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Secrets of the crown. por Evanences

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Capítulo 5: Secretos al aire.

Loki recordaba haber sido muy pequeño alguna vez, con ilusiones y fantasías infantiles a la orden del día, su día, en ese entonces, se dividía en dos, jugando y aprendiendo, ¡Iba a ser un gran Jotun algún día! A la orden de los Dioses, y de los indefensos que le llegasen a necesitar.

Su madre se encargaba de enseñarle toda clase de rituales, desde saber el clima sin salir al exterior, hasta saber el tiempo de vida de una persona y qué enfermedades poseía. Su madre estaba orgullosa, era un buen aprendiz.

No obstante, cuando cumplió cinco años, sucedió un algo jamás visto, un ataque directo de la reina oscura, aún sentía el miedo, como si fuese un niño todavía, miedo mezclado con un resentimiento muy profundo. La villa donde vivía había sido quemada y la mayoría de sus habitantes, que no habían muerto en medio del altercado, había sido capturada y llevados a la zona negra, la Reina les esperaba, divertida desde su trono.

Le cargaron como un saco de papas, no, peor, y lo lanzaron sin cuidado a una celda, no podía detener su llanto, quería a su madre, oh, su bella madre, violada y estrangulada por esos adefesios, por la mierda negra, su cuerpo estaba consumido en medio de los demás cadáveres, Loki estaba solo ahora.

En medio de su tragedia, un anciano, brusco, pero que realmente necesitaba salvarlo, Loki era el candidato adecuado, pequeño y fácil de esconderse, alguien de su raza debía de sobrevivir y continuar con el legado, ¿Qué sería del mundo sin los Jotuns? ¿Quién mantendría la paz? ¿Y los monstruos? ¿Quién serviría a los Dioses? ¿Quién?

-Mira niño, ¡Escucha, idiota! –También recordaba la manera bruta en que le había soltado un golpe, para calmar su histeria. –Eres nuestra esperanza, ¿Entendiste mocoso? No sé qué estarán planeando estas aberraciones andantes, pero borrar nuestra existencia, es meterse con la jurisdicción de nuestros Dioses, ¿Entiendes? –Loki se mantenía estático y sólo se dedicaba a asentir o a negar, según fuese el caso. –Así que, voy a enviarte de regreso a la casa, sé el camino y voy a decírtelo, tienes que aprenderte lo más que puedas para no perderte en él, es un sendero peligroso y no apto para imbéciles, así que tendrás que esforzarte. –No tenía tiempo, sus verdugos vendrían por ellos, serían llevados a declarar, luego ejecutados, le pasó su abrigo, era grande y caliente, lo ajustó a su tamaño bien, también agua santa y pura, una daga, alimento suficiente para tres días, le contó todo lo que pudo acerca de defensa y le dio un papelito con una dirección. –Fue mi casa una vez, resguárdate ahí el tiempo que necesites, no lo arruines. –Fue lo último que escuchó, antes de ser empujado sin gentileza, alguien venía, había un hueco en una de las paredes, se agachó y se arrastró a través de él, casi se quedaba atorado, pero pudo traspasarlo.

Temblaba e hipaba de vez en cuando, una incertidumbre lo envolvía por completo, él sólo quería ir a casa, pero ya no había lugar alguno al que se le llamase hogar, todo había sido destruido. En un punto de su escape, hubo un flujo de entes, yendo de ahí para allá, demasiado ocupados en tomarle importancia a su diminuta y blanca presencia infantil. Se hico un ovillo bajo la primera mesa de manteles negros que encontró. La Reina estaba ahí.

-¿Cómo fue mi encargo? –Preguntó indiferente, ordenándole silenciosamente a sus sirvientes que lavaron sus manos, ahora sucias por la sangre roja y espesa que el último interrogatorio había realizado.

-Muy bien, su majestad. –Dijo uno de sus mensajeros, que se había inclinado ante ella. –Completé mi misión, lo tengo en mi saco.  –Una bolsa sucia y de tela, que se movía sin dimitir, se escuchaba un llanto ahogado, ruidoso y asustado. Loki se asomó, sólo un poco, por debajo de la tela de la esa.

-Ponlo en la mesa.

-Cómo usted ordene.

-¿Qué sucedió con los Dioses Sabios?

-Asesinados, tal y como usted pidió, su majestad.

-Bien. Howard y María habían estado molestándome mucho tiempo, es una lástima que no haya podido asesinarla yo misma cuando aún se encontraba gestante.

