POV's Yoongi
Vaya que era un hermano celoso, pero si tuviera que dejarle a alguien a Jun sería con ese tarado de Jin. Me dolía admitirlo pero era bastante decente a comparación de los otros idiotas que se acercaban a ella.
Al menos de idiotas que se iban sin dejar rastro alguno para luego volver un año después con una cara de gatito pequeño y el cabello pelirrojo.
Es que era una tonta y tenía que cuidarla.
–¿Qué quieres enano? –Lo miré con desprecio.
–Yoongi… Me dueles –Se quejó.
¿Y cómo carajos quería que lo recibiera? ¿Con los brazos abiertos? No… Yo no soy así de pendejo como este niñato piensa que soy. No después de haberme abandonado sin palabra alguna.
–Y para tu información, estas igual que yo –Hizo un puchero.
Maldito. Hace pucheros porque sabe que adoraba que los hiciera.
–Un centímetro más es un centímetro más. Nunca podrás ver las cosas como yo las veo con esa estatura tuya –Me burlé.
–No volví para que te la pasaras ofendiéndome –Volvió hacer un puchero.
–¿Y que querías que hiciera? Me abandonaste un año –Elevé mi tono de voz –Jimin, carajo, es un maldito año completo.
Quería echar mas blasfemias pero últimamente intentaba controlar mis ataques de ira.
–Lo sé… Pero aún no te puedo olvidar y para tu información, fue por mi bien –Se defendió –Además Jun me mantuvo bien informado de ti mientras no estaba.
Es un imbécil. Jimin es un imbécil y yo soy otro por caer en sus juegos. Tampoco entendía porque Jun le decía cosas de mí y yo no estaba enterado, definitivamente estaba muy cabreado.
–Tú bien… Porque ni siquiera pudiste mantener contacto conmigo pero con mi hermana sí.
Me comenzaba a doler la cabeza, e incluso recordando su último mensaje.
Yoongi.
Iré a estudiar a Alemania un tiempo.
Prometo volver, te amo.
–Es joda, ¿No? –Me mordí un labio sacando un poco de sangre –Te vas y vuelves como si nada.
–Sé que fue mucho tiempo pero te fui fiel, y nunca miré a otro hombre –Dijo con firmeza– Lo único que pensaba era volver a verte, pero no quería contactarte porque sabía que tomaría el primer vuelo para volver a tu lado.
Yoongi… Eres más fuerte que esto. Mierda, tu lo sabes. Eres el puto amo. Lo sabes y sabes que lo necesitas… No, no lo necesitas, pero lo necesitas.
Cerré los ojos, necesitaba calmarme.
–No puedo creer que me hagas estas pendejadas Jimin –Sonreí con malicia –En serio no puedo creer que pienses que todavía me gustas.
Y sí, todavía me gustaba el maldito porque día con día mantenía la esperanza de que el idiota regresara a mi lado. Aunque no estaba dispuesto a dejársela tan fácil.
–Quizás ya no pero si alguna vez te guste, nada impide que te enamores de mí otra vez –Me miró desafiante –Así que prepárate, porque te voy a volver a ligar.
–Tal vez tengas razón Jimin pero no me importa –Dije antes de cerrarle la puerta en la cara.
–¿Quién era hermano? –Se asomó Jun desde su cuarto.
–El estúpido de Jimin –Bufé antes de ir a la cocina.
–¿Volvió? ¿Y por qué no lo invitaste a pasar? –Se enojó.
Salió corriendo de su cuarto mientras yo me servía un jugo de naranja. Abrió la puerta y el idiota seguía parado en la puerta con las maletas en sus manos.
–¡Jimin! –Corrió a abrazarlo.
Me metí a mi cuarto porque no tenía ganas de verlo.
–Yoongi –Entró Jun –Jimin dormirá aquí porque no tiene donde quedarse –Sonrió antes de dejarlo pasar.
–Mierda Jun, un poco de privacidad –Dije despertando de mi sueño.
–Como sea, no estabas haciendo nada raro porque te oímos antes de entrar –Dijo triunfante.
Me revolví el cabello.
–Ven enano. Duermes en el suelo –Dije antes de voltearme y darles la espalda.
–Gracias Jun por su hospitalidad.
–Ya sabes Jimin, todo por mi cuñado.
Oí como cerraba la puerta y nos dejaba solos de nuevo.
–Tienes mucho que leer.
–¿Eh?
Me volteé a verlo.
Estaba acomodando algunas cobijas en el suelo y buscaba una almohada en mi armario.
–Cada que te extrañaba te escribía una carta, así que tienes mucho por leer porque te extrañaba a diario –Sonrió.
Las maletas que tenía se veían tan pequeñas que no comprendía como un año completo de cartas podrían caber ahí. Él pareció entender mi mirada confusa, por lo que buscó entre sus pantalones y sacó algo brillante.
–El casillero que abre esta llave tiene dentro todas las cartas que escribí para ti –Me la entrega antes de esconderse en sus cobijas sonrojado.
Así que seguía siendo el mismo idiota de siempre. Seguía siendo tierno… Y yo seguía volviendo a caer por él.
–Vamos al cine. Mañana a las cinco de la tarde –Me dice debajo de las cobijas.
–Idiota –Sonrió mientras guardo la llave en mi pequeño buró.