo a mi, y ahora fui yo quien fue enviado con Seb a 7 minutos en el paraíso.
En el tiempo que había transcurrido me pude hacer una buena idea de la personalidad de Seb, era un jugador, un cazador, pero yo no seria una presa.
Cuando alcanzamos la privacidad del baño el cerró la puerta tras de si sin molestarse en poner siquiera el seguro mientras me indicaba la tasa y se recargaba contra la pared iniciando una conversación, no le di tiempo a nada, me apreté contra él, encerrándolo entre mi cuerpo y la pared y le bese sin avisó, intentó protestar pero no tardo en rendirse ante mis labios y mis caricias, comenzando a correspondelas.
en ese momento creí que había ganado.
Seb era realmente atractivo, podía decirlo yo y nadie por muy heterosexual que fuera lo negaría, el cabello chocolate, que resaltaba la intensa mirada, un cuerpo que era realmente de envidia, se notaba que lo trabajaba pero en ese trabajo podía percibirse que no buscaba un gran resultado, estaba peculiarmente cuidado en un estado fibroso pero no fornido y al sentirlo chocar contra el mío supe que el juego había comenzado.
después de todo, aunque yo no era un coleccionista, también sabía jugar, no esperarían que pasara 5 años en abstinencia vdd?
***
Cuando nos separamos por necesidad de oxigeno, el volteo con una sonrisa juguetona.
-Eres intenso, me atacaste sin siquiera avisar.
Sin ganas de contestar a eso pero debatiendo cualquiera de sus esfuerzos por culparme de todo volví a pegarme a él, aprisionándolo entre la pared y mi cuerpo, friccionándome con el mientras reclamaba sus labios y mis manos aferraban su cintura, cuando lo sentí jadear sonreí para mi, cazar un cazador podía ser tal vez el juego más excitante con el que me haya topado nunca.
En algún punto retrocedí sin despegarme de él hasta sentir la tasa golpear mis piernas, me asegure de que estuviese tapada y entonces me senté llevando su cuerpo conmigo, con sus dos piernas rodeando las mías, su entrepierna comenzando a crecer contra la mía y esos labios dulces que no pensaba dejar se volvieron mas feroces que antes.
tome un mechón de sus cabellos y lo jale de manera un poco brusca pero sin buscar hacerle daño para poder enterrar mis dientes en ese esbelto y largo cuello, cundo no hizo nada por impedirlo continué saboreando esa extensión de piel mientras mis manos se aventuraban a su trasero, en ese aspecto no era el mas grande ni excepcional pero sin duda había carne para llenarme las manos.
Fue el sonido de la puerta al abrirse lo que logro separarnos y cuando esta dejo entrever varios rostros expectantes Seb paso a ser un semáforo andante, cosa que me divirtió al tiempo que tomaba la pastilla de jabón y la arrojaba para que volvieran a cerrar la puerta, le dirigí una mirada a Seb y supe de inmediato que nuestro pequeño encuentro no continuaría.
El comenzó a acomodar sus ropas y yo me puse en pie incomodo por la erección que comenzaba a formarse en mi sexo, jalonee mis pantalones y estire mi camiseta disimulando cualquier inconveniente y le vi dubitativo ante la puerta, el chico resultaba realmente extraño, quien con esa reputación se sonrojaba y evitaba conquistas fáciles?
En ese momento me resolví a averiguarlo, me posicioné junto a él tomando el pomo de la puerta y fue hasta entonces que pareció recordar que no estaba solo.
-Realmente un paraíso.- le susurre al oído y bese una vez mas sus labios, a penas un contacto para salir de ahí y unirme al resto que no tardaron en recibirme entre burlas por lo que acababan de presenciar.
El juego continuo solo dos rondas más y la mayoría de las personas comenzaron a retirarse, yo busque a Alan pero no lo encontré, así que decidí regresar por mi cuenta, el niño ya estaba grandecito como para necesitar niñera. bajaba las escaleras para salir de la casa cuando escuche la voz de Seb en el pasillo.
-Hasta luego Kevin.
-No te quedas?- Preguntó Kevin, uno de los residentes del lugar tomándole por el codo para evitar que continuara.
él se volvió con una sonrisa coqueta en los labios y Kevin lo jalo hasta pegarlo a su cuerpo, Seb jugueteo con sus dedos sobre el pecho de Kevin sin despegar la mirada de los ojos ajenos, una sonrisa se me dibujó en el rostro, el niño sabía jugar.
-No Kevin, sabes que eso no sucederá.
-No pasará nada, solo quédate.- insistió Kevin.
-Si claro. pero igual no gracias, a demás no vivo lejos, recuerdas? por qué dormiría fuera cuando mi casa esta tan cerca?
Kevin pareció no saber que mas debatir y Seb dejo un beso en su mejilla antes de atravesarla puerta y perderse en la oscuridad de la calle, termine de entrar en el pasillo a tiempo para escuchar el susurro de Kevin .- Maldito calienta huevos.
cuando pase a su lado me despedí con un gesto de mi mano para seguir la misma ruta de Seb sintiéndome francamente divertido antes de echar a andar con rapidez para alcanzar la silueta de Seb.
-Hey.- dije cuando llegue a su lado, el al principio se sorprendió pero luego me regalo una sonrisa.
-Así que eres de aquí.-
-Vivo aquí sí.- fue su escueta respuesta.
-Te acompaño.
-No es necesario, gracias, supongo que tu también debes llegar a tu casa, no pretendo retrasarte, es peligroso viajar de madrugada.
-Vivo cerca.- dije encogiéndome de hombros, el pareció notar que no estaba dispuesto a negociar por ello y se encogió en su chaqueta por el frío de la mañana.
caminamos en silencio hasta que su voz rompió la quietud de la noche.
-Entonces? también eres de aquí?
-no.
-qué?
-vivo aquí pero soy de provincia.- le sonreí divertido por su expresión
-Impresionante, bueno, amm vivo aquí.- Dijo dirigiéndose a la puerta de una de las casas y sacando sus llaves.
espere hasta que abrió la puerta y me despedí.
-Bueno, hasta mañana.- dije despidiéndome agitando la mano.
-Espera.
-si?
-No quieres pasar?- cuestionó.
Para cualquiera habría sonado como una invitación pero para mi solo sonó como una clara pregunta, negué con mi cabeza volviéndome para marcharme y dejándole con una expresión de sorpresa en el rostro que me causó más satisfacción de lo que imagine.
tenía que volverlo a ver y averiguar mucho más de él.
Con eso en mi mente camine hasta mi casa, fui directo a mi cuarto y me desplome en mi cama
***