Acto seguido, el sacó se abrió, y Loki escuchó un llanto aún más fuerte, como si reconociera la revelación y el hecho de que su madre se encontrara muerta ahora, Jane hizo un gesto de desagrado, y el mensajero volvió a cerrar el saco de tela, ahora haciendo un nudo para que el llanto se quedara dentro y no molestara a los oídos preciados de su reina.

-Por lo menos ahora no son una molestia, ¿No lo cree?

-Al menos. –Repitió. Satisfecha. -¿Y nuestro Bondadoso Dios? ¿Qué pasó con él?

-Intentó ir tras nosotros, por supuesto, pero fuimos más hábiles, es muy joven aún, no sabe andar sin compañía por estos lugares de perdición, se debió de haber perdido, porque comenzó a gritarnos injurias y demás amenazas por nuestros pecados.

-Oh, tengo tanto miedo ahora. No sé si podré dormir. –Dijo sonriente. –Llama al resto de mis mandos, sacrificaremos al pequeño Dios a la media noche. Traigan sus mejores armas, todos  y cada uno de nosotros deberé provocarle una herida, antes de devorarlo entre mis fauces. –Loki se encogió ante tal pensamiento, y tuvo que esperar a que sus espasmos se controlaran, incluso cuando la habitación fue abandonada, y el bulto de la bolsa de tela, que aún no dejaba de moverse, olvidado en la mesa.

No era su problema, es más, él ya tenía demasiados, como el simple hecho de escapar de ahí sin ser visto y mínimo, a salvo, total, pensó, todos sufrimos, ¿No es así? Los Jotus existimos, no sólo porque somos los conductos de las deidades en la tierra, sino que somos la bendición personificada para los inocentes y los incautos, que no se te olvide eso nunca, mi amor, aun sobre los Dioses, nuestra prioridad son las almas necesitadas.

Era la voz de su madre quien le hablaba sin estar, tomó el paquete con cuidado, sin abrirlo, no, si lo abría, se escucharían los berridos que la creatura daba con fuerza, que los Dioses lo perdonasen, pero si iba a salvarlo, sería a su manera.

Salió sin más problemas y con mucha prisa, el camino era largo y tenía la información fresca en la mente, dentro de la fortaleza maligna, se escuchó un murmullo, que terminó en una trifulca ensordecedora, el bebé, asomó la cabeza, no importaba ahora, su llanto no se comparaba con los gritos fúricos que se daban dentro de la guarida. Loki lo abrazó y usó el saco para protegerlo del frío. Corría, cada vez más rápido, se sentía tan ligero con esa carga, que creyó que volaría por un momento.

No sabía, aun en su adultez, cuánto había corrido ese día, noche, pero seguía las instrucciones, junto al árbol blanco, vuelta a la izquierda, en el lago verde, a la derecha, seguir el sendero morado, hasta llegar al bosque, no mires a ningún lado, y descansa antes de ir en él, es la parte más difícil del camino, la sentirás como una eternidad y tus peores pesadillas estarán ahí, esperándote.

No obstante, mientras Loki recorría el bosque, el bebé, quien se encontraba cómodo entre sus brazos y le jalaba del cabello cuando se aburría, le brindaba una seguridad inconcebible. Lo alimentaba con la leche de las rosas que encontraba, era pequeño, pero se miraba saludable, con ojos grandes y chocolates, y la piel ligeramente tostada. La risa infantil alejaba los monstruos que intentaban seguirle, y su aura le protegía de cualquier infortunio. Un día, en el que habían encontrado un lago diferente al verde, de agua cristalina y pura, decidió que un baño, después de días de escape, les vendría bien, ambos apestaban. Uno a miedo, otro a ingenuidad, por lo general, no lo sacaba del saco, era mucho frío para un bebé de su edad, no obstante, el agua estaba tibia, deliciosa. Primero se bañó él, se dio prisa, tampoco necesitaba bajar la guardia, luego desnudó al bebé, notó algo extraño en sus prendas. Doradas, incrustaciones de oro y su nombre en un collar rojo sangre. Anthony. Un nombre humano, le extrañó, ¿Qué había dicho Jane al mensajero? No recordaba mucho, sólo lo que le harían, y mención a los Dioses, nada más, estaba demasiado concentrado en su miedo, como para diferenciar un sacrificio normal, a uno de un nivel más elevado, ¡Tenía sólo cinco años!

Vagaron juntos, durante mucho tiempo, sin un hogar fijo, durmiendo en medio de los callejones solitarios, comiendo de la caridad, sin embargo, todo cambió cuando, a su corta edad, logró salvar a una familia de los espíritus que acechaban su casa, cada vez más agresivos. Había sido relativamente sencillo, había dejado a Tony con la señora de la familia, despejó la vivienda, una pequeña carnada por aquí y aquí, ¡Y pum! Directo al sitio de donde habían venido, Loki había aprendido muchas cosas de salida a la zona negra, como crear caminos trampa e enviarlos lejos de su alcancé, desorientarlos. Recordaba besos, abrazos y mucha comida ese día. Tony ya podía ponerse de pie, y aunque sus piernas pequeñas no tuvieran la suficiente fuerza para sostenerse por más de 10 segundos, hacia el intento por dar sus primeros pasos, caía y se levantaba, caía y se levantaba, terminaba obligando a Loki a ayudarle a sostenerle.

-¿Qué hace un par de niños tan pequeños por aquí? –Preguntó la señora, Perla, creyó que se llamaba, no lo tenía muy en claro, después de la cena que se había dedicado en su honor, con los niños en la cama, ya sintiéndose seguros de que su casa era nuevamente su casa y que nadie se atrevería a hacerles daño nunca más. -¿Es tu hermano?

-Somos huérfanos. –No es mi hermano, es un Dios, mi Dios, pensó para si mismo, Tony leyó su pensamiento y aquello le debió de haberle resultado bastante gracioso, porque no dudo en lanzar una carcajada sonora. –Padre fue a una guerra en otro país y nunca regresó, madre murió, unos bandidos la golpearon muy fuerte en la cabeza. –Mintió, Tony ya no reía. –No podíamos hacer mucho en la casa donde vivíamos, no era nuestra y había deudas que pagar, me vi forzado a sacarnos de ahí, antes de que lo embargaron a él. –Apretó con suavidad la barriga suave y regordeta del menor.

-Dios mío, ¡Qué tragedia! –Dijo, realmente lamentando la situación en que se encontraban esos niños. –Por desgracia, no puedo darles dinero, somos muchos y estamos ajustados, pero siempre habrá espacio aquí para ustedes. Estamos en deuda. –Loki sonrió educado, y le extendió un papel a cambio.

-No pedimos dinero, es mi deber ayudar, agradezco el que deje quedarnos un par de noches aquí, el frío es inclemente. –Admitió. –Lea esa dirección y dígame si está cerca de aquí, es el único pariente que nos queda y me sería realmente útil si pudiera conocer esa dirección.

La mujer leyó con rapidez, una y otra vez, intentando orientar ese domicilio en alguna parte del pueblito. –La calle me suena muy conocida, una de mis hermanas vive ahí, pero debo decirte, que no está aquí, está lejos, allá en la ciudad, toma el tren, te cobrarán un mismo precio por ti y para tu hermano. –Apretó una de sus mejillas rosadas y Tony soltó un chillido encantador. –Eso sí, puedo darles para el boleto, no será mucho.

En la actualidad, Loki seguía recordando con ternura y agradecimiento a esa mujer, le empacó comida para dos días, Tony no quería irse, y lloró cuando se subieron al vagón y la mujer se quedó atrás.

-Tranquilo, tal vez la veamos algún día. –Le dijo, aunque sabía que eso no era cierto, pero quería tener esperanzas, se acomodó en el asiento y los tapó con su abrigo fiel, Tony dormía mucho, pero él, desde hace mucho tiempo, había dejado de soñar, se había transformado en un adulto, uno pequeñito que aún no llegaba a la pubertad.

La ciudad de la que hablaba la mujer, era grande y ostentosa, con edificios altos, y autos haciendo ruidosos, demasiado para Tony, porque no dejaba de moverse, incómodo con el nuevo ambiente, demasiado acostumbrado a la cabaña solitaria en el bosque. –Tranquilo Tony, encontraremos la casa pronto y podremos dormir ahí, todo el día si quieres. –Le hablaba y la gente le miraba con extrañeza, preguntó un par de veces la dirección y terminó por encontrarla. La casa en la colina, grande, sucia y abandonada, ventanas rotas  y hoyos en el techo, agradecía que estuviese rodeada de un barda que protegía de los extraños. La puerta se abrió sola para él.

No podía bajar a Tony, no con el suelo tan sucio y todo el lugar lleno de polvo, pero el menor se retorcía, queriendo conocer su entorno. No cedió y no lo dejó en el suelo. –Demonios, entiende, primero debemos hacer que esta pocilga sea habitable nuevamente. –Le reprendió y sabía que entendería, no sin antes lanzarle una mirada berrinchosa.

Los vecinos más cercanos, se encontraban a una hora de casa, recordaba haber construido un columpio con sogas y sábanas, siendo demasiado cuidadoso para que no llegara a ahorcarse o caerse, tardó semanas en limpiar por completo la casa, había días en que no soportaba el cansancio y se dejaba caer en el suelo, el que ya estaba limpio. Se alumbraban con velas, y dormían en una esquina pulcra, con el abrigo fiel puesto; una mañana, se levantó, sin demasiadas ganas de vivir, agotado, Tony le despertó, siempre tan enérgico, recordaba sus mordidas y los golpes en la cara para que le pusiese atención, pero Loki decidió ignorarlo, no era su culpa, realmente necesitaba descansar, aún faltaban reparar el techo, no tenía materiales suficientes y la comida se agotaba, quedaba medio litro de agua.

Para cuando despertó, el frío que caracterizaba la ciudad, ya no lo encontraba tan gélido, y a su lado, estaba la veladora con la que solía iluminarse, apagada, totalmente consumida, pero había una luz cubriendo la casa. Alzó la mirada, alerta, ¿Dónde estaba Tony? ¿Dónde? Se puso de pie, inmediatamente, casi cayéndose, su respiración se agitó, ¡¿Dónde estaba?! 

-Aliba. –Escuchó una vocecita, tierna y dulce llamarle. –Aliba. -¿Aliba? ¿Qué clase de conjuro era ese? Su mirada se dirigió a las escaleras. Arriba. Estaba su pequeño, que aún no daba más de tres pasos seguidos, y sin embargo, había subido, más de 30, dudaba que a pie. –Aliba. –Repetía, divertido, como si jugar con su mente fuese un juego agradable.

-¿Cómo lo hiciste? –Preguntó, el techo estaba en perfecto estado ahora, colgaban una cristalería fina, de siglos de antigüedad, que alumbraba ahora a toda la casa, el frío ya no entraba, las ventanas estaban reparados, y las tablas en su lugar habían desparecido, paseaba su mirada una y otra vez por el suelo, alfombrado con piel suave y tersa, en color negro, y el resto, madera de roble.  –No te muevas de ahí. –Dijo, despacio, subiendo escalón por escalón, en tanto, Tony le miraba travieso, alzando sus bracitos cortos, esperando que fuese cargado en seguida. –Ven aquí enano. –Lo tomó entre sus brazos y le besó las mejillas repetidas veces, a Tony le encantaba, sus labios le producían cosquillas frías. También había reparado el espejo frente a ellos. Tony estaba creciendo, a paso lento y seguro, no llegaría ser muy alto, o eso pensaba, en tanto, Loki veía que en los últimos años se había ido estirando, sólo un poco y había adelgazado demasiado, probablemente producto de su mala alimentación y del constante escape al que se habían sometido, era un desgaste.

-¿Te gusta la casa, eh? Nos quedaremos mucho tiempo aquí, no te preocupes, conseguiré juguetes, grandes y chiquitos, yo voy a cuidarte. –Le prometió, Tony le miró sonriente y como respuesta, obtuvo un abrazo de oso.

Se suponía que Loki tenía esa madurez ahora, ¿No? Toda esa ingenuidad infantil había terminado en el momento en que presenció la violación y asesinato de su madre, se suponía, pero aun así había tenido las agallas para prometerle algo a Tony que no sabía que cumpliría.

A sus diez años, había sido lo suficientemente estúpido, como para creer que estarían a salvo, que la mierda negra jamás les encontraría, no obstante, Loki también recordaba que había ido una mañana, a realizar las compras en general, todos los domingos, dejaba a Tony en casa, siempre, de hecho, casi nunca lo sacaba de ella, aunque el pequeño quisiese explorar, no quería exponerlo a que fuese identificado, así que estaba en la casona, seguro, protegido.

La botella de la leche, se rompió en un estruendo mudo, esparciéndose por el suelo, recién trapeado, junto al resto de las compras que estaban en la canasta. -¡NO! ¡TONY! –Gritó, desesperado, el niño, de cinco años, yacía en el suelo, convulsionándose, en medio de su vómito, ahogándose, ese ente le había mordido el cuello y arrancado parte de la carne. No recordaba mucho después de eso, sólo su vista enrojecida y un ataque bestial. Nadie había matado a un monstruo de ese nivel, sólo ahuyentado, la furia de Loki había sido monumental, aún se recordaba, Tony casi no lo lograba ese día, ¿Qué hubiesen dicho los Dioses? Había fallado como Jotun. Le había fallado a Tony.

Anthony quedó en medio de un sueño, que duró semanas, Loki creía que no volvería a verlo caminar y escucharlo reír, pero le habían dado otra oportunidad, y volvió a abrir sus ojitos marrones, él lo abrazó con fuerza, lloró mucho y le pidió mil perdones, junto a mil besos.

Fue así como había hecho de su casa, un recinto sagrado, lleno de protecciones, cruces, flores que brindaban protección y agua santa que rodeaba la construcción, en forma de fuente. Nadie volvería a entrar a su hogar y lastimarlo, aunque fuese su misión, su trabajo, Tony se había vuelto su familia y era lo único que tenía ahora, no iba a perderlo. Desde ahí había comenzado su obsesión con mantenerlo encerrado y bajo llave.

Tony tenía la habitación más alta, con el ático arriba, Loki estaba en la de abajo, si llegase a infiltrarse alguien, él debería de darse cuenta primero, seguridad ante todo, ese día había sido cansado, el mundo ya le conocía, su fama precedía por él, y eso les alcanzaba para vivir.

Como todos los días, con jornadas largas y pesadas, había llegado y tirado directamente a la cama, estaba terriblemente jodido, o al menos así se sentía, durmió inmediatamente, con la ropa puesta, hasta los zapatos.

Todo estaba tan calmado, el cielo estaba nublado, las nubes eran tan negras, que se podía hasta adivinar cuánta agua caería en esa tormenta, a Loki le encantaban las tormentas, podía sentarse tras la ventana, con una manta, su libro favorito y un té toda la tarde, deleitándose con ese fenómeno meteorológico, pero no se encontraba ni en su sala, su té, libro favorito y manta tampoco estaban, ¿Dónde estaba? No lo sabía, tampoco lo asustaba, era muy bueno controlando sus sueños, y él reinaba en las pesadillas, el sitio le recordaba a las praderas que su mamá solía relatarle, sí, ese lugar donde los Dioses moraban.

-¿Dónde estás?

-¿Quién pregunta?

-El Dios Bondadoso.

-Oh, sí, claro, bueno, ‘’querido Dios’’, vengo a decirte, que puedes irte mucho por el lugar que has venido. Conozco a los de tu clase.

-Loki, esto es serio, tu raza juró ante mí, desde su nacimiento, que me sería fiel y estaría ahí para servirme.

-Yo sirvo a Dioses, no a los adefesios que intentan meterse en mis sueños. Más te vale salir de aquí inmediatamente, porque voy a despertarme en cualquier momento y se te encuentro en mis terrenos, vas a arrepentirte.

-Corazones dulces.

-¿Qué has dicho?

-Corazones dulces, la golosina favorita de tu madre, ¿No es así?

-¿Cómo has sabido eso? Si estás jugando conmigo…

-No lo estoy Loki.

-¡Muéstrate entonces!

-No puedo ahora…Sólo te tengo a ti en la tierra para eso, y no sé en dónde estás.

-No voy a decirte nada.

-¿Qué piensas planeado hacer?

-¿De qué?

-¿Qué harás con Tony?

-¿Y cómo sabes su nombre? ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Qué te importa todo esto?
-Trajes dorados, dijes rojos.

-…

-Tenía puesto eso el día que lo encontraste.

-¿Cómo lo sabes?

-Yo estaba en su fiesta, fui yo quien le regaló la joya con su nombre. Loki, ¿Dónde están? Necesito encontrarlos ahora.

-No puedo confiar en ti.

-No podrás tenerlo ahí para siempre. Tiene un destino que cumplir.

-Puedo intentarlo.

-Hagamos un trato.

-¿Qué quieres?

-Jane lo atrapó, lo quiere muerto, Tony debería de haber crecido, conmigo, en  mis praderas, en mis bosques, bañándose en mis lagos, pero me lo quitaron de mis brazos antes de siquiera tocarlo.

-Dije que qué quieres.

-Dado a que no me dirás dónde estás, te pido que lo cuides, no dejes que salga de la casa. Si lo haces, yo lo sabré, pero no seré el único, es un juego de tiempo, si Jane llega primero y lo asesina, el mundo está perdido.

-¿Y si llegas tú?

-Se irá conmigo, para siempre.

-No puedes quitármelo. No es justo. Yo lo he cuidado desde que nació.

-Los Dioses pertenecen en sus aposentos sagrados, no en la tierra con los humanos, Tony tiene un destino que cumplir, mucho más importante que quedarse en casa leyendo acerca de engranes.

-Si él quiere cumplirlo, que lo haga, sino, se quedará conmigo.

-Eres terco, eso es bueno, me hace sentir que lo cuidarás, hasta que yo tenga que llegar.

-¿Para qué lo quieres? ¿Cómo sé que no vas a lastimarlo también?

-La mezcla de nuestras almas, dará un fruto sagrado y él se encargará de que la zona negra quede totalmente a sus pies, pero si nuestro fruto no nace…Será la perdición de los tres niveles.

Zona Negra, Jane, asesinato, Dioses Sabios, Fruto sagrado, mezcla de almas, destino, proezas, eterno, siempre, a su lado, lejano, adiós, adiós, adiós, adiós, adiós. A Dios.

Loki se quedó pensando ese sueño tan vívido todo la semana, nervioso, llegó a cancelar varias citas. Inquieto.

-¿Todo bien, Loks?

-¿Cuál es tu destino?

-Oh, ¿Ya te hablaron sobre eso? No te preocupes, no es taaaaan complicado como suena, básicamente, es casarme  y tener hijos, meh.

-¿Y estás de acuerdo con eso?

-¿Por qué no lo estaría?

-¡Tienes catorce años!

-Nadie dijo que fuese ahorita ya, no te aloques, ese fue el motivo de mi nacimiento.

-¿Quién te dijo eso?

-Soy hijo de los Dioses Sabios, sé todo.

-Y es verdad, sé todo, todo, como que ustedes deberían de irse a una habitación, ahora mismo, por la forma en que se miran, yo no quiero ver nada indebido, Loki, please.

 -¡Anthony! –Regañó el pelinegro, Thor había escuchado el relato, largo y tendido, desde principio a fin, le dolía el cuello, la cabeza y ya no tenía más cerveza que beber, no lo había notado, había estado completamente inmerso en lo contado.

-Así que, básicamente, uno de los Dioses acaba de servirme cerveza. He comido, bebido, peleado y jugado con un Dios. Y no lo sabía.

-En efecto, a estar alturas, estarás en el infierno…-Tony había usado ese tono juguetón que le caracterizaba, que esfumó en cuanto Loki le miró de mala manera. –Bueno no, está bien, te daré un pase V.I.P a mi zona. Sólo porque somos amigos.

Thor sonrió, forzadamente, era demasiado para él, se giró a mirar a Loki.

-Jamás creí que un Dios luciera así.

-Eh, está pequeñito, pero es buena gente.

-Te estoy escuchando.

-Ese es el punto.

Escuchó imitarle e intentó no reírse en esa ocasión, el alcohol lo había mareado un poco, se recargó en Loki, que a su vez se recargó en Thor, cómodo con la situación, Tony los miraba aprobatoriamente y en silencios, se esfumó.

-Es decir, técnicamente, tengo a un Dios como cuñado. –Expresó, aún si poder creerse lo que sucedía, Loki lo miraba directamente a los ojos, ambos acercándose.

-Yo no he dicho que haya aceptado, lo que sea que me hayas pedido.

-O sea, si te pidiera eso que piensas, ¿Aceptarías?

-No sé, no creo.

Ante tal respuesta, Thor cortó la distancia y selló aquello con sus labios, en un beso que al inicio había sido suave y sólo para conocer el terreno, ahora comenzaba a subirse de tono y a calentar el frío que había agarrado camino a casa. Se lamían, se mordían y besaban, Loki movió lo que sea en que se encontraba en la mesa, directo al suelo, estorbaba y no dudó en subirse a ella, Thor no pareció molestarle.

-¡No en la cocina! ¡Ahí es donde ingiero mis sacrosantos alimentos, mierda! ¡Vayan a un cuarto! –Gritó el castaño desde las escaleras, para sobresalto de ambos, dando la espalda, sin querer mirar más allá de lo debido. -¡Y cuídense, maldición! –Posteriormente, aventó una caja plateada de cartón, cubierta de un plástico delgado.

Condones.

Notas finales:

¡Hola bebés! Espero hayan disfrutado de este capítulo, muchas gracias a todos y cada uno de ustedes que me leen <3 y gracias por comentar, son unas linduras <3.

Qué puedo decir, el fin de semana termina Hidden pain, y a este fanfic le queda, máximo, 3 capítulo más, antes de que llegué a su final <3 Espero no decepcionarlos. 

Sin más por el momento, besos, besos.

 

Y comenten <3


